Enfermedad inflamatoria intestinal y tuberculosis intestinal
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Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
CAPÍTULO 17<br />
<strong>Enfermedad</strong> <strong>inflamatoria</strong> <strong>intestinal</strong> y<br />
<strong>tuberculosis</strong> <strong>intestinal</strong><br />
Dr. Jorge Ferrandiz Quiroz<br />
Dra. Verónica Paz S.<br />
Dra. Cecilia Cabrera C.<br />
Dr. Renato Garrido A.<br />
Dra. Ana Mestanza R. P.<br />
ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL<br />
DEFINICIÓN<br />
La <strong>Enfermedad</strong> Inflamatoria Intestinal (EII)<br />
comprende dos entidades clínico-patológicas<br />
bien establecidas: Colitis Ulcerativa y<br />
<strong>Enfermedad</strong> de Crohn; ambas de etiología aún<br />
no definida, con patrones clínicos que<br />
muestran fases de actividad <strong>inflamatoria</strong><br />
alternadas con períodos de remisión, pudiendo<br />
observarse compromiso multisistémico con<br />
cierta frecuencia.<br />
La colitis ulcerativa (CU) se define como una<br />
inflamación limitada a la mucosa colónica, de<br />
extensión variable, con compromiso rectal en<br />
casi todos los casos y afectando rara vez el<br />
íleon distal.<br />
De acuerdo a su extensión recibe la denominación<br />
de: «distal» cuando el compromiso<br />
inflamatorio se limita al recto (proctitis) o al<br />
recto-sigmoides (procto-sigmoiditis); «colitis<br />
izquierda» cuando la alteración mucosa llega<br />
hasta el ángulo esplénico y «pancolitis»<br />
cuando la afección compromete al colon en<br />
toda su extensión.<br />
La enfermedad de Crohn (EC), ocasiona un<br />
compromiso inflamatorio transmural y<br />
discontínuo, observándose áreas de la pared<br />
del tubo digestivo alteradas, desde la boca<br />
hasta el ano, principalmente del intestino<br />
delgado; alternando con áreas de características<br />
normales, dando un aspecto «en parches».<br />
La EC puede clasificarse por su localización<br />
en: EC íleo-terminal, EC colónica, EC íleocolónica<br />
o EC del tracto gastro<strong>intestinal</strong> alto<br />
252<br />
y de acuerdo al patrón de presentación en:<br />
<strong>inflamatoria</strong>, fistulizante, o estenosante.<br />
Alrededor de un 5% de pacientes con EII<br />
presentan compromiso del colon y no pueden<br />
ser clasificados según sus aspectos clínicos,<br />
radiológicos, endoscópicos y anatomopatológicos<br />
en ninguna de las dos entidades mencionadas,<br />
porque tienen características de ambos<br />
procesos; denominándose como «colitis indeterminada»<br />
(CI).<br />
EPIDEMIOLOGÍA<br />
La incidencia anual a nivel mundial de la CU es<br />
de 3 á 9 casos por 100 000 habitantes y de la<br />
EC de 2 á 4 casos por 100 000. La prevalencia<br />
de CU es de 40 por 100 000 y de EC de 20 á<br />
40 por 100 000 habitantes. La CU se presenta<br />
más frecuentemente entre los 10 y 50 años,<br />
mientras que la EC se presenta entre los 20 y<br />
30 años. La EII tiene un leve predominio del<br />
sexo femenino, siendo más frecuente en la raza<br />
blanca, población urbana y en los países<br />
desarrollados. Existen ciertas etnias más<br />
susceptibles de desarrollar la enfermedad como<br />
los judíos Azkenatzi. En las últimas dos décadas,<br />
la incidencia de EII aumentó en los países<br />
asiáticos en casi diez veces.<br />
La CU en Estados Unidos de Norteamérica<br />
muestra una incidencia de 3 á 15 casos por<br />
100 000 al año y una prevalencia de 50 a 80<br />
por 100,000; mientras que en el Reino Unido<br />
la incidencia es más alta, de 10 a 20 por<br />
100,000 al año y la prevalencia de 100 a 200<br />
por 100 000. En América Latina no se cuenta
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
con información epidemiológica precisa,<br />
existiendo datos referenciales en poblaciones<br />
pequeñas. Un estudio realizado en Brasil entre<br />
los años 1990 y 1999 reportó 257 casos<br />
nuevos de EII, de los cuales un 51%<br />
correspondió a CU.<br />
En el Perú los estudios publicados son escasos<br />
y muestran cifras bastante menores que las<br />
reportadas mundialmente, Illescas y col. en<br />
1999 refieren una incidencia de 1,42 casos<br />
por año y Vera y col en el 2004 2,1 casos por<br />
año, ambos reportes de hospitales de Lima.<br />
La incidencia de EC en Norteamérica y Europa<br />
es de aproximadamente 5 a 10 casos por 100<br />
000 al año, con una prevalencia entre 50 a<br />
100 por 100 000. En Latinoamérica un estudio<br />
brasilero reportó 146 casos nuevos de EII entre<br />
1990 y el 2002, de los cuales sólo el 11,7%<br />
correspondieron a EC. Otro estudio realizado<br />
en Puerto Rico en 1996, en pacientes pediátricos,<br />
reportó una prevalencia de 41,4 casos<br />
por 100 000.<br />
Los estudios de EC en la literatura médica<br />
nacional son muy escasos, debido a que esta<br />
patología es infrecuente en nuestro país,<br />
conociéndose solamente reportes de casos<br />
aislados.<br />
En la población pediátrica la edad pico de<br />
presentación de EII es entre los 10 y 17 años<br />
con un leve predominio del sexo femenino,<br />
habiéndose evidenciado en las dos últimas<br />
décadas un aumento en la incidencia de EC,<br />
mientras que las cifras de CU permanecen<br />
estables, tal como sucede en los adultos.<br />
ETIOPATOGENIA<br />
Aunque su fisiopatología aún no se conoce<br />
con certeza, actualmente se considera que la<br />
EII es el resultado de una respuesta inmunológica<br />
no regulada, intensa y prolongada frente<br />
a un estímulo externo, en pacientes predispuestos<br />
genéticamente: En el lumen <strong>intestinal</strong><br />
existen múltiples antígenos frente a los cuales<br />
las células epiteliales desarrollan normalmente<br />
cierta tolerancia. En la EII ésto no sucede,<br />
desarrollándose una respuesta inmune permanente,<br />
predominantemente a través de lin-<br />
253<br />
focitos y macrófagos. Los detalles de está<br />
teoría se están investigan-do en 4 aspectos<br />
básicos:<br />
• Epidemiológicos: en relación a dieta, drogas,<br />
historia de vacunas, variaciones estacionales<br />
y suministro de agua.<br />
• Interfase intestino-medio ambiente: especialmente<br />
relacionadas con las anormalidades<br />
en el proceso de presentación de antígenos<br />
bacterianos al epitelio <strong>intestinal</strong> y una respuesta<br />
exagerada a los mismos.<br />
• Proceso inflamatorio: anormalidades en la<br />
comunicación intercelular, con una cascada<br />
<strong>inflamatoria</strong> amplificada y no regulada. El<br />
factor de necrosis tumoralα (FNTα) y las<br />
moléculas de adhesión leucocitaria, como las<br />
ICAM-1, tendrían un papel preponderante<br />
en este proceso.<br />
• Genética asociada a EII: esta asociación es<br />
más fuerte en la EC, siendo el gen NOD2<br />
del cromosoma 16 el más estudiado.<br />
CLÍNICA Y PATRÓN DE ENFERMEDAD<br />
a. Síntomas y signos más frecuentes<br />
En la CU el síntoma más importante es la<br />
diarrea con sangre y moco, presente en<br />
cerca del 90% de los pacientes. Concomitantemente<br />
a menudo se reportan<br />
urgencia, tenesmo y/o pujo (16%) así como<br />
también dolor abdominal (81%), el cual<br />
generalmente es de tipo cólico, de intensidad<br />
leve y que empeora después de las<br />
comidas o la defecación. Los síntomas<br />
generales están presentes en menor frecuencia<br />
e intensidad que en la EC, y pueden ser<br />
malestar general (40%), baja de peso<br />
(38%), fiebre (28%), anorexia (15%),<br />
náuseas (6%) y vómitos (5%). En el 9% de<br />
pacientes, se presenta constipación en vez<br />
de diarrea, generalmente cuando la<br />
enfermedad se limita al recto y usualmente<br />
se acompaña de rectorragia. Al examen<br />
físico se encuentra dolor, usualmente a nivel<br />
de sigmoides, raramente con masa<br />
palpable. No son frecuentes las fístulas,<br />
fisuras y abscesos perianales.
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
En un trabajo realizado en el Hospital<br />
Nacional Guillermo Almenara (HNGAI), en<br />
74 pacientes se encontró una distribución<br />
de síntomas similar a la que reporta la<br />
literatura: diarrea en el 96%, sangre y moco<br />
con la deposición en 88%, tenesmo en<br />
50%, dolor abdominal en 80%, baja de<br />
peso en 40%, fiebre en 19% y estreñimiento<br />
en 3%.<br />
El cuadro clínico de la EC es heterogéneo<br />
y los síntomas varían según: localización y<br />
extensión de la enfermedad, intensidad de<br />
la inflamación de la mucosa y presencia<br />
de complicaciones y/o manifestaciones<br />
extra<strong>intestinal</strong>es. En general los síntomas<br />
más comunes son diarrea, dolor abdominal<br />
-de mayor intensidad y frecuencia que en<br />
la CU- y baja de peso. Son pocos los<br />
trabajos epidemiológicos sobre EC realizados<br />
en Latinoamérica, pero la distribución<br />
de síntomas que presentan es similar a la<br />
de la literatura anglosajona; así en un<br />
estudio realizado en Brasil, de 100 pacientes<br />
entre 10 y 69 años, los síntomas más<br />
frecuentes fueron: dolor abdominal (98%),<br />
diarrea (83%), baja de peso (82%),<br />
anorexia (73%) y astenia (69%).<br />
Si la enfermedad compromete la región<br />
ileocecal (40% de casos, localización más<br />
frecuente) el dolor será en el cuadrante<br />
inferior derecho, muchas veces acompañado<br />
de fiebre y masa palpable, pudiendo<br />
confundirse con un cuadro apendicitis<br />
aguda u obstrucción <strong>intestinal</strong>. Si el compromiso<br />
es de colon (25% de casos), la<br />
diarrea puede ser sanguinolenta e incluso<br />
purulenta. Si la afectación es perianal (10-<br />
15%) es frecuente observar síntomas en<br />
relación a abscesos, fisuras, fístulas, hemorroides<br />
trombosadas y otros signos inflamatorios<br />
a ese nivel. Los síntomas sistémicos<br />
como malestar general, irritabilidad,<br />
anorexia, fiebre, baja de peso y desnutrición<br />
suelen ser mucho más frecuentes y<br />
característicos de este tipo de EII. En los<br />
niños y adolescentes puede encontrarse<br />
retardo del crecimiento.<br />
Al examen físico se reporta dolor abdominal,<br />
a menudo con masa palpable y/o signos de<br />
254<br />
irritación peritoneal en relación a la ocurrencia<br />
de complicaciones como obstrucción<br />
<strong>intestinal</strong>, abscesos y/o perforaciones. En los<br />
pacientes con afectación perianal pueden<br />
hallarse fisuras y/o fístulas en el 28%,<br />
abscesos en 23% y una combinación de las<br />
anteriores en 20%. Así al examen rectal es<br />
posible observar colgajos edematosos,<br />
fisuras excéntricas, rigidez y estrechez del<br />
canal anal entre otros signos.<br />
b. Curso Clínico<br />
La CU puede presentar tres formas de<br />
evolución: crónica intermitente, crónica<br />
continua y fulminante. La forma crónica<br />
intermitente es la más común, con 80% de<br />
los casos, y se caracteriza por períodos de<br />
reagudización alternados con períodos de<br />
remisión más o menos largos. Es la más<br />
benigna porque presenta menos complicaciones<br />
y responde mejor a la terapia. La<br />
forma crónica continua ocurre entre el 10<br />
al 15% de casos existiendo actividad<br />
<strong>inflamatoria</strong> persistente por más de 6 meses.<br />
Es difícil lograr una remisión total con la<br />
terapia, por lo que las complicaciones<br />
locales pueden llegar al 25%. El curso<br />
fulminante representa el 5% del total y suele<br />
debutar con complicaciones severas como<br />
hematoquezia masiva, megacolon tóxico o<br />
perforación colónica, requiriendo frecuentemente<br />
una intervención quirúrgica. Estos<br />
pacientes en su mayoría presentan una<br />
pancolitis y su evolución a largo plazo es<br />
tórpida. La evolución de la enfermedad<br />
también es afectada por los esquemas<br />
farmacológicos utilizados y su adhesión a<br />
los mismos.<br />
Así, en nuestro país, en dos series publicadas<br />
en años diferentes, se observa una<br />
diferencia significativa en el porcentaje de<br />
pacientes con «curso crónico continuo»,<br />
encontrándose un 15% en el estudio del<br />
Hospital Nacional Guillermo Almenara<br />
Irigoyen entre 1944 y 1955 frente a 2%<br />
en un estudio del Hospital Rebagliati entre<br />
el 2000 y 2001, con la diferencia que en el<br />
primer estudio se dio tratamiento sólo con<br />
corticoides tópicos y sistémicos, y en el<br />
segundo ya se contaba con fármacos
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
inmunosupresores. En ambos trabajos los<br />
autores hacen referencia al abandono de<br />
tratamiento como factor predisponente en<br />
la persistencia de actividad de la enfermedad.<br />
La evolución de la EC se ha clasificado en:<br />
fistulizante - perforante (37%), estenosante<br />
(20%) e <strong>inflamatoria</strong> (43%), con una<br />
distribución similar en diferentes series<br />
mundiales, incluyendo la de países latinoamericanos.<br />
La forma fistulizante es la más<br />
agresiva y susceptible de complicaciones<br />
(fístulas, abscesos y perforaciones), necesitando<br />
frecuentemente cirugía en los primeros<br />
5 años de enfermedad y una segunda<br />
intervención en los 4 años siguientes.<br />
La forma estenosante es menos severa y se<br />
caracteriza por presentar estenosis progresivas,<br />
mayormente a nivel ileal, asintomáticas<br />
en su fase inicial pero de necesidad<br />
quirúrgica a los 8 a 10 años de realizado el<br />
diagnóstico, con un 40% que requerirán<br />
una segunda cirugía en los siguientes 10<br />
años. La forma <strong>inflamatoria</strong> se caracteriza<br />
por tener períodos de actividad sin desarrollar<br />
fístulas ni estenosis y por responder<br />
satisfactoriamente a la terapia inmunosupresora.<br />
Pese a lo señalado esta clasificación<br />
no es precisa, pues un mismo paciente<br />
puede tener fístulas y estenosis, o<br />
una forma de inicio de enfermedad con<br />
fístulas y luego hacer las demás complicaciones,<br />
por lo que sólo debe tomarse en<br />
cuenta como orientación para el manejo y<br />
seguimiento de los pacientes.<br />
c. Manifestaciones extra<strong>intestinal</strong>es<br />
Se reportan entre el 21 al 36% de pacientes<br />
con EII, y se pueden esquematizar como<br />
sigue:<br />
Trastornos reumatológicos: son las manifestaciones<br />
extra<strong>intestinal</strong>es más frecuentes,<br />
presentándose en el 20% de pacientes.<br />
Pueden ser de tipo axial o periférico. La<br />
artropatía periférica se clasifica a su vez en<br />
un compromiso de tipo pauciarticular<br />
(menos de 5 articulaciones, generalmente<br />
grandes) y poliarticular (más de 5 articulaciones,<br />
usualmente pequeñas) y es el<br />
255<br />
trastorno reumatológico más frecuente,<br />
observándose en la CU hasta en un 25%.de<br />
casos y en la EC entre 16 y 25% si la<br />
enfermedad compromete el colon y hasta<br />
en un 14% si el intestino grueso no está<br />
afectado. Ambas entidades son seronegativas,<br />
se asocian frecuentemente a eritema<br />
nodoso y uveítis, raramente son deformantes,<br />
y suelen responder al tratamiento<br />
ya sea médico o quirúrgico, con la diferencia<br />
que la severidad del compromiso<br />
pauciarticular se correlaciona estrechamente<br />
con la actividad de la EII mientras que la<br />
poliarticular no. La artropatía axial es menos<br />
frecuente (3-5% de pacientes), son<br />
independientes del curso de la EII y de su<br />
tratamiento. Incluye la sacroileítis y la<br />
espondilitis anquilosante (EA).<br />
Otras alteraciones reumatológicas son:<br />
acropaquia como signo al examen clínico,<br />
necrosis aséptica de cabeza femoral en<br />
relación al uso prolongado de esteroides,<br />
alteraciones del metabolismo óseo, ya sea<br />
osteoporosis u osteopenia. Más raramente<br />
se describen vasculitis granulomatosa y<br />
periostitis.<br />
• Manifestaciones muco-cutáneas: las<br />
más frecuentes son el eritema nodoso<br />
y el pioderma gangrenoso: el primero<br />
más frecuente en EC (10-15%) que se<br />
correlaciona muy bien con la evolución<br />
de la enfermedad; mientras que el<br />
segundo está más asociado a la CU (5-<br />
12%) y es independiente de su curso<br />
clínico. Otras manifestaciones frecuentes<br />
son las aftas orales, queilitis angular<br />
y lengua roja, relacionadas a deficiencias<br />
vitamínicas asociadas.<br />
• Oculares: las más frecuentes son<br />
uveítis, episcleritis y escleritis, seguidas<br />
de conjuntivitis, queratitis, edema<br />
macular entre otras. Se observan más<br />
en CU, siendo generalmente leves a<br />
excepción de la uveítis – habitualmente<br />
de la cámara anterior e independiente<br />
del curso de la EII - que de no ser tratada<br />
oportunamente puede llevar a la<br />
ceguera.
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
• Hepatobiliares: destaca la colangitis<br />
esclerosante primaria, con ANCAp<br />
positivo en el 70% de casos, cuya presentación<br />
es independiente de la severidad<br />
de la EII. Típicamente se asocia a CU, con<br />
una prevalencia del 7,5%, es rara en EC<br />
y puede degenerar en colangiocarcinoma.<br />
En este rubro también se observa<br />
esteatosis hepática y litiasis biliar,<br />
relacionadas a malnutrición severa como<br />
consecuencia de una EII complicada,<br />
sobretodo síndrome de mal absorción e<br />
intestino corto asociados a EC. Se pueden<br />
presentar cuadros de pancreatitis aguda,<br />
secundarios a fármacos como la<br />
azatioprina.<br />
• Génito-urinarias: secundarias a las<br />
enfermedad complicada, especialmente<br />
a EC observándose perforaciones,<br />
fístulas y estrechamientos concomitantes<br />
al compromiso de asas <strong>intestinal</strong>es.<br />
Es clásica la descripción de la obstrucción<br />
del uréter derecho en EC de compromiso<br />
ileal distal. También se describe<br />
nefrolitiasis (7-10% de pacientes), ya sea<br />
por ácido úrico u oxalato cálcico.<br />
• Manifestaciones hematológicas: la<br />
más frecuente es la anemia ya sea<br />
ferropénica o mixta. Se reconoce también<br />
los trastornos de hipercoagulabilidad,<br />
en el 1% de pacientes con CU<br />
o EC, que motivan episodios de trombosis<br />
venosa profunda y tromboembolismo<br />
pulmonar.<br />
• Otras manifestaciones: se ha descrito<br />
pericarditis con CU, pero es infrecuente.<br />
La amiloidosis sistémica es otra<br />
complicación rara pero grave de la EII,<br />
de compromiso renal en su mayoría,<br />
que ocasiona síndrome nefrótico y<br />
potencialmente insuficiencia renal.<br />
Asimismo en la EC se ha reportado,<br />
aunque de modo inusual, compromiso<br />
de pulmón, corazón y sistema nervioso,<br />
generalmente en pacientes muy<br />
comprometidos.<br />
En estudios en Cuba, Argentina y Brasil<br />
la prevalencia de manifestaciones<br />
256<br />
extra<strong>intestinal</strong>es alcanza el 50% de<br />
todos los afectados con EII, sobretodo<br />
en las series que incluyen niños y<br />
adolescentes, y en todos los casos el<br />
compromiso articular fue el más frecuente<br />
(20-22%), seguido del<br />
hepatobiliar, referido sobretodo a litiasis<br />
(15%), mucocutáneo (8%) y renal<br />
(1%). Factores nutricionales y socioeconómicos<br />
concomitantes podrían<br />
influir en las diferencias porcentuales<br />
encontradas con respecto a la literatura<br />
anglosajona.<br />
COMPLICACIONES<br />
Además del riesgo incrementado de cáncer<br />
colorrectal, que se tratará más adelante, en la<br />
EII se pueden observar las siguientes<br />
complicaciones:<br />
Asociadas a CU<br />
• Estenosis: la complicación más frecuente,<br />
presentándose entre el 7- 11%, especialmente<br />
en recto y sigmoides. Habitualmente<br />
son reversibles con tratamiento médico<br />
teniendo mejor pronóstico las que aparecen<br />
en los primeros años de enfermedad.<br />
• Megacolon tóxico: Su frecuencia varía entre<br />
1,5 y 13% y se caracteriza por fiebre,<br />
taquicardia y signos de irritación peritoneal<br />
similar al de un abdomen agudo. En la<br />
radiografía de abdomen simple se observa<br />
una gran dilatación del colon transverso<br />
(>6cm de diámetro). Generalmente estos<br />
pacientes sufren de pancolitis y aunque el<br />
tratamiento inicial es médico la mayoría<br />
requiere cirugía en las primeras 48 horas. La<br />
mortalidad es mayor en varones, mayores<br />
de 40 años, especialmente si se asocia<br />
perforación. En el estudio del Hospital<br />
Almenara de Lima se reportó en 3% de casos.<br />
• Perforación de colon: más frecuente en<br />
sigmoides, colon descendente y ciego con<br />
60%, 20% y 10% respectivamente.<br />
• Hemorragia masiva, aunque menos común<br />
(de 0 a 4,5%) puede ser indicación de<br />
colecto-mía de urgencia. En el Hospital
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
Almenara se reportó en el 4% de casos,<br />
todos ellos quirúrgicos.<br />
• Reservoritis («Pouchitis»): esta es una<br />
entidad descrita más recientemente y consiste<br />
en la inflamación persistente del «neorecto»<br />
formado por intestino delgado cuando este<br />
segmento ha tenido que ser resecado,<br />
expresada por constante eliminación de moco<br />
con gran pérdida de agua y electrolitos y<br />
diarrea crónica, con sobreinfecciones bacterianas.<br />
Esta complicación aparece hasta en 45%<br />
de los pacientes con CU en quienes se realiza<br />
esta reconstrucción y se hace crónica en 5%<br />
de los casos siendo de difícil manejo. El<br />
tratamiento antibiótico con metronidazol o<br />
ciprofloxacina y el uso salicilatos tópicos son<br />
los únicos tratamientos que han mostrado<br />
cierta eficacia.<br />
Asociadas a EC:<br />
• Perforación libre a la cavidad peritoneal<br />
• Fístulas, que ocurren entre el 20 y 40%, y<br />
pueden ser externas, cuando se comunican<br />
con la piel (enterocutáneas y anorrectales),<br />
e internas ya sea enterovaginales, enterovesicales<br />
o enteroentéricas, éstas últimas las<br />
más frecuentes y benignas, son habitualmente<br />
no quirúrgicas.<br />
• Abscesos, ocurren en el 20% de los casos y<br />
se localizan en relación al trayecto de las<br />
fístulas, dentro y fuera de la cavidad peritoneal.<br />
• Síndrome de intestino corto, desnutrición<br />
severa, síndrome de fracaso del desarrollo<br />
en niños, todos generalmente secuelas<br />
quirúrgicas de las anteriores descritas.<br />
DIAGNÓSTICO<br />
No existe ningún signo patognomónico de<br />
la EII, el diagnóstico se realiza en base a la<br />
acumulación de evidencia obtenida siguiendo<br />
un plan de trabajo ordenado:<br />
Investigación inicial<br />
Se inicia con una historia clínica detallada en la<br />
que se obtienen datos epidemiológicos y signos<br />
257<br />
y síntomas sugestivos de EII. Los primeros<br />
exámenes a solicitar deben ser: hemograma<br />
completo, pruebas hepáticas, proteína C<br />
reactiva, velocidad de sedimentación globular,<br />
examen de heces con coprocultivo y una<br />
radiografía simple de abdomen.<br />
El hemograma puede ser normal o mostrar<br />
anemia, ferropénica o mixta (déficit de<br />
vitamina B12 y ácido fólico). Si el paciente se<br />
encuentra en una etapa de actividad se puede<br />
encontrar una marcada leucocitosis y valores<br />
elevados de los reactantes de fase aguda, los<br />
que tienden a mantenerse incrementados en<br />
todas las fases de la enfermedad. Puede existir<br />
hipoalbuminemia, sobre todo en los pacientes<br />
con EC de larga data y complicada. El examen<br />
directo de heces generalmente no presenta<br />
leucocitos en la EC, mientras que en la CU<br />
existe gran contenido de pus y sangre, por lo<br />
que se debe enviar muestras a cultivo para el<br />
descarte de una disentería infecciosa<br />
(salmonella, campylobacter, clostridium,<br />
yersinia y también amebiasis). En la EC se<br />
investigará especialmente la presencia de<br />
parasitosis, clostridium difficile y Entamoeba<br />
hystolítica.<br />
En el cuadro agudo de CU o EC, la radiografía<br />
simple de abdomen en decúbito dorsal y<br />
bipedestación permitirá detectar complicaciones<br />
como dilatación de asas gruesas o<br />
delgadas, imágenes compatibles con<br />
megacolon tóxico y/o perforación <strong>intestinal</strong><br />
con presencia de aire libre en cavidad. En la<br />
CU se puede observar además edema<br />
importante de mucosa, expresado por<br />
irregularidad del contorno de las asas, a<br />
modo de impresiones digitales.<br />
Criterios radiológicos<br />
En la CU, fuera de la radiografía simple de<br />
abdomen, la utilidad de otros estudios<br />
radiológicos es limitada. En la EC, sin<br />
embargo, la radiografía de intestino delgado<br />
sigue siendo muy útil para determinar la<br />
localización y extensión de la enfermedad.<br />
Actualmente la ecografía, tomografía y<br />
resonancia magnética se vienen usando cada<br />
vez con mayor frecuencia en la EII, para el
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
diagnóstico (evaluación del grosor y<br />
compromiso de asas <strong>intestinal</strong>es, presencia de<br />
absceso, fístulas y/o masas), como para el<br />
seguimiento (gammagrafía con leucocitos<br />
marcados para detectar áreas de actividad<br />
<strong>inflamatoria</strong>).<br />
Criterios endoscópicos:<br />
En CU: el primer examen a realizar en todo<br />
paciente con diarrea y sospecha de CU debe<br />
ser una proctoscopia rígida, a menos que haya<br />
la posibilidad de realizar una sigmoidoscopía<br />
flexible con igual prontitud. Ambas pruebas<br />
nos pueden llevar rápidamente a un<br />
diagnóstico, aunque para determinar la<br />
extensión de la enfermedad será indispensable<br />
realizar una colonoscopía que de ser posible<br />
incluya ileoscopía. El examen inicial debe ser<br />
sin preparación para no confundir alteraciones<br />
258<br />
patológicas con las que ocasionan los<br />
catárticos. Se debe tomar biopsias de recto en<br />
todos los casos, aún cuando su aspecto sea<br />
normal. En casos de actividad severa con<br />
sospecha de perforación o megacolon tóxico,<br />
el examen endoscópico está contraindicado,<br />
a menos que se limite exclusivamente al recto,<br />
con miras a comprobar la sospecha diagnóstica<br />
e iniciar tratamiento.<br />
La característica constante de la CU es que la<br />
alteración de la mucosa es continua, las demás<br />
alteraciones dependen de la actividad y del<br />
tiempo de enfermedad. El primer signo que<br />
se observa, es la difuminación o pérdida del<br />
patrón vascular, con hiperemia y edema de<br />
mucosa. A mayor actividad aparece<br />
granularidad, eritema difuso, friabilidad con<br />
exudado mucoso, sangrado espontáneo y<br />
úlceras confluentes en los casos más severos.<br />
En pacientes de larga evolución se pueden<br />
observar los característicos pseudopólipos. Si<br />
el examen se realiza en períodos de remisión,<br />
la mucosa puede ser normal o mostrarse<br />
delgada, pálida y atrófica.<br />
En EC: el estudio endoscópico es indispensable<br />
para el diagnóstico de EC. El momento<br />
y abordaje del mismo va a depender del<br />
cuadro clínico y de la información radiológica<br />
que se tenga. Por otro lado, a lo largo de la<br />
evolución de la enfermedad, no será necesario<br />
repetir estos exámenes (a menos que se trate<br />
de despistaje de cáncer), pues en la EC no<br />
existe correlación entre la actividad y el<br />
aspecto de la mucosa comprometida. La<br />
colonoscopía con ileoscopía es el examen de<br />
elección pues permite explorar la zona más<br />
frecuentemente comprometida en esta<br />
enfermedad (región ileocecal), sin embargo<br />
según la sospecha clínica también se puede<br />
recurrir a endoscopía alta, enteroscopía y<br />
cápsula endoscópica.<br />
Lo típico es el compromiso por segmentos y<br />
discontinuo (en parches) que usualmente<br />
respeta al recto. Las lesiones van desde eritema<br />
y edema discreto de la mucosa hasta zonas<br />
estenosadas por fibrosis avanzada, pasando<br />
por úlceras de diferente aspecto y tamaño:<br />
aftosas, en sacabocado y serpiginosas o «en<br />
rastrillo», rodeadas de mucosa sana dando un<br />
aspecto de «empedrado».
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
Criterios histológicos<br />
En CU: durante los brotes agudos de actividad,<br />
se observa un importante infiltrado<br />
inflamatorio limitado a la mucosa, compuesto<br />
por linfocitos, células plasmáticas y neutrófilos,<br />
formando los abscesos crípticos, muy característicos,<br />
pero no patognomónicos. Las criptas<br />
lucen además distorsionadas, con disminución<br />
de sus ramificaciones y de células caliciformes.<br />
Durante la remisión, el infiltrado inflamatorio<br />
y los abscesos crípticos están ausentes o muy<br />
escasos, se restablece el número de células<br />
caliciformes; pero las criptas persisten distorsionadas,<br />
acortadas y con una menor ramificación.<br />
En EC: histológicamente se objetiva un<br />
infiltrado inflamatorio, en todas las capas del<br />
intestino (transmural) - cuya intensidad no<br />
necesariamente correlaciona con los períodos<br />
de actividad- lo que da un aspecto «gomoso»<br />
y engrosado a la pared <strong>intestinal</strong>; la serosa es<br />
granular y la grasa mesentérica tiende a cubrir<br />
el exterior del intestino («grasa reptante»).<br />
Segmentos afectados alternan con áreas<br />
macroscópicamente normales. El granuloma<br />
no caseificante es el hallazgo característico,<br />
aunque inespecífico de la enfermedad,<br />
pudiendo encontrarse en cualquier lugar del<br />
tubo digestivo y también en ganglios linfáticos<br />
regionales, mesenterio, hígado y peritoneo.<br />
La inflamación transmural puede progresar en<br />
el tiempo dando lugar a fibrosis y estenosis.<br />
Evaluación de actividad de enfermedad<br />
Tanto la CU como la EC pasan por períodos<br />
de actividad y remisión, lo cual es<br />
indispensable determinar por sus implicancias<br />
en el tratamiento y pronóstico de la<br />
enfermedad. Los brotes de actividad se<br />
clasifican en leves, moderados y severos. Se<br />
considera remisión a la desaparición de<br />
síntomas y recidiva a la reaparición de éstos<br />
luego de un período de inactividad.<br />
• Criterios de actividad en la CU: se usa el<br />
índice de Truelove- Witts:<br />
259<br />
Tabla 1. Índice de actividad de Truelove-Witts<br />
para la colitis ulcerativa<br />
• Criterios de actividad en la EC: en la EC<br />
no existe una exacta correlación entre la
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
actividad y los hallazgos objetivos por<br />
imágenes o analítica sérica, por lo que su<br />
clasificación se hace en base a los síntomas<br />
presentes. Así, se recomienda el Índice de<br />
actividad de la EC (CDAI por sus siglas en<br />
inglés), que considera siete signos clínicos<br />
y sólo uno analítico, con la desventaja que<br />
su realización necesita de siete días de<br />
recolección de datos. Otros Índices de<br />
actividad utilizados son el de Harvey-<br />
Bradshaw y el de Van Hees, con similares<br />
desventajas. Una clasificación rápida y<br />
sencilla de evaluar la actividad de la<br />
enfermedad es la siguiente:<br />
- Leve cuando el paciente tolera la alimentación<br />
oral y no presenta signos de:<br />
deshidratación, fiebre, masa dolorosa<br />
abdominal o signos de irritación peritoneal.<br />
- Moderado cuando existe dolor a la<br />
palpación, febrícula, anemia, pérdida<br />
discreta de peso o manifestaciones extra<strong>intestinal</strong>es.<br />
- Grave si el paciente precisa hospitalización<br />
por fiebre, vómitos, posible obstrucción<br />
<strong>intestinal</strong>, peritonismo o masa abdominal<br />
dolorosa.<br />
TRATAMIENTO MÉDICO<br />
Manejo nutricional<br />
En los pacientes con EC el soporte nutricional<br />
es tan importante como la terapia farmacológica,<br />
a diferencia de CU, donde no se ha<br />
demostrado que varíe el pronóstico de la<br />
enfermedad. Las recomendaciones actuales<br />
para los pacientes con EC son: dieta balanceada,<br />
controles biométricos frecuentes,<br />
especialmente en niños y adolescentes, y<br />
mediciones anuales de vitamina B12. La dieta<br />
elemental enteral ha demostrado tener<br />
efectividad comparable a la de los corticoides<br />
durante los períodos de actividad, y debe<br />
preferirse a la parenteral. La inclusión de aceite<br />
de pescado, ácidos grasos de cadena corta<br />
(butiratos), factores de crecimiento y probióticos,<br />
tendrían un efecto inmunomodulador<br />
benéfico en estos pacientes.<br />
260<br />
Drogas usadas en el tratamiento de EII<br />
Drogas ant<strong>inflamatoria</strong>s<br />
- Aminosalicilatos: incluye a la sulafasalazina<br />
y a la mesalazina o mezalamina o ácido 5aminosalicílico<br />
(5-ASA), ambas administradas<br />
sólo por vía oral a dosis de 2 y 3-4g/día<br />
respectivamente Actúan estabilizando las<br />
células epiteliales <strong>intestinal</strong>es, inhibiendo la<br />
liberación de citoquinas <strong>inflamatoria</strong>s, y son<br />
de elección para el mantenimiento de la CU.<br />
También se usan a dosis altas (>4g/d) para<br />
los episodios activos de CU o de mantenimiento<br />
postcolectomía y también, aunque<br />
con menor efectividad en EC. Su adherencia<br />
se ve influenciada por su tolerabilidad: ambas<br />
drogas pueden causar cefalea, náuseas, dolor<br />
epigástrico y diarrea; en 10-45% con<br />
sulafasalazina y en 15% con mesalazina.<br />
Raramente pueden verse reacciones<br />
idiosincráticas como síndrome de Steven<br />
Johnson, pancreatitis, agranulocitosis y<br />
alveolitis.<br />
- Corticoides: potentes antinflamatorios<br />
reservados para la enfermedad activa, ya sea<br />
moderada o severa, más no para el mantenimiento.<br />
Se usan por vía oral (prednisona,<br />
budesonida), parenteral (hidrocortisona,<br />
metilprednisolona) y a nivel local en forma<br />
de supositorios o enemas de retención<br />
(hidrocortisona, metilprednosolona, budesonida,<br />
betametasona). En general se usa<br />
prednisona a dosis de 1mg por Kg de peso,<br />
hasta la dosis máxima de 60mg diarios. Su<br />
principal inconveniente son los efectos<br />
colaterales de la administración sistémica,<br />
presentes hasta en 50% de pacientes y que<br />
pueden dividirse en tres grandes grupos:<br />
efectos precoces relacionados a niveles<br />
elevados de esteroides (acné, hirsutismo,<br />
cara de luna llena, edemas, trastornos del<br />
humor, dispepsia, intolerancia a la glucosa);<br />
efectos tardíos, a más de 12 semanas de<br />
tratamiento (catarata subcapsular, osteoporosis,<br />
osteonecrosis de cabeza femoral,<br />
miopatía e infecciones); y efectos relacionados<br />
al retiro de la droga (insuficiencia<br />
adrenal aguda, hipertensión endocraneana<br />
y síndrome de mialgia, artralgia y malestar<br />
general.
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
Drogas Inmunomoduladoras<br />
- Tiopurinas: comprende a la azatioprina (AZT)<br />
a dosis de 2-2,5mg/Kg/d y mercaptopurina<br />
(MP) a dosis de 1-1,5mg/kg/d, metabolitos<br />
de purinas que inducen la apoptosis de las<br />
células T modulando así la inmunidad celular.<br />
Se usan como drogas de ataque y mantenimiento,<br />
pero su rol principal es durante el<br />
retiro gradual de corticoides, pasando a ser<br />
un eficaz esquema de mantenimiento<br />
especialmente para la EC, hasta un máximo<br />
de 4 años. Los efectos colaterales más vistos<br />
son los pseudogripales, que duran las<br />
primeras 2 ó 3 semanas, siendo de mayor<br />
importancia la leucopenia, que puede ser<br />
brusca y severa (3%), hepatitis y pancreatitis<br />
(300), con buenos resultados a dosis<br />
de 5mg/Kg cada 8 semanas. Se debe usar<br />
como coadyuvante de un fármaco inmunomodulador,<br />
en pacientes libres de infecciones<br />
(abscesos) y previo descarte de <strong>tuberculosis</strong><br />
pulmonar. Su principal efecto adverso es la<br />
reactivación de una <strong>tuberculosis</strong>. Otros<br />
efectos adversos en discusión son el desarrollo<br />
de lupus eritematoso sistémico y de enfermedades<br />
linfoproliferativas, éste último con<br />
varios estudios que no muestran asociación.<br />
Otros fármacos utilizados<br />
- Antibióticos: utilizados en EC, pero de uso<br />
limitado en CU. El metronidazol es el más<br />
estudiado y eficaz a dosis de 10 á 20mg<br />
por kg. de peso por día especialmente en la<br />
afección perianal e ileocólica y en el manejo<br />
post quirúrgico. La ciprofloxacina a 1g por<br />
día, también ha demostrado efectividad.<br />
- Terapia biológica: basada en la<br />
fisiopatología de la EII, las investigaciones se<br />
dirigen específicamente a la inhibición del<br />
FNTá, con fármacos como Infliximab,<br />
CDP571, etanercept, onercept, talidomida,<br />
de los cuales sólo el primero ha sido aprobado<br />
para su uso en EII por la Administración<br />
de Drogas y Alimentos de USA; y a la inhibición<br />
de moléculas de adhesión intercelular<br />
como el natalizumab y oliconucleósidos<br />
antisentido (alicaforsen o ISIS 2302), aún en<br />
fase experimental. Otras terapias para los<br />
períodos de actividad son los parches de<br />
nicotina y la administración de heparina<br />
fraccionada, de efectividad no concluyente.<br />
Existen estudios iniciales con factor estimulante<br />
de colonias: granulocito y granulocitomacrófago<br />
(G-CSF Y GM-CSF), hormona de<br />
crecimiento, inhibidores de la fosfodiesterasa<br />
(PDE4), tacrolimmus y receptor peroxisomal<br />
proliferativo activado (PPAR).
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
Tabla 2. Opciones del tratamiento farmacológico de la enfermedad <strong>inflamatoria</strong> <strong>intestinal</strong><br />
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO<br />
Aproximadamente el 20% 6 de pacientes con<br />
CU serán sometidos a alguna cirugía en el<br />
transcurso de su vida, con baja tasa de reoperaciones<br />
y buen pronóstico post-quirúrgico.<br />
Se puede realizar colectomía parcial o total<br />
con o sin preservación del recto, de acuerdo<br />
al cuadro clínico.<br />
En general, la CU se opera en los siguientes<br />
casos:<br />
- Ataque fulminante con hemorragia masiva,<br />
megacolon tóxico o perforación <strong>intestinal</strong>.<br />
- <strong>Enfermedad</strong> activa o con curso crónico<br />
continuo con detrimento de calidad de vida,<br />
refractarios a tratamiento médico.<br />
- Displasia severa o carcinoma de colon.<br />
En la EC entre el 25 á 45% de los pacientes,<br />
serán operados en los tres primeros años después<br />
de realizado el diagnóstico, observándose<br />
una alta tasa de recurrencia operatoria y<br />
secuelas post-quirúrgicas (síndrome de intestino<br />
corto, estenosis, colostomía permanente).<br />
Por ello, la cirugía sólo debe indicarse en los<br />
pacientes sintomáticos independientemente<br />
262<br />
del compromiso radiológico u endoscópico, y<br />
en cualquier caso debe limitarse a las áreas<br />
comprometidas macroscópicamente. Las indicaciones<br />
más frecuentes de cirugía en la EC son:<br />
- Cuadro agudo con megacolon tóxico, hemorragia<br />
masiva o perforación <strong>intestinal</strong>.<br />
- Absceso intrabdominal<br />
- Fístulas refractarias a terapia médica<br />
- Estenosis fibróticas con síntomas obstructivos.<br />
En ambas enfermedades el manejo periquirúrgico<br />
debe ser multidisciplinario, con especial<br />
énfasis en el aspecto nutricional, evitando las<br />
anastomosis de un solo tiempo y con terapia<br />
farmacológica coadyuvante durante un promedio<br />
de 18 meses después de la cirugía (AZT,<br />
mesalazina, metronidazol).<br />
PRONÓSTICO Y SEGUIMIENTO<br />
Vigilancia del cáncer de colon:<br />
El riesgo de cáncer de colon está aumentado<br />
en ambas EII; en la CU el riesgo es de 10 á 25<br />
veces mayor que el de la población general y<br />
en la EC es 2 á 3 veces mayor. En la CU se ha
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
podido determinar que este riesgo se potencia<br />
cuando la enfermedad es extensa (pancolitis),<br />
de duración prolongada (más de 10 años) y<br />
con un diagnóstico a edad temprana. La edad<br />
promedio de aparición del carcinoma de colon<br />
es entre los 40 á 54 años. El esquema de<br />
vigilancia de cáncer de colon en la EII debe<br />
ser discutido con el propio paciente, teniendo<br />
en cuenta el pronóstico de la enfermedad de<br />
fondo y los riesgos y beneficios de los<br />
exámenes a realizar. Actualmente se hacen las<br />
siguientes recomendaciones:<br />
• Para la CU extensa, en quienes se decida<br />
realizar despistaje, la colonoscopía debe<br />
practicarse cada 3 años en la segunda<br />
década de enfermedad, cada 2 en la tercera<br />
y anualmente en la cuarta década.<br />
• Para descartar displasia, durante la colonoscopía<br />
se tomarán biopsias aleatorias, en<br />
cuatro cuadrantes, cada 10cm de mucosa<br />
examinada.<br />
• El hallazgo de displasia leve debe corroborarse<br />
3 á 6 meses después, mientras que la displasia<br />
severa debe confirmarse inmediatamente<br />
mediante la revisión de un segundo<br />
patólogo. En ambas circunstancias de<br />
repetirse el diagnóstico inicial se recomienda<br />
la colectomía.<br />
• El hallazgo de displasia severa y masa<br />
abdominal son indicaciones de colectomía<br />
total.<br />
• Si existe CEP concomitante, la colonoscopía<br />
debe ser anual por el mayor riesgo de cáncer<br />
de colon.<br />
• En los pacientes con EC, si ésta es extensa y<br />
compromete el colon, el esquema de<br />
vigilancia será similar al de la CU.<br />
Pronóstico<br />
La morbimortalidad de la CU y EC han<br />
mejorado notablemente con la introducción<br />
de los corticoides sistémicos e inmunomoduladores.<br />
La expectativa de vida de un paciente<br />
con CU con una enfermedad controlada es<br />
similar a la de la población general, y está<br />
263<br />
discretamente disminuida en la EC. El<br />
porcentaje de pacientes limitados por la<br />
enfermedad es mayor en la EC, pudiendo<br />
llegar al 10%.<br />
TUBERCULOSIS INTESTINAL<br />
INTRODUCCIÓN<br />
La <strong>tuberculosis</strong> (TB) es un problema de salud<br />
pública a nivel mundial, siendo una<br />
enfermedad común en los países en vías de<br />
desarrollo y habiéndose notado su resurgimiento<br />
en países desarrollados, debido a su<br />
asociación con la pandemia del síndrome de<br />
inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Es la<br />
segunda causa de muerte por enfermedades<br />
infecto contagiosas, después del virus del<br />
inmunodeficiencia humana (VIH).<br />
De acuerdo con los resultados de la encuesta<br />
realizada en 1990 por la Unión Internacional<br />
contra la Tuberculosis y <strong>Enfermedad</strong>es<br />
Pulmonares, 1,7 billones de personas presentaron<br />
infección latente por el Mycobacterium<br />
<strong>tuberculosis</strong>, y en 1994, se reportaron 1,9<br />
billones. La Organización Mundial de la Salud<br />
(OMS) estimó que un millón 750 mil personas<br />
en todo el mundo fallecieron de <strong>tuberculosis</strong><br />
en el año 2003.<br />
La infección tuberculosa latente progresa a<br />
una enfermedad activa en aproximadamente<br />
5 a 10% de las personas infectadas. La<br />
manifestación clínica más común de la<br />
enfermedad es el compromiso pulmonar,<br />
presentándose en aproximadamente 80 a<br />
85% de los casos infectados, entre las<br />
personas VIH negativas. Cualquier órgano de<br />
la economía humana puede ser afectado. En<br />
el tracto gastro<strong>intestinal</strong>, el compromiso<br />
puede presentarse desde la boca hasta el ano,<br />
el peritoneo y el sistema pancreatobiliar.<br />
El primer reporte de TB abdominal de la<br />
literatura describe una necropsia realizada a<br />
Luis XIII en 1643 que mostró la presencia de<br />
<strong>tuberculosis</strong> pulmonar y abdominal. En 1715,<br />
Brünner también describió un caso de<br />
<strong>tuberculosis</strong> <strong>intestinal</strong> (TBI) donde encontró<br />
60 úlceras, la mayoría en el área de las placas<br />
de Peyer.
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
Históricamente, conocida como «la gran<br />
simuladora» la TBI puede presentarse<br />
semejando una enfermedad neoplásica,<br />
infecciosa o <strong>inflamatoria</strong> <strong>intestinal</strong>. Por lo cual,<br />
sino se sospecha, el diagnóstico puede pasarse<br />
por alto o diferirse indefinidamente,<br />
repercutiendo en forma significativa en las<br />
tasas de morbilidad y mortalidad por dicha<br />
afección.<br />
En el presente capítulo se revisarán las<br />
características epidemiológicas, clínicas, de<br />
diagnóstico y tratamiento, dando énfasis a los<br />
estudios nacionales reportados hasta la<br />
actualidad.<br />
DEFINICIÓN<br />
La <strong>tuberculosis</strong> <strong>intestinal</strong> es una enfermedad<br />
crónica, ocasionada por el Mycobacterium<br />
<strong>tuberculosis</strong>, que compromete intestino<br />
delgado, afectando principalmente el tejido<br />
linfoide ileal.<br />
EPIDEMIOLOGÍA<br />
En la era previa a la aparición del VIH, en<br />
estudios realizados en adultos inmunocompetentes<br />
se observó que la <strong>tuberculosis</strong><br />
extrapulmonar constituía cerca del 15 al 20%<br />
de todos los casos de TB. En pacientes VIH<br />
positivos, esta cifra aumenta a un 50 a 70%.<br />
La <strong>tuberculosis</strong> abdominal representa el 11%<br />
de todas las formas extrapulmonares y el 0,5<br />
% de todos los casos nuevos de <strong>tuberculosis</strong>.<br />
Su frecuencia ha aumentado con la aparición<br />
del VIH, la resistencia a los fármacos<br />
antituberculosos y con los movimientos<br />
migratorios. En un estudio realizado, durante<br />
un periodo de 3 años, entre 1981 y 1984, se<br />
encontraron 27 casos de <strong>tuberculosis</strong><br />
abdominal en seis hospitales de Nueva York.<br />
En 1990, en un periodo de 18 meses, se<br />
reportaron 21 casos de TBI sólo en un hospital<br />
de Nueva York, lo que revela un incremento<br />
significativo de la enfermedad en países<br />
desarrollados.<br />
En el Perú, se ha reportado que las formas<br />
extrapulmonares constituyen del 8 al 12% de<br />
todos los casos de TB y el compromiso del<br />
264<br />
aparato digestivo puede variar entre 0,4 a 5%.<br />
En un estudio retrospectivo comprendido<br />
entre los años 1964 y 1987 en el Hospital<br />
Nacional Cayetano Heredia de Lima, se<br />
reportó TB digestiva en el 4,5% de todas las<br />
formas de presentación de la <strong>tuberculosis</strong> y<br />
en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati,<br />
en 1997, se reportó un 4,2%.<br />
La TBI es predominantemente una<br />
enfermedad de adultos jóvenes. Dos tercios<br />
de los pacientes tienen entre 21 y 40 años de<br />
edad. En un estudio realizado en China, el<br />
promedio de edad fue de 46,8 años,<br />
notándose que el 74,5% se encontraba en el<br />
rango de 25 a 64 años. Los estudios<br />
nacionales, reportan la mayor incidencia de<br />
casos entre los 14 y 24 años con un 38,5%<br />
del total, seguido por el grupo de 25 a 34<br />
años en un 24%, llegando a sumar entre<br />
ambos 63% del total de los pacientes.<br />
En la mayoría de estudios, se ha observado<br />
un ligero predominio del sexo femenino.<br />
La <strong>tuberculosis</strong> <strong>intestinal</strong> puede presentarse<br />
asociada con enfermedad pulmonar activa,<br />
siendo más frecuente en grupos de bajo nivel<br />
socioeconómico. Su coexistencia varía, de<br />
acuerdo a las diferentes series, entre 10 y 68,5%.<br />
En los pacientes con cirrosis hepática, el<br />
diagnóstico de TBC digestiva puede estar<br />
enmascarado, por las características clínicas<br />
de la hepatopatía. Otro grupo especial, está<br />
conformado por los pacientes con enfermedad<br />
<strong>inflamatoria</strong> <strong>intestinal</strong> que toman<br />
fármacos inmunosupresores y corticoesteroides.<br />
Se han descrito casos de TBC pulmonar<br />
y extrapulmonar tras la administración de<br />
fármacos antifactor de necrosis tumoral, como<br />
el Infliximab, por lo que, antes de administrar<br />
estos fármacos se debe descartar una infección<br />
tuberculosa latente.<br />
PATOGENIA<br />
Los mecanismos postulados por el cual el<br />
bacilo tuberculoso crece en el tracto<br />
gastro<strong>intestinal</strong> son:<br />
• Diseminación hematógena desde un foco<br />
pulmonar en la infancia, con reactivación<br />
posterior.
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
• Ingestión del bacilo presente en el esputo<br />
desde un foco pulmonar activo.<br />
• Expansión directa desde órganos adyacentes.<br />
• A través de los canales linfáticos desde nódulos<br />
infectados.<br />
• La ingesta de leche infectada con el M. bovis<br />
no sometida a pasteurización, puede ser<br />
potencialmente una vía de transmisión,<br />
aunque esto es poco probable.<br />
M. <strong>tuberculosis</strong> puede infectar cualquier región<br />
del tracto digestivo, aunque su localización más<br />
habitual es la región ileocecal. El por qué se<br />
localiza principalmente en esta región se debería<br />
a la riqueza de tejido linfoide y a la posibilidad<br />
de contacto más prolongado de la bacteria con<br />
la mucosa <strong>intestinal</strong>, debido en parte a una<br />
estasis fisiológica del contenido <strong>intestinal</strong> y a la<br />
escasa actividad digestiva de la zona.<br />
PATOLOGÍA<br />
Macroscópicamente, la pared del intestino<br />
aparece engrosada y con una masa<br />
<strong>inflamatoria</strong> que rodea la región ileocecal, se<br />
pueden observar estrecheces e incluso<br />
formación de fístulas. La superficie de la serosa<br />
se cubre con múltiples nódulos blancoamarillentos.<br />
Con frecuencia hay un aumento<br />
de los ganglios linfáticos mesentéricos; observándose<br />
en los cortes histológicos necrosis<br />
caseosa. Típicamente, la mucosa está hiperémica,<br />
empedrada, y en algunos casos ulcerada.<br />
Las úlceras son circunferenciales, en contraste,<br />
con la enfermedad de Crohn, donde<br />
éstas son longitudinales o serpentigi-nosas.<br />
Cuando las úlceras cicatrizan, la fibrosis causa<br />
estenosis y estrecheces de la luz. Cambios<br />
arteriales oclusivos pueden producir isquemia<br />
y contribuir al desarrollo de estenosis.<br />
Microscópicamente, la lesión distintiva es el<br />
granuloma. No siempre se observa caseificación,<br />
sobre todo en la mucosa, aunque con<br />
frecuencia se pueden ver granulomas caseosos<br />
en los ganglios linfáticos regionales. Por lo<br />
común, la muscular está respetada.<br />
La lesión patognomónica de la <strong>tuberculosis</strong><br />
peritoneal es la siembra de la serosa con<br />
265<br />
tubérculos miliares, que son lesiones finas de<br />
color blanco amarillento. El peritoneo está<br />
engrosado e hiperémico con una pérdida de<br />
su lustre brilloso. El omento también está<br />
engrosado.<br />
Las características morfológicas provocadas<br />
por el bacilo tuberculoso en el intestino se<br />
pueden agrupar de la siguiente manera:<br />
1. Lesiones ulcerosas, que se observan en un<br />
60% de los pacientes. Son lesiones superficiales<br />
múltiples limitadas en gran parte al<br />
epitelio, puede estar asociado con un curso<br />
tórpido de la enfermedad.<br />
Figura 9. Ulceración circunferencial<br />
característico de la TBI. Tomado de:<br />
www.yamagiku.co.jp/ pathology.<br />
Figura 10. El nódulo, granuloma, está<br />
compuesto por tejido necrótico caseoso en el<br />
centro, infiltrado por células epitelioides y<br />
alrededor por linfocitos en su periferia. Tomado<br />
de: Robbins Pathologic Basis of Disease, 6 th<br />
ed. pag.349-352.
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
2. Lesiones hipertróficas, que se producen en<br />
aproximadamente un 10% de los pacientes,<br />
como consecuencia de cicatrización,<br />
fibrosis y lesiones de masa ocupante,<br />
pudiendo simular un proceso neoplásico.<br />
3. Lesiones úlcero-hipertróficas, vistas en<br />
alrededor de 30% de los pacientes. En<br />
éstas, se observan ulceraciones alternadas<br />
con áreas cicatrizales.<br />
CUADRO CLÍNICO<br />
La presentación clínica de la TBI puede ser<br />
aguda, crónica o crónica reagudizada. Los<br />
pacientes pueden tener sintomatología diversa<br />
y simular otras enfermedades, por lo tanto<br />
si esta no se sospecha clínicamente, el diagnóstico<br />
puede demorar y esto resultar en un<br />
aumento importante de la morbilidad y la<br />
mortalidad.<br />
Antes de acudir a la primera consulta médica,<br />
el paciente ya presenta síntomas en un periodo<br />
de 1 a 6 meses en la mayoría de las series,<br />
tanto extranjeras como nacionales.<br />
La TBI afecta la región ileocecal en más del<br />
90% de los casos. En raras ocasiones, el apéndice<br />
está afectado de forma primaria y aislada,<br />
presentándose como un cuadro de apendicitis<br />
aguda perforada.<br />
El cuadro clínico de la TBI suele ser insidioso,<br />
aunque se estima que un 20 a 36% se<br />
presentará de forma aguda, principalmente<br />
debido a la presencia de una complicación.<br />
El síntoma más frecuente es el dolor<br />
abdominal (80 a 90%) que suele ser de tipo<br />
cólico o hincada, de presentación difusa o con<br />
tendencia a localizarse en el mesogastrio o<br />
cuadrante inferior derecho. Otros síntomas<br />
importantes son: baja ponderal en el 66% de<br />
los pacientes, fiebre asociada a diaforesis<br />
nocturna en el 30 %, cambios en el hábito<br />
evacuatorio en el 20%, predominando la<br />
diarrea. En el Hospital Almenara, un estudio<br />
de TBI reportó diarrea en el 83% de los<br />
pacientes, con un promedio de 4 a 6 cámaras<br />
diarias, sin moco y sin sangre, en la mayoría<br />
se observó que al inicio de la enfermedad las<br />
diarreas fueron intermitentes, pero a medida<br />
266<br />
que progresaba la enfermedad, éstas se<br />
hicieron continuas.<br />
La anorexia en los pacientes con TBI puede<br />
estar presente en un 65 a 100% de los casos.<br />
Con menor frecuencia, se observan náuseas,<br />
vómitos, y melena. El mecanismo patogénico<br />
de la diarrea, habitualmente acuosa, es<br />
desconocido aunque se postula que es debido<br />
a una respuesta <strong>inflamatoria</strong> generalizada del<br />
intestino delgado. En el examen físico, la<br />
sensibilidad abdominal aumentada está<br />
presente en la mayoría de los pacientes,<br />
adicionalmente puede palparse una masa<br />
abdominal en un 25 a 50%, localizada<br />
principalmente en la fosa iliaca derecha. El<br />
12,5 a 15% de los pacientes cursan con<br />
hepatomegalia o esplenomegalia.<br />
La presentación circunscrita al colon se presenta<br />
en 9% de los casos. El compromiso colónico<br />
puede manifestarse en forma de cuadros<br />
obstructivos parciales, secundarios a estenosis<br />
<strong>inflamatoria</strong> o como episodios de hemorragia<br />
digestiva baja. Es muy rara la afección difusa<br />
de todo el colon en forma de colitis<br />
tuberculosa extensa, similar a la enfermedad<br />
de Crohn. En la TBI también puede presentarse<br />
perforación y peritonitis secundaria.<br />
La linfadenitis tuberculosa, una afección de<br />
los ganglios linfáticos por M. <strong>tuberculosis</strong>, es<br />
uno de los hallazgos más frecuentes de la<br />
<strong>tuberculosis</strong> abdominal y comprende entre el<br />
25 y 93% de los casos publicados. Los más<br />
afectados son los ganglios mesentéricos, los<br />
de la región ileocecal y píloro- duodenal.<br />
A diferencia de la TBI, la TB peritoneal tiene<br />
manifestaciones más sistémicas, como fiebre,<br />
hiporexia y malestar general. El dolor<br />
abdominal es de moderada intensidad con<br />
marcada postración y ascitis, ésta ultima<br />
presente en el 75% de los casos.<br />
En estudios realizados en Perú, se encontraron<br />
como síntomas más frecuentes de TBI: disminución<br />
ponderal (80%), diarrea (73,5%) y<br />
dolor abdominal (68,5%).<br />
En la tabla 3, se muestran las manifestaciones<br />
clínicas más frecuentes de TBI en diferentes<br />
estudios.
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
Tabla 3. Frecuencia de síntomas y signos en la <strong>tuberculosis</strong> <strong>intestinal</strong> en diversos estudios<br />
nacionales y extranjeros.<br />
DIAGNÓSTICO<br />
El diagnóstico de TBI está basado en hallazgos<br />
clínicos, de laboratorio, radiológicos y endoscópicos;<br />
siendo la comprobación microbiológica<br />
e histológica a veces difícil de conseguir.<br />
EXÁMENES DE LABORATORIO<br />
Exámenes Hematológicos. En el hemograma,<br />
el recuento leucocitario es variable,<br />
pudiendo ser normal o estar aumentado en más<br />
del 50% de los casos, observándose linfocitosis<br />
absoluta en el 17%. Las cifras de hemoglobina<br />
y hematocrito muestran anemia de diversos<br />
grados, siendo en su mayoría ferropénica. La<br />
velocidad de sedimentación globular está<br />
acelerada en un 50% a 80% de los pacientes.<br />
Asimismo, se observa trombocitosis relativa con<br />
valores mayores a 400 000 plaquetas/mL en<br />
52% de los pacientes. Puede apreciarse<br />
hipoalbuminemia en el 70% de casos.<br />
En los reportes nacionales, el 76% tuvo<br />
hemoglobina menor a 12 gr %, y sólo 39%<br />
tuvieron leucocitosis mayor a 9 000 con<br />
desviación izquierda; en 86% (63%-98%) la<br />
velocidad de sedimentación estuvo acelerada.<br />
Prueba de la tuberculina. La prueba de<br />
tuberculina (Mantoux-PPD) es positiva en la<br />
mayoría de pacientes con <strong>tuberculosis</strong><br />
<strong>intestinal</strong>, pero es de valor limitado ya que no<br />
diferencia entre enfermedad activa y previa<br />
sensibilización por contacto o vacuna.<br />
Asimismo la prueba de PPD puede ser negativa<br />
en pacientes ancianos o inmunocomprometidos.<br />
267<br />
Exámenes Bacteriológicos. En la TBI<br />
secundaria a un foco pulmonar puede encontrarse<br />
baciloscopia positiva en el esputo entre<br />
el 22 y el 37% y en el contenido gástrico entre<br />
el 34 y el 73%. El hallazgo de bacilos ácido<br />
alcohol resistentes (BAAR) en heces de éstos<br />
pacientes no es válido para el diagnóstico.<br />
Cuando la baciloscopía en esputo y en el<br />
contenido gástrico es negativa en forma seriada<br />
el hallazgo de BAAR en heces es un hallazgo<br />
importante para el diagnóstico.<br />
En el Perú, en un reporte de 235 pacientes en<br />
los que se hizo la prueba de tuberculina, ésta<br />
resultó negativa en 51%, positiva en 45% y<br />
dudosa en 4%. La investigación de BAAR en<br />
secreciones, fue positiva en 37,3% en esputo,<br />
39,33% en contenido gástrico y 26,3% en<br />
líquido ascítico. Aún cuando en un buen<br />
porcentaje de casos la investigación de BAAR<br />
resulta negativa, ésta se debe realizar siempre<br />
cuando exista la sospecha clínica de TBI.<br />
Estudio del líquido ascítico (LA). En<br />
pacientes con TB enteroperitoneal, el LA suele<br />
ser de un color amarillo citrino y turbio. La<br />
celularidad se encuentra aumentada a<br />
predominio linfomononuclear, presentando<br />
un alto contenido de proteínas hasta en un<br />
73% de casos. La adenosin-deaminasa (ADA),<br />
enzima que cataliza el paso de adenosina a<br />
inosina y relacionada con la actividad de los<br />
linfocitos T, en el LA tiene una sensibilidad y<br />
especificidad de hasta 96%. Los niveles de<br />
ADA están incrementados en la TB<br />
enteroperitoneal debido a estimulación de los<br />
linfocitos T por antígenos del Mycobacterium.
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
En nuestro medio, su valor es considerado<br />
anormal cuando sobrepasa 40 U/l. En la<br />
coinfección con VIH los valores de ADA<br />
pueden ser normales o bajos. Valores altos<br />
pueden observarse ocasionalmente en ascitis<br />
maligna. El cociente entre la deshidrogenasa<br />
láctica (DHL) del suero y la del LA es<br />
usualmente menor a 1.<br />
Es importante considerar que en los casos de<br />
TB genital femenina los valores del marcador<br />
tumoral CA 125 pueden encontrarse muy<br />
elevados simulando cifras propias de una<br />
neoplasia ovárica. Valores elevados de CA 125<br />
hace sospechar fuertemente el diagnóstico de<br />
neoplasia maligna de ovario; sin embargo es<br />
conveniente la búsqueda de mycobacterium<br />
y tomar biopsias para descartar la presencia<br />
de granulomas.<br />
Pruebas serológicas. Los métodos serológicos<br />
representan un avance significativo para<br />
el diagnóstico de TBI. La Prueba de la reacción<br />
en cadena de la polimerasa (PCR) ha<br />
demostrado no sólo ser de valor en el<br />
diagnóstico de TBI sino también para poder<br />
diferenciarla de la EC. La PCR realizada en las<br />
muestras de biopsias puede facilitar el<br />
diagnóstico, por su más alta sensibilidad y<br />
especificidad comparada con el cultivo de<br />
rutina y dado que los resultados pueden<br />
obtenerse en 48 hrs. Se ha propuesto que la<br />
prueba de ELISA para la detección de<br />
anticuerpos IgG para el bacilo tuberculoso<br />
debe ser usada para el diagnóstico de TBI y<br />
en la diferenciación de otras enfermedades<br />
abdominales no tuberculosas. Estas pruebas<br />
muestran 80-84% de sensibilidad y 88-95%<br />
de especificidad.<br />
Estudios de imágenes. Los hallazgos radiológicos<br />
de la TBI no son específicos, pudiendo<br />
corresponder a enfermedad de Crohn, Linfoma<br />
o Carcinoma cecal.<br />
Radiografía de intestino delgado y colon<br />
El estudio radiológico de colon con enema<br />
baritado y el de intestino delgado pueden<br />
revelar ulceraciones de la mucosa y zonas de<br />
estenosis, deformación en el ciego y una<br />
válvula ileocecal abierta e incompetente.<br />
Los siguientes signos pueden ser encontrados:<br />
(1) el «signo de la nevada»: acentuación del<br />
268<br />
tránsito <strong>intestinal</strong> con fragmentación y<br />
floculación del contraste. (2) el «signo de<br />
Stierling»: caracterizado por la falta de<br />
retención de bario en un segmento inflamado<br />
de íleon, ciego o colon ascendente –siendo<br />
más frecuente en el área ileocecal- con una<br />
configuración normal de la columna de bario<br />
en ambos extremos de la lesión. (3) el «signo<br />
de la cuerda»: que consiste en la aparición de<br />
una columna delgada de la sustancia de<br />
contraste, relativamente larga en el íleon<br />
terminal y que permanece constante como<br />
consecuencia de una hipertonicidad sostenida<br />
y estenosis <strong>intestinal</strong>.<br />
Figura 11. Estudio contrastado de bario, en un<br />
paciente con estenosis de la región ileocecal que<br />
se extiende hasta el colon ascendente.<br />
TOMOGRAFIA AXIAL COMPUTARIZADA La<br />
tomografía es de ayuda para detectar ganglios<br />
anormales o patología peritoneal, pero los<br />
hallazgos son inespecíficos.<br />
La tomografía es útil para valorar patología<br />
intraluminal y extraluminal así como<br />
extensión de la enfermedad.<br />
El hallazgo tomográfico más común es el<br />
engrosamiento mural concéntrico de la región
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
ileocecal, con o sin dilatación <strong>intestinal</strong><br />
proximal. Ocasionalmente se puede ver un<br />
engrosamiento asimétrico de la pared cecal<br />
media. La imagen típica de linfadenopatía con<br />
un centro hipodenso, que representa<br />
licuefacción caseosa, puede estar presente en<br />
el mesenterio adyacente.<br />
Figura 12. TAC abdominal: a) imágenes<br />
lobuladas, con áreas hipodensas con<br />
calcificación y focos de necrosis en su interior,<br />
compatibles con adenopatías; b) engrosamiento<br />
de la pared del ciego, que persiste en fase tardía,<br />
con buen relleno de contraste en su interior.<br />
ESTUDIOS ENDOSCÓPICOS<br />
COLONOSCOPÍA. Permite la observación y<br />
la toma de biopsias para el estudio anatomopatológico<br />
o la búsqueda de BAAR que<br />
permitan un diagnóstico de certeza. Los<br />
hallazgos colonoscópicos de la <strong>tuberculosis</strong><br />
ileocecal pueden ser múltiples y variados, se<br />
han descrito: úlceras, estenosis, nódulos,<br />
pseudopólipos, bandas fibrosas, fístulas y<br />
válvula ileocecal deformada. El principal<br />
diagnóstico diferencial es la enfermedad de<br />
Crohn (EC). Esta distinción es importante<br />
dado que el uso de esteroides por un<br />
diagnóstico erróneo de EC puede tener<br />
consecuencias fatales en pacientes con<br />
<strong>tuberculosis</strong> (Ej. causar <strong>tuberculosis</strong> miliar). El<br />
hallazgo endoscópico de úlceras aftosas con<br />
mucosa adyacente normal o la presencia de<br />
269<br />
empedrado favorece el diagnóstico de EC<br />
dado que estas lesiones son raramente vistas<br />
en pacientes con TBI. En contraste a la EC, las<br />
úlceras tuberculosas tienden a ser<br />
circunferenciales y están usualmente rodeadas<br />
por mucosa inflamada. Una válvula ileocecal<br />
Figura 13. Imagen colonoscópica de ciego<br />
deformada en «boca de pez» es más característica<br />
de TBI que de EC.<br />
LAPAROSCOPIA La laparoscopía diagnóstica<br />
es realizada en algunos centros para<br />
determinar compromiso peritoneal. Los<br />
hallazgos incluyen: adherencias y presencia<br />
de múltiples y pequeños nódulos (menores<br />
de 5 mm), difusamente dispersos en el<br />
peritoneo parietal y visceral, pudiendo<br />
también observarse en bazo o hígado.<br />
Un diagnóstico presuntivo de TBI puede ser<br />
hecho en presencia de <strong>tuberculosis</strong> pulmonar<br />
activa conocida y/o radiografía de tórax<br />
sugerente, con hallazgos clínico/radiológicos<br />
en el intestino sugestivos de TB <strong>intestinal</strong>. Sin<br />
embargo la radiografía de tórax puede ser<br />
normal en más del 50% de los casos.<br />
Un diagnóstico definitivo está basado<br />
principalmente en la histología, tinción de
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
Ziehl- Neelsen para BAAR y cultivo, aunque la<br />
sensibilidad reportada de cada test es variable.<br />
La colonoscopía con biopsia es la prueba<br />
diagnóstica no quirúrgica más útil en TBI<br />
ileocecal. Una combinación de histología y<br />
cultivo de material de biopsia puede establecer<br />
el diagnóstico en hasta el 80% de pacientes.<br />
La citología obtenida por aspiración endoscópica<br />
con aguja puede ser positiva aún cuando<br />
la biopsia haya sido negativa.<br />
Las biopsias endoscópicas profundas deberían<br />
ser tomadas de los márgenes de la úlcera y<br />
del lecho, dado que los granulomas TB son a<br />
menudo submucosos en comparación a la<br />
localización mucosa de los granulomas de la<br />
EC. Algunos parámetros histológicos pueden<br />
ayudar a diferenciar TB de EC: Los granulomas<br />
asociados a TB tienden a ser grandes y confluentes<br />
a menudo con necrosis caseosa. Las<br />
úlceras están rodeadas por agregados de<br />
histiocitos epiteloides y una gran inflamación<br />
submucosa. En contraste los granulomas<br />
asociados con la EC son infrecuentes, pequeños,<br />
no confluentes y no caseificantes.<br />
Diagnóstico diferencial<br />
El diagnóstico de TBC digestiva secundaria a<br />
TBC pulmonar es más sencillo que cuando no<br />
existen antecedentes o lesiones específicas<br />
pulmonares activas. En éstos casos se deben<br />
considerar como diagnósticos diferenciales<br />
otros trastornos inflamatorios crónicos o<br />
neoplasias del tubo digestivo que presentan<br />
sintomatología similar.<br />
El diagnóstico diferencial de la TBI incluye:<br />
actinomicosis, amebiasis, colitis por Yersinia<br />
enterocolítica, EC, linfoma y adenocarcinoma.<br />
La biopsia es útil para identificar células<br />
linfomatosas o carcinomatosas. La amebiasis<br />
es usualmente una enfermedad aguda,<br />
aunque en una minoría de casos, se puede<br />
presentar colitis crónica. Las biopsias obtenidas<br />
de estas úlceras, las cuales suelen estar<br />
rodeadas de mucosa normal muestran<br />
trofozoitos de E. histolytica. Los pacientes<br />
típicamente tienen este organismo en sus<br />
heces y una serología positiva para ameba.<br />
270<br />
Estrategia a seguir cuando el diagnóstico<br />
es dudoso<br />
El diagnóstico de TBI puede ser difícil de<br />
establecer aún cuando se realicen toda la<br />
metodología diagnóstica descrita anteriormente.<br />
Muchos autores recomiendan iniciar<br />
terapia si hay un alto índice de sospecha de<br />
TBI, de acuerdo a los hallazgos clínicos, radiológicos<br />
y colonoscópicos, aún cuando los<br />
estudios histológicos y bacteriológicos sean<br />
negativos. Otros sugieren realizar una laparotomía<br />
exploratoria en ausencia de un diagnóstico<br />
definitivo. En pacientes con lesiones<br />
ileocecales radiológicas y/o colonoscópicas<br />
compatibles con TBI, una historia de exposición<br />
a TB, una prueba de PPD fuertemente<br />
positiva, sospecha de TB en la radiografía de<br />
tórax y el provenir de una zona endémica<br />
como la nuestra, pueden ser suficientes para<br />
iniciar tratamiento. La gran mayoría de estos<br />
pacientes suelen tener una rápida respuesta<br />
al tratamiento. Por lo tanto si la mejoría no es<br />
vista dentro de un periodo de dos semanas<br />
puede reconsiderarse la laparotomía.<br />
TRATAMIENTO<br />
El tratamiento estándar con drogas antituberculosas<br />
es altamente efectivo, siendo el esquema<br />
terapéutico similar al de la TB pulmonar.<br />
En el Perú el tratamiento que recomienda el<br />
Programa de Control de Tuberculosis del<br />
Ministerio de Salud (MINSA) considera cuatro<br />
drogas: isoniazida, rifampicina, pirazinamida<br />
y etambutol, las que son administradas por<br />
seis meses (Tabla 4 ); el mismo que es gratuito.<br />
La dosis debe administrarse por kilo de peso<br />
corporal, de esta manera se disminuirá la<br />
ocurrencia de reacciones adversas.<br />
Antes de iniciar la terapia con tuberculostáticos,<br />
debe solicitarse exámenes tales como<br />
Hemograma, transaminasas y creatinina sérica.<br />
En un estudio nacional en un hospital de Lima,<br />
sobre 53 pacientes tratados, se encontró que<br />
hubo una respuesta al tratamiento de 86,1%,<br />
con una tasa de resistencia de 13,9% (6<br />
casos), de los cuales cinco eran pacientes que<br />
presentaban SIDA y uno cirrosis hepática.
Enfermed. inflamat. intest. y tuberc. intest. - Drs. J. Ferrandiz, V. Paz, C. Cabrera, R. Garrido, A. Mestanza.<br />
Tabla 4b. Esquema de tratamiento para TBI<br />
(Excepto domingos y feriados).<br />
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO<br />
La cirugía está reservada para pacientes que<br />
han desarrollado complicaciones, tales como,<br />
perforación libre, perforación cerrada con<br />
abcesos o fístula, hemorragia masiva y<br />
obstrucción <strong>intestinal</strong> que no responde al<br />
manejo médico. La obstrucción es la<br />
complicación más frecuente, presentándose<br />
generalmente durante la terapia debido a un<br />
proceso de cicatrización. Los pacientes con<br />
estenosis extensas o múltiples tienen menos<br />
probabilidad de responder a la terapia médica.<br />
Tabla 4. Esquema de tratamiento para TBI<br />
Tabla 4a. Esquema de tratamiento para TBI<br />
271<br />
Se debe realizar la menor resección quirúrgica<br />
posible. La cirugía de bypass para lesiones<br />
obstructivas debería ser evitada debido a<br />
complicaciones de síndrome de asa ciega.<br />
Cuando se detectan estenosis de ileon distal<br />
por colonoscopía se puede plantear dilatación<br />
transendoscópica con balón. Aún cuando la<br />
experiencia es muy limitada, esta técnica<br />
parece segura y puede obviar la necesidad de<br />
cirugía.<br />
PRONÓSTICO<br />
Aún existe un elevado riesgo de muerte por<br />
esta enfermedad en los países en vías de<br />
desarrollo. Sin embargo, la mayoría de los<br />
pacientes se cura con el tratamiento<br />
convencional falleciendo aquellos que<br />
abandonan el tratamiento, los que son<br />
multidrogorresistentes o los que cursan con<br />
complicaciones severas.
Tópicos Selectos en Medicina Interna - GASTROENTEROLOGÍA<br />
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