Parte 1

A PLATÉIA
6 20 e 21 de setembro 2007
Lo que aprendió Garibaldi
en el Río Grande del Sur
No se si Domenico Induno se dio cuenta que estaba frente
a un gaucho cuando pintó la escena de la entrevista entre
Giuseppe Garibaldi y el Rey de Italia Víctor Manuel II, el 30
de enero de 1875. El cuadro del pintor italiano, se encuentra
en el Museo del Risorgimento, en la ciudad de Milán, muestra
a Garibaldi, casi 50 años después de de sus andanzas por el
Río Grande del Sur y Uruguay, vestido con el poncho tradicional
de los gauchos de esta región del mundo. Imagínese,
una entrevista con el Rey, uno iría con las mejores prendas
de vestir. Garibaldi fue con lo que había incorporado a su
personalidad, el ser gaucho.
La profesora Susana Suárez, observadora de los
personajes de la historia, señala que no fue lo único que
Garibaldi incorporó a su personalidad en estas latitudes,
"Aquí aprendió a ser caudillo", señala con la firmeza del que
ve la historia construida por seres humanos, con sus virtudes
e defectos, lejos de la ficción de hombres y mujeres
perfectos.
Garibaldi, hijo de pescadores oriundos de Liguria, nace en
Niza, el 4 de julio de 1807, con los Alpes a la espalda y el
Mediterráneo al frente y, como no podía volar, le bastó tener
algo que flotara para desafiar al horizonte.
Con 14 años ya estaba en la Escuela Marítima de Génova.
Si bien estudió, se puede decir que fue autodidacta.
Dice la leyenda que cuando el mediterráneo le resultó
chico, desafió el Atlántico y llegó a Brasil. Pero es
mucho más que eso: fue miembro de la sociedad secreta
Los Carbonarios, se incorporó de lleno al
Movimiento Joven Italia, liderado por Giuseppe
Mazzini. El Mediterráneo lo llevó al Mar Negro, bajo
las órdenes de hombres de mar, idealistas con sueños
de libertad. Fue prisionero de piratas turcos, logró
huir, luchó por la unificación de Italia.
Con apenas 29 años, llega a Brasil con las ideas
liberales de los masones de la época, no para dar lo
que le sobraba, ofreció la vida, era lo único que tenía.
El mundo estaba en ebullición, eran tiempos de los
grandes soñadores, la monarquía resistía en Europa
he insistía en América con Pedro I. Pocos años antes,
Antonio José de Sucre había derrotado a los
españoles en Ayacucho. Llega a una América en plena
batalla contra el colonialismo, que recién triunfa,
en el mundo, durante la segunda mitad del siglo XX,
con la liberación de África. En un proceso rico en
peculiaridades, ve como se van formando las repúblicas,
aún en medio de luchas por el poder.