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DESOBEDIENCIA CIVIL Y DEMOCRACIA DIRECTA

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norma con la legitimidad del acto que la desobedece:<br />

ambas conducen al mismo principio; y, aunque ningún<br />

orden legal —según Habermas— puede admitir su<br />

desobediencia, progresa en su legitimidad gracias a los<br />

impulsos que, como los de la resistencia pacífica,<br />

quiebran el consenso establecido, y promueven normas<br />

que la expresen en forma más coherente y profunda 19 bis .<br />

La desobediencia justificada no está presente en<br />

Rousseau porque el autogobierno la hace innecesaria.<br />

Habermas, en cambio, la presenta como mecanismo de<br />

renovación de la legalidad 20 . En tal sentido su teoría<br />

proporciona un criterio que dirime la validez racional<br />

de las normas cada vez que se pone en duda que su<br />

validez positiva refleja suficientemente el principio que<br />

la ética discursiva establece para la producción<br />

imparcial de normas, o sea, de aquellas que expresan<br />

una voluntad general.<br />

«¿Por qué habría de estar justificada la<br />

desobediencia civil en el Estado democrático de derecho<br />

y precisamente en esta forma de Estado? Quisiera dar a<br />

la pregunta una respuesta iusfilosófica en lugar de una<br />

jurídico-positiva y sin saber con exactitud en qué<br />

medida coincide con la de Rawls... El Estado<br />

democrático de derecho, al no fundamentar su<br />

legitimidad sobre la pura legalidad, no puede exigir de<br />

sus ciudadanos una obediencia jurídica incondicional,<br />

sino una cualificada... (y)... si quiere mantenerse<br />

idéntico a sí mismo se encuentra ante una tarea<br />

paradójica. Tiene que proteger y mantener viva la<br />

desconfianza frente a una injusticia que pueda<br />

manifestarse en formas legales, si bien no cabe que tal<br />

desconfianza adopte una forma institucionalmente<br />

segura. Con esta idea de una desconfianza de sí mismo<br />

no institucionalizada, el Estado de derecho trasciende<br />

incluso el conjunto de sus propios ordenamientos<br />

positivos. Esta paradoja encuentra su solución en una<br />

cultura política que reconoce u otorga a los ciudadanos<br />

la sensibilidad, la capacidad de raciocinio<br />

y la disposición a aceptar riesgos necesarios que son<br />

imprescindibles en situación de transición y de excepción<br />

para reconocer las violaciones legales de la legitimidad y,<br />

llegado el caso, para actuar ilegalmente por<br />

convicción moral... Precisamente por estas razones (se<br />

refiere a la imposibilidad de influir a través de los<br />

órganos o canales convencionales de la democracia), la<br />

presión plebiscitaria de la desobediencia civil suele ser<br />

a menudo la última oportunidad para corregir los<br />

errores en el proceso de aplicación del derecho o para<br />

implantar innovaciones. El hecho de que en nuestro<br />

ordenamiento jurídico se cuente con muchos<br />

mecanismos de autocorrección... viene a apoyar la tesis<br />

de que el Estado de derecho está frecuentemente<br />

precisado de revisión y no la otra de que deban<br />

excluirse otras posibilidades de revisión... Dado que el<br />

derecho y la política se encuentran en una adaptación y<br />

revisión permanentes, lo que aparece como desobediencia<br />

prima facie puede resultar después el preanuncio de<br />

correcciones e innovaciones de gran importancia. En<br />

estos casos, la violación civil de los preceptos son<br />

experimentos moralmente justificados, sin los cuales una<br />

república viva no puede conservar su capacidad de<br />

innovación ni la creencia de sus ciudadanos en su<br />

legitimidad. Cuando la Constitución representativa<br />

fracasa ante retos que afectan a los intereses de todos<br />

los ciudadanos, el pueblo puede resucitar los derechos<br />

originarios del ciudadano soberano. En última instancia,<br />

el Estado democrático de derecho depende de este<br />

defensor de la legitimidad... (por lo que)... el Estado<br />

tiene que prescindir de la tentación de aplicar todo su<br />

potencial sancionador con tanta mayor razón cuanto<br />

que la desobediencia civil no pone en cuestión el<br />

conjunto del ordenamiento jurídico... los tribunales han<br />

de admitir que la desobediencia civil no es un delito<br />

como los demás... (ya que)... deriva su dignidad de esa<br />

elevada aspiración de legitimidad del

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