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CARRERA DE ESPECIALIZACIÓN<br />
“PREVENCIÓN Y ASISTENCIA PSICOLÓGICA EN<br />
INFANCIA Y NIÑEZ”<br />
CONSTITUCIÓN SUBJETIVA I<br />
DR. RICARDO RODULFO<br />
Clase 1: 24/ago/09<br />
Dr. RODULFO: Entre todos tenemos, entonces,<br />
que hacer esta Carrera que empieza, que<br />
acaba de empezar, que está empezando.<br />
Capacitar, digamos, para el trabajo con niños<br />
es mucho más que una capacitación técnica.<br />
Implica, por un lado, una serie de rodeos, por<br />
ejemplo no se podría capacitar sin incluir, sin ir<br />
incluyendo a lo largo del desarrollo de la<br />
Carrera, cuestiones como lo político y el niño,
la situación política del niño en un sentido<br />
amplio y diverso, familiar, institucional.<br />
Tampoco se puede desarrollar una formación<br />
que no implique revisar cuestiones muy básicas<br />
y, además, de alcance general en el caso del<br />
psicoanálisis, o sea que para formarse en niños<br />
hay que ir más allá del niño. Practicar balances;<br />
dar por terminadas incluso algunas<br />
conceptualizaciones o algunas nociones,<br />
proponer algunas cosas nuevas. Una buena<br />
palabra podría ser “abrir”, hay muchas<br />
cuestiones que abrir. Hay que abrir cuestiones<br />
ligadas a viejas imágenes del niño, a viejos<br />
motivos de la psicología, y por lo tanto también<br />
del psicoanálisis, como el motivo del círculo<br />
que nos tiene que detener bastante; hay que<br />
abrir también cuestiones en el psicoanálisis<br />
mismo. Al respecto, una `primera toma de<br />
posición sería: trabajamos con el psicoanálisis,<br />
muchos de nosotros nos definimos como<br />
2
psicoanalistas, pero vamos a trabajar desde el<br />
psicoanálisis, no quiere decir sólo con el<br />
psicoanálisis, ni encerrado en el interior del<br />
psicoanálisis. Es muy diferente trabajar desde<br />
el psicoanálisis abierto, abierto ese “desde” a<br />
muchas otras cosas que no son el<br />
psicoanálisis, que cerrar un campo y quedarse<br />
clausurado, en una clausura teórica, no va a<br />
ser esa la cuestión. En cierto modo –y eso ya<br />
va más allá, para mí, del trabajo con niños o lo<br />
que fuere- se trataría de liberar al psicoanálisis<br />
del psicoanálisis. Esta frase podemos dejarla<br />
jugar un poco y cada uno la puede procesar,<br />
también, por su cuenta.<br />
Por lo pronto, y yendo a una cuestión muy<br />
específica, si uno se quiere capacitar para<br />
trabajar con niños, con niños muy pequeños,<br />
con niños menos pequeños, con bebés y sus<br />
familias, etcétera, me parece que tiene que ir y<br />
3
venir, en este caso desde el psicoanálisis, entre<br />
el psicoanálisis y lo que a grandes rasgos<br />
llamamos psicología del desarrollo, psicología<br />
evolutiva. Ir y venir entre lo clínico, nuestro<br />
trabajo clínico y todo el campo de trabajo que<br />
se basa en la observación, en la<br />
experimentación, en el trabajo empírico con el<br />
bebé y con el niño. Hay que armar allí un<br />
debate, un diálogo, que tiene convergencias,<br />
que tiene también diferencias profundas,<br />
choques, conflictos, pero donde se puede<br />
entablar en vez de una relación excluyente, “o<br />
esto o lo otro” que es, en general, lo que viene<br />
pasando, armar una relación suplementaria en<br />
el sentido que esto tiene en Derrida, por<br />
supuesto, el término del suplemento, “esto y lo<br />
otro”, sin reducir lo uno a lo otro. Lo cual es<br />
todo un desafío. En el interior del psicoanálisis,<br />
esto es una cuestión asidua y es una cuestión<br />
conflictiva. El primer –siempre cuando uno dice<br />
4
“el primer”, sabe que se está equivocando-<br />
psicoanalista que empezó a plantearse este<br />
problema de una manera, a veces, un poco<br />
tímida pero a la vez muy resuelta, fue<br />
Winnicott, quien incluso reformulaba a veces el<br />
término de psicoanálisis como “mi propia<br />
versión del desarrollo del individuo”. Y luego,<br />
muchos años más tarde, apareció un libro que<br />
es un libro que tenemos que trabajar<br />
exhaustivamente, que es fundamental en esta<br />
cuestión, que es el libro El mundo interpersonal<br />
del infante de Daniel Stern, donde de una<br />
manera más explícita y más detallada confronta<br />
las cuestiones clínicas con cuestiones ligadas,<br />
por ejemplo, al constructivismo piagetiano y a<br />
toda una riquísima masa de trabajo del campo<br />
de la psicología del desarrollo que tiene, más<br />
allá de los nombres clásicos, nombres más<br />
contemporáneos. Incluso esto se extiende,<br />
estos días tuve el gusto de leer un texto muy<br />
5
pequeño en sí mismo, un esbozo, lo pueden<br />
encontrar en la revista Psicolibro de Julio, un<br />
texto firmado por Juan Balbi, sobre los<br />
acercamientos o los cruces entre terapia<br />
psicoanalítica y terapia cognitiva. Es nada más<br />
que un esbozo, lo que propone es ver puntos<br />
en que se encuentran y en que concuerdan las<br />
posiciones teóricas en cuanto a hallazgos,<br />
conclusiones. Porque hay que tener en cuenta<br />
que así como pasa con las guerras, pocas son<br />
realmente motivadas fundamentalmente por<br />
algo así como un deseo o una defensa de la<br />
libertad, en cambio, muchas son por cosas<br />
tales como el petróleo, aunque puede haber<br />
una conexión y la otra. Pero en nuestro campo,<br />
de una manera homóloga, una cosa son las<br />
disputas textuales, las peleas o los debates o<br />
los conflictos textuales entre distintas<br />
disciplinas, entre distintos enfoques teóricos,<br />
una cosa es pelearse por amor a la verdad y lo<br />
6
que cada uno entienda como amor a la verdad,<br />
y otra cosa es por intereses de mercado más<br />
corporativos, de corporaciones profesionales<br />
que se disputan el mercado. Eso muchas veces<br />
hace que se genere una política de des-<br />
reconocimiento, no reconozco lo que hace el<br />
otro, no lo cito, no lo nombro, ni sé en qué anda<br />
a veces, y si lo sé, lo callo, y eso hace que<br />
muchas convergencias espontáneas que se<br />
dan entre profesionales de distintos signos y<br />
banderas teóricas queden enmascaradas. En<br />
psicoanálisis, además, ha habido y hay<br />
corrientes que tienden a rechazar mucho<br />
cualquier noción de desarrollo, todo lo que<br />
tenga que ver con psicología, psicología<br />
empírica, psicología observacional, psicología<br />
evolutiva. Como si el campo clínico fuera una<br />
cosa que no tiene nada que ver con esto otro, y<br />
sería imposible establecer relaciones.<br />
7
Ahora bien: es interesante que este<br />
antagonismo, este “o una cosa o la otra” no<br />
siempre fue así ni mucho menos, hablando<br />
históricamente. En el segundo ensayo de los<br />
Tres ensayos para una teoría sexual de Freud,<br />
el ensayo que justamente concierne a la<br />
sexualidad infantil, se puede leer con todas las<br />
letras, bien explícitamente, que Freud propone<br />
e identifica dos caminos de acercamiento, por<br />
ejemplo, a temas de la sexualidad infantil, a lo<br />
que él está caracterizando como sexualidad<br />
infantil, o a cualquier otro problema<br />
equivalente. Uno, el método clínico<br />
psicoanalítico que se está, por ese entonces,<br />
armando. Otro, el camino de la psicología<br />
observacional, de todo lo que llamamos la<br />
psicología del desarrollo, la investigación<br />
empírica, etcétera. Lejos de plantear un<br />
antagonismo, Freud lo plantea como dos<br />
caminos que deben articularse, no los piensa<br />
8
como excluyentes ni tampoco piensa que uno<br />
es importante y otro es secundario, como a<br />
menudo piensan los representantes de ambas<br />
posiciones. Y, después de todo, la teoría de la<br />
libido clásica, de las fases de la libido o de los<br />
estadios de la libido, oral, anal, fálico, lo que<br />
fuere, son una teoría mala o buena del<br />
desarrollo del niño. Y en el interior mismo del<br />
psicoanálisis, más allá del conflicto del<br />
psicoanálisis y la psicología que algunos<br />
plantean como tan absolutamente opositivo, en<br />
el interior mismo del psicoanálisis este conflicto<br />
ha retornado porque, así del mismo modo que<br />
Winnicott, no son pocos los psicoanalistas que<br />
se han interesado y se interesan en las<br />
cuestiones ligadas al desarrollo y a la<br />
evolución, para ir al viejo motivo darwiniano.<br />
Winnicott, por ejemplo, plantea un motivo que<br />
es un motivo que tiene un alcance biológico<br />
9
esencial. Biológico en el sentido de la teoría de<br />
la evolución que Freud mismo suscribió, que es<br />
el motivo de la complejidad creciente, la<br />
tendencia a la complejidad, pensando, por<br />
ejemplo, en los caminos de la constitución<br />
subjetiva. Aquí es importante tener muy en<br />
cuenta una distinción bien marcada por Lacan,<br />
que es que mayor complejidad no<br />
necesariamente es mayor bien, porque a veces<br />
impugnando la idea de que habría una<br />
evolución que nos haría estar cada vez mejor,<br />
lo cual es un credo positivista bastante<br />
maltrecho por muchos acontecimientos que<br />
conocemos, pero que siempre retorna, la idea<br />
de evolución como “cada vez mejor”, Lacan<br />
plantea la diferencia entre cada vez más<br />
complejo y cada vez mejor. Cada vez más<br />
complejo es seguro; es seguro que nuestra<br />
cultura es mucho más compleja que una de<br />
esas culturas estudiadas por los antropólogos,<br />
10
pero no es tan seguro que fuera una cultura<br />
mejor ni mucho menos en lo que hace, por<br />
ejemplo, a las posibilidades de felicidad<br />
personal o de todo lo que llamemos bien.<br />
Tampoco peor, no digo que por eso sea peor,<br />
digo que debe desmarcarse. Un adolescente es<br />
más complejo que un bebé, eso no quiere decir<br />
que sea mejor. De esa manera, en un momento<br />
dado todo lo que llamamos evolución quedó<br />
muy impregnado de la noción metafísica de<br />
progreso, y entonces sería como eso de “cada<br />
vez mejor”. Hoy tendríamos que separar más<br />
cuidadosamente ambas cosas, cada vez más<br />
complejo es una cosa, lo de cada vez mejor<br />
queda con muchos signos de interrogación,<br />
incluso en cuanto a la pertinencia de categorías<br />
como esta de mejor o peor.<br />
Cuando mencioné lo de Freud, la manera en<br />
que Freud avala una no disociación entre lo<br />
11
clínico del psicoanálisis y lo observacional-<br />
empírico de la psicología, no fue para legitimar<br />
algo como freudiano; en primer lugar porque no<br />
lo soy, así como tampoco soy antifreudiano,<br />
sino más bien al revés, para avalar el texto de<br />
Freud en la medida en que su afirmación queda<br />
en realidad confirmada por distintos hallazgos,<br />
tanto empírico-observacionales como clínicos.<br />
Para poner un ejemplo un poco grueso, pero<br />
que luego iremos desmenuzando: hoy que<br />
hablamos tanto de neurociencias y de los<br />
genes y etcétera, que a veces eso puede<br />
suscitar, nuevamente, una especie de posición<br />
fundamentalista, en verdad es muy interesante<br />
que lo que concluyen, el mayor conocimiento<br />
del nivel que llamamos biológico en el ser<br />
humano, un poco más de conocimiento sobre<br />
el funcionamiento cerebral y sobre el mapa<br />
genético, etcétera, desemboca,<br />
paradójicamente, en una afirmación de la<br />
12
importancia de lo ambiental, mucho más allá de<br />
las fronteras del psicoanálisis, todos están de<br />
acuerdo en afirmar la importancia que cada vez<br />
más se le da a lo ambiental y lo emocional, a lo<br />
afectivo digamos. Pero eso como un<br />
descubrimiento de lo biológico que viene a<br />
confirmar hipótesis psicoanalíticas, algunas de<br />
mucha data.<br />
Dando un paso más, quiero entrar justamente<br />
en una primera aproximación a este pequeño<br />
ser humano -en muchos sentidos, no sólo de<br />
edad- que vamos a tratar de estudiar. Una<br />
primera aproximación a qué trae, qué<br />
elementos trae, cuál es el cordón umbilical o la<br />
banda de Moebius, lo que prefiramos, entre<br />
ciertos hallazgos biológicos y la perspectiva<br />
psicoanalítica, o sea, con qué viene un bebé.<br />
Aquello que en términos clásicos Freud situaba<br />
como primera serie, la serie de lo<br />
13
constitucional, etcétera, con qué venimos al<br />
mundo. Aquí vamos a hacer ciertas diferencias<br />
y dar cuenta de ciertas diferencias, justamente<br />
para ir construyendo un retrato que nos<br />
parezca que es el que haga mayor justicia<br />
posible a las complejidades de la subjetividad,<br />
porque aquí hay algunas posiciones que nos<br />
van a decir que no vienen con nada. Por<br />
ejemplo, tomo un autor –y un autor importante,<br />
que probablemente en algún momento esté en<br />
esta Carrera como profesor invitado para dar<br />
algún seminario, justamente por eso del<br />
enfoque abierto- Alfredo Jerusalinsky, un<br />
psicoanalista que tiene toda una trayectoria<br />
vasta e importante en el trabajo con niños<br />
autistas y con niños con trastornos del<br />
desarrollo, retrasos madurativos, todo lo que<br />
hoy se llama Trastorno Generalizado del<br />
Desarrollo de una manera más bien vaga. En<br />
uno de sus libros, podemos leer que al nacer,<br />
14
el ser humano viene sin ninguna dotación<br />
biológica, o mejor dicho, con una dotación<br />
biológica muy débil, que consiste sólo en unos<br />
pocos reflejos, los reflejos conocidos como del<br />
recién nacido. Me detengo en esto porque es<br />
importante: esto decididamente no es así, pero<br />
importa darse cuenta de por qué razones es<br />
posible afirmar algo que no es así. La gente<br />
que se forma en psicoanálisis y en psicología<br />
entre nosotros, suele tener un equívoco que a<br />
veces se encuentra también en el lego,<br />
digamos, como que biológico lo identifica con<br />
instintivo, como que es el territorio de lo<br />
instintivo. Mucha gente piensa así, van a<br />
considerar que los animales hacen todo por<br />
instinto, de una manera vaga, una invocación al<br />
instinto es muy conocida. En el caso del<br />
psicoanálisis esto queda muy arraigado en lo<br />
que podemos llamar, siguiendo a Piera<br />
Aulagnier, el Inconsciente teórico del<br />
15
psicoanálisis. Queda muy arraigado por toda la<br />
referencia, insistencia, la manera en que Freud,<br />
como todo el mundo hacía en su época –él no<br />
hizo sino hacer lo que todo el mundo hacía en<br />
su época- invocara instintos como lo más<br />
básico, la fuente, lo que pone en marcha,<br />
etcétera. La única diferencia es que Freud<br />
propone otros instintos y otros autores<br />
propondrán otros. Pero ahí queda muy<br />
arraigada la idea de instintos, biología. El<br />
hecho de que eso cambiara de palabra y a<br />
partir de cierto momento se empezara a decir<br />
pulsión en vez de instinto no altera mucho ni<br />
mejora mucho esa situación.<br />
Ahora bien, esto realmente es tomar una parte<br />
por el todo, estoy diciendo algo que ya debería<br />
ser muy obvio, pero lo instintivo no abarca más<br />
que un sector, un segmento del campo<br />
biológico desde el punto de vista de la teoría de<br />
16
la evolución. O sea que cuando se habla de<br />
especies que están programadas, como<br />
diríamos hoy, su secuencia de desarrollo, su<br />
secuencia comportamental, lo que hagan y<br />
dejen de hacer, va a estar programado de una<br />
manera rígida, genéticamente. A veces entre<br />
estas especies ni siquiera hay ninguna<br />
interacción entre ellas, y si hay una interacción,<br />
como en el caso de las hormigas o de las<br />
abejas, es una interacción programada, está<br />
programado que las truchas, los salmones<br />
naden contra la corriente, o que las tortuguitas<br />
huyan hacia el mar. Allí, digamos, campea<br />
propiamente lo instintivo. Con las aves, pero<br />
sobre todo con los mamíferos, se va<br />
introduciendo, hay una vuelta de tuerca, una<br />
inflexión desde el punto de vista estrictamente<br />
biológico, y es que lo instintivo empieza a<br />
declinar lentamente. Esta declinación ya es<br />
enorme en el caso de los monos, y en<br />
17
particular de nuestros primos, los primates,<br />
nosotros estamos entre los primates, esta<br />
declinación es enorme. Y con nosotros pega un<br />
salto todavía más. Ahora bien, esta declinación<br />
de lo instintivo no es porque lo biológico<br />
desfallece y se retira, sino porque desde el<br />
punto de vista de lo que en términos clásicos<br />
Darwin llamaría la lucha por la vida, aparece<br />
una nueva conquista biológica, algo que en la<br />
perspectiva biológica de la adaptación y de la<br />
supervivencia es una capacidad superior que la<br />
instintiva, que es la imitación, y con eso el lugar<br />
de lo que llamamos el otro o la otra, los otros y<br />
las otras, el grupo: el aprendizaje y el juego.<br />
Todo eso va junto. Los insectos no pueden<br />
jugar, los peces no pueden jugar, excepto<br />
Nemo y sus amigos. Los perros sí pueden<br />
jugar, y los monos pueden jugar mucho más, y<br />
mucho más podemos jugar nosotros. El término<br />
más abarcativo para esto, es como si dijéramos<br />
18
que la imitación toma el relevo del instinto, y<br />
eso es un capital genético, hace incluso a un<br />
carácter central del deseo humano que es el<br />
carácter mimético del deseo, esto que hace<br />
que el chico quiera lo que ve que el otro está<br />
en ese momento haciendo o gozando, una<br />
cosa sobre la cual habrá que volver.<br />
Entonces ahí diríamos que el autor que más<br />
contribuyó más específicamente a este<br />
malentendido, o algo en definitiva erróneo, es<br />
Lacan, porque Lacan basa mucho de su<br />
teorización y de su concepción, incluso, de la<br />
preeminencia del lenguaje en un supuesto<br />
abismo entre el orden de lo biológico, por<br />
ejemplo, y el orden del lenguaje, y en una<br />
supuesta falta de ser biológica en el ser<br />
humano. Decir que en el ser humano lo<br />
instintivo es casi inexistente es verdad, y si no<br />
fuera verdad el psicoanálisis y muchas otras<br />
19
cosas tendrían muy poco espacio, ahora decir<br />
que en el ser humano lo biológico es algo<br />
debilitado y desfalleciente no es verdad, y nada<br />
del desarrollo último de la biología en general y<br />
de las neurociencias en particular lo avalan,<br />
sino que lo refutan totalmente. Esa imitación en<br />
el recién nacido, trae ya consigo la capacidad<br />
de imitación, la necesidad de imitación, el<br />
deseo de imitación que el psicoanálisis<br />
reconceptualizará esto a su propia manera,<br />
pero por ejemplo todo lo que llamamos y que<br />
adquiere a veces niveles tan complejos como<br />
las problemáticas de la identificación no podría<br />
existir si no estuviera sustentada en esa<br />
capacidad biológica de imitar que, por otra<br />
parte, compartimos con muchas otras especies,<br />
no somos los únicos que sólo podemos vivir si<br />
el otro nos ayuda a vivir y si el otro nos<br />
proporciona posibilidades de imitación, no<br />
somos la única especie que es capaz de eso.<br />
20
En esa perspectiva, en la perspectiva que toma<br />
un autor como Lacan –y no es el único,<br />
también otros autores del psicoanálisis- se<br />
reproduce la vieja bipartición metafísica y<br />
religiosa en última instancia, entre el hombre y<br />
el animal. El hombre aparecería como algo<br />
totalmente otro del animal, lo cual estamos<br />
justamente discutiendo.<br />
Sin ese capital de imitación, o cuando ese<br />
capital de imitación aparece mutilado, atrofiado<br />
o estropeado ya sospechamos allí, aunque<br />
todavía no lo podamos comprobar, pero incluso<br />
como psicoanalistas lo sospechamos, algún<br />
avatar genético o congénito, como en el caso<br />
de muchos chicos autistas, allí vemos que la<br />
capacidad o el mismo deseo de imitación está<br />
extremadamente reducido y por eso mismo nos<br />
resulta el contacto con alguien opaco y cerrado.<br />
Esto implica problemas en los que ahora no<br />
21
nos vamos a introducir, pero digamos que es<br />
una primera cosa a tener en cuenta. Incluso en<br />
aproximaciones muy elementales de<br />
diagnóstico diferencial, algo que vamos a tener<br />
que hacer mucho trabajando con bebés y con<br />
niños, ya para un pediatra tendría que ser o<br />
tiene que ser, en una rápida mirada, una<br />
evaluación de que si el niño está bien, es un<br />
niño muy copión, los seres humanos somos<br />
copiones. Como decía Winnicott en el terreno<br />
textual “todos somos más o menos plagiarios”,<br />
no está el que tiene una idea él solo. Este es<br />
un primer rasgo, voy a hacer un pequeño<br />
inventario de un orden muy aleatorio, un<br />
inventario que necesariamente puede ser<br />
mejorado, pero un primer inventario de con qué<br />
nacemos.<br />
Un segundo punto que voy a poner es el del<br />
rostro. Un recién nacido ya trae muy<br />
22
claramente una inclinación que es la siguiente:<br />
de todos los objetos que hay en el mundo, de<br />
todas las cosas que hay para ver –y ahora<br />
sabemos que ve, antes se pensaba que era un<br />
cieguito- y que suscitan la curiosidad y el<br />
interés del bebé, que ya se pone de manifiesto<br />
a las pocas semanas de vida, ya está mirando,<br />
el absorber y ser absorbido por distintos<br />
elementos, nada suscita mayor atención que el<br />
rostro humano. El rostro humano se destaca,<br />
genéticamente, como lo más interesante, lo<br />
que más le atrae. O sea, justamente aquella<br />
parte del cuerpo donde se sitúa en gran medida<br />
la mayor proporción de nuestra subjetividad, no<br />
exclusivamente, nuestra subjetividad la<br />
podemos detectar en muchas cosas, en<br />
maneras de moverse, de sentarse, de caminar,<br />
etcétera, pero el rostro humano concentra… y<br />
eso es lo que más le interesa a un bebé. Y eso<br />
no es un aprendizaje, no es algo que adquiere,<br />
23
aunque es algo que va a necesitar del medio<br />
para sostenerse. Por otra parte, en una<br />
segunda vuelta de tuerca, de todos los rostros<br />
muy pronto habrá un rostro que le interesa más<br />
que ningún otro, que será el rostro de la madre,<br />
eso será otra cuestión.<br />
Ya en la escala de los mamíferos empieza a<br />
ponerse de manifiesto y se va marcando cada<br />
vez más el reconocimiento de jerarquías, y<br />
podríamos decir la tendencia a establecer<br />
jerarquías. El que comanda la manada, el que<br />
guía la tropa o el grupo o el rebaño,<br />
nuevamente, cada vez esto se acentúa de una<br />
manera ya muy compleja en los monos, sobre<br />
todo en los primates, donde ya podemos hablar<br />
incluso de internas políticas. Yo me estoy<br />
basando en muchas de estas cosas en una<br />
disciplina muy nueva, una disciplina que tiene<br />
escasamente medio siglo que es la<br />
24
primatología, mucho más nueva que la<br />
etología, que en su momento implicó todo un<br />
cambio en la perspectiva biológica importante.<br />
La primatología, o sea el estudio de los<br />
primates pero que se extiende a veces a otras<br />
especies como pájaros, etcétera, se propone el<br />
estudio de las culturas, de ciertas culturas en<br />
otras especies, o sea que su hipótesis es que<br />
la cultura no es algo sólo humano, que ya en<br />
otras especies hay fenómenos de transmisión<br />
propiamente cultural, o sea que los animales<br />
tengan vida social ya es conocido y nadie lo<br />
discute, pero lo que se ha dicho en ese<br />
momento es que tienen sociedad pero no<br />
tienen cultura, no hay posibilidades de<br />
transmisión cultural, por lo tanto, no habría<br />
ninguna posibilidad de historia. Los<br />
primatólogos han puesto en cuestión eso, la<br />
disciplina nació así, y se concentraron en el<br />
estudio de unas pocas especies, es una<br />
25
disciplina que nació en lugares distintos más o<br />
menos al mismo tiempo: Japón, Canadá,<br />
Estados Unidos, algunos países europeos. Es<br />
muy interesante leer sobre primatología, se los<br />
recomiendo, pero ellos avanzan mucho,<br />
entonces, sobre la identificación y la mejor<br />
delimitación de estas cuestiones. Lo de las<br />
jerarquías es muy importante, a partir de los<br />
mamíferos se plantean relaciones de poder y<br />
donde el que toma la iniciativa, con frecuencia<br />
gana un lugar de jerarquía. Es un tema como el<br />
que se ha trabajado muchas veces en cine o en<br />
literatura, o a veces en crónicas periodísticas:<br />
un grupo queda, de pronto, en una situación<br />
aislada de todo el mundo, abandonados a su<br />
suerte, entonces enseguida surge alguien que<br />
empieza a dar órdenes e instrucciones y en<br />
general lo obedecen. O a veces surge un<br />
antagonista de ese protagonista y habrá un<br />
conflicto y habrá que ver quién gana, pero<br />
26
siempre se va a establecer una jerarquía, eso<br />
es irresistible e inevitable. Por supuesto, a<br />
veces esto podrá ser valorado como muy<br />
positivo y a veces como muy desastroso. Hay<br />
una película actual, alemana, La ola que, a<br />
propósito del fenómeno del nazismo y de<br />
sistemas autoritarios se basa en esto<br />
justamente, en que hay una propensión que ya<br />
traemos al reconocimiento de jerarquías y que<br />
el chico también se arma entre la cuestión del<br />
chico y el grande, por ejemplo, y que luego ya<br />
vemos muy desarrollada ya en la niñez, en la<br />
escuela primaria ya es todo un tema. Pero eso<br />
es un capital genético que traemos y que por<br />
supuesto no basta con este capital genético, y<br />
a propósito de esto introduzco otra cuestión<br />
importante para tener en cuenta: así como ha<br />
sido un obstáculo epistemológico como diría<br />
Bachelard, asimilar biológico a instinto, es un<br />
obstáculo también formidable que los<br />
27
psicoanalistas compartimos desde posiciones<br />
muy diferentes pero a veces con muchos<br />
neuropediatras, psiquiatras y otros<br />
profesionales, el considerar lo biológico como<br />
una fatalidad. Si está tal predisposición<br />
genética, por ejemplo, si hay carga genética de<br />
tal cosa en una familia, carga genética para<br />
morir de infarto o para contraer una<br />
esquizofrenia, eso será interpretado como una<br />
fatalidad, y eso genera muchas veces en el que<br />
es psicoanalista una especie de sensación de<br />
que tiene que luchar, entonces, contra lo que<br />
venga de la biología, porque la biología<br />
impondría consignas de fatalidad, y donde hay<br />
consignas de fatalidad la terapia psicoanalítica<br />
no tendría mucho que hacer, salvo acompañar<br />
a alguien en su triste destino hacia el cadalso,<br />
no mucho más. Ahora, disposición, los biólogos<br />
en serio o los que algo manejen de esto en<br />
serio, van a decirnos que predisposición, igual<br />
28
que en nuestro propio campo, no es fatalidad,<br />
alguien puede tener una predisposición a<br />
enfermedades cardiovasculares o a tumores y<br />
morirse de otra cosa, y que jamás eso en su<br />
vida se le active. Una carga genética no<br />
necesariamente se activa, no necesariamente<br />
se expresa, es un potencial que puede ser, por<br />
lo demás, también de características mejores,<br />
hay personas que tienen una carga genética y<br />
una predisposición notable para la música, pero<br />
muchos de ellos no son músico ni se dedican a<br />
la música, y desde nuestro punto de vista<br />
diríamos que han desperdiciado esa carga<br />
genética o ese potencial genético. Pero a veces<br />
hay grandes errores en el diagnóstico o<br />
situaciones de mucha violencia patógena en<br />
cómo se perpetra un diagnóstico que tiene que<br />
ver con eso. Casos donde, por ejemplo, un<br />
neuropediatra le dice a los padres de un chico<br />
de dos años “no se va a poder casar, no va a<br />
29
poder trabajar…” le adivina todo su futuro,<br />
estoy tomando casos reales, que muchas<br />
veces, para peor, como se dice “peor que un<br />
crimen, un error”, resultan erróneos y muchos<br />
de esos condenados resulta que nada que ver,<br />
que el asunto pasaba por otro lado. Y aunque<br />
por supuesto eso pasara por ese lado eso no<br />
justificaría semejante intervención. Pero me<br />
interesa más el supuesto básico de la<br />
intervención, a veces los psicoanalistas<br />
también han creído, por ejemplo, que si se<br />
tratan enfermedades de origen orgánico, si esta<br />
patología depende de fenómenos o de factores<br />
orgánicos o biológicos o genéticos, el<br />
psicoanálisis no tendría mucho que hacer, por<br />
ejemplo, ¿qué puede hacer con un retrasado<br />
cuando viene? Como si el psicoanálisis tuviera<br />
sólo capacidad para operar cuando las causas<br />
son psicogenéticas, y muchos especialistas no<br />
psicoanalistas van a avalar esto, psicoterapia<br />
30
cuando es psicogenético, sino, no. Pero esto es<br />
un error grande, porque el psicoanálisis como<br />
psicoterapia no existe porque haya<br />
enfermedades de origen psíquico, existe<br />
porque somos seres humanos, enfermos de<br />
cosas físicas, psíquicas o de una mezcla de<br />
ambas. Y muchas, muchas personas que<br />
tienen males de origen orgánico se benefician,<br />
justamente, mucho de un tratamiento<br />
psicoanalítico. Incluso en experiencias muy<br />
particulares como puede ser el trabajo con<br />
pacientes oncológicos, el trabajo con pacientes<br />
terminales y, por supuesto, en nuestro campo,<br />
el trabajo con niños pequeños con serias<br />
dificultades del desarrollo ya desde el principio.<br />
Casi al contrario se podría decir a veces, que<br />
cuanto más biológico es el origen del mal, tanto<br />
más importante una intervención de tipo<br />
psicoterapéutico sobre la familia y sobre el<br />
pequeño, tanto más en riesgo está desde el<br />
31
punto de vista subjetivo. Pero esto iba para<br />
romper, quisiera romper, que quedara rota la<br />
ecuación biológico=instintivo, que quedara rota<br />
aunque esas cosas nunca quedan rotas del<br />
todo, no tenemos que ser presuntuosos al<br />
respecto y que quedara rota la ecuación<br />
biológico=fatal, genético=fatal, como en las<br />
historias románticas de Poe.<br />
Otro punto: la percepción amodal. Eso es un<br />
punto muy importante, pero lo voy a dejar para<br />
que lo trabajen ustedes con Mónica Rodríguez<br />
que va a ser la colaboradora docente.<br />
Otro punto. Este es un punto negativo en un<br />
sentido formal, no de valoración, no como juicio<br />
de valor, pero muy importante. La no regulación<br />
genética de la violencia. Éste es un punto muy<br />
crucial que nos plantea a nosotros muchas<br />
dificultades en la vida, pero además clínicas.<br />
32
Los seres humanos no tenemos una regulación<br />
genética de la violencia, no tenemos algún<br />
freno, no tenemos un mecanismo de feedback,<br />
que corte la violencia llegado a cierto punto o<br />
con cierto código comportamental. Eso es algo<br />
que empezaron a situar muy bien la década del<br />
’20, del ’30 del siglo pasado, etólogos como<br />
Konrad Lorenz y Timbergen. Por ejemplo, si<br />
dos animales tan mitológicamente situados<br />
como feroces, como dos lobos, están peleando<br />
en una lucha, y uno de ellos, de pronto, ofrece<br />
el cuello, se declaró perdedor, la lucha se<br />
detiene lo que es más importante, el otro no le<br />
clava los dientes en la yugular, hay una<br />
regulación biológica allí que llega hasta cierto<br />
punto la violencia y hay un modo de pararla<br />
genéticamente organizado. No todos los<br />
animales lo tienen, los chimpancés, por<br />
ejemplo, parecen no tenerlo, y parecen tan<br />
beligerantes, violentos y dañinos como<br />
33
nosotros. Una paloma puede matar a picotazos<br />
a otra. Lorenz jugaba con esta paradoja:<br />
parecía un retorno de lo reprimido que los<br />
hombres eligieran a la paloma como símbolo<br />
de la paz, mejor hubieran elegido un lobo.<br />
Este es un punto muy importante y muy difícil<br />
de trabajar, porque despierta mucha más<br />
resistencia que la sexualidad. Retomo algo que<br />
decía Freud, Freud lo decía a propósito de su<br />
concepción de pulsión de Muerte, concepción<br />
que no comparto en absoluto, pero me baso en<br />
el argumento que él decía. Él decía que la idea<br />
de tener alojada en sí mismo una pulsión<br />
destructiva era algo que los seres humanos no<br />
podían aceptar, querían ser buenos, echarle la<br />
culpa al ambiente en todo caso, o a la vida, de<br />
sus infortunios. Sin necesidad de seguir la<br />
hipótesis de Freud al respecto, la de una<br />
pulsión destructiva con todos los<br />
34
inconvenientes de la instintualización, el<br />
argumento es válido en este sentido: enseguida<br />
vamos a hacer un juicio valorativo negativo de<br />
la violencia, qué pena que hay violencia,<br />
seríamos mejores si no fuéramos violentos. El<br />
problema, que es difícil para cualquier<br />
humanismo, es que de esa no regulación<br />
biológica de la violencia parece tener mucho<br />
que ver con el desarrollo, la subjetividad, que<br />
todos los logros de los seres humanos no<br />
tengan techo. Sin violencia, seríamos más<br />
buenos pero no existiríamos, como que no es<br />
una casualidad la alianza tan estrecha de hace<br />
muchos siglos entre avance tecnológico y<br />
guerra, y que muchas cosas que luego<br />
aparecen como aplicaciones para mejorar la<br />
vida humana y cosas por el estilo, se originaron<br />
en técnicas bélicas. Es un punto difícil de<br />
asimilar, el que la violencia no sólo tiene ese<br />
costado en que hablamos de la violencia y qué<br />
35
maldición la violencia, sino que parece también<br />
responsable o co-responsable de muchas de<br />
nuestras mayores producciones, no hay una<br />
frontera muy segura al respecto. Por eso,<br />
Winnicott valoraba más a un chico violento que<br />
a un chico pasivo, le parecía que tenía más<br />
chances, o mejor dicho, un chico<br />
manifiestamente violento que un chico<br />
reactivamente violento, pero eso sería otra<br />
cuestión.<br />
Esto tenemos que ir introduciéndolo ya<br />
tempranamente, esta cuestión de la violencia,<br />
en lo que vayamos estudiando, no sólo porque<br />
la práctica clínica nos reclama cada vez más<br />
intervenciones al respecto, justamente en el<br />
campo con niños, etcétera, sino porque el<br />
psicoanálisis no ha sido inmune a una<br />
idealización romántica del niño, una<br />
idealización que comenzó justamente con el<br />
36
omanticismo del Siglo XIX europeo, y<br />
prefigurado antes por Rousseau, por la<br />
influencia del pensamiento de Rousseau, el<br />
hombre que nace bueno, bueno de naturaleza<br />
y que la sociedad lo vuelve malo, la bondad<br />
originaria, el inocente, y luego en el<br />
romanticismo la niñez como la etapa pura,<br />
genuina de la vida, la etapa verdaderamente<br />
auténtica luego malograda por las exigencias<br />
de la vida social. El psicoanálisis hereda algo<br />
de esto, primero por el peso que se le da a lo<br />
infantil como peso causal, como peso<br />
determinante de lo que ocurra en la vida,<br />
etcétera. Tiene su filiación, su genealogía en<br />
esa concepción romántica en la que Freud<br />
también estuvo imbuido, en su propia<br />
educación lógicamente, por su propia época. Y<br />
muchas veces ha retornado en forma de una<br />
tendencia a inclinar al psicoanálisis demasiado<br />
hacia una causalidad ambientalista, la mala<br />
37
madre, los malos padres, la mala sociedad, las<br />
malas instituciones, que todas esas cosas no<br />
es que no existan, no es que no existan los<br />
ambientes destructivos o no facilitadores, pero<br />
eso siempre se hizo a expensas, justamente,<br />
de lo que podía ser violento en el propio niño,<br />
expurgar al niño de la violencia. Hoy venía<br />
hablando de eso cuando veníamos para aquí<br />
con Marisa Rodulfo, a propósito del teatro para<br />
niños, que tiene en nuestro medio exponentes<br />
de mucho valor estético, alto valor estético pero<br />
donde es muy difícil ver algo… uno ve algo<br />
siempre muy contaminado por esta visión, a<br />
veces por argumentos que tratan de eliminar el<br />
conflicto, tratan de erradicar cualquier violencia<br />
del argumento, cosa que no interesa a ningún<br />
chico. Por ejemplo, el cocodrilo es bueno que<br />
se hace amigo de la lechucita buena y<br />
comparten juntos todo y no son egoístas y<br />
terminan todos… los chicos se empiezan a<br />
38
mover en la butaca, los chicos quieren sangre.<br />
Esto es algo que nos aporta la paleo biología,<br />
lo que llamamos homo sapiens es, en su<br />
historia evolutiva digamos, un primate como los<br />
otros que se volvió cazador, carnívoro, como<br />
los grandes felinos. Hace unos setenta mil años<br />
se calcula, y de una manera oscura que quizás<br />
nunca conoceremos, algo hizo que esta<br />
especie, o lo que prologaba esta especie,<br />
dejara de hacer como los demás primates que<br />
comen orugas, gusanitos, insectos, huevos,<br />
frutas, una alimentación omnívora pero que<br />
excluye la caza, y se volviera un cazador, para<br />
lo cual necesitaba estar en grupo, no había<br />
cazador individual posible. Al ser cazador y<br />
carnívoro, esto hizo que el cerebro creciera,<br />
pegara un salto, el cambio de alimentación. Si<br />
en esa época hubiera habido ecologistas<br />
vegetarianos, hubiéramos estado fritos. La<br />
ingesta, ese cambio que es todo un cambio de<br />
39
vida, de hábitat, abandonar los árboles,<br />
organizar otro tipo de vida social, pero sobre<br />
todo comer totalmente distinto, alimentarse<br />
básicamente de carne, pero una cosa<br />
realimenta la otra porque hizo del homo<br />
sapiens una especie más feroz. Un ciervo no<br />
tiene nada que temer de un chimpancé, de un<br />
orangután y de un gorila, y en cambio tendría<br />
mucho que temer de un homo sapiens que<br />
estuviera cerca de él porque lo va a buscar<br />
igual que lo busca un león o una pantera. Eso<br />
hace que haya una carga que aparece, no es<br />
casual que a los chicos chiquitos les gusten<br />
tanto los juegos que implican el cazador y la<br />
presa, que muchos de los juegos se van<br />
armando espontáneamente así y eso va a<br />
parar luego a videojuegos, etcétera. Por<br />
supuesto que no estoy proponiendo una<br />
causalidad lineal, una expresión directa, sino<br />
de dónde se nutre algo y buscar puntos de<br />
40
articulación y de comunicación y de<br />
continuación y de flujo entre el orden cultural y<br />
el orden biológico. Entre el orden cultural y el<br />
orden biológico no hay oposición, hay<br />
diferencias –lo veremos más tarde, mejor- no<br />
oposicionales y de suplementación y sobre<br />
todo no reductibilidad de uno a otro, no puede<br />
uno determinar la forma que va a tomar el otro.<br />
Pero no es o una cosa o la otra, eso va a ser<br />
un punto.<br />
Son cuestiones que es importante incorporar a<br />
la mirada, a cómo mire uno un niño pequeño,<br />
estas historias. Verlo como un pequeño<br />
cazador, ayer yo veía un chiquito empeñado en<br />
matar una araña y el placer que tenía, ahí sería<br />
erróneo hablar –salvo que uno viera en ese<br />
chico una fijación especial en un diagnóstico…-<br />
de que es sádico, no, no es sádico, es porque<br />
es una estirpe de cazadores, y de esa violencia<br />
41
surge –y esa es la paradoja que no podemos<br />
soportar- lo que es más horroroso, la<br />
posibilidad de una crueldad sin límites y una<br />
crueldad que nos hace poner los pelos de<br />
punta, que nos hace, de pronto, repugnante<br />
incluso la especie humana, o ciertos<br />
ejemplares de ella, o nos angustia o nos hace<br />
pensar que no hay esperanza, y surge también<br />
lo que llamamos lo más sublime o lo más<br />
elevado, una capacidad de creación y de<br />
trasgresión notables. Pero que a su vez, de<br />
pronto, resulta que esto por ahí arruina, pone<br />
en peligro el planeta, esas paradojas. En<br />
general, los movimientos ecologistas, con todos<br />
sus señalamientos críticos tan pertinentes,<br />
desde mi punto de vista trastabillan en cierta<br />
concepción moralista que tiene que ver con<br />
esta dificultad para reconocer esa violencia.<br />
Por eso mismo no hay techo.<br />
42
Luego tenemos –esto es también muy<br />
conocido- todo lo que va a tener que ver con el<br />
tremendo desarrollo del lenguaje en los seres<br />
humanos, todo el desarrollo ya tan precoz de lo<br />
que va a ser el oído, etcétera. Y podríamos<br />
agregar el jugar, pero por el momento lo<br />
remitiría a lo que dije de la imitación. Y<br />
retomando eso, lo principal que traemos y que<br />
no venimos, por eso, inermes y desamparados,<br />
es casi inevitable para un adulto sentir al bebé<br />
como desamparado, al bebé y al niño chico, y<br />
eso parece justificarse desde un punto de vista<br />
práctico en todos lo que lo tienen que cuidar,<br />
atender, proteger, etcétera. Pero esa es una<br />
lectura un poco superficial. En principio porque<br />
lo que podemos llamar desamparo, en rigor, es<br />
una condición de nuestra existencia, y en todo<br />
caso si tiene que ver con algo, tiene que ver<br />
con lo que se ha dado en llamar hace mucho<br />
“La muerte de Dios”, o lo que Heidegger<br />
43
llamaba “el retiro de los dioses”, el hecho de lo<br />
que percibimos como fragilidad y contingencia<br />
de nuestra vida, que puede cambiar en un par<br />
de segundos para bien o para mal, no sin<br />
depender de nosotros, y que eso no tiene edad,<br />
eso es lo que se llama un existenciario, o sea,<br />
una dimensión propia de la existencia humana<br />
que se da en cualquier edad en diferentes<br />
formas. La madre del bebé puede mostrar su<br />
propia vulnerabilidad y desamparo si, por<br />
ejemplo, el bebé parece que está mal y no la<br />
reconoce y no le sonríe, y por muchas otras<br />
circunstancias. Eso por una parte. Pero por otra<br />
parte porque no es cierto que un bebé nazca<br />
desamparado; biológicamente no es cierto,<br />
porque lo que lo ampara es su posibilidad de<br />
grito, de llamado, que no sería necesario en<br />
una especie que se basara, se sustentara en lo<br />
instintivo. Pero acá el grito, el llamado –que<br />
puede faltar, y también puede faltar el que<br />
44
atienda ese llamado- es fundamental, es un<br />
recurso. Esa apertura al otro desde el vamos,<br />
que no empieza a ninguna edad, porque aquí el<br />
psicoanálisis, como las mismas psicologías del<br />
desarrollo, se enredaron muchas veces en ¿a<br />
qué edad empieza esa apertura al otro?<br />
Algunos pueden llegar a decirnos que cuando<br />
el chico habla, que cuando empieza a hablar,<br />
aunque eso ahora ya ha empezado a<br />
retroceder porque algunos psicoanalistas<br />
franceses descubrieron que existen los bebés,<br />
y si lo dicen los franceses… tiene que ser<br />
cierto.<br />
Digamos que ¿a qué edad empieza…? Esa<br />
apertura, ¿cómo situarla? En la primera sonrisa<br />
que Spitz ubica a los tres meses, luego ha<br />
retrocedido. Siempre que en psicoanálisis o en<br />
otras teorías psicológicas del desarrollo se<br />
ponen fechas, la tendencia es que esas fechas<br />
45
con el tiempo retrocedan o se cuestionen. Pero<br />
la cuestión es que eso no tiene fecha<br />
justamente porque es un capital genético. Que<br />
se pueda activar, que se pueda expresar, que<br />
se arruine, que se extienda, que se expanda,<br />
es otra cuestión, pero esa apertura al otro está<br />
inscripta en nuestros genes. O sea que lo<br />
hereditario, aquí, afirma lo no hereditario, esa<br />
es la gran paradoja de nuestra especie. Todo lo<br />
que tenemos, la herencia más importante que<br />
tenemos es que con la herencia sola no<br />
hacemos nada, y que necesitamos el ambiente,<br />
que sin el ambiente en un sentido amplio no<br />
podemos ser, ésa es la herencia más<br />
importante. Es mejor decirla en una de esas<br />
formulaciones paradójicas de las que gustaban<br />
Winnicott y Lacan, porque es la mejor, la<br />
manera más precisa de decirlo. Lo que más<br />
heredamos es, justamente, no heredar,<br />
necesitar la capacidad para adquirir cosas que<br />
46
no hemos heredado. Heredamos la capacidad<br />
para adquirir todo lo que no hemos heredado.<br />
Eso también lo tienen otras especies, ya lo<br />
tienen los chimpancés, los gonobos, los<br />
orangutanes, pero en una medida menos<br />
intensa por esos saltos cuánticos.<br />
Este sería un primer grupo de cuestiones con<br />
las que yo quisiera como que nos impregnemos<br />
la mirada y la escucha y todo lo que fuere, toda<br />
la disposición, toda nuestra actitud, cuando<br />
estemos frente a un niño pequeño, porque<br />
incluso van a incidir ya directamente en<br />
cuestiones de diagnóstico diferencial.<br />
Hoy estamos iniciando esto, decía, y el grupo<br />
que lo está conduciendo hay que señalar a<br />
Marisa ROdulfo, que es la Asesora Consulta de<br />
la Carrera, además de profesora de la Carrera;<br />
Adriana Franco que es la Coordinadora<br />
47
Docente y Paul Yorston que es Coordinador<br />
Técnico, y luego el cuerpo docente que ustedes<br />
irán empezando a conocer.<br />
Y por otra parte, pasaron cosas por el pizarrón.<br />
La idea mía de lo que pasa en pantalla es no<br />
tanto que lo que se diga ahí sea como el<br />
resumen de lo que yo estoy diciendo, porque<br />
no es mi manera de exposición, pero me<br />
parece más interesante, justamente, que haya<br />
como un contrapunto y como una articulación.<br />
Hay cosas que voy a decir que están<br />
anticipadas en lo que se vio, o hay cosas que<br />
no voy a decir pero justamente por eso está<br />
muy bueno que figuren allí y que se podrán<br />
articular con cosas que vean aquí o vean en<br />
otro lugar. Esta materia que tengo yo, este<br />
seminario, está en tandem, y por eso mismo<br />
nos vamos a alternan en quincena, con el que<br />
da Marisa que concierne a patología del bebé y<br />
48
del niño pequeño. Yo voy a dar algo así como<br />
lo que tiene que ver con salud y con<br />
normalidad, o con cuestiones más abarcativas,<br />
más allá de lo patológico, como puntos<br />
importantes de la constitución subjetiva, pero<br />
las cosas de todas maneras se irán mezclando.<br />
Por lo general, yo voy a trabajar un tiempo con<br />
ustedes y luego un segundo tiempo será con<br />
Mónica Rodríguez que, como dije, es la<br />
Colaboradora Docente. Y otros aspectos más<br />
llamados formales se irán viendo poco a poco.<br />
Hay otro factor a considerar, es un factor que<br />
cuesta mucho revertir. La primera manera de<br />
plantearlo puede ser así: hay un desfasaje<br />
histórico, un desfasaje temporal, un hiato, entre<br />
la emergencia, la configuración de una<br />
disciplina que se va a llamar el psicoanálisis y<br />
lo que va a aparecer, el psicoanálisis de niños,<br />
como se le va a decir en general. Ese<br />
49
desfasaje va a quedar siempre marcado en el<br />
punto de que siempre va a haber que aclarar,<br />
cuando se dice psicoanálisis, se da por<br />
supuesto que es de adultos. Si alguien quiere<br />
especificar que se trata de niños, va a tener<br />
que aclararlo. Esto es muy importante por lo<br />
siguiente: entre la emergencia y la constitución<br />
de algo que pudiera llamarse, armar un formato<br />
digamos, de práctica psicoanalítica con chicos<br />
regular, no como un hecho ocasional o alguna<br />
aventura pionera, o con un formato irregular<br />
como el mismo caso de Freud, que lo vio una<br />
vez al chico, trabajó con el padre. No cosas así,<br />
o ensayos pioneros, sino que ya hubiera una<br />
posibilidad de tomar pacientes niños, eso pasa<br />
unos treinta años después, treinta años es<br />
mucho. Cuando emerge el psicoanálisis con<br />
chicos como posibilidad de una práctica<br />
regular, con su propia técnica, incluso con<br />
ciertas divergencias en cuanto a maneras de<br />
50
trabajo, como las conocidas entre Anna Freud y<br />
Melanie Klein, cuando emerge eso la teoría<br />
psicoanalítica ya está organizada, ya está<br />
estructurada diríamos, ya pasó un período<br />
crítico de formación de conceptos y de<br />
formación de un sistema teórico. Piensen que<br />
ya, para esa época, se conoce de sobra la<br />
segunda tópica de Freud, Inhibición, síntoma y<br />
angustia, y todavía en esa época no hay un<br />
trabajo regular con chicos. Entonces además<br />
de un sistema teórico psicoanalítico organizado<br />
hay una serie de postulados, como en toda<br />
disciplina, cosas que no se discuten, creencias.<br />
Esto hace que a lo que Lacan llamaría una<br />
preclusión, o sea, algo que llega demasiado<br />
tarde para poder inscribirse, caducó, venció el<br />
plazo para inscribir eso, no tiene modo de<br />
inscribirse. O sea que el psicoanálisis de niños<br />
llega y se encuentra las teorías hechas, incluso<br />
variantes teóricas hechas, de cierta<br />
51
importancia. No tiene la posibilidad de<br />
intervenir en la formación del psicoanálisis. Por<br />
eso mismo va a nacer como un psicoanálisis<br />
aplicado, en el punto de que se va a aplicar al<br />
niño los conocimientos, las hipótesis, las<br />
prácticas, las técnicas nacidas en el trabajo con<br />
el adulto. También por eso se va a discutir ¿Es<br />
posible o no es posible? Freud explícitamente<br />
marcó, de una manera un poco ambigua, pero<br />
dejó sentado sus propias y más que fuertes<br />
dudas sobre la posibilidad de la existencia del<br />
trabajo con niños, y sobre todo con niños<br />
pequeños. Por ejemplo, Freud dice “hay que<br />
prestarles demasiadas palabras”, claro, Freud<br />
no puede pensar en ese momento en cosas<br />
como juegos o dibujos, que faltaba mucho para<br />
que eso se desarrollara, además de toda la<br />
cuestión de lo que está en juego en eso de<br />
“prestar palabras”, que eso sería otro tema.<br />
Pero todas las dudas sobre la posibilidad, que<br />
52
siempre es posible reencontrarlas, uno ha<br />
reencontrado en muchas posiciones<br />
contemporáneas gente que decía que no es<br />
posible analizar niños stricto sensu, digamos.<br />
Justamente nacen de allí, de que cuando se<br />
dice así se está pensando en que no es posible<br />
analizar niños de la misma manera que<br />
pacientes adultos. Pero se calla de la misma<br />
manera que si alguien no se puede “analizar<br />
como”, se dice que no se puede analizar. Por<br />
supuesto que si quiero analizar un niño de tres<br />
años, o un bebé con su mamá, o tener una<br />
intervención psicoanalítica sobre un bebé y su<br />
mamá como con un paciente adulto, no voy a<br />
poder, de ahí se extrae. Pero lo que sustenta<br />
esa extracción es esa llegada tarde, que<br />
genera esa preclusión que digo. Por eso va a<br />
haber una serie de choques allí, pero sobre<br />
todo esto: el psicoanálisis durante mucho<br />
tiempo no va a interrogarse a través del niño,<br />
53
no va a decir que todo esto que hemos<br />
elaborado, que incluye una serie de retratos del<br />
niño, la reconstrucción del niño que se empieza<br />
a hacer con Freud y otros analizando pacientes<br />
adultos, esa reconstrucción que es bien<br />
conocida no va a ser interrogada. Este niño que<br />
inventamos analizando adultos –“inventamos”<br />
en el buen sentido de la palabra, porque sin<br />
invención, no hay teoría- ¿tiene algo que ver o<br />
tiene mucho que ver o tiene poco que ver con<br />
el niño de carne y hueso, el niño efectivo? Esta<br />
pregunta tardó mucho en aparecer, al principio<br />
no apareció en absoluto, se buscaba en el niño<br />
una confirmación de lo que se había puesto allí.<br />
En ese sentido, la historia del análisis de la<br />
fobia de este chiquito Juancito, de Hans, es<br />
ilustrativa porque Freud no aprovecha ninguna<br />
de las oportunidades que le da el chico para<br />
interrogar algo sobre su teorización. Es lógico<br />
en cierto modo, era demasiado pronto, estaba<br />
54
eso en plena ebullición, no podía detenerse en<br />
ese punto, busca confirmar. Y cuando alguien<br />
busca confirmar, psicoanalista o no, se las<br />
arregla para hacerlo, eso lo sabemos.<br />
Entonces, allí el primero que se va a plantear<br />
esta cuestión, justamente, es Winnicott y no por<br />
casualidad es una referencia teórica<br />
fundamental en esta Carrera. Una referencia,<br />
no se trata de hacer winnicotteanos, por el<br />
amor de Dios y por el amor de Winnicott, no<br />
habría que ser nunca winnicotteano,<br />
estrictamente hablando. Pero sí una referencia,<br />
un referente, porque Winnicott es el primero,<br />
dicho en ese tono mítico, que más bien<br />
empieza a replantear, a revisar todo de nuevo,<br />
cómo es desde el niño y sobre todo desde el<br />
bebé, en ese punto que el primero que plantea<br />
preguntas al psicoanálisis en general y plantea<br />
desacuerdos de fondo y rectificaciones desde<br />
55
el bebé fuera un pediatra no es una casualidad,<br />
yo diría que sólo un psicoanalista que además<br />
fuera pediatra podía tener esa posibilidad, era<br />
el único que podía ver bebés en cantidad,<br />
bebés con sus mamás. Un psicoanalista, con<br />
suerte, veía un chico de cuatro, cinco años, no<br />
veía bebés, aunque haya algunos trabajos de<br />
Melanie Klein como observando la conducta de<br />
bebés, pero lo que ahí observa Melanie Klein<br />
parece que estuviera observando uno de sus<br />
libros y no un bebé. Entonces esto no es un<br />
hecho casual, biográfico, sino que sólo un<br />
pediatra que fuera además psicoanalista, que<br />
fuera ambas cosas, estaba en condiciones, en<br />
posición de poder hacer esa interrogación<br />
partiendo ya no desde el niño, Winnicott no<br />
parte desde el niño, parte desde el bebé y su<br />
mamá, o desde el bebé y su ambiente, porque<br />
como él dice el bebé solo no existe, lo cual nos<br />
56
lleva a otra cuestión, la del círculo, a la que<br />
habrá que volver.<br />
Entonces a partir de allí empieza la posibilidad<br />
de un movimiento distinto, que luego tendrá<br />
otros nombres, entre los cuales nos podemos<br />
incluir. Pero esto es una primera manera de<br />
aproximarse al asunto. A continuación uno<br />
podría decir lo siguiente, porque esto es<br />
importante además para estudiar un niño, un<br />
bebé, un ser humano: no hay un origen, un<br />
punto de partida absoluto, todo comienza más<br />
de una vez, todo comienza varias veces. No<br />
hay, estrictamente hablando, el psicoanálisis.<br />
En ese punto, justamente había una discusión<br />
entre el psicoanálisis y las teorías del<br />
desarrollo, una concepción distinta, no hay algo<br />
que comienza y sigue, algo comienza varias<br />
veces, más de una vez, eso implica<br />
discontinuidades, implica reinscripciones,<br />
57
implica fracturas. En el fondo, todos decimos –<br />
yo lo he dicho acá ya montones de veces- el<br />
psicoanálisis, estamos diciendo algo que no<br />
deja de ser bastante equívoco, no hay el<br />
psicoanálisis, hay que pluralizar. De la misma<br />
manera, alguien nos va a decir “mi vida va a<br />
empezar cuando termine el secundario”, no es<br />
una manera de decir, o “¿Mi vida cuándo<br />
empezó?” o “¿Cuántas veces empezó?”. Esto<br />
es muy importante porque, además, refuta la<br />
teoría del desgaste, que en estas últimas<br />
décadas no ha dejado de atacarnos, algo así<br />
como la idea de que el psicoanálisis ya estaría<br />
desgastado, su época de moda, su auge, su<br />
vigencia, habría empezado una lenta<br />
declinación sustituido por nuevas terapias, por<br />
nuevos descubrimientos, por una época nueva<br />
también, nuevas épocas sociopolíticas, nuevos<br />
dispositivos subjetivos, el psicoanálisis sería<br />
como una de esas especies en extinción, no se<br />
58
va a extinguir de un día para el otro, pero poco<br />
a poco entraría en su tercera edad. Ya no<br />
podríamos esperar de él ese vigor, esa fuerza<br />
que ahora vendría… desde el mismo<br />
psicoanálisis a veces y desde otras disciplinas<br />
se les da como esos deseos del heredero<br />
impaciente, a ver cuándo se muere este viejito,<br />
o a ver cuándo lo jubilan a éste así yo ocupo<br />
este cargo. Esa hipótesis, la de un desgaste<br />
que haría que ya estamos librando un combate<br />
de retaguardia nosotros los psicoanalistas, ya<br />
no estamos más en la punta, implica, supone<br />
una teoría de la continuidad, supone una<br />
disciplina continua que, entonces, como un<br />
organismo, nace, crece, se desarrolla y muere,<br />
y de acuerdo a la benevolencia o malevolencia<br />
será la edad en que deseemos su muerte.<br />
Justamente por eso es muy importante<br />
rechazar esa idea de una continuidad de algo<br />
como el psicoanálisis, y plantear más bien algo<br />
59
que podríamos decir los psicoanálisis, un<br />
espectro que emerge, se diferencia, se<br />
fragmenta consigo mismo, salta para un lado,<br />
crece para otro, se discontinúa, se reinscribe<br />
de una manera nueva, digamos, una hipótesis<br />
de discontinuidad que, por otro lado, también<br />
cambia la manera de pensar la historia, lo<br />
histórico. Esto creo que es muy importante para<br />
alejarse de esa mirada melancólica del<br />
desgaste y la declinación.<br />
En su momento, por ejemplo, un autor como<br />
Jacques-Alain Miller habló de una segunda –no<br />
sólo él, pero él lo explicitó mejor- fundación del<br />
psicoanálisis, el psicoanálisis tendría dos<br />
períodos, una emergencia con Freud y una<br />
segunda fundación del psicoanálisis con Lacan.<br />
Esa concepción tenía el mérito de romper la<br />
idea de una continuidad, de pensar que una<br />
disciplina pueda ser concebida no como una<br />
60
cosa homogénea siempre básicamente igual a<br />
sí misma, una esencia que se desenvuelve,<br />
una idea que se despliega dialécticamente pero<br />
en el fondo es siempre la misma, sino que<br />
podría tener discontinuidades muy importantes,<br />
pero tenía un par de limitaciones, o las tiene:<br />
primero, un cierto interés político que es<br />
suceder a Freud con un monopolio del<br />
psicoanálisis, monopolizar el término<br />
psicoanálisis, hacer, así como de la biología lo<br />
instintivo, hacer del psicoanalisis el<br />
psicoanálisis lacaniano, sólo el llamado<br />
lacaniano, lo cual sería un inconveniente<br />
importante. Después la misma idea de<br />
fundación que es una idea metafísica que<br />
implica el fundador, el padre, en última<br />
instancia, Dios, el autor, hacer un punto de<br />
origen absoluto, fijo. ¿Quién hizo esto? Lo hizo<br />
fulanito. Hoy dije al principio, como saludo, que<br />
hoy empezábamos entre todos a poner en<br />
61
marcha esta Carrera -unos más puntuales,<br />
otros menos-, no lo dije como un giro de<br />
cortesía social o de saludo amistoso de<br />
bienvenida, sino porque es verdad: porque acá<br />
podría haber uno o más docentes<br />
extraordinarios, suponiendo que los<br />
encontrásemos, no bastaría sin el resto, sin<br />
todo un trabajo grupal. El origen de esta<br />
Carrera tampoco está en mi cabeza, no se me<br />
habría ocurrido esta Carrera si no fuera, entre<br />
otras cosas, un socio de trabajo de Marisa y no<br />
tuviera toda una experiencia con un grupo del<br />
grado, del que hoy están muchos aquí, con<br />
quienes hemos trabajado juntos todos estos<br />
años, y sin otras tantas otras cosas que habré<br />
leído, que habremos leído, que habremos<br />
hecho, y sin que ustedes vengan y pongan,<br />
además, el hombro y lo suyo, su propia<br />
creatividad, su propia disposición, no hay<br />
entonces un punto de origen, no se puede decir<br />
62
que la Carrera nació tal día, aunque se<br />
designen fechas formales. Entonces, lo de<br />
fundación y poner ahí, por ejemplo, nombres<br />
como Freud o Lacan es, por ejemplo, dejar en<br />
el anonimato a todos los pacientes que sudaron<br />
también para fabricar el psicoanálisis, y otros<br />
colegas que participaron, en su momento Freud<br />
no hubiera ido muy lejos sin Breuer, o sin el<br />
estímulo que le dio Charcot, y sin las ideas de<br />
sus propios pacientes. El mismo Freud, aunque<br />
tenía inclinaciones autocráticas muy fuertes, no<br />
deja de consignar la participación activa de los<br />
pacientes en puntos decisivos de la<br />
constitución de lo que llamamos el método<br />
psicoanalítico, la asociación libre, por ejemplo,<br />
el interés por los sueños, cosas así, el no<br />
focalizar, Freud era primero un terapeuta que<br />
hoy diríamos que focalizaba, estaba focalizado<br />
en el síntoma, tanto en el período en que<br />
estaba en la hipnosis tanto como en el período<br />
63
catártico posterior. Son los pacientes los que<br />
abandonan la focalización y Freud los sigue,<br />
tiene el buen tino de estar abierto como para<br />
seguirlos, en vez de hacerlos volver a ella, y<br />
termina por abandonar la idea de que el médico<br />
fije de qué hay que hablar, y lo deja en manos<br />
del paciente. Esa es una creación colectiva,<br />
una creación de grupo, no tiene origen en una<br />
mente, en un cerebro, en un genio brillante.<br />
Pero esto es importante para qué concepción<br />
del psicoanálisis tengamos y para esto que<br />
decía, de que desde el psicoanálisis no<br />
significa que yo quiera y pueda quedarme solo<br />
con el psicoanálisis, si un psicoanalista quiere<br />
trabajar sólo con el psicoanálisis y quedarse<br />
sólo con el psicoanálisis, me parece a mí que<br />
va a ser un psicoanalista muy limitado, que a lo<br />
mejor es muy capaz en algunos puntos, pero<br />
muy limitado y particularmente no le va a venir<br />
64
ien a niños y a adolescentes una perspectiva<br />
así.<br />
Voy a avanzar un paso más antes de unas<br />
preguntas y una pausa. En esa discontinuidad<br />
que dije, que no habría un solo psicoanálisis<br />
fluyendo como un río hacia el mar, hacia ese<br />
mar que es el morir, como decía Manrique,<br />
podríamos hacer tres cortes importantes<br />
histórico-teóricos, para situar dónde estamos<br />
hoy y desde qué perspectiva vamos a trabajar.<br />
Podríamos decir lo siguiente: en la historia<br />
teórica del psicoanálisis, en una primera época,<br />
en una primera vez, en un “érase una vez”, en<br />
un “había una vez” se piensa el uno,<br />
empezamos por el uno. Eso era inevitable<br />
porque en esa época todo lo que fuera<br />
psicología empezaba por el uno, ni siquiera<br />
había algo que mereciera llamarse psicología<br />
social, la psicología individual, esa clásica de<br />
65
las funciones mentales también empezaba por<br />
el uno. Entonces, se empieza por el uno. La<br />
manera más evidente de ver esto es los<br />
estadios de la teoría de la libido, el primer<br />
estadio va a ser un estadio autoerótico que, en<br />
manos de otros psicoanalistas, luego se va a<br />
transformar en un estadio autista normal. Freud<br />
también lo caracteriza, a veces, así, un estadio<br />
de cerrazón absoluta, el feto que se imagina<br />
Freud, o el neonato o el bebé que se imagina<br />
Freud, para decirlo de una manera más<br />
amable, es un bebé que está en el claustro<br />
materno protegido absolutamente, al abrigo de<br />
cualquier estimulación, gozando de ese cero<br />
absoluto, de ausencia de estimulación, no se<br />
tiene que defender de nada. Ése es el bebé, lo<br />
pueden leer, los que no se acuerden, en una<br />
larga nota que hay en Los dos principios del<br />
suceder psíquico. Ahí Freud se imagina su<br />
bebé en el útero así. Obviamente, un bebé que<br />
66
no tiene nada que ver con el bebé de hoy de la<br />
ecografía y todas esas cosas. No sólo Freud se<br />
lo imaginaba así, por eso es que los recién<br />
nacidos no era lo que se llamaría estimulados,<br />
eran puestos en lugares oscuritos, silenciosos y<br />
demás.<br />
Ése es el uno; un uno sin uno todavía porque<br />
no tiene Yo, es tan uno que no tiene Yo, es<br />
autoerótico. No tiene Yo pero tiene círculo. Ahí<br />
hay un primer conflicto entre ciertos<br />
descubrimientos clínicos de Freud y la base<br />
teórica y la carga metafísica que tiene. Por un<br />
lado, lo autoerótico ponía en juego la cuestión<br />
de polimorfismo sexual, lo sexual no asimilado<br />
a lo genital y con distintos aspectos no<br />
coordinados entre sí. Pero al mismo tiempo la<br />
concepción de autoerótico como célula cerrada,<br />
como un redondel cerrado va a meter toda esa<br />
fragmentación en un círculo, y empieza todo<br />
67
por ese uno. Digamos que la diferencia es que<br />
en la psicología de la conciencia ese círculo va<br />
a ser un círculo homogéneo, mientras que acá<br />
es un círculo fragmentado en muchas partes,<br />
no es homogéneo, pero es un círculo.<br />
Después viene el narcisismo, seguimos en el<br />
uno, un uno ahora con Yo. Recién después<br />
vendrá la posibilidad de lo que se llama en esa<br />
época relación objetal. Las cosas empiezan así<br />
por el uno, un uno que se va a desarrollar, mal<br />
o bien, habrá luego montones de desarrollos y<br />
variantes al respecto, pero ésa es la<br />
concepción básica. Porque la concepción<br />
básica era un uno que después de estar<br />
constituido se relaciona con el otro, es una idea<br />
muy distinta, es: una vez que me constituí me<br />
puedo relacionar con otro, no es una idea sólo<br />
de Freud, pero nos interesa la manera en que<br />
pesa esto en el psicoanálisis porque todavía<br />
68
sigue pesando ¿Cuándo empieza a<br />
relacionarse con otro? Se podrá apelar a la<br />
maduración neuronal, a muchas cosas, pero<br />
siempre está que primero se constituye y recién<br />
después se relaciona. Está muy lejos la idea de<br />
que para constituirse tiene que relacionarse<br />
con el otro, que es un descubrimiento hecho<br />
varias veces, lo hace el psicoanálisis, lo hace la<br />
biología, lo hacen las psicologías del desarrollo<br />
contemporáneas, cada uno, a su manera, todos<br />
descubren eso, formulándolo de muy distintas<br />
maneras y en perspectivas, con intereses<br />
diferentes, pero todos descubren eso, que no<br />
se puede uno constituir primero y relacionarse<br />
después, no podemos mirar más un bebé y<br />
pensar ¿Cuándo se relacionará? Por eso el<br />
logocentrismo, en este terreno, hacer girar todo<br />
en torno a la palabra es tan negativo, porque va<br />
a dejar en silencio durante mucho tiempo para<br />
69
posiciones así, el primer año de vida, por<br />
ejemplo.<br />
Esta idea de primero uno va a gravitar en todos<br />
los matices que tome la teoría psicoanalítica en<br />
ese momento, por ejemplo, la idea de encuadre<br />
psicoanalítico. Supongamos la idea de hacer<br />
las cosas de forma tal que el paciente no quede<br />
contaminado con nada del analista, que el<br />
analista se limite a reflejar, dice Freud, como un<br />
espejo, lo que trae el paciente, no haya nada<br />
personal del analista allí. Eso, que por<br />
supuesto sería imposible, pero más importante<br />
es ver por qué es imposible y por qué se pone<br />
eso como ideal, porque si todo parte del uno, lo<br />
que a mí me va a interesar es el uno en el<br />
estado más puro posible, y en función de que el<br />
uno sea lo más puro posible, toda relación o<br />
toda cosa personal que ponga el analista va a<br />
ser vivida como una contaminación. Por otro<br />
70
lado, eso también va a ser una gran dificultad<br />
para trabajar con niños, y con niños muy<br />
pequeños, porque si uno quiere trabajar así con<br />
un bebe o con un niño chiquito, el niño se va a<br />
angustiar, simplemente. O se va a aburrir o se<br />
va a angustiar, y además vamos a descubrir<br />
que la contaminación ya existe, es previa. La<br />
primera etapa es esa.<br />
No son etapas cronológicas exactamente,<br />
aunque tienen su historicidad, vamos a ver que<br />
la segunda y la que llamo tercera, coexisten. Y<br />
la tercera a veces empieza durante la primera<br />
en algunos autores pioneros.<br />
La segunda etapa es una inversión de eso,<br />
como suele suceder casi inevitablemente,<br />
cuando nos queremos despegar de una teoría,<br />
invertimos. Esto siempre es así. Era inevitable<br />
que, por ejemplo, las terapias cognitivas<br />
71
propusieran la focalización porque el<br />
psicoanálisis propone la no focalización,<br />
entonces el primer movimiento para ir hacia<br />
otro lado tiene que invertir, y si alguien propone<br />
A, el otro va a empezar por Z. en esta segunda<br />
etapa, lo primero es el otro, las cosas empiezan<br />
no desde el uno sino desde el otro, es muy<br />
claramente la posición que desarrolló Lacan en<br />
particular. Porque si bien la importancia del otro<br />
había sido ya introducida muchas veces, e<br />
introducida además en vida de Lacan por<br />
autores independientes de Lacan, no estaba<br />
tan radicalizada como en Lacan la idea de<br />
“primero el otro”, para lo cual a Lacan le va a<br />
venir bien reducir lo biológico a nada<br />
prácticamente, como que todo viene del otro, el<br />
deseo, el lenguaje, la cultura, hay que ingresar<br />
a eso, hay que reaccionar a eso, digamos. Esto<br />
va a aparecer hasta en pequeños matices de la<br />
teoría de Lacan, cuando él dice “la resistencia<br />
72
es la resistencia del analista”, y claro, porque<br />
en Freud era la resistencia del paciente o la<br />
resistencia del Ello. O “la omnipotencia es la<br />
omnipotencia de los padres”, porque en Freud,<br />
en Klein, era la omnipotencia del bebé, o la<br />
omnipotencia del niño pequeño. Esta<br />
radicalización, por otro lado, va a permitir algo<br />
que la primera posición no permitía, que es una<br />
indagación de mitos, fantasmas familiares,<br />
instituciones deseantes y fantasmáticas a las<br />
que el niño queda arrojado al nacer. Pero va a<br />
tender a olvidarse del material propio del niño,<br />
esas fórmulas como “el niño es el síntoma de<br />
los padres”, o “el síntoma de la pareja<br />
parental”, va a llegar incluso a que el niño es<br />
primero objeto y después sujeto. Todas estas<br />
son clásicas inversiones, desde “el niño al<br />
nacer no tiene objetos” a “el niño al nacer es<br />
objeto”. Si uno se pone a mirar<br />
minuciosamente, cada proposición de Lacan va<br />
73
a invertir las de Freud, lo cual puede hacer muy<br />
extraño que en esa posición muchos digan que<br />
ésa es la lectura mejor de Freud, porque Lacan<br />
no es nada freudiano, pero esto ya es una<br />
operación política y, por lo demás, la lectura de<br />
Lacan no necesita esa aseveración para tener<br />
sus puntos de validez.<br />
Ése es el segundo gran viraje, que tendría las<br />
cosas nuevas que deja ver y las cosas que se<br />
velan. El problema de la inversión en toda<br />
cuestión es que la inversión cambia todo de<br />
lugar, reestructura todo, da vuelta todo, menos<br />
el lugar, el lugar del lugar queda conservado,<br />
sigue en el mismo terreno. Ése es el límite que<br />
tiene toda inversión.<br />
La tercera postura que podemos asociar muy<br />
fuertemente al nombre de Winnicott pero que<br />
tiene otros nombres pioneros como Ferenczi,<br />
74
que estuvo en la primera generación de<br />
psicoanalistas hasta que Freud lo expulsó por<br />
disidencias en 1933 aproximadamente,<br />
Ferenczi como un pionero muy importante,<br />
pero hay otros autores, más contemporáneos o<br />
de otras épocas, como Balint, Bowlby, que es<br />
un autor muy importante para nosotros. Pero<br />
Winnicott está en una posición muy estratégica<br />
por la manera en que lo enuncia y que diríamos<br />
lo radicaliza a su vez, que es que primero es el<br />
entre, ni el uno ni el otro. Si quisiéramos decirlo<br />
a la manera mítica, en el origen está el entre.<br />
Pero no entre dos que ya estaban<br />
configurados, dos círculos unidos por un<br />
segmento, eso es un entre muy clásico que no<br />
nos serviría, un entre a partir del cual se<br />
configuran posiciones subjetivas que llame yo<br />
bebé, madre, esto, lo otro. Es el sentido de la<br />
frase “los bebés no existen”, que también por<br />
supuesto las madres tampoco existen sin el<br />
75
ebé. Si Winnicott lo pone ahí en el bebé es<br />
porque está, como lo aclara en ese mismo<br />
pasaje, colisionando con la vieja psicología del<br />
círculo, que se imagina que empezamos como<br />
individualidades, como huevos. Entonces hay,<br />
primero que nada, un entre. Lo cual va a<br />
implicar otro tipo de complejidad en cuanto a<br />
cómo se piensen relaciones de causa-efecto,<br />
vamos a ir viendo cómo cambia cosas.<br />
Por supuesto que la clínica empíricamente por<br />
su lado valida eso de manera muy espontáneas<br />
e incontrolables, por ejemplo, todos sabemos<br />
eso de “y bueno, un analista funciona con un<br />
paciente y con otro no”, eso no implica quiénes<br />
son buenos y quiénes son malos, quiénes son<br />
analizables y quiénes son inanalizables, sino<br />
que implica cómo fue el encuentro. Por eso<br />
mismo el psicoanálisis no podría ser una<br />
técnica en la medida en que una técnica<br />
76
asegura el encuentro, si yo hago tal cosa de tal<br />
manera, me va a salir siempre igual. Acá el<br />
encuentro posibilita ciertas intervenciones<br />
técnicas, en todo caso. Pero sólo si hay un<br />
encuentro. En cualquier situación esto es<br />
válido, para poner ejemplos muy sencillos, una<br />
madre puede ser una excelente madre con un<br />
chico y pésima con su hermano, pero no sólo<br />
por preferencias emocionales o cosas por el<br />
estilo, o puede ser una excelente madre de un<br />
bebé y pésima madre de un deambulador, o<br />
buena madre de un niño y mala madre de un<br />
adolescente. Y lo mismo podría decirse de un<br />
padre, aunque hay gente que tiende a ser mala<br />
en cualquier situación, y también hay gente<br />
que en cualquier situación se arremanga, se las<br />
arregla. Pero no hay valores absolutos,<br />
justamente porque no hay un principio de<br />
continuidad, “yo soy la madre”, entonces me<br />
inicio como madre, buena o mala, y<br />
77
perseveraré en ese ser aristotélico. Acá no,<br />
hay una discontinuidad, y lo mismo con un<br />
paciente, hay momentos en un análisis en que<br />
el analista no puede acompañar más al<br />
paciente por lo mismo que han generado ellos<br />
juntos, no porque el analista sea incapaz ni<br />
porque no haya estudiado el último texto de no<br />
sé quién, sino porque ese mismo viraje que ha<br />
pasado hace que o ese paciente no requiere<br />
más análisis o requiere otro tipo de analista.<br />
Muchas veces, otro tipo de analista, cosa difícil<br />
de reconocer por muchos factores.<br />
Nosotros, resueltamente, nos queremos situar<br />
en “primero el entre”, y ponerlo en todas las<br />
situaciones. Por ejemplo, en la situación<br />
terapéutica es un entre los padres, el niño y los<br />
otros, y otros: los padres, el niño, la escuela, el<br />
pediatra, cuando hay otros profesionales que<br />
intervienen, y nosotros. Decir “los padres”<br />
78
sabemos que es insuficiente, hay abuelos, hay<br />
familias, hay genealogías, hay no personajes<br />
pero que operan con una fuerza tremenda que<br />
son estructuras de ficción, mitos, leyendas<br />
familiares, historias, secretos. En ese entre es<br />
que tenemos que trabajar. Y en ese entre es<br />
que también decide nuestro poder de trabajar.<br />
Me gustaría que abriésemos ahora un espacio<br />
de comentarios, de preguntas. Aunque el<br />
silencio forma parte del entre, porque hay más<br />
de un tipo de silencio, hay silencios activos y<br />
acompañantes y estimulantes, y hay otros que<br />
pueden no serlo, pero además del silencio está<br />
la voz, así que me gustaría ahora escucharlos.<br />
ALUMNA: A mí me quedó una duda. En la<br />
primera de las fases históricas habló de<br />
empezar por el uno […] hablábamos de Freud.<br />
79
Dr. R: Sí, de Freud y de toda una psicología<br />
individual de la época.<br />
A: Yo recordaba que Freud hablaba […]<br />
Dr. R: Freud va a reconocer explícitamente la<br />
importancia del otro humano, etcétera, sí, pero<br />
lo hace jugar a partir de cierto momento y<br />
siempre con un modelo cerrado, lo cual aunque<br />
la época no sea una cosa homogénea y de<br />
pronto haya textos que desbordan una época,<br />
no rompen con todo ni mucho menos. Por<br />
ejemplo, siempre vamos a ver los modelos que<br />
usa Freud. Él dice “una bola o vesícula<br />
protoplasmática”, esa es una concepción para<br />
él de cómo estamos al principio, una ameba<br />
que emite […] que van y vienen pero desde la<br />
ameba. Esa redondez, nos vamos a tener que<br />
ocupar de eso, ese modelo circular no es un<br />
invento del psicoanálisis y Freud lo toma,<br />
80
simplemente, de su época. Pero básicamente<br />
la idea de “primero un psiquismo”, como él<br />
dice, “anobjetal”. Ahora, es bueno reparar –y lo<br />
que te preguntás repara en eso- que por<br />
suerte, nosotros nos vamos a apoyar mucho en<br />
eso, cuando se trata de una obra importante,<br />
verdaderamente importante, la pluralidad del<br />
texto que tampoco puede ser dirigida por<br />
ninguna cabeza de autor, la pluralidad del texto<br />
que toma sus propios caminos, desborda la<br />
lógica del sistema, o sea, esta es una<br />
proposición fundamental de Derrida, que es<br />
una referencia no tan visible pero que<br />
acompaña todo este seminario y esta Carrera:<br />
hay una diferencia entre texto y sistema teórico.<br />
El sistema teórico siempre aspira, como todo<br />
sistema, a una unidad coherente, tiene valores<br />
de coherencia y de lógica interna. En el sistema<br />
teórico de Freud, entonces, esa lógica interna<br />
implica ese psiquismo que empieza por uno y<br />
81
después se vincula con otro. En el texto, a<br />
veces, acompaña el sistema, lo confirma, y<br />
otras veces entra en contradicción con ese<br />
sistema, entra en choque, dice cosas que no se<br />
pueden integrar a ese sistema. En ese sentido,<br />
el texto de Freud muchas veces entra en<br />
choque con el sistema. En general, muchos de<br />
sus descubrimientos entran en choque con la<br />
manera en que los articula en su sistema<br />
teórico, entonces justamente hay momentos,<br />
cuando Freud habla de la prematuración o<br />
incluso en textos inéditos como el llamado<br />
Proyecto de una psicología, del influjo de los<br />
humanos, donde hay cosas que resuenan que<br />
podrían abrir eso, pero eso no es fácil. Y eso va<br />
a organizar, como decía yo, la concepción de<br />
transferencia, la concepción de niño pequeño,<br />
la concepción de niño in útero. Además, Freud<br />
para esto tiene un problema que le trae un<br />
postulado suyo al cual no puede dejar de ser<br />
82
muy fiel, el postulado más importante de Freud,<br />
sobre el cual yo he insistido mucho en otros<br />
tiempos y lugares, se lo encuentra justamente<br />
en ese Proyecto como postulado del principio<br />
de inercia, dice Freud. Freud dice allí que en<br />
ese psiquismo ficticio que va a armar, el<br />
aparato psíquico, va a tener neuronas y<br />
cantidad, y las neuronas, a lo que aspiran es a<br />
cero de cantidad. Esa sería la tendencia más<br />
originaria, sólo modificada a la fuerza, por la<br />
realidad que lleva a negociar que haya<br />
cantidad, pero la menos posible. En ese punto,<br />
todo lo que implica estímulo es perturbador. Si<br />
seguimos la radicalidad de esta propuesta,<br />
habría que decir incluso que el estímulo en sí<br />
mismo sería traumático, todo estímulo sería<br />
traumático por sí mismo, por ser un estímulo,<br />
no por ser un estímulo traumático, no un<br />
estímulo traumático sino lo traumático del<br />
estimulo. En este punto, como el otro implica<br />
83
siempre un estímulo, el otro se introduce<br />
secundariamente en esa neurona, que la<br />
neurona facilita el modelito, aunque hoy<br />
sabemos que las neuronas son muy otra cosa,<br />
y aunque Freud haga una red y etcétera, y hoy<br />
las neuronas implican… la célula de hoy no es<br />
la célula que se imaginaba Freud como una<br />
célula cerrada. Entonces, en ese sentido es<br />
que predomina claramente el uno y por ejemplo<br />
una disidencia de fondo que tenía Freud<br />
siempre con Melanie Klein, que ya había<br />
desarrollado bastante de su obra para cuando<br />
Freud muere, es que Melanie Klein partía de<br />
las relaciones de objeto, como cosa que existía<br />
desde el principio, y para Freud eso era –para<br />
Freud y para todos los que se consideraban<br />
freudianos- inaceptable, no podía haber<br />
relaciones con el otro desde el principio. El<br />
tema va a ser fechar cuándo empieza la<br />
relación con el otro, ¿con el Complejo de<br />
84
Edipo? ¿Con el Complejo de Edipo temprano?<br />
¿Con la relación con el pecho? ¿Con la<br />
relación con la madre? ¿Con el pasaje del<br />
narcisismo a la homosexualidad? Ahí van a<br />
haber diversas respuestas.<br />
Dra. RODULFO: Yo quería agregar algo a lo<br />
que preguntabas porque me parece que<br />
Ricardo no solamente se refería a Freud, o no<br />
solamente nos podríamos referir a Freud,<br />
incluso hay autores bastante contemporáneos,<br />
como puede ser Francis Tustin, que en su<br />
primer libro de autismo ella está hablando de<br />
autismo normal, tomando justamente de<br />
Mahler, y ella después lo va a reformular a lo<br />
largo de toda su obra, pero la idea de lo uno es<br />
una idea que ha seguido vigente en<br />
psicoanálisis y que, incluso, actualmente se ha<br />
puesto más a la moda, más a la moda en el<br />
sentido de que se ha aggiornado a teorías más<br />
85
actuales, por ejemplo, toda la idea de terapia<br />
vincular o toda la idea de lo que tiene que ver<br />
con terapia de familia o con terapia de pareja<br />
parte de dos similares que luego se vinculan, o<br />
sea cuando uno trabaja con niños pequeños o<br />
le pueden decir que está haciendo estimulación<br />
temprana o le pueden decir que está haciendo<br />
terapia vincular, y es muy difícil que la gente<br />
entienda que no está haciendo ni una cosa ni la<br />
otra. Entonces, esta idea de trabajar en el<br />
entre, que cambia toda la conceptualización<br />
porque cambia también la conceptualización<br />
misma de transferencia como decía Ricardo, la<br />
idea de cuándo se puede operar o cuán<br />
tempranamente se puede operar es algo de los<br />
últimos tiempos y una de las cosas que<br />
preocupan bastante, porque sigue vigente, es<br />
que cuando uno transmite esta idea del entre,<br />
por ejemplo, un autor como Stern, le dicen que<br />
no es psicoanalista sino que es alguien que<br />
86
trabaja desde la psicología del desarrollo. No<br />
se limita a los textos de Freud, donde ya hay<br />
una clara referencia a lo autoerótico, etcétera.<br />
Dr. R: Y Marisa está hablando de un texto de<br />
Tustin de mil novecientos ochenta y pocos.<br />
Costó mucho, incluso en gente que tenía una<br />
experiencia clínica tan importante con niños,<br />
pero por ese desfase que he dicho entre que el<br />
psicoanalista de niños no siempre se sintió<br />
autorizado a interrogar a fondo y sin temores ni<br />
respetos -en el sentido de respetos<br />
paralizantes- la teoría psicoanalítica en general,<br />
entonces esto estaba muy a fuego, al principio<br />
hay que pensar en el autoerotismo, o autismo<br />
normal, lo cual es una cosa extraña.<br />
A: Me parece que esta idea de la […] que en<br />
realidad excede, como vos decías, su sistema,<br />
en algunos textos, incluye la noción de […]<br />
87
poder relacionarse, una de las características<br />
es que no pueda relacionarse, porque supone<br />
que una relación es oposicional, de uno a otro,<br />
de aquí hacia allá y de allá hacia aquí, todavía<br />
no está presente esa noción de entre que está<br />
en Winnicott. […]<br />
Dr. R: Excelente, sí. Eso de que la<br />
prematuración puede ser concebida como que<br />
justamente por eso no se puede relacionar,<br />
como que la relación tendría que ver con una<br />
mayor madurez, tal cual. El asunto de la<br />
prematuración implica una concepción<br />
resbaladiza porque en verdad, ese supuesto<br />
inacabamiento, si yo digo que nació prematuro,<br />
es una inmadurez radical, cuanto antes sea<br />
maduro, mejor. Lo prematuro aparece como un<br />
déficit, como a veces se pone de manifiesto, en<br />
otro plano, cuando un bebé nace prematuro y<br />
hay que ponerlo en incubadora, esas cosas.<br />
88
Pero estoy hablando ahora desde el punto de<br />
vista subjetivo. La idea de que es un déficit,<br />
nace prematuro, y efectivamente ese déficit<br />
hace que no pueda reconocer siquiera que<br />
existe una cosa, la idea de que el bebé sería<br />
como una cosa de indiscriminación radical, que<br />
no es lo mismo que pensar que prematuro<br />
quiere decir abierto en realidad, que nace<br />
abierto y qué suerte que nace “prematuro”,<br />
prematuro quiere decir que no está terminado<br />
de estructurar ni mucho menos, pero entonces<br />
por eso mismo está todo abierto a los<br />
encuentros, expuesto a distintas peripecias<br />
históricas, ambientales, malas o buenas. O sea<br />
que prematuro por el lado del déficit, como se<br />
lo ha tomado, no es lo mismo que prematuro<br />
por el lado de abierto. Entonces nuevamente<br />
ahí hay una especie de ironía, tiene que ver<br />
también con esa asimilación de<br />
biología=instinto que lleva a que, irónicamente,<br />
89
la especie más perfecta que se concebiría, la<br />
menos prematura, la que nace ya con todo,<br />
sería la especie más lejana de la subjetividad<br />
que pueda uno imaginarse, más cerrada, y que<br />
menos necesita.<br />
A: Más predeterminada.<br />
Dr. R: Más predeterminada, porque lo de<br />
prematuración va a ser que necesito del otro,<br />
esa necesidad en un sentido bien de<br />
necesariedad. Así que sí, está buena esta<br />
cuestión de cómo se interpreta una prematurez.<br />
¿Le falta? Donde el bebé quedó muy tributario,<br />
sobre todo el bebé, no el único, toda<br />
subjetividad, pero sobre el bebé recayó mucho<br />
de la idea de todo el motivo metafísico,<br />
platónico en última instancia, de la falta, el<br />
bebé es un tributario de lo que le falta, de la<br />
falta, de esto, de lo otro. Hay que caer en ese<br />
90
lugar común de recordar que infans quiere<br />
decir “sin lengua”, que estaría nombrando al<br />
niño porque todavía no habla, y nunca<br />
podemos considerarnos suficientemente libres<br />
de estas cosas, porque aunque aprendamos<br />
otras, impregnan, nos vuelven en nuestros<br />
colegas, en colegas de otras disciplinas, en<br />
colegas que piensan que a un bebé no le duele<br />
nada, ni siente nada porque es chiquito, o que<br />
no entiende nada porque es chiquito, ligando<br />
entender a entender con palabras.<br />
¿Qué más?<br />
A: Yo quería hacer una pregunta, por ahí se<br />
aleja un poco de lo que estamos hablando,<br />
pero a lo mejor también está cerca. Quiero<br />
saber cuando ustedes marcan, hablan, en el<br />
título de la Carrera, de infancia y de niñez, ¿por<br />
qué están hablando de esos dos conceptos,<br />
91
desde dónde los nombran de esa manera, la<br />
infancia y el niño?<br />
Dr. R: Vaya a saber el nombre que habría<br />
tenido la Carrera si hubiera sido elegida<br />
simplemente por el nombre que… el nombre es<br />
un poco protocolar. Pero de todas maneras lo<br />
que sí es cierto es que –voy a contestar en lo<br />
personal, pero es compartido- a mí me<br />
preocupa mucho que por ejemplo se siga<br />
hablando de psicoanálisis de adultos, como si<br />
existiera una cosa que pudiera identificarse<br />
como el adulto a partir de los veintitantos años<br />
y que pudiera nombrarse igual cuando tiene<br />
treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta y más. No<br />
por entrar en un clasificacionismo, sino desde<br />
el punto de vista existencial, supongamos las<br />
problemáticas que aquejan a alguien y cómo<br />
las siente, cómo evaluamos su estado psíquico<br />
según lo que resolvió de problemáticas<br />
92
anteriores… muchos aspectos hacen que el<br />
análisis de alguien de cuarenta y pico de años,<br />
independientemente ahora de la cuestión de<br />
patología, dejemos de lado las cuestiones<br />
psicopatológicas, sea muy distinto del análisis<br />
de una persona de veintipico o sesenta y pico.<br />
Y la uniformidad de ese término, en realidad se<br />
podría decir lo mismo de la adolescencia, y<br />
luego en niños, ha quedado “psicoanálisis de<br />
niños” también como una fórmula […] cuando<br />
es tan distinto un bebé, un deambulador, un<br />
niño de la época del jardín de infantes y un niño<br />
de la época escolar, para situarlos. Esto implica<br />
la necesidad de diferenciaciones más finas. Lo<br />
que podemos aprender mucho de las<br />
psicologías del desarrollo, justamente, entre<br />
otras cosas es tomar más en cuenta esas<br />
diferencias de edades. No por las edades en sí<br />
mismas, para memorizar que a tal edad tal<br />
cosa, sino de ciertas relaciones entre las<br />
93
edades. Uno de los inconvenientes de una<br />
posición llamada estructural que diga que hay<br />
sujeto, el sujeto no tiene edad, es un sujeto del<br />
Inconsciente, elimina radicalmente todas estas<br />
cuestiones , lo cual puede ser un ángulo muy<br />
interesante para un ensayo especulativo o para<br />
ciertos pequeños puntos, porque es útil<br />
conocer distintas perspectivas y poder cambiar,<br />
como cuando uno recorre algo. Pero es muy<br />
mala, muy negativa en relación a cómo<br />
suprime, pensando que suprimiendo<br />
verbalmente un problema, deja de existir la<br />
cuestión, por ejemplo pensando que a tal edad<br />
tal cosa, sobre todo pensando en períodos<br />
críticos, si yo tengo un chiquito que a los dos<br />
años todavía no dice una palabra, sé que no<br />
dispongo de mucho tiempo para que hable, y<br />
muchísimos otros problemas.<br />
94
Dra. R: El tema de sobre qué se basó la<br />
Carrera y en qué nos íbamos a enfocar fue una<br />
serie de vicisitudes porque esto se empezó a<br />
pensar en el año 2007, principios de 2007.<br />
Realmente, la idea era diferenciarnos y<br />
probablemente una de las cosas, para<br />
contestar a la pregunta de de dónde viene esto,<br />
ya Ricardo lo contestó en que no hay un origen<br />
único, hay cosas, muchos aspectos se van a<br />
encontrar con que en la medida en que somos<br />
un grupo donde hay autores, donde<br />
empezamos a pensar cosas con nuestra propia<br />
firma, no es que uno lo copió de tal autor o tal<br />
otro. Lo que sí venimos viendo y cada vez más<br />
en nuestra práctica, tanto institucional como de<br />
consultorio, es que el psicoanálisis se va<br />
abriendo cada vez más a las problemáticas de<br />
borde, y en ese sentido los que hemos<br />
trabajado y los que trabajamos en el campo de<br />
las pericias, derechos humanos, nos hemos<br />
95
encontrado con que empezamos a pensar<br />
cosas desde lo prenatal, que ya había<br />
antecedentes al respecto, como el mismo<br />
Bowlby que Ricardo mencionaba antes, pero<br />
no es lo mismo, incluso psicopatológicamente o<br />
de qué puede enfermar un niño de un infante.<br />
Un infante, el primer año de vida no puede<br />
hacer una neurosis obsesiva, entonces ahí ya<br />
estamos pensando cómo puede enfermar,<br />
cómo puede ser saludable. Por ejemplo, si<br />
alguien dice que tiene una encopresis, lo<br />
primero que aparece incluso como pregunta en<br />
un texto de Colette Soler es ¿qué edad tiene el<br />
niño? Porque no podemos hablar de<br />
encopresis en los primeros momentos de la<br />
vida. Infans, que Ricardo citó una de las partes,<br />
en su sentido más estricto tiene que ver con<br />
aquel cuya palabra no tiene valor, no<br />
solamente que no puede hablar, porque esto ya<br />
estaría solucionado en su primer año de vida,<br />
96
sino que cuya palabra no tiene valor, y no tiene<br />
valor hasta los ocho años. Entonces hablar de<br />
primera y segunda infancia, que tampoco está<br />
mencionado en el título de la Carrera, tiene que<br />
ver con momentos de constitución subjetiva<br />
que pensamos que son absolutamente<br />
diferenciales. Pensamos que en los momentos<br />
de constitución subjetiva se añade un nuevo<br />
acto psíquico, entonces no es lo mismo hablar<br />
desde el momento del nacimiento hasta los<br />
fines de la deambulación, que hablar desde los<br />
fines de la deambulación hasta cuando<br />
empieza la escolaridad, a cuando la termina.<br />
Fíjense ustedes que no es lo mismo para nada<br />
un niño […] y una problemática a los nueve<br />
años de vida que ya yo estoy empezando a<br />
pensar en lo prepuberal en este momento, por<br />
como se presenta la cosa, por cómo se<br />
presenta todo lo que tenga que ver con<br />
situaciones mucho más tempranas. Entonces<br />
97
todo esto no tiene que ver con una clasificación<br />
cada vez mayor, sino que tiene que ver con un<br />
enfoque cada vez más hacia lo micro que, por<br />
otro lado, nos permita más apertura. Yo no<br />
quiero ser […] quiero derivar un paciente a un<br />
psicomotricista que trabaje psicomotricidad.<br />
Pero entonces ¿Cómo hago para definir mi<br />
práctica con niños de un año de vida? No estoy<br />
haciendo terapia vincular aunque la madre esté<br />
allí, aunque el niño sea un niño con trastornos<br />
del desarrollo. La idea de pensar en algo que<br />
amplíe la frontera tiene que ver con una<br />
preocupación nuestra que si ustedes ven los<br />
textos, cada vez más se amplía a cosas que<br />
tienen que ver con períodos muy tempranos de<br />
la subjetividad.<br />
Dr. R: Creo que es momento oportuno para un<br />
intervalo, y después la última parte de la clase<br />
de hoy la van a tener con Mónica Rodríguez,<br />
98
para empezar a armar la cuestión de trabajo de<br />
textos y demás.<br />
99