07.05.2013 Views

Estrategia y planificación estratégica - EAN

Estrategia y planificación estratégica - EAN

Estrategia y planificación estratégica - EAN

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Estrategia</strong> y<br />

<strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong><br />

en tiempos de incertidumbre<br />

Juan Morales<br />

Subdirector general de Telecyl MK 360 o .<br />

Aunque no hay fórmulas que funcionen para cualquier compañía y en cualquier<br />

circunstancia, en un contexto de crisis la <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong> sigue teniendo<br />

el mismo sentido.<br />

62 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w


U<br />

na situación de dificultad generalizada como la<br />

actual, en la que para muchas organizaciones está<br />

en juego la supervivencia, provoca profundos cambios<br />

en la configuración de funciones esenciales de gestión<br />

de las compañías. La estrategia y su <strong>planificación</strong><br />

asociada, no escapan a esta realidad, y sus características<br />

específicas y particularidades llevan a algunas organizaciones<br />

a cuestionar su validez y a eliminarlas prácticamente<br />

de su agenda.<br />

Por ello, puede ser de utilidad analizar cómo se<br />

concreta el impacto del actual período de crisis en estas<br />

funciones de gestión y qué ajustes podrían proponerse<br />

para que estrategia y <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong><br />

mantengan su vigencia como piezas clave de apoyo<br />

en esta dura travesía.<br />

En el primero de los casos, vamos a distinguir tres<br />

posibles ámbitos de afección:<br />

1. El papel atribuido a la estrategia y a su <strong>planificación</strong><br />

en el modelo de gestión de la compañía.<br />

2. El comportamiento de variables de soporte que<br />

afectan a su configuración final.<br />

3. Las distintas fases en las que se articula el proceso<br />

de <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong>.<br />

Con relación a los posibles ajustes que se deben<br />

realizar para adaptar estrategia y <strong>planificación</strong> a las<br />

actuales circunstancias, hay que subrayar que las propuestas<br />

que se trasladan a continuación no se plantean<br />

como axiomas de aplicación generalizada, y parten de<br />

la visión personal de la gestión empresarial como “arte<br />

científico” que no es sino una forma de reconocer que<br />

la base de la gestión empresarial la constituyen unos<br />

modelos teóricos que ayudan a explicar y mejoran la<br />

comprensión de una realidad compleja y que, por ello,<br />

deben combinarse con las dosis adecuadas de talento<br />

e intuición para determinar lo oportuno en cada momento<br />

y lo adecuado a cada circunstancia. Por ello,<br />

carece de sentido proponer fórmulas válidas para cualquier<br />

compañía y en cualquier circunstancia.<br />

El papel atribuido a la estrategia<br />

y su <strong>planificación</strong><br />

A pesar de la larga tradición de origen militar del concepto<br />

de estrategia, no es hasta finales de los años<br />

cincuenta del siglo pasado cuando desde el ámbito<br />

empresarial se empieza a prestar atención a las posibilidades<br />

de esta disciplina para dar respuesta a los<br />

problemas de las grandes corporaciones estadounidenses.<br />

ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

De manera rápida, el concepto de estrategia queda<br />

unido al de <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong>, entendida ésta<br />

como el proceso formal y sistemático mediante el cual<br />

la empresa define su posición deseada en el futuro y<br />

detalla los medios y forma en que prevé lograrlo.<br />

Ambos conceptos ganan terreno y su uso se generaliza<br />

en grandes compañías. Aparecen las poderosas<br />

estructuras de los departamentos de <strong>planificación</strong> que<br />

marcan con rigidez el desempeño del resto de áreas.<br />

Grandes consultoras como McKinsey, primeros ejecutivos<br />

como Alfred Sloan y académicos de prestigio<br />

como Chandler, Ansoff o Steiner, contribuyen a promover<br />

un uso masivo, generalizado y, en opinión de<br />

algunos, desmesurado de la <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong>.<br />

Será necesario que las primeras opiniones críticas<br />

respecto de la excesiva rigidez y formalismo que conlleva<br />

cuenten con el apoyo de la incapacidad del nuevo<br />

paradigma para prever y enfrentarse a los efectos<br />

de las crisis de los años setenta, para que se inicie un<br />

cuestionamiento generalizado sobre su utilidad. Primero<br />

mediante propuestas para adaptarlo a algo más<br />

flexible y, posteriormente, mediante un golpe demoledor<br />

como el que en 1994 propinó Henry Mintzberg<br />

con su feroz crítica al enfoque excesivamente<br />

racional que había adoptado la estrategia y su <strong>planificación</strong>,<br />

con la propuesta de un modelo en el que<br />

la estrategia no se explicita formalmente, sino que<br />

simplemente surge y se sigue en muchos casos.<br />

A partir de ese momento, la <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong><br />

queda relegada a un segundo plano y su papel estelar<br />

lo ocupan disciplinas emergentes tales como TQM,<br />

reingeniería, rightsizing, benchmarking, DPO, etc., que<br />

se mantendrán en la agenda directiva con mayor o menor<br />

brillo hasta finales de los noventa, época a partir de<br />

la cual se inicia el tercer movimiento pendular de los<br />

conceptos estrategia y <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong>.<br />

Es a partir de esa fecha cuando estrategia y <strong>planificación</strong><br />

<strong>estratégica</strong> se desligan y gana de nuevo interés<br />

la concepción, que llega a nuestros días, de estrategia<br />

como necesidad básica de la empresa de buscar una<br />

proyección de futuro adaptada continuamente a las<br />

condiciones de un entorno sometido a cambios bruscos<br />

y cada vez de mayor intensidad.<br />

Llegados a este punto, cabría preguntarse en qué<br />

situación se han encontrado estrategia y los modelos<br />

de <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong> para enfrentarse al actual<br />

ciclo de recesión.<br />

Se podría decir que la estrategia siempre ha estado<br />

presente de una u otra forma en cualquier iniciativa<br />

empresarial. Lo que el tiempo y las circunstancias han<br />

ido cambiando ha sido la mayor o menor necesidad<br />

e n e r o 2010 63


ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

de hacerla explícita y la complejidad o sencillez del<br />

proceso formal para trasladarla a la acción operativa.<br />

Son los anteriores golpes de tendencia comentados<br />

los que han contribuido a equilibrar, con el tiempo,<br />

el papel de ambos conceptos, alejándolos de planteamientos<br />

extremos y permitiendo con ello configurar<br />

un modelo que ha servido a muchas compañías para<br />

situarse en la antesala de la crisis:<br />

• con un alto nivel de concienciación sobre la importancia<br />

de saber cuál es el destino y el mejor camino<br />

posible para llegar a él, así como la necesidad de<br />

mantener una vigilancia constante sobre las condiciones<br />

internas y externas que han de hacerlo<br />

posible; y<br />

• con sistemas de <strong>planificación</strong> lo suficientemente<br />

ágiles como para hacer efectivas en poco tiempo<br />

variaciones sobre el rumbo recomendado.<br />

A partir de aquí, estaríamos en condiciones de<br />

acercarnos al análisis de cómo afectará este período al<br />

papel que estrategia y <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong> deben<br />

desempeñar en el futuro, resultando que este efecto<br />

se centraría en hacer evidente la complementariedad<br />

que debe existir entre los elementos clave de modelos<br />

que hasta hoy se han presentado como antagónicos:<br />

estrategia deliberada frente a estrategia emergente según<br />

el modelo de Ansoff, enfoque disciplinado frente<br />

La estrategia siempre ha<br />

estado presente de una u otra<br />

forma en cualquier iniciativa<br />

empresarial; lo que el tiempo y<br />

las circunstancias han ido<br />

cambiando ha sido la mayor o<br />

menor necesidad de hacerla<br />

explícita y la complejidad o<br />

sencillez del proceso formal<br />

para trasladarla a la acción<br />

operativa<br />

a enfoque oportunista de Ricart y Caldart, y otros tantos<br />

que han conceptualizado la dicotomía entre intuición<br />

y raciocinio, formalismo y flexibilidad.<br />

La clave pasaría, pues, por una correcta dosificación<br />

de estos elementos clave que en última instancia se<br />

adapte a los siguientes aspectos:<br />

• Las características del entorno en el que competirá<br />

la compañía. Su mayor o menor turbulencia, su nivel<br />

de madurez, el grado de correlación de su comportamiento<br />

respecto a los ciclos que marca el entorno<br />

general, condicionan el nivel óptimo de flexibilidad<br />

o rigidez con el que abordar la <strong>planificación</strong><br />

<strong>estratégica</strong>.<br />

• El grado de madurez de la compañía. La mayor o<br />

menor necesidad de formalización evoluciona también<br />

a medida que el proyecto empresarial supera<br />

sus fases más críticas, en las que el fin último es sobrevivir<br />

manejando el corto plazo y el día a día para<br />

avanzar hacia la estabilidad, momento a partir del<br />

cual surge la necesidad de replantearse el destino y<br />

el camino elegido. El proyecto se enfrenta a sus primeras<br />

encrucijadas del tipo: ¿realmente queremos<br />

ser lo que expresamos en el plan de empresa?, ¿sigue<br />

siendo el camino definido la mejor alternativa<br />

para alcanzar nuestras aspiraciones? Esta necesidad<br />

de parar, reflexionar y replantear va acompañada de<br />

una mayor exigencia de formalización por parte de<br />

una organización que crece en complejidad y en la<br />

que las líneas de comunicación entre quienes diseñan<br />

la estrategia y quien debe ejecutarla en el día a<br />

día son cada vez más extensas.<br />

• La cultura y el estilo de liderazgo. No hay duda de<br />

que un componente básico del liderazgo consiste<br />

en la capacidad para señalar el rumbo adecuado a la<br />

organización y movilizarla en torno a su logro. En el<br />

ejercicio de esta función podemos encontrar líderes<br />

de estilo creativo, generalmente de corte personalista<br />

y carismático que, sobre la base de la intuición,<br />

despliegan su potencial en la identificación de las<br />

alternativas y que, sin embargo, suelen descuidar<br />

los aspectos relacionados con la puesta en práctica<br />

y la conversión de las ideas en acción. De la misma<br />

forma, un estilo de corte más racional pone su<br />

énfasis en marcar un guión estructurado para una<br />

correcta señalización y ejecución de estrategias que<br />

en ocasiones pueden carecer de potencial de éxito.<br />

En este caso se hace evidente de nuevo que el equilibrio<br />

de capacidades en el ejercicio del liderazgo, ya sea éste<br />

de corte más personalista en la figura de un primer ejecutivo,<br />

o más colegiado mediante un equipo ejecutivo,<br />

le otorga el verdadero valor de guía e impulso que le es<br />

propio, al no estar tan condicionado por las circunstan­<br />

64 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w


cias en las que se debe ejercer. El transcurso del tiempo<br />

ha contribuido a que cobre valor un liderazgo que entiende<br />

de la necesidad de combinar ambas versiones.<br />

Impacto sobre variables soporte<br />

Consideramos en este apartado el caso de variables<br />

que influyen con carácter general en la gestión de la<br />

estrategia, en concreto:<br />

• Alcance temporal de la <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong>.<br />

• Nivel de participación de la organización en el<br />

proceso.<br />

• Papel que debe desempeñar el departamento de<br />

Planificación<br />

Alcance temporal de la <strong>planificación</strong><br />

Quedaron atrás, o reservados a sectores muy específicos,<br />

los tiempos en los que los horizontes de <strong>planificación</strong><br />

abarcaban períodos quinquenales. Si ya a partir<br />

de la década de los noventa la <strong>planificación</strong> trienal no<br />

se ajustaba en muchos casos a las condiciones de un<br />

entorno sometido a rápidos y profundos cambios, es<br />

fácil imaginar que la elevada incertidumbre y la extrema<br />

volatilidad actuales no sólo acortan los períodos de<br />

alcance, sino que también quiebran en cierta medida el<br />

esquema de los hitos temporales predefinidos. Ello obliga<br />

a que la organización se encuentre en todo momento<br />

en actitud de vigilia preparada para replanteamientos<br />

cuya necesidad puede surgir en cualquier momento.<br />

Nivel de participación de la organización en el proceso<br />

de <strong>planificación</strong><br />

Quizá sea éste uno de los aspectos que más pueden<br />

verse afectados en unas circunstancias como las actuales<br />

en las que el tiempo para la reflexión proyectiva<br />

es muy limitado. Es el momento de rápidos diagnósticos<br />

y acción dirigida en muchos casos a garantizar la<br />

supervivencia de la compañía.<br />

Así, parece aconsejable sacrificar los beneficios que<br />

aporta en términos de motivación un proceso de <strong>planificación</strong><br />

abierto a la participación de la organización<br />

o incluso de tipo bottom-up, en pos de una mayor agilidad<br />

y capacidad de respuesta recurriendo para ello a<br />

centralizar en una o varias figuras clave de la organización<br />

el cometido de formular, evaluar y reformular<br />

la estrategia principalmente.<br />

El papel del departamento de <strong>planificación</strong><br />

Corresponde al área responsable de la <strong>planificación</strong><br />

hacer un diagnóstico acertado y dar coherencia inter­<br />

ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

na al conjunto de transformaciones que es necesario<br />

llevar a cabo para adaptarse al nuevo escenario.<br />

Entre éstas, resultan de especial relevancia la adaptación<br />

del modelo metodológico de <strong>planificación</strong> empleado<br />

por la compañía, la adecuada selección de lo<br />

Es fácil imaginar que la<br />

elevada incertidumbre y la<br />

extrema volatilidad actuales<br />

no sólo acortan los períodos<br />

de alcance de la estrategia,<br />

sino que también quiebran<br />

en cierta medida el esquema<br />

de los hitos temporales<br />

predefinidos<br />

verdaderamente imprescindible para garantizar que<br />

se mantienen unos mínimos de visión a corto y largo<br />

plazo, el apoyo en la implantación de acciones a corto<br />

plazo, la labor de centralización de la información y,<br />

finalmente, la asunción de un rol de facilitador.<br />

Impacto en las distintas fases<br />

del proceso de <strong>planificación</strong><br />

Consideramos en este apartado el esquema comúnmente<br />

aceptado según el cual el proceso de <strong>planificación</strong><br />

<strong>estratégica</strong> se desarrolla en tres fases: formulación,<br />

implantación y evaluación, que a su vez se subdividen<br />

en otras tantas cuyo contenido iremos desgranando.<br />

Formulación<br />

Es ésta la fase en la que de forma más racional o intuitiva,<br />

más formal o informal debe definirse el futuro<br />

deseado por la compañía y la forma elegida para llegar<br />

a él. Con este propósito, es necesario abordar a través<br />

de cualquiera de las múltiples metodologías existentes<br />

tres procesos secuenciales:<br />

definición de la política de la compañía<br />

Es esta fase se establecen las aspiraciones, los principios<br />

de actuación y la razón de ser de la empresa; o,<br />

lo que es lo mismo, la visión, los valores y la misión.<br />

Estamos, pues, ante el componente más estable de la<br />

gestión empresarial, que conforma lo que podríamos<br />

e n e r o 2010 65


ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

denominar el ADN de la organización. Cabría pues,<br />

en este punto, cuestionar hasta qué punto este componente<br />

“genético” se ve afectado por factores ambientales<br />

en general y por un período de recesión económica<br />

en particular.<br />

En términos generales, se podría plantear que determinados<br />

componentes de estos rasgos distintivos que<br />

pueden permanecer invariables, como los valores,<br />

conviven con otros que pueden aceptar un ajuste circunstancial<br />

y lógico a las circunstancias. En concreto,<br />

la declaración de la visión de la organización que refleja<br />

y se relaciona con el nivel de ambición colectiva<br />

de la compañía.<br />

Circunstancias como las actuales sitúan a la organización<br />

frente a sus aspiraciones y la someten a la<br />

duda de si es posible mantenerlas tal cual se definieron<br />

incluso en las condiciones más adversas. A pesar de<br />

Circunstancias como las<br />

actuales sitúan a la<br />

organización frente a sus<br />

aspiraciones y la someten a la<br />

duda de si es posible<br />

mantenerlas tal cual se<br />

definieron incluso en las<br />

condiciones más adversas<br />

que una prueba de la consistencia del enunciado de la<br />

visión sería su carácter incuestionable sea cual sea el<br />

entorno en el que debe proyectarse, el hecho de que en<br />

muchas ocasiones el enunciado de la visión constituya<br />

una fórmula de compromiso que intenta hacer compatibles<br />

aspiraciones de los distintos grupos de interés<br />

en torno a la empresa combinadas con mayor o menor<br />

acierto, facilita el que la organización considere que no<br />

todo lo que contiene tiene por qué conseguirse.<br />

Es por ello por lo que un ejercicio de adaptación llevaría<br />

a identificar cuáles de los componentes de la visión<br />

hay que traer a un primer plano y cuáles mantener en<br />

un letargo temporal a la espera de un cambio en las<br />

circunstancias.<br />

análisis externo o interno<br />

La elección de la vía óptima para alcanzar lo incluido<br />

en la política de la compañía, debe apoyarse en el diag­<br />

nóstico de mayor fiabilidad posible sobre las circunstancias<br />

externas que la afectan, así como en un profundo<br />

autoconocimiento de las capacidades internas.<br />

Por tanto, en el primer caso nos referimos al análisis<br />

externo cuyo propósito es determinar qué factores<br />

del entorno general, sectorial y específico facilitarán<br />

o dificultarán el logro de los enunciados de la política<br />

de la compañía. En el contexto actual, la adecuada<br />

compresión de estas circunstancias partiría no tanto de<br />

la mejor o peor capacidad predictiva sobre escenarios<br />

futuros, sino de la habilidad que se desarrolla con las<br />

mismas dosis de experiencia e intuición para visualizar<br />

con anticipación los diversos efectos que sobre un<br />

entorno específico y sectorial de la compañía tendrían<br />

distintos escenarios económicos, políticos y sociales,<br />

cuya configuración es difícil prever, tal y como se ha<br />

demostrado recientemente. Por consiguiente, no se<br />

trataría tanto de predecir con acierto sino de entender<br />

y anticipar las reacciones que se producirán en el sector<br />

concreto en el que competimos o en aquéllos en<br />

los que pensamos competir. Indudablemente, en este<br />

caso resultan de suma utilidad herramientas de apoyo<br />

metodológico el análisis externo como el análisis PEST,<br />

las cinco fuerzas de Porter, los mapas de grupos estratégicos,<br />

las matrices de perfiles competitivos, etc., que<br />

ayudan a conceptualizar y caracterizar el entorno en el<br />

que compite la empresa, pero que no sustituyen la capacidad<br />

deductiva que aporta la experiencia y el conocimiento<br />

profundo de la realidad de un sector.<br />

En el segundo caso, nos referimos al análisis interno<br />

cuyo propósito general de conocer las capacidades<br />

propias y las áreas de debilidad debe hacerse<br />

en las circunstancias actuales desde el planteamiento<br />

más realista posible atendiendo, a las dificultades que<br />

deben enfrentarse y evitando con ello la elección de<br />

alternativas <strong>estratégica</strong>s no alineadas con las verdaderas<br />

capacidades que se atesoran o que es posible<br />

desarrollar.<br />

Técnicas como el análisis de la cadena de valor, de<br />

matrices de cartera, de fortalezas y debilidades, etc.,<br />

deben ponerse al servicio de este conocimiento que<br />

en su faceta interna no es una referencia más para<br />

la determinación de estrategias sino, en opinión de<br />

diversos autores, la base principal en la que debe apoyarse<br />

dicho proceso. Y ello en mayor medida cuando<br />

las circunstancias externas no acompañan. Ilustra este<br />

enfoque de priorizar el análisis interno el enunciado<br />

de Robert Carant según el cual: “... cuando el ambiente<br />

externo está en estado de cambio, los recursos y<br />

capacidades de la empresa constituyen una base más<br />

sólida para definir su identidad. Por tanto, la defini­<br />

66 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w


ción de la empresa en términos de lo que es capaz de<br />

hacer ofrece una base más duradera para la estrategia<br />

que cuando se define ésta con base en las necesidades<br />

que la empresa intenta satisfacer”.<br />

Podríamos concluir, por tanto, que la turbulencia<br />

del entorno aconseja mirar dentro de la organización<br />

para hacer lectura de las verdaderas capacidades diferenciales<br />

que alberga y definir a partir de ellas el enfoque<br />

estratégico que se va a seguir. No obstante, sería<br />

aconsejable no llevar al extremo este enfoque, dado<br />

que con ello se estarían obviando dos circunstancias:<br />

1. La razón de ser y la base de éxito de una compañía<br />

es la satisfacción de necesidades finales de los clientes<br />

que se agrupan en mercados, aplicando para<br />

ello capacidades internas de forma eficiente y de<br />

manera diferencial. De nada sirve ser capaz de articular<br />

una propuesta de valor realmente diferente si<br />

no va destinada a un mercado que permite ofertarla<br />

asegurando rentabilidad.<br />

2. Aun siendo incuestionable que un período de recesión<br />

económica como el actual endurece las condiciones<br />

y limita los grados de libertad de las empresas<br />

para plantarse retos, un enfoque demasiado introspectivo<br />

impide visualizar y considerar las oportunidades<br />

que, más que nunca en este contexto, se<br />

ofrecen para consolidar posiciones competitivas ventajosas<br />

para el largo plazo.<br />

Evaluación y selección de estrategias<br />

El reto en esta fase del proceso es el de elegir la vía óptima<br />

para llevar a cabo la política formulada, seleccionada<br />

como la mejor alternativa que resulta del análisis.<br />

El proceso de selección de la estrategia puede discurrir<br />

por un cauce con mayores o menores dosis de<br />

racionalización, desde un modelo secuencial de análisis<br />

de idoneidad, factibilidad y aceptabilidad que se<br />

completa con distintas técnicas de valoración de alternativas<br />

como son los escenarios, los árboles de decisión<br />

o las matrices de valoración, y que concluye con<br />

métodos de selección cuasi­objetivos, hasta aquellos<br />

procesos en los que el análisis permite una visualización<br />

intuitiva de la mejor alternativa o simplemente<br />

confirma una idea generalmente preconcebida en la<br />

mente de un líder visionario.<br />

Bajo cualquiera de estos planteamientos subyace la<br />

necesidad de dar un salto en el vacío, puesto que los<br />

modelos teóricos y las metodologías de apoyo en su<br />

mayoría describen, pero no ofrecen respuestas. Es el<br />

momento de elegir y descartar, y en el escenario en el<br />

que ahora mismo operan las empresas, hacerlo ade­<br />

ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

más de manera rápida. La parálisis por el análisis y la<br />

falta de decisión abocan bien a adoptar decisiones extemporáneas<br />

y no adaptadas a una realidad que ya ha<br />

La turbulencia del entorno<br />

aconseja mirar dentro de la<br />

organización para hacer<br />

lectura de las verdaderas<br />

capacidades diferenciales que<br />

alberga y definir a partir de<br />

ellas el enfoque estratégico<br />

que se va a seguir<br />

cambiado, o bien a verse superados por los acontecimientos<br />

sin haber culminado el proceso de decisión.<br />

En momentos como los actuales, el modelo de evaluación<br />

y selección de la estrategia no puede penalizar<br />

la decisión rápida ni los previsibles cambios de rumbo<br />

y reformulaciones a las que las organizaciones están<br />

abocadas, lo que lleva a considerar la conveniencia de<br />

buscar la máxima simplicidad.<br />

Una propuesta de adaptación pasaría en este caso<br />

por utilizar metodologías de valoración y selección<br />

de estrategias que limitaran de entrada el número de<br />

opciones que se van a tener en cuenta, aplicando para<br />

ello criterios realistas de factibilidad. Posteriormente,<br />

en la elección de alternativas deben suplirse las técnicas<br />

con excesivo componente de carácter racional<br />

con la aportación sistematizada de criterio por parte<br />

de un equipo de alto nivel que actúe bajo una sistemática<br />

ágil.<br />

Implantación de la estrategia<br />

Una vez formulada la estrategia, es necesario considerar<br />

el conjunto de actividades necesarias para llevarla<br />

a la práctica y hacerla efectiva. Dichas actividades se<br />

agrupan, por un lado, en las relacionadas con la comunicación<br />

de la estrategia y, por otro, en las que giran<br />

en torno a su despliegue a través de la organización.<br />

comunicación de la estrategia<br />

Con este paso se pretende un adecuado conocimiento<br />

y comprensión de la política, el enunciado estratégico<br />

y el papel que cada área debe desempeñar<br />

en el logro de éstas. En circunstancias normales, el<br />

valor que aporta la comunicación es, además de lo<br />

e n e r o 2010 67


ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

apuntado anteriormente, el de ser una de las palancas<br />

de implicación de la organización que se suma a<br />

las utilizadas en la fase de formulación cuando ésta<br />

La parálisis por el análisis<br />

y la falta de decisión abocan<br />

bien a adoptar decisiones<br />

extemporáneas y no adaptadas<br />

a una realidad que ya ha<br />

cambiado, o bien a verse<br />

superados por los<br />

acontecimientos sin haber<br />

culminado el proceso<br />

de decisión<br />

se abre a la participación y aportación de un amplio<br />

número de colaboradores. En las actuales circunstancias,<br />

en las que generalmente se renuncia a esta<br />

amplia participación en pos de una mayor agilidad<br />

del proceso, la comunicación adquiere un extraordinario<br />

valor como prácticamente única herramienta<br />

de vinculación de la organización con la estrategia y<br />

como una magnífica ocasión para mejorar la motivación<br />

de unos equipos que más que nunca necesitan<br />

tener la seguridad de que quien los dirige tiene<br />

claro cuál es el rumbo que deben seguir y el papel<br />

que les tiene reservado en esta singladura.<br />

despliegue de la estrategia<br />

Convertir la estrategia en acción, traduciéndola en<br />

objetivos e identificando las actuaciones necesarias<br />

para su logro, constituye el objetivo en esta fase. Su<br />

importancia se sitúa al mismo nivel que la de formulación,<br />

siendo numerosos los estudios que señalan<br />

como principal causa de fracaso de los procesos de<br />

<strong>planificación</strong> de la estrategia una mala implantación<br />

de una estrategia bien formulada.<br />

Metodologías de apoyo al despliegue como Ho shin,<br />

7­S o el cuadro de mando integral han aportado una<br />

base teórica que facilita una comprensión global de<br />

las relaciones causa­efecto entre las líneas de actuación<br />

y el logro pretendido, estructurando con mayor<br />

o menor exhaustividad las distintas perspectivas de<br />

actuación. De las diversas dimensiones que se con­<br />

sideran en el despliegue, son tres las que adquieren<br />

una especial significación en el contexto actual:<br />

a) Cultura y liderazgo. Diversos estudios revelan la influencia<br />

del estilo de liderazgo no sólo en la formulación<br />

de la estrategia, sino también en su implantación.<br />

De la misma forma, autores como Hofer han<br />

establecido las relaciones entre distintos enfoques<br />

estratégicos y los estilos de liderazgo más apropiados<br />

para llevarlas a cabo. De todo ello cabe concluir<br />

que la principal responsabilidad hoy día en el ejercicio<br />

del liderazgo partiría de un esfuerzo de adaptación<br />

que lo sitúe al servicio de la estrategia necesaria<br />

y no a la inversa, que comprenda la importancia de<br />

ser el instigador en el mantenimiento del pulso necesario<br />

de visión a largo plazo frente a las dificultades<br />

de corto plazo y, finalmente, que sea cual sea su<br />

nivel de identificación con esa orientación <strong>estratégica</strong><br />

necesaria la asuma como propia y sea su principal<br />

valedor e impulsor.<br />

b) Estructura organizativa. La estructura organizativa<br />

debe facilitar el logro del planteamiento estratégico<br />

y, por tanto, su diseño viene determinado por<br />

éste. Sin embargo, la complejidad y la duración de<br />

los períodos de adaptación que los procesos de reestructuración<br />

organizativa llevan aparejados y la<br />

incertidumbre sobre sus resultados pueden llevar<br />

a no adoptar decisiones coherentes con lo previamente<br />

definido. Ante esto, es necesario ser conscientes<br />

de que un cambio en la estrategia puede<br />

convertir el modelo organizativo preexistente en<br />

ineficaz. Por ello, la base de las decisiones en este<br />

ámbito se sitúa en la correcta calibración del alcance<br />

del cambio estratégico para definir, en consonancia<br />

con éste, el alcance del cambio organizativo<br />

necesario. Ante la incertidumbre en el resultado<br />

de estos cambios, cabe la posibilidad de recurrir<br />

a mecanismos de adaptación temporales que, situando<br />

órganos colegiados de decisión en áreas<br />

críticas de la organización, permitan robustecer el<br />

organigrama ahí donde es más necesario, a la vez<br />

que evitan la complejidad añadida por los cambios<br />

organizativos.<br />

c) Sistemas de información de apoyo a la dirección. El<br />

escenario actual obliga a las compañías más que<br />

nunca a acertar en los diagnósticos y en los tratamientos.<br />

La función de señalar las alertas con prontitud<br />

y exactitud, así como de revelar la idoneidad<br />

de las necesidades propuestas, es en buena medida<br />

68 h a r va r d d e u s t o b u s i n e s s r e v i e w


esponsabilidad de los sistemas de información y<br />

apoyo a la dirección.<br />

Quienes se hayan debido enfrentar a las dificultades<br />

de este período de crisis sin el apoyo de<br />

información exhaustiva, fiable y estructurada que<br />

proporcionan sistemas como los ERP, EIS, CRM,<br />

etc., y quienes, por el contrario, hayan contado con<br />

ellos, constituyen la base para el desarrollo de un<br />

mercado que previsiblemente experimentará un<br />

notable crecimiento como consecuencia de esta<br />

crisis y una vez se haya superado.<br />

Evaluación y retroalimentación de la estrategia<br />

La incertidumbre y la complejidad son características<br />

inherentes al proceso de formulación y despliegue de<br />

la estrategia. Esto exige el diseño e implantación de<br />

mecanismos de evaluación con el fin de detectar posibles<br />

desviaciones en los resultados esperados y adoptar<br />

medidas correctoras con prontitud.<br />

En la práctica, resulta habitual que al esfuerzo e intensidad<br />

que se aplica en las fases de formulación y<br />

despliegue le siga una pérdida de impulso en las fases<br />

de seguimiento, cuyo origen puede relacionarse con:<br />

• Una falta de identificación de quién o quiénes ejercen<br />

el liderazgo con el enfoque estratégico elegido.<br />

• Un despliegue inapropiado cuya arquitectura incompleta<br />

o errónea resta la posibilidad de controlar<br />

los indicadores adecuados.<br />

• Finalmente, un factor protagonista en tiempos de<br />

crisis, como es el de la priorización del corto plazo<br />

sobre el largo plazo. El hecho comentado anteriormente<br />

de que el horizonte de proyección no llegue<br />

más allá del cierre del ejercicio desplaza al largo plazo<br />

a un segundo plano de la exigencia directiva y, por<br />

tanto, de los sistemas de seguimiento. Este mecanismo<br />

de adaptación responde a la consideración, lógica<br />

en parte, de que en tiempos de extrema dificultad,<br />

el futuro puede esperar. Sin embargo, serán aquellas<br />

organizaciones capaces de identificar las áreas irrenunciables<br />

de su propósito estratégico de largo plazo<br />

y mantengan con tesón su adecuado seguimiento,<br />

integrándolo con los necesarios ajustes de corto<br />

plazo, las que, una vez superadas las dificultades del<br />

entorno, puedan concluir que en su travesía hacia<br />

su visión a largo plazo, este período no sólo no les<br />

mantuvo bloqueados, sino que, además, les permitió<br />

alargar la distancia con los competidores.<br />

En resumen, el período actual de dificultad está<br />

suponiendo una verdadera y, en ocasiones, dramática<br />

ESTraTEgia y planificaciÓn ESTraTÉgica En TiEMpoS dE incErTiduMbrE<br />

prueba de estrés para los modelos de dirección de las<br />

empresas en general y para la gestión de la estrategia<br />

en particular. Los marcos teóricos que propiciaron a<br />

partir de la mitad de los noventa un resurgir de la estrategia<br />

como eje básico de gestión, han contribuido<br />

a señalar la importancia de situar a la empresa en su<br />

entorno en todo momento para adaptarse a una creciente<br />

volatilidad y han aportado bases metodológicas<br />

accesibles para extender las prácticas de formular y<br />

ejecutar estrategias a un gran número de compañías.<br />

Esta labor ha permitido en muchos casos superar<br />

los impactos negativos de una crisis económica que<br />

refuerza el peso específico de estas disciplinas bajo un<br />

enfoque de equilibrio de elementos opuestos que deben<br />

complementarse en función de las características<br />

propias de la compañía, así como de la situación del<br />

entorno en el que compite.<br />

La crisis marca igualmente los próximos retos a los<br />

que será necesario dar respuesta:<br />

• La necesidad de contar con metodologías que se<br />

adapten a una concepción de proceso continuo en<br />

el que deben tener encaje adaptaciones dinámicas<br />

de las bases elegidas a través de ciclos cortos entre<br />

la formulación y la implantación. Esto debe hacer<br />

posibles no sólo rápidos replanteamientos estratégicos,<br />

sino también una rápida transmisión de sus<br />

implicaciones a toda la organización para convertirla<br />

en acción, mejorando con ello su maniobrabilidad.<br />

• Hacer compatible lo anterior con el necesario<br />

aprovechamiento de activos como la creatividad, la<br />

capacidad de visión y el contacto con las nuevas<br />

tendencias que los actuales sistemas de trabajo en<br />

red y la evolución de las jerarquías organizativas<br />

sitúan cada vez en mayor medida fuera de los límites<br />

de la alta dirección, de forma que esta apertura<br />

a las fuentes que alimentan el diseño de estrategias<br />

no penalice la velocidad del proceso.<br />

«<strong>Estrategia</strong> y <strong>planificación</strong> <strong>estratégica</strong> en tiempos de incertidumbre». ©<br />

Ediciones deusto. referencia n. o 3540.<br />

Si desea más información relacionada<br />

con este tema, introduzca el código 21200<br />

en www.e-deusto.com/buscadorempresarial<br />

e n e r o 2010 69

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!