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anuario | Ed. 120 | enero 2011
Ed. 104, Septiembre 6, 2010 ¿Por qué en EEUU no caen capos?
En medio de la campaña mediática
estadounidense para señalar a México
como un lugar inseguro, el historiador
Francisco Martín Moreno se suma
al debate para cuestionar la falta de
efectividad en el combate al crimen
organizado en el país del norte.
El autor mexicano critica la inacción
de las autoridades americanas para
desmantelar las redes de narcotraficantes
que manejan en su territorio hasta
$500,000 millones de dólares de estupefacientes cada año.
México no tiene solamente que lidiar
con delincuencia cada vez mejor
equipada y aguerrida. Su lucha
pierde adeptos gracias al alarmismo
alimentado con noticias que lo
hacen ver como un país en guerra
debido a las encarnizadas
luchas de poder que libran los
distintos cárteles de la droga.
No obstante, Martín Moreno
asegura que la descomposición que vive México la genera
la demanda de drogas desde Estados Unidos, país que
además envía ilegalmente la mayoría de las armas que utiliza
la delincuencia.
“Es imposible que el negocio de las drogas en el vecino país
del norte sea comandado por cabecillas mexicanas”, fustiga el
historiador.
Mientras en México el gobierno federal avanza en la captura
de importantes capos, en Estados Unidos no hay reportes de
detenciones o desmantelamiento de cárteles, reflexiona Martín
Moreno.
Además, el autor mexicano aborda el tema de la producción
local de drogas en Estados Unidos, país que prefiere
cuestionar la falta de acciones allende sus fronteras,
pero se enfoca tibiamente en la tarea interna de
combate al flagelo del narcotráfico.
México avanza con resultados
en la difícil guerra contra el
crimen. EEUU sólo la atestigua
La psicosis por la
inseguridad en México
plantea en muchas
familias la posibilidad
de migrar a Estados
Unidos en busca de
paz y tranquilidad.
No obstante, diversos
sociólogos ponen en
perspectiva el entorno
al que estas familias
migrantes se enfrentarán al llegar al país vecino.
Padres ausentes del hogar,
hijos educados por la televisión
y la constante promoción de
familias disfuncionales como
modelos a seguir son parte de
la crisis moral y de valores que
le ofrece Estados Unidos a sus nuevos residentes.
En EEUU, dos terceras partes de las mujeres
casadas y con hijos trabajan fuera del hogar; la
mitad de los matrimonios termina en divorcio;
tres de cada 10 niños nacen fuera del matrimonio
Ed. 105, Septiembre 13, 2010 Crisis de Valores
Los padres ausentes
producen hijos sin
honor ni amor propio
y una cuarta parte de los hijos vive solamente
con uno de sus papás. Estos son algunos
hechos demográficos que ponen en perspectiva
la situación en el país vecino.
“Los padres de familia no tienen tiempo
de enseñar ‘trivialidades’ como el honor,
la dignidad, el amor propio y muchas
cosas más”, reflexiona el sociólogo estadounidense
Morgane Essling al referir
la crisis de valores que viven las familias
estadounidenses.
Los migrantes no sólo se irían a ciudades
tanto o más
inseguras que las
de México; también
tendrán que abrazar
un nuevo sistema de
vida que comprometerá,
en muchos casos, valores y tradiciones
aún arraigadas que favorecen
sociedades y relaciones familiares más
saludables.
Ed. 106, Septiembre 20, 2010 Mando único: ceder por el bien común
Ante la urgencia de actuar para
que los estados cuenten con policías
mejor entrenadas y equipadas para
enfrentar a la delincuencia, el debate
sobre el mando único se intensifica.
La iniciativa de posicionar todas
las corporaciones municipales del país
bajo 32 mandos estatales avanza en
el plano legislativo y cuenta ya con el
apoyo de la Federación y los estados.
No obstante, diversos alcaldes aún
se oponen. Hay renuencia en Nuevo León porque los ediles no
quieren perder el control de sus policías.
Al proyecto aún le queda un largo camino por recorrer. Se
necesitan no sólo reformas legislativas, también hay un arduo
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trabajo de cabildeo con los alcaldes, cuyos orígenes partidistas
tendrán que hacerse a un lado en el objetivo de reforzar la seguridad
de cada estado.
Nuevo León lidia con la penetración del crimen organizado en
sus policías. Proliferan los ajustes de cuentas contra elementos
que trabajan para uno u otro bando o, simplemente, aquellos que
se niegan a la extorsión.
Las policías no utilizan las armas largas; las academias son
insuficientes para abastecer la demanda de nuevos elementos.
Se debe aún trabajar en los salarios y prestaciones, para que el
oficio resulte más atractivo.
El mando único atraviesa por un momento crucial. El convencimiento
de todas las partes para buscar una mejoría en la seguridad
es el objetivo del gobierno estatal ante los políticos que no
quieren ceder poder ni control.