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EL EDIFICIO DEL REICHSTAG
Sala de los
diputados.
Sitio conmemorativo y sala de los diputados
La memoria histórica está igualmente presente en
el interior del Reichstag remodelado, donde la artista
de Düsseldorf Katharina Sieverding ha diseñado
un sitio conmemorativo en homenaje a los diputados
del Reichstag de la República de Weimar proscritos,
perseguidos y asesinados entre 1933 y 1945.
El impresionante espacio, ubicado en la planta baja
del edificio, deliberadamente no está concebido
como lugar de duelo y admonición sino como área
de reposo y retiro para los diputados actuales. De
manera discreta pero inexcusable se les recuerda la
suerte que corrieron muchos de sus predecesores.
La cabecera está presidida por un cuadro de fotografías
subdividido en cinco elementos dispuestos
sobre una corona solar llameante de fondo que
despierta asociaciones tanto con el incendio del
Reichstag y la hecatombe mundial vinculada a
aquel suceso como con el renacimiento purificado
de la Alemania democrática, ave fénix resurgida de
sus propias cenizas. La llamarada que se propaga
representa el pasado y el futuro y es susceptible de
interpretarse como memento y advertencia de que
la salvaguardia de la democracia debe considerarse
una tarea permanente. Ante el mar de fuego sobresale
una radiografía de color amarillo con el motivo
central de una columna vertebral, que recuerda a
los diputados que demostraron entereza y literalmente
no doblaron el espinazo ante el terror nazi.
Sobre sendas mesas de madera dispuestas delante
del retablo se encuentran tres libros conmemorativos
en los que se honra la trayectoria de numerosos
diputados del Reichstag. En el libro situado en el
centro se rinde homenaje a los 120 miembros del
Reichstag asesinados por el régimen. Los otros dos
libros recuerdan a los diputados que fueron encarcelados
o abocados al exilio.
Monumento a los diputados asesinados
En la esquina sudoccidental del edificio del
Reichstag, ahí donde diariamente miles de visitantes
hacen cola para acceder a la cúpula, se encuentra
el monumento exterior a los diputados del
Reichstag de la República de Weimar asesinados
por los nazis. Escueta y sencilla se presenta la obra
del artista berlinés Dieter Appelt, una alineación
en paralelo de placas quebradas de hierro fundido
en Berlín que recuerdan las estrechas lápidas de los
cementerios judíos. En el canto superior están fundidos
los nombres y las fechas, y también los lugares
de fallecimiento, que documentan un terrible
pasado: Buchenwald, Mauthausen, Ravensbrück,
Bergen-Belsen, Berlín-Plötzensee, Theresienstadt ...
El aparente sigilo de la obra de arte, que mide unos
diez metros de largo, es premeditado. El propósito
es que el espectador no vivencie la sinrazón nazi
como un sobresalto momentáneo sino que interiorice
el sentido de una catástrofe que se cernió
sobre Alemania de manera silenciosa pero al cabo
con la connivencia de muchos.
Archivo de los diputados alemanes
La búsqueda de vestigios prosigue en los sótanos
del edificio, donde el artista francés Christian
Boltanski mantiene vivo el pasado biográfico a
través de su “Archivo de los diputados alemanes”.
Casi cinco mil cajas de metal llevan inscritos los
nombres de los diputados que fueron democráticamente
elegidos entre 1919 y 1999, año en que
se inauguró la remodelación del Reichstag.
Las cajas oxidadas, del tamaño de cartones de
zapatos, están apiladas hasta el techo en dos
bloques alargados de tal forma que queda entre
Búsqueda de vestigios
Monumento a los
diputados (arriba),
“Archivo de
los diputados
alemanes” (abajo).
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