MI HIJO ES HIPERACTIVO sábado 1 de Enero de 2010 Alicia ...

MI HIJO ES HIPERACTIVO sábado 1 de Enero de 2010
Alicia Esperón.
Orientadora de Centro Educativo Galén
Hoy en día casi todo el mundo ha oído hablar y sabe lo que significa la palabra
hiperactividad, pero no se suele tener tan claro lo que verdaderamente implica
para el niño y su familia padecer esta patología. Sobre todo porque algunos
comportamientos de los niños y niñas con TDAH (Trastorno por déficit de
atención e hiperactividad) pueden recordarnos al de los niños sin límites
educativos, pero existen diferencias que es conveniente saber.
Los niños con TDAH se mueven más por inquietud e impulsividad que
por deseo de desobedecer.
No censuran sus emociones, les cuesta no manifestarlas también en el
gesto y generalmente esto hace que confundamos una actitud de baja
tolerancia a la frustración con una actitud desafiante.
No planifican a largo plazo, actúan por impulsos, con lo que nunca son
vengativos y se olvidan rápido de las afrentas.
La mayor parte de las conductas inadecuadas las realizan sin tener en
cuenta el impacto que producen en los demás.
Se sienten frustrados por la cantidad de momentos al cabo del día en
que las cosas les salen mal, esto les hace ser muy susceptibles y a
veces tiene reacciones desproporcionadas ante bromas, comentarios o
críticas.
Suelen ser niños bastante transparentes y sin la picardía lógica de su
edad.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad es la patología infantojuvenil
más frecuente en el momento actual. Es un trastorno neurobiológico y está
provocado por un desequilibrio entre dos neurotransmisores cerebrales, la
noradrenalina y la dopamina y afecta directamente al autocontrol.
El TDAH implica las siguientes manifestaciones :
La inquietud, es la incapacidad del niño o la niña para mantenerse quieto.
Están en constante movimiento, hablan en exceso, tocan cosas que no deben,
entorpecen los asuntos de los demás.

La impulsividad, son las dificultades para controlar las respuestas ya sean
conductuales o emocionales, responden sin pensar, hacen lo primero que se
les ocurre, molestan a sus compañeros, hacen comentarios inapropiados y no
son capaces de pararse y prever las posibles consecuencias de sus actos
hasta que ya es demasiado tarde.
La inatención, es la incapacidad para concentrarse o prestar atención a una
tarea durante un cierto periodo de tiempo.
Aunque casi siempre en el TDAH se dan estas tres características, no siempre
se dan en igual proporción. Puede predominar la inquietud, la inatención, o
ambas ( combinado ). A veces se añade una nueva característica que es el
oposicionismo ( o conducta desafiante ), pero cuando es así el trastorno
alcanza una entidad propia que merece que le dediquemos un capitulo aparte.
El neuropediatra, el psiquiatra o el neurólogo son los profesionales que en
primera instancia deben emitir el diagnostico. Algunos comportamientos son
habituales en ciertas edades con lo que es importante valorar la intensidad de
los síntomas, la durabilidad en el tiempo, las situaciones en que se producen.
El tratamiento debe ser siempre multimodal: familia, colegio y medicación.
En el aula deben existir pautas encaminadas a paliar la inquietud, la
impulsividad y la atención:
Deben definirse claramente las normas del aula y explicar las
consecuencias de su incumplimiento. Es bueno que estén expuestas a
la vista de toda la clase. A través de dibujos son más efectivas porque la
memoria visual funciona en ellos mejor que la auditiva.
Darle el trabajo en pequeñas tareas que favorezcan la atención.
Permitir que se levante con más frecuencia que el resto de compañeros
para evitar acumular tensión.
Establecer periodos de descanso frecuentes.
Materializar el tiempo con relojes, cronómetros.
Establecer algún tipo de señal que nos permita indicarle cuando debe
retomar sin que se enteren sus compañeros, para preservar su imagen
y autoestima.
Evitar que los compañeros lo imiten o animen a realizar tonterías.
Dar refuerzos positivos ante las actuaciones correctas. Los refuerzos
sociales suelen ser más eficaces que los materiales.
Ignorar algunas actitudes inapropiadas si no son muy molestas para
evitar que reciba continuas llamadas de atención.

Utilizar el tiempo aparte con positividad y como medida de reflexión y
nunca de castigo.
Enseñarles a respetar turnos, a pensar antes de actuar, a prever las
consecuencias de sus actos.
A terminar una tarea antes de realizar la siguiente.
Asegurarse de que anotan en la agenda, es bueno que las tareas para
casa se escriban en la pizarra.
Habitualmente el TDAH es hereditario por lo que uno de los progenitores
presenta las mismas características. Para un padre o una madre en estas
circunstancias educar a un hijo puede ser muy difícil, establecer rutinas, ser
constantes, pacientes, coherentes, cuando también a ellos esto les cuesta.
No mejora el TDAH, los tratamientos de hierbas o minerales, las dietas
especiales, el ejercicio físico, y demás remedios que aunque en si no
perjudican, tampoco benefician y solo sirven para hacerles sentir como bichos
raros en continua experimentación.
En la mayoría de los niños con TDAH existe un déficit de habilidades
organizativas por lo que será muy importante la presencia de una persona en
la familia que esté a su lado y que le ayude a organizarse. Que fomente y
trabaje la habilidad de organizar los tiempos. Que le dé instrucciones para la
realización de las tareas diarias, que le supervise los deberes, que le ayude a
elaborar el material que necesita, que le revise la mochila. Todas estas tareas
que la mayor parte de las veces son obvias y sencillas, para un niño con TDAH
son de una gran complejidad y dificultad.
Bien tratados todos estos comportamientos aunque no desaparezcan del todo
mejoran con los años. Pero han de ser tratados adecuadamente antes de llegar
a la adolescencia, pues es en esta etapa cuando el riesgo de la falta de control
de impulsos es mayor.
Lara tenía diez años y hacia tres que había sido diagnosticada de TDAH.
Su trastorno era combinado, hiperactividad y déficit atencional en
proporciones similares. Tomaba medicación desde hacía dos años, y esta
le había permitido estar más predispuesta a interiorizar las pautas
conductuales trazadas en casa y en el colegio. Su familia había entendido
desde el principio que la medicación sola no funcionaría sino le
enseñábamos pautas para enfrentarse a las situaciones cotidianas de su
vida; enseñarle a pensar antes de actuar, a reflexionar sobre las
consecuencias de sus actos, a organizar sus tareas escolares y
familiares. Su evolución fue rápida en los aprendizajes pero no tanto en

las relaciones con los iguales, todavía no sabía resolver adecuadamente
los conflictos, empujaba a veces para expresar su malestar, tenía
respuestas desproporcionadas, contaba mentiras para sentirse aceptada
y se llevaba a veces cosas de los demás que le apetecían mucho,
haciendo todo esto que la relación con sus iguales saliese muy
perjudicada. Su intención no era pegar, ni molestar cuando cruzaba la
clase para afilar el lápiz en la papelera, ni gritar cuando la molestaban, ni
coger las cosas de los demás ….solo deseaba algo y la vía más rápida de
conseguirlo era cogerlo, empujar, chillar . Todo esto sin pensar en las
consecuencias de sus actos hasta el minuto siguiente, después se
arrepentía profundamente. Lara necesitaba todavía un poco más de
tiempo para aprender estas cosas, pero mientras tanto se sentía mal
porque a veces no la invitaban a los cumpleaños. Entonces intentamos
con los padres de Lara trazar un plan de actuación que evitase que esta
se emocionara tanto ante estos eventos que le impidiese comportarse
adecuadamente. Decidimos no decirle nada hasta el mismo día que fuese
invitada a un cumpleaños. Llevarla más o menos una hora después de
que hubiese empezado, justo en el momento de apagar las velas, para
que el tiempo de control fuese menor y lograra superarlo. Quedarnos con
ella si fuese necesario, las primeras veces todo el rato y recogerla pronto,
aunque no la primera. Esto ayudó a Lara a controlarse más fácilmente y a
sentirse más aceptada por sus compañeros, también mejoró su
autoestima, y sus iguales comprobaron que Lara podía ser también una
buena compañera de juegos .