Con el agua al cuello

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Hipocrático. Tengo que bajar del Seat para leerlo. En el cartel, enmarcado en rojo, está escrito con gruesas letras negras: «¡no paguéis lo que debéis a los bancos!». El comentarista del noticiario y Adrianí tenían razón, pienso. Pronto habrá manifestaciones en apoyo del asesino y tendremos que sacar a la calle las fuerzas antidisturbios para imponer el orden. No me quedo para leer el resto; con la primera frase me basta. Si pudiera, cargaría el Seat a la espalda y correría calle arriba, para llegar antes al trabajo. En la curva de Ambelókipi, nervioso, vuelvo a detenerme ante un semáforo. Dejo el coche en el aparcamiento de Jefatura y subo como un rayo a mi despacho. Llamo a Vlasópulos y a Dermitzakis y les pregunto si han visto el cartel. —¿Cómo no vamos a verlo, señor comisario? — contesta Vlasópulos—. Han empapelado la ciudad entera. Ni el Partido Comunista es capaz de tal despliegue. A punto estoy de llamar a Guikas cuando se me adelanta Stazakos. —¿Has visto el cartel?
—Lo he visto —digo. —Todo tuyo. —¿Qué quieres decir? —El cartel no es cosa de la Antiterrorista ni tiene que ver con los asesinatos. Algún loco ha emprendido una campaña contra los bancos. Encárgate tú, así estarás entretenido. —Y cuelga el teléfono. Trato de no cabrearme y llamo a Guikas, que me invita secamente: —Sube enseguida. Me lo encuentro hojeando los periódicos de la mañana, que están desparramados por su escritorio. —¿Ha visto los carteles? —pregunto. —Ojalá fueran sólo carteles —responde y me tiende un periódico. La primera plana entera reproduce el contenido del cartel. Ahora puedo leerlo tranquilamente. ¡NO PAGUÉIS!
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PETROS MÁRKARIS[V1] PETROS MÁRKAR
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43 44 45 46 notes
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PETROS MÁRKARIS ARGUMENTO Un calur
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1 Estoy que me subo por las paredes
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que lo tengo, pero aún me sorprend
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sabía qué coche comprarme. Cuando
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queríamos celebrar la boda en la i
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otra, las ceremonias no duran más
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profundas diferencias. Por parte de
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El Guikas de siempre, pienso. En la
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no toca hablar de nuestros problema
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—¿Un padrazo, yo? Sejtaridis se
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3 El día siguiente a la boda empie
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la voz de Stazakos, el jefe de la A
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te suena el nombre? —No. —Nikit
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La finca de Zisimópulos se encuent
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Veo a lo lejos la furgoneta de la C
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Dejamos atrás la casa y llegamos a
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hacia lo alto del manzano. La espel
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—Si es así, quizá tengamos suer
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con varios sofás y sillones orejer
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ectifica—, se ocupaba exclusivame
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—No, no. Butler no. Sirviente.
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sabré con más precisión después
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—Porque uno de cada dos propietar
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misma onda. Puede que Bill y Zisim
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le informemos cuanto antes. —¿Es
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—De momento, nada. Tengo que leer
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umano, aún. Pero ¿un sudafricano?
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6 Las oficinas principales del Banc
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acordándose de todos mis muertos p
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inundan de una marea de jubilados f
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—Llega tarde, señor comisario.
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nombra alguien. Fue así como Zisim
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difícil. —¿Qué quiere decir co
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me dice que la policía también si
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del piso no necesitan demasiados mu
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cubierta de plantas, sin flores, pe
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Me vendrán muy bien ahora que come
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Katerina—: No te agobies, vivirem
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urla Adrianí—. Te dicen: «¿Has
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8 Estamos sentados en torno a la me
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ayudarnos en nuestra investigación
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Scotland Yard. En Grecia, sin embar
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Nos miramos y me da rabia que no se
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servil. Guikas y Stazakos se sorpre
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aterrorizaba a todo el mundo hubier
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9 Paso por casa para recoger a Adri
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—¿Qué hacía, correr detrás de
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encima de la mesa. —Sí, pero só
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entender su respuesta, ya que las
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Tsolakis sonríe. —Un crecimiento
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10 Por la mañana llego al trabajo
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dejo ideando nuevas fuentes de ingr
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—Bien hecho, quizá descubra algo
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dentro del recinto de los juzgados.
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móvil. —Tenemos una nueva vícti
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11 Me revuelvo como una bestia enja
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kilómetro. Me felicito por haber d
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Doy por finalizada la conversación
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escaquea. —Estábamos a punto de
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salimos a un callejón. —Es la ca
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—Sólo el señor Robinson y yo. Y
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de lo que he averiguado acerca de l
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convencerles. —I want to see the
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consideraba el puesto de Atenas una
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mosca. Estos últimos días ha esta
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—¿Tú no lo crees? —pregunto p
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terrorismo. Sotirópulos se encoge
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—Papá, tranquilo, no es un probl
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por la ventana. —¿Cómo sabes to
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quiero ver si, entre las noticias s
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ocurrió. De vuelta al dormitorio,
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14 Al abrir los ojos estoy solo en
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Ni me gusta su tono de voz ni el he
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Subimos los tres al coche de Guikas
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I would have excluded any terrorist
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—Si fuera una reivindicación, lo
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siga informando a los británicos,
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única fuente de información fiabl
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custodiada por una enfermera privad
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funds, has de tener una gran fortun
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los pequeños inversores? Tsolakis
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nuevas familias hay muchas, sin emb
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una necrosis progresiva. Cuando lle
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16 Por la mañana, cuando enfilo el
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que recurrir al inglés en algún m
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Page 181 and 182: Encima de la manta hay un despliegu
Page 183 and 184: mercancías del lote. —¿Quiénes
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Page 189 and 190: Para mi sorpresa, sólo veo al dire
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Page 193 and 194: declaraciones el director general d
Page 195 and 196: estarán claras. Suponiendo que el
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Page 201 and 202: —Digamos que no acabamos de enten
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Page 205 and 206: culpa de la crisis, los bancos y lo
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Page 209 and 210: inviertan sus ganancias en benefici
Page 211 and 212: agradecimientos por parte de la pre
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Page 215 and 216: los buenos días. —En primer luga
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Page 225 and 226: Hablamos de cualquier cosa evitando
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Page 231 and 232: LARGOS. ¡NO PAGUÉIS! HACE DOS AÑ
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Page 235 and 236: Eso es lo que debemos investigar, n
Page 237 and 238: —Puede que las conozcamos mejor,
Page 239 and 240: Dermitzakis, de la zona en torno a
Page 241 and 242: lo garantizo. Empiezo con mucho tac
Page 243 and 244: están desempleados, se confirman l
Page 245 and 246: señalando un rincón cerca de la p
Page 247 and 248: 22 Sugiero a Vlasópulos subir hast
Page 249 and 250: Lykurópulos. —A que ciudadanos i
Page 251 and 252: ancario. —Lo mismo en nuestro cas
Page 253 and 254: de cada uno. Si alguien se niega a
Page 255 and 256: Los tres se lo prometen y se retira
Page 257 and 258: gente. —Sí. —Quiero saber qui
Page 259 and 260: 23 Estoy con Vlasópulos y Dermitza
Page 261 and 262: —Desde luego, lo conozco personal
Page 263 and 264: Al llegar al despacho del ministro,
Page 265 and 266: que al final tendrán que firmar la
Page 267 and 268: acabo de decir. Al único a quien n
Page 269 and 270: terrorista —interviene Sotirópul
Page 271 and 272: —¿Qué favor? —Que me arregles
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Page 277 and 278: Sotirópulos—. Los bancos no los
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morosos cuyos bienes fueron expropi
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acondicionado, que Fanis nos impuso
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Cuando un vecino tenía problemas,
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—Eso es hacer pagar a justos por
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25 «Préstamo, m. 1. Dinero o valo
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El delincuente entra de lleno en la
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—Toda Grecia piensa lo mismo. —
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uscar. Kula tiene buen olfato y ter
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grita y se lamenta. Si la he entend
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Me miran estupefactos. Luego echan
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como de reservados y mesitas redond
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en las mejillas. Para que se los d
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—Sólo el cuerpo. Empecé a dar g
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fueron los anteriores. Por otra par
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lo confirmaré cuando haga la autop
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los edificios y comentan lo sucedid
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camino, una campanilla empieza a ti
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llama Pullasis, se levanta y me tie
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Atenas, porque en sus países se ac
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encima de los trajes. Uno de los do
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no pudo vender los pisos. Llegó ha
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aparcados en la calle. Nadie sabe s
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28 Somos siete los que estamos sent
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Calla en espera de una respuesta, p
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Se produce un silencio ensordecedor
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que concluya la investigación, ade
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—De acuerdo, nos decantaremos por
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29 El tráfico no presenta problema
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libras, pero al final te pilla el t
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para la salud, y cuando se aprieta
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—El Central en tiempos de Zisimó
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encoge de hombros—. Total, qué m
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ancos. De pronto, este escenario se
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serio de repente y dice con cajas d
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le digo burlón. —Es normal. Trab
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itmo. —La policía griega ya cola
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suerte. A las seis y media de la ta
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piensas que vengo con segundas, com
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esa chica siempre obraría bien. Re
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Es la táctica predilecta de Sotir
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31 Encima de mi escritorio está la
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jerga financiera, y, de todas maner
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Cuelgo el teléfono y llamo a mis t
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—No sé si sabe que fui declarado
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Miñatis no sabe qué decir y opta
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la impresora. El guerrillero antiba
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—¿Éstos las han pegado? —preg
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concluye orgulloso. —Muy bien, ch
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32 —Papá, ¿veremos juntos maña
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matrimonio concertado, ¿no apoyar
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ocurre con el Fondo Monetario. Ni a
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ciento. Y un treinta por ciento en
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trabajo, señor Galakterós. Pero,
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33 Falto de inspiración, decido vi
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en absoluto. Le interesa ese guerri
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—No, señor comisario, no lo hizo
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como si quisiera darme ánimos: —
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—Eso no lo sé. Pero sí sé que
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eso no me consuela. Me consuela pen
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Cuando me levanto para irme, Tsolak
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—¿Quién es ese del bigote que e
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negado que soy. —Es el que mete m
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—Los dos juegan con la cabeza.
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—Lo siento, pero tendrá que inte
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cruce con la dotación de un coche
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no sé ni dónde estoy. —Lo entie
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Primero, porque no es un espectácu
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ar de madrugada, a la hora de cerra
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—¿Quieres saber si se trata del
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36 Al día siguiente, a las nueve d
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—Todos los bancos tienen una cart
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comisario. ¿Qué ganan los bancos
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—En Jalandri, en la calle Lesbos
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mi nieto. Tiene doce años y estudi
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Venía a menudo a comprar tabaco y
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empresa de seguridad donde trabaja
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—Si tanto te cuesta, te llevo a c
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esas que colaboran con los bancos p
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asesinato de anoche tenemos ya cuat
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—¿Mendigos? —se sorprende el m
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Guikas. —Estás aprendiendo —me
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La Asociación Griega de Banca tien
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para que se vista de pordiosera y v
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Informaré al ministro de inmediato
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que pueda avisar a nadie. —A sus
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las hago yo. ¿Puede decirme de dó
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fue suficiente. Todavía trabajo pa
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su espalda, Mavromatis menea la cab
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Me mira chasqueado. —No era de un
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Me queda una última parada, en las
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40 Anoche pasaron por casa Katerina
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seleccionado otra en que aparece de
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localizarte a través de la empresa
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encontrado un nuevo dato aunque no
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edactor deportivo. Su silencio dela
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¿sabe?, se les llamaba atletas a t
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ecuerdo mal. Varulkos no se dio por
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de que hoy ese hombre es una ruina.
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cuentas de las Islas Caimán, seño
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casa después de comprar la cena en
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asesina a banqueros? ¿Por qué? ¿
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oportunidad. —A mí nunca me ha p
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42 Stéfanos Varulkos está sentado
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mientras vas pagando, nadie te mete
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tampoco Eftijía Sguridu sabe quié
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he confundido al verle con ropa dis
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los difíciles, después te mueres
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43 He llegado a un acuerdo para tom
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otro. —¿No lo dejó por la edad?
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quién se los había enviado. —Es
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—Le creo —contesto simplemente.
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encantado con ella. Normalmente, la
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informemos —dice Guikas. Podría
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fracasado, porque éste se encoge d
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pero no se saludan. —¿Se conocen
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Ahora el que calla es Varulkos. —
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¿cómo se puso en contacto con ese
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justifica Sguridu—. Estaba hasta
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transferencias. Mavromatis intenta
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nada. —Después se vuelve hacia m
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Zisimópulos y a Fanariotis, no ent
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hubiera facilitado el nombre de Ari
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crímenes bajo un sol de justicia?
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Cuelgo e inmediatamente llamo a Gui
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Me mira con su eterna y amable sonr
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cómplices y carga con todas las cu
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—. Te lo explicaré, aunque no s
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pagar. Podía castigarles y lo hice
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marcharse. No sé qué hizo con ell
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coche patrulla y a acomodarse en su
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pregunta Adrianí, que monta guardi
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pasillo hasta que a algún novato d
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Notas a pie de página 1 Acrónimo,
show all

Con el agua al cuello

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