editorial noviembre - Amelia

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La Tanatología aborda el fenómeno de la muerte
desde las perspectivas humanista, religiosa y espiritual,
de lo que significa morir y lo que hay después de la
vida. La finalidad de la misma es eliminar el miedo a
la muerte y dar plenitud a la vida. En la vida de toda
persona experimenta varios tipos de emociones y más
cuando nos enfrentamos a la muerte. La Tanatología
es acompañar al enfermo antes, durante y en el
momento de su muerte, es ayudar a bien morir, con
calidad de vida, y tiene como misión curar el dolor de
la muerte, de la desesperanza y a quien está teniendo
dolor y sufrimiento. También se trata de acompañar al
doliente cuando tiene una pérdida irreparable y darle
un consuelo a su corazón.
Para poder hablarle con sosiego de la muerte a un
moribundo hay que tener resueltos nuestros miedos.
Para “saber estar” en una situación así hay que haber
estado antes con nuestro propio dolor, curando nuestras
heridas, mirando de cara a la vida, queriéndola entera,
completa. ¡Sólo así podremos acercarnos al dolor de
los otros!
El tanatólogo es un especialista que ayuda a aliviar el
dolor y la desesperanza que ocasiona la inminencia de
la muerte, tanto en quién está a punto de morir como
en los familiares. El proceso de morir es una experiencia
totalmente individual ya que cada persona es única e
irrepetible, sin embargo, trabaja en cada uno de los
siguientes aspectos tanto en el enfermo como en sus
familiares:
1. NEGACIÓN Y AISLAMIENTO
Presencia de miedo y angustia.
2. IRA O RABIA
Presencia de enojo, odio y envidia.
3. REGATEO O NEGOCIACIÓN
Presencia de culpa.
4. DEPRESIÓN
Presencia de tristeza real, enorme y profunda (llanto).
TANATOLOGÍA
a. Depresión reactiva: La vive el enfermo y la
familia, pérdidas reales y significativas. Rol familiar,
caída del cabello, capacidades físicas, mentales,
independencia, etc.
b. Depresión anticipatorio: La vive sólo el enfermo y
es silenciosa, pérdidas que van a venir sin remedio.
5. ACEPTACIÓN
Presencia de un dolor muy profundo y entendimiento
de la realidad, desaparece la lucha interior pero
se puede presentar mucha necesidad de dormir
(está casi desprovista de sentimientos). Aquí es muy
importante pedir ayuda profesional.
Los pacientes moribundos jamás mejoran en lo físico,
pero sí en lo emocional y espiritual. El trabajo final
del tanatólogo es ayudar al enfermo terminal y a
sus familiares a tener una mejor calidad de vida y a
prepararlos para vivir la muerte con plena dignidad,
total aceptación y verdadera paz.
Cuando enfrentamos algún tipo de pérdida (ser querido,
movilidad, amputación, divorcio, infidelidad, nido vacío,
trabajo, etc.), nos sentimos perdidos, aislados, con todos
nuestros sentimientos encontrados y no saber qué hacer
con ese dolor tan profundo que no nos permite vivir
el presente. Nos hacemos preguntas y no obtenemos
respuestas, a veces nuestros familiares no saben qué
hacer para ayudarnos. Por éstas y otras razones es
importante asistir con un profesional certificado, el
cual nos proporcionará el espacio que necesitan para
poder expresar lo que nos pasa y verbalizar nuestros
sentimientos y emociones sin sentirnos juzgados ni
evaluados. Nos permite hablar de nuestras vivencias
ante otro y así superar el duelo. Todos aprendemos de
todos y al recoger y asimilar los diferentes puntos de
vista, se amplía un panorama que en ocasiones parecía
demasiado estrecho.
Laura Rodríguez Avilés
leraviles@gmail.com