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Criminales, víctimas y verdugos - Ediciones Península

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JOSÉ CATALÁN DEUS<br />

<strong>Criminales</strong>,<br />

<strong>víctimas</strong><br />

y <strong>verdugos</strong><br />

Crónica negra de España<br />

(1939-1975)<br />

traducción de beatriz morales bastos<br />

EDICIONES PENÍNSULA<br />

barcelona<br />

" " 2..


© José Catalán Deus, 2011<br />

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito<br />

del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación<br />

pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones<br />

establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español<br />

de Derechos Reprográficos, wwww.cedro.org) si necesitan fotocopiar<br />

o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com;<br />

91 702 19 70 / 93 272 04 47). Todos los derechos reservados.<br />

Primera edición: septiembre de 2011<br />

© de esta edición: Grup Editorial 62, S.L.U., 2011<br />

<strong>Ediciones</strong> <strong>Península</strong>,<br />

Peu de la Creu 4, 08001-Barcelona.<br />

info@edicionespeninsula.com<br />

www.edicionespeninsula.com<br />

víctor igual · fotocomposición<br />

reinbook · impresión<br />

depósito legal: b. 25.553-2011<br />

isbn: 978-84-9942-107-0<br />

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ÍNDICE<br />

Prólogo 7<br />

PRIMERA PARTE<br />

LA DÉCADA DE 1940<br />

1. El asesinato de Carmen Broto (1949): las joyas<br />

de la prostituta de lujo 27<br />

SEGUNDA PARTE<br />

LA DÉCADA DE 1950<br />

2. El crimen de «El Monchito»: un ajuar sangriento 53<br />

3. El crimen de Tardáguila: la España rural y los pliegos<br />

de cordel 63<br />

4. El crimen de las estanqueras de Sevilla: «El Tarta»<br />

y sus dos colegas 71<br />

5. El asesino de las quinielas: la perdición del juego 87<br />

6. La Envenenadora de Valencia: la última mujer<br />

ejecutada 95<br />

7. Los crímenes de Jarabo: las juergas del señorito 105<br />

5<br />

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índice<br />

TERCERA PARTE<br />

LA DÉCADA DE 1960<br />

8. Los quinquis: la rebelión de un grupo marginado 127<br />

9. Los crímenes de «El Arropiero»: el serial killer<br />

español 157<br />

CUARTA PARTE<br />

LA DÉCADA DE 1970<br />

10. Misterio en la Costa del Sol: millonario y marginal<br />

se matan uno al otro 225<br />

11. El secreto de Los Galindos: cinco muertes<br />

y ninguna explicación 277<br />

QUINTA PARTE<br />

DE CUANDO HABÍA PENA DE MUERTE<br />

Queridísimos <strong>verdugos</strong> 331<br />

Epílogo 353<br />

Bibliografía 361<br />

6<br />

" " 2..


PRÓLOGO<br />

¿Se puede conocer un período histórico a través de los crímenes<br />

que lo conmocionaron? Hay una historia oficial, formada<br />

de fechas solemnes y nombres destacados, grandes decisiones<br />

políticas y trascendentales cambios económicos. Pero también<br />

hay una intrahistoria que palpita en la trastienda social, en la<br />

forma como se gestionan la ley y el orden, en las biografías de<br />

los individuos que deciden o se ven abocados a la criminalidad,<br />

en la vida de sus <strong>víctimas</strong>, en la manera en que el poder protege<br />

a estos y persigue y castiga a aquellos, y en el modo en que<br />

la sociedad percibe y juzga a unos y a otros más allá o más acá<br />

de los tribunales. La criminalidad en una época determinada<br />

parece el espejo invertido de la sociedad de ese tiempo.<br />

Nuestro propósito es rememorar un largo período de la<br />

historia reciente sirviéndonos de una decena de casos criminales<br />

cuyo recuerdo conlleva el de la época en que sucedieron.<br />

A través de criminales y <strong>víctimas</strong> surge la sociedad de aquella<br />

época, las formas de vida, los anhelos y las preocupaciones de<br />

una etapa histórica que, siendo tan cercana, parece haberse<br />

hundido en la noche de los tiempos. Y en la respuesta de las<br />

autoridades, en el cómo fueron perseguidos, juzgados y sentenciados<br />

aquellos graves delitos, surge la esencia de aquel Régimen,<br />

sus mecanismos de poder y sus objetivos de control.<br />

La dictadura de Franco ocupó un largo período del siglo xx<br />

y atravesó diversas fases que se reflejan en esta crónica negra.<br />

En la represión del crimen compartió los mecanismos que el<br />

mundo occidental aplicaba en aquella época, la dureza de las<br />

legislaciones y un abuso de la pena de muerte que hoy parece<br />

7<br />

" " 2..


prólogo<br />

inconcebible. La no existencia de un estado de derecho permitió<br />

abusos inauditos por parte de policías y jueces. No obstante,<br />

a la hora de juzgar debemos tener en cuenta el tiempo<br />

transcurrido, los enormes cambios sociales y psicológicos que<br />

nos separan de aquella época.<br />

En medio siglo, hemos pasado del moralismo a la permisividad,<br />

de la rigidez al libertinaje, de más de un centenar de<br />

ejecuciones por sentencia de muerte en delitos comunes durante<br />

el franquismo a la supresión de la pena de muerte al comienzo<br />

de la Transición, de una sociedad que se horrorizaba<br />

por un simple apuñalamiento a crímenes múltiples y a menudo<br />

espeluznantes. Es lógica la actitud nostálgica que experimentan<br />

unos; es comprensible el rechazo que este pasado produce<br />

a otros.<br />

Como dice la célebre frase bíblica: «Por sus obras los conoceréis».<br />

Podemos decir que por sus crímenes puede conocerse<br />

una época y un país. Se tiende a hablar erróneamente del<br />

franquismo como si fuera una etapa homogénea de la historia<br />

de España, idéntica de principio a fin, sin tener en cuenta que<br />

su larga duración, treinta y seis años, apenas tiene parangónen<br />

la reciente historia occidental, y que por tanto debió pasar<br />

ineludiblemente por diferentes fases desde sus inicios después<br />

de una guerra civil hasta su conversión/disolución final en una<br />

monarquía parlamentaria.<br />

A la posguerra estricta (1939-1946) siguió una etapa puente<br />

de afirmación (1946-1953), a la que continuó la consolidación<br />

(1953-1960), con la admisión en la ONU, los acuerdos<br />

con Estados Unidos rubricados durante la visita oficial del<br />

presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, y el saneamiento<br />

económico del Plan de Estabilización. Luego llegaría<br />

la década feliz de 1960, con la espita de la emigración, el milagro<br />

del turismo, el surgimiento de las clases medias, los planes<br />

de desarrollo y el nombramiento del príncipe Juan Carlos<br />

como sucesor a la Corona de España. Finalmente, entre 1969<br />

y 1975 se desarrollaría la etapa final del tardofranquismo en la<br />

8<br />

" " 2..


prólogo<br />

que la ofensiva de la oposición hizo fracasar los intentos continuistas<br />

y potenció un enrocamiento del gobierno que terminaría<br />

de manera espantosa con los fusilamientos del 27 de septiembre<br />

de 1975, una desesperada reacción del continuismo<br />

franquista que parió el pacto entre los evolucionistas del Régimen<br />

y los reformistas de la oposición. Así se alumbraría una<br />

larga e inconclusa transición hacia la democracia que ha dado<br />

lugar a la actual monarquía parlamentaria en forma constitucional<br />

de Estado Social y Democrático de Derecho.<br />

Cada etapa tuvo sus crímenes representativos, y el análisis<br />

de aquellos sucesos que conmovieron a la gente entonces refleja<br />

los cambios, las tendencias y las tensiones de la sociedad<br />

de la época.<br />

primera década<br />

En 1939 España era un país arruinado. Diezmada demográficamente,<br />

el hambre y la extrema necesidad eran la realidad<br />

cotidiana de una gran parte de la población. El final de la Segunda<br />

Guerra Mundial, en 1945, supuso la condena internacional<br />

del régimen de Franco como aliado del Eje derrotado y su<br />

aislamiento casi completo. No le cupo más solución que acogerse<br />

a la autarquía, una política económica basada en la búsqueda<br />

de la autosuficiencia económica y un completo control<br />

estatal. El intervencionismo del Estado se extendió por gran<br />

parte de la economía nacional. El Estado fijó los precios agrícolas<br />

y obligó a los campesinos a entregar los excedentes de<br />

sus cosechas. Con el fin de impulsar la exangüe industria española,<br />

se creó,en1941, el Instituto Nacional de Industria (INI)<br />

y se estableció un rígido control del comercio exterior.<br />

Los años de la posguerra marcaron una tremenda regresión<br />

en el terreno económico. Al hundimiento de la producción<br />

agrícola e industrial le acompañó una vuelta atrás histórica:<br />

el sector primario volvió a suponer más de la mitad de la<br />

9<br />

" " 2..


prólogo<br />

renta nacional. En un contexto de escasez e intervención estatal,<br />

el mercado negro, el estraperlo y las corruptelas y los sobornos<br />

para obtener licencias de importación y exportación, suministros<br />

al Estado y otros favores se apoderaron de la economía<br />

del país.<br />

Los dirigentes republicanos que habían huido de España<br />

en 1939 mantuvieron un gobierno de la República en el exilio<br />

tratando de salvar la legalidad surgida de la Constitución<br />

de 1931. Albergaban esperanzas de que la derrota de la Alemania<br />

de Hitler supusiera la intervención de las tropas aliadas y<br />

el fin de la dictadura de Franco. A medida que las tropas franquistas<br />

fueron ocupando las diferentes regiones del país, pequeños<br />

núcleos de combatientes republicanos, huyendo de la<br />

represión en casi todos los casos, se «echaron al monte» formando<br />

grupos de guerrilleros, los maquis. Las acciones guerrilleras<br />

se intensificaron tras la derrota nazi en 1945. Los maquis<br />

trataban de colaborar con la anhelada intervencióndelos<br />

aliados en España. La dura represión y el final de las esperanzas<br />

en una intervención exterior llevaron, en 1948, a la renuncia<br />

por parte del PCE a la lucha armada y su llamada a los<br />

guerrilleros a huir del país.<br />

La represión durante la guerra y la posguerra desmanteló los<br />

cuadros políticos y sindicales de la izquierda. En 1946-1947,<br />

las primeras huelgas fueron duramente reprimidas y la oposición<br />

continuó silenciada. De esta primera etapa de posguerra<br />

no han quedado apenas testimonios de sucesos mortales que<br />

conmocionaran aquella sociedad, por cuanto pasaron desapercibidos<br />

en medio de conmociones telúricas como la represión<br />

masiva de los vencidos, el hambre y la miseria generalizada, y<br />

los intentos desesperados de derribar al Régimen mediante<br />

guerrillas medio espontáneas y hasta una invasión en toda regla<br />

por los Pirineos que terminaría cercada en el valle de Arán<br />

en 1946.<br />

Cuando queda claro que los vencidos son mucho más débiles<br />

que los vencedores y que el nuevo statu quo surgido de la<br />

10<br />

" " 2..


prólogo<br />

Segunda Guerra Mundial cuenta con el régimen de Franco, se<br />

afianza una sociedad que comienza a recuperarse. El crimen de<br />

Carmen Broto nos da testimonio del resurgimiento de las clases<br />

altas, del medrar de nuevas fortunas a través del estraperlo imprescindible<br />

en una sociedad autárquica, de una eclosión del<br />

placer y del lujo entre los beneficiados de la guerra.<br />

segunda década<br />

Desde los inicios de la década de 1950 se produce un giro en la<br />

política económica. Se aplica una liberalización parcial de precios,<br />

y del comercio y la circulación de mercancías. En 1952 se<br />

puso fin al racionamiento de alimentos. Estas medidas trajeron<br />

una cierta expansión económica. Finalmente, en 1954 se superó<br />

la renta por habitante de 1935. Habían sido necesarias dos décadas<br />

para dejar atrás los efectos de la Guerra Civil.<br />

Como iremos viendo, el caso de «El Monchito» reflejará una<br />

normalidad creciente en la que son enormes las mayorías excluidas,<br />

y el triángulo sangriento de Tardáguila, al año siguiente, es<br />

reflejo de la pervivencia de una España rural oscura y atávica.<br />

La guerra fría y el consiguiente cambio en la política internacional<br />

estadounidense propiciaron que desde 1951 comenzara<br />

a llegar ayuda económica de Estados Unidos. Aunque<br />

inferior a la recibida por los países beneficiarios del Plan Marshall,<br />

esta ayuda permitió importaciones de bienes de equipo<br />

imprescindibles para el desarrollo industrial.<br />

El incipiente desarrollo trajo consigo, sin embargo, una<br />

fuerte inflación que propició un gran malestar social. En 1951,<br />

el boicot a los tranvías de Barcelona por la subida de tarifas<br />

constituyó la primera protesta de masas en la historia del franquismo.<br />

La necesidad de reformas estructurales en la economía<br />

era evidente. Al mismo tiempo, las esperanzas de los derrotados<br />

en la Guerra Civil y de los exiliados se vieron definitivamente<br />

frustradas cuando España ingresó en la ONU en 1955.<br />

11<br />

" " 2..


prólogo<br />

En la universidad, las tensiones fueron creciendo en demanda<br />

de más libertad en las cátedras y en las aulas. El malestar<br />

universitario culminó en los incidentes de la Universidad<br />

Complutense de Madrid en 1956, con enfrentamientos entre<br />

los estudiantes y los falangistas del Sindicato Español Universitario<br />

(SEU). Estos incidentes, que provocaron la dimisión<br />

del ministro de Educación Joaquín Ruiz-Giménez, mostraron<br />

la aparición de una nueva generación universitaria, formada<br />

esencialmente por los hijos de los vencedores, que iniciaba su<br />

ruptura con la dictadura.<br />

El país está cambiando y ya hay delincuentes que se atreven<br />

a realizar atracos, especialmente en establecimientos poco<br />

protegidos como estancos y farmacias; y jóvenes emprendedores<br />

que piensan hacerse ricos jugando a las quinielas. La emigración<br />

masiva a las ciudades crea una nueva clase social, la de<br />

«las que tienen que servir», y en la que alguna criada ensayará<br />

el atajo del envenenamiento para suplantar a su señora. El puritanismo<br />

asfixiante de día permite, sin embargo, una pujante<br />

vida nocturna, en cuyos pudrideros nace la figura de Jarabo,<br />

paradigma de la inmoralidad, la maldad sin límites, la frialdad<br />

criminal sin arrepentimiento.<br />

Franco, tras veinte años de políticas económicas nocivas,<br />

ha permitido, en 1957, la entrada en el gobierno de un grupo<br />

de tecnócratas, la gente del Opus Dei. Estos nuevos ministros<br />

diseñan el giro definitivo en la política económica del Régimen<br />

con el Plan de Estabilizaciónde1959, elaborado siguiendo<br />

las indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario<br />

Internacional (FMI).<br />

tercera década<br />

Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con<br />

el período autárquico e intervencionista. Se recortó el gasto<br />

público y disminuyó el intervencionismo del Estado, a la vez<br />

12<br />

" " 2..


prólogo<br />

que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta y<br />

liberalizando las inversiones extranjeras. Las consecuencias se<br />

apreciaron en poco tiempo. A partir de 1961, tras reducirse el<br />

déficit del Estado y recibir abundantes inversiones del exterior,<br />

España inició un acelerado crecimiento económico.<br />

La apertura económica provoca un verdadero aluvión de<br />

inversiones extranjeras que se ven atraídas por los bajos salarios.<br />

El desarrollo industrial desencadenó una intensa emigración<br />

de mano de obra campesina hacia las ciudades y hacia<br />

Europa occidental. A la vez que la agricultura se modernizaba,<br />

amplias zonas del interior quedaban abandonadas. En el<br />

terreno comercial, España alcanzó un superávit en su balanza<br />

de pagos. El tradicional déficit de la balanza comercial se vio<br />

compensado por los ingresos procedentes del espectacular desarrollo<br />

del turismo, las inversiones extranjeras y las remesas<br />

enviadas por los emigrantes en Europa.<br />

El período 1961-1973 estuvo dominado por un gran desarrollo<br />

económico, inserto en un marco general de expansión<br />

europea y mundial. Ese contexto exterior favorable permitió<br />

abundantes inversiones extranjeras, una masiva llegada de turistas<br />

y la eliminación del paro mediante la emigración a Europa.<br />

Para tratar de encauzar el crecimiento económico, el Gobierno<br />

aprobó, a partir de 1963, varios planes de desarrollo. Basados<br />

en los incentivos fiscales y las ayudas estatales, tuvieron un<br />

resultado evidente, aunque inferior al previsto, con previsibles<br />

fallos en una planificación dirigista y creciente desequilibrio<br />

interregional.<br />

En lo referente a la oposición antifranquista, mientras que<br />

el PSOE se convirtió en un partido casi virtual y dividido entre<br />

sus dirigentes del exilio y los escasos militantes del interior,<br />

el PCE pasó a constituirse en el principal partido de la oposición<br />

con una fuerte estructura clandestina. Por su parte, los<br />

anarquistas, así como los republicanos, prácticamente desaparecieron.<br />

Lo más destacable es el nacimiento, en 1962, de las<br />

Comisiones Obreras, propiciadas por el Partido Comunista<br />

13<br />

" " 2..


prólogo<br />

de España y basadas en el aprovechamiento de las fisuras legales<br />

que permitía la legislación franquista y en la infiltración en<br />

la organización sindical. Los sindicatos históricos, la UGT y la<br />

CNT, apenas tuvieron presencia durante la dictadura.<br />

La década de 1960 eleva el nivel de vida de la poblaciónde<br />

forma ostensible, pero subsisten bolsas de marginación que en<br />

el terreno colectivo darán lugar a la sublevación de los quinquis<br />

y en el plano individual crearán la figura del inadaptado<br />

por excelencia, «el Arropiero».<br />

último lustro<br />

Cuando llega la década de 1970, el Régimen está agotado,<br />

irrumpe una modernidad difícil de integrar en un sistema paternalista,<br />

un capitalismo a caballo entre estructuras viciadas<br />

y nuevos mecanismos de corrupción y lucro que estallan en<br />

«matesas» variados y nos dejan como recuerdo la misteriosa<br />

muerte del presidente del Club de Fútbol Málaga, paradigma<br />

de empresario de aquella época en la que irrumpe el poder<br />

omnímodo de la industria de la construcción que aún sigue<br />

dominando España.<br />

Se está produciendo un acelerado cambio social. Más de<br />

un millón de españoles se han desplazado a Francia, Alemania<br />

Occidental, Suiza, Bélgica y otros países europeos, y van a iniciar<br />

el retorno. Al mismo tiempo, se registra un fuerte incremento<br />

de la población. A la vez que se reducía la tasa de mortalidad,<br />

la tasa de natalidad se mantuvo en valores muy altos e<br />

incluso se incrementó, pero el Gobierno no aumentó el gasto<br />

público, lo que llevó a que los servicios públicos fueran claramente<br />

insuficientes. El crecimiento demográfico provocó un<br />

enorme déficit en vivienda, que trató de resolverse mediante<br />

grandes operaciones inmobiliarias en las ciudades españolas.<br />

Estos nuevos barrios nacieron a menudo sin equipamientos<br />

sociales y urbanos básicos.<br />

14<br />

" " 2..


prólogo<br />

Pese a sus limitaciones, el desarrollo económico propició<br />

la aparición de la sociedad de consumo en España. Dos tercios<br />

de los hogares tenían televisión en1969, y un cuarto de las<br />

familias poseían un automóvil. Pero esta nueva sociedad, caracterizada<br />

por el acceso a más información y por una mayor<br />

movilidad, trajo, especialmente entre los jóvenes, una nueva<br />

mentalidad que chocaba con el tradicionalismo del Régimen.<br />

Aparecen nuevas pautas de relación entre los sexos, y foráneos<br />

gustos, costumbres e indumentarias que atentan directamente<br />

al conservadurismo reinante.<br />

Los cambios sociales y la proximidad de la muerte del dictador<br />

facilitaron la extensión de las actividades de oposición a<br />

la dictadura. El Concilio Vaticano II favoreció la difusión del<br />

antifranquismo entre fieles y clero. Los movimientos de protesta<br />

de trabajadores, estudiantes y profesionales, el renacer<br />

nacionalista en Cataluña, la irrupción de ETA y diversos brotes<br />

revolucionarios confluyeron en el período final del franquismo.<br />

A lo largo de 1975 se producen diversos ataques mortales<br />

contra las fuerzas del orden y el 27 de septiembre son<br />

fusilados tres militantes del Frente Revolucionario Antifascista<br />

y Patriota (FRAP) y dos de Euskadi Ta Askatasuna (ETA).<br />

Para simbolizar la agonía del Régimen en aquel verano<br />

de 1975, nada más paradigmático que la tragedia de Los Galindos,<br />

donde el atavismo rural se funde con las películas de<br />

Hollywood, un desafío al orden en forma de crimen quíntuple<br />

que al Régimen moribundo ya no interesa y que la trastabillante<br />

democracia que lo sucede, dando muestra clara de su<br />

impotencia congénita, nunca acertará a resolver.<br />

Sin poder derrumbar al régimen franquista, los movimientos<br />

de oposición consiguen crear una amplia red social de contestación<br />

a la dictadura que aflorará tras la muerte de Franco y que<br />

será clave para la transición a la democracia.<br />

En fin, la crónica negra del franquismo es el envés de una<br />

época, el reflejo trágico y a veces tragicómico de un período de<br />

la historia que hemos arrinconado en la memoria pero que<br />

15<br />

" " 2..


prólogo<br />

merece la pena ser recordado. Los crímenes de la época ofrecen<br />

un escenario de tenebrismo social, de esperpento ciudadano,<br />

la posibilidad de evocar una etapa histórica de forma tangencial,<br />

elusiva, metafórica y, por lo tanto, más capaz de captar<br />

la esencia de la misma que los ejercicios racionales siempre<br />

lastrados por prejuicios y creencias.<br />

todo estaba censurado<br />

Según Justino Sinova, en su libro dedicado a la censura de<br />

prensa bajo el franquismo, el Régimen, desde sus inicios, trató<br />

de transmitir la imagen de España como un país sin delitos.<br />

«Se prohibía la publicación o se falseaban detalles de corrientes<br />

sucesos, como si se quisiera difundir la opinión de que en<br />

el país, tras la expulsión de los rojos, no se cometían delitos». 1<br />

Las autoridades franquistas estaban obsesionadas por el mantenimiento<br />

del orden público y la normalidad como indicios<br />

seguros de que todo marchaba bien. La práctica preferida era<br />

la omisión. «Si los periodistas no informaban de crímenes, los<br />

lectores estarían en situación de suponer que era porque no<br />

existían». 2<br />

Durante años se suprimieron las noticias sobre sucesos<br />

graves y sobre la aplicación de penas de muerte. En los periódicos<br />

se recibían frecuentemente consignas del tipo «de este<br />

suceso no informar nada». También se referían a cuestiones de<br />

fondo, a temas y argumentos de los que no se podía informar<br />

o había que informar obligatoriamente, o bien a aspectos formales<br />

relacionados con la presentación de las noticias como su<br />

titulación, tamaño o acompañamiento gráfico, así como detalles<br />

de la actividad misma de los periódicos, como el envío o<br />

1. Sinova, Justino, La censura de prensa durante el franquismo, Madrid,<br />

Espasa Calpe, 1989, p.242.<br />

2. Ibíd., p. 243.<br />

16<br />

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prólogo<br />

no de redactores a cubrir una información, y la publicaciónono<br />

de fotos.<br />

Se prohibió, por ejemplo, publicar la noticia de que un<br />

vagón de naranjas había descarrilado en Venta de Baños, provincia<br />

de Burgos, porque transmitía una imagen de fragilidad<br />

institucional. Las noticias de sucesos con <strong>víctimas</strong> también estaban<br />

censuradas. Los censores tenían miedo a las descripciones<br />

minuciosas de los detalles porque atentaban a la intención<br />

moralizante y distraían a los lectores del mensaje ideológico.<br />

Y en la década de 1940 se distribuían a menudo instrucciones<br />

como esta del 18 de noviembre de 1941: «A partir de hoy, todos<br />

los crímenes y sucesos de la misma índole deberán reducirse<br />

suprimiéndose los detalles macabros y dejando simplemente<br />

la noticia». Hasta el Ministerio de Obras Públicas<br />

ejercía censura previa sobre informaciones de inundaciones y<br />

otras catástrofes naturales.<br />

El control fue suavizándose a lo largo de la década de 1950<br />

y sobre todo en la de 1960, hasta que llegó la Ley de Prensa<br />

de 1966. Esta evolución se refleja en los casos que hemos seleccionado,<br />

desde la brevedad y ausencia de detalles en los primeros<br />

sucesos a los ríos de tinta que acompañaron, por ejemplo,<br />

a «El Arropiero».<br />

del silencio a la distracción<br />

Pero no tardó mucho tiempo el Régimen en comprender que<br />

alguna espita había que dejar abierta al entretenimiento, la<br />

maledicencia y la rumorología popular. El semanario El Caso<br />

apareció en mayo de 1952, y marcó la pauta de la crónica negra<br />

del franquismo. Se publicó durante treinta y cinco años,<br />

incluida toda la transición a la democracia, y sentó época. Apareció<br />

un 11 de mayo, llevando en portada el entonces célebre<br />

«Crimen de El Plantío». Salía los domingos y costaba dos pesetas.<br />

La Dirección General de Prensa solo le autorizaba un<br />

17<br />

" " 2..


prólogo<br />

crimen por semana y le prohibía hablar de violaciones o temas<br />

sexuales escabrosos. Empezó con una tirada de 13.000 ejemplares,<br />

y tan solo en un año llegó a los 150.000. Diez años más<br />

tarde tiraba más de 200.000, cifra únicamente superada por<br />

tres revistas semanales del corazón y una de televisión. Su<br />

avispado editor, Eugenio Suárez, convirtió la sección fija que<br />

llevaba en el diario Madrid en una publicación de enorme influencia,<br />

que se leía en grupo y llegaba a la España profunda<br />

donde ni se conocía la prensa, donde todo lo que se sabía llegaba<br />

a través de «El Parte», el Diario Hablado de Radio Nacional<br />

de España, casi de obligada escucha dos veces diarias, a<br />

las dos de la tarde y a las diez de la noche.<br />

Suárez reconoce que tuvieron pocos tropiezos con la censura,<br />

que con ellos no era dura, que si les tachaban la palabra<br />

«semidesnuda», la cambiaban por «semivestida» y colaba. Y<br />

que los sucesos de fuera de Madrid se controlaban menos. Su<br />

redactor más famoso fue una mujer, la célebre «Margarita<br />

Landi» (1922-2004), que en realidad se llamaba Encarnación<br />

Verdugo (un apellido no muy adecuado para ser periodista de<br />

sucesos) yalaquetambién apodaron en el ambiente policial<br />

«Subinspectora Pedrito», que empezó en 1953 y estuvo veintiocho<br />

años en El Caso hasta pasarse a Interviú. Era tanto su<br />

prestigio oficial que la policía mandaba un coche a recogerla<br />

cuando había sucesos importantes.<br />

El Caso fue una publicación claramente apoyada y utilizada<br />

por el franquismo y la policía. Se le permitía lo que a nadie<br />

más (véase el despliegue sobre el Proceso de Burgos, convertido<br />

en suceso común y descontextualizado de su significado<br />

político); se le trataba con guante blanco y preferencia, se<br />

comprendía el papel auxiliar que desempeñaba. Los graves sucesos<br />

constituían hechos aislados, patológicos y enfermizos<br />

que en su excepcionalidad venían a confirmar la salud general<br />

del Régimen.<br />

Sin embargo, algunos intentos de imitar y competir con El<br />

Caso, como Sucesos, El Farol o Suspense, no pudieron consoli-<br />

18<br />

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prólogo<br />

darse. Solo había sitio, de momento, para un semanario de<br />

sucesos. Pero con el desarrollo económico y la consolidación<br />

de la clase media, el mercado se amplió, apareció Por qué (1960-<br />

1975), dirigido por uno de sus reporteros independizado, Miguel<br />

Rubio, y ya en la etapa final del Régimen, en la que el<br />

franquismo se debilitaba a ojos vista, aparecieron el mensual<br />

Crimen y Castigo (1972-1976)yStop (1974, <strong>Ediciones</strong> Sedmay).<br />

El Caso cerró en 1987. Su editor había amasado una fortuna<br />

que le hizo propietario de catorce revistas, con cabeceras<br />

como Sábado Gráfico y El cocodrilo Leopoldo o Velocidad, Aire libre,<br />

La bota, Discóbolo, Cine en 7 días y Burladero.<br />

Desde su refugio asturiano y con noventa años recién cumplidos,<br />

Suárez declaraba el año pasado a Patricia Gosálvez, en<br />

el diario El País: «Entonces éramos los únicos que hacíamos<br />

algo que se podía llamar periodismo, buscábamos la noticia,<br />

salíamos a la calle, creábamos opinión... El resto se limitaba a<br />

transcribir notas de prensa oficiales, aquello no era un trabajo,<br />

era una manera de ser». Durante décadas, la gente enrollaba<br />

las páginas de El Caso del revés como si fuese pornografía ya<br />

los niños se les prohibía leerlo. «Pero no era nada comparado<br />

con la casquería que sale ahora por la tele». ¿Cómo conseguían<br />

ese lujo de detalles? «¡Nos lo inventábamos, hija! —le<br />

dice Suárez, y luego añade arrepentido—: Aunque procurábamos<br />

contar la verdad». Y cuando la periodista le pide un consejo<br />

para enfrentarse al oficio, dice: «Si no te responden, insiste;<br />

si te echan de un sitio, vuelve; aunque te echen a patadas,<br />

tienes que volver».<br />

«No chorreaba sangre —contaba Suárez en 2008 a Juan<br />

Carlos Rodríguez de El Economista— porque estuvo racionado<br />

por el Régimen a un suceso mortal por número. Y en aquella<br />

época se mataba poco y mal». Era «un periodismo duro, exigente,<br />

difícil, surgido en la desolación informativa de una coyuntura<br />

histórica determinada, que entretenía la curiosidad<br />

—morbosa si ustedes quieren— de miles de lectores. Escrito<br />

correctamente y con un firme y permanente objetivo: estar<br />

19<br />

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prólogo<br />

contra los malos, asesinos, violadores, ladrones, timadores a<br />

menudo de guante y cuello blanco, relatar al público las cosas<br />

que pasaban y que podían decirse. Nunca disfrutó de trato de<br />

favor, al contrario, hubo de remar contra la corriente de quienes<br />

soportan mal el éxito ajeno».<br />

«Era una manera de dar la España real —opinaba Francisco<br />

Umbral— contra la España oficial de la dictadura. Los sucesos<br />

fueron una tercera vía para dar la verdad del país (como<br />

el Pascual Duarte de Cela, en muy diferente y altísimo nivel<br />

literario). Franco permitió El Caso porque pensaba que la gente,<br />

distraída con el crimen de la portera, la gata con alas o el<br />

hongo milagroso, se iba a despolitizar, como así fue». 3<br />

Los archivos de las revistas de Suárez, incluido El Caso,<br />

fueron donados a la Universidad San Pablo CEU, donde ocupan<br />

500 tomos, pero falta el descomunal archivo gráfico:<br />

«Más de un millón de fotos, desaparecidas. Era un patrimonio<br />

mío y lo perdí. Nosédónde están —dice el que fuera su<br />

propietario, fundador y director—. Hoy tendría un valor incalculable,<br />

con material inédito que lo mismo llegaba directamente<br />

de la Dirección General de Seguridad como de lectores<br />

que descubrían sus propios casos o de su extensa nómina<br />

de fotógrafos. Igual, hasta lo vendieron al peso y lo convirtieron<br />

en pasta de papel... Es que hay cada necio». Eugenio Suárez<br />

tan solo sabe o quiere contar que en medio de la ruina en<br />

la que acabó su emporio de papel, mandó el archivo a Andalucía,<br />

a la redacción deLa Voz de Almería, periódico al que<br />

más tarde también le llegó la hora de la ruina, el cierre y los<br />

acreedores. «Uno de ellos se debió de llevar el archivo. Pero<br />

no sé más».<br />

En la biblioteca del CEU, la mayor parte de las peticiones<br />

para revisar los 66 tomos de El Caso proceden hoy día de cadenas<br />

de televisión que se conforman con reproducir sus foto-<br />

3. Umbral, Francisco, «Los sucesos», en El Mundo, 16 de marzo de<br />

1993, p.7.<br />

20<br />

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prólogo<br />

grafías desvaídas, a menudo el único testimonio gráfico de la<br />

crónica negra del franquismo.<br />

En su libro Brumas del franquismo. El auge del cine negro español<br />

(1950-1965), Francesc Sánchez Barba refleja cómo en el<br />

período central del franquismo aparece un cine negro español<br />

que enlaza con corrientes y géneros presentes en el panorama<br />

internacional a pesar de las dificultades. Fueron más de doscientos<br />

títulos que muchas veces reflejaron, a través de historias<br />

de policías y ladrones, la sociedad de aquel tiempo, el impacto<br />

del turismo, el desarrollismo y los cambios sociales.<br />

Según Sánchez Barba, en algunas películas se filtraron disparidades<br />

e inquietudes que ayudaron a reconstruir la representación<br />

fílmica del miedo, las huellas de la privación ydela<br />

persecución implacable de los perdedores y, asimismo, de unos<br />

espacios urbanos afectados por transformaciones crecientes y<br />

convulsiones sociales como, por ejemplo, la marginación oel<br />

desarraigo.<br />

La Crónica de Sucesos ha reflejado siempre la parte oculta<br />

de la vida social, el envés oscuro de una convivencia siempre<br />

difícil. Comenzó de forma vergonzante, casi escondida en el<br />

interior de los periódicos, y ha llegado hoy a ser un componente<br />

esencial de las noticias, a medida que el espectáculo sustituía<br />

al análisis, lo superficial eclipsaba las razones profundas<br />

y el sensacionalismo se convertía en el gancho para atraer a<br />

unos consumidores siempre apresurados. Puede decirse que<br />

a fuerza de repetirse y generalizarse, las conductas antisociales<br />

pronto dejarán de ser noticia.<br />

Mientras tal cosa ocurre, sirva la crónica negra del franquismo<br />

para enriquecer nuestra memoria y conocimiento de<br />

aquella época.<br />

21<br />

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PRIMERA PARTE<br />

LA DÉCADA DE 1940<br />

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Terminada la Guerra Civil, prosigue la represión de los vencedores<br />

sobre los vencidos que ya se había manifestado brutalmente<br />

—por ambos bandos— a lo largo de los tres años de<br />

conflicto armado. En 1939, el número de detenidos políticos<br />

superaba los 270.000. Se calculan en varias decenas de miles de<br />

ejecuciones durante los primeros meses tras la victoria «nacional»<br />

del 1 de abril de 1939. Los expedientes por responsabilidades<br />

políticas afectaron a 125.000 personas. En este contexto<br />

poco o nada podían importar los sucesos de sangre por truculentos<br />

que fueran. Un crimen pasional, un homicidio con<br />

robo, un atraco a mano armada, era una anécdota ante lo que<br />

estaba pasando.<br />

Junto a la represión directa hubo un amedrentamiento generalizado<br />

de la población que había simpatizado con la causa<br />

republicana. En Albacete, un 9% de la población pasó por los<br />

tribunales militares. Se depuraron todos los organismos oficiales,<br />

especialmente la enseñanza (un 10 % de los maestros<br />

fueron expulsados y un 25% sufrió sanciones), y la economía<br />

se reconstruyó favoreciendo a los adictos al Régimen, excluyendo<br />

de ella a todo sospechoso de desafección. En todas las<br />

ciudades y pueblos, la autoridad civil y la religiosa —esta última<br />

encarnada por el párroco— emitían informes que, en el<br />

caso de ser negativos, conllevaban todo tipo de discriminaciones.<br />

A las mujeres «rojas» se les rapaba el pelo al cero, se las<br />

obligaba a tomar aceite de ricino o a barrer las iglesias y las casas<br />

de los gerifaltes locales. Las familias de los condenados debían<br />

saber cargar con el estigma de los vencidos.<br />

25<br />

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la década de 1940<br />

En la primavera de 1940, del más de un cuarto de millónde<br />

personas encarceladas, solo 103.000 tenían sentencias judiciales.<br />

En 1941, en el segundo aniversario del fin de la guerra, se<br />

promulgó una amnistía que alcanzó a los condenados a sentencias<br />

inferiores a doce años, y el 17 de diciembre de 1943<br />

otra amnistía dejó también en libertad provisional a aquellos<br />

cuyas condenas eran inferiores a los veinte años, según el historiador<br />

Payne. 1 Además, se dictó un decreto que reducía las<br />

condenas en un tercio por la realización de trabajos «voluntarios»<br />

en la reconstrucción del país. La principal obra que acometieron<br />

estos batallones de reclusos fue la construcción del<br />

Valle de los Caídos, cuyo proyecto se dio a conocer el 1 de<br />

abril de 1940.<br />

Por otra parte, a finales de ese mismo año se desmantelaron<br />

la mayoría de los campos de concentración y los presos<br />

pasaron a las cárceles, aunque todavía subsistieron algunos<br />

campos hasta 1947, año en que se cierra el último, el de Miranda<br />

de Ebro.<br />

Todo ello redujo significativamente la población reclusa en<br />

España. En 1945 los presos eran casi 44.000, yen1950, algo<br />

más de 30.000.<br />

Puede decirse que durante toda la década de 1940, los problemas<br />

de subsistencia eclipsaron cualquier otra preocupación;<br />

media España vivía amedrentada y la otra media intentaba sacar<br />

ventaja de su situación de vencedora. Por eso, son pocos y<br />

marginales los sucesos. Y por eso, solo hemos destacado uno<br />

al final de la década, el asesinato de Carmen Broto, que refleja<br />

fielmente el ambiente de la época.<br />

1. Payne, Stanley G., La Época de Franco, Madrid, Espasa Calpe, 2007.<br />

Véase el capítulo «Gobierno y oposición», pp. 112-114.<br />

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