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2. La represión de la sexualidad en
la infancia y el útero espástico
La sexualidad en la infancia se inhibe casi sistemáticamente.
En el mejor de los casos, y en algunos sectores
de madres que han llevado a cabo la lactancia
a demanda, hay un cierto consentimiento de las pulsiones
sexuales durante este periodo, precisamente
porque nuestra cultura no las reconoce como tales,
porque no contempla la lactancia como parte de la
sexualidad humana; de este modo se consienten los
babeos, chupetazos, mamadas sin ingerir leche, etc.
Pero cuando de este estadio se pasa a las fricciones,
roces, chupeteos, movimientos, etc. de zonas genitales,
la cosa cambia; porque culturalmente la sexualidad
está identifi cada con la genitalidad, y la expresión
de esas pulsiones ya se identifi ca como algo ‘sexual’.
Las madres enseguida dicen a sus hij@s ‘eso no se
hace’ ‘¿pero qué estas haciendo?’, etc. Y más que lo
que se dice, lo que contiene la fuerza del Tabú y de la
prohibición, es el tono con el que se dice, o el gesto
de desaprobación de la madre a la criatura al retirarle
la mano que está tocandose los genitales. En el tono
de voz o con el gesto, transmitimos de manera inconsciente
ese extraño sentimiento de rechazo a las pulsiones
sexuales que llamamos pudor, y que además
suele ir unido a un todavía más extraño sentimiento de
culpa; sentimientos que nos salen inconscientemente
al inhibir nuestras propias pulsiones sexuales. Y así
se lo inculcamos a nuestr@s hij@s. De este modo, la
criatura interioriza este sentimiento de pudor y de re-
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