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ladanzaatravsdeltiempo

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La participación de lo sexual en la danza ritual fue tan grande, que llegó a infundir temor a los sacerdotes respecto al hecho de que este aspecto<br />

llegase a anular el verdadero objeto religioso que ellos deseaban provocar con la danza. Así los colegios romanos de sacerdotes bailarines<br />

veneraban a todos los dioses, con la excepción de la diosa Venus, a la que nombraba la diosa peligrosa, y sus danzas en torno a los altares derivaba<br />

hacia la exaltación bélica y no sexual. A pesar de las excepciones más o menos significativas el aspecto orgiástico, sexual, ganó y indudablemente<br />

terreno al contenido religioso, y en casi todas las danzas rituales de las antiguas culturas, sobre todo al estar encomendadas a las mujeres, la mímica<br />

se sobrepuso a la seriedad y oscura de ingenuo significado.<br />

El Renacimiento en la Danza<br />

Fue la danza desarrollada y ejecutada en Europa en el periodo histórico conocido como renacimiento. En la Italia de finales del siglo XV, un renovado<br />

interés por el arte, la arquitectura y la literatura de la Grecia y la Roma antiguas dio pie a un nuevo nacimiento (renacimiento) de la cultura italiana.<br />

Esto fue promovido por los poderosos príncipes de los estados del norte de Italia, que además de poseer una amplia cultura, buscaban rodearse de<br />

lo mejor, no sólo para resaltar la imagen y el esplendor de su corte, sino porque ellos mismos amaban y practicaban las artes. El príncipe del<br />

renacimiento debía ser un soldado valiente y un gobernante firme y justo, y además un gran artista, músico y bailarín. La destreza en el baile le daría<br />

gracia, elegancia, dignidad y prestancia.<br />

Por lo tanto, la danza estaba influenciada por la atmósfera del renacimiento italiano. Los maestros de baile seguían la pauta marcada por los artistas<br />

al crear danzas en las que los elaborados esquemas espaciales eran su principal característica. Para conseguir esto, el número de bailarines era<br />

limitado, y desaparecieron las danzas en filas y círculos tan comunes en la edad media. Las danzas de la Italia del siglo XV eran básicamente dos:<br />

la bassa danza, una derivación de una danza cortesana medieval de pareja en compás de 6/8, para dos o tres bailarines, y el ballo, una danza con<br />

mezcla de ritmos y que algunas veces incorpora elementos de la mímica. Los cuatro ritmos básicos eran la bassa danza(6/8), el saltarello (3/4),<br />

la guadernaria (4/4) y la piva (2/4).<br />

Los esquemas espaciales continuaron dominando la danza italiana durante todo el siglo XVI, como puede verse en los trabajos d e Fabritio Caroso (Il<br />

ballarino, 1581 y Nobilitá di dame, 1600), quien creó elegantes balli y balletti en los cuales los bailarines describen complejos dibujos. También los<br />

encontramos en los del maestro de baile Caesare Negri (Gratie d'amore, 1602), quien trabajó en Milán y mostraba una clara influencia española en<br />

sus balli, como por ejemplo en su spagnoleta y en su canario. El vocabulario de pasos aumentó considerablemente en esta época.<br />

Aunque las danzas italianas eran conocidas en Francia e Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XVI, las danzas más populares en estos<br />

países continuaban siendo procesionales. La velada en la corte empezaba con la majestuosa pavana, una danza que era una demostración de las<br />

joyas y riquezas de cada uno de los bailarines. Frecuentemente, a esta danza le seguía la gallarda, una danza en la cual el hombre demostraba sus<br />

cualidades técnicas, no sólo a su pareja, sino también a los asistentes, mientras que la dama le imitaba con pasos más sencillos y suaves. Un buen<br />

bailarín de gallarda era capaz de improvisar sus propias variaciones, que podían incluir grandes saltos, batidos y giros.<br />

En este tiempo no existía una diferencia real entre la danza social y la teatral. En muchas de las espectaculares mascaradas que tenían lugar en las<br />

cortes europeas, se creaban coreografías especiales donde se utilizaban los pasos y ritmos más comunes del salón de baile y donde los bailarines<br />

eran las damas y los caballeros de la corte.<br />

La Danza y el Arte<br />

La danza, como arte natural y primordial por excelencia, tiene un valor universal y simbólico, porque expresa un sentimiento, un estado del alma.<br />

Colabora en la expresión de los mitos, transmisores a su vez de la obra mental del pasado, donde se sobrepone al mundo físico ese otro mundo<br />

psíquico elaborado por la humanidad siglo tras siglo, como uno interpretación poética de lo misterioso, vital y eterno, que unen al hombre y sus<br />

problemas con la naturaleza.<br />

La más primitiva excitación estética, la del ritmo, encontró en la danza su inmediata expresión desde que los hombres prehistóricos prestaron<br />

atención a los sonidos repetidos de la naturaleza. Por eso la primera expresión del ritmo fue ejecutada gracias al repetido chocar de los bastones, el<br />

batir de palmas o el choque continuado de los pies con el suelo. Más tarde se agregó la cadencia acompasada del cuerpo, los movimientos de<br />

brazos y piernas, así como la asociación de la voz. Pero el momento que a todas esas manifestaciones externas se unió la intención interna de un<br />

significado pasional además del placer estético, fue cuando la danza empezó a ser la expresión más completa de los sentimientos humanos.<br />

Pero la danza no evolucionó en expresión interna porque le incorporasen a ella diversos instrumentos musicales; en este aspecto fue casi siempre<br />

más emotivo y profundo el monocorde acompañamiento de los tambores que la más bella expresión de canto o el conjunto ya evolucionado de varios<br />

instrumentos, porque la danza fue siempre expresividad por sí misma, y sólo el sentimiento estético de los ejecutantes, así como su contenido<br />

psíquico y pasional en la ejecución, es lo que hizo a ésta subyugante. Es el punto donde la danza y la música se separan para seguir rumbos<br />

distintos en su propia evolución a través de los milenios. Pero es el caso que la evolución es una idea más adecuada a la música que a la danza en<br />

términos generales, porque la música es una elaboración de lo consciente y la danza es un producto del inconsciente, con todo su valor dominador y<br />

primitivo, donde el hombre halla las raíces de su propio pensamiento y el porqué de sus actos más insospechados.<br />

Por eso la danza tiene, además de su valor estético, el de su espontaneidad; y desaparecida ésta por preciosismo o aditamient os artificiosos, tiene<br />

precisamente su primigenio valor emotivo y evocador del inconsciente del hombre, donde éste se encuentra a sí mismo. En cambio, la música,<br />

insuperable en sus concepciones intelectuales, nos lleva por el camino de lo consciente, de lo artísticamente evolucionando, y puede revelar<br />

sentimientos con gran precisión, con mayor exactitud a veces que las palabras; pero hay sentimientos envueltos en el tumulto de nuestras pasiones<br />

que sólo la danza es capaz no sólo de expresar, sino de hacer brotar de lo más profundo de nuestro inconsciente olvidado. Mas toda música lleva en<br />

su esqueleto una gran parte de danza, y hasta nuestros días, ese contenido bailable lo vemos expresado directamente en los movimientos del<br />

director de orquesta, que ponen en su "danza mímica" todo su espíritu. Y es precisamente el ritmo lo que la música debe a su progenitora la danza,<br />

la cual parece una madre llena de recursos fecundos, inmutable a través de los siglos, tan segura de su fuerza como la propia naturaleza que la creó<br />

para expresión humana de sus fuerzas vitales, porque en la naturaleza todo es ritmo, y ello reside la esencia de la vida. Por eso la danza tiene un<br />

valor vital esquemático y funcional, que la hace ser como una proyección humana del movimiento universal del cosmos.<br />

La danza fue desde sus comienzos la ejecución artística para la que el hombre se halló mejor dispuesto. Su aspecto como auxiliar de efectos<br />

mágicos o rituales no fue en detrimento de su valor como arte; por el contrario, el pretendido significado místico de muchas danzas sirvió de palanca<br />

al desarrollo artístico de su expresividad. Por otra parte, en las danzas pantomímicas que imitaran las actitudes de diversos animales se advierte un<br />

oculto contenido de hechizo primitivo, como el de las danzas propiciatorias de la caza, en las que el cazador imita a su presa, en una asociación

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