II Facolta Di Architettura - Universidad de Belgrano

“La varietà di carnagioni e costumi,
che comprendono esemplari della razza umana provenienti da quasi ogni parte del
globo, e la Babele di lingue di tutti i paesi, confondono i sensi al punto che è difficile
descriverne l’effetto. Di certo nessun’altra città al mondo riuscirebbe a presentare un
tale variegato assemblamento; e la diversità di fisionomie è così grande da far dubi-
tare che il genere umano discenda da un unico ceppo comune”.
William MacCann, 1848.
Il Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire fu fondata
nel 1536 da Pedro de Mendoza, che giunse dalla Spagna con una
spedizione finanziata personalmente. La carenza di viveri e gli assalti
degli indios indussero Mendoza a ripartire nel 1537, l’esploratore morì
durante la traversata che lo stava riportando a casa. Nel frattempo,
però, alcuni membri della sua spedizione rimasti presso l’insediamento,
risalirono il fiume per 1600 km e fondarono Asunción (l’odierna capitale
del Paraguay).
Dopo il primo insediamento dei coloni altri ne seguirono e nel 1541
l’abitato originario risultava completamente abbandonato. Nel 1580
un gruppo di coloni guidati da Juan de Garay partì da Asunción per
spostarsi nuovamente a valle e ripopolare l’avamposto abbandonato
di Mendoza.
Nei due secoli successivi le restrizioni commerciali imposte dalla Spagna
fecero diventare Buenos Aires (come in seguito venne chiamata) un
paradiso per i contrabbandieri. La popolazione cittadina incominciò
ad aumentare e nel 1776, quando la Spagna la elesse a capitale del
vasto e neo costituito Vicereame del Río de la Plata, Buenos Aires contava
intorno ai 20.000 abitanti. Fu così che, improvvisamente, la città si
trovò a essere un centro di grande importanza.
A quanto si dice, quel momento storico segnò il carattere dei porteños
(abitanti di Buenos Aires), che hanno la fama di avere un’alta opinione
di sé e della propria città.
Dopo avere respinto le invasioni britanniche del 1806 e del 1807, i porteños
acquisirono la consapevolezza della loro capacità difensiva,
senza l’aiuto (o le interferenze) della corona spagnola.
La conquista della Spagna da parte di Napoleone nel 1808 pose fine
3
La storia
“La variedad de configuraciones y costumbres,
que incluyen especímenes de la raza humana de casi todo el mundo, y la Babel de
las lenguas de todos los países, confunden los sentidos hasta el punto que es difícil
describir el efecto. Seguramente ninguna otra ciudad en el mundo saría capaz de
presentar una asamblea tan diversa; y la diversidad de rostros es tan grande como
para generar dudas de que la humanidad desciende de un tronco común único.”.
William MacCann, 1848.
El Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire fue fundada
en 1536 por Pedro de Mendoza, que llegó de España con una expedición
financiada personalmente. La escasez de alimentos y los
ataques de los indios condujeron a Mendoza a volver a marcharse
en 1537, el explorador se murió durante la travesía de vuelta a casa.
Mientras tanto, sin embargo, algunos miembros de su expedición que
permaneció en el asentamiento, volvieron a subir hasta el río por
1.600 kilómetros y fundaron Asunción (hoy capital de Paraguay).
El primer asentamiento de los colonos fue seguido por otros y en 1541
el asentamiento original fue completamente abandonado. En 1580
un grupo de colonos encabezados por Juan de Garay partió de
Asunción para avanzar río abajo y repoblar el puesto abandonado
de Mendoza.
En los dos siglos después de las restricciones comerciales impuestas
por España llegó a ser de Buenos Aires (como se llamó más tarde) un
paraíso para los contrabandistas. La población de la ciudad empecó
a aumentar y en 1776, cuando España eligió la capital de la vasta y
recientemente formado Virreinato del Río de la Plata, Buenos Aires
había alrededor de 20.000 habitantes. Y así, de repente, la ciudad
descubrió ser un centro de gran importancia.
Al parecer, ese momento histórico marcó el carácter de los porteños
(habitantes de Buenos Aires), que tienen fama de tener una alta
opinión de sí mismo y de su ciudad.
Después de haber rechazado las invasiones inglesas de 1806 y 1807,
los porteños tomaron conciencia de su capacidad defensiva, sin la
ayuda (o de interferencia) de la corona española.
La conquista de España por Napoleón en 1808 puso fin a toda