Edición 07/12/2012 - La Revista Peninsular
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LAREVISTA www.larevista.com.mx<br />
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Reflector<br />
Mundial<br />
El primer administrador público del país es el presi-<br />
dente y del estado es el gobernador. Pareciera que<br />
aquella máxima ha quedado como un discurso demagógico<br />
que todo tiene que ver con el “deber ser” y<br />
nada con el “ser”. Aquello también se debe al auge<br />
que ha tenido la globalización como tópico preferido<br />
para explicar tanto lo bueno como lo malo que<br />
le ocurre a los países, los cuales la catalogan entre<br />
los factores exógenos que podrían afectar la eficacia<br />
de algún programa de gobierno, permitiendo que el<br />
actuar público solo “contribuya” al logro del mismo,<br />
restándole por supuesto responsabilidad al servidor<br />
público por lo bueno, pero sobre todo por lo malo de lo<br />
que acontezca en la determinación geográfica.<br />
En México, ya comienzan a verse los cambios que son<br />
impulsados desde el nuevo ejecutivo nacional, Enrique<br />
Peña Nieta, quien tendrá que superar amplios retos<br />
en diversos escenarios nacionales, pero que de igual<br />
Vivir en<br />
democracia<br />
*Lic. en R.I. Ignacio Pareja Amador<br />
reflectormundial.blogspot.com<br />
Twitter: @ignacioamador<br />
manera tendrá que buscar la venia de aquellos grupos<br />
contrarios a su mandato, quienes aluden a la consideración<br />
democrática para hacerlo.<br />
Sin embargo, es justamente la variable democrática la<br />
cualidad que puede generar un canal de intercambio<br />
entre los principales críticos y el nuevo presidente,<br />
quien ha mostrado su musculo político en el denominado<br />
“Pacto por México”, y quien puede ampliar<br />
su legitimidad haciendo participes a aquellas voces<br />
contrarias o ver disminuida su aceptación utilizando la<br />
fuerza del estado para silenciarlas.<br />
El fin de semana pasado tuvimos la oportunidad de<br />
leer un texto que nos pareció por demás importante<br />
para entender esta dicotomía entre la democracia y<br />
la crítica, para no caer en aquel dogma desinformado<br />
que tiende a confundir a la democracia con el concepto<br />
aristotélico de política, enmarcándola como un ideal<br />
Semanario de Información y Análisis Político<br />
Semanario de Información y Análisis Político<br />
que debe aplicarse por fuerza a todas las actividades de<br />
la vida cotidiana de los ciudadanos.<br />
El documento es del académico mexicano Jesús J.<br />
Silva-Herzog Márquez y se titula “<strong>La</strong>s esferas de la<br />
democracia”, donde nos invita a volver con cautela al<br />
significado semántico de la palabra democracia, el cual<br />
responde a una amplia complejidad de factores, más<br />
allá de ser simplemente el gobierno del pueblo.<br />
Erróneamente diversos autores han visto a la demo-<br />
cracia de forma simplista, creyendo que realmente el<br />
gobierno es el reflejo de su población, y que éste habrá<br />
de excluir a cualquier fuerza que ensucie la imagen del<br />
espejo. Aquello, podría falsar a aquella máxima que<br />
postula que “todo pueblo tiene el gobierno que merece”<br />
<strong>La</strong> existencia de los gobiernos democráticos radica en<br />
una razón particular: idealmente el pueblo o la ciudadanía<br />
velara por el interés público, por los asuntos de<br />
todos. Un gobierno realmente democrático no es aquel<br />
que celebre elecciones trasparentes cada tres o seis<br />
años, o que cuente con tecnología de punta para facilitar<br />
los procesos electorales, sino es aquel que invite a<br />
la población para tomar decisiones de coyuntura, que<br />
haga participe a las unidades económicas, ONG’s y otras<br />
organizaciones en los planes y programas gubernamentales;<br />
que impulse el crecimiento económico, sin omitir<br />
la distribución del ingreso; que concientice a empresas,<br />
universidades, inversores, etc. que transitar al desarrollo<br />
implica hacer partícipes a todos los sectores socioeconómicos.<br />
<strong>La</strong> democracia es dinámica, pues no sólo se concentra<br />
en quién va a gobernar, sino que se cuestiona en cómo<br />
va a hacerlo. <strong>La</strong> democracia está en muchas partes,<br />
pero no es deseable que esté en todos lados, porque<br />
ello significaría su radicalización, haciéndola una “democracia<br />
totalitaria”, cuya esencia se desvirtúe ante el<br />
dogmático deseo de su instauración<br />
Hay que resaltar que el ciudadano es el principal agente<br />
de la democracia, pues la vive en tres momentos de<br />
acuerdo con T.H. Marshall: Uno “civil donde se garantizan<br />
sus libertades civiles, un momento político donde<br />
tiene posibilidad de participar en el gobierno y un elemento<br />
social, donde cada miembro tiene el derecho de<br />
disfrutar ciertos mínimos de bienestar”.<br />
En los países Iberoamericanos solemos confundir la<br />
exigencia de democracia participativa con democracia<br />
representativa, creemos que la energía política de los<br />
ciudadanos se gasta enteramente en el voto, sin darnos<br />
cuenta que las sociedades actuales están mejor informadas<br />
y comunicadas, lo cual nos permite comparar<br />
–de manera sustanciosa- realidades con otros países,<br />
generando satisfacción o inconformidad, que bien puede<br />
revelarse en un descontento sin consecuencias o en<br />
una manifestación masiva.<br />
México está por comenzar una etapa nueva en su vida<br />
nacional, para quienes estamos en la trinchera del<br />
debate y la discusión debemos tener en claro que el gobierno<br />
no puede ponderarse por la alabanzas, sino por<br />
la calidad y creatividad para argumentar de sus críticos,<br />
tarea nada sencilla en la nación azteca.<br />
*Campeón Nacional de Debate Político.<br />
Twitter: @ignacioamador<br />
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