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Edición 07/12/2012 - La Revista Peninsular

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LAREVISTA www.larevista.com.mx<br />

24<br />

Por Renato Consuegra*<br />

E-mail: renatoconsuegra@yahoo.com.mx //<br />

Twitter: @renatoconsuegra<br />

Facebook: renatoconsuegra<br />

¿Qué motivó la “guerra” de calderón?<br />

El sexenio de Felipe Calderón terminó con un saldo social<br />

violento, uno económico de mejores perspectivas a futuro,<br />

uno financiero con altos índices de equilibrio —salvo<br />

que en los próximos días se destape alguna mentira o se<br />

invente otra— y uno político donde, si bien tiene una alta<br />

percepción de ineficacia por su labor a nivel mediático,<br />

entregó un país en marcha y con aceptación por su labor,<br />

según algunas encuestas —las serias—; es decir, no fue<br />

reprobado.<br />

Empero, quedan muchas interrogantes sobre las acciones y<br />

el rumbo que tomó su gobierno, el cual inicialmente había<br />

sido planteado como el del empleo. Y la explicación quizá<br />

se remite a que Calderón se coló a una fiesta a la que no<br />

había sido invitado porque no formaba parte de los grupos<br />

de poder que decidieron, en 1994 desbarrancar el proyecto<br />

reeleccionista de Carlos Salinas de Gortari, para mantener<br />

el juego de la alternancia en el poder que se daba en el<br />

propio PRI.<br />

Aquel año del levantamiento zapatista y el asesinato de Luis<br />

Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, como dijo<br />

el hermano de éste, se soltaron los demonios que decidieron<br />

jugar a la alternancia del poder fuera del PRI, pero<br />

controlada por ellos mismos. Fue así como al año siguiente<br />

impulsaron a Vicente Fox para ganar Guanajuato, quien al<br />

rendir protesta de inmediato lanzó su candidatura presidencial<br />

para 2000.<br />

Ese mismo año comenzó a descollar otro actor político, im-<br />

En recuerdo de mi yerno, Julio César,<br />

desaparecido el 10 de abril de 2010<br />

pulsado por las cajas de los gastos de campaña de Roberto<br />

Madrazo en Tabasco, las cuales sólo se las pudieron entregar<br />

por órdenes de Ernesto Zedillo, quien marcó su sana<br />

distancia del PRI para dirigir la “transición a la democracia”<br />

al imponer un candidato a modo para Vicente Fox.<br />

En tanto, Andrés Manuel López Obrador accedía a la Jefatura<br />

de Gobierno con un fallo a modo desde el Tribunal<br />

Electoral del Distrito Federal, pese a carecer de la residencia<br />

legal. Así se impulsaba el eslabón que en 2006 asumiría<br />

para entregar el poder nuevamente al PRI este año.<br />

<strong>La</strong> estrategia para hacer de Fox y López Obrador personajes<br />

que en el imaginario popular lograran vencer las inercias<br />

del aparato priista en las elecciones, fue idéntica: que el<br />

Presidente de la República en turno los subiera al ring<br />

nacional, los hiciera visibles y ellos se identificaran con el<br />

descontento popular. Uno macho, bravucón, se impondría<br />

al PRI; el otro defendería las causas de los pobres con un<br />

mensaje de honestidad que sólo él y algunos acólitos se<br />

lo creen.<br />

Fox llegó a la Presidencia frente a un Francisco <strong>La</strong>bastida<br />

opacado. <strong>La</strong> receta la pretendió repetir Fox con Santiago<br />

Creel, para dejar el camino libre al tabasqueño. Sin embargo,<br />

no tenían contemplado que Calderón se les cruzara<br />

en el camino y desbarrancara el proyecto dela transición<br />

controlada.<br />

¿Qué ocurrió entre el primer domingo de julio y el 1 de<br />

diciembre de 2006, que obligó a Felipe Calderón a declarar<br />

Semanario de Información y Análisis Político<br />

la “guerra” al narcotráfico? Algún día deberá aclararlo Feli-<br />

pe Calderón, porque la noche del 30 de noviembre pasado<br />

Joaquín López Dóriga presentó la segunda parte de una<br />

entrevista en la que, al final, dijo: “Hay quien apostaba que<br />

yo no llegaría a la Presidencia; hay quien apostaba que yo<br />

no tomaría protesta; hay quien apostaba que yo no llegaría<br />

a los tres meses de mandato”. Ese alguien, aclaro, no fue<br />

López Obrador, sino una conjunción de fuerzas, la misma<br />

que descarriló el proyecto de Salinas de Gortari.<br />

Porque tras la toma de protesta de Calderón y su declaración<br />

de “guerra”, en los estados no sólo dejó de combatirse<br />

a la delincuencia organizada, sino que, por el contrario,<br />

existen indicios no sólo de que se le solapó, sino también<br />

se le protegió. López Obrador mantuvo un plantón que en<br />

cualquier parte del mundo lo habrían llevado a la cárcel y<br />

aquí, incluso, se le protegió.<br />

Dentro del PAN Manuel Espino inició una campaña nacional<br />

con recursos aún no revelados en contra de Calderón,<br />

fortalecida en los últimos meses de la pasada campaña<br />

presidencial por Vicente Fox —por cierto, el viernes 30 de<br />

noviembre dijo Calderón que no le merecía el menor respeto.<br />

Tampoco podemos olvidar que el dirigente de este grupo<br />

político, Diego Fernández de Cevallos, fue “secuestrado”<br />

Semanario de Información y Análisis Político<br />

en un momento de gran trascendencia política, cuando se<br />

tomaban importantes decisiones sobre el futuro del PAN y<br />

sus candidatos.<br />

Es claro que Calderón no estaba invitado a la “fiesta de la<br />

democracia” y la “alternancia controlada” y, por lo mismo,<br />

tuvo un sexenio donde la apuesta era el desgobierno y que<br />

otras fuerzas no se apoderaran del poder con Calderón<br />

por delante. Hoy parece volver a tomar rumbo “el destino<br />

del país”, mientras varios de los actores principales reciben<br />

su pago por retornar el tren al camino inicialmente<br />

trazado. López Obrador no alcanzó la Presidencia, pero<br />

tendrá un partido para jubilarse, lo mismo que Manuel<br />

Espino.<br />

El destino de Calderón en Harvard es incierto, como en su<br />

momento lo fue el de Carlos Salinas. Calderón le debe una<br />

explicación a la Nación sobre quién o quienes apostaron a<br />

que no gobernaría y que son, seguramente, los responsables<br />

de miles de muertos y desaparecidos.<br />

(*) Renato Consuegra es periodista, Premio <strong>La</strong>tinoamericano<br />

de Periodismo José Martí y director de Difunet y Campus<br />

México. Esta columna es publicada en el sitio http://www.<br />

ricardoaleman.com.mx/index.php/plumas-invitadas/renatoconsuegra<br />

www.larevista.com.mx<br />

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