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locales en las principales ciudades aragonesas o la conflictividad entre regidores y
con los corregidores. Aspectos que abordaré para contrastar algunas de sus
conclusiones, en especial dos de ellas: aquella según la cual “los cambios que
sucedieron (con el cambio de régimen), no eran sino la agudización de un proceso
de oligarquización y aristocratización, de larga tradición”; o la que deja fuera del
poder local a menestrales, comerciantes y mercaderes quienes, -según Moreno-,
“apenas tenían posibilidades de hacer oír su voz en un territorio donde su peso
económico y demográfico era muy limitado”.
Especialmente intensos parecen haber sido en Fraga los conflictos por el
poder local entre diferentes linajes y estamentos. Para la ‘conflictividad política’ en
general son ilustrativos los factores descritos por José Bernardo Ares. Señala este
autor como desencadenantes de esta lucha los siguientes: el ordenamiento jurídico
aplicado en el nivel local, el control financiero y aprovechamiento fiscal, el
patronazgo, parentelas y clientelas y la cobertura cultural de la acción política. Su
conclusión señala que “...si estas redes parentelares o clientelares fueron un
testimonio de la unión de pequeños o grandes grupos para hacerse con la toma de
decisiones, -objetivo prioritario del poder-, sólo lo lograron imponiéndose a otros
grupos tal vez no menos poderosos. De esta manera, la interacción siempre
conflictiva de los distintos bandos, formados por la desunión y enfrentamiento en el
seno de una comunidad, ha constituido el dinamizador soporte social de los
gobiernos locales”. 31
En el plano más concreto de la conflictividad entre regidores y corregidor es
apropiado el estudio de Enrique Giménez López, 32 y para la conflictividad entre
quienes ejercen el poder, -cualquier tipo de poder- y quienes lo soportan o se
rebelan, es interesante el estudio de Margarita Ortega López, en el que se analizan
los factores que favorecieron la continuidad del sistema, los elementos más
conflictivos y sus causas, y las fórmulas ‘ordenadas’ y ‘heterodoxas’ que el propio
sistema establecía para canalizar las protestas. 33
De las cuatro generaciones de fragatinos que pretendo investigar, el ‘ciclo
vital’ de la cuarta aparece inmerso en el contexto de la Revolución Liberal y, por
ello, será preciso comprender si la nueva ideología sustentó o no los actos y
adscripciones de la elite, en las oportunidades que ofrecía el nuevo poder local,
derivado de las directrices estatales y de la legislación general. Particularmente
apropiada parece aquí la tesis que Concepción De Castro sostenía ya en 1979
respecto de La Revolución Liberal y los municipios españoles. Según esta autora,
“la integración de la comunidad local bajo el régimen liberal hiere intereses
arraigados que, de un modo u otro, se sitúan a la defensiva: pueden engrosar las
filas de la oposición absolutista o pueden servirse de las nuevas formas para tratar
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