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DEVOTI CUSTODE
Bajo rápidamente hasta el portal y observo una persona entrando en la mediana de la salida de
la variante donostiarra, otra al lado derecho y en línea con él realizando labores de topografía.
Y otra persona al otro lado del río y en línea con el acceso al domicilio. Durante un instante observo
el entorno cercano y salgo al exterior. Sigo observando y los sujetos permanecen inmóviles.
Decido caminar por una calle paralela desde donde puedo observar a distancia el interior del
puente. En la esquina hay una cafetería, observo el interior desde fuera, estoy buscando a la
persona que pueda estar dando seguridad al grupo desde la distancia. Asegurado ese lugar,
puedo centrarme en el puente.
El topógrafo continúa en su sitio ajeno a todo, hay un Ford Scord blanco estacionado en doble
fila con la puerta trasera izquierda abierta completamente y en línea con el que está en la mediana
del puente. Desde donde estoy observo dos personas en su interior. Llega otro vehículo y
estaciona a su lado. Todo sigue igual, nadie se mueve. ¿Es posible que se trate únicamente de
los trabajadores del colector que se va a ubicar en ese mismo lugar? Si es un comando y me han
estado observando los días anteriores tienen que conocerme, por lo tanto, al ver que salía del
domicilio y me dirigía hacia ese lugar por una calle paralela, saldrían de allí.
O lo que es mejor, son tan de “manual” que no se han enterado que estoy ahí. No me reconocen.
Ante la duda y viendo que podría ser al 50% de probabilidad el acierto/error, decido caminar
por la calle debajo del puente. Cuando llego a la altura del vehículo que está a mi derecha
he obtenido su matrícula y confirmo dos personas, conductor y acompañante, no hay cambios
en la aptitud. Continúo dos metros y observo al de la mediana que está a mi izquierda sin pararme.
ATENCIÓN, acaba de reconocerme, está asustado, tiene una caja de las usadas para arma
larga a sus pies a la que da una pequeña patada como intentando quitársela de encima, no
me detengo, ha sido un instante, los del vehículo se mueven, están nerviosos, continuo andando
sin detenerme mirando izquierda y derecha asegurándome que los tres siguen en su sitio, voy
a llegar a la esquina del puente y aún me queda el del otro lado del río, la idea es ponerme a
cubierto, sacar el arma y que sea lo que Dios quiera.
Estoy llegando a la esquina del puente, izquierda y derecha, siguen en su sitio, de pronto, CLIC,
el sonido inconfundible de un arma. Giro repentinamente tratando de reducir silueta, tarde, el
disparo se ha realizado y lo recibo en la parte alta del rostro, el movimiento ha evitado que me
dé de lleno. Pierdo la visión del ojo izquierdo instantáneamente. Mi visión es nula. El agresor se
encontraba en el suelo de la parte trasera del vehículo, tumbado, con ropa oscura y con la escopeta
preparada, dando seguridad al grupo. No lo vi.
Intenta realizar un segundo disparo, se le ha encasquillado, estoy ciego y caigo al suelo. Por un
instante creo que me han cazado bien. Dos segundos, estoy consciente, estoy de rodillas, en
posición mahometana, he caído mal, cambio de posición y me oriento hacia donde está el
agresor y el vehículo. Me apunta desde la distancia y simulo que estoy muerto, el dolor es terrible,
me estoy ahogando con mi sangre, si digo algo me matan.
TENGO QUE SALIR DE ESTA, sigo vivo, no veo, mi visión es muy mala, pero estoy consciente, tengo
un revolver con seis cartuchos, ellos son cuatro más el que está al otro lado. Sólo tengo una oportunidad,
me preparo, sujeto mi arma y presto atención a lo que sucede, si se acercan, disparo.
No lo hacen, me dan por muerto, veo como el tirador del puente sale a la carrera y se introduce
en el vehículo escoltado por el agresor, este a su vez sube al vehículo, arrancan y pasan al otro
lado, recogen al quinto sujeto y vuelven a pasar a mi lado a toda velocidad, al pasar, pasan
por encima del cartucho disparado por la escopeta. Huyen, el vehículo lo detonan en el barrio
de Eguia.
DIOS, estoy vivo y si salgo de esta dejo de fumar.
“Cuídense y cuiden de los suyos”
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