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“EL ARTE DE HABLAR Y COMUNICARTE”
Ser fonoaudiólogo es ser mediador y acompañante en las alteraciones de la
comunicación; en ese proceso que evoluciona a lo largo de la vida, siendo
herramienta útil para el desarrollo comunicativo. En mi caso, por medio de la
experiencia que estoy viviendo en el proceso para convertirme en futura
fonoaudióloga, he evidenciado situaciones, en las que los terapeutas de lenguaje
intervienen con diferentes actividades a sus pacientes, en las sesiones ya sean de
30 a 45 minutos, con el objetivo de evaluar, detectar, prevenir y hacer un
diagnóstico preciso, para así llevar un tratamiento adecuado o ideal, que responda
a las necesidades de las alteraciones en la comunicación que puedan poseer.
Además, esta profesión incorpora equipos multidisciplinarios del área de la salud
como: especialista de otorrinolaringología, neurología, psicología, odontología,
dependiendo el trastorno vocal, sexo, edad y profesión, con la finalidad de brindar
al paciente o usuario, una atención integral.
Dentro de la intervención se maneja una serie de procedimientos de exploración,
tanto en las alteraciones de la fonación y de la audición, con el fin de buscar la
técnica
ideal para su debida corrección. En otras palabras,
determina la terapia más apropiada según el
caso, y se pretende lograr una recuperación
exitosa que permita una adecuada
interacción comunicativa de nuestro
paciente y su entorno.
Nuestro papel de mediador en la
comunicación es muy importante, ya
que en los últimos tiempos, el ámbito de
la intervención a través de las diferentes
técnicas terapéuticas de comunicación con
niños o adultos con grave discapacidad motora
y
severos problemas de comprensión del lenguaje,
está experimentado un gran avance como consecuencia de la experiencia clínica y
educativa. En la actualidad, la evidencia basada en la práctica, pone de manifiesto
la posibilidad y necesidad de intervenir con esta población, desde los primeros
momentos del desarrollo, es decir desde el nivel de comunicación pre intencional y
pre simbólico.
Recordemos que el lenguaje, la comunicación y él habla se adquieren por medio
del aprendizaje y así se obtiene un buen desarrollo tanto cognitivo como

comunicativo, que siendo el indicado conlleva a una normal y eficaz interrelación
del sujeto con los demás y el medio.
A menudo se asume que el aprendizaje de la comunicación es instintivo. Sin
embargo, es un proceso difícil y largo que dura varios años. Se inicia en los
primeros momentos de la vida y se va consolidando a lo largo de la infancia.
Durante estos años, los niños aprenden a comunicarse a través de la imitación y
del refuerzo positivo que obtienen tras sus intentos. Así, atraviesan una serie de
etapas, que se inician con conductas reflejas, pre simbólicas e inintencionadas y
evolucionan hacia conductas intencionales y simbólicas hasta alcanzar el habla y
mayor competencia lingüística.
Según Luria (1977) expone que “lenguaje es un sistema de códigos con la ayuda
de los cuales se designan los objetos del mundo exterior, sus acciones, cualidades
y relaciones entre los mismos.” Esta definición es interesante, dado a la
importancia que recibe los códigos para nombrar a los objetos, ya sean
sustanciales o subjetivos, lo cual es muy relevante para visualizar el mundo en el
que nos encontramos, considerando las normas que se establecen para cada
cosa.
Otro punto de vista es el de Ferdinand de Saussure dice: "No es el lenguaje
hablado el que es natural al hombre, sino la facultad de constituir una lengua, es
decir, un sistema de signos distintos, correspondientes a ideas distintas" Es así
como nosotros deberíamos contemplar la comunicación, esencial en nuestra vida,
la única y distintiva forma de comunicarnos por medio de la palabra articulada que
se emplea en el diálogo; lo cual nos diferencia de los otros seres vivos; además,
de ser un sistema amplio y variado para
expresarnos, por ende creamos arte; con
nuestras frases, oraciones y palabras,
para transmitir miles de significados.
Por todo esto y miles de cosas más que
son importantes en la comunicación; el
fonoaudiólogo trabaja con población ya
sea en condición de discapacidad motora
y del habla y con problemas asociados a
nivel cognitivo y/o sensorial, que
presenten grandes dificultades para
iniciar y responder a los actos de
comunicación de una forma
convencional. Además, los primeros años
de desarrollo suelen ser complicados,

como consecuencia del estado de salud, de enfermedades graves con
hospitalizaciones largas, que pueden crear situaciones atípicas en las que tienen
muy pocas oportunidades de desarrollar habilidades comunicativas que les
permitan experimentar la sensación de control sobre su entorno. Por ello, al iniciar
una intervención fonoaudiológica con las diversas técnicas o sistemas de
comunicación, en las que se pretende que el sujeto no solo tiene que aprender a
utilizar el lenguaje de un modo adecuado, sino que previamente deben aprender y
entender que es comunicarse. Esto significa adaptar sus habilidades naturales a
formas ideales de comunicación ya sea señas, gestos, o el habla inteligible que los
demás puedan interpretar. En este proceso es fundamental el papel que se ejerce
de fonoaudiólogo y con el apoyo de los padres.
Se debe tener en cuenta que, enseñar a un niño o adulto a comunicarse es un
gran reto para nosotros, pues no existe ningún programa o método que funcione
con todos los niños. Es
necesario, por tanto, determinar
exactamente que enseñar y
como enseñarlo, dado que estas
decisiones están en función de
cada niño, y no solo del niño,
sino de las creencias y estilo de
la familia, de los conocimientos
de los profesores, de los
terapeutas y de otras personas
que forman parte del conjunto
de factores que influyen en el
desarrollo comunicativo.
Así pues, el objetivo de nuestro trabajo en la comunicación es enriquecer la
calidad de vida del niño, adulto, y el fin de enseñar habilidades comunicativas es
aumentar las oportunidades de participación, en las distintas actividades en las
que está inmerso a lo largo del día.
Finalmente, como dice Mara Behlau: "Ser fonoaudiólogo es: escuchar una lagrima,
articular una emoción, vocalizar un deseo, leer el alma, escribir una sonrisa", por
estas razones y muchas más, es tan motivante, y significativa nuestra labor. El
calor humano que se ofrece, que tiene tanto valor como la voz. Cuando se ve la
tarde y a veces el cansancio nos agobia, pero el recuerdo de una cara agradecida
nos da sabiduría para caer en la nota precisa y empezar de nuevo el ejercicio de
esta hermosa labor.
Por: Mayerly Guerrero