Las Gllerras y los Médicos en la Historia de Colombia

Las Gllerras y los Médicos
en la Historia de Colombia
[n Colomb,a &;;puts okl peroodu coloo"[ ~ desde r_ ~p

WESTIGACION & DESAAAOLcO SQC,At
l:n esa guerra de Independencia muchas
veces. como lo atestiguó el abanderado José
Maria espinosa. de la Campaila del Sur

LM\G 1996 13
los cintjanos civiles y milifm·es ... No hablo de
los médicos que han perecido en el campo de
b()W/Ia o a wnsecucnr.:w de heridas graves
sosteniendo sus principios po!Ílicos. sino de
/o5 qu en los momen1o.1 de co'·!f1 ic10 han
wcorrido a los heridos aún en el campo mi.~mo
de bawlla. y bajo los fue¡{os del enemigo. en
las cárceles. en los hospiwles y en los caws
pCwlir.:ulares •·.
A partir de la gue1ra civi 1 de 1876. 1as Hem1anas
de la Caridad. llegadas a Colombia en 1873.
cc>mcnwron a auxiliar a los heridos en los campos
de batalla: en 1885 las agrupac iones de
médicos y enfermeras que prcs1aban sus
servkios a los enfermos y herí do; de la guena
civi 1 de ese m\o. comenz¡u·on a denom inarse con
más frecuencia. ambulancias.
Medicos y enfenneras. aún en la mlis intensa
gvena civi l. la de los \-ti! Dias. prestaron sus
servicios'' todos los heridos sin distinción de
sus posiciones pol íticas y pertenencia a
bandos o ejércitos. como lo escril, ió el Dr.
Puman. después de la batalla de Paloneg.ro
en su condición de médico jcíl: de la
a!'flbu lancia que el Gob ierno destinó para esa
s~cción del país: "Algunos d¡~ los soldados
revolucionarios. quiem:.,· en mayor número.
tenfan necesidad de socorro, una vez que sus
compai1eros Sle del combaTe para su
lranquilidad. pues. ¿qué lranquilidad puede
rener un herido ovendo las de fonaciones de
fu balalla y pensando que si el l'nemigo
lriunfa será asesim1do? Tal es el eswdo de
la barbarie en qSJe es/amos. Tal es la
ferocidad que alcanzó la tí/rima guerru. que
ni los heridos eran r~spe!ados. ;.Cuámas
reces no sucedió que en un hospilal de sa>lf(l'e
En wdGs las guerras la población civzl siempre es la
más

!1~4--:UW~NG~-~~~~---------------------------------~=v=~~
. ~~~ 6 ~~~~o~
-el herido- j uera asesinado a machew? Si
esto sucedía c:on los heridos y hospitalizados.
qué no sucedería con lo!> encomrado.t en el
lugar mismo de la refriega? En el combate
de Facatatiwí ( 1902) todos los heridos
encontrlKios en/as calles de la Ciudad fueron
ultimados a machete y llegó a rol extremo la
ferocidad, que
· · · · · · · lct Revolución
La espiral de la guerra asesinó sus
propio.t heridos,
creyén·
irregular ha llegado a
d(J/es del Gobierno,
en la
tal extremo, que en los
oscuridad de
zíltimos siete años, las
lo noche"
fuerzas insurgentes
E.n todas nuc5-
han atacado tras guerras
civile$, más de
ambulancia!>, un médico dejó
a un lado su
helicópteros, misión básica
de ayudar, para
debidamente
empuñar las
identificados con la armas como
f~eron los casos
del Dr.
Cruz Hoja, han
Santos Acosta,
rematado, herido y que oon unifor·
11\C y grado de
lesionado a médicos General, de~
· · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · có del poder a
Mosquera. para as! a~umir la Presidencia de la
República en 1867. desde donde creó la
Universidad Naciona l ~ el Dr. Julio Vengoechea
que en una acción temeraria, pero exitosa. el
di a 19 de octuhre de 1%99, se apoderi>. en los
primeros episodios de la guerm de los ~·1il Oías.
prácticamente de toda la Flota Fluvial a Vapor
que poseía el Gobierno en el do .Magdalena: o
la del Dr. Paulo Villar, q11ien poseedor de un
importante arsenal, incitó en S.illtander a esa
misma guerra.
En el conflicto Amazónico Colombo-Peruano,
de 1932-1934. se deslacó un número
importante de médicos en los frenles de
guerra. y en las líneas de comunicación, como
fueron los doctores, entre muchos, mas de
sesenta Oló.roga, V icror y José Rodríguez,
Enciso. Patiilo. Afanador } un oficial
enfermero de Sanidad Cajiao Candía; ellos
no solamente se preocuparon por la atención
de los heridos sino qtle hicieron ingentes
esfuerLOs en el área de pre' ención ,anilaria.
además de prc;tar sus . En esa guerra
internacional par1iciparon las llem1anas de
la Caridad. asi como un grupo de enfenneros.
boticarios y odontólogos. Tras ella<

INVESTIGI'CION & OESM~OLLO SCX:I~l
Durante un momento de agresiva,. campañas
de efectos publicitarios del grupo in, urgente
\-1-19 3 finales de los años 70. el Gobierno
respondió con lo que se llamó el Estawto de
Se~uridad. Y fm! en e>e dim& \1Ublidtario por
par1e de lo~ insurgentes y legalistas por parte
del Gobierno. que se dieron graws atropellos
a los derechos de los contendientes y de la
población civil. A finales d11 los años 60, la
jo-en médica Oiga López. fue dc>graciadamcnte
sometida por algunos elementos
del F.j,
helicópteros. debidamente identificados con
la Cru7 Roja. han rematado, herido }
lesionado a médicos, como fue el caso de la
doctora Mar\a Ftrnanda Rojas. hace tres
años. cuando pre~taba su año rural al servicio
del Ejército en Caq uetá y del aux.iliar de
en tem1cria de apellido Londoño, del Ejército
Nacionttl, atacado por las FARC cuando en
la ambulancia de la 13scuela de Artillería en
L;snle. iutent6e' áeuMhq&lu:,t> la J., W11néóiw
militar que fue ataCado en Urabá al trat¡tr de
evacuar heridos en una ambulancia militar.
Las guerrillas han ido a tal ex.tremo en su
afán de "impartir justicia'' en sus áreas de
inlluencia que hace alrededor de 2 ó 3 anos,
asesinaron a tres médicos -dos hombres y una
mttier- en una población del Casanare, p clases sociales, del
Gobierno y de la guerrilla, al extremo que en
varias panes del pals, las fuerzas de las
llamadas FARC, están impulsando el lema
·'dos por uno··. es decir, de dos hectáreas de
cultivo de alimentos por una de coca o de
amapola. para así financiar su esfuerzo de
guerra. Varios '·frentes" de esa t~grupación
guerrillera, son verdaderos carteles del
n:\rcotráfico.
Ese nuevo ·'El Dorado~. el narootnifico, a
pesar nuestro, también tentó, no hace muchos
meses, a u11 médico qu ien haciendo uso
indebido de sus conocimientos intentó
convertir las nalgas y los muslos de una persona
en vehículos para expor1ar coca.
Ttldo lo anterior no> muestra cómo la
ferocidad de la guerra, de la guerra irregular
principalmente y In corrupción que la
acompaña desde el forta lecimiento del
narcotráfico en el país, ha afectado muchas
veces a los cuerpos sanitarios, y cómo no se
puede hablar sino de barbarie, cuando desde
el comienzo de nuestra vida republicana se
asesinó a médico>> en la actualidad el ataque.
por parte de la guerrilla, a ambulancias >
vehículos de transporte sanitarios militares,
no son hechos excepcionales, sino de
ocuiTencin diaria. l:.l asesinato de médicos, el
irrespcro de sus vidas, el ataque a vehículos
de transporte del pcr;onal sanitario. no son
sino uno. entre los muchos fenómenos
demenciales que nuestraS guerras. nuestras
hg¡¡erritas" y guerrillas le han generado a todo
el pueblo colomb~ano.
Es¡amos todos atrapados en la cultura peculia(de
la guerra irregular, en la cultura de la
violencia e intolerancia políticas; estarnos
envueltos en las redes de una guemt con baja

16 UMNG • 1996
intensidad de fuego. pero con alto poder
desestabilizador y corruptor: somos a.ctoi'C'i
y víctimas de una guerra hipócrita. cobarde)
criminal.
Cn fenómeno ajeno a toda la historia médicomililar.
en la que loo; cuerpos sanitarios han
sido elementos sólo de ayuda pam los heridos
) enfermos de la~ guerras comenzó a
esbozarse a med iados de los a¡1os 50. cuando
en medio de !a Guerra Fria.. etmc la URSS y
FI:.UU. este último país impul~ó la creación
~n los pai~es pobres. de su área de innucncia.
llmena7.ado; por J¡¡ insurgencia. de las
llamadas acciones CÍ\'ico-mililares. en las que
los médicos son prolagoms¡a, de primer
orden.
alrededor de 40 a~os de acciones cívicomilitares.
De eJJ~~.> se puede afirmar. si se hace
un balance de su; resultados con base en el
desarrollo de la gu~rra. que no han servido
para 1mpedir su gcneraliz¡¡ción: o >i el balance
e:. a la luz de la medicina_ ella~ no han
sido sino unos cst'uerzo> de medicina de
pésima calidad y ·'remendona" sin impac10
real en la situación >Bnitaria de las
comunidades: si el balance es ~ocio-cultural.
se demuestra que d las. lo único que hacen
es perpetuar las actitudes 1radicionales e
inoperantes de un Estado patcmalista ) las
de un pueblo mendigante: y si se analizan
como fenómeno pofiúco, vemos 4ue la
insurgencia no ha desaprove
demagógicas. En Colombia, este esquema de
lucha publicitaria_ rápidamente se impulsó.)'
es a si como hoy tenemos una historia de
en las acciones clvicomiliwes,
el personal '\anitario
pa>a CO) unturalmcnte de la
retaguardia logística efe~; t iva
a 1& vanguard ia populista.
La rcc ientc firma del
Protocolo 11 de G i nebm e.s
por parte del Gobierno. un
mtemosimilar al que hicieron
en 1820 las fueras de Bolivar
y Morillo en la loca lidad de
Santana para superar la
"guerra a muerte ... -con la
enorme diferencia que el
acuerdo de San1ana fue
firmado por amba~ par1e') no
así el Protocolo 11 de Ginebra-.
Señal inequÍ\'OCa que la actual guerra a
muerte, o sucia como tambtén se le llama hoy.
comenzará a recoger el espíritu del Protocolo
JI de Ginebra. será. entre otras cosas, cuando
la guerrilla deje de atacar al personal sanitario

IWESTtGA(tON & ~:.:S:.. A~;;; A.:; O;:;: llO .:;,:; S::; :.:tros hábitO> políticos y cotidian o >~ no
sencillamente pensar que la violencia es sólo
generada por el "Otro". por el contendiente.
Y có "s1e sentido el cuerpo médico. como
comribucion al esfuerzo de tran>formación
de mteslra cultura de muene en una ~ultura
de ,·jda. no sólo debe actuar como 1al ame
las consecuencias físicas de la' iolencia. ,ino
que debe denunciar de ahora en adelante
lodas las 'iolaciones del Protocoll) 11 de
Gin ebra, que 1an10 enfa1iza en la
in\ iolnbil idad de los cuerpos sanitarios.
religiosos y el respeto a la población civil.
El at~ntudo a médko,. a 'ehículos sanilarios
~ contra la población ch·il como In c\pn.sa el
Pr01o;:olo. es señal inequh oca de lo que en"'
se llama "deshumanización de la guerra".
Para superar cs1a guerra crimin;ll en la que
estamos inmersos, csra violencia galopunte
en la que vivimos, el primer pa>O pa ra
humani1ar l