Carta escrita por Simón Bolívar a Manuela Sáenz. Ica, 20 de abril ...

Carta escrita por Simón Bolívar a Manuela Sáenz.
Ica, 20 de abril 1825
Tu amado, Simón Bolívar.
Mi bella y buena Manuela:
Cada momento estoy pensando en ti y en el destino
que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo
puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y del
amor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación
por ti; porque te debes reconciliar con quien no
amabas; y yo porque debo separarme de quien
idolatro!!! Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás. Al
arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha
multiplicado el sentimiento de todos los encantos de
tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin
modelo. Cuando tú eras mía yo te amaba más por tu
genio encantador que por tus atractivos deliciosos.
Pero ahora ya me parece que una eternidad nos
separa de nosotros mismos porque mi propia
determinación me ha puesto en el tormento de
arrancarme de tu amor, y tu corazón justo nos separa
de nosotros mismos, puesto que nos arrancamos el
alma que nos daba existencia, dándonos el placer de
vivir.
En el futuro tú estarás sola aunque al lado de tu
marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la
gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El
deber nos dice que ya no somos más culpables!! No,
no lo seremos más.
30 de Marzo de 1825
Tu amor Manuela Sáenz.
Querido Simón,
Te extraño sabiendo que el destino tuvo que separar
nuestras almas unidas, llenas de alegrías compartidas,
llenas de amores instantáneos que al final terminaban
por un romántico beso… No paro de pensar qué
hubiera pasado si el destino nos hubiera dado la
felicidad de estar juntos, sería mi alegría infinita ya
que estaría con la persona que más amo en el mundo.
Y ahora, mi frío corazón extraña tus caricias, tus besos
y aunque ya no seas mío te amaré, te amaré hasta mi
fin, hasta el fin de mis días, hasta no poder más… En
el pensamiento más profundo de amor, donde la
alegría y el amor reinan, donde las tinieblas se alejan
por nuestro amor, por nuestro amor verdadero y
único, único en el mundo… Te amé, más que a nadie
en este mundo, te amé, amé como reías de las
desgracias ajenas, como veías pasar en tu mente
pasar en tu mente a esos fríos ignorantes que veían el
mundo de una manera distinta, amé cómo me
besabas bajo la lluvia donde tu recuerdo calentaba mi
frío corazón y ahora que no soy tuya, soy víctima de
un terrible futuro donde mi única alegría son tus
cartas de amor…
Duele no tenerte cerca, no tener a alguien que me
adore y me diga cuánto me ama, duele tener a
alguien que me quiera por cómo es mi cuerpo y no
por lo que es mi corazón, duele respirar tu ausencia
pero duele más decirte adiós, pero, ahora lo que
podré hacer es decirte hasta nunca jamás…
Ejercicio realizado por: Cecilia Suescún y Lorenzo
Barrera.