16.04.2013 Views

la-conquista-divina-aw-tozer

la-conquista-divina-aw-tozer

la-conquista-divina-aw-tozer

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nuestro gozo, y lo que Él siente le lleva a actuar de una manera<br />

muy semejante a <strong>la</strong> nuestra en una situación simi<strong>la</strong>r: Él se<br />

regocija sobre sus amados con alegría y cántico.<br />

Aquí tenemos <strong>la</strong> emoción en un p<strong>la</strong>no tan sublime como el que<br />

pueda Jamás verse, emoción brotando del corazón del mismo<br />

Dios. El sentimiento, por tanto, no es el hijo degenerado de <strong>la</strong><br />

incredulidad, como frecuentemente es presentado por algunos<br />

de nuestros maestros bíblicos. Nuestra capacidad de sentir es<br />

una de <strong>la</strong>s marcas de nuestro origen divino. No tenemos por<br />

qué sentimos avergonzados ni por <strong>la</strong>s lágrimas ni por <strong>la</strong> risa. El<br />

estoico cristiano que ha ap<strong>la</strong>stado sus sentimientos tiene sólo<br />

dos terceras partes de hombre: ha repudiado una importante<br />

tercera parte.<br />

El sentimiento santo tuvo un puesto importante en <strong>la</strong> vida de<br />

nuestro Señor. «Por el gozo puesto de<strong>la</strong>nte de él» soportó <strong>la</strong><br />

cruz y menospreció su oprobio. Él se representó a sí mismo<br />

c<strong>la</strong>mando: «Gózaos conmigo, porque he encontrado mi oveja<br />

que se había perdido.» En <strong>la</strong> noche de su agonía cantó un himno<br />

antes de partir para el monte de los Olivos. Después de su<br />

resurrección, cantó entre sus hermanos en <strong>la</strong> gran congregación<br />

(Sal. 22:22). Y si el Cantar de los Cantares se refiere a Cristo<br />

(como lo cree <strong>la</strong> mayoría de los cristianos), ¿cómo podemos,<br />

entonces, perdernos el son de su alegría al traer a su novia al<br />

hogar después que <strong>la</strong> noche ha terminado y que <strong>la</strong>s sombras se<br />

han desvanecido?<br />

Una de <strong>la</strong>s más enormes ca<strong>la</strong>midades que el pecado ha atraído<br />

sobre nosotros es <strong>la</strong> degeneración de nuestras emociones<br />

normales. Nos reímos de cosas que no son divertidas; hal<strong>la</strong>mos<br />

p<strong>la</strong>cer en actos que están por debajo de nuestra dignidad<br />

humana; y nos regocijamos en objetos que no debieran tener<br />

lugar en nuestros afectos. La objeción a los «p<strong>la</strong>ceres<br />

pecaminosos», que ha sido siempre característica del verdadero<br />

santo, es en el fondo sencil<strong>la</strong>mente una protesta contra <strong>la</strong><br />

degradación de nuestras emociones humanas. Que, por ejemplo,<br />

se permita que el juego absorba los intereses de hombres<br />

hechos a imagen de Dios parece una horrible perversión de sus<br />

nobles poderes; que se precise del alcohol para estimu<strong>la</strong>r <strong>la</strong><br />

sensación de p<strong>la</strong>cer parece como una especie de prostitución;<br />

que los hombres se tengan que dirigir al teatro de factura<br />

humana para disfrutar parece una afrenta al Dios que nos ha<br />

situado en medio de un universo cargado de sublime acción<br />

76

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!