CRISTO EL SOCIALISTA 2DA EDICIÓN (LA ... - Belen Meneses

Quien no haga caso al mensaje de Jesús y no
frene su voracidad y sus ansias desmedidas de
riquezas y de lujo, no pasará al reino de Dios.
Para reforzar nuestra afirmación de que Jesús
es el colectivo mismo, veamos lo que dice San
Pablo en su primera carta a los Corintios:
(12) Porque así como el cuerpo
humano, y tiene muchos miembros, y
todos los miembros, con ser muchos,
son un solo cuerpo, así también...
Cristo. (NT, p. 192, I Cor. XII)
(13) A este fin nosotros todos somos
bautizados en un mismo Espíritu para
componer un solo cuerpo, ya seamos
judíos,, ya gentiles, ya esclavos, ya
libres...
Las “fuerzas de atracción”, como hemos
explicado en todos los trabajos anteriores,
conducen a la sociedad hacia la integración
material, salvaje; a nivel mundial, hacia la
globalización llevada a cabo por el mercado
capitalista. En cambio las “de rechazo” la llevan
hacia la unificación moral y espiritual. La
conformación del espíritu del colectivo corre a
cargo de estos últimos sujetos.
El proceso histórico, repetimos también aquí,
aparece de manera cada vez más clara como una
lucha entre la codicia (“fuerzas de atracción”) y la
moral que busca frenarla (“fuerzas de rechazo”).
Nosotros veremos en este trabajo que Jesús es la
más vívida expresión de las fuerzas que hemos
llamado “de rechazo” o de la moral.
Ahora bien, continuando con la exposición,
veamos lo que el mismo Pablo dice más adelante:
Todos somos parte del mismo cuerpo,
formamos, pues, un colectivo cuya preservación
debe estar por encima de los intereses particulares.
Si alguno de nosotros sufre, sufre el colectivo
como un todo, sufre Cristo, por tanto. De allí que
quien no tenga la sensibilidad para sufrir cuando
alguien está padeciendo en el grupo, no pasará al
reino de los cielos, él mismo estará descartándose.
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(26) Por donde, si un miembro
padece, todos los miembros padecen
con él; y si un miembro es honrado,
todos los miembros se gozan con él.
(NT, p. 192, I Cor. XII)