los quintos - Navas del Rey

La lumbre de los quintos una tradición invernal en Navas del Rey.
Tanto la mili como los quintos siempre formó parte de aquello que se llamaba ‘hacerse todo
un hombre y cumplir con la Patria’: eran entre otras cosas, ritos de paso masculino. “Los
quintos” constituye una celebración masculina y sigue siendo un referente y marcador de edad
importante.
Para llegar a ser Quinto se pasa por distintas etapas, según manda la tradición: Los “mayeros”,
antes llamados los del mayo, son los jóvenes que eran tallados para engrosar durante el
siguiente año los distintos relevos de la ‘mili’, el servicio militar obligatorio. Los ‘ayudantes’ son
los varones que estarían realizando el servicio militar y ya habrían cumplido la mayoría de
edad. Los “quintos” ya estaban cumpliendo el servicio militar o lo habían terminado. Estos
invitan a las quintas, que son las chicas nacidas en el mismo año que ellos, y juegan el papel de
acompañantes en los preparativos.
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La fiesta de los quintos empieza el primer fin de semana de diciembre y sucediéndose
cada sábado hasta el día 31 con la llegada de las Ramas a la Plaza del pueblo. El día de
las Ramas, es una celebración importante en la que participan todos los habitantes del
pueblo. De forma intermitente los quintos salientes organizan el día 31 una comida con
los ayudantes, donde se realiza el ‘traspaso de poderes’.
A partir del primer sábado de diciembre, día que los Mayeros colocan un gran árbol en
la plaza con un premio en lo alto para el que logre subir a recogerlo, se abre un tiempo
de excepción y comienzan los preparativos de los Quintos.
Los quintos se reúnen varios fines de semana en la Plaza del Pueblo para cenar,
organizar sus bromas y preparar los cantares. En estas semanas se "‘tapian’ las puertas
de las casas, y se gastan bromas, siempre sin mala intención, pero sus actividades
principales son llenar el pueblo de pintadas con sus nombres durante la noche anterior al
día 31 y cantar canciones pidiendo el aguinaldo el día 1 de enero.
Al amanecer del día 31, los quintos se retiran al ‘campo’ donde van a pasar gran parte
de la mañana, comiendo, bebiendo y preparando las ramas que han de portar hacia la
plaza. A eso del medio día preparan un almuerzo en el campo para todas las personas
que les ayudan a cortar las ramas o para las que simplemente van como observadoras y
acompañantes.
El culto al fuego desde antaño se ha utilizado para combatir plagas, paliar los efectos
nocivos sobre las cosechas o para purificar. Alrededor de la hoguera se reúnen los
vecinos compartiendo charla, convirtiéndose de alguna manera, en una fiesta que anima
la fría noche del 31 de diciembre, así el fuego aparece como una unión entre las gentes.

Actualmente aunque los muchachos ya no van a la mili, la fiesta se sigue celebrando
con mucha aceptación convirtiéndose desde siempre en unos entrañables días de
invierno de gran tradición en el pueblo.
Quintos y acompañantes organizan la fiesta en la que parte muy importante, son los
padres y madres sin cuya colaboración es muy posible que ésta hubiera desaparecido.
Sobre las tres de la tarde, llegan los quintos y ayudantes con los camiones cargados de
ramas hasta la bandera (antiguamente carros tirados por mulas o bueyes), a la plaza del
pueblo para descargarlas y es allí donde la fiesta está en su momento culminante,
cantando el estribillo conocido por todos "bien, ha salido bien, no te ......" y tocando sus
panderos a la vez que bañan de sidra a todas aquellas personas que están más cerca.
Allí se bajan de los camiones como pueden y descargan las ramas siempre con pique
entre quintos y ayudantes para ver quien lo hace antes. Desde hace unos años, se ha
recuperado la tradición y para deleite de los presentes podemos ver entre los camiones
un carro antiguo tirado por bueyes.

Acto seguido celebran su tradicional comida con la familia, ayudantes y quintas, y si les
queda tiempo van a descansar hasta la hora de la cena que es cuándo se prenden las
ramas en una gran hoguera.
A primeras horas del domingo y con el sueño a las espaldas, da comienzo la "Vuelta de
los Quintos", con sus mejores galas y acompañados de sus familiares, asisten a la misa
del Día del Niño, donde el párroco siempre se dirige a ellos en su celebración. Una vez
acabada la celebración eucarística, y acompañados de la rondalla cantan sus primeros
villancicos en la puerta de la Iglesia, pidiendo el aguinaldo al Cura, continuando por
todo el pueblo, para ayudar a pagar todos los gastos ocasionados durante las
festividades. Tras recorrer todos los barrios van hasta la Placituela del Cuartel con una
gran armonía, diversión y no poco sueño. Han pasado varias horas desde que empezó el
aguinaldo, a los quintos cansados por los días de fiesta les ha llegado el momento de
retirarse, el fin de semana ha sido intenso y hay que descansar. Al año que viene ya les
tocará a otros.
Toda una ceremonia que se celebra con gran número de asistentes desde el amanecer
hasta altas horas de la noche, rodeado de cantos y comida para dar energía a los jóvenes
del pueblo y una emoción que solamente se puede vivir, viniendo al municipio de Navas
del Rey.

LOS QUINTOS Y LAS QUINTAS DE ESTE AÑO HAN SIDO:
LETICIA MARTINEZ BORJA GONZÁLEZ
MARIA PARRAS JOSE ALBERTO PARRAS
ARANCHA SANCHEZ VICTOR PEÑA
ALMUDENA GÓMEZ GONZALO SANCHEZ
GEMA PEÑA DIEGO FERNÁNDEZ
ANABEL MAESO PEDRO DÍAZ
IARA LEO MARIANO MAESO
ALEX GARCIA-PORRERO
ALVARO PARRAS
CARLOS DE ANTONIO

Antiguamente el desarrollo de la fiesta era el siguiente:
Por la tarde, los quintos del pueblo se encargaban de ir al monte con dos carros, de
vacas y mulas, para traer la leña de encina con que hacer la hoguera.
A la vuelta del monte, iban a la casa del alcalde y a la del cura, en donde les cantaban
unas coplas y recibían vino y una propina en dinero.
Durante el trayecto por las calles, cantaban los mozos sobre los carros llenos de leña.
Los animales que tiraban de los carros, eran adornados y los chavales más pequeños,
corrían detrás de ellos.
En la actualidad
Los carros se han ido sustituyendo por camiones.
La participación es mixta: chicos y chicas.