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ekilikua teatro bernarda calva (en busca de pepe el romano) PRESSBOOK
T
ras la fachada del grotesco maquillaje facial y la ropa de color estrafalario, el
espíritu curioso ansía descubrir cómo es el alma que habita el cuerpo del
payaso. El Clown, a partes iguales cómico y trágico, alegre y patético, ingenuo y
malicioso, es desde hace mucho tiempo un referente de los escenarios del
panorama teatral.
La historia demuestra cómo los seres humanos necesitan por instinto
aderezar lo más sagrado y misterioso con elementos de caricatura y humor.
Personajes parecidos a payasos parecían en el antiguo teatro griego y más adelante
se integraron en la cultura romana. Hacia 2550 a. C. había payasos enanaos para
diversión de la corte de los faraones egipcios, y hacia 300 a. C. Yu Sze, héroe
nacional chino, era bufón del emperador. En la Europa feudal los bufones de la
corte representaban la conciencia colectiva de la sociedad y constituían al tiempo
una válvula de seguridad. Esos privilegiados que se mofaban de la ley eran inmunes
a la represalias de reyes y obispos, y gozaban de libertad para cantar las verdades
por medio de la parodia y de la franqueza de su humor, influyendo así sutilmente
en la toma de decisiones y en la política cortesana. Es indudable que la influencia
del estilo teatral italiano de la commedia dell´arte, que se desarrolló en la Edad
Media, se dejó sentir en todo el teatro europeo. En el teatro isabelino de
Shakespeare había bufones que recitaban comentarios maliciosos sobre la
sociedad de la época.
Un actor, acróbata e intérprete victoriano de pantomimas, el inglés, Joseph
Grimaldi, dejó un legado tan duradero que actualmente en inglés aún se llaman
“Joeys” a los clowns.
El atuendo del Clown estaba influido por el del arlequín tal como Grimaldi
lo determinó. De los bolsillos de sus desmesurados pantalones surgían objetos
inverosímiles, mientras que estrafalarias pelucas contribuían a acentuar su aspecto
cómico.
Las pantomimas francesas, que seguían la tradición de Gilles (actor a acara
descubierta y vestido de blanco, que era a su vez una variedad del mimo Pierrot),
introdujeron sus destacados personajes cómicos de cara blanca enharinada. Las
mejillas coloradas del palurdo teatral inglés fueron estilizadas por Grimaldi, que los
convirtió en círculos, o triángulos. En Alemania el payaso Auguste, nombre
procedente de una palabra berlinesa que significa “bobo, estupido”, acentuaba lo
grotesco de su ropa y maquillaje con una nariz postiza, una enorme boca roja,
pantalones cortos y un sombrero diminuto que le daban un aspecto aún más
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