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SONIDO OCTOFÓNICO - Magnum Astron

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Futuro<br />

El futuro es el tiempo que esperamos. Cómo será el futuro de la humanidad. El futuro ya está<br />

marcado por nuestros actos actuales. El futuro que nos espera a corto plazo.<br />

MÁGNUM ASTRON<br />

EL FUTURO<br />

QUE NOS ESPERA<br />

NUEVA EDICION INTERNACIONAL 2010<br />

(Primer libro escrito por Mágnum <strong>Astron</strong> en el año 1977)<br />

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD<br />

Información: El presente libro ha sido escrito en el género literario de<br />

FICCIÓN CIENTÍFICA, modalidad que le permite al autor desplegar toda<br />

su mente creativa sin comprometerse con la ciencia.<br />

Asimismo, el Lector también podrá desplegar toda su imaginación y<br />

hacer con la lectura un viaje a otras dimensiones del pensamiento, al<br />

tiempo que se enriquece con informaciones valiosas de asuntos<br />

delicados, difíciles de expresar de otra forma.


NOTA EDITORIAL<br />

Quién pensará que hace más de un siglo, que detrás de<br />

los ojos soñadores de Julio Verne, su cerebro conectado<br />

mentalmente al flujo de la Eterna Verdad Cósmica, daría al<br />

mundo sus insólitos y proféticos designios, mirados en su<br />

época como alegres pero irreales fantasías de un futuro<br />

que los hombres creyeron erróneamente impredecible.<br />

Nos permitiremos ahora en nuestros días, reflexionando en<br />

aquella magistral enseñanza histórica, captar en el bello y<br />

colorido fluir del sorprendente y fascinador Futuro que<br />

nos Espera, un mensaje altamente visionario y de tajante<br />

realismo profético, impregnado en cada una de las<br />

amenas páginas de este prodigio de magia cosmocientífica,<br />

cautivante, salido de las manos creadoras y<br />

mente iluminada del impenetrable y, a su vez, dulce<br />

maestro Mágnum <strong>Astron</strong>.<br />

Querido hermano lector: no dejes que el mensaje<br />

revelador del Futuro que nos espera, que ahora está entre<br />

tus manos, listo a ser bebido como refrescante agua<br />

cristalina del supremo manantial, se te escape entre las<br />

páginas; nútrete de el y alimenta con sus vibraciones a<br />

todos tus hermanos planetarios.<br />

Nuestro mundo urge de un mensaje que purifique los<br />

corazones con el elixir del Amor, la comprensión y la<br />

esperanza.<br />

LOS EDITORES (1977)


PROLOGO DEL AUTOR<br />

DESDE LAS INSONDABLES ENTRAÑAS DEL COSMOS<br />

EMERGE DESAFIANTE EL FUTURO QUE NOS ESPERA<br />

Es posible que muchas de las personas, que en este momento empiezan a leer estas<br />

líneas, estén ya elegidas por desconocidas fuerzas cosmo-biológicas, para participar<br />

en acontecimientos sorprendentes y misteriosos como los que me propongo narrar.<br />

En algunos, su escepticismo no les permitirá escapar de esta nave llamada ―Tierra 1‖<br />

que, en su inexorable viaje por el espacio, se dirige a una meta determinada por los<br />

actos de sus ocho mil millones de pasajeros. La mayoría de los cuales se mueven sin<br />

saber hacia dónde van y no se preocupan por su inminente destino: Pocos son los que<br />

en este mundo ven claro.<br />

Mientras Tierra 1 se desplaza por el espacio a una increíble velocidad, sus tripulantes<br />

derrochan todas las provisiones que llevan a bordo. Recogen diariamente 7 millones<br />

más de pasajeros quienes, de inmediato, se suman al consumo de los elementos<br />

vitales disponibles, arrasando, sin medida, todo lo que encuentran en sus agotadas<br />

despensas.<br />

Arrojan a los ríos y al mismo aire que respiran, millones de toneladas de objetos no<br />

biodegradables, y gases tóxicos que degradan la vida.<br />

Todos desean un cambio pero nadie quiere cambiar. Y así llegan juntos, mas no<br />

unidos, a la hora cero de la esperada crisis.<br />

¿Será la solución al problema, un sistema filosófico que nos regrese a un método de<br />

vida simple y termo-económico?<br />

O ¿entrarán en simbiosis las Matemáticas y la Electrónica, dando origen a una<br />

supertécnica que nos cambie, de golpe, el curso que llevamos?<br />

O, quizás, ¿descenderá sobre nosotros una delegación de la Confederación<br />

Interestelar de Mundos Habitados que nos cambie para siempre el curso que<br />

llevamos?<br />

¡NO DEDICO ESTE LIBRO A LOS HOMBRES QUE DESEAN UN MUNDO MEJOR!<br />

—SINO A AQUELLOS QUIENES LUCHAN POR UN MUNDO MEJOR


Mágnum <strong>Astron</strong><br />

La tajante y despiadada dedicación del autor obedece a que esta generación —la que<br />

vivió y destruyó la ecología planetaria desde los años 1930 hasta el 2012—, fue la<br />

única generación en la historia responsable de la muerte de 6000 millones de<br />

personas, ejecución que se llevará a cabo en los próximos años y para la cual no hay<br />

clemencia ni retroceso posible.<br />

La gigantesca cuchilla de la guillotina humana ya fue soltada, y únicamente falta que<br />

llegue hasta nuestras cabezas. Y no es de culpar a los ―iluminatis‖, ellos son los<br />

verdugos; pero los verdaderos culpables son los que están viviendo y<br />

contaminando cómodamente, esperando a que las cosas pasen… y a que otros<br />

hagan algo.<br />

CAPITULO I<br />

EGOMUNDO MODERNO<br />

(El autor se refiere a la época en donde los países poderosos inicien la<br />

desesperada repartición de las últimas reservas del botín petrolero, gestión que<br />

no harán por medios diplomáticos, y que en ningún momento van a tener en<br />

cuenta a las ciudades que van a quedarse sin gasolina y materias primas<br />

¡MUCHOS AÑOS ANTES DE QUE EL PETRÓLEO SE AGOTE… o sea dentro de<br />

muy pocos años).<br />

En aquella época el mundo experimentaba los más bruscos contrastes:<br />

Los hombres, en general, se habían vuelto cada vez más egoístas y, en su loco afán<br />

de poseerlo todo, lo único que compartían era la inmunda contaminación que<br />

lentamente los asfixiaba.<br />

Sin embargo, en el campo de la técnica los logros crecían en proporción geométrica:<br />

La televisión tridimensional era ya una realidad. Las comunicaciones satelitales, el<br />

sistema de posicionamiento global, el Internet y los juegos electrónicos violentos para<br />

niños mantenían a todos hipnotizados a un paso del abismo.<br />

Enormes pantallas de semiconductores en alta definición servían para ver noticias<br />

violentas, atentados terroristas, secuestros y tomas guerrilleras las cuales disfrutaban<br />

los morbosos sedientos de sangre… a eso lo llamaban información.


La medicina moderna por fin admitió que no tenía absolutamente ningún remedio para<br />

las enfermedades auto-inmunes y degenerativas, y el cáncer y el sida se ensañaron en<br />

la raza humana.<br />

Los niños comenzaron a nacer con enfermedades crónicas. Los fabricantes de<br />

vacunas hicieron de las suyas violentando el cuerpo de la gente con peligrosa pus de<br />

animales enfermos y tóxicos metálicos que introducían a fuerza de ley, a los<br />

desventurados descendientes de Caín.<br />

Los cordones de miseria y tugurios comenzaron a envolver a las ciudades hasta<br />

ahogarlas. La inseguridad en las calles se tornó insoportable.<br />

Los vehículos formaban largas filas en embotellamientos en donde se perdía la mayor<br />

parte del precioso tiempo; también se contaminaba en grande, estando parados,<br />

quemando la gasolina inútilmente, aquella que pronto se agotaría para jamás volver.<br />

Desplazaos, inmigrantes de los países pobres cruzaban el mar para llegar a cualquier<br />

parte.<br />

Las armas con cargas nucleares habían proliferado de tal manera que, a cada terrícola,<br />

le correspondía un equivalente de cinco mil toneladas de dinamita para su segura<br />

destrucción.<br />

Lo que en la Edad de Piedra se solucionaba a garrotazos, aquí, en el egomundo, los<br />

grandes poderosos derrochaban ostentosas sumas de dinero y utilizaban un fabuloso<br />

despliegue de técnica, para hacer lo mismo que sus antecesores cavernícolas: ¡Matar!<br />

Los enfermos por mandar llegaban fácil al poder caminando sobre cadáveres. Una vez<br />

conquistado el trono, desataban una tempestad de frases vanas y esgrimían la sonrisa.<br />

Sabían que un pueblo torpe es la seguridad del tirano; pero no sabían que donde no<br />

hay caridad no puede haber justicia.<br />

El terrorismo a gran escala puso en jaque a los altos gobiernos. Ríos de sangre corrían<br />

por las ciudades en momentos menos pensados. La piratería en los mares comenzó a<br />

frenar el trasporte de alimentos, materias primas y mercancías.<br />

La crisis económica no fue frenada y el desempleo llegó a límites insospechados. El<br />

capital se concentró en relativamente pocos rufianes que se refugiaron en paraísos<br />

fiscales y desde allí comenzaron a controlar el mundo.<br />

La pobreza y el hambre en las ciudades comenzaron a hacer estragos: los automóviles<br />

se frenaban por la gran cantidad de personas que pedían ayuda; a falta de resultados<br />

comenzaron a hacerlo por la fuerza.


ULTIMOS TIEMPOS<br />

No se sabe de ningún momento en la historia en la cual, el hombre, haya sentido<br />

tanto miedo del propio hombre.<br />

Los políticos que pretendían conquistar el poder se rodeaban de centenas de<br />

guardaespaldas fuertemente armados y pregonaban, a cuatro vientos, Paz y<br />

Seguridad. Mientras mentían, sobre sus cabezas volaban aviones gigantes con<br />

pesadas cargas atómicas.<br />

En la selva del engaño no se veía la luz de la verdad: Los verdaderos valores humanos<br />

se habían extinguido: llamaban habilidad a la falta de vergüenza. Las religiones<br />

prosperaron vendiendo ayudas del cielo.<br />

En los países supe desarrollados abundaban seres, tan supremamente pobres, que lo<br />

único que tenían era dinero. Se mantenían tan ocupados, y en sus importantes<br />

negocios, que les quedaba poco tiempo para vivir: millonarios en dinero, pobres en<br />

sonrisas.<br />

Al envidioso lo enflaquecía la gordura del vecino. Los valores humanos se redujeron a<br />

poseer cuanto objeto pudiera producir el comercio.<br />

Médicos astutos, incapaces de curar enfermedades, se dedicaron a complacer la<br />

paranoia de la cirugía estética —máximo valor en la sociedad—, asegurándoles el<br />

cáncer a mediano plazo a los narcisistas descendientes de Apolo y Afrodita.<br />

Los que robaban por lo alto, iban a los banquetes. Los que robaban por lo bajo iban a<br />

la cárcel. Lo que era vicio en un pobre se llamaba capricho en un rico. Todos estos<br />

hechos señalaban, claramente, que aquella época no era normal. Se habían<br />

plasmado una serie de profecías y la humanidad se encontraba al borde de un abismo<br />

infernal.<br />

TODOS PRESENTÍAN QUE ALGO TERRIBLE SUCEDERIA MUY PRONTO PERO<br />

NADIE HACÍA NADA COHERENTE: En realidad, un acontecimiento ecuménico de<br />

características trascendentales se aprestaba al encuentro de esta pesada nave Tierra<br />

1, que venía con sobrecupo, sin combustible, sin control y con su tripulación<br />

enloquecida.<br />

SURGE SABIUM<br />

En todas las épocas de la historia, y más concretamente cuando la humanidad ha


atravesado por etapas en las que ha reinado la ignorancia, el vicio y la violencia,<br />

surgieron grandes hombres que, con su ejemplo, lograron romper las cadenas del mal.<br />

Tal fue el caso del científico Sabium, considerado por sus extraordinarias obras que El<br />

gran genio, sucesor de Einstein, cuya historia refiero a continuación:<br />

No se supo con certeza el país de origen, ni la fecha de nacimiento de este genio de la<br />

Edad Moderna. Tampoco se conoció ningún papel ni documento que le acreditase un<br />

número o una frontera. Al habérsele insistido alguna vez sobre este tema, manifestó<br />

enfáticamente: —Yo soy habitante del mundo.<br />

Era un indocumentado; por ello, y por sus escasos recursos económicos, estuvo a<br />

punto de quedarse en el anonimato rodeado de pobreza. Mas, el destino tenía<br />

reservado para el un sitio glorioso en la historia de la humanidad.<br />

Fue así como, descubierto su genio, una superpotencia lo acogió en su seno y le rodeo<br />

de todas las comodidades para la investigación, proporcionándole una casa-laboratorio<br />

situada en las afueras de la gran metrópolis.<br />

El gobierno había dispuesto un personal compuesto de una señora, que atendía<br />

aquella morada; y dos uniformados, que vigilaban el laboratorio donde el científico<br />

permanecía la mayor parte del tiempo.<br />

Sabium vivía allí con sus dos hijos: el mayorcito pronto alcanzaría doce años de vida, y<br />

ya era un verdadero experto en astronomía; su nombre era Dylan.<br />

Su hija menor, había cumplido seis años de edad y era la curiosidad personificada:<br />

todo lo preguntaba porque todo lo quería saber. Se llamaba Matilda.<br />

Sabium había asentado las teorías para hacer aflorar la anti-materia. Comprobó que<br />

todo lo visible tiene su contraparte en lo invisible.<br />

Con estas bases se estaba comenzando a experimentar con las primeras plantas o<br />

super baterías de antimateria. Allí podrían obtener gran cantidad de energía al hacer<br />

chocar las dos clases de masas antagónicas.<br />

Esta energía se transportaría en cables supra-conductores, en forma de corriente<br />

eléctrica, hasta los sitios de consumo*.<br />

*La antimateria no existe en este mundo. Hay que hacerla brotar, por vías artificiales,<br />

de la exótica dimensión en la cual habita.<br />

Cuando una partícula de antimateria choca con una partícula de materia, ambas<br />

desaparecen completamente dejando en el espacio que las circunda una poderosa


adiación. La antemateria y la antimateria son diferentes: la primera tiene Masa<br />

contraria a la nuestra y la segunda tiene carga opuesta.<br />

Las super-baterías tendrían la ventaja de no dejar ningún residuo radiactivo y el<br />

rendimiento energético de una central antimateria, sería superior al producido por cien<br />

centrales atómicas juntas. Estas últimas entrarían en desuso por peligrosas,<br />

contaminadoras y poco rendidoras.<br />

Sabium nunca colaboró en experimentos con fines bélicos: era un apóstol de la paz.<br />

En varias ocasiones declinó honores personales, e hizo caso omiso a galardones con<br />

los cuales, comúnmente, se señalaban a personas no dignas de ellos: Las estrellas no<br />

necesitan que les digan grandes... ellas lo saben.<br />

Sabium nunca cobró dinero por sus trabajos, así como la raíz escondida no pide<br />

premio alguno por llenar de frutos las ramas.<br />

Su contribución más destacada en el campo espacial consistió en proporcionar los<br />

fundamentos para el desarrollo definitivo del motor iónico y plasmático, el cual<br />

impulsaba los cosmo-remolcadores que lograban desplazarse a 500 mil kilómetros por<br />

hora.<br />

En estas condiciones los hombres podrían conquistar, con relativa comodidad, todo el<br />

Sistema Solar, y los viajes interplanetarios serían más frecuentes.<br />

LLEGAN LOS EXTRATERRESTRES<br />

A pesar de la tecnología alcanzada en los comienzos del siglo 21, los científicos, y el<br />

mismo Sabium, habían determinado que los viajes a las estrellas eran prácticamente<br />

imposibles. Aún a las velocidades obtenidas con los propulsores iónicos y plasmáticos,<br />

demorarán miles de años para alcanzar la estrella más cercana.<br />

La idea de un viaje a la velocidad de la luz desentrañaba serios problemas: ¿cómo se<br />

detendrían? ¿Cómo fijarían coordenadas? ¿Cómo detectarían un obstáculo y cómo lo<br />

esquivarán? Además, la ciencia había demostrado que si un cuerpo en su<br />

desplazamiento, se acerca a la velocidad de la luz, alteraría su masa original tendiente<br />

a llegar al infinito.<br />

En fin, todos los mejores proyectos resultaron inverosímiles y sólo encontraron<br />

aplicación práctica en la pluma de los escritores de ficción científica.<br />

Mientras esto ocurría aquí en la Tierra, una gran flota de naves extraterrestres<br />

aparecía cerca de nuestro Sol.


Habían llegado en una gigantesca nave madre desde un lejano sistema de estrellas<br />

situado hacia el centro de nuestra galaxia.<br />

Estas naves estaban tripuladas por seres que poseían un grado evolutivo superior al<br />

nuestro. Hacía un millón de años, ellos ya tenían nuestros actuales conocimientos y<br />

habían superado una horrible crisis, semejante a la que hoy se enfrenta la humanidad.<br />

Su increíble tecnología les permitía penetrar en el inter-espacio.<br />

Los extraterrestres no era la primera vez que venían; pero, en esta ocasión,<br />

entablarían un diálogo abierto con todos los habitantes de la Tierra.<br />

Antes sólo lo habían hecho en una forma indirecta, como lo explicaron ellos mismos<br />

más adelante. Esperaron por siglos el momento de entrar en acción pero eran los<br />

hombres los que no estaban preparados para ser aceptados en su confederación.<br />

En estos últimos tiempos estaban seleccionando a un hombre que, además de poseer<br />

cierta influencia sobre sus congéneres, reuniera varias condiciones materiales e<br />

intelectuales.<br />

La elección les fue fácil y decidieron hacer primer contacto.<br />

Una tarde Dylan y Matilda decidieron dar, un corto paseo por el campo. No lejos de su<br />

casa, llegaron a un establo abandonado donde frecuentemente solían ir a jugar.<br />

¡De pronto! Sintieron, en lo profundo de sus cerebros, una suave voz que les decía:<br />

—“No tengan miedo, somos amigos.”<br />

¿Tu me hablaste? preguntó Matilda.<br />

—No, ¡yo también escuché algo!<br />

Replicó Dylan.<br />

La voz continuaba taladrándoles:<br />

—“Queremos charlar con ustedes, no tengan miedo”,<br />

Somos amigos.<br />

La pequeña Matilda miró rápidamente hacia los lados y exclamó:<br />

—! Rayos! pero aquí no hay nadie. ¡Oh, mira! detrás del establo hay una luz que está<br />

sonando.<br />

— ¡Tonta! las luces no suenan. ¡Vamos a mirar!


Dylan tomó a Matilda de la mano y, corriendo, se dirigieron hacia el otro lado del muro<br />

que les impedía apreciar ese extraño y ―sonoro‖ resplandor.<br />

Al dar la vuelta se detuvieron bruscamente<br />

Sus ojos se abrieron al máximo y un escalofrió recorrió sus cuerpos. Nunca habían<br />

visto algo tan maravilloso:<br />

Una hermosa nave en forma ovalada, que despedía destellantes visos metálicos.<br />

Se encontraba frente a ellos.<br />

Matilda y Dylan y se enfrentaban ante lo desconocido. No se les ocurrió correr ni gritar.<br />

Sus cerebros estaban demasiado ocupados en el análisis de lo que sus ojos nunca<br />

antes habían visto. Al mismo tiempo experimentaron una ola de tranquilidad que los<br />

invadía.<br />

Muy cerca de ellos se encontraba un hombre alto y esbelto, de rostro amable y mirada<br />

penetrante; a su lado, una niña de radiante belleza los miraba sonriente: los dorados y<br />

rizados cabellos y sus fulgurantes ojos, la hacían parecer como venida de otro mundo.<br />

El silencio que reino en un momento lo interrumpió la melodiosa voz de la hermosa<br />

criatura cuando, dirigiéndose a los niños, los llamó por sus nombres propios<br />

diciéndoles:<br />

— ¡Dylan!, ¡Matilda! No tengan miedo. Ustedes no me conocen pero yo si a<br />

ustedes.<br />

—Mi nombre es Galaxia, y él es mi padre Titanio. Deseamos ser sus amigos.<br />

¿Ustedes también quieren, verdad?<br />

Matilda, sin pensarlo, respondió inmediatamente:<br />

— ¡Si!<br />

— ¡Espera!, susurró Dylan.<br />

Titanio sabía lo difícil que resultaba para los niños aceptar este encuentro inesperado y,<br />

sin dejar enfriar ese caluroso sí de Matilda, concluyó:<br />

Bien amiguitos; gracias por su aceptación:<br />

—Yo soy el Guía de esta nave y creo que ustedes desean conocerla por dentro…<br />

los invito.


Dylan, no habiendo salido aún de su asombro, exclamó:<br />

— ¡Pero… si esto es un ovni!<br />

Titanio aprovechó de inmediato la observación del jovencito para formularle una corta<br />

pregunta que lo hiciera entrar en diálogo.<br />

¿Has visto alguno?<br />

¡No! Pero he oído hablar mucho de ellos.<br />

— ¡Ah! entonces es hora de conocerlo agregó Titanio; y, señalando hacia la nave,<br />

les dijo:<br />

— ¡Vengan amigos!<br />

Dylan en un principio había sentido desconfianza pero su sed de conocimientos venció<br />

la duda y, tomando de la mano a Matilda, le dijo:<br />

— ¡Vamos!<br />

Galaxia subió adelante sugiriendo a los niños que, sin temor, la siguiesen. De último<br />

entró Titanio quien, dirigiéndose a los visitantes, les preguntó:<br />

— ¿Cómo les parece?<br />

¡Maravilloso! exclamó Dylan.<br />

— ¡Miren! —Prosiguió Galaxia— quiero regalarles algo.<br />

La radiante criatura tomo en sus manos una especie de cámara que enfoco hacia los<br />

niños, Con sólo mirar se escuchó una aguda oscilación y… ¡Sorpresa!: salieron, por la<br />

parte posterior de del brillante artefacto, dos estatuillas réplica exacta de ellos. Eran<br />

fotografías holográficas solidificadas.<br />

—Es un recuerdo que deben conservar.<br />

—Muc… Muchas gracias —titubeó Dylan al recibir ese fantástico e inesperado<br />

obsequio.<br />

— Señor Titanio, ¿nos puede dar una paseíllo? —propuso Matilda.<br />

—Si ustedes lo desean, lo haré con mucho gusto.


—Que sea corto, no tenemos permiso para ir muy lejos —sugiero Dylan.<br />

La nave cerró sus cortinas de energía, emitió un fuerte resplandor y comenzó a<br />

alejarse de la Tierra.<br />

—Observen las nubes por esta ventana— Dijo el Cosmonauta.<br />

Dylan, aterrado, exclamó: ¡Se vienen contra nosotros!<br />

—Tranquilo, ya quedaron abajo— respondió Titanio.<br />

Matilda, que en ese momento se había distraído, preguntó:<br />

— ¿Cuándo vamos a arrancar?<br />

—Ya lo hicimos y vamos a una velocidad de 180.000 kilómetros por hora.<br />

Estamos saliendo de la Tierra ¡Miren qué hermosa es!<br />

— ¡Recórcholis! Lo veo y no lo creo —Exclamó Dylan— y agregó: — ¿por qué no<br />

sentimos el arrancón?<br />

—Te explicaré: La inercia es el componente que obliga a los cuerpos que<br />

adquieren un movimiento relativo a continuar con el. Si este componente es<br />

contrarrestado con la anti-inercia, el cuerpo se aquieta sin necesidad de frenar.<br />

—Hace un momento, para cambiar de dirección, reducimos instantáneamente la<br />

velocidad de veinte mil K. P. H. a cero. Ustedes no se dieron cuenta. Si un avión<br />

lo hubiera hecho así, aunque fuere a una veinteava parte de esta velocidad,<br />

habría equivalido a una colisión fatal.<br />

— ¿Y las luces que produce el ovni son las farolas para ver de noche? preguntó<br />

Matilda.<br />

—No amiguita: son los efectos que en el aire producen los rapidísimos y<br />

giratorios campos antigravedad y anti-inercia.<br />

Titanio alzó un poco sus pobladas cejas y exclamó:<br />

— ¡Ya es hora de regresar a casa! Si nos demoramos más, vuestro padre<br />

empezará a preocuparse. ¡Prepárense! , los ubicaremos en el mismo sitio.<br />

—Déjenos en la carretera.


No podremos Dylan: por allí pasan las líneas de alta tensión y, con sólo<br />

acercarnos a ellas, ocurriría un tremendo apagón en toda la ciudad.<br />

— ¿Por qué?<br />

—Experiencias pasadas. Estamos llegando; prepárense para salir, háganlo<br />

rápido y regresen a casa. Nosotros los protegeremos. ¡Volveremos a vernos<br />

pronto!<br />

En esta forma los niños traspasaron una cortina de energía y salieron presurosos. De<br />

inmediato escucharon el extraño zumbido, al tiempo que una fuerte luz proyectaba sus<br />

sombras adelante en el camino.<br />

Habían recorrido 10 metros y, no pudiendo resistir el deseo de mirar, se detuvieron.<br />

Ya era tarde: lo que anhelaban ver se encontraba a más de mil kilómetros de distancia.<br />

Impresionados, llegaron en veloz carrera hasta la casa:<br />

— ¡Papá! ¡Papá! —exclamaron con voz entrecortada. ¡Montamos en un ovni!,<br />

¡Montamos en un ovni!<br />

— ¡No me interrumpan en este instante y menos con esas tonterías! les increpó<br />

Sabium y les explicó: estoy a punto de descubrir una poderosa y misteriosa<br />

fuerza.<br />

IMPORTANTE ACLARACIÓN Y ADVERTENCIA<br />

El hecho de relatar la historia en género ficcionario o, para algunos, fantasioso,<br />

obedece a que pocos tienen la capacidad de comprender la trascendencia de la gran<br />

epopeya humana de los últimos tiempos, en caso de relatarse con los elementos<br />

reales.<br />

Los 12 personajes centrales de esta obra existen en realidad auque sus nombres son<br />

apócrifos. Algunos se ya se encuentran entre nosotros esperando el momento para<br />

entrar en escena… pero casi nadie los conoce.<br />

En el momento de escribir la obra, Mágnum capturó en a lápiz y carboncillo los rostros<br />

de los protagonistas. Infortunadamente los originales desaparecieron y debimos<br />

escanearlos desde un viejo libro en regular estado; obviamente perdieron la vivacidad<br />

de la expresión artística original.<br />

Sin embargo, los situaremos al final de cada uno de los 12 capítulos de esta grandiosa<br />

obra, la cual relata, paso a paso, el apoteósico y punzante desenvolvimiento de la


aza humana, en transición a grados inferiores: — para la inmensa mayoría—; y el<br />

ascenso a grados superiores… para la eterna minoría.<br />

OVI: Objeto volante identificado.<br />

OVNI: Objeto volante no identificado.<br />

VED: Vehículo extraterrestre dirigido.<br />

BITGIROX: Nombre intergaláctico del ovni.<br />

OMNI TERRA: automóvil terrestre del futuro<br />

EL EXTRA GUÍA TITANIO<br />

CAPITULO 2<br />

DESCUBRIMIENTO DE SABIUM<br />

Sabium, en su afán de aislar y almacenar la antimateria, había descubierto algo<br />

sorprendente.<br />

El mundo científico quedaría desconcertado ante tan<br />

extraño fenómeno. Él mismo no advertía la magnitud de<br />

aquel descubrimiento: Se había formado, por primera<br />

vez en este mundo, un átomo sin núcleo.<br />

Los amantes a la electrónica y a la astronomía bien saben<br />

que los electrones se concentran alrededor de un núcleo.


También observamos cómo los planetas giran alrededor del Sol, que constituye el<br />

núcleo del sistema. Sin embargo, esto no ocurre siempre:<br />

En nuestra galaxia existen innumerables conjuntos de estrellas que giran alrededor de<br />

un centro gravitacional común. Este centro no lo constituye ningún sol o masa alguna;<br />

simplemente es originado por las fuerzas de atracción de dichas estrellas, formando un<br />

complejo gravitacional común.<br />

Estos casos son comunes en el universo. También es corriente manejar en el<br />

laboratorio núcleos atómicos desnudos, es decir, desprovistos de electrones.<br />

Lo que no se conocía era el caso de partículas que giraran, en forma estable, alrededor<br />

de un centro espacial ―vacío‖. Esto lo había logrado Sabium reuniendo seis mini<br />

ciclotrones (aceleradores de componentes atómicos) y proyectando varias partículas<br />

hacia un punto determinado y activándolas con fuertes cargas electrostáticas<br />

El científico se llevó la gran sorpresa cuando vio salir, del punto de convergencia de los<br />

mini ciclotrones, un humo o gas plateado que recorrió lentamente el laboratorio, y se<br />

detuvo bruscamente, formando una media esfera en derredor de un imán que se<br />

encontraba sobre la mesa.<br />

Cautelosamente se acercó y, enfocando hacia aquel fenómeno un contador Geiger<br />

(medidor de radioactividad), comprobó que no emitía ninguna radiación peligrosa.<br />

En seguida, con la manguera de un compresor, le dirigió un chorro de aire a fuerte<br />

presión, logrando disipar un poco dicha nube la cual regresó bruscamente al imán,<br />

recobrando su forma medio esférica.<br />

Sabium desbordaba de curiosidad y decidió tocar aquel elemento. Con dificultad<br />

introdujo su mano en él, y tuvo la sensación de haberse puesto un estrecho guante<br />

metálico.<br />

— ¡Qué extraño! Pensó: un metal en estado gaseoso! no posee ningún olor.<br />

Después de haber sometido esa cosa a toda clase de pruebas físicas, químicas y<br />

electrónicas que disponía en su completísimo laboratorio, exclamó para si:<br />

— ¡Dios mío!, esto no es materia ni antimateria, no es plasma ni forma de energía<br />

alguna; no presenta reacción, ni se interacciona con ningún elemento conocido.<br />

No conduce la corriente eléctrica ni se ioniza a ningún voltaje, no se evapora ni<br />

se congela, pero es atraído por la fuerza magnética. ¿Qué será? — ¿Para qué<br />

servirá?<br />

Al no encontrar respuesta alguna se dirigió a ese raro elemento y, en voz baja, le<br />

habló: *Sea lo que seas, te llamarás Magnetryón*.


(MAGNETRYÓN: elemento usado por supercivilizaciones extraterrestres como medio<br />

básico para conseguir antigravedad.<br />

Su forma representa el quinto estado de materia. Producido artificialmente, es común a<br />

la materia y a la antimateria. No presenta reacción con ambas clases de masas por<br />

estar compuesto de partículas y antipartículas neutralizadas. Se utiliza para la memoria<br />

de computadoras pensantes, en viajes intergalácticos, medicina, y tetra-electrónica,<br />

etc.<br />

El citado elemento, descubierto por Sabium y enseñado a manejar por los<br />

extraterrestres, causará una revolución técnica en la Tierra, mayor que la<br />

experimentada cuando aparecieron los plásticos y materiales sintéticos, en la época<br />

anterior.<br />

El magnetryón, en su forma compacta, es más resistente que el acero; siendo, a la vez,<br />

tan liviano comos el aire. Un gigantesco avión yumbo hecho de magnetryón pesa<br />

menos que una motocicleta.<br />

SE ACERCA EL MOMENTO<br />

Sabium estaba tan abstraído observando el fenómeno de aquel gas misterioso, que<br />

hizo caso a las acaloradas afirmaciones de sus hijos sobre el viaje en Ovi (Objeto<br />

Volante Identificado). Él era científico pragmático y siempre negó públicamente la<br />

existencia de dichos aparatos.<br />

―Existe vida inteligente fuera de nuestro planeta mas no es posible un contacto debido<br />

a las enormes distancias estelares‖. Era el dictamen de la ciencia. Lo anterior estaba<br />

aceptado por toda la autonombrada gente ―culta y seria‖. Eso de Ovnis eran fantasías<br />

de escritores influidos por alucinaciones comunes en la masa.<br />

No sabían los escépticos que se había acercado la fecha y ya estaba cumpliéndose el<br />

plazo en el cual, una supe civilización extraterrestre haría público contacto con los<br />

hombres, revelándoles profundos secretos de la vida y composición del Cosmos.<br />

No advertían los incrédulos, aquellos que se creían únicos en el Universo, lo poco que<br />

faltaba para tener que echar por Tierra todas aquellas absurdas creencias<br />

Menos aún se imaginaba Sabium —querido por toda la humanidad—, que había sido<br />

elegido para efectuar tan magno esclarecimiento del cual él siempre fue el primer<br />

escéptico.


Aquella, noche del viaje en Ovi, Dylan y Matilda decidieron no insistirle a su padre pues<br />

conocían lo rígido que él era en sus determinaciones.<br />

Cansados de esperarlo, ya que por lo regular cenaban juntos, fueron a sus cuartos y<br />

pronto los dominó el sueño.<br />

Al día siguiente el Sol madrugó como siempre con una sonrisa acariciante. Sabium los<br />

esperaba a la mesa.<br />

—Niños— les dijo. Hoy es un gran día para mí y para la humanidad. Voy a<br />

comunicarle al mundo mi máximo descubrimiento. Por ahora ustedes no lo<br />

comprenderán.<br />

Aprovecho sí la ocasión para darles un consejo: no se dejen influenciar por los cuentos<br />

fantásticos de la televisión porque llenan sus mentes de cosas que no existen, como<br />

los Ovnis, o eso con que ustedes me trataban de perturbar anoche.<br />

—Padre, si fue verdad: unos habitantes de otros mundos vinieron y…<br />

— ¡Silencio! —Interrumpió Sabium—. Hijos: de una vez por todas les explico: en<br />

nuestro sistema solar ya hemos comprobado que no existe la vida, y, de otros<br />

planetas estelares, si es que existen seres inteligentes, no podrían venir; porque<br />

es físicamente imposible salvar distancias inimaginables para ustedes.<br />

—Se gastarán miles de años viajando a velocidades fantásticas. Les repito: es<br />

totalmente imposible. Nunca vuelvan a asegurar nada que no puedan<br />

comprobarlo con hechos… y punto.<br />

Matilda permanecía callada mientras Dylan sacaba aquella estatuilla que le había<br />

regalado la niña extraterrestre. Dirigiéndose a su padre, con actitud vacilante, le dijo:<br />

—Mira, padre, lo que nos dieron.<br />

— ¡Ah! ¿Un muñeco de hierro brillante, es la prueba?, arrójalo de inmediato a la<br />

basura.<br />

Dylan de inmediato lanzó la estatuilla con dirección a la cesta de basura y, sorpresa: el<br />

muñeco de ―hierro‖ no adquirió velocidad y comenzó a desplazarse por el aire<br />

lentamente hasta que fue atraído por la cerradura imantada de una nevera que había<br />

cerca, quedándose ahí.<br />

Sabium, desconcertado, y sin pronunciar palabra alguna, se acerco al muñeco, lo tomó<br />

en sus manos, lo observó detenidamente y exclamó:


— ¡Vaya! ¡Pero si este muñeco tiene tu misma figura!<br />

— ¡Mira papá el mío! exclamó Matilda.<br />

Sabium, por un instante, miró sorprendido las estatuillas, replica exacta de sus hijos.<br />

Luego continuó con su acostumbrada exclamación:<br />

— ¡Dios mío¡: ni el más grande artista, ni la inyectora de plástico más perfecta<br />

pueden dar semejante terminado. Nunca he visto nada igual.<br />

Asombrado miró a sus hijos y, con pronunciado acento, preguntó:<br />

— ¿Quién les dio esto? ¿Cómo lo consiguieron?<br />

—Nos los dio Galaxia y dijo que era un regalo de amistad aseguró Matilda,<br />

Sabium, en tono irritado, insistió:<br />

—Dejen la charlatanería: Una galaxia es una conglomeración de estrellas; no<br />

regalan nada, y es más: estoy hablando en serio:<br />

— ¿Dónde consiguieron esto?<br />

Los niños se miraron y callaron. No sabían qué decir. Sabium comprendió que estaba<br />

irritado. Miró nuevamente las estatuillas, hizo una inspiración profunda, y<br />

pausadamente dijo:<br />

—Disculpen hijos; estoy cansado porque dormí poco anoche. Iré al laboratorio.<br />

Tengo curiosidad de hacer un chequeo físico al material de estos objetos,<br />

permiso.<br />

—Y Tú desayuno papá<br />

—Será más tarde, hijos.<br />

LA GRAN SORPRESA<br />

Por más esfuerzos que hacía Sabium, tratando de averiguar la naturaleza y<br />

composición de aquellas estatuillas, más desconcertado se quedaba.<br />

La única conclusión a que había llegado era que estaban compuestas por una finísima<br />

laminilla de un material extra liviano y duro: se paró encima de ellas, les dio golpes con


un martillo y no logró hacerles el menor rasguño. En cambio el martillo presentó<br />

abolladuras.<br />

No advertía Sabium que el material de las estatuillas era el mismo material que él<br />

estaba descubriendo pero ya no en forma gaseosa sino en estado sólido.<br />

Lo que más le llamaba la atención de las estatuillas eran los detalles al extremo<br />

perfectos. Quiso examinarlas en el microscopio y, ¡la sorpresa fue máxima al observar<br />

el tejido de la ropa que llevaban los niños y, es más: los poros y los vellos de la piel de<br />

sus hijos!<br />

Sabium, en ese instante quiso llamar a la Unión de Científicos independientes de la<br />

cual era el director, pero, ¿qué les explicaría? Con seguridad no le creerían o lo<br />

ridiculizarían.<br />

Mejor decidió controlarse y encontrar para sí una respuesta lógica.<br />

Durante el día entrevisto a los niños; les hizo las mismas preguntas y obtuvo las<br />

mismas respuestas.<br />

Ese día, tan feliz que había empezado, se tornó complicado hasta hacerse largo y<br />

tedioso. Por momentos olvidaba el poderoso descubrimiento del Magnetryón. Quería<br />

ver llegar pronto la noche para descansar y olvidar aquella horrible pesadilla tan real<br />

que estaba viviendo.<br />

Inocente estaba el gran hombre de que, estos hechos, eran simplemente el comienzo<br />

de la máxima epopeya humana de los últimos tiempos:<br />

Las profecías estaban a punto de rasgar sus velos dejando al descubierto las<br />

grandes verdades desconocidas, hasta ahora, por la mayoría de los hombres.<br />

Sin que nadie lo advirtiera:<br />

la mecha apocalíptica se encendería aquella misma Noche .<br />

EL EXTRAGUÍA TITANIO<br />

Mientras esto ocurría en la Tierra, en el espacio alguien tenía también otros problemas.<br />

Era Titanio. Su pequeña hija se había quedado prendada de los niños terrestres que<br />

reflejaban sinceridad y alegría.<br />

Su padre estaba sensiblemente preocupado por ello. Galaxia era su única hija, su gran<br />

amor.


Titanio, además de ser comandante de la nave, era, precisamente, el director General<br />

de una flotilla de doce mil BitGirox (nombre intergaláctico del Ovi) que tenían a su<br />

cargo una delicada misión que cumplir.<br />

Se encontraban en continua observación esperando la hora, crucial y definitiva, ya<br />

anunciada dos mil años atrás en los libros sagrados y por otras civilizaciones.<br />

Ellos conocían la época en que debían venir y, por tal motivo, se encontraban<br />

inspeccionando la Tierra desde el comienzo de esta generación. El momento exacto en<br />

que debían ocurrir, ciertas cosas, nadie lo sabía.<br />

Como por un acto providencial, Titanio,<br />

motivado por el deseo de su hija, decidió<br />

comunicarse con Sabium esa misma noche.<br />

¡TREMENDO SUSTO!<br />

Después de cenar, los hermanitos se<br />

dedicaron a ver en la televisión un anunciado<br />

programa de balompié. Sabium bajó al<br />

laboratorio como era su costumbre y<br />

nerviosamente se paseaba por el salón.<br />

De repente, los niños se levantaron de sus<br />

asientos y al un unísono gritaron:<br />

— ¡Papá! ¡Papá! Mire a Titanio… ¡Él está<br />

con Galaxia!<br />

Sabium subió presuroso. — ¿Qué pasa? ...<br />

¿en dónde?<br />

— ¡Aquí en la televisión!— señaló Dylan. — ¡Nos hablaron!— confirmó Matilda.<br />

— ¡Aja!, por fin descubrí ese tonto programa que los tiene trastornados— Fue la<br />

respuesta de Sabium; y, tomando en su mano el integrador tridimensional de video, se<br />

dispuso a cambiar de canal.<br />

—Mejor vean otro programa.<br />

Sabium cambiaba repetidamente todos los canales, apareciendo siempre la misma<br />

imagen. Impaciente, con visible malestar, exclamó:


—Para colmo de males, ya se bloqueó este aparato.<br />

No había terminado la frase cuando escuchó la voz del hombre que aparecía en la<br />

pantalla:<br />

—“Discúlpenos, apreciado señor Sabium, por haber interrumpido vuestra señal<br />

de televisión y tener que usar este método para presentarnos:<br />

—Soy el mensajero Titanio y esta es mi hija Galaxia. Al fondo puede observar el<br />

interior de nuestra nave donde, por causas que explicaremos, estuvieron sus<br />

hijos la tarde anterior.<br />

—Queremos hacerle una invitación formal para que nos visite. Sería un gran<br />

honor para nosotros contar con su presencia y, nuevamente, con la de sus<br />

queridos hijos.<br />

Aprovecho para felicitarlo por su maravilloso descubrimiento del magnetryón,<br />

sabemos que cambiará los sistemas de producción actuales en la Tierra,<br />

reemplazando las ya agotadas materias primas contaminantes de origen fósil.<br />

Sabium se quedó petrificado frente al televisor. Aún no retiraba su mano del selector de<br />

canales. Deseaba que sus ojos y oídos le engañaran.<br />

El corto silencio, que siguió a la última palabra de Titanio, lo interrumpió Matilda. Con<br />

gran algarabía comenzó a decir:<br />

— ¡Hurra! ¡Papá, di que sí, ellos vendrán por nosotros!, y continuó con su<br />

escándalo:<br />

— ¡Buena esa! ¿Vio papá que si era verdad?<br />

—Seguro padre— agregó Dylan —son buenos, dí que si.<br />

La mente del científico por primera vez en la vida se había quedado en blanco. No<br />

pensó nada. Quiso decir si pero su boca no le obedeció; y, como un autómata, bajó y<br />

subió la cabeza lentamente en actitud afirmativa.<br />

Sin dilatación de tiempo se oyó de nuevo la voz de Titanio:<br />

—Muchas gracias por su aceptación. Estaremos recogiéndolos mañana a las<br />

doce en punto de la noche. Para el efecto les recomendamos despejar el amplio<br />

solar, no dejando animales domésticos cerca.


—Por favor, señor Sabium, cuide que el personal de servicio no se encuentre a<br />

esa hora cerca del lugar.<br />

—No somos hostiles y venimos en misión de paz y ayuda.<br />

— ¡Hasta la hora convenida, amigos!<br />

De repente se escuchó un bullicio en la televisión. Era un tremendo gol del equipo<br />

local. La transmisión había vuelto a su estado normal.<br />

UNA LARGA ESPERA<br />

Quienes no habían regresado a la normalidad eran los habitantes de aquella morada.<br />

Sabium, con expresión de asombro, miro a sus hijos. Dylan, desorbitado de alegría, y<br />

con cierto aire de sarcasmo, exclamó:<br />

— ¿Te quedó alguna duda Papi?<br />

Esa noche no hubo sueño para el científico después de escuchar, ahora si con<br />

detenimiento, la historia del viaje que con lujo de detalles le narraron sus hijos.<br />

A la mañana siguiente la encargada despertó a los niños y, en voz baja, les preguntó:<br />

— ¿Saben ustedes qué le pasó a vuestro padre? Está dormido en el sofá, vestido<br />

con la misma ropa del día anterior.<br />

—Debe estar muy cansado por un descubrimiento que hizo ayer. Dejémosle<br />

dormir— propuso Dylan.<br />

Esa madrugada, para poder conciliar el sueño, Sabium había tomado algunas pastas,<br />

las que, sumadas a su cansancio, terminaron por dejarlo horizontal en aquel sitio.<br />

Sólo a las tres de la tarde dio señales de vida consciente cuando llamó a Dylan,<br />

insistiéndole:<br />

—Hijo, ¿lo de anoche fue verdad?<br />

—Claro papá, del todo cierto. Ya quitamos los patos y los conejos del patio para<br />

que pueda aterrizar el Ovni. Ahora diles a los celadores que se retiren.<br />

—Bien hijo, hazlos venir.<br />

Al momento se acercaron los uniformados:


— ¿Nos llamaba señor?<br />

— ¡Si!, el deber de ustedes es vigilar. No obstante quiero que vayan a sus casas<br />

en la ciudad y descansen por hoy.<br />

—Perdón señor: ¿Y, si algo ocurre?<br />

—Tranquilos, hace varios años vivimos aquí y nunca ha pasado nada. Hoy quiero<br />

que nadie me interrumpa, ¿entienden?, aquí no va a ocurrir nada malo. Terminó<br />

diciendo Sabium.<br />

—Sí señor, este sitio es tranquilo. Estamos seguros que, esta noche “no pasará<br />

nada extraño”. Será hasta mañana, señor.<br />

Cuando los celadores se retiraron, preguntó Matilda:<br />

—Y la señora, qué hacemos con ella, ¿la mandamos para la China?<br />

—No es necesario hija. Tú la conoces. Después de las nueve de la noche no la<br />

despierta “ni un terremoto”. ¿De acuerdo?<br />

—Si padre.<br />

Desde ese instante empezó el conteo regresivo. Los niños daban el último toque al<br />

amplio patio de juegos pata despejarlo completamente. La felicidad desbordaba en sus<br />

pechos.<br />

Sabium recurrió a una ducha de agua fría para suavizar sus tensados nervios. Salió al<br />

jardín para contemplar el atardecer que era su espectáculo favorito.<br />

Pronto el Sol cerró su función cubriendo el escenario celeste con su manto negro<br />

tachonado de estrellas. Era una hermosa y traslúcida noche que traía presagios de<br />

grandes acontecimientos.<br />

En el ancho cielo, la Luna con su cuarto de menguante se asomaba<br />

tímidamente… parecía asombrada: Tal vez presentía que algo terrible podría<br />

sobrevenir muy pronto.<br />

Eran las ocho horas de la noche cuando Sabium terminaba de cenar con sus hijos.<br />

Luego se dedicó a escudriñar el firmamento con el telescopio. En silencio se<br />

preguntaba:<br />

¿Por qué los astrónomos no habrán informado sobre los Ovnis? ¿De dónde vendrán,


si las enormes distancias interestelares son insalvables por máquina alguna?<br />

Once y media de la noche y la tensión aumentaba. Pero se hizo insoportable cuando<br />

apenas faltaban siete minutos para la hora de la cita.<br />

Sabium aún se atrevía a pensar si estaba haciendo el ridículo.<br />

— ¡Padre!— lo llamó Dylan.<br />

—Venga al patio a esperar el ovni que faltan sólo cinco minutos para llegar.<br />

Aquel gran hombre se dejó dócilmente llevar de la mano de su hijo, como si fuese un<br />

niño. Su recia personalidad, fruto de la gran confianza en el saber, se había ablandado<br />

ante lo misterioso y desconocido.<br />

Tres, dos, uno…LAS DOCE AL FIN.<br />

— No se ve nada— Dijo Sabium con voz entrecortada.<br />

— ¡Mira papá!, un lucero rojo. Gritó Matilda.<br />

— Ese es Marte que siempre se ve así. Balbuceó Sabium.<br />

— No es rojo, es naranja y ¡se hace grande! confirmó Dylan.<br />

Efectivamente, todos vieron cómo ese puntito se iba haciendo rápidamente más<br />

grande hasta alcanzar la forma de un enorme plato que se precipitaba sobre sus<br />

cabezas.<br />

Despedía una fuerte luz naranja con visos verdes. También emitía destellos azules. Su<br />

contorno no era bien nítido. Parecía girar sobre si mismo a una velocidad increíble.<br />

Se escuchaba un sonido compuesto por múltiples oscilaciones agudas que decrecían<br />

en frecuencia.<br />

En su vertiginoso descenso parecía que se fuera a estrellar contra el suelo. No<br />

obstante se detuvo instantáneamente a unos quince metros de altura y desde allí<br />

siguió bajando lentamente.<br />

¡EL espectáculo era impresionante!<br />

Sabium, con sus manos, que no podía tener más tensionadas, tomaba las de sus hijos.<br />

Internamente le dirigió una orden a sus rodillas para que se estuviesen quietas, pero<br />

estas no obedecieron.


En el pecho de Dylan latía el corazón de un elefante. La felicidad de Matilda la hacía<br />

saltar de alegría.<br />

De pronto, vieron como el OVI se detuvo completamente a unos dos metros del suelo<br />

y de su base salieron tres rayos que interaccionaron con la tierra.<br />

En ese instante la luz comenzó a hacerse más tenue, y el agudo sonido decreció en<br />

intensidad y en frecuencias hasta desaparecer. Los contornos alcanzaron su máxima<br />

nitidez, y los presentes pudieron apreciar TODO EL ESPLENDOR Y LA BELLEZA DE<br />

AQUELLA NAVE VENIDA DE OTRO MUNDO.<br />

Sin producir ningún sonido brotó una cortina o un campo energético a manera de<br />

escotilla.<br />

Matilda no resistió más y exclamó:<br />

— ¡Por ahí es por donde se sube!— y, soltándose de la mano de su padre,<br />

emprendió veloz carrera hacia la nave.<br />

— ¡Hola capitán, voy para dentro!<br />

— ¡Hola camarada, puedes seguir!— respondió el extraguía.<br />

Al Llegar hasta el vehículo extraterrestre, se encontró con Titanio y Galaxia que<br />

traspasaban la cortina fotónica.<br />

Luego, con premura, Titanio se dirigió a Sabium diciéndole:<br />

—En nombre de la Alianza Interestelar de Mundos Habitados, presentamos un<br />

saludo de amistad y agradecimiento por haber aceptado la invitación. Nuestra<br />

nave les espera.<br />

Matilda ya había subido; también Galaxia. Dylan comenzó a hacer lo mismo llevando<br />

de la mano a su aterrado padre. Por último entró Titanio.<br />

Se cerró la cortina plasmática. Empezaron de nuevo la luz y el sonido. Los rayos<br />

fotónicos que servían de soportes al BitGirox se desvanecieron. Su silueta se torno<br />

borrosa,<br />

y…<br />

CAPITULO 3


VIAJE A LA LUNA<br />

Súbitamente la nave se encumbró en dirección a occidente y, como estrella<br />

fugaz, se convirtió en un puntito luminoso perdiéndose en el inmenso fondo de<br />

la noche.<br />

No habían transcurrido 12 segundos y ya sus tripulantes podían apreciar la<br />

majestuosa curvatura terrestre.<br />

Sabium y Titanio intercambiaron algunas palabras. Un momento más y los astronautas<br />

estaban presenciando un exótico amanecer.<br />

— ¡Fantástico! exclamó Sabium. Dígame comandante, ¿estamos entrando en<br />

alguna órbita alrededor de la Tierra?<br />

—No exactamente: daremos una vuelta alrededor del planeta para que aprecien<br />

un hermoso espectáculo. Nuestro sistema de navegación no precisa de órbita<br />

alguna, porque en él no intervienen la gravedad y la inercia, Podríamos<br />

detenernos en cualquier punto y no caeríamos.<br />

—Esto es maravilloso pero incomprensible para nosotros— dijo Sabium y agregó:<br />

—Nuestra Física demuestra cómo la fuerza gravitacional penetra todos los<br />

cuerpos, no pudiendo ser aislada por elemento alguno.<br />

—Lo que usted dice es totalmente cierto— respondió Titanio y aclaró:<br />

—La gravedad no puede ser suprimida ni aislada; pero es posible contenerla por<br />

medio de una fuerza contraria.<br />

— ¿Qué fuerza puede oponerse a la gravedad que emana la materia?— Preguntó<br />

Sabium.<br />

—La anti-gravedad que emana la antemateria respondió Titanio.<br />

Sabium había estado muy cerca de descubrir la antigravedad; por tanto esta afirmación<br />

le cayó corno un torrente de agua helada que congeló la inercia que llevaba su<br />

interesante conversación.<br />

El frío que el sintió fue emocional, pues allí existía una temperatura ideal y se percibía<br />

un extraño y agradable olor desconocido por los hombres de la Tierra.<br />

Era el saludable olor a Limpio aire sin contaminar.


MIL COLORES<br />

Aquel suave desplazamiento que les ofrecía el ovi, sin ruidos, sin vibraciones y a una<br />

fantástica velocidad, le daba al viaje un toque de encantamiento.<br />

Matilda consideraba a Titanio como si fuese ―el Mago de Oz‖ y no dejaba de comentar<br />

en voz alta todo lo que veía:<br />

— ¡Miren quien viene… allá!—<br />

— Sí, hijita, es la Luna—<br />

— Mira papá, también puedo ver el Sol y no me encandila—<br />

— Acércate Matilda y te explico— habló Titanio:<br />

— Poseemos un campo de fuerza que rechaza las radiaciones innecesarias y<br />

aumenta la visón, fíjate bien y verás a simple vista las manchas solares.<br />

Oh, sí, le estoy viendo las pecas al Sol—<br />

Sabium sonrió levemente. No obstante la firmeza que reflejaba su rostro, consideraba<br />

el buen humor como un factor importante aun en momentos difíciles: “un día sin<br />

sonrisa es un día perdido”, decía.<br />

El Extraguía también celebró el apunte de Matilda… cuidaba que el científico estuviese<br />

de la mejor forma ya que DEBÍA HACERLE REVELACIONES NO MUY GRATAS, y<br />

necesitaría de todas sus fuerza para poder soportarlas.<br />

— Amigos terrestres—: anunció Titanio:<br />

— Pongan atención al más bello atardecer que jamás hayan visto. ¡El Sol se<br />

oculta de nuevo!<br />

Efectivamente, no podía haber espectáculo más hermoso en aquel vasto y curvado<br />

escenario: una gran sinfonía de colores, destellos azules y verdes en todas las gamas<br />

se observaba cuando los rayos del Sol atravesaban las altas capas atmosféricas.<br />

En un rutilante desvanecimiento de matices luminosos continuaron haciendo gala los<br />

tonos amarillo, naranja y, por último, un gran final rojo oscuro.<br />

Pronto la Luna declino pero no se observaron colores… nuestro satélite no tiene<br />

atmósfera.


— ¡Qué raro!— dijo Dylan: —amaneció, anocheció, y son apenas las doce y<br />

veinte minutos de la noche—.<br />

— ¡Caracoles!, ¿qué son esos puntitos fosforescentes que se ven allá?<br />

— Son las luces de las ciudades— respondió Galaxia, y continuó:<br />

—Aprovecho para invitarlos al salón de espera para que descansen y tomen algo.<br />

— ¡Hurra! Eso está muy bien— asintió Matilda.<br />

Titanio, sonriendo, la asió de la mano conduciéndola al siguiente compartimiento. Al<br />

lado de ellos los siguió Sabium.<br />

De último ―y algo retrazados‖ caminaron juntos Galaxia y Dylan. Éste, ante tan gentil<br />

encano, se atrevió a preguntarle.<br />

— Err… ¿Tu mami, Mm… es tan linda como Tú?<br />

— ¡Oh! gracias… Ss... Sí, ella es una reina de verdad; ya la vas a conocer.<br />

Galaxia quedó conturbada; le dirigió una dulce mirada y………. no pronunciaron más<br />

palabras.<br />

UN REFRIGERIO<br />

Después de abandonar la plataforma de observación se situaron en un cómodo salón<br />

triangular donde había varias semiesferas doradas.<br />

—Allí pueden sentarse les sugirió Titanio. Las esferas se acomodarán a sus<br />

cuerpos y a sus posiciones. Podemos brindarles el alimento que deseen… lo<br />

mismo que acostumbran en la Tierra, si así lo prefieren.<br />

Matilda de inmediato exclamó:<br />

— ¡Algo dulce y grande para mí!, gracias.<br />

Sabium, con una leve sonrisa trató de disculparla por su premura. Luego pidió un café.<br />

El gusto de Dylan exigía algo dulce, pero él, queriendo aparentar un poco, dijo<br />

seriamente:<br />

— Me vendría bien un te, por favor.


Los Invitados no podían estar en mejor forma. El Bit-Girox era maravilloso. Una amplia<br />

cúpula transparente les permitía observar, como nunca antes habían visto, enjambres<br />

de millones y millones de estrellas.<br />

Matilda hacia toda clase de movimientos ensayando la silla que se adaptaba<br />

perfectamente a la forma que ella quería. Su inquietud quedó paralizada cuando vio<br />

salir del piso unas torrecillas que contenían los alimentos que habían pedido.<br />

— Pueden tomarlos— invitó Galaxia.<br />

Dylan miró a Matilda con cierta envidiecita, al ver el tremendo edificio de cosas ricas<br />

que le había llegado. Hubiera querido pedir lo mismo pero sintió pena y decidió<br />

conformarse con el té.<br />

Galaxia lo miró y sonrió.<br />

Al instante apareció a su lado<br />

otra torrecilla con otro<br />

rascacielos de cosas<br />

exquisitas. Sobresaltado<br />

exclamó:<br />

— ¡Oh ¡Yo no lo pedí!<br />

—Pero profundamente lo<br />

deseaste— contestó Galaxia.<br />

Los terrestres se miraban<br />

asombrados, mientras la<br />

pequeña le dejaba entrever a<br />

su padre una picaresca<br />

sonrisilla.<br />

CELESTA<br />

Amigos, quiero presentarles<br />

a mi alma gemela y a los 9<br />

cosmonautas que nos<br />

acompañan.<br />

Acto seguido apareció una<br />

dama de irresistible belleza:


sus ojos centellantes como la luz de las estrellas. Sus movimientos eran música; sus<br />

facciones poesía; y, por su dulce y permanente sonrisa, la catalogaban como el ser<br />

más hermoso en mil mundos. Se llamaba Celesta.<br />

La consorte de Titanio venía acompañada por varios apuestos jóvenes que vestían<br />

brillantes uniformes. Hubo un cruce múltiple de manos.<br />

Lo que parecía una simple presentación, representaba el abrazo fraternal entre dos<br />

mundos. Era el contacto de nuestra civilización con el resto del Universo.<br />

La conversación adquirió un carácter jovial y amistoso.<br />

Sabium se expresaba con la sencillez que caracteriza a los grandes hombres.<br />

Su personalidad no tenía doble, y esto lo comprendían muy bien aquellos<br />

evolucionados seres. Para ellos, una onza de sencillez valía más que una tonelada de<br />

honores.<br />

Los extraterrestres habían desarrollado otros sentidos de apreciación hasta ahora<br />

latentes en los terrestres. Ellos podían penetrar la mente de los terrícolas y sabían lo<br />

que estaban pensando.<br />

Sólo empleaban las palabras para expresar sus ideas. Entre ellos el principal medio de<br />

comunicación era la telepatía. Uno de los oficiales, dirigiéndose a Sabium, le dijo:<br />

—Respetado señor: Los invito a un viaje a la Luna.<br />

Dylan y Matilda saltaron de alegría. Esto les sonó como un trueno, una aventura más,<br />

de fantasía.<br />

— La propuesta es demasiado tentadora —dijo Sabium— lástima no poder<br />

aceptarla. Demoraríamos días y nuestro regreso debe ser esta misma noche. Se<br />

preocuparán por nosotros en la Tierra; nuestra casa está sola. ¡Podría ocurrir<br />

algo esta noche!<br />

— Si es por tiempo, despreocúpese señor: el viaje demora 36 minutos,<br />

estaremos de regreso mucho antes del amanecer. Aseguró el cosmonauta.<br />

Sabium, asombrado, le inquirió:<br />

Ello implicaría viajar a casi un millón de kilómetros por hora.<br />

—Es normal —respondió él extraterrestre, y agregó—: En dos minutos<br />

alcanzaremos esa velocidad.<br />

—Y, ¿la aceleración?— insistió Sabium.


No la sentirán. Ya sabemos que usted tiene curiosidad de alunizar en el satélite.<br />

Permiso, nos retiramos brevemente.<br />

—Amiguitos —dijo Titanio—: Miren y noten cómo la Luna comienza a hacerse<br />

grande y la Tierra chica. Pronto presenciaremos un eclipse de “Tierra”, y<br />

descenderemos en un cráter lunar.<br />

Así fue: la nave, adquiriendo una increíble velocidad, tomó rumbo hacia la Luna.<br />

UNA GRAN VERDAD<br />

Mientras el Bit-Girox cubría la distancia entre los dos astros, el Extraguía dialogaba con<br />

el científico:<br />

—Debo comunicarle algo de capital importancia para usted y su mundo.<br />

¿Podría acompañarme al otro extremo de la nave? Celesta se quedará con los<br />

Niños.<br />

— ¡Con gusto!<br />

Los dos hombres se dirigieron al otro extremo de la nave. Al pasar por su centro,<br />

Sabium observó algo que le llamó la atención. Era, algo así, como una escultura de<br />

arte moderno.<br />

Estaba compuesta por unas aletas de un material transparente que albergaba en su<br />

centro una esfera de la cual brotaba un raro brillo. No tenía partes móviles ni parecido<br />

a máquina terrestre alguna. Alrededor del conjunto se observaba una cierta ionización<br />

o leve incandescencia debía ser un campo de fuerza. Sabium iba a preguntar algo<br />

cuando Titanio se adelantó:<br />

— Es nuestro sistema antigravedad. Su centro lo constituye un acumulador o<br />

contrarrestador de inercia.<br />

— Nuestros sistemas de control se encuentran situados en el plano superior de la nave<br />

y, en la parte inferior del piso que estamos recorriendo, se almacenan los distintos<br />

materiales energéticos que alimentan nuestros sistemas de desplazamiento y<br />

protección.<br />

Sabium, admirado, preguntó:<br />

— Sus sistemas defensivos deben ser muy Poderosos ¿soportan ustedes<br />

muchas guerras en el espacio?


— No. En el espacio interestelar o intergaláctico no existen las guerras.<br />

Cuando los seres logran la conquista del tiempo y el espacio es porque ya han logrado,<br />

primero, la conquista de si mismos.<br />

— Lo anterior es una ley en el cosmos y obedece a un orden de prelación: Ningún ser<br />

venido del espacio interestelar* es hostil.<br />

— Los seres belicosos se limitan a desarrollar su egoísmo desatando guerras en sus<br />

respectivos espacios interplanetarios, no pudiendo extender su fiereza a otras estrellas.<br />

— Su mente se les cierra y solo creen posible el desplazamiento a otros mundos<br />

utilizando las velocidades finitas de este espacio Tiempo.<br />

—Como pierden sus vidas en diabólicas entretenciones no logran desarrollarse lo<br />

suficiente para manejar y comprender el interespacio, que constituye una forma de<br />

vencer las enormes separaciones existentes entre las estrellas o galaxias.<br />

Titanio continuó explicando:<br />

ORGAN IZACIÓN COSMOBIOLOGICA<br />

— La organización del Universo es perfecta. Ha preparado los medios para confinar a<br />

los seres belicosos y hostiles a sus respectivos espacios planetarios. Se encuentran<br />

habitando mundos ubicados en las afueras o brazos externos de las galaxias donde las<br />

separaciones entre estrellas son insalvables por máquina alguna.<br />

— Hacia el centro de la Vía Láctea las civilizaciones van adquiriendo más desarrollo y<br />

cultura.<br />

—Allí la separación de las estrellas es reducida y las comunicaciones entre sus<br />

pobladores planetarios es frecuente.<br />

— En el centro galáctico la condensación estelar es fabulosa. (Menos de un año luz<br />

entre estrellas) En el centro de la galaxia existen planetas que son verdaderos<br />

paraísos. De ellos brotan potentísimas vibraciones espirituales. El núcleo galáctico es<br />

un verdadero cielo.<br />

— Sus habitantes son seres superiores a nosotros o sea el quinto y sexto grado, o<br />

mundo evolutivo. Recuerda que nosotros, los Alborianos, somos del cuarto grado, y<br />

ustedes, los terrestres, pertenecen al tercer mundo, en este orden cosmobiológico de<br />

siete planos, mundos o esferas existenciales (libro Vida en siete mundos).


— En las afueras de las galaxias habitan los seres del segundo mundo. Poseen formas<br />

corporales groseras y desagradables. Por último, en los confines de esta nuestra<br />

galaxia, habitan, en perdidos mundos de ignorancia y sufrimiento, los seres<br />

demoníacos. Es horrible hablar de ellos.<br />

— Hermano Sabium: nosotros ya hemos descubierto quiénes somos, de dónde<br />

venimos y hacia donde vamos. Los antiguos sabios de la Tierra también percibieron<br />

todo ello espiritualmente. Lo explicaron, mas no los entendieron. Lo escribieron, y el<br />

fanatismo se encargó de sumergir estos conocimientos en un mar de pompas,<br />

ceremonias, ritos, adoración de imágenes y culto a personalidades.<br />

— En la actualidad los grandes maestros de la humanidad se encuentran entre<br />

nosotros. Algunos han alcanzado el quinto y el sexto grado encaminándose, sin<br />

retroceso, a la perfección final.<br />

—En cambio, quienes para predicar se vistieron de sedas, se hicieron coronar como<br />

máximos representantes de la divinidad, utilizaron el oro, la plata y sagazmente<br />

manejaron el dinero en nombre de Dios, se encuentran haciendo lo mismo... pero en<br />

los planetas infernales.<br />

— Sus palabras hacen estremecer mi cuerpo y a la vez me refrescan espiritualmente—<br />

comentó Sabium. Luego preguntó:<br />

—Comandante: si los seres pertenecientes al quinto y sexto grado viven en el centro<br />

de la Galaxia, ¿dónde habitan los perfeccionadísimos seres del séptimo grado?<br />

— Él o ellos son incorpóreos. No necesitan de un mundo manifestado o físico; de<br />

hecho, son inmortales. Existen más allá de toda dimensión física. No viven en el tiempo<br />

ni en el espacio. La eternidad es su morada.<br />

— ¿Por qué dice El o Ellos?<br />

— Porque Allí, en ese desconocido medio, es donde se funden los egos en uno solo,<br />

formando el colosal Ser que habita la Inmensidad eterna.<br />

Pasando a otro tema, Sabium puntualizó:<br />

EL GRAN SUSPENSO<br />

— La guerra es horrible porque hombre supera en ella la fiereza del felino.<br />

Tranquilízate: El que sabe sufrir sufre poco. Respondió Titanio y continuó:


— Nada viene por casualidad, en todo existe un definido propósito. El Universo<br />

siempre se encamina hacia la perfección. La justicia sufre tormentas pero no naufraga.<br />

— Es cierto— contestó Sabium. Más algo me preocupa: los hombres que aman la<br />

guerra son sagaces.<br />

Titanio respondió: — La sagacidad tiene límites; en cambio la sabiduría es ilimitada. Lo<br />

falso, por más que se eleve, nunca alcanzará la verdad. El que ama el mal el mal le<br />

llega y nunca podrá triunfar.<br />

— Bien amigo— Continuó Titanio. Llegó la hora de comunicarte algunas cosas muy<br />

importantes:<br />

—Usted ha sido elegido para ayudar a sus hermanos terrestres a soportar una<br />

catástrofe de características ecuménicas que se avecina. Nos queda poco tiempo.<br />

—UNA SERIE DE HECHOS CAMBIARÁN BRUSCAMENTE LA FAZ Y TODOS LOS<br />

SISTEMAS QUE OPERAN EN LA TIERRA.<br />

¿De qué se trata? preguntó Sabium.<br />

CAPITULO 4<br />

GRANDES VERDADES<br />

En esta forma Titanio alertó a Sabium acerca de los últimos tiempos de esta<br />

humanidad:<br />

— Un gran cambio ocurrirá en la Tierra. Muchos de sus sabios lo han anunciado<br />

pero no les han hecho caso. Una serie de profecías o señales se han dado cita en<br />

esta época.<br />

— Por ello estamos aquí: seres superiores a nosotros —del quinto mundo evolutivo—<br />

nos ha enviado en misión de ayuda.<br />

— Exactamente, ¿de qué se trata? —Preguntó Sabium—.


—La época de ignorancia está muriendo y una luminosa era se abre paso; ambas son<br />

antagónicas. Esto generará un violento cambio —explicó Titanio y advirtió—:<br />

— Quienes con tanto afán, egoísmo y maldad consiguieron lo que tienen, para luego<br />

dedicarse al placer de los sentidos y contaminar el mundo, les será difícil desprenderse<br />

de sus posesiones, habrá mucha tribulación y momentos de angustia. La humanidad<br />

pronto recogerá el fruto de su irracional comportamiento.<br />

— Los hombres han hecho sufrir a humanos y a animales. Han tratado de apagar la<br />

violencia con más violencia creyendo poder limpiar el lodo con más lodo.<br />

—Han fabricado dioses, a su gusto, para que toleren las atrocidades. Han seguido<br />

religiones, de hombres, que se acomodan a gustos particulares y egoístas, haciendo lo<br />

que no se debe y no efectuando lo que se debe.<br />

Sabium, abrumado, agregó:<br />

— ¡Oh! sí, es verdad: los hombres se han vuelto petulantes, egoístas, amadores de los<br />

placeres y se han olvidado de su esencia espiritual. Todos aspiran a una vida dichosa<br />

pero pocos saben en qué consiste.<br />

— La soberbia y el egoísmo carcomen nuestro mundo. La sagacidad ha permitido<br />

fabricar toda clase de artimañas para explotar el sudor de los demás y con el producto<br />

complacer ambiciones viles.<br />

— Si suprimiéramos el derroche, las excentricidades humanas y lo que se gasta<br />

inoficiosamente, podríamos desterrar el hambre de la faz de la tierra. No obstante el<br />

miedo y el egoísmo no dejan— concluyó Sabium.*<br />

*En los países desarrollados, la gente sirve en sus mesas más de lo que pueden<br />

comer. Se ha efectuado un cálculo: con los alimentos que botan a la basura o que<br />

desperdician en una u otra forma, se podría alimentar al resto de personas que nada<br />

tienen.<br />

Datos confirmados recientemente nos informan que en el mundo se gasta en<br />

armamentos y fines bélicos suficientes para acabar con la pobreza en el mundo. Los<br />

franceses gastan tres veces más para el mejoramiento de la raza caballar que lo que<br />

gastan para el desarrollo de los pueblos atrasados.<br />

En los Estados Unidos la producción de alimentos para perros representa, por cabeza,<br />

la renta de un padre de familia en un país atrasado.


Se sabe que muchas damas adineradas se bañan en tinas llenas de leche, tratando de<br />

conservar su efímera belleza; mientras desesperados padres de familia venden su<br />

sangre para poder llevar a sus hijos un solo trago de ese alimento.<br />

Con lo que la gente –que mucho tiene— derrocha en lujos, extravagancias y vicios se<br />

puede alimentar a todos los seres de la tierra, sobraría para que todos tuviésemos una<br />

vida cómoda.<br />

El gran Ser no hizo un planeta que no pudiera alimentarnos: La Tierra es bella, fértil y<br />

produce alimentos en abundancia.<br />

Sin embargo, en el solo momento que usted tomó en leer estas últimas líneas, la<br />

Madre Tierra vio morir a miles de sus hijos vencidos por la desnutrición, las<br />

enfermedades y la falta de atención.<br />

—Tampoco alcanzo a explicarme continuó Sabium, cómo la más austera sociedad se<br />

reúne en un coliseo ―de herencia romana‖, se lanzan en una orgía de sangre, muerte,<br />

vino y clarines. Gozan con el dolor que siente un ser al propiciársele una muerte lenta<br />

y cruel, ejecutada por un hábil, experto y abominable verdugo.<br />

— Mientras la sangre brota y el acero se hunde en la carne, aparecen las risotadas y<br />

los aplausos. ¡Hasta dónde llega la crasa ignorancia y bajeza que llaman a esto arte!<br />

— Es más: involucran en esta sangrienta orgía a sus divinidades para que sean<br />

cómplices de tan execrable crimen. Pobres hombres, no saben que pronto llenarán un<br />

mar con sus lágrimas.<br />

— Se creen superiores por burlarse y hacer sufrir a un ser inferior. ¡Oh ironía! Aún en<br />

mi pequeñez los veo como monstruos gigantes y testarudos—. Sabium cambió el tono<br />

de su voz y exclamó:<br />

— ¡Esto es desesperante señor Titanio!<br />

Quiso agregar algo sobre contaminación, deterioro social y guerras, pero su boca se<br />

llenó de amargura y las palabras se ahogaron; la pena mordió sus entrañas y el<br />

invierno de los ojos le inundó el alma. Las penumbras inquietantes de un futuro caótico<br />

le agobiaban.<br />

—No te aflijas amigo —dijo Titanio—: Las preocupaciones del presente solo servirán<br />

para menguar la fuerza que necesitaremos en un futuro próximo.<br />

IDENTIDAD DE LOS EXTRATERRESTRES


—Dígame comandante, ¿de dónde vienen ustedes y qué más conocen de nuestra<br />

civilización?<br />

— Venimos del planeta Alborada, hemos alcanzado del cuarto mundo o grado<br />

evolutivo. Pertenecemos a la Confederación Interestelar Electra, conformada por cien<br />

millones de planetas habitados.<br />

— Vigilamos estrechamente el comportamiento de las civilizaciones del primero,<br />

segundo y tercer plano evolutivo; a este último pertenecen ustedes.<br />

— No intervenimos directamente sino en ocasiones extremas y por órdenes superiores.<br />

No somos conquistadores ni seres hostiles;<br />

no obstante, podemos frenar cualquier intento de involución: esto ya lo hecho varias<br />

veces acá en la Tierra.<br />

Sabium, impresionado, comprendió como, en pretéritas edades, los extraterrestres<br />

habían intervenido en una serie de castigos o ayudas a la humanidad: Hechos que<br />

hasta ahora no tenían clara explicación científica. Lo anterior le indujo a preguntar:<br />

— ¿Por qué la humanidad ha tenido que soportar tantos castigos?<br />

— Le explicaré brevemente: no existen castigos sino consecuencias: la evolución de<br />

los seres, cuando actúan en masa, debe mantener siempre un ritmo evolutivo<br />

ascendente. Pero, cuando una raza o pueblo degenera comienza la involución y sus<br />

almas se precipitan a los abismos infernales, teniendo que soportar las más bajas y<br />

espeluznantes formas de existencia.<br />

— Por tanto deben ser aniquilados como tratándose de una plaga maligna; logrando,<br />

de este modo, frenar ese retrógrado y degenerado impulso. Si no fuera por esos<br />

―castigos‖ ustedes habitarían un mundo de formas demoníacas, bien imaginadas por<br />

Dante Alighieri.<br />

— ¡Ah! —Exclamó Sabium— ¿entonces ese ―jalón de orejas‖ que recibió la<br />

humanidad en Sodoma y Gomorra fueron dos bombas atómicas lanzadas por ustedes?<br />

— No utilizamos armas nucleares —confirmó Titanio—. ―Ese jalón de Orejas‖ se llevó a<br />

cabo con un rayo plasmático que acabó con esa corrupta sociedad en una millonésima<br />

de segundo.<br />

— El Diluvio —continuó explicando— fue un proceso más lento que llevamos a cabo al<br />

descompensar temporalmente los ciclos climáticos en las diferentes capas de la<br />

atmósfera. En la época actual, si no es frenada la contaminación, podrá ocurrir algo<br />

semejante por ustedes mismos originado.


— Habrá veranos muy prolongados e inviernos muy crudos, difíciles de soportar:<br />

lloverá donde nunca ha llovido, caerá nieve donde nunca se esperaba. El agua dulce<br />

comenzará a escasear y se hará insoportable el racionamiento en las ciudades.<br />

— Se precipitará el deshielo de grades masas polares, que harán subir el nivel de los<br />

océanos, sumergiendo todas las ciudades costeras. Las presiones por el efecto<br />

causadas harán ceder las platinas que soportan los continentes, originado terremotos y<br />

cataclismos que cambiarán la faz de la Tierra.<br />

— Las fuertes nevadas y las exageradas olas de calor que han soportado en estas<br />

últimas décadas, fueron causadas por la contaminación.<br />

— Más no te aflijas ilustre huésped: el dolor afina más el temple de las almas y nunca<br />

viene en vano: después del diluvio, ―el Verbo Solar‖ —el magnifico Ser del sexto mundo<br />

que es la luz y la vida—, prometió que una destrucción total, por parte del cielo, no<br />

volverá a ocurrir.<br />

—Venimos en misión de ayuda y no de castigo. Estamos aquí, nuevamente, desde<br />

1960. Nos fue fácil determinar la época en que ocurrirán ―aquellas cosas‖ anunciadas<br />

en uno de sus libros sagrados. Los síntomas que la humanidad presenta ahora son<br />

claros.<br />

El libro de los profetas les advierte con claridad acerca de los últimos tiempos. En<br />

Mateo 24:3-45 dice:<br />

-―Estando sentado en el monte de los olivos se acercaron a El los discípulos diciendo:<br />

Dinos ¿Cuál será la señal de tu presencia y la conclusión del sistema de cosas?‖.<br />

El gran maestro Cósmico, en varios apartes, dijo:<br />

—―Se levantará nación contra nación y reino contra reino‖. Este no será el fin; sólo el<br />

principio de dolores y afiliación.<br />

―El Cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán‖.<br />

(Los interesados en comprobar estas profecías, deben leer en la Biblia Cristiana:<br />

Mateo 24 de 1 en adelante hasta 42 .Además:<br />

Timoteo 3:1-5<br />

Sabe esto, que en los últimos días presentarán tiempos críticos, difíciles de<br />

manejar .Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero,<br />

presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres desgraciados, desleales,<br />

sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno<br />

de si mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, testarudos hinchados de


orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma<br />

de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder; y de éstos apártate‖.<br />

2 Pedro 3:3,4<br />

-En los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios<br />

deseos y diciendo: ―¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en<br />

que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan<br />

exactamente como desde el principio de la creación‖<br />

Mateo 24: 42,44<br />

-Manténgase alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor. Por este<br />

motivo, ustedes demuestren también estar listos, porque a una hora que no piensan<br />

que es, viene el Hijo del hombre‖.<br />

1 Tesalonicenses 5: 3<br />

―Cuando sea que ellos estén diciendo: Paz y seguridad entonces destrucción repentina<br />

ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y<br />

no escaparán de ninguna manera‖.<br />

Mateo 24: 7<br />

―Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino‖.<br />

Mateo 24: 34<br />

-En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan<br />

todas estas cosas‖.<br />

Mateo 24:37-39<br />

―Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque así<br />

como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres<br />

casándose y las mujeres dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el<br />

arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos; así será la<br />

presencia del Hijo del hombre‖.<br />

Mateo 24: 24<br />

Estas buenas nuevas del reino se predicaron en toda la tierra habitada para testimonio<br />

a todas las naciones, y entonces vendrá el fin‖.<br />

Marcos 13: 32


Finalmente puntualizó Titanio: —En cuanto al momento exacto nadie lo conoce, Así<br />

como se arroja un felino sobre un cabrito que pasta tranquilamente, así fue anunciado<br />

aquel fatídico instante.<br />

Cuando estén pregonando una falsa paz y seguridad, las consecuencias sorprenderán<br />

a los hombres antes de haber culminado sus desenfrenadas ambiciones.<br />

Sabium, clamó interpelando:<br />

SUPLICIO DE SABIUM<br />

—Todo esto es cierto, por favor, Comandante, ayúdenos; regresemos a la Tierra y<br />

anunciemos a la gente que algo terrible va a ocurrir; todos deben cambiar, allí donde se<br />

encuentre un hombre hay ocasión de hacer el bien. —A esto respondió Titanio<br />

pausadamente:<br />

— En la postrera hora no hay nada que hacer. La gente ha tenido estos anuncios a<br />

raudales. Profetas y enviados, de diversas religiones, han predicado en todas las<br />

formas y no les han hecho caso.<br />

— Si usted fuera a advertirlos lo tildarían de loco, se burlarían, lo encarcelarían y hasta<br />

lo matarían. Ríjase por las experiencias.<br />

— Pero ¡Señor Titanio!, a ustedes les harían caso; además, tienen la facilidad de frenar<br />

cualquier rebelión con sus equipadas y poderosas naves.<br />

— No hermano Sabium: La razón no quiere la fuerza, ni la fuerza la razón. Cuando el<br />

corazón está embarrado por los vicios, los oídos se hacen sordos al consejo.<br />

— La evolución es natural y libre en el ser que se encuentra recorriendo la senda. No<br />

puede ser obligada o interferida a no ser, en casos extremos de involución y por<br />

órdenes superiores, como anteriormente le expliqué.<br />

—Profetas y enviados ejemplarizaron –no obligaron—. Recuerda: el maestro es quien<br />

guía los pasos, pero es el alumno quien tiene que darlos.<br />

— Ahora la humanidad se encuentra sola frente al destino que ella misma forjó: El que<br />

siembra errores recoge catástrofes.<br />

Más no te inquietes por nada, gran amigo: ni por aquello que es imposible cambiar, ni<br />

por aquello que necesariamente tiene que llegar.<br />

DIVAGACIONES DE SABIUM


Sabium se quedó sensiblemente preocupado mas no extrañado. Recordó frases que<br />

oyera de sus maestros:<br />

—Pobres hermanos míos: han perdido el tiempo preparando un pesado equipaje para<br />

un corto viaje. Han creado toda clase de necesidades innecesarias. No se dan cuenta<br />

que aquí necesitamos poco y por poco tiempo.<br />

—No vale la pena perder la salud buscando dinero, para luego perder el dinero<br />

buscando salud. Oh, ―romeros‖, no saben de la vida las verdaderas finanzas.<br />

—El camino de la mente ha estado sucio de ignorancia. Una de las glorias de esta<br />

civilización hubiera sido mejorar la suerte de hombres y animales… han hecho lo<br />

contrario.<br />

— He resistido a los soberbios… ahora les tengo compasión. Cuanto tiempo han<br />

perdido en banquetes, y como se ufanan en sus ostentosas fiestas cuando, al menor<br />

movimiento de la mano, acuden sus sirvientes a limpiar los esputos de sus borrachos.<br />

— Algunos duermen el sueño ajeno y caminan los pasos del otro. Y, en ese inútil<br />

ajetreo social, por alcanzar un puesto ―honroso‖, el uno interrumpe el descanso del<br />

otro, haciéndose desgraciados mutuamente.<br />

— No les ha quedado tiempo de vivir ni pensar en lo eterno. Ahora tendrán que<br />

soportar pacientemente lo que no quisieron evitar debidamente.<br />

— Oh potentados sin alma, si un achaque les amonesta se mueren de susto; y, cuando<br />

la muerte les ronda, se arrodillan a los pies de los médicos poniendo a disposición todo<br />

el dinero que fue el causante de su inevitable desgracia‖.<br />

— Oh amados hermanos: cuán inpreparados habéis llegado a esta mala hora. Yo sabía<br />

que esto no podía continuar así. Mas no debo irritarme… por más que me ofusque, las<br />

circunstancias permanecerán sordas ante mi cólera. La desesperación nada remedia.<br />

EL FABULOSO MUNDO DE LOS NIÑOS<br />

Mientras los dos hombres analizaban la crítica situación, en el salón opuesto se trataba<br />

temas no menos interesantes.<br />

—Mi padre —decía Galaxia— nos ha llevado a conocer mundos de fabulosa fantasía.<br />

El planeta más exótico del sistema solar es Saturno. Es muy bonito. Su inmenso anillo<br />

lo circunda completamente.<br />

—El más hermoso de todos, según duda alguna, es la Tierra. Lástima que la hayan<br />

tratado mal. El aire está muy sucio y tiene olor fastidioso.


Al oír esto, Matilda respondió:<br />

— ¡No en todas partes!, nosotros tenemos un jardín muy bonito y las flores huelen<br />

muy bien.<br />

GENTE BUENA Y MALA<br />

Dylan agregó: —también existe gente muy<br />

buena. Sólo algunos hombres que,<br />

apegados a sus posesiones y apoyados<br />

por su dinero, se hacen coronar como<br />

reyes. Cuando ven que no pueden cumplir<br />

lo que prometieron, siembran el odio entre<br />

los pueblos.<br />

En esta forma es como, estos malos<br />

políticos declaran la guerra; son los<br />

jóvenes los que tienen que pelear, y<br />

somos los niños los que pagamos las<br />

consecuencias.<br />

Esos gobernantes no son valientes:<br />

sentados cómodamente en sus protegidos<br />

refugios, llenos de comodidades, ven las<br />

matanzas en películas que ellos les<br />

obligan a filmar a los pobres soldaditos<br />

que se juegan la vida por nada.<br />

— Cuando estos tiranos se han saciado de muerte y destrucción, hacen fiestas y<br />

algarabías para firmar tratados de paz. Llenan sus gordotes pechos de todo tipo de<br />

medallas, y salen a sus balcones, obligando a los mutilados ejércitos a que les rindan<br />

honores militares.<br />

— Te aseguro, Galaxia, que los soldaditos que pelean y las madres y ancianos que<br />

sufren no son malos. Hay mucha gente en nuestro planeta que desean el bien y no<br />

están de acuerdo con estas cosas.<br />

— Nosotros no podemos hacer nada, nos consideran chiquilluelos irresponsables y nos<br />

ocultan la verdad. Sólo nos entretienen con toda clase de juguetes y juegos digitales:<br />

tanques que despiden luces mortales, pistolas, aviones bombarderos y acorazados<br />

buques de guerra, hechos a escala de los verdaderos.<br />

— Para eso sí emplean toda la técnica; mientras en los hospitales para niños pobres,<br />

los médicos tienen que trabajar con pinzas rotas.


— Desde pequeños nos enseñan a manejar la pólvora detonante, para que nos<br />

acostumbremos a los ruidos y horrores de la guerra, pero nuestro padre nos ha<br />

enseñando que el ruido no hace bien… y el bien no hace ruido.<br />

— Mira Galaxia: no me vas a creer. Yo tengo un amiguito que le falta un ojo y, a un<br />

compañerito de Matilda, le faltan tres dedos. Esto debido a la pólvora que le regalaron<br />

sus padres para que se quemaran; ellos, como mayores, sí sabían el peligro.<br />

EL PLANETA ALBORADA<br />

— Al contrario —explico Galaxia—, en nuestro mundo los ancianos son muy<br />

respetados por todos. Ellos renuncian a toda actividad y se dedican a la meditación y<br />

contemplación de La Naturaleza, disfrutando de la sabiduría obtenida en su larga vida.<br />

Gozan de todas las comodidades y son objeto del máximo cuidado y veneración.<br />

-¿Cómo es tu planeta? –preguntó Matilda.<br />

— ¡De fantasía! para ustedes sería como llegar al país de las hadas. En Alborada no<br />

hay ladrones ni nadie que haga mal a los niños. Podemos dar la vuelta completa<br />

alrededor del planeta, sin compañía de nuestros padres, porque todos nos quieren y<br />

nos cuidan. Nos transportamos en ―Vilox‖.<br />

— ¿Qué es eso? —Preguntó Dylan—.<br />

— Lo que equivale a los automóviles –respondió Galaxia—.<br />

—Ustedes deben ser muy ricos. ¿Cuántos Vilox de esos tienen? Preguntó Matilda.<br />

—Nosotros no somos ricos ni pobres: Allí no existe el dinero.<br />

—Todos tenemos lo que necesitamos y podemos usar el vilox cada vez que sea<br />

necesario —explicó Galaxia—. Y agregó: el dinero sólo es útil para la explotación del<br />

hombre por el hombre.<br />

— ¿Son muy difíciles de manejar los vilox? –Preguntó Dylan—.<br />

— Se manejan solos; nunca se chocan ni ocurren accidentes. No atropellan a nadie, no<br />

se varan ni echan humo, y se desplazan a una gran velocidad —explicó Galaxia—.<br />

— ¡Caramelos! —Exclamó Matilda— si estuviera allá montaría todo el día en vilox.<br />

— ¡Los invito a nuestro planeta Alborada!<br />

—Pero… ¿y tu padre qué diría? —pregunto David.


— Sé lo qué él esta pensando y él sabe lo que yo estoy diciendo. Creo que no está<br />

lejos el día en que montarán en vilox y podremos desplazarnos por todo nuestro<br />

planeta Alborada, sin compañía de una persona mayor —terminó diciendo Galaxia.<br />

LLEGADA A LA LUNA<br />

Sabium y Titanio se reunieron nuevamente con los niños.<br />

—Amigos —dijo el comandante—: Estamos llegando a la Luna. Sigamos a la<br />

plataforma de observación. Pronto estaremos detrás del satélite que, mostrándonos su<br />

cara oculta, nos eclipsará la Tierra.<br />

—Padre, ¿por qué la Luna nos muestra siempre la misma cara? —Preguntó David,<br />

Sabium le explicó:<br />

—Cada vez que la Luna da una vuelta alrededor de la Tierra, gira una vez sobre su<br />

propio eje; así muestra siempre la misma cara. Observen el mar de la tranquilidad, allí<br />

alunizaron nuestros astronautas por vez primera.<br />

—Nos encontramos a trescientos ochenta mil kilómetros de la Tierra —explicó el<br />

comandante— miren los circos o cráteres. Antes de alunizar en uno de ellos daremos<br />

una vuelta completa alrededor del satélite.<br />

Todos miraban aquellos astros de trillones de toneladas, suspendidos en el vacío,<br />

colgados del infinito. Rápidamente comenzaron a penetrar en la parte oscura de la


Luna. El Sol se ocultó bruscamente. No hubo el atardecer multicolor que habían<br />

apreciado cuando daban la vuelta alrededor de la Tierra.<br />

La Luna no tenía atmósfera. Esta última es la encargada de suavizar el brusco<br />

contraste que ocurre cuando la puerta del horizonte se cierra rápidamente ocultando el<br />

Sol.<br />

En ese entorno, el astro rey desapareció completamente. Sin embargo, una lumbre<br />

azulada se perfilaba en ese ocaso maravilloso.<br />

Era la Tierra que todavía los miraba, mostrándoles su gigantesco y luminoso cuarto de<br />

menguante; pero, como vagaba desprevenida, también se la tragó el horizonte lunar.<br />

Los viajeros se encontraban en la más tremenda oscuridad. En la Luna no se veía las<br />

motitas fosforescentes que habían divisado cuando recorrían la parte oscura de la<br />

Tierra. Allí no había ciudades.<br />

UN EXTRAÑO PRESENTIMIENTO<br />

Al mirar hacia el lado opuesto del satélite, se observaba miríadas de estrellas, con sus<br />

ingentes abismos de millones y millones de años luz de profundidad.<br />

En los inmensos desiertos galácticos se levantaban polvaredas de mundos que<br />

vagaban en un Cosmos Eterno e incomprensible para el humano entendimiento.<br />

Sabium, en silencio se preguntaba:<br />

— ¿Somos, los seres humanos, parte de lo más pequeño que existe en el<br />

Universo? o, por el contrario, ¿nuestra mente nos permitirá llegar hasta los más<br />

recónditos abismos del Infinito espacio, por ser nuestra existencia parte de un<br />

inmenso Ser, infinito y eterno?*<br />

Por otra parte, los niños estaban aterrados al sentir el imponente espectáculo<br />

extraterreno. El silente espacio los estremecía. La inmensidad absoluta de los abismos<br />

espaciales los sobrecogía.<br />

Hubo un momento de expectación.<br />

Fue interrumpido por el grito de Matilda que detectó algo anormal.<br />

— ¡Miren!, ¡una fuerte luz!<br />

—Son muchas luces —repuso Dylan— debe ser, allá, en la Luna. ¡Y están<br />

formando una gigantesca cruz!<br />

Titanio en ese instante estaba dirigiendo al parecer unas órdenes mentales a los<br />

controles del Bit-Girox.


La nave fue rodeada, en apariencia, por un gas traslúcido que apenas se percibía por<br />

sus leves reflejos. Era una poderosa coraza magnética que los protegía contra todo<br />

tipo de radiaciones o ataques peligrosos.<br />

Sabium, luego de haber observado el fenómeno, y sin dejar de ocultar su asombro, le<br />

preguntó a Titanio:<br />

— Comandante: por favor, infórmenos acerca de esas extrañas luces que<br />

rápidamente se dirigen hacia nosotros.<br />

*Dios no interviene directamente, en los actos humanos: El dolor no es un<br />

castigo de Dios sino una consecuencia directa del error. Pecado no existe. Existe<br />

la ignorancia que trae consigo el sufrimiento, y existe la sabiduría que trae<br />

felicidad.<br />

Manejamos la energía Divina y con ella nosotros mismos nos elevamos o nos<br />

castigamos.<br />

Dios no es un señor de barbas blancas que juzga, prefiere o castiga, según le<br />

venga a bien. Diminutas son las mentes que conciben un dios tan pequeño. (Si<br />

los toros concibieran un dios lo harían con cachos).<br />

Los actos humanos son controlados directamente por seres del cuarto mundo.<br />

Estos, a su vez, son regidos por seres del quinto y sexto mundo. (Planos,<br />

grados, esferas existenciales, o mundos evolutivos, es lo mismo).<br />

Las religiones cristianas llaman a los citados seres, superiores en evolución:<br />

ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones.<br />

Los orientales, en general, los llaman: semidioses o Devas. Los cosmobiólogos<br />

los llaman: nuestros hermanos mayores del cosmos. De otra parte son llamados,<br />

simplemente, extraterrestres.<br />

No obstante, todos los anteriores seres, citados en los diferentes estados, no<br />

son Dios. Aún van en su busca y, a la vez, ayudando intervienen en actos de los<br />

seres que están en grados anteriores a su evolución.<br />

Los hombres (del tercer plano) estamos obligados a ayudar a los animales.<br />

No debemos asesinarlos cruelmente para llenar nuestros estómagos con sus<br />

cadáveres. Ello constituye un barbarismo que irá desapareciendo a medida que<br />

se disipe la nube de la ignorancia.<br />

Debe recordarse que Dios no vino a salvar al mundo; envió a “Su”<br />

representante:


Cristo, su hijo —un ser del sexto grade evolutivo-.<br />

Nosotros también somos hijos del Gran Todo. Sólo que estamos atravesando la<br />

tercera esfera, aspiramos a la cuarta, y llegaremos a los grados superiores.<br />

Lo anterior demuestra que Dios no interviene directamente en los actos<br />

humanos. Sin embargo, como dijo el apóstol Pablo:<br />

En Dios vivimos, nos movemos y “somos”.<br />

CAPITULO 5<br />

LA GRAN SORPRESA<br />

La familia Sabium se encontraba en el lado oscuro de la Luna.<br />

Ebrios de Galaxias, eclipses, luces y velocidades, sintieron el vértigo de las<br />

profundidades espaciales.<br />

Desde los ingentes abismos del cosmos, un extraño soplo de grandiosidad<br />

penetraba sus cuerpos y les refrescaba el alma.<br />

En forma intempestiva Matilda había dado la voz de alarma. Un inexplicable<br />

enjambre de luces brotaba de la oscuridad lunar. Parecían legiones de terribles<br />

fantasmas de otros mundos que se acercaban.<br />

El comandante daba órdenes mentales al centro de control del Bit-Girox, al tiempo que<br />

Sabium solicitaba información al respecto. Los nervios se relajaron cuando Titanio,<br />

sonriendo, le respondió:<br />

— ¿No las conoces? ¿No te es familiar esa forma de cruz?<br />

Sabium, emocionado, exclamó:<br />

— ¡Las bases lunares ―Alfa‖ y ―Centauro‖!<br />

— Son nuestras: yo participé, desde la Tierra en su construcción. Jamás imaginé que<br />

pudiera verlas tan cerca. Estaba desprevenido. Esto para mí es como un sueño.


BASES ALFA Y CENTAURO<br />

Efectivamente, las más potentes naciones habían iniciado la<br />

construcción de sus propias y gigantescas bases lunares.<br />

Los ―dueños del Mundo‖, unidos por una gran farsa y<br />

egoísmo hacia sus congéneres, habían iniciado la<br />

construcción de las bases, con dineros de los pueblos pero<br />

para el servicio de unos pocos. Querían autoprotegerse en<br />

forma independiente —ellos solamente— en caso de una<br />

extrema contingencia global.<br />

Los científicos, algunos engañados y otros cómplices,<br />

lograron crear las dos gigantescas bases, Alfa y Centauro. Se<br />

dividían ambas por el centro formando una gigantesca y luminosa cruz.<br />

Sabium fue engañado cuando le presentaron el proyecto como un logro científico para<br />

beneficio de la humanidad. Él, desde la Tierra, había diseñado las superbaterías que<br />

suministraban la energía necesaria en las bases. Los poderosos faros de plasma<br />

alumbraban una extensa zona lunar, apreciándose a gran distancia.<br />

Titanio había dado la orden de cubrir la nave con un<br />

campo magnético que absorbía todas las ondas<br />

emitidas por los radares de las bases. En esta forma el<br />

Bit-Girox no podría ser detectado por los astronautas<br />

terrestres que se encontraban en la Luna.<br />

A petición de Sabium sobrevolaron las bases para<br />

apreciarlas en detalles.<br />

El científico no quería perder ningún detalle de las primeras construcciones hechas por<br />

el hombre en otro mundo. Con gran sorpresa pudo divisar la descomunal rueda<br />

trasportadora, que él, fundamentándose en la tecnología Kirova, había diseñado para<br />

que pudiera salvar obstáculos y rodar soberana por superficies llanas.<br />

Él conocía detalles en fotografías de su obra, pero nunca le dieron información<br />

detallada. Asombrado, comenzó a preguntarse:<br />

— ¿Qué van a decir mis compañeros, en la Tierra, y los colegas que se encuentran<br />

aquí en la Luna, cuando les cuente que estuve cerca? No me van a creer. No podré<br />

decirles nada.<br />

— Ya sé por qué algunos astrónomos no ven los ovnis: cuando se encuentran en el<br />

espacio no emiten luz. Además el radar y los radiotelescopios no los detectan porque<br />

poseen un escudo que cancela y absorbe las ondas electromagnéticas sin reflejarlas.


— Ya creo que la gente sí los ha visto. ¡Obvio! Cuando penetran en la atmósfera, el<br />

sistema de navegación gira a una velocidad cinético-lumínica que ioniza el aire y emite<br />

luz.<br />

— ¡Todo está correcto! ya entiendo. A pesar de todo, voy a tener que quedarme<br />

callado; ¡me creerán loco o iluso! Qué pena; así he llamado a los que insistían antes<br />

sobre los ovnis. Debí haber investigado antes.<br />

— Cuando el río suena piedras lleva y este río ya ha sonado lo suficiente durante<br />

mucho tiempo. No le habíamos prestado la debida atención. Al fin y al cabo nadie tenía<br />

pruebas contundentes. Muchas veces los científicos necesitamos ver, oler y tocar para<br />

creer. Nadie nos había traído un ovni hasta nuestro laboratorio para convencernos.<br />

Ahora tampoco me van a creer, a no ser que…<br />

PERFECTO ALUNIZAJE<br />

Un brusco amanecer hizo suspender el pensamiento del científico. El horizonte Lunar<br />

no tenía atmósfera que suavizara el repentino contraste de luz y sombra. Nada de color<br />

azulado, ni arreboles; la Luna estaba ―muerta‖. La vida como la conocemos allí debía<br />

reposar en condiciones artificiales.<br />

El Bit-Girox adquiría una fantástica velocidad al contornear la superficie selenita. El Sol<br />

se erguía rápidamente. Sin vibración, sin ruido, el aparato comenzó el descenso en la<br />

Luna. Los Sabium’s percibían aquel alunizaje como si estuviesen estáticos en un salón<br />

de cine con pantallas colosales que mostraban mundos enteros y reales.<br />

Sin producir ningún sonido, la nave se posó en la Luna.<br />

— Podemos salir —invitó Titanio—, un campo de fuerza nos protege individualmente.<br />

Aprecien un maravilloso y extraño panorama.<br />

Como en un país de maravillas, nuestros personajes se encontraban al borde de una<br />

inmensa roca. No tenían trajes espaciales. Una gran burbuja magnética saturada de<br />

oxígeno los cobijaba y protegía de las mortíferas condiciones de ese mundo artificial.<br />

En la Luna, el peso de sus cuerpos era muy inferior y se sentían ligeros.<br />

Matilda agarró a su padre a la altura de las piernas, lo levantó y dijo: — soy<br />

superman.<br />

Todo transcurría alegremente. Apreciaron el inmenso circo o cráter lunar. Al fondo de<br />

éste se divisan otros cráteres más pequeños. La Tierra se asomaba aparentando ser<br />

una gigantesca luna azul.


— El padre de los planetas arrojaba brillantes y amarillentos rayos sobre las bruscas<br />

protuberancias del satélite formando marcados contrastes de luz y sombra.<br />

REGRESO A LA MAJESTUOSA MADRE TIERRA<br />

Titanio los invitó a entrar en la nave para emprender el regreso a casa. Les había<br />

prometido no demorarlos y ya era las dos de la madrugada. En ese corto lapso habían<br />

vivido una completa odisea jamás soñada.<br />

Abandonaron la Luna. Sus miradas sensitivas se posaban en aquella superficie ―sin<br />

vida‖. A pesar de ser el astro de los poetas y enamorados, desde allí inspiraba frío y<br />

desolación. Las mortíferas radiaciones solares y los terribles proyectiles meteóricos la<br />

azotaban implacables. La valiosa atmósfera la había abandonado no pudiendo albergar<br />

naturalmente vida en la forma conocida.<br />

La hermosa Luna, con su nocturno plata, era cómplice de grandes romances. Más, no<br />

sólo conocía amores: desde su altura también presenciaba odios gigantes.<br />

— Qué lástima —comentó Celesta—, siento tristeza cuando veo un astro sin<br />

atmósfera. El sutil elemento gaseoso es fuente de vida. En cambio, miren la Tierra, ¡es<br />

el planeta más hermoso del sistema solar!<br />

— Sí, ¡sí! —Comentó Sabium, emocionado— ¡Esa es nuestra hermosa morada, ¡miren<br />

la atmósfera que bella la hace lucir!, allí están nuestros hermanos, los quiero a todos,<br />

lástima que estén tan equivocados. Cuando regrese diré lo que he visto y les predicaré<br />

que debemos cuidar esa joya porque es un milagro de la Vida toda.<br />

— Somos el resultado de miles de años de evolución y no echaremos a perder todo<br />

ese trabajo por egoísmo. Desventurado el que no tiene quién lo amoneste cuando lo<br />

necesita. Ahora aconsejaré a mis hermanos. ¡Es la hora!<br />

— A mí me invade un huracán de alegría. No existe hombre, por malo que parezca,<br />

que no tenga cualidades. Aún es tiempo de cambiar. Todos valen la pena.<br />

— En el cosmos existe un orden maravilloso y todo tiene un definido propósito: los<br />

seres se encaminan al bien y la perfección.<br />

— Tenemos a nuestra disposición el conocimiento divino. No más preocupaciones por<br />

las cosas pequeñas: es nuestra la inconmensurable grandeza del Universo.<br />

RELAJACIÓN<br />

Titanio comprendió que Sabium estaba excitado y los invitó al salón de descanso en<br />

donde se acomodaron de nuevo en las deslumbrantes sillas. Sabium preguntó:


— Comandante, estos sillones son de una sola pieza. Están hechos de un<br />

extraordinario material que nosotros no conocemos.<br />

— Tú ya lo conoces —afirmó Titanio—: están hechos de Magnetryón.<br />

Sabium sorprendido exclamó:<br />

— ¡Cómo puede ser!<br />

Sí —afirmó el comandante—, su uso es ilimitado. No te alteres amigo; ya tendremos<br />

tiempo de profundizar sobre tu maravilloso descubrimiento el cual no debes enséñalo a<br />

los hombres actuales porque lo utilizarían para la guerra.<br />

Por ahora les vendría a ustedes un buen descanso; han recibido muchas emociones<br />

seguidas y es prudente un poco de relajación.<br />

Todos aceptaron la sugerencia de Titanio y comenzaron a relajarse sobre los cómodos<br />

asientos. Se escuchó un murmullo melodioso que refrescaba la mente.<br />

Era el susurro de los astros en sus rítmicos movimientos. La armonía de las esferas<br />

celestes estaba siendo traducida a una música que aún no conocemos pero<br />

llegaremos a conocer (música óptica).<br />

La nave se deslizaba silenciosa con dirección a la Tierra. Dylan no veía la hora de<br />

llegar para contarles la gran odisea a sus amigos de la metrópoli.<br />

UNA TERRORIFICA VISIÓN<br />

Un aire de paz y tranquilidad se respiraba en aquel ambiente. Una sinfonía de sonidos<br />

cristalinos contrastaba con armónicas dermistrónicas que invitaban a la distensión<br />

hipnótica. Matilda se había dormido completamente y una tenue luz púrpura daba al<br />

ambiente un toque de evocación paradisíaca.<br />

¡De repente!, Sabium emitió un fuerte grito de terror. Sus ojos desorbitados se le<br />

querían salir. Extendió los brazos y estiró sus dedos en actitud de espanto.<br />

Matilda dio un salto, y al ver la expresión de su padre reventó en llanto. Titanio y<br />

Celesta corrieron a auxiliarlo.<br />

Sabium llevó las manos a su cara y se retorció. Sintió hervir la sangre y sus venas se<br />

hincharon; una sombra velaba su semblante.<br />

— ¡Papá¡, papá despierta: tienes una horrible pesadilla —gritó Dylan—.


Esta escena fue muy dura para los niños. En ninguna ocasión habían visto llorar a su<br />

padre, y en esta oportunidad lo hacía como si fuese un niño. Difícilmente comenzó a<br />

hablar:<br />

— Ac… acabo de ver algo espantoso: a millones de seres se les iba la vida.<br />

Los vi pidiendo ayuda. Vi cómo clamaban al cielo rogando el perdón, hombres,<br />

mujeres, madres y niños.<br />

Celesta tomó las manos de Sabium y, con su dulce voz, le dijo:<br />

— Tranquilícese, cálmese por favor… fue una horrible pesadilla.<br />

En ese instante comenzaron a sonar las alarmas del Bit Girox y se escuchó un<br />

llamado.<br />

Sin pérdida de tiempo Titanio subió al compartimiento de mando y allí comprendió lo<br />

que ocurría. Acto seguido, se dirigió a los 144 mil extraterrestres que conformaban su<br />

formidable flota:<br />

—Atención a todos los Bit Girox:<br />

alarmas al rojo, máxima velocidad.<br />

— Rodeen la Tierra de inmediato y<br />

tomen sus posiciones de auxilio.<br />

Ocurrió lo que esperábamos… y<br />

temíamos:<br />

— Se desató en la Tierra, con infernal<br />

furia, ¡la temible guerra atómica!<br />

ADVERTENCIA: No obstante este libro haber sido escrito en el género literario de<br />

ficción científica, dado las fuentes extraordinarias de donde se extrajeron sus datos, el<br />

autor advierte que todos los sucesos ocurrirán punto por punto y detalle por detalle.<br />

Infortunadamente nada se puede hacer para que esto no ocurra… ya se llegó al tiempo<br />

de no regreso.<br />

Por razones tan evidentes, los invitamos para que examinen con atención los<br />

próximos capítulos que informarán, detalle por detalle, los senderos por los<br />

cuales indefectiblemente tendremos que atravesar, y los momentos que<br />

tendremos que vivir en los próximos años.


CAPITULO 6<br />

EL GRAN CRUJIDO<br />

Los gobernantes del “egomundo” se empeñaban en mantener una falsa paz con<br />

el llamado equilibrio del terror. Se habían saturado de terroríficas armas y ya no<br />

podían controlarlas. Los países, “de menos”, poseían cohetes transcontinentales<br />

con cabezas múltiples de cargas atómicas.<br />

Estos eran simplemente los restos que dejaban las superpotencias. Cierto país<br />

súper avanzado se había “civilizado” más, al haber logrado ubicar en el espacio<br />

—sin que otros lo supieran— un satélite-bomba que, orbitando la Tierra, estaba<br />

listo para descender implacable con su incontenible energía destructora sobre<br />

cualquier lugar de la Tierra.<br />

En verdad, y hasta cierto punto, la estrategia funcionaba muy bien: todos se temían y<br />

ninguno declaraba la guerra. Sabían que era tan fácil como peligroso un<br />

enfrentamiento de ese tipo. Con tan tremendos adelantos técnicos no necesitaban<br />

ejércitos, tanques ni barcos.<br />

Todo era electrónico. Bastaba con apretar unos cuantos botones y… todo quedaría<br />

consumado. Gracias a Dios nadie tuvo la desgracia de haber manipulado esos<br />

botones. Hubo una ridícula falla técnica y…<br />

¡Se apretaron solos!<br />

EL QUE JUEGA CON CANDELA<br />

Fue así como, en la madrugada de un fatídico día, los habitantes de una gran metrópoli<br />

“no volvieron a ver la luz de nuestro Sol‖.<br />

―Otro Sol‖, de enfurecidos núcleos atómicos, los visitó primero y, tan cerca, que los<br />

calcinó a todos. Fue una potente bomba atómica mega destructora:<br />

Solo un tremendo crujido escucharon las almas que pasaron a otra dimensión de<br />

existencia.<br />

Dicha bomba había sido colocada en un satélite y controlada por una computadora que<br />

no la dejaba bajar sin previa orden del alto mando.<br />

—“Es imposible que falle y es garantía la paz:” —afirmaban sus amos. Sin<br />

embargo, como ladrón en la noche, tomó desprevenidos a los hombres.


No por error humano directo, sino por una absurda falta, aquella bomba se cansó en el<br />

espacio y se decidió bajar al punto exacto que le habían asignado, adelantándose a la<br />

orden del alto mando.<br />

Quiso, calentar un poco a los quince millones de habitantes de la gran metrópoli, con<br />

tan mala suerte que se sobró en calor y… ¡los mató a todos!<br />

Carne y huesos no resistieron los 25 millones de grados centígrados. ¡Fue una brusca<br />

caricia del infierno! Toda la ciudad vomitó fuego como un Volcán en cólera.<br />

¡QUE DESGRACIA! ALGO FALLO<br />

Un insignificante aerolito rozó la bomba que se encontraba en órbita y las<br />

computadoras en Tierra interpretaron la novedad como señal de agresión: Sin<br />

conciencia, sin sentimiento y sin vacilación, dirigieron esa arma terrorífica sobre la<br />

principal ciudad del mundo.<br />

Lo que fríamente habían programado, calurosamente dio sus frutos.<br />

El famoso teléfono de línea directa, existente entre varias potencias, estaba bueno;<br />

lástima que no hubo tiempo para llamar.<br />

Todo ocurrió en forma intempestiva. La Tierra gozaba, en esa época, de una relativa<br />

paz y seguridad comercial. La poderosa bomba se lanzó incontenible, a una fantástica<br />

velocidad y con una precisión increíble guiada por rayo láser, sin dar tiempo a la<br />

defensa. 15 millones de muertos en una fracción de segundo. Todo funcionó a la<br />

perfección: ―un gran orgullo de la técnica moderna‖.<br />

De las 10 mil guerras que se había contabilizado en la historia de la humanidad, ésta,<br />

la última, no ocurrió como las anteriores: Antiguamente el hombre se llenaba de un<br />

terco valor, superaba en fiereza a los animales salvajes y luego resultaban héroes,<br />

vencedores y vencidos.<br />

Aquí nadie ganó. ¡Todos perdieron! Aun los poderosos perecieron indefensos como<br />

débiles mariposas en un incendio forestal.<br />

ALARMANTE NOTICIA<br />

Escasos minutos después de haber ocurrido la lamentable tragedia, las ondas<br />

encargadas de la radiocomunicación mundial vibraron como nunca, En 10 escasos<br />

minutos los supervivientes en todo el mundo estaban en pie con un nudo en la<br />

garganta que difícilmente los dejaba hablar.<br />

Se preguntaban: ¿Qué fue? Pero… ¡Si no estamos en guerra! ¡Murieron 15 millones<br />

de personas! Nadie daba respuesta alguna.<br />

El asunto no terminó aquí. Apenas era el comienzo de dolores y aflicciones. El nudo<br />

que tenían en la garganta se cambió por una soga al cuello que les hizo brotar los ojos


y abrir al máximo la boca, cuando escucharon —¡urgente!,<br />

¡Urgente!, ¡fue destruida la segunda ciudad mundial: Se calcula en 25 millones<br />

los muertos: se desató, con toda su fuerza, la gran guerra atómica.<br />

LOS HECHOS<br />

La humanidad comenzaba a vivir los momentos apocalípticos en forma aún más<br />

espantosa que lo revelado al apóstol Pablo en la isla de Patmos y superó el terrorífico<br />

infierno de Dante Alighieri.<br />

En estos instantes los hombres ¡gustosos! se enfrentarían más bien a los dragones y<br />

bestias salvajes, que luchar contra la atronadora furia desatada por los núcleos<br />

atómicos enloquecidos fustigados por la rabia ciega de las máquinas humanas.<br />

En esta tecnológica época era todo autocontrolado, autodirigido y autoprogramado por<br />

los servomecanismos electrónicos, ―muy seguros por cierto‖… muy sensibles por<br />

desgracia.<br />

Los sistemas estaban encadenados y ese primer error originó una contestación<br />

inmediata por parte de la potencia atacada. Esto, como antes se dijo, ya estaba<br />

fríamente calculado con mucha anterioridad.<br />

Así, la segunda ciudad del mundo fue totalmente destruida, 15 minutos después de la<br />

primera explosión, en forma automática; es decir, sin la orden de algún jefe militar.<br />

Los principales dirigentes y políticos, de esta última, murieron en el preciso instante<br />

que comenzaban a preguntarse qué había pasado y qué debían hacer.<br />

GUERRA ATOMICA SIN DIRIGENTES<br />

Un grave acorde, de infinitas voces lastimeras, se elevaba al cielo en pos de<br />

clemencia.<br />

Los mandatarios de las dos grandes potencias no existían. Sus cuerpos se habían<br />

convertido en un plasma gaseoso más sutil que el aire. Asimismo, los seguros palacios<br />

de gobierno habían sido borrados completamente, no quedando de ellos ceniza sobre<br />

ceniza.<br />

Después de ocurrido la conflagración, en diferentes puntos de la Tierra se corrió la<br />

vegetación y brotaron como hormigueros complejas bases militares ocultas en el<br />

follaje:<br />

Gigantescos cohetes intercontinentales asomaron sus narices, infectadas por la<br />

horripilante gripe atómica dispuestos a sonarse en cualquier lugar de la Tierra.<br />

…así lo hicieron.


Ciertamente hubo guerra tecnológica entre las bases militares que se intercambiaban,<br />

mano a mano, los mejores y aerodinámicos modelos infernales. ―Gracias a la técnica<br />

moderna de esta supercivilización todo funcionó a las mil ―maravillas‖.<br />

Afortunadamente, por decirlo así, la detestable estrategia militar estaba orientada más<br />

a la destrucción de objetivos militares que de ciudades.<br />

UN RELATOTERRORIFICO Y ESCALOFRIANTE<br />

En bases de guerra y puntos estratégicos, se levantaban rabiosas trombas de<br />

elementos radiactivos de miles de millones de grados de temperatura.<br />

Retumbando incontenibles, se lanzaron sobre la cabellera asustada de las selvas<br />

devastando enormes áreas vivientes. Cedros milenarios se abatían sobre el monte.<br />

Espesos bosques, que habían costado a La Naturaleza miles de laboriosos años,<br />

fueron villanamente asesinados quedando zonas abruptas y sin vegetación.<br />

La tierra se abrió en grietas y pesadas rocas se desplomaron hacia un temible foso sin<br />

fondo. A muchos hombres se los tragó ese abismo. Menos mal que esto no les causó<br />

dolor ni espanto: ¡Ya estaban muertos!<br />

Sonidos de cataclismos y vibraciones estrepitosas estremecieron las rocas y<br />

ensordecieron a los conscientes. Los ríos, henchidos de ceniza humana, sorprendieron<br />

a la mar haciéndole erizar sus olas plañideras.<br />

Una colosal bola de fuego cayó al océano y sacudió violentamente su apacible<br />

inmensidad: Un rugiente maremoto se irradió en todos los sentidos., Nubes galopantes<br />

semejaban centauros de otros mundos. Por vez primera apacibles cumbres de nieves<br />

eternas sudaron frío.<br />

Fue tan espantosa la tragedia que los vivos envidiaban a los muertos. El mundo estaba<br />

sordo de rugidos infernales y de colosales estampidas atómicas, producto de las<br />

bombas que penetraban hasta el adolorido centro ígneo de la Madre Tierra.<br />

La Naturaleza había sido herida de muerte. Este fue el remate que los hombres le<br />

dieron, después de haberla maltratado por mucho tiempo. De este modo, la brutal<br />

tecnología, dirigida por soberbios locos, ganó su examen final.<br />

Por último se oyó un terrible crujido en el abismo…<br />

Fue el eructo inmundo y asfixiante del demonio que se retiraba hastiado de ver tanta<br />

carne quemada. Se cumplió la profecía bíblica que habla acerca de los últimos<br />

tiempos;<br />

“Habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el<br />

principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. Mateo 24: 21.<br />

“Los hombres desmayaron por el temor y la expectativa de las cosas que vienen<br />

sobre la tierra habitada”. Luc 21:26


-Angustia de naciones- “no conociendo la salida a causa del bramido del mar y<br />

de su agitación”. Lucas 21:25<br />

ACLARACIÓN IMPORTANTE: El autor advierte que el gran crujido puede<br />

sobrevenir por dos razones diferentes, o por ambas desatando una a la otra. La<br />

primera sería un conflicto nuclear como el que relatamos como accidente, mas<br />

no tiene necesariamente que ocurrir así… Se estima que va a ocurrir<br />

deliberadamente.<br />

La segunda causa que desatará indefectiblemente el gran crujido o bomba<br />

humana es, simplemente, un fuerte aumento inusitado en el precio del petróleo<br />

del cual se sabe —sin que exista la menor duda por parte de los expertos<br />

mundiales— que tiene que ocurrir.<br />

En contados años comienza la repartición de las últimas reservas petroleras por<br />

parte de los “dueños del mundo”. Querrán arrebatarle la hegemonía al dólar<br />

como cotización global del barril de crudo, y EEUU no puede permitir esa<br />

humillación con el consecuente descalabro económico de magnitud catastrófica.<br />

EEUU, aparte que es el país más endeudado de la Tierra y, como auto-policía del<br />

mundo, tiene mil problemas costosos e insolubles, no sabrá que hacer<br />

diplomáticamente al respecto: pero si sabe que cuenta con las mejores armas…<br />

Señores optimistas infundados: esto es una palpitante realidad, no un acto de<br />

pesimismo.<br />

La gasolina en las ciudades será escasa y la gente se matará por conseguirla.<br />

¿Cómo hacerle entender a mis hermanos que ahora podemos hacer algo pero<br />

dentro de contados años: nada que hacer?, ¿Cómo hacerles entender que<br />

debemos cavar un pozo antes de tener sed?<br />

ESTALLA LA GRAN BOMBA HUMANA: EL GRAN CRUJIDO<br />

Sabios y sociólogos, quienes profundamente han conocido el comportamiento humano,<br />

temen más a una desorbitada reacción de la masa, que a las mismas armas<br />

creadas por el hombre.<br />

La muchedumbre, conformada por muchos cuerpos pero con una sola cabeza sorda y<br />

bruta, sube reyes, fabrica héroes, baja tiranos, perdona o condena, y, en su última<br />

modalidad conocida, estalla. Sus detonantes son la confusión, el hambre, el miedo y la<br />

desesperación por sobrevivir. Su mecha es la ocasión.


Remontando el curso de la historia, todos recordamos aquel día en que la gente<br />

caminaba rutinariamente por la ciudad de New York —metrópoli orgullosa de su<br />

cultura, comercio y técnica—, cuando en la noche los electrones dejaron de circular<br />

por las líneas de alta tensión.<br />

Se produjo un dramático efecto: De la oscuridad brotaron atracos, robos, violaciones,<br />

asesinatos, incendios, saqueos, destrucciones y mucho más relatado en dos gruesos<br />

libros que fueron publicados. Todo fue originado por la explosión de la masa en un<br />

momento oportuno.<br />

Si esto ocurrió en una ciudad ―civilizada‖, y por un simple apagón, no se extrañen ni se<br />

llenen de espanto al leer la descripción de lo que pasó en el mundo inmediatamente<br />

después del primer desastre atómico.<br />

Debido a las agencias noticiosas —que no se les escapaba nada y exageraban todo—,<br />

los boletines extraoficiales cubrieron los cuatro puntos cardinales anunciando la<br />

aniquilación total de la capital principal:<br />

¡Atención! ¡Atención!<br />

—Todos los habitantes calcinados y existe amenaza para el resto de la población<br />

mundial... ¡aquí puede ocurrir lo mismo!<br />

Estas noticias duraron poco. Se fueron desvaneciendo, no porque gobierno alguno<br />

hubiese silenciado a los locutores. Simplemente ellos sintieron pánico y abandonaron<br />

sus micrófonos en busca de protección.<br />

ABANDONO DE LAS CIUDADES<br />

Fue tanto el terror que cundió por todas partes, que la gente, histérica, bramaba en las<br />

calles. La situación era inenarrable. Los gobernantes y políticos no dispusieron del<br />

ejército para controlar la situación. El instinto de conservación los mantenía ubicados,<br />

con sus familias, en los flamantes refugios subterráneos construidos únicamente para<br />

ellos con el dinero de todos.<br />

Además, ¿qué podría hacer un ejército contra una bomba atómica? Los soldaditos<br />

huían despavoridos de sus cuarteles dejando a un lado el pesado fusil de rayos láser<br />

que les impedía correr.<br />

Estas mismas circunstancias ocurrían en todas las congestionadas urbes del planeta.<br />

Y, de este modo, comenzó el triste éxodo hacia los campos. El primer pensamiento,<br />

que recorrió la mente de la masa, fue abandonar las ciudades<br />

Lo más rápido para ir al campo era el automóvil: el gran contaminador del siglo veinte y<br />

comienzos del veintiuno los sacaría del apuro. Todos querían arrancar al mismo


tiempo, con tan mala suerte que la congestión fue total: cada uno quería salvar primero<br />

su pellejo y el de los suyos.<br />

En un principio resonaron pitos y sirenas. El bullicio ensordecedor contribuyó a<br />

aumentar más la tensión y el desespero. En una hora hubo más choques y accidentes<br />

que en los últimos 10 años. Calles y carreteras adyacentes se convirtieron en largas<br />

culebras de chatarra que despedían humo… y sangre.<br />

Como consecuencia surgieron las peleas de vecino contra vecino y amigo contra<br />

amigo. Los saqueos fueron totales: los ambiciosos, en brutal desenfreno, arrasaron los<br />

bancos que habían quedado abiertos y abandonados. Sacaron el dinero y, como locos,<br />

se cubrían con él en un último intento de complacer sus anhelos frustrados.<br />

Las armas relucían y las balas se agotaban tratando de solucionar los millares de<br />

conflictos que se sucedían. A la voz de la guerra, las fábricas fueron desocupadas,<br />

dejando motores y calderas a la deriva. Más tarde explotaron causando tremendos<br />

incendios.<br />

¡El colapso fue total!<br />

Después de la congestión los vehículos quedaron inutilizados y amontonados en las<br />

vías. Los hombres en desbandada huían a pie formando espantosos ríos humanos de<br />

desesperación. Cada 10 pasos se encontraba un histérico, un herido o un muerto. Lo<br />

más triste del caso, era ver madres llamando a gritos a sus desaparecidos hijos…nadie<br />

respondía.<br />

Sus lamentos los ahogaba el bullicio tumultuoso de la masa que, en ese momento,<br />

hacía la más terrible detonación de la historia: ¡La bomba humana había explotado!<br />

RESULTADOS DEL EGOISMO<br />

El egoísmo dio sus diabólicos frutos: desorden, confusión y muerte. Los poderosos de<br />

las ciudades, los altos jefes de sólidos emporios financieros —dedicados a negociar el<br />

sudor ajeno—, explotadores y los explotados se confundían en la triste retirada hacia<br />

los campos para implorar la protección del humilde campesino, al cual siempre le<br />

habían negado todos los derechos, menos el de elegir el mandatario que los seguirían<br />

explotando más.<br />

Ahora sí se darían cuenta aquellos hombres que se vestían de petulancia y se<br />

adornaban con soberbia, lo débiles que eran. Quienes por tanto encumbrarse les daba<br />

vértigo mirar hacia el humilde, ahora se arrastraban para besar la tierra que pisaba el<br />

campesino.


La verdadera riqueza en esta ocasión la tenían los sencillos hombres de campo,<br />

amantes de la Naturaleza que producía frutos. En cambio, en las ciudades se<br />

maltrataba la tierra y se producía smog.<br />

Los rudos campesinos al verse atacados por la muchedumbre hambrienta y<br />

desesperada, utilizaron sus machetes para cortar cabezas con la misma destreza y<br />

fuerza con que cortaban las raíces.<br />

Uno de los efectos más curiosos de este peregrinar, fue ver cómo el dinero comenzó a<br />

perder su mágico efecto. Nadie vendía a ningún precio lo poco que tenía. Las gruesas<br />

chequeras y las flamantes tarjetas de crédito perdieron su encantamiento artificial.<br />

Rico era quien tuviese cobija, algo de comida, y una buena arma para defenderse. Lo<br />

anterior ocurrió en todas las congestionadas urbes del planeta. En esta forma<br />

transcurrió ese eterno y dramático día.<br />

Un silencio de muerte y desolación se dilataba sobre la agrietada esfera terráquea.<br />

El Sol se tornó rojo y comenzó a ocultarse.<br />

¡Se sonrojaba de la vergüenza que sentía al ver estas cosas!<br />

Los primeros 6 capítulos del presente libro, lejos de ser negativos, alertan de una<br />

realidad inminente, imposible de que no ocurra, porque obedece a una causa que<br />

ya se consumó y está produciendo un efecto imparable que ya se inició.*<br />

*Concretamente la superpoblación, el final del petróleo, la escasez de energía,<br />

agua y alimentos, la contaminación, las pandemias, el sida , el cáncer y el<br />

aumento incontrolado en las enfermedades degenerativas y auto inmunes, el<br />

terrorismo y la piratería, la tecnología como única visión y valor de la vida, el<br />

desespero en pos del dinero a toda costa…<br />

Sin embargo, los 6 capítulos restantes de este libro toman un giro inusitado, los<br />

ilumina una visión positivista tramada en una deliciosa historia extraterrena,<br />

narrada en el género literario de ficción científica. Adelante:


CAPITULO 7<br />

EL BIT-GIROX<br />

Los pálidos reflejos del ocaso se extinguían lentamente.<br />

El Sol besó el horizonte herido y, para no sentirse cómplice, se lanzó al abismo.<br />

El mar estaba embravecido. En su inmensidad violenta chocaban las olas en<br />

pugna. Una atmósfera aplastante y rojiza cubrió la eterna noche.<br />

Mientras estos tristes hechos ocurrían en la Tierra, el ovni y sus tripulantes se<br />

encontraban de regreso del viaje lunar.<br />

Sabium, en lo profundo de su ser, había sentido el clamor de sus congéneres. Se<br />

despertó en él, en forma extraordinaria, el sexto sentido que aún dormita en el interior<br />

de los hombres: ¡La clarividencia!<br />

Sabium fue llevado con urgencia a la sección de enfermería del Bit-Girox. Allí fue<br />

encapsulado en un campo de fuerza Magnetryónica y con vibraciones biorritmicas lo<br />

hicieron penetrar en un profundo sueño.<br />

Pronto necesitaría todas sus energías y cualidades. Por el momento no podía hacer<br />

nada. Celesta y Galaxia se encargaron de tranquilizar a los niños infundiéndoles valor<br />

para afrontar los hechos. Debían ayudar a su padre.<br />

Titanio asumió el mando y puso en marcha un efectivo plan de ayuda, ya previsto.<br />

Tenía órdenes de no intervenir en el desenvolvimiento natural o inherente en los actos<br />

humanos, pudiendo, sí, ayudar de una manera secundaria.<br />

Por tanto, dio la siguiente orden:<br />

—“Atención todos los BIT-Girox: sitúense en los puntos contaminados por las<br />

bombas y, utilizando haces aspertriónicos, absorban las nubes radioactivas que<br />

amenazan con exterminar por completo a la humanidad.<br />

Efectivamente, todo el veneno y los gases letales, depositados en el aire por las<br />

explosiones atómicas, fueron succionados sometiéndolos a un tratamiento


egenerador, para luego devolverlos a la atmósfera en forma de oxígeno y gases<br />

inertes.<br />

De no haber sido así, los vapores energéticos plagados de rayos gama habrían<br />

repercutido de un modo catastrófico sobre la masa genética de los vivientes.<br />

Recordemos que a cada terrícola le correspondían cinco mil toneladas de dinamita<br />

para su segura destrucción.<br />

Los extraterrestres salvaron de una muerte lenta y cruel a todas las criaturas existentes<br />

en la Tierra. De esta ayuda los hombres no se percatarían hasta pasados varios días.<br />

Sabium no fue despertado del tratamiento a que era sometido hasta el día siguiente.<br />

Titanio sabía que, en esos momentos la mejor ayuda que podía brindar a los hombres<br />

era mantener al gran sabio vivo y con todas sus energías físicas e intelectuales<br />

acumuladas.<br />

Durante el día los niños fueron sometidos a tratamientos similares. Ellos debían apoyar<br />

a su padre, alentándolo en las decisiones que debía tomar, para salvar a su mundo de<br />

la hecatombe final. En esta forma la familia Sabium se encontraba en un profundo<br />

sueño tranquilizante y reparador. Realmente era lo mejor.<br />

Regresar a la Tierra en esas circunstancias significaría un peligro inminente para sus<br />

vidas, serían presos de la confusión y el miedo que allí reinaban.<br />

Cualquier gobernante o caudillo que tratara de aplacar con su voz a las turbas que<br />

aullaban de pánico y terror, equivaldría a tratar de calmar el furor de una tempestad<br />

interponiéndole un pañuelo.<br />

Sabium, a la hora propicia, sería despertado y orientado para poder dirigir a sus<br />

hermanos.<br />

BREVE COMENTARIO<br />

La desintegración atómica constituye una reacción en cadena. Igualmente los sistemas<br />

electrónicos y servomecanismos, que gobernaban el material bélico destinado por los<br />

hombres para su autodestrucción, se activaron en cadena.<br />

Las bombas que destruyeron a Hiroshima y Nagasaki, en la segunda guerra mundial,<br />

eran armas de juguete comparadas con las bombas mega-asesinas de las primeras<br />

décadas del tercer milenio. Su poder de destrucción se había multiplicado por mil.<br />

11 bombas atómicas hicieron blanco. La mayoría en zonas militares y no en ciudades.<br />

Sus efectos terroríficos dieron origen a la confusión de indefensos seres. Enloquecidos<br />

e incontrolados que huyeron hacia los campos.


Las muertes producidas directamente por las bombas, por decirlo así, solo fueron 49<br />

millones de calcinados. En cambio, la bomba humana, creada por el pánico, originando<br />

el apiñamiento, la violencia, el desorden, accidentes, incendios y asesinatos, había<br />

quintuplicado esa cantidad de muertes, convirtiéndose, por este hecho, la bomba<br />

humana como la más terrorífica de las armas que hacen explosión.<br />

El saldo total de desaparecidos fue colosal: 250 millones de personas cerraron, con<br />

broche de sangre, la guerra número diez mil de esta triste era de ignorancia.<br />

No seria en vano: El dolor es un bálsamo benéfico que une a los hombres, y éstos, con<br />

ojos desorbitados, habían visto escenas sin nombre que congelaron la sangre al más<br />

valiente y destrozaron los nervios del más osado:<br />

Rasgados tímpanos habían escuchado el grito profundo de la Tierra que se lamentaba<br />

desde sus entrañas; habían percibido el desesperado aullido del viento que gemía<br />

entre las ramas; y lograron oír el bramido de la mar que lloraba agitando con<br />

desespero sus olas plañideras.<br />

Comprendieron que la Tierra era un ser vivo, y fue ahí cuando se escuchó el lamento<br />

de Dios entre las almas.<br />

¡Hubo una llovizna refrescante!, eran las lágrimas que vertía La Naturaleza herida.<br />

Desahogaba así su inmenso dolor.<br />

Esta era la ocasión que se esperaba. Estas eran ―aquellas cosas‖ que habían<br />

profetizado dos mil años atrás: como se lanza la pantera asesina sobre un cabrito que<br />

pasta desprevenido, así se sorprenderían los hombres en el momento en que<br />

estuviesen pregonando una falsa paz y seguridad.<br />

Este fue el fin de la edad sombría y, a la vez, el comienzo de una nueva era llena de<br />

luz, paz y amor donde los justos se encargaron de administrar la Tierra.<br />

Los que estudiaban libros de civilizaciones desaparecidas bien sabían que un cambio<br />

repentino tenía que ocurrir. Otras personas inteligentes, de mente despierta, sin recurrir<br />

a los libros proféticos intuían lo mismo y comentaban:<br />

—―Esto no puede continuar de esta manera, algo va a reventar algún día‖ Así pasó. Se<br />

cumplió la promesa anunciada después del diluvio: ―Ya no vendría del cielo un castigo‖.<br />

Al contrario,‖ de lo alto vinieron‖ a ayudarnos.<br />

A pesar de todo, en la época anterior al gran golpe, pocos aceptaron la ayuda. Durante<br />

varios años extrañas luces se observaban en el firmamento. Quienes confiaron,<br />

tuvieron contacto con ―ellos‖, fueron instruidos y separados a tiempo. (Ver libro<br />

―Revelaciones de un Extraterrestre‖).


En cambio, la turba fanática y perniciosa terriblemente diezmó su masa…<br />

Ellos mismos se castigaron.*<br />

*(EXPERTOS CONCEPTUAN QUE, SI EL COLAPSO SE PRESENTA EN FORMA<br />

GLOBAL —COMO SE TEME, YA QUE LA ECONOMÍA ESTA UNIDA Y TODOS LOS<br />

RECURSOS SON INTERDEPENDIENTES— NO PARARÁ LA HECATOMBE HASTA<br />

NO HABERSE ANIQUILADO MUTUAMENTE 6 MIL MILLONES DE PERSONAS.)<br />

Piense, la persona más optimista y recursiva, qué ocurrirá en una ciudad a la<br />

cual le sea suprimida la gasolina durante más de tres días… pues el petróleo<br />

pronto se irá sin falta para jamás volver. En tanto las ciudades continúan<br />

creciendo a un ritmo incontenible.<br />

ANÁLISIS DE LO OCURRIDO<br />

Los venenosos vapores del odio hicieron fatal efecto. La humanidad navegaba en el<br />

océano del conformismo y su barca, hecha de egotismo, naufragó.<br />

El mundo estaba sin gobernantes. Los presidentes de las dos grandes naciones habían<br />

quedado pulverizados junto con sus ciudades capitales.<br />

Los refugios, para ellos construidos con toda la seguridad posible, en caso de un<br />

anuncio de guerra nuclear, funcionaron perfectamente, no quedaron destruidos.<br />

Lástima que no hubieran estado ocupados por sus amos para haberles brindado la<br />

protección debida.<br />

En este caso ninguna nación declaró la guerra. Los humanos dormían cobijados por<br />

las armas y su tranquilidad consistía en el perfecto balance o equilibrio entre ellas.<br />

Habían confiado a computadoras, casi humanas, la dirección de aquellas bombas: ―El<br />

hombre construyó una máquina que luego lo traicionó‖.<br />

Los dirigentes y políticos de las otras naciones se confundían en desespero mezclados<br />

con la muchedumbre. Los más importantes se encontraban en los refugios sin saber<br />

qué hacer.<br />

La gente corría en desbandada hacia los campos en busca de protección. Fue idea de<br />

algunos y aprobada inmediatamente por el resto, dando cumplimiento al antiguo dicho:<br />

―¿A dónde va Vicente?, ¿a donde va toda la gente?<br />

El anterior es el principal defecto que no deja despegar a las personas del ―común y<br />

corriente‖. Los que aprueban el sentir de la masa no logran salir de la ignorancia.<br />

Quien sigue al vulgo es un vulgar y no se da cuenta que está siguiendo al gran maestro<br />

del error.


La turba es fanática y supersticiosa, siendo sus ideas perniciosas. Y, dentro de la turba,<br />

van todos los conformistas. La muchedumbre aprueba la maldad con tal que otras<br />

personas la aprueben. Y dentro de la muchedumbre, van todos los ―común y corriente‖.<br />

HIRIENTES SARCASMOS<br />

Las almas encarnadas invadían los campos y el Sol no quiso acompañarlos más. Se<br />

enfrentaron a una noche espesa llena de incertidumbre. En las ciudades continuaba el<br />

saqueo. Allí, infortunados que no temían encontrar la muerte, se divertían a manos<br />

llenas con lo que siempre habían soñado tener: dinero, joyas y lujos.<br />

Presos, vagabundos, asesinos y drogadictos eran dueños de elegantes mansiones<br />

abandonadas.<br />

En almacenes y supermercados abandonados encontraban en abundancia todo lo que<br />

la sociedad siempre les negó.<br />

En cambio los potentados se encontraban en el campo, sin provisiones, sufriendo<br />

terriblemente las amarguras de una absurda guerra. El miedo los tenía sin techo, sin<br />

protección, sin agua, sin ley y en medio de un desconcierto total.<br />

Nadie se atrevería a volver a la ciudad. Masas humanas estaban pendientes de la<br />

radio, en espera de alguna noticia oficial que les informase un plan a seguir.<br />

Algunas emisoras aún funcionaban. Habían quedado con una programación grabada<br />

para mucho tiempo y, en mala hora, herían de muerte el alma de aquellos que las<br />

escuchaban:<br />

—“En esta hermosa noche baile al son de nuestra música candelosa; ritmo y<br />

alegría en este sabroso fin de semana”.<br />

La sociedad de consumo, con sus grandes inversiones en propaganda radial<br />

programada, torturaba a los atribulados seres con el filo del sarcasmo: —―Aprecie la<br />

suavidad de nuestro colchón marca XX. Esta noche disfrute del banquete en su<br />

elegante hotel -ambiente refinado-“.<br />

Los ambiciosos se movían como dantescas sombras humanas, fustigados por los<br />

truenos que retumbaban continuamente en una atmósfera alterada. En estas<br />

condiciones los hombres permanecieron inermes, vencidos por esa espesa noche que<br />

los manchaba con su negrura y quería tragárselos.<br />

LA ESPERANZA NO SE PIERDE<br />

Los atormentados humanos seguían escuchando la radio a la espera de alguna voz de<br />

aliento. ¿Quién podría emitirla?


Nadie lo sabía. Ni los mismos dirigentes creadores de las bombas que, refugiados bajo<br />

tierra como gusanos miserables no sabían exactamente lo que había pasado.<br />

Temblaban como hojas secas y no escuchaban el aullido de la marea humana.<br />

Miembros de las principales agencias noticiosas se encontraban muertos o, quizás, en<br />

los campos, también a la caza de alguna<br />

noticia redentora para ellos mismos.<br />

UN REFRESCANTE ALIVIO<br />

Los primeros rayos matutinos rompían las<br />

tinieblas. Era las cuatro de la mañana.<br />

¿Vendría otro eterno día lleno de<br />

incertidumbre? ¡No! La humanidad no<br />

resistiría más.<br />

El despertar del alba traía un refrescante<br />

alivio! Inesperadamente, en todos los<br />

receptores se escuchó una voz de alerta.<br />

Una voz femenina, clara y decidida,<br />

había llamado la atención:<br />

—“Urgente: Atención habitantes del<br />

planeta Tierra”.<br />

—Todos los seres que escuchen este<br />

llamado por caridad informen a<br />

quienes tengan radios, teléfonos o<br />

televisores de pulsera, para que los<br />

pongan en funcionamiento.<br />

CELESTA<br />

Por favor, agrúpense alrededor de quienes posean cualquier tipo de<br />

radiorreceptor.<br />

—En doce minutos escucharán noticias que interesan a toda la humanidad. ¡Es<br />

urgente!<br />

Esta llamada de atención se escuchó en cuanto receptor hubiere, no importando la<br />

frecuencia del dial, o canal de televisión o teléfono móvil en el cual estuviera<br />

sintonizado. Fue un hecho curioso.<br />

Parecía que todas las emisoras del mundo hubieran estado en perfecto sincronismo<br />

para transmitir en cadena el mismo mensaje. Esto era totalmente imposible. Se<br />

necesitaría un enorme grupo de técnicos y varios días de preparación.


Además era imposible reunir, en estas circunstancias, a todos los operadores que<br />

controlaban las emisoras y cadenas. La mayoría de radiodifusoras estaban dañadas, o<br />

la corriente eléctrica no fluía. Sus dueños, como sabemos, las habían dejado a la<br />

deriva.<br />

¡El hecho era inexplicable! Sin embargo, aquella dulce voz de alerta se dejaba<br />

escuchar en todas las frecuencias… ¡Y en todos los idiomas!<br />

Esto sólo podría lograrse con un centenar de satélites transmisores, diseñados<br />

especialmente para este caso. Y no existían.<br />

LA GRAN SORPRESA<br />

No hubo tiempo para aclarar la incógnita de esta transmisión. La voz de alerta se<br />

expandió velozmente, y la gente se apiñaba alrededor de quien tuviera un receptor.<br />

En contados minutos se escucharía una noticia que podría significar vida o muerte. El<br />

optimismo y el pesimismo; el valor y la cobardía; el dolor y la esperanza, se dieron cita<br />

para sortear, en un segundo, el desenlace final de la humanidad.<br />

La voz continuaba anunciando:<br />

—Faltan tres minutos para que todo ser interesado en su vida y en su mundo<br />

esté al tanto de esta noticia.<br />

Ninguno se había hecho rogar. Todos estaban impacientes congregados para recibir la<br />

noticia más importante en su vida. Algo así como el anuncio de muerte o perdón para<br />

un condenado a la pena capital.<br />

Súbitamente se inundó el éter con una potente<br />

modulación de infinitas frecuencias que, atravesando<br />

desiertos, continentes y océanos, envolvió el globo<br />

terráqueo con una clara manifestación audible.<br />

De todos los radiorreceptores brotó una voz paternal,<br />

limpia y segura, que se escuchó hasta en los confines<br />

de la Tierra:<br />

— ¡Atención todos los habitantes del mundo!<br />

— ¡Queridos hermanos!<br />

— ¡Les habla Sabium!


CAPITULO VIII<br />

GOBIERNO MUNDIAL<br />

(RECUENTO)<br />

Bajo el manto de la noche se desataba una tempestad doliente.<br />

La Tierra se humedecía con las lágrimas que derramaban sus desventurados<br />

hijos, victimas de sus propios inventos.<br />

La Naturaleza, inocente, había sido salvajemente castigada por los ambiciosos.<br />

Envueltas en un espantoso remolino se esfumaron las dos principales ciudades del<br />

mundo, y de sus cimientes brotaron dos enormes y horripilantes hongos que reflejaban<br />

la cara satisfecha del demonio.<br />

Desde las tecnificadas bases militares se levantaron terribles vapores atómicos que<br />

infestaron los cielos con mortífera radiación.<br />

La gente en su mayoría había abandonado las ciudades y se encontraba en los<br />

campos y montañas esperando un desenlace fatal.<br />

Era las cuatro y media de esa interminable noche, 24 horas después de haber ocurrido<br />

la primera conflagración. La humanidad se encontraba al borde de un abismo infernal.<br />

Los gobernantes, con sus ejércitos disgregados, no podían actuar. Los optimistas<br />

esperaban que la voz de su gobierno les informase lo ocurrido dirigiéndolos luego a un<br />

regreso a la normalidad. Los pesimistas temían ser llevados a campos de<br />

concentración por parte de los desconocidos vencedores.<br />

Ahora un hombre, que desafiando fronteras se había ganado el cariño de todas las<br />

razas, en una forma misteriosa les había hablado. El bálsamo de su voz calmó los<br />

nervios y abrió nuevas esperanzas. ―El alma de Sabium era grande como el Sol. El eco<br />

de sus hazañas científicas lo habían escuchado todos los pueblos.<br />

Sus entrañables palabras retumbaban a largo y ancho de continentes. Lo más extraño<br />

del caso era que gente de distinta lengua entendía sus mensajes. Nadie sabia como lo<br />

había logrado. Esto no importaba; en angustiosos momentos<br />

se había dirigido a sus atribulados semejantes.


ASI HABLO SABIUM:<br />

—Habitantes del mundo. Queridos hermanos:<br />

—La enemistad de nación contra nación; el odio de reino contra reino; la envidia, la<br />

ambición desmedida y el egoísmo, dieron sus maléficos frutos.<br />

—Nos encontramos al final de una gran tragedia y, a la vez, en el umbral de una<br />

luminosa era de paz.<br />

—No hubo guerra como se creyó. No hubo vencedores. Sin embargo todos fuimos<br />

vencidos por las violentas máquinas que nosotros mismos creamos. Ahora debemos<br />

mostrar nuestra superioridad siendo magnánimos con nosotros mismos.<br />

—Sin ser provocado por ninguna nación, hubo el desencadenamiento atómico que<br />

anteriormente sí estaba diseñado y admitido por todos.<br />

—Debido a una sencilla falla en los sistemas, estalló la primera bomba, hubo confusión<br />

y, la verdad es que, 250 millones de hermanos nuestros que ayer eran, hoy no se<br />

encuentran físicamente con nosotros.<br />

—Más no se inquieten. Tengan en cuenta que, es tan segura la muerte para el que<br />

nace como segura es una nueva existencia para el que muere.<br />

—Nada puede dejar de existir. Simplemente las cosas se transforman y los seres<br />

evolucionan. Aún una hermosa sonrisa se trueca en otra cosa igualmente bella. Este<br />

mundo es, sencillamente un aula de la gran universidad del Cosmos donde se aprende<br />

a conocer el Infinito.<br />

—Los seres queridos, desaparecidos, ¡aún existen!, sólo cambiaron de puesto en esta<br />

larga carrera hacia la verdad. La prueba es que existe el hombre y con él el amor<br />

verdadero. Y sobre el verdadero amor cimentaremos una nueva y sola raza de<br />

superhombres.<br />

REGRESO A LAS CIUDADES<br />

Ante las palabras de Sabium ninguno se atrevió a hablar. Una vibración trascendental<br />

penetraba los corazones. Los humanos comprendieron, en escasos minutos, lo que no<br />

habían entendido en milenios.<br />

Un tercer ojo se desarrollaba en sus mentes. ¡Habían cambiado! Esta última<br />

experiencia, este último holocausto no sería en vano. Quien no ha sufrido en carne<br />

propia no entiende el sufrimiento de los demás.<br />

Ahora todos experimentaron el miedo, el hambre y la necesidad. Jamás volverían a<br />

permitir que, en el mundo, un solo niño muriera de hambre.


Sabium continuaba hablando, convenciendo a los hombres que lo debían seguir.<br />

Sus dimensiones morales e intelectuales actuaban con fuerza sobre las mentes<br />

acongojadas.<br />

— ¡Compañeros de existencia!, ya no más llanto ni sufrimientos. Hemos sido creados<br />

para vivir en comunidad necesitándonos unos a otros. Que el fuego del valor encienda<br />

los corazones fundiéndolos en héroes.<br />

—Construiremos una nueva Tierra y aparecerá un nuevo firmamento. Llegaremos a un<br />

final feliz.<br />

Por primera vez los hombres se movían bajo una sola voz y por una misma causa. El<br />

eco de la historia no resonaba un caso igual. Finalmente siguieron las instrucciones<br />

que los conducirían a sus hogares.<br />

De una voz grave y clara brotaban sabios consejos, modulados en etéricas ondas que<br />

traspasaban agrestes montañas, recorrían vastos océanos y eran percibidas por todo<br />

humano entendimiento, era la voz de Sabium:<br />

—Cuando el Sol alumbra es para todos: observen el astro Rey quien les regala un<br />

esplendoroso amanecer. No obstante tener que alumbrar vastos horizontes no se<br />

olvida de la más humilde hierba del camino.<br />

Sabium, sereno y lúcido, no descansaba de orientar:<br />

–Supriman lo superfluo y pongan énfasis en lo que es importante para la vida. No<br />

actúen en base al dinero, ni al interés de recompensas. Recuerden las enseñanzas<br />

genuinas que nos dejó Jesús de Nazareth. Basta ya de predicarlas y conseguir dinero<br />

con ellas: ahora es preciso cumplirlas.<br />

LLAMAMIENTO A LOS ALTOS JEFES<br />

Después de iniciada la ardua faena de enterrar muertos, curar heridos, buscar<br />

alimentos y medicamentos, Sabium hizo un severo llamamiento a los jefes de gobierno.<br />

El peligro no había pasado y se necesitaba un acuerdo inmediato entre las naciones.<br />

— ¡Señores gobernantes del mundo! —habló Sabium con voz severa.<br />

—Antes de llegar a una investigación detallada de lo ocurrido nos debemos preparar.<br />

Podría estallar nuevamente el caos. Se culparan unas naciones a otras y aparecería<br />

una supe guerra, de la cual ya no habría salvación.<br />

—Señores presidentes: es preciso una reunión cumbre. Como ustedes han sido<br />

elegidos por sus pueblos, entonces, las decisiones que se lleven a cabo, unidos,<br />

significarán la aprobación del mundo entero.


—Esta reunión no da más espera. La Naturaleza está herida y los pueblos no resisten<br />

más. Es urgente la gran junta que definirá el futuro de la vida en la Tierra.<br />

¡Todos los presidentes de las naciones deben asistir!<br />

La cita es mañana a las 11.11 de la noche. Para el efecto deben tomar sus aviones:<br />

en pleno vuelo se les informará las coordenadas a seguir, y recibirán instrucciones<br />

sobre dónde deben aterrizar.<br />

—El sitio exacto del encuentro es secreto; esto no impedirá a los televidentes del<br />

mundo entero apreciar, en todo detalle, esta ecuménica reunión.<br />

Ante tan impetuoso, llamamiento, la invitación fue acatada por los países, que<br />

dispusieron de sus aviones más veloces y cumplieron las instrucciones dadas por<br />

Sabium. No hubo formulismos ni indecisiones. Una extraña y convincente fuerza se<br />

apoderaba de ellos. Sabium, en sus últimas palabras, no hablaba:<br />

¡Rugía!<br />

Y, como mansas palomas, obedecieron a un hombre, antes sólo un científico, ahora un<br />

formidable e impelente guía.<br />

EL ENIGMA DE LA TRANSMISION<br />

La imagen de Sabium era la única que se veía en todos los televisores, y su voz se<br />

escuchaba en cualesquiera de los radio- receptores.<br />

Algunas emisoras, en vano habían tratado de reanudar sus programas. Una<br />

potentísima onda electromagnética opacaba la de sus antenas. Ningún aparato<br />

radiotransmisor, en el mundo, lograba funcionar.<br />

Los técnicos comentaban que, el fenómeno se debía a una trasmisora de 18 millones<br />

de vatios de potencia en antena, algo insólito para esta tecnología, de otra manera<br />

sería imposible.<br />

Sin embargo existía algo equivalente y estaba en poder del científico. Por este motivo,<br />

y por la confianza que se había ganado al llevarlos nuevamente a sus hogares, lo más<br />

prudente era hacerle caso al hombre que, sin nacionalidad conocida, se había ganado,<br />

desde tiempo atrás, el cariño de los pueblos.<br />

Era genio, inventor, pacifista y científico por excelencia. Ahora se esperaban cosas más<br />

grandes de él. Citó a los presidentes de los países para comunicarles algo que sería de<br />

mucha importancia para los pueblos.<br />

¿Qué sería? ¿Qué iba a revelar a los dirigentes de esa humanidad que hervía de<br />

ansiedad? El carrusel del cambio definitivo comenzó a moverse.


Hombres de 500 naciones, en veloces aviones, se dirigían hacia un lugar secreto para<br />

descender en un punto desconocido.<br />

Allí decidirían, ante la vista aterrada de nueve mil millones de almas, el rumbo que<br />

debía seguir esta pesada nave ―Tierra 1‖, que con vértigos de inconciencia, se perfilaba<br />

en el horizonte de la incertidumbre.<br />

La clave de todo esto la tenía un solo hombre que paulatinamente se convertía en un<br />

héroe enigmático y colosal.<br />

UNA CIUDAD DE OTRO MUNDO<br />

La hora de la cita lentamente se acercaba para los espectadores. Los aviones<br />

presidenciales, de todas las naciones, se encaminaban hacia las coordenadas<br />

oceánicas anunciadas por Sabium.<br />

Los primeros en acercarse al sitio esperaban una señal clave que les informase el<br />

punto exacto de aterrizaje. Los pilotos empezaron a sentir preocupación.<br />

Se encontraban en mar abierto, a miles de kilómetros de cualquier lugar habitado. Esto<br />

podría ser un engaño o una trampa fatal. Los radares de los aviones no detectaban<br />

islas donde pudiera aterrizar.<br />

Hubo expectación, silencio y duda. Además era de noche en esas coordenadas.<br />

¡Oh! ¡Qué alivio!<br />

La tensión fue breve y la información llegó a tiempo. Los pilotos captaron en sus<br />

audífonos una varonil voz desconocida:<br />

—Amables capitanes de vuelo: se encuentran en la zona señalada. Muy amables por<br />

haber venido; no sientan desconfianza.<br />

—Verán, sobre el océano, una pista firme y segura. Coloquen el avión con el ―mando<br />

automático‖. Nosotros nos encargaremos de hacer descender la nave, sin peligro<br />

alguno.<br />

Estupefactos, los ocupantes de las naves vieron cómo se iluminaba una enorme pista<br />

en medio del océano. No se trataba de un porta-aviones, en razón de que tenía un<br />

área mil veces más grande que el mayor conocido más bien se asemejaba a una<br />

ciudadela flotante.<br />

La iluminación no provenía de reflectores. Parecía como si el Sol estuviese alumbrando<br />

únicamente esa parte del océano.


El primer avión presidencial, describiendo una gran curva, inició ―solo‖ el descenso.<br />

Esto no era lógico. Parecía como si un fantasma invisible impulsara los mandos.<br />

Los capitanes de vuelo, y las personalidades que los acompañaban, apreciaban<br />

maravillados aquella base. A juzgar por su construcción, no se asemejaba a ninguna<br />

obra de este mundo. Parecía haber brotado de las profundidades marinas para aquel<br />

encuentro inesperado.<br />

Uno a uno los aviones restantes fueron llegando y, en idéntica forma, se posaron en la<br />

deslumbrante pista. Sus ocupantes abandonaron las naves.<br />

Guiados por avisos que aparecían en sus respectivos idiomas, se encaminaron hacia<br />

un cómodo salón, de formas espaciales, donde encontraron sus correspondientes<br />

aposentos.<br />

En forma intempestiva en la televisión del mundo apareció la imagen de dicho salón, y<br />

los habitantes de todas las naciones vieron reunidos, por vez primera, a todos los<br />

presidentes. Transcurrieron varios segundos. El nerviosismo aumentaba.<br />

De súbito, un aplauso cerrado rompió el silencio. La emoción sacudió los corazones.<br />

Los ojos brillaron hasta derramar lágrimas en abundancia.<br />

Había aparecido, en el sitio principal del salón, un hombre sencillo: su edad viril y<br />

grave. De rostro amable y mirada penetrante. Lo acompañaban sus dos hijos:<br />

Dylan y Matilda.<br />

De la influencia de sus palabras dependía la vida de millones de seres y la gloria<br />

milenaria de un futuro glorioso. Necesitaba la elocuencia de los dioses para enfrentarse<br />

a ese breve pero fulminante instante, clímax en la historia de la humanidad.<br />

EL MENSAJE DE SABIUM<br />

Una luz indescriptible iluminó la mente del científico. En cada palabra ponía su alma y<br />

en cada mirada su corazón. Los gobernantes temblaron al mirarlo, y por sus frentes se<br />

deslizaba un sudor frío. Así habló Sabium:<br />

—Señores presidentes, hermanas y hermanos de todas las naciones, razas y<br />

religiones:<br />

—Si somos habitantes de un mismo mundo, ¿por qué tantas fronteras de odio?<br />

—Si somos hijos de un mismo Dios ¿por qué tantas murallas de fanatismo?<br />

—He visto, desde el espacio, la Tierra sin fronteras; verdaderamente así es. Sin<br />

embargo en los mapas se representa suciamente rayada con líneas que indican<br />

fronteras de odio.


—Estas líneas dan origen a burdas formas sin sentido que ustedes han llamado mapas<br />

de países.<br />

—Por estas formas, que no tiene existencia real, mueren ancianos, madres y niños,<br />

que sí tienen vida, sienten dolor y deseo de vivir.<br />

—Al llegar a un sitio limítrofe, siempre hay hermanos armados y letreros que dicen:<br />

aquí termina el país de los hombres de esta nación y empieza el país de los hombres<br />

de otra nacionalidad.<br />

—No obstante, a lado y lado de esa línea, La Naturaleza hace brotar –sin distinción<br />

alguna—, árboles, plantas y hierbas de igual especie.<br />

—Cuando el Sol alumbra, el viento sopla y la lluvia cae, no se detienen los elementos<br />

en esas absurdas demarcaciones para entablar diferencia alguna.<br />

—La Naturaleza nos prueba que esas líneas sólo están grabadas en las mentes<br />

morbosas y egoístas de algunos hombres. Esto ha originado, en la historia que<br />

conocemos, miles de guerras, con millones y millones de muertos. ¡Qué infamia!<br />

—Si el animal ponzoñoso encuentra comida en su hábitat sombrío, ¿por qué los<br />

llamados a ser dioses no encuentran ni pan, ni techo, ni abrigo?<br />

—¡ por favor, respondan!, señores presidentes.<br />

Un silencio de remordimiento y angustia cubrió las almas.<br />

—Díganme, por favor, hombres y mujeres, ¿quieren seguir viviendo en un mundo así?<br />

Un aplauso de adhesión a Sabium ensordeció el recinto y fue seguido por los que,<br />

frente a las pantallas en todo el Orbe lo escuchaban con el corazón. Mujeres y<br />

hombres sentían ímpetus de abrazarlo.<br />

Jóvenes y ancianos lloraban; la mayoría gritaba: ¡No más guerras! ¡Queremos paz<br />

definitiva!<br />

Después de larga ovación, “el caudillo del mundo” finalizó:<br />

—Cuando las lecciones no se aprovechan, la historia se repite. Mi petición no admite<br />

promesas vanas, porque no hay una segunda oportunidad.<br />

Es unión definitiva lo que busco. Seamos como las aves del cielo que, aún teniendo su<br />

vista aguda, no conocen fronteras… nunca las han visto.<br />

LLEGAR AUN ACUERDO


Sabium, después del corto pero elocuente discurso, había logrado conseguir su<br />

cometido. Los gobernantes allí reunidos, comprendieron el juego sucio a que se habían<br />

dedicado en los últimos tiempos:<br />

Mientras firmaban un tratado de paz ante las cámaras y agencias noticiosas —para<br />

que todo el mundo los alabase—, en la encrucijada de una junta secreta tejían planes<br />

criminales para contradecirlo.<br />

En los tiempos del ―egomundo‖ la desmoralización era incontenible.<br />

La demagogia constituía la hipocresía del progreso. Los aduladores daban brillo a los<br />

zapatos de los poderosos con sus besos serviles y traicioneros.<br />

Era odioso gobernar a gente ruin, siendo, la mayoría de gobernantes, más ruines que<br />

los gobernados.<br />

A estos gusanos del poder los envolvían telarañas de flaqueza y terminaban en un<br />

desierto de resecas esperanzas.<br />

Los presidentes de ese entonces disfrutaban de honores por fuera y amarguras por<br />

dentro. Porque esas risas de poder y gloria no eran más que un barniz reluciente<br />

debajo del cual gemían grandes llagas vivas. ¿Para qué ser jefe de gobierno en un<br />

país asfixiado por fronteras malditas?<br />

Pensamientos similares recorrían la mente colectiva. Alguien, presente en el<br />

enigmático salón, reciamente exclamó:<br />

— ¡No queremos más tratados! Demoramos más en firmarlos que en contradecirlos.<br />

Otro agregó: — ¡Desarme total es la solución! ¿Quién lo garantiza? —Concluyó un<br />

tercero. Un importante estadista sugirió: ¡Gobierno mundial es la única solución!<br />

Esto sonó con buen timbre entre los asistentes y su opinión prevaleció.<br />

—Nunca se ha probado, ¿por qué no formarlo? ¿Por que adelantarnos a decir que no<br />

funciona, antes de haber ensayado? Eran lo comentarios que se escuchaban en el<br />

salón espacial.<br />

—Toda noble empresa parece imposible al principio. Esta es la hora y la oportunidad,<br />

opinaron muchos.<br />

Siempre existieron personas bajas, ignorantes y de escasa imaginación o con intereses<br />

creados, que afirmaban, antes de haber ensayado, que un gobierno mundial no sería<br />

inmune.<br />

En cambio, ahora, la idea se propagó rápidamente entre los asistentes como solución<br />

definitiva para formar un mundo ideal.


Los presidentes prefirieron, mejor, ser corregidos por un sabio, que seguir siendo<br />

adulados por los tontos. Esta era la oportunidad de elegir a un solo presidente mundial.<br />

Allí se encontraban los mandatarios de todas naciones. Habían sido elegidos por sus<br />

pueblos y, a su vez, tenían derecho a elegir a un solo hombre que, con plenos<br />

poderes, lo gobernase a todos. Esto era completamente legal, y posible. ¡Dicho y<br />

hecho!<br />

La condición propuesta fue así: ―Cualquier hombre, que por mayoría de votos<br />

presidenciales saliese elegido, sería presidente mundial. Testigo, en esta ocasión, todo<br />

el mundo.<br />

PRESIDENTE MUNDIAL<br />

Se organizó una votación de emergencia pero decisiva. Los votantes, a la vez,<br />

renunciaban a su mando en favor del elegido.<br />

La elección fue rápida. Los allí presentes firmaron sus votos. Estos datos fueron<br />

entregados a una computadora que, sin preferencias, daría el veredicto final.<br />

Sabium estaba feliz con la decisión a que habían llegado los gobernantes, de elegir,<br />

entre los hombres, un solo presidente que los gobernase a todos.<br />

Se dispuso a ceder el puesto principal que ocupaba, en favor de quien resultase<br />

elegido.<br />

Lástima que no estuviese preparado para recibir el más recio cañonazo emocional en<br />

su vida: la metálica y cibernética voz de la computadora anunció al orbe el fulminante<br />

veredicto:<br />

—“El… primer presidente… mundial… elegido… por… unanimidad y por<br />

merecimiento… es… ¡Sabium! : Su… voz… es… ley… y… sus deseos…<br />

órdenes”.<br />

Así era la autoridad que los estatutos concedían a quien debía enfrentarse a gobernar<br />

este enorme globo inflado de problemas.<br />

Con plenos poderes podría salvar, o enterrar, a esta agobiada humanidad que ahora se<br />

sacudía en oleadas de optimismo. La euforia del momento era ardiente, ya que todo<br />

acaeció en forma inesperada.<br />

Los hombres vociferaron al unísono, las manifestaciones de aprobación, y los aplausos<br />

no cesaban. Sabium no pudo levantarse de su asiento. Indecibles emociones se dieron<br />

cita en su pecho. Sintió dolor, ansiedad, angustia y alegría.


No obstante, su voluntad era como el acero: entre más fuego recibía, más se templaba.<br />

Pensó que no podía defraudar a sus congéneres; inspiró profundamente, se puso de<br />

pie y, dirigiéndose al mundo, con arrojo le habló:<br />

—Soy hijo natural de la madre Tierra. Por ella he luchado, y no moriré tranquilo hasta<br />

ver borradas todas las fronteras que el odio, la ignorancia y el fanatismo trazaron con la<br />

sangre de inocentes mártires que murieron sin saber por qué lucharon.<br />

—El poder que en mis manos pesa, es de todos. Yo sólo ando de paso, como el río,<br />

como el viento; los hombres pasan, las instituciones permanecen,.<br />

Estas palabras fueron nuevamente ahogadas por expresiones de júbilo y alegría.<br />

Sabium resultó poseedor de una formidable y natural elocuencia.<br />

Durante su letargo en el espacio había bebido con avidez en el manantial de la eterna<br />

sabiduría. Ahora, en la Tierra del desatino, siglos de tinieblas se desvanecieron con sus<br />

palabras.<br />

Como por acto de magia se organizaron, en ciudades y pueblos, improvisados desfiles<br />

con banderas blancas y pancartas que decían:<br />

Pertenecemos al país más poderoso del mundo, se acabaron las guerras, Sabium<br />

presidente mundial vitalicio. Su nombramiento fue acogido con beneplácito.<br />

Un febril dramatismo se vivía en el lugar de la reunión cumbre. Los ―expresidentes‖ de<br />

las naciones, por primera vez, se daban abrazos sinceros. Habían renunciado a sus<br />

fronteras no necesitando, de esta forma, quién les guardara la espalda.<br />

El sucio juego de la guerra ya no sería más. Sabium había ampliado el amor patrio<br />

hasta englobarlo.<br />

A todos los niños les quedaba fácil dibujar el mapa de su gran país Tierra: les bastaba<br />

con hacer un círculo.<br />

LA GRAN NOTICIA<br />

De repente, una señal sonora llamó la atención.<br />

Sabium debía revelar a los hombres algo muy importante. Su alma se estremecía<br />

violentamente mientras el cuerpo permanecía quieto. Algunos pensaron que<br />

comunicaría su primer mandato de gobierno. No fue así.<br />

Se trataba de la noticia más esperada en los últimos tiempos.


Pocos habían dado crédito a ciertos fenómenos ―no identificados‖, y los testigos no<br />

podían convencer a los escépticos que necesitaban, para creer, oler y tocar:<br />

Los ignorantes convierten en ridículas las cosas que no pueden comprender.<br />

Ahora la realidad los hizo estremecer y sus huesos crujieron.<br />

Por fin, el primer presidente del mundo tenía pruebas contundentes sobre la vida fuera<br />

de este mundo.<br />

—Amados compañeros de existencia:<br />

—No se perturben por lo que les voy a confirmar; es buena noticia:<br />

—No estamos solos en el Universo: se encuentran, con nosotros, los extraterrestres.<br />

Son nuestros amigos.<br />

—Ellos nos ayudaron en situaciones críticas y, a ellos debemos la facilidad de la<br />

comunicación en esta ocasión. Ellos limpiaron la atmósfera extrayendo los venenosos<br />

vapores radiactivos que dejaron las bombas. De no haber sido así, estuviésemos todos<br />

muriendo lentamente.<br />

Como prueba de lo anterior, les acabo de dar permiso oficial de aterrizar en nuestro<br />

planeta. Dentro de una hora, exactamente, verán descender, con deslumbrante brillo,<br />

12 mil “ovis*. En las 12 mil ciudades más pobladas del planeta.<br />

*(Objetos Volantes‖ identificados)<br />

—Aunque ellos tienen plenos poderes no son belicosos, son nuestros amigos.<br />

—Estén pendientes mirando el firmamento. Verán potentes luces que se precipitaran<br />

sobre las ciudades. No se asusten. Son naves venidas de un lejano mundo, para<br />

presentar un fraternal saludo.<br />

—Vienen en son de paz y amor. Nos unirán con lazos de amistad al resto del Universo.<br />

Mientras ello ocurre, tengo el honor de presentarle al director de esa poderosa flota.<br />

Acto seguido, ante la vista aterrada de los desconcertados invitados, se abrió una<br />

cortina metálica y aparecieron, al fondo, varias naves extrasolares, de hermosas<br />

formas, inimaginables por el hombre.<br />

De una de estas relucientes naves bajaba un hombre esbelto, de mirada penetrante.<br />

Lo acompañaba una mujer de rutilante belleza, y una angelical criatura de<br />

cabellos dorados.<br />

—Con ustedes —anunció Sabium, —el comandante de la misión extraterrestre que en<br />

contados minutos iniciará el descenso a la Tierra.


—Son 12 mil naves y en cada una de ellas, vienen 12 tripulantes. En total suman 144<br />

mil seres que nos ayudarán a hacer de la Tierra un verdadero paraíso.<br />

—Habitantes del gran País Tierra: —concluyó el mandatario ecuménico:<br />

Tengo el agrado de presentarles a nuestros hermanos del Cosmos, venidos del planeta<br />

Alborada.<br />

Son ellos:<br />

—El Guía Titanio,<br />

—Su compañera Celesta,<br />

—Y su hija Galaxia.<br />

CAPITULO 9<br />

LOS EXTRATERRESTRES<br />

Desde los misteriosos ámbitos del espacio, una vivificante energía llegaba a la<br />

Tierra.<br />

Se rasgó el velo del silencio, y las puertas de la justicia cósmica se abrieron al<br />

paso de nuestros hermanos mayores.<br />

Quienes antes habían preparado el terreno, ahora LOS bañaba un sobre humano<br />

gozo.<br />

Intoxicada de emociones estaba la mente colectiva y, por vez primera, vibraba al<br />

unísono. Todo parecía un sueño:<br />

Guerra, gobierno mundial, seres de otro mundo, imágenes misteriosas… parecía<br />

como si estuviesen entretenidos en el carnaval de lo inadmisible.<br />

¡No!, de este sueño no podían despertar. La nítida realidad amparaba los hechos.


Gobernantes, amigos o enemigos, se encontraban en un desconocido sitio que había<br />

emergido misteriosamente de las profundidades marinas.<br />

Un hombre hablaba por medio de sofisticados sistemas compu-plasmáticos, a la vez se<br />

escuchaba en todos los idiomas.<br />

¡Había sido elegido primer presidente mundial!<br />

La abigarrada multitud se volcó a las calles, ya no a celebrar carnavales de<br />

voluptuosidad, desorden, y vicios —con los cuales los gobiernos engañaban a los<br />

pueblos para que así olvidaran el hambre y la miseria—.<br />

Ahora los hombres tenían cabeza erguida y vista elevada al infinito, a la espera del<br />

contacto Cósmico. En contados minutos les serían revelados misterios del más allá,<br />

conocerían su verdadero origen y orientarían su futuro.<br />

Los escépticos, duros y obstinados, que siempre se creyeron únicos en el Universo, en<br />

vano trataban de despertar. Tendrían que echar por tierra las ideas conservadoras y, su<br />

ignorante seriedad, se derrumbaría ante lo incontenible.<br />

Efectivamente, a la hora señalada por Sabium, el cielo se iluminó con una legión de<br />

deslumbrantes objetos volantes, ―antes‖ no identificados.<br />

Miles de relucientes naves se acercaban a la superficie terrestre, haciendo gala de<br />

extraños movimientos, ante la vista aterrada de la multitud.<br />

Un escalofrío recorrió la columna vertebral del mundo. La curiosidad se materializó<br />

formando oleadas humanas en los sitios donde, lentamente, fueron descendiendo, con<br />

la aprobación de los hombres, miles de Bit-Girox provenientes del centro galáctico.<br />

Cada nave se observó como un astro refulgente entre la sombra.<br />

Una música celeste, de un timbre insospechado, conmovió la atmósfera: con<br />

melodiosos sonidos, de armónicas frecuencias, saludaban los extraterrestres a sus<br />

hermanos del tercer planeta.<br />

Lluvias de seres, con manojos de rosas fragantes, daban la bienvenida a los habitantes<br />

del centro de la Vía Láctea. Al fin la Tierra se vio coronada por una extraña raza de<br />

hombres de un grado diferente.<br />

COMUNICACION TELEPATICA<br />

Sabium había ordenado formar comisiones de personas prominentes que debían<br />

acercarse a las naves para presentar el saludo de bienvenida a sus ocupantes.<br />

Nuestros hermanos del cuarto mundo, al tener plenamente desarrollado el sentido<br />

telepático, entendían cualquier idioma que reflejara la mente de quien lo hablase.


En la telepatía no existen las palabras. Es la comunicación directa, vía mental, de<br />

pensamiento a pensamiento. El idioma telepático es universal. No contiene puntos,<br />

comas, ni engorrosa y torpe ortografía propia de idiomas imperfectos, es puro y<br />

preciso. En este idioma mental no existe sitio donde pueda esconderse el engaño ni la<br />

traición.<br />

El mensaje telepático es transmitido por corrugaciones espaciales fijas, no por ondas<br />

radioeléctricas vibrantes como, hasta ahora, algunos han tratado en vano de<br />

demostrar. El cerebro no posee sensores para ondas radio electrónicas de frecuencia<br />

alguna<br />

A falta de esto, la mente tiene la propiedad de presionar gravitacionalmente el espacio,<br />

entablando comunicación directa con otras mentes; sin límite de distancia, tiempo,<br />

velocidad, y sin los problemas de interferencia que encuentran las ondas hertzianas.<br />

Los efectos parasicológicos se producen en un medio no afectado por distancias o<br />

condiciones adversas. Esto ha sido comprobado en todos los casos. Lo que no se ha<br />

sabido explicar es el cómo y el por qué. Ello no quiere decir que no existan. Por el<br />

contrario, demuestra la incapacidad de los científicos materialistas de nuestro tiempo<br />

que no logran detectar en sus diminutos tubos de ensayo lo que antiguos sabios y<br />

maestros descubrieron con sus inconmensurables mentes.<br />

Los investigadores más adelantados han intuido que, estos fenómenos, se transmiten<br />

por los elementos que constituyen la cuarta dimensión, Sin embargo, es en esta misma<br />

dimensión en la que ocurre el fenómeno bajo la intervención de la mente.<br />

La mente habita la materia que ella misma ha generado. Por tanto, el porvenir del<br />

hombre no está en el espacio celeste sino en el espacio mental.<br />

UN HISTORICO REGALO<br />

Actos llenos de emociones seguían sucediéndose. Titanio pronunció un fraternal<br />

saludo… del más allá. Con electrizantes palabras despertó a los humanos a la<br />

realidad.<br />

Aquel enigmático sitio donde se encontraban era precisamente un obsequio que traían<br />

desde su planeta. La enorme base flotante no era de este mundo, pero ya pertenecía a<br />

él. Se trataba de una ecociudadela para 144 mil habitantes.<br />

Poseía todas las comodidades: seguridad, abundante energía, y métodos altamente<br />

refinados para la radiocomunicación global e interplanetaria. Era algo maravilloso que<br />

rebasaba la más osada imaginación.<br />

Esta sería la nueva residencia de Sabium. Recordemos que su anterior casa<br />

laboratorio había quedado destruida, al estar situada muy cerca de la gran metrópoli, y,


aquella fatídica noche, por un acto providencial, la familia Sabium’s había sido recogida<br />

horas antes de la catástrofe.<br />

Titanio ofreció situar la ciudadela en cualquier continente, donde el presidente del<br />

mundo considerase necesario. Sabium manifestó su deseo de quedarse allí. Con las<br />

siguientes palabras lo anunció:<br />

—El mismo océano que nos circunda besa las orillas de todos los continentes con el<br />

mismo amor; sus aguas representan la sangre de la Tierra y todas convergen a este<br />

punto que, desde hoy, será el corazón del mundo.<br />

DISCURSO DEL GUÍA ECUMÉNICO<br />

Las primeras lumbres matutinas traían aromas de renovación. La humanidad disfrutaba<br />

de un agradable insomnio.<br />

Sabium poseía conocimientos innatos que aflorarían en su primera alocución,<br />

esparciendo así la simiente del buen vivir. Fue llevando a los hombres con consejos<br />

sabios. En un principio fueron aceptados como normas de vida y más tarde como<br />

derechos inamovibles.<br />

Oh, cuán distinto su discurso al de los anteriores ―manda más‖ del egomundo. En ese<br />

entonces, la crasa ignorancia inspiraba el tono dogmático para ventilar promesas<br />

inocuas que formaban un huracán de mentiras.<br />

Las palabras de Sabium fueron extraídas del diccionario de los siglos, para sembrarlas<br />

eternamente en el corazón de los hombres.<br />

Así habló:<br />

—El mundo es joven como lo son sus hijos porque la juventud no es un momento en la<br />

vida sino un estado del alma. Nos creíamos inconformes porque ignorábamos lo que<br />

teníamos: una regia mansión, el gran planeta azul y verde…nuestra Madre Tierra.<br />

—Sufrimos la guerra atómica, es verdad. Pero los golpes de la adversidad son<br />

amargos más nunca estériles. La tristeza y la desgracia son, a veces, amigos<br />

disfrazados. La felicidad simplemente reúne personas, en cambio el dolor une<br />

corazones.<br />

—Ninguna guerra logró derrotar al hambre y toda victoria inoficiosa fue un crimen. Ya<br />

no serán más.<br />

—Hoy existe el deber; el deber engendra el derecho; el derecho la justicia, y donde hay<br />

justicia, no puede haber hambre.


—No desfallezcan, porque el fracaso comienza donde cesa el esfuerzo… parar es<br />

retroceder. Iniciaremos la construcción de un nuevo mundo desde este mismo<br />

momento porque por los caminos del después se llega a la casa del nunca.<br />

Sabium hizo una pausa —no hubo aplausos—. El hechizo de sus consejos conge1ó<br />

cuerpos e incendió almas. El noble guía prosiguió:<br />

—Por la codicia de una manzana no vale la pena perder un paraíso. La posesión sin<br />

límite fue la causa de todas las guerras al estar basada en una falacia. ¿Para qué<br />

placer sin felicidad? ¿Para qué ciencia sin sabiduría?<br />

—Más vale perder que lograr una ganancia vergonzosa. Más vale hombre sin dinero<br />

que dinero sin hombre. Porque la fortuna pocas veces se reúne con los buenos, ni<br />

hace buenos a aquellos con quienes se reúne.<br />

—El dinero del mundo está en manos de los que no tienen caridad, y el solo hecho de<br />

no hacer el bien es un gran mal.<br />

El hombre que sólo vive para si, es un monstruo de egoísmo. Tenemos que aprender a<br />

gastar en las necesidades de los demás con la misma naturalidad que lo hacemos en<br />

las nuestras. Ayudemos hoy a los necesitados; mañana no podremos por dos razones.<br />

1) Ellos ya habrán muerto, 2) Nosotros también.<br />

—Las personas que quieren más de lo que necesitan se convierten en avaros. Estas<br />

son quienes impiden que otros tengan lo esencial. El avaro no posee las riquezas<br />

porque tiene todas las preocupaciones del rico y los tormentos del pobre.<br />

—Con turbios negocios llenan sus voraces cajas y su ambición nunca queda<br />

satisfecha, su vivir será siempre sombrío y el reflejo del poderoso oro no iluminará la<br />

noche de su ocaso.<br />

—El que se acostumbra al lujo, la privación de lo superfluo le es tan dolorosa como la<br />

falta de lo necesario. Lo que no es necesario es caro aunque cueste poco.<br />

Ricos recuerden:<br />

—Quien muere en la opulencia renace en la miseria.<br />

—Pobres consideren que: pasar de la pobreza a la opulencia, sólo es un cambio de<br />

miseria. Todo extremo es vicioso y la razón huye de todo exceso. Por tanto, la<br />

perfección está en el correcto equilibrio de estos dos extremos.<br />

—El que comete un error y no lo corrige, está cometiendo otro. Las almas débiles se<br />

arrepienten de los errores; las fuertes los reparan. Los débiles esperan la ocasión; los<br />

fuertes la provocan.


—Quien malgasta el tiempo será malgastado por el tiempo, siendo pasto fresco del<br />

desliz. La tentación se alimenta de los ociosos. No dejemos escapar el caudal del<br />

tiempo a través de las grietas del ajetreo inútil: tenemos mucho que hacer por los<br />

indefensos.<br />

—Lo fácil parecerá difícil si se hace de mala gana. En cambio, la persona que<br />

emprende con amor una obra, la mitad tiene hecha. Lo que se hace con gusto, con<br />

satisfacción se contempla. La felicidad de la vida es el trabajo libremente aceptado<br />

como un derecho. Los que desprecian el trabajo se muestran ingratos con su mejor<br />

amigo, así, el que no aprende a trabajar, aprende a pedir.<br />

—No te asustes de la caída estrepitosa de los poderosos, ellos se hinchan de soberbia<br />

y, el que está hinchado, está enfermo, revienta…y cae. Resistan a los ricos sin alma —<br />

ladrones sin escrúpulos—, y concedan su don a los humildes —grandes por<br />

excelencia—.<br />

—Los villanos no sonríen; sólo esgrimen carcajadas. En cambio, quien le sonríe al alba<br />

ya ha ganado el día. Si quieren tener sueños agradables acuéstense con la conciencia<br />

tranquila.<br />

Sabium continuó emitiendo sus consejos en transmisión directa a los corazones<br />

receptores:<br />

—No digas ni hagas nada torpe o deshonesto ante la vista de los niños, puedes<br />

ensuciar sus almas diáfanas que, como espejos, reflejan La Naturaleza.<br />

Lo que un niño mal hizo —sin malicia—, lo hizo sin culpa. Reprenderlo con ira, es<br />

tomar venganza contra su debilidad.<br />

En el niño hay algo de hombre y en el hombre hay algo de niño. Siendo así, no rían<br />

nunca de las lágrimas de un niño, porque en todos los seres el dolor muerde con igual<br />

fiereza.<br />

Descendiendo hasta el fondo del dolor esculpan en sus pechos estas palabras dichas<br />

por ―el más grande entre los grandes‖:<br />

Todos quieren la vida,<br />

Todos se asustan de la muerte.<br />

Pensando que todos sienten como tú, no mates. . . no hagas matar.<br />

(Buda)<br />

—Una de las glorias de la civilización hubiera sido mejorar la suerte de los animales no<br />

humanos, maltratarlos es demostrar cobardía e ignorancia.


¿Acaso en el corazón de los animales no palpita el mismo deseo de vida que<br />

sentimos? Miren que ellos respiran el mismo aire que respiramos, y por sus venas<br />

corre sangre roja igual a la nuestra.<br />

―Hay suceso resultante con respecto a los hijos de la humanidad y un suceso<br />

resultante con respecto a los hijos de la bestia, y ellos tienen el mismo suceso<br />

resultante. Como muere el uno, así muere la otra; y todos ellos tienen un solo espíritu,<br />

de modo que no hay superioridad del hombre sobre la bestia, por que todo es vanidad.<br />

Todos están yendo a un solo lugar. Todos proceden del polvo, han llegado a ser, y<br />

todos están volviendo al polvo‖.<br />

— ¿Conciben, acaso un dios traicionero que quiera a unos y odie a otros? ¡No, ¡ese<br />

dios no existe!, solo está en mentes abortadas que habitan cerebros sanguinarios. ¡El<br />

hombre perfecto no puede ser un vulgar depredador! Para terminar Sabium dijo:<br />

—El oro se prueba con el fuego; la mujer con el oro; el hombre con la mujer, y una<br />

civilización con sus hechos.<br />

—Por ello procuremos corregir, primero en nosotros lo que queramos que corrijan los<br />

demás. No hagamos a nuestros hermanos lo que no deseamos que nos hagan a<br />

nosotros. Si pagamos las injurias con beneficios, seremos almas grandes entre las<br />

grandes.<br />

—No quiero extenderme más: palabras sobran donde las obras son necesarias:<br />

poco piensa el que mucho habla. Basta con lo anterior. Como no estamos seguros de<br />

vivir una hora, no perdamos ni un minuto.<br />

—Los muros de piedra no hacen una prisión ni los palacios un paraíso. La mente, por<br />

sí misma, convierte un infierno en cielo y un cielo en infierno.<br />

Por tanto, removamos los escombros que dejó el error, y hagamos de la Tierra un<br />

paraíso.<br />

EL MUNDO CAMBIO<br />

El tiempo comenzó a saltar alegremente de día en día. Época feliz y renovadora. Se<br />

respiraba un nuevo aliento de vida. Las tormentas de dolor, con sus amargas lágrimas,<br />

se tornaron en una apacible brisa de amor.<br />

Niños y adultos querían viajar en 0vi. Gustosos los extraterrestres dispusieron sus<br />

naves para que nadie se quedara sin esa grata experiencia.<br />

Las noches se llenaban de luminosas naves: humildes campesinos, a los cuales la<br />

anterior civilización les había negado un viaje en avión, ahora pudieron conocer la<br />

Tierra desde el espacio, y comenzaron a disfrutar de esa avanzada tecnología.


Los científicos de todas las vertientes de la ciencia estaban felices. Los ―alboréanos‖<br />

les ofrecían a diario suculentos banquetes de conocimientos.<br />

Los medios de difusión. Tomaron nuevo giro. En la televisión ya no más programas<br />

fastidiosos, donde mujeres hermosas, con falsas y compradas sonrisas, enseñaban a<br />

pavonar los pulmones con la mortal nicotina.<br />

En la época anterior, filosas propagandas, preparadas por los sagaces hijos de las<br />

tinieblas, enseñaban las ―delicias‖ del alcohol y el ―placer‖ del cigarrillo.<br />

En la televisión anterior, cándidos jóvenes aparecían alegres libando el etílico veneno,<br />

mas no dejaban entrever los destrozos que causaba en sus delicados organismos.<br />

En cambio en la Nueva Era, la televisión de pantalla holográfica 3d, se engalanaba con<br />

imágenes de majestuosas galaxias y planetas maravillosos.<br />

Los periódicos, que antes malgastaban kilómetros de papel en vanas politiquerías,<br />

noticias sensacionalistas y fotografías de su director, ahora enseñaban lo que era útil<br />

para la vida.<br />

En el pasado inmediato, pululaban revistas que enseñaban la violencia, presentándolos<br />

reportajes de rufianes y mafiosos, haciéndolos aparecer como héroes por sus violentas<br />

hazañas.<br />

Importantes publicaciones adornaban sus portadas con la tosca cara ensangrentada de<br />

un boxeador, que había ―triunfado‖ sobre su hermano, habiéndolo dejado moribundo en<br />

el suelo ante los aplausos de los equivocados seres que, llenos de alegría,<br />

patrocinaban tan execrable crimen. Pagaban por ver la muerte de un semejante a<br />

manos de un hermano.<br />

Lo anterior traía oro y gloria a un país. El mismo presidente felicitaba a estos<br />

monstruos de los golpes y aprobaba la brutalidad. Sabía que un pueblo idiota es la<br />

seguridad del tirano. En esta forma rebajaban la noble naturaleza humana. Y no<br />

hablemos del arte del toreo porque la sola palabra ensucia la noble naturaleza<br />

humana.<br />

Al contrario, en la Nueva Era, estos hombres despertaron y las revistas adornaban sus<br />

portadas con la imagen de grandes valores que servían de ejemplo para la nueva<br />

generación de superhombres.<br />

Los extraterrestres comenzaban a enseñar el secreto de la longevidad. Explicaban<br />

cómo el hombre, por su degradación de milenios, sólo llegaba enfermo y abatido a<br />

unos 60 u 80 años. No obstante la Naturaleza haberlo diseñado para vivir 900 o más<br />

años testimonios antediluvianos lo confirmaban.


Titanio no negaba sus 432 años de edad, pues se encontraba en plena juventud.<br />

Celesta contaba con 360 años y el fulgor de su belleza deslumbraba al intrépido que se<br />

atreviere a mirar sus ojos grandes y quemadores.<br />

En el planeta Alborada era normal llegar a los 900 años en completo dominio de las<br />

facultades físicas y mentales.<br />

Los terrestres se mostraban muy interesados en aprender el secreto de la longevidad,<br />

y se dedicaron a emplear el tiempo en busca de conocer los secretos de la salud y la<br />

longevidad, en vez de perder el tiempo en conseguir dinero, explotación y problemas.<br />

En la medicina, con la llamada operación cambio de piel, mujeres de 60 años volvían a<br />

la belleza esplendorosa de los 25 años. Su vida empezaba de nuevo.<br />

Los extraterrestres sólo se alimentaban de frutas, nueces y néctares especiales. El<br />

naturismo y vegetarianismo fueron sistemas de vida sana.<br />

La carne, pútrido alimento, causante de enfermedades físicas y mentales, madre de la<br />

vejez prematura, la ira y la violencia, fue reemplazada por frutas frescas semillas<br />

oleaginosas y vegetales sabiamente preparados.<br />

La mente humana comprendió que, comer carne, era comer cadáver putrefacto<br />

destinado sólo era para las hienas, buitres, perros, moscas y, en general, para seres de<br />

baja calaña que involucionaron hasta comer sangre y carroña.<br />

El vicio, la violencia, la terquedad, la maldad y el egoísmo, ya sólo eran débiles ecos de<br />

un infausto pasado.<br />

Por fin, los animales —nuestros hermanos menores—, fueron respetados, y los<br />

hombres aprendieron a vivir en simbiosis con ellos: el biocidio o asesinato de animales<br />

y selvas ya no fue más.<br />

La Nueva Era Dorada de la sabiduría comenzó a brillar. La ignorancia, en su agonía, se<br />

debatía en alaridos, de muerte. La selva del engaño empezó a arder: El velo sombrío<br />

que nublaba el tercer ojo de los hombres comenzaba a desaparecer.<br />

Rayos de ciencia se cernían sobre la Tierra, y la verdad incubaba una nueva raza de<br />

superhombres.<br />

APARECE MALIGNUS<br />

Todo iba muy bien; por doquier se respiraba paz. El viento del amor acariciaba a los<br />

seres y, en fraternal unión disfrutaban la vida en una perfecta sociedad. Los hombres<br />

comenzaron a construir ecociudadelas orientadas por los alboréanos, y las ciudades<br />

actuales fueron siendo reemplazadas paulatinamente hasta desaparecer. Únicamente<br />

quedaron monumentos, obras de arte y algunas edificaciones históricas patrimonio de<br />

la humanidad.


Pero, de un momento a otro el rumbo del mundo cambió literalmente. Tanta felicidad no<br />

podía existir en un planeta. No todo goce es bendición del cielo ni toda pena es<br />

maldición de Dios.<br />

La ―suerte‖, esa diosa de dos caras, había tejido una obra maléfica a la luz de un<br />

pensamiento criminal. Desarrolló un plan macabro para acabar con la sagrada paz que<br />

los hombres guardaban con gran celo.<br />

Un astrónomo había detectado un colosal bólido que se precipitaba a una pasmosa<br />

velocidad contra la Tierra. ¡La destruiría completamente! *<br />

*Actualmente, los que están al corriente de asuntos cosmobiológicos, saben de ese<br />

planeta. Su nombre es ―Hercóbulos‖ y está habitado por seres tenebrosos<br />

pertenecientes al primer mundo. De hecho son demonios.<br />

Su ambición no cabía en su mundo, y por eso buscan un planeta donde descender<br />

para ensanchar su imperio ignominioso. Esclavizarán a los hombres lanzándolos a<br />

oscuros abismos de inconciencia y dolor.<br />

La maldad existente en el actual egomundo, por ley de afinidad, está atrayendo a<br />

ese horripilante planeta y no sabemos qué va a pasar.<br />

Existe otro planetoide, de importancia, que amenaza encontrarse con la tierra. Su<br />

nombre es Helin descubierto en 1976, en el observatorio de Monte Palomar, por la<br />

astrónomo Eleanor Helin. Su órbita es similar a la terrestre, y terminará chocando con<br />

nuestro mundo.<br />

La voz de alarma se propagó rápidamente. El resto de observatorios astronómicos, y<br />

los mismos extraterrestres, comprobaron lo antes dicho.<br />

Realmente se trataba de un gigantesco planetoide de billones de toneladas de peso. Al<br />

determinar su velocidad se confirmó que haría tremenda colisión con la Tierra en días:<br />

Cataclismos y maremotos borrarían de la superficie habitada todo vestigio de vida.<br />

Los hombres, empequeñecidos, no tenían cómo enfrentarse a ese descomunal<br />

enemigo. Los extraterrestres no habían traído naves con explosivos especiales para<br />

hacer cambiar el curso de ese bólido infernal. Habían venido en misión de paz.<br />

Le dieron a terrible planetoide el nombre de Malignus.<br />

Se programó una reunión de emergencia. No obstante, las soluciones presentadas<br />

fueron consideradas inefectivas. Los remolcadores espaciales y las naves<br />

extraterrestres no servirían para nada —sería como tratar de espantar a un dinosaurio<br />

a golpes de pañuelo—.


Juntas de científicos y extraterrestres agotaron todas las posibilidades, sin contemplar<br />

una solución al problema. Sabium, como presidente del mundo, debía tener solución<br />

para enfrentarse a tan horrible asesino.<br />

La gente, consciente de los hechos, no le quedaba más remedio que rezar y olvidar<br />

este mundo. Milenios de sufrimientos había costado la felicidad que disfrutaban y,<br />

ahora, la furia satánica en poco tiempo los destruiría.<br />

Mientras los científicos, sin encontrar soluciones se acercaban al borde del desespero,<br />

un hombre, con seño pensativo, concentraba toda su inteligencia en un solo punto.<br />

Malignus era su enemigo y debía destruirlo.<br />

BRILLANTE IDEA<br />

Alguien había dicho que, con la sabiduría de Salomón y el poder del diablo, reunidos,<br />

lograrían destruirlo.<br />

Sabium poseía sabiduría suficiente pero le faltaba el poder del diabl…¡Eso es!<br />

La mente del científico se había iluminado con una brillante idea.<br />

Recordemos que, en el tiempo de la loca carrera armamentista, el poder de la maldad<br />

indujo a los hombres a producir miles de poderosas bombas atómicas mega<br />

destructoras, que aún permanecían escondidas en bases secretas.<br />

Habían sido calculadas para destruir la Tierra cinco veces. Si el hombre podía destruir<br />

la Tierra, también podría destruir un planeta que viniese al encuentro.<br />

Sabium pensó que, si lograba dispararlas todas contra Malignus, lo convertiría en polvo<br />

cósmico.<br />

Sin pérdida de tiempo ordenó el desmantelamiento de todas las bases y escondites<br />

atómicos. Ante la sorpresa de los habitantes, centenares de miles de cargas nucleares<br />

encontraron en las madrigueras infernales que, la maldad, había hecho construir a los<br />

humanos para su propia destrucción.<br />

Sabium, con sabiduría, utilizó el poder del ―diablo‖ contra Malignus y, por buen motivo,<br />

llegó la hora de un verdadero desarme. La humanidad dormía sobre un polvorín. Esta<br />

era la oportunidad de salir de él.<br />

El desarme de la Tierra fue total. Malignus sería severamente castigado.<br />

Titanio dispuso sus naves y fue colocando, en un punto del espacio, una a una las<br />

mortíferas armas, hasta formar con ellas una monstruosa falange destructora.<br />

Sus mecanismos detonantes fueron programados, y un Bit-Girox, por medio de un flujo<br />

magnético, las comenzó a empujar hacia el negro cuerpo espacial que venía con ideas<br />

pavorosas.<br />

La lucha era a muerte: o destruir o ser destruidos.


Las bombas se fueron para hacer impacto. Los hombres se quedaron haciendo.<br />

¡Fuerza!<br />

¡Qué lastima!<br />

Desgraciadamente, por una absurda falla, o quizás por el descuido de algún técnico,<br />

¡todos los sistemas fallaron!<br />

Llegada la hora, los humanos tuvieron que conformarse con su ―suerte‖, y no pudieron<br />

apreciar este apoteósico triunfo…En la televisión.<br />

En cambio, en el espacio todo funcionó debidamente, y al fin, unidos, ¡ganaron los<br />

hombres! ¡Dieron en el blanco!<br />

En una clara noche de verano, una brillante luz en el espacio anunciaba que Malignus<br />

había sido destruido. Sabium obró en defensa propia. Actuó con el mismo derecho con<br />

el cual una madre defiende a sus hijos.<br />

A su vez, liberó las almas que estaban encarceladas en cuerpos demoníacos,<br />

teniendo, de esta manera, la oportunidad de renacer en planetas más avanzados.<br />

EXPLICACION ASTRONOMICA<br />

El astro ¡Hercóbulos‖, después del colosal impacto atómico, se desmoronó. Las partes<br />

se contrajeron hacia su mismo centro, por efecto de la fuerza de gravedad. Los<br />

ingentes cataclismos borraron todo vestigio de vida.<br />

La ruta de ―Malignus‖ cambió ligeramente y su ígneo cadáver pasó a prudente<br />

distancia de la Tierra, con dirección al centro planetario.<br />

Su masa tenebrosa —untada de demonios—, fue capturada por la atracción solar y<br />

entró en una órbita submercuriana. Allí la masa aumentó el doble, al capturar trillones<br />

de rocas y el polvo carbonoso, que había dejado un antiguo astro desaparecido:<br />

EL PLANETA VULCANO<br />

Con este nombre siguió llamándose el nuevo planeta del sistema solar.<br />

A causa de la perturbación gravitacional del citado cuerpo y, debido a éste y a un<br />

fenómeno celeste posterior, la Tierra, gradualmente, aumentó su marcha alejándose un<br />

poco del Sol.<br />

Por lo anterior, nuestra madre Tierra ocupó el cuarto puesto en el orden planetario, a<br />

saber: 1) Vulcano; 2) Mercurio; 3) Venus; 4) La Tierra.


EN PAZ CON LA NATURALEZA<br />

Torrentes de júbilo cayeron a la Tierra, después del apoteósico triunfo que aumentó la<br />

confianza en los hombres. El mundo estaba completamente limpio de armamentos.<br />

Sabium había demostrado, una vez más, sus capacidades como genio y gobernante.<br />

Derrotó al gran monstruo del espacio y ahora todos seguían gratamente sus<br />

decisiones.<br />

No sólo era el presidente mundial; también lo consideraban como héroe, como maestro<br />

y como padre. No dictaba mandatos inflexibles. Sus sabios consejos eran acatados<br />

como derechos y estrictamente cumplidos.<br />

—Ninguna ley es buena si no está basada en los ejemplos que nos da a diario la<br />

Naturaleza —decía.<br />

La gente aprendió a no ambicionar más de lo que necesitaba, dando así la oportunidad<br />

de tener algo a los desposeídos. Suprimió el lujo y las excentricidades; por tanto, no<br />

hubo la necesidad de hacer trabajar hasta el agotamiento a muchos, para complacer<br />

ambiciones viles de pocos.<br />

La técnica sólo prestó manos para fabricar lo útil y dejó a un lado lo superfluo. La<br />

Madre Tierra, que antes había estado desilusionada con los hombres por lo mal que la<br />

habían tratado, ahora se encontraba muy agradecida con sus hijos.<br />

La habían librado de Malignus, ese monstruo que amenazaba destruirla. Ella sola,<br />

amarrada a su órbita, no hubiera podido defenderse. De esta manera la verdadera<br />

civilización canceló la deuda con la Tierra, y los hombres siguieron viviendo en perfecta<br />

simbiosis con la Naturaleza.<br />

VIAJE POR INTER-ESPACIO<br />

Transcurrían los años apaciblemente Los hombres se sentían felices de pertenecer a<br />

una verdadera civilización, y celosamente guardaban la paz que disfrutaban. Niños<br />

prodigios abundaban. Los poderes psíquicos comenzaron a manifestarse con mayor<br />

intensidad.<br />

Cierto día, Sabium comunicó una noticia que no fue muy bien recibida por sus amados<br />

hermanos. El con su familia debía viajar por la galaxia: visitarían el planeta Alborada.<br />

Los extraterrestres no podían estar más aquí, y se disponían a regresar. Ya habían<br />

cumplido su misión en la Tierra. Invitaron a la familia Sabium´s a conocer su planeta,<br />

distante a miles de años luz de nuestro mundo.


Este viaje se consideraba beneficioso, Sabium vendría con conocimientos valiosos<br />

para hacer una renovación definitiva y traer los conocimientos finales de la ―Ciudad de<br />

Ecumenópolis‖ que debían construir aquí.<br />

Llegó el día de la partida. Con lágrimas y sollozos, la gente melancólica, despedía a su<br />

amado maestro, padre y hermano, en el viaje más largo y osado jamás imaginado por<br />

mente alguna.<br />

Se trataba de un viaje a través del tiempo. Una junta de notables Druidesas y varones<br />

había quedado encargada del gobierno mundial.<br />

A la hora señalada, la enorme flota comandada por Titanio se alejaría de la Tierra a una<br />

pasmosa velocidad. Se llevaría el corazón del mundo.<br />

La gente pensaba en lo que le pudiera suceder; pero el contacto con el Universo exigía<br />

un riesgo. Llegó el angustioso momento. La Tierra siguió su acostumbrado camino<br />

orbital, mientras los 12 mil BitGirox salían presurosos en busca de la nave madre en<br />

que habían venido.<br />

Los esperaba más allá de la órbita de Plutón. En tres semanas terrestres recorrieron 8<br />

horas luz y, al final, penetraron al interior de la monumental nave que los conduciría a<br />

la Cisura del interespacio.<br />

Allí penetrarían en el túnel del espacio, que los situaría a miles de años luz de la Tierra,<br />

sin necesidad de viajar a ninguna velocidad.<br />

La gigantesca nave que albergaba los ovis tenía forma esférica. Era una completa<br />

ciudad con pistas, laboratorios y hermosos jardines con plantas exóticas de indecible<br />

Belleza.<br />

En esa ciudad espacial, de dimensiones colosales, los ―Sabium´s‖ fueron huéspedes<br />

de honor. El interespacio estaba situado en el punto medio entre nuestro Sol y su<br />

antisol correspondiente, compuesto de materia negativa o antimateria.<br />

Las fuerzas contrarias, de estos dos astros, se neutralizaban en dicho punto, haciendo<br />

distorsionar el espacio-tiempo, a un grado tal que, las cosas materiales que entraban<br />

en ese remolino intergaláctico, les ocurrían fenómenos muy extraños.<br />

LLEGADA AL INTERESPACIO<br />

Titanio prevenía a la familia terrestre explicándoles sobre cosas maravillosas que allí<br />

sucederían:<br />

—Nuestros censores indican que estamos próximos a penetrar en el interespacio<br />

—anunció y continuó: —Vamos a vivir una odisea jamás experimentada por hombres<br />

del tercer plano.


Aquí solo han podido llegar desde allí seres muy evolucionados que han venido a este<br />

punto, sólo por fuerza espiritual; sin recurrir a medios físicos, como ahora lo estamos<br />

haciendo.<br />

—Cuando nos mezclemos con el tiempo negativo, no sentirán miedo ni molestia<br />

alguna. Estas cosas son inherentes al cuerpo físico y, allí, nuestros cuerpos se<br />

desmaterializarán.<br />

—La presión gravitacional —continuó advirtiendo Titanio— permite la manifestación de<br />

la materia, pero en el punto hacia donde nos encaminamos, la fuerza gravitatoria está<br />

en completo reposo.<br />

—En ese estado de quietud espacial no es posible la existencia de átomo alguno. Sin<br />

vibración el mundo físico se desmaterializa quedando traducido al mundo mental.<br />

—Nos acercamos ya al sitio donde converge el tiempo positivo de nuestro Sol que<br />

fluye hacia el futuro, y el tiempo negativo del ante-sol que fluye hacia el pasado (por así<br />

explicarlo ya que no contamos con elementos idiomáticos para expresarlo de la<br />

manera que en realidad es)<br />

Se acercó la borrosa hora y el espacio se fue desvaneciendo. Una orden mental<br />

advirtió que se preparan para atravesar la barrera del tiempo.<br />

Todos los tripulantes se situaron en el salón principal y se sentaron cómodamente en<br />

unas sillas hechas de magnetryón. Los instrumentos de la nave fueron apagados y<br />

todas las funciones cibernéticas cesaron. La nave simplemente flotaba en aquel<br />

aparente vacío absoluto.<br />

—Prepárense: la cisura cósmica nos absorbe por completo. Estas eran las órdenes<br />

mentales que penetraban en lo profundo de sus cerebros: —No se agiten, descansen,<br />

inspiren profundamente, no piensen, relajen los músculos.<br />

Todos percibieron cómo se hacían cada vez más sutiles, hasta el punto de volverse<br />

transparentes. Solo iba quedando una ligera aura que delimitaba el contorno de sus<br />

cuerpos. Sintieron cómo flotaban en la ―nada‖.<br />

Sus cuerpos, los Bit-Girox y la enorme nave habían desaparecido por completo, soles,<br />

estrellas y planetas habían sido borrados del Universo. Para ellos, el mundo físico<br />

entró en inexistencia.<br />

Experimentaron una paz infinita y la dicha sin nombre que sienten las almas después<br />

de abandonar el cuerpo. Todo había regresado a su elemento primigenio y nada se<br />

manifestaba.


Ni siquiera el tiempo ni el espacio, ya que estos elementos pertenecen a la materia y,<br />

allí, la materia no vibraba. Nuestros personajes se identificaron con el silente y<br />

misterioso espacio etérico.<br />

En ese maravilloso estado que se escapa a nuestro intelecto, se hicieron presentes el<br />

pasado y el futuro, traduciéndose todo a una eternidad real incomprensible para las<br />

criaturas del ilusorio mundo dual.<br />

Sin embargo, ellos existían, no habían dejado de ser lo que antes eran. Solo cambiaron<br />

de estado. Egos y conciencias eran las mismas. La realidad era que...<br />

El presidente del mundo, sus hijos y los extraterrestres, se encontraban<br />

sumergidos en una inentendible e inenarrable dimensión espacial… la misma de<br />

donde todos provinimos —la misma hacia donde sin falta hemos de llegar.<br />

(Recordemos que este libro no es apto para las personas que han perdido el sublime<br />

privilegio de soñar: quienes supieron soñar nos llevaron a la Luna, quienes no han<br />

sabido soñar nos han llevado a la guerra.)<br />

CAPITULO 10<br />

LA NUEVA ERA<br />

Todos los ocupantes de la colosal nave llegaron al final de una ruta proyectada<br />

hacia lo inmaterial.<br />

Penetraron en la región del enigma, más allá del espacio y el tiempo.<br />

Se encontraban en la cisura interespacial y, como gota que cae al mar, se<br />

diluyeron en el infinito.<br />

No por esto habían muerto ni desaparecido de Cosmos porque: ―Todo lo que existe<br />

nunca dejará de ser. Lo que no existe nunca llegará a ser‖. (B. G) 2:<br />

16<br />

Simplemente, pasaron a un estado de existencia, desconocido para la mayoría, donde<br />

el cuerpo físico no estorba. Sus mónadas espirituales flotaban tranquilas en el mundo<br />

mental. Allí descubrieron los emporios de belleza y las maravillas invisibles que<br />

siempre anuncian los que, por vía de la sabiduría y la meditación, llegan al éxtasis.<br />

Escucharon voces angelicales, acordes seráficos, y las almas reconocieron su<br />

verdadera morada.


En ese maravilloso mundo —que todos podemos conocer—, no existen las distancias<br />

ni el tiempo. El mundo físico pierde todas sus ficciones que engañan y capturan<br />

nuestro pensamiento.<br />

Al llegar allí, las estrellas son borradas como el polvo al paso del huracán. No por esto<br />

la existencia deja de permanecer sujeta a las leyes eternas e incomprensibles para el<br />

humano entendimiento:<br />

En el Universo todo cambia; menos la ley que produce el cambio.<br />

Mientras nuestros sutiles hermanos vagaban por el cosmos, aquí, en la tercera<br />

dimensión, en el mundo de los terrícolas, el manantial del tiempo fluía acelerado. La<br />

civilización caminaba a pasos de gigante en cuanto adquirir consciencia.<br />

Todos comenzaron a hablar un solo idioma, armonioso y fácil, que agilizó la<br />

comunicación: surgió el esperanto.<br />

El buen entendimiento entre los pueblos y la ausencia de fronteras y armamentos<br />

bajaron la tensión de los hombres. Ahora sí gozaban de verdadera paz y seguridad.<br />

Realidades que, antes, sólo existían como palabras en el diccionario o en la mentirosa<br />

boca de los políticos.<br />

Con la ausencia absoluta del dinero desapareció también la ambición desmedida, el<br />

deseo de posesión sin límite, el derroche, las excentricidades humanas y la explotación<br />

del hombre por el hombre.<br />

Las prisiones se convirtieron en escuelas y los valores humanos recobraron su<br />

verdadero puesto: Los hombres ya valían por lo que eran, no por lo que poseían.<br />

Lo anterior trajo otros beneficios: no robos, no asesinatos y no llantos. La miseria cerró<br />

sus puertas y el hambre fue derrotada para siempre. Ya ningún niño en el mundo moría<br />

de desnutrición —verdadera gloria de una civilización—.<br />

Una fuerza preponderante hacia el bien se cernía con fuerza avasallante sobre las<br />

almas.<br />

La ecuménica campaña que realizaron para acabar con la contaminación atmosférica,<br />

y la limpieza de todos los desperdicios dejados por los habitantes del egomundo,<br />

transformaron el aire en un gas cristalino. Al respirarse con agrado brindaba salud.<br />

Los ríos volvieron a adquirir su verdadero color azulado y la fauna adquirió nuevas<br />

fuerzas. El mundo se convirtió en un planeta de maravillas. Las condiciones<br />

ambientales fueron paradisíacas.<br />

La técnica no se anuló: se humanizó, y el retorno del hombre a la Naturaleza hizo que<br />

la vida se manifestara con más pujanza.


CAMBIO ESPIRITUAL<br />

Faltaba una cosa muy importante: se había realizado un gran cambio en lo material y<br />

en el comportamiento humano en general. En estas circunstancias el sendero espiritual<br />

pedía una renovación —algo tendría que cambiar—.<br />

Esto no quiere decir que lo anteriormente predicado fuera falso. Por el contrario: los<br />

antiguos enviados y maestros anunciaron lo correcto. La verdad fue, es y será siempre<br />

una sola. Nunca cambia.<br />

La renovación consistía en que los hombres tomarían buena conciencia de las<br />

escrituras, que tan mal administradas habían estado por las religiones mercantilistas.<br />

En los últimos tiempos del egomundo existían más de 20.000 sectas o religiones<br />

distintas —brotaban como hongos—, pero, lo único que tenían en común eran los altos<br />

muros de egoísmo que levantaban entre sí.<br />

Trataban de resaltar utilizando la crítica y el hundimiento de las otras. No sabían que,<br />

quien rebaja a los demás para sobresalir, consciente es de su bajeza.<br />

Las religiones de muchos seguidores tenían cismas, divisiones y contradicciones entre<br />

sus ministros. Esto lo veían muy mal sus afiliados que caían en la tibieza espiritual.<br />

Muchos sabían predicar la verdad pero no la cumplían; no habiendo nada más<br />

perjudicial que un buen consejo acompañado de un mal ejemplo: La eterna<br />

contradicción del hombre era siempre la misma: ―distingo lo bueno, apoyo lo bueno,<br />

predico lo bueno, pero hago lo malo.‖<br />

Cumplían la palabra de la ley mas no su espíritu. En fin, en el egomundo todos<br />

deseaban un cambio pero nadie quería cambiar.<br />

No obstante los humanos habían sido guiados por seres super-evolucionados, este<br />

impulso no lo disfrutarían por mucho tiempo. La humanidad debería encumbrarse, por<br />

sus propios medios, hasta su feliz destino. Los hombres continuaban siendo libres,<br />

tanto para el bien como para el mal.<br />

Si no aprovechaban bien esos años, que tantos siglos de sufrimiento habían costado,<br />

podrían echar a perder todo y regresar a la barbarie. El libre albedrío —elemento<br />

básico con el cual el hombre puede fabricar su propio destino—, era difícil y peligroso<br />

de moldear, sin la ayuda de un artífice celeste que les enseñara su buen manejo.<br />

APARECE UN NUEVO ASTRO<br />

Muchas profecías se daban cita en este final de tiempos. La armonía de la paz<br />

contrastaba con la ansiedad por lo venidero. Todo transcurría normalmente, hasta que,<br />

cierto día, a eso de las 8 de la noche, el cielo repentinamente se luminó.


Los habitantes de la Tierra se sorprendieron al ver un descomunal cometa que<br />

apareció en el oriente. Una fuerte luz blanca, en su núcleo, se desvanecía en colores<br />

hacia sus siete relucientes colas que medían millones de kilómetros.<br />

Lo más extraño del caso fue cómo los astrónomos, con sus potentes telescopios, no lo<br />

habían detectado antes. Esto produjo gran asombro entre los científicos. Parecía que<br />

ese gigantesco cometa hubiese brotado de la nada, y esto era un absurdo. Sin<br />

embargo, en lo alto estaba. ¡Todos lo veían! *(Explicación astronómica al final)<br />

PAVOROSO PRESENTIMIENTO<br />

Sin pérdida de tiempo, todos los centros astronómicos apuntaron hacia él sus cañones<br />

radio-ópticos. Las computadoras se llenaron con datos e informaciones para calcular<br />

órbita y movimientos exactos.<br />

¡El desconcierto fue total!<br />

Un pavoroso presentimiento comenzó levantarse entre los hombres de ciencia quienes,<br />

reunidos en un centro astronómico comenzaron a evaluar los resultados.<br />

Empequeñecidos se miraron y callaron: Los datos salientes de los ordenadores fueron<br />

desalentadores. Surgieron tres hipótesis:<br />

1) O la programación y los datos suministrados fueron erróneos.<br />

2) O las computadoras fallaron.<br />

3) O, ese enorme monstruo celeste se precipitaba exactamente sobre el mundo.<br />

Después de revisar nuevamente los datos y comprobar que las computadoras<br />

trabajaban a la perfección, con ansiedad, los científicos volvieron a programar el<br />

ordenador, con el fin de dar el veredicto a los habitantes del mundo quienes, felices,<br />

observaban aquel fascinante espectáculo extraterreno.<br />

Al recoger de nuevo los datos de la computadora se miraron asombrados: las<br />

coordenadas y velocidad suministradas eran correctas. El ordenador había funcionado<br />

a la perfección; quedaba, entonces, la tercera hipótesis como verdadera. El dictamen<br />

de la computadora fue el siguiente:<br />

--El... Cometa... X... (Aún no tenía nombre) hará… Colisión…con... La<br />

…Tierra... a... las...3… en punto... de…la... madrugada.<br />

Fríamente, las máquinas habían vaticinado la verdad.<br />

Los científicos que comprobaron estos hechos callaron. Empequeñecidos ante la<br />

potencia atronadora de aquel luminoso enemigo, de millones de kilómetros de tamaño,


que se dirigía una pasmosa velocidad y con una fuerza aplastante contra nuestro<br />

hermoso planeta azul.<br />

SIN ESCAPATORIA<br />

Recordemos que Malignus, el anterior astro, sólo medía varios miles de kilómetros de<br />

diámetro, y había necesitado la potencia destructora de todas las bombas atómicas.<br />

Además había aparecido con tiempo suficiente para preparar la destrucción.<br />

Ahora, este nuevo cuerpo celeste era más grande que la Tierra, y estaba a escasas<br />

cinco horas de hacer colisión con ella. Los hombres habían agotado sus armas y no<br />

poseían ni una aguja para defenderse. No les daba tiempo para pensar y menos para<br />

obrar.<br />

Sabium y los extraterrestres se dirigían hacia el centro de la galaxia. Buscando el<br />

camino más corto habían penetrado en el interespacio. Vagando por el tiempo<br />

estaban desmaterializados. De salir de allí con vida, serían los únicos terrestres<br />

sobrevivientes; pero ¡No volverían a ver la Tierra!<br />

Únicamente los científicos, reunidos en el principal centro astronómico, se dieron<br />

cuenta del inminente impacto que haría el cometa. Pasadas unas cuantas horas, en<br />

nuestro sistema solar, habría un planeta ¡menos!<br />

Y nueve mil millones de muertos ¡más!<br />

A uno de los astrónomos se le ocurrió una brillante idea:<br />

¡Rezar!<br />

Era lo único que podían hacer.<br />

En tanto la gente, sin darse cuenta del peligro, se encontraba en las calles celebrando<br />

una sana fiesta costumbrista. Estaban a la expectativa de las noticias sobre aquel<br />

―gracioso‖ fenómeno celeste. Sólo aquellos astrónomos, que a puerta cerrada se<br />

encontraban reunidos, temblaban de espanto. No sabían el modo de comunicar la<br />

aterradora noticia.<br />

El director del grupo exclamó:<br />

— ¡Gran Dios! ¿Por qué tendremos que recibir otro horrible castigo? ¿Cómo diremos a<br />

nuestros hermanos que dentro de tres horas ocurrirá el fin del mundo? ¡Pobres! En su<br />

alegría no saben que vamos a ser blanco de ese inmenso proyectil:<br />

El mundo, inconsciente, en una popular fiesta, celebra sus bodas con la muerte —<br />

terminó diciendo el astrónomo.


DOS NOTICIAS IMPORTANTES<br />

Esa noche, llena de presagios, los terrígenos se disponían a celebrar, en completa paz<br />

y dicha la llegada de un nuevo año. Pronto serían las 12 de la noche. Faltaba una hora<br />

escasa para terminar el ciclo anual y esos últimos minutos se hacían E t e r n o s.<br />

Los corazones vibraban emocionados en fraternal unión. Hermosos juegos de luces<br />

electrostáticas téslicas no contaminantes se lanzaban por los aires, destellando como<br />

flores vivas en la atmósfera (ya no usaban pólvora.) En los hogares se daba gracias al<br />

Cosmos Infinito por haberles permitido llegar a esa fecha ―lejos de todo peligro‖.<br />

Olas de júbilo y alegría bañaban a todos los hombres, exceptuando a los científicos<br />

que temblaban horrorizados en el centro de control del mayor telescopio del mundo.<br />

Habían cerrado las puertas del salón principal. Decidieron, en esta ocasión, no dar<br />

explicaciones sobre el fenómeno a los periodistas de las agencias de información que,<br />

afanosos, esperaban datos técnicos sobre aquel fascinante astro.<br />

Niños, adultos y ancianos miraban atentamente a sus receptores tridimensionales de<br />

televisión. Estaban pendientes de dos noticias muy importantes:<br />

La primera, era conocer el nombre y datos sobre el cometa que, a cada instante,<br />

iluminaba más y más la tibia noche.<br />

La segunda, era conocer la madre y el lugar donde naciera el primer niño de la nueva<br />

era. Esta costumbre se había propagado en los últimos años. Existía un premio para<br />

los padres del primer bebé que naciera al comienzo de cada año.<br />

Reporteros, con sus cámaras transmisoras, habían invadido hospitales y centros de<br />

salud. Cualquier sitio en donde hubiese una madre, próxima a dar a luz, se encontraba<br />

un informador que se disputaría el honor de comunicar al mundo esa tremenda primicia<br />

informativa.<br />

Miles de madres esperaban entregar el preciado fruto de sus entrañas, a esa hora.<br />

¡Faltaba un minuto para las doce de la noche!<br />

El ―gracioso‖ cometa, que pocas horas antes se veía como una raya luminosa en el<br />

espacio, ahora abrigaba todo el horizonte, alumbrando la parte oscura de la Tierra, con<br />

destellantes ondas de luz y color.<br />

Todos los ciudadanos del mundo estaban pendientes del reloj. 12 en punto: Campanas,<br />

sirenas, gritos, abrazos, oraciones y llantos, saturaron la atmósfera en un<br />

ensordecedor rugido.


EL COMETA SIGUE AVANZANDO<br />

Después de ese breve pero incendiario estado de júbilo y alegría, los ánimos se fueron<br />

apagando y la gente quedó a la expectativa de las noticias que esperaban.<br />

Sobre el anuncio del primer niño, aún no se había registrado alumbramiento alguno en<br />

ningún punto terrestre. Este acontecimiento extraño causó gran alborozo.<br />

La tensión nerviosa comenzaba a aumentar entre los reporteros que esperaban<br />

ansiosos información, en las puertas del centro astronómico, sobre el majestuoso astro<br />

que se acercaba más y más hacia la Tierra.<br />

Los sabios que analizaban el problema, no habían perdido la calma y se disponían a<br />

efectuar nuevas investigaciones, formular nuevas hipótesis y revisar los datos.<br />

Lo más desconcertante era la aparición repentina del fenómeno. Según su tamaño,<br />

debía haberse visto con un año de anticipación. Lo anterior parecía un absurdo sueño.<br />

La cruda realidad era que el astro cubría a esa hora más de la mitad del firmamento.<br />

También lo confirmaron las computadoras y éstas no estaban programadas para soñar.<br />

Hay momentos en la vida en los cuales, cualquiera que sea la posición del cuerpo, el<br />

alma está de rodillas.<br />

Uno de los hombres de ciencia, que había estado todo el tiempo frente a las video<br />

pantallas, y en silencio había analizado los datos suministrados por el radiotelescopio,<br />

bruscamente se levantó de su asiento y, nervioso, exclamó:<br />

—Este no es exactamente un cometa. No tiene cabeza sólida definida: es una pacífica<br />

nube, o algo que se está convirtiendo en energía pura y tiende a desaparecer.<br />

—Su masa total sólo debe pesar unas decenas de de toneladas; sin embargo, como<br />

están dispersas en varios millones de kilómetros, representan un gas supremamente<br />

tenue. Sólo, parte de ese gas, envolverá al mundo, sin causarle daño alguno.<br />

—Contiene sí, unos pequeñísimos gránulos de metal que se precipitarán hacia la<br />

Tierra; pero, al contacto con la atmósfera, se desintegrarán antes de llegar a la<br />

superficie.<br />

El astrónomo tenía razón.<br />

El director de grupo, después de comprobar los hechos, abrió la puerta del recinto y las<br />

cámaras de televisión mundial lo enfocaron.<br />

Con lágrimas en los ojos, y sin poder ocultar la emoción, así se expresó:


—Habitantes de la poderosa nación Tierra: no es motivo de preocupación aquel<br />

fenómeno que contemplan en el firmamento.<br />

Se trata de una nube energética, de origen desconocido, que no presenta peligro<br />

alguno para la vida ni para el planeta. Así como un avión traspasa la nube, así la Tierra<br />

pasará a través de la cola del aparente cometa, compuesto de polvo cósmico, sin sufrir<br />

el menor efecto.<br />

—Es posible que a las tres de la madrugada se presente una lluvia meteórica que no<br />

ofrece, como lo he dicho, peligro para ningún ser viviente; en razón de que no<br />

alcanzará a llegar hasta nosotros.<br />

— ¡De eso estamos seguros!<br />

—Nuestros antípodas, como es natural, se encuentran en pleno día y no están<br />

apreciando este hermoso fenómeno. No se quedarán sin verlo.<br />

—A medida que les llegue la noche notarán que no se oscurece por completo debido a<br />

que la nube cósmica estará envolviendo nuestro planeta durante unas doce horas, sin<br />

perjudicarlo en lo más mínimo.<br />

—Queridos habitantes de Ecumenópolis: gocen del espectáculo celeste y den gracias<br />

a Dios. Deseo que este acontecimiento sea augurio de buenas nuevas para todos.<br />

Hemos bautizado el fenómeno con el nombre de Benignus.<br />

UN CASO INSOLITO<br />

La noticia fue recibida con beneplácito y, nuevamente, la emoción entró en ebullición.<br />

En las calles se agitaban remolinos de seres. Querían disfrutar del imponente<br />

espectáculo que venía, como un regalo ofrecido por el Cosmos, para el advenimiento<br />

glorioso del nuevo año que comenzaba.<br />

Excedentes de luz y color marcaban la pauta para el comienzo del año nuevo. Por<br />

esta parte, las personas quedaron contentas y satisfechas.<br />

En cambio, comenzó a causar extrañeza un insólito caso: En todo el mundo no nacía el<br />

primer niño.<br />

Habían pasado dos horas y los médicos sintieron temor de sus ―candidatas‖, que ya<br />

debían haber llegado a un feliz alumbramiento. Los niños no querían nacer.<br />

Algo se interponía entre la energía creadora y las madres. Una fuerza avasallante y<br />

extraña se apoderaba de ellas y les impedía dar a luz. Lo más raro del caso era que,<br />

este fenómeno, ocurría en todo el orbe; no podía ser una simple coincidencia.


En torno a la medicina circularon los más variados comentarios y se postularon las más<br />

sobresalientes hipótesis que pudieran aclarar el misterio.<br />

Al no encontrar causa aparente, lo más sensato era creer que, la influencia del cometa<br />

Benignus estaba alterando bruscamente, en alguna forma, las funciones fisiológicas en<br />

las madres. Así lo afirmaron muchos médicos.<br />

Las drogas de aceleramiento, suministradas en estos casos, no daban resultado. No se<br />

debía precipitar en forma quirúrgica el alumbramiento por temor a causar problemas en<br />

de la criatura. Lo más prudente era esperar.<br />

NACIMIENTO DE UN “GUÍA AVATAR”<br />

Faltaba cinco minutos para las tres de la madrugada. El ambiente de fiesta continuaba.<br />

En las emisoras de sonido octofónico -8 canales-, estrenaban conciertos preparados<br />

especialmente para la fecha.<br />

La gran coral del mundo, integrada por cinco mil voces femeninas y masculinas,<br />

acompañada por la súper-sinfónica de mil profesores de música, entonaba un<br />

imponente himno de alabanza dedicado a la gran fraternidad humana.<br />

Mientras esto ocurría, una joven mujer, de<br />

angélicas facciones, se presentó a un centro de<br />

salud.<br />

— ¡Creo que voy a dar a luz! —le dijo a la<br />

directora del establecimiento.<br />

—Puede seguir, la acompañaré a un salón donde<br />

varias madres ―esperan‖.<br />

— ¿Se ha enterado usted del problema?: ninguna<br />

señora, en el mundo, ha podido dar a luz —le<br />

afirmó la directora, y continuó explicándole:<br />

—El astro que rodea la Tierra es el causante del<br />

problema.<br />

— ¡Por favor!, mi caso es urgente —le suplicó,<br />

con su dulce pero entrecortada voz, la hermosa<br />

mujer de origen desconocido.<br />

Con urgencia fue llevada a un salón especial y<br />

varios médicos se ocuparon de su estado.<br />

Hasta el interior de la sala de maternidad<br />

penetraba el bullicio de los ríos vivientes que


ecorrían las calles de la ciudad. Alegres contemplaban el maravilloso espectáculo<br />

extraterreno.<br />

La luminosa nube, que había aparecido Cinco horas antes como una estela luminosa,<br />

en ese momento cubría toda le inmensa cúpula del firmamento.<br />

¡De pronto?<br />

Como en un cuento de remota fantasía, las estrellas del Universo entero se<br />

precipitaron sobre la Tierra, haciendo gala de su magnífico esplendor.<br />

Era exactamente las tres de la madrugada.<br />

Ante ese inigualable despliegue luminoso, todos, absolutamente todos, quedaron<br />

enmudecidos.<br />

Se escuchó en la atmósfera radiante un coro de trillones de voces angelicales,<br />

dirigidas por un genio celeste.<br />

Ingentes galaxias y diáfanas constelaciones súper vibraron en su eterno peregrinar<br />

para dar loor un enviado del Universo.<br />

Los átomos temblaron al presenciar la arrolladora magnificencia un ser del sexto<br />

mundo —Un Sol encarnado en ser humano—. Ante tan excelsa gloria…<br />

Se hizo silencio por un breve pero fulgurante instante, y solo fue interrumpido por la<br />

débil vocecita de un niño que, llorando, acababa de nacer.<br />

EXPLICACIÓNDEL FENOMENO ASTRONÓMICO<br />

(Nacimiento de un nuevo Sol)<br />

Una fría e indetectable masa de antimateria perforó el manto ―positivo-magnético‖ que<br />

envuelve el sistema solar. Traía una espantosa velocidad y una fuerza avasallante. Al<br />

pasar entre les órbitas de Marte y Júpiter, tropezó con una cadena de asteroides<br />

volatizándolos por completo.<br />

En esta forma se desató la energía más terrible del Universo.<br />

La unión de materia y antimateria generó 100 mil trillones de grados centígrados en<br />

cada milímetro cúbico.<br />

Una estela plasmática, de energía pura, se perfiló en el sitio del impacto, y fue<br />

observada por los hombres como una brillante raya luminosa, dando así la impresión<br />

de ser un cometa.


Los pequeños pedazos de rocas cercanas, que hicieron contacto con la antimateria, se<br />

convirtieron en una nube radiante, aunque a velocidad sublumínica, suficiente para<br />

llegar a la Tierra en pocas horas.<br />

El bólido de antimateria tenía el tamaño aproximado de nuestra Luna. El roce con los<br />

asteroides no menguó ni su tuerza ni su masa, continuando, indiferente, su recorrido<br />

con destino final Júpiter.<br />

Efectivamente, Júpiter, el padre de los planetas, 800 veces más grande que la Tierra,<br />

sería perforado hasta sus entrañas por una Luna de carga eléctrica contraria.<br />

Los átomos de ese espantoso intruso estaban compuestos por deuterones, en sus<br />

núcleos, y positrones en sus órbitas.<br />

De esta manera ocurrió la explosión más colosal e inenarrable de la historia planetaria.<br />

La masa de antimateria aniquiló por completo el equivalente de masa jupiteriana,<br />

convirtiéndose en energía pura, equivaliendo a cientos de miles de trillones de bombas<br />

atómicas, suficientes para convertir aquel astro en un poderoso Sol.<br />

En su interior se engendraron reacciones atómicas que continuarían despidiendo<br />

energía por millones de años.<br />

El fuego atómico se había encendido en el interior de Júpiter, y éste se esponjó más<br />

allí de la órbita de su más alejada Luna, tragándosela por completo, junto con las<br />

restantes. Todo quedó convertido en una gigantesca bola de plasma y, en nuestro<br />

firmamento, brilló un nuevo Sol.<br />

Se cumplieron las profecías dadas 6000 años atrás en el Baga Batan:<br />

―Aquí brillará un nuevo sol‖.<br />

Y en la Biblia:<br />

―Habrá un nuevo cielo y las tinieblas de la noche no serán más‖.<br />

―Avatar‖ Refórmador de Naturaleza Divina y Humana….<br />

Se cumplieron las palabras de los profetas que anunciaron:<br />

―Se vio en el cielo una gran señal‖ Revelaciones 12: 1.<br />

―Respecto a aquel día o la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo,<br />

sino el Padre. Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el<br />

día señalado‖: Marcos 13: 32, 33


íblica. No conocemos el día ni la hora. De lo que sí estamos seguros es que nos<br />

encontramos en los últimos tiempos (leer Mateo 24: 3 a 45) a esta generación —la que<br />

recibió este anuncio—, le tocará ver grandes señales en el cielo.<br />

CAPITULO 11<br />

REVELACIONES DE UN PATRIARCA<br />

Allí donde subyace el infinito misterio de la vida.<br />

De “allí“donde emanan fragantes las aguas cantarinas de la paz. Desde “allí”<br />

emergieron los majestuosos acontecimientos que situaron a la humanidad en un<br />

océano de emociones.<br />

A medida que la radiante nube iba desapareciendo, potentes rayos lumínicos se abrían<br />

paso alejando bruscamente las tinieblas:<br />

O, el Sol había madrugado dos horas antes…sería un absurdo.<br />

O en el espacio interplanetario brillaba otro Sol…era imposible.<br />

Sin embargo, ante la evidencia, la confirmación fue unánime. Allí estaba en el<br />

occidente un ―imposible Sol‖ que perfilaba el primer ocaso de su millonaria vida.<br />

El rumor de la historia resonaba un caso semejante, cuando, en el año 500 de la<br />

pasada era, los hombres observaron una fuerte luz en el cielo. En el citado caso fue la<br />

explosión de una supernova cuyo esplendor duró varios días.<br />

Mentes intoxicadas con fantasmas interplanetarios, épocas misteriosas y hechos<br />

incomprensibles, necesitaban un bálsamo etérico que los calmase.<br />

El primer niñito del año había nacido, no en forma normal: tres horas antes y tres horas<br />

después no se presentaron otros alumbramientos en el mundo. Por ello, y por el<br />

fenómeno estelar ocurrido precisamente a la hora de su nacimiento, cosas grandiosas<br />

se esperaban de ―El‖.<br />

Religiosos y cosmobiólogos se concentraban para revisar cuidadosamente las<br />

profecías y los movimientos astrales. Algo que se revestía de majestuosidad estaba<br />

sucediendo. Muchos asuntos estaban sin aclarar.<br />

Una lluvia de autoridades, periodistas y dirigentes religiosos cayó sobre el citado centro<br />

asistencial. Sus preguntas tronaron.


Debían hacer eco en un mundo sediento de respuestas. ¿Quién era el padre del niño?<br />

¿A qué familia pertenecía? ¿De dónde provenía?<br />

Las cámaras sólo lograron mostrar a una dulce mujer, de rostro inmaculado, blanco<br />

como el alba; su tez emanaba el frescor de la aurora y sus brillantes ojos reflejaban<br />

todo el esplendor de los atardeceres.<br />

Sostenía en sus brazos, un radiante niñito. Dijo llamarse Divina, y que su hijo se<br />

llamaría Angelino.<br />

EL NUEVO SOL<br />

Por otra parte, sabios y astrónomos, desconcertados, trataban de averiguar cómo<br />

había aparecido repentinamente la nueva y gigantesca luminaria, que ya se ocultaba<br />

dando paso al ―antiguo Sol‖.<br />

Para quienes al lado opuesto de la Tierra esperaban la noche, el espectáculo redobló<br />

su imponencia:<br />

Al occidente, una estela de candentes arreboles preparaba el acostumbrado atardecer.<br />

En el oriente, el despertar repentino del alba anunciaba la entrada triunfal del nuevo<br />

Sol, que pronto se entronizaría en el Ecuador para mirar, por vez primera, el nuevo<br />

mundo.<br />

Los científicos rápidamente desenvolvieron el misterio, anunciando que se trataba de<br />

Júpiter.<br />

Al comprobar la presencia de antimateria en el sistema solar, dedujeron el porqué se<br />

iniciado el fuego nuclear allí. La ardua investigación científica había encontrado la<br />

verdad.<br />

En un principio existió el temor de una repercusión fatal para la evolución de la vida en<br />

la Tierra.<br />

Si la hubo.<br />

¡Más fue benigna! Recordemos que nuestro planeta se había alejado un ―poco‖ del<br />

gran Sol central en el momento que el nuevo planeta Vulcano se había formado. De<br />

hecho ya no calentaba tan bruscamente en el día. Nuestro mundo había entrado a<br />

ocupar el cuarto puesto en la escala planetaria.<br />

A ser bañada en forma equitativa por el calor de dos soles situados a una distancia<br />

ideal, las condiciones meteorológicas cambiaron radicalmente:


En los desiertos comenzó a llover y sus tierras se hicieron cultivables. Los<br />

devastadores inviernos y las fuertes nevadas, que afectaban importantes zonas,<br />

desaparecieron. Esos territorios adquirieron un agradable ambiente tropical donde<br />

surgían flores multicolores y perfumadas.<br />

Los veranos, huracanes y tifones, anteriormente originados por la intermitente<br />

distribución del calor solar, no volvieron a dañar las siembras.<br />

Las plagas y microorganismos, que aprovechaban los bruscos contrastes de clima,<br />

debilitaron sus ciclos biológicos y desaparecieron.<br />

Fangosas ciénagas y pútridos pantanos se secaron, no sirviendo más de hábitat a las<br />

larvas y parásitos que castigaban al hombre.<br />

Los dos soles se turnaban para evaporar lentamente las aguas estancadas,<br />

vertiéndolas luego en terrenos antes áridos y quebrajosos.<br />

En esta forma,‖nuestras‖ dos luminarias celestes desterraron las tinieblas y avivaron,<br />

con sus refulgentes rayos, la llama eterna del verdadero amor.<br />

EXPLICAC IÓN<br />

Hacia el centro galáctico la condensación estelar aumenta. Allí, innumerables sistemas<br />

de dos, tres o más estrellas, giran alrededor en un centro gravitacional común. En ese<br />

centro, existen planetas vivientes a privilegiada y prudente distancia de dichas<br />

luminarias celestes.<br />

Al ser bañados equitativamente por varios soles, poseen temperaturas ideales,<br />

constantes, o saludables y, de hecho, superviables para la evolución de formas<br />

esplendorosas de vida.<br />

En los brazos externos de la Vía Láctea —donde habitamos—, la familia estelar está<br />

dispersa, encontrándose los soles incomunicados por las inconcebibles distancias de<br />

decenas o cientos de años luz.<br />

Los planetas, como en nuestro caso, sufren la mala distribución de temperatura, y los<br />

hombres son castigados por el inclemente tiempo, teniendo que compartir su medio<br />

con larvas, hongos y microorganismos malignos, originarios de pestilentes planetas<br />

tenebrosos donde habitan seres del segundo y primer grado evolutivo.<br />

Estos últimos mundos se encuentran en los extremos o confines de las galaxias.*<br />

(Libro ―Vida en 7 mundos‖).


CONDICIONES PARADISÍACAS<br />

Con el correr del tiempo muchas especies de aves migratorias evolucionaron hacia<br />

formas esplendorosas. La Tierra adquirió ambiente y condiciones paradisíacas y logró<br />

su equilibrio ambiental:<br />

Por doquier abundaban campos floridos y frondosos árboles frutales. El reloj de las<br />

estaciones se detuvo en la primavera –eternizándola—.<br />

La dieta vegetariana y el regreso al naturismo mantenía a los hombres libres de<br />

pasiones morbosas y sanguinarias, directamente derivadas del cruel alimento<br />

―cadavérico‖: ¡La carne!<br />

Los hombres comprendieron que los pasos de Dios se escuchan en el andar de todas<br />

las criaturas y Su voz brama en las bestias y canta en las aves.<br />

LA DIMENSIÓN INTERESPACIAL<br />

Por fin los humanos bebían las aguas cantarinas de la paz y estrenaban su nuevo<br />

planeta. Sin embargo les preocupaba la ausencia de su amado mandatario, por una<br />

parte; y por otra, trataban de resolver la misteriosa llegada de Angelino.<br />

En tanto, en el espacio exterior, tripulantes y máquinas habían desaparecido sin dejar<br />

huella. De ellos no se manifestaba ni un electrón. Habían regresado al elemento<br />

primigenio, origen de toda sustancia física.<br />

No obstante, la esencia de lo que eran permanecía intacta. Flotaban en la eternidad, y<br />

sentían la dicha indecible de las almas que no están encarceladas en un cuerpo.<br />

Querían permanecer en ese éxtasis, en ese samadi, en ese nirvana, pero una<br />

poderosa mente los arrastraba hacia una nueva materialización. En realidad, sus<br />

etéricas auras sintiéronse cada vez más densas; comenzaron de nuevo a aferrarse al<br />

peso de la gravitación universal y, con sus borrosos sentidos, comenzaron de nuevo a<br />

ver el mundo material.<br />

Sintieron la angustia y el pavor que se siente al nacer.<br />

La respiración comenzó a fluir y, por fin, notaron que un corazón palpitaba de nuevo en<br />

sus pechos. De nuevo las almas se encontraban encerradas en esta estrecha cárcel<br />

llamada cuerpo.<br />

El invierno de sus ojos delataba un sufrimiento, que no fue en vano.<br />

Los Sabium´s comprendieron que después de la muerte del cuerpo continúa la vida. En


esta ocasión, el cuerpo de ellos no murió; simplemente se había desmaterializado y<br />

organizado cuánticamente.<br />

Por esa causa sus almas pudieron vestir de nuevo los mismos físicos, conservando<br />

idéntica la personalidad, y pudiendo recordar la experiencia.<br />

LLEGADA AL PLANETA ALBORADA<br />

En la nave madre todo había vuelto a la normalidad. Sabium, Dylan y Matilda se<br />

levantaban para ver un nuevo y esplendoroso mundo. Se encontraban cerca al centro<br />

de la Vía Láctea, a 27 mil años luz de la Tierra. Vieron un espacio diferente:<br />

Miríadas de estrellas gigantes se apiñaban formando remolinos de inconmensurable<br />

belleza. 7 estrellas prominentes, girando en un mismo eje gravitatorio, actuaban como<br />

soles, dando vida a una de las más afortunadas esferas de la creación: El planeta<br />

Alborada.<br />

Los extraterrestres regresaban a casa. Allí preparaban un especial recibimiento para el<br />

presidente del cuarto planeta del Sistema solar quien arribaba con su familia.<br />

Conocerían la más fantástica civilización inimaginada por el más lúcido terrícola.<br />

Recibirían los conocimientos para construir en su planeta una nueva sociedad<br />

altamente evolucionada.<br />

Sabium fue recibido y considerado huésped de honor. En su permanencia en el<br />

portentoso mundo conoció sistemas ideales de vida. En Alborada sólo había una<br />

ciudad que envolvía al planeta.<br />

Así como los átomos se agrupan para formar moléculas, así se disponían, en simetría<br />

radial, las rutilantes construcciones que albergaban a los alboréanos. (La ciudad del<br />

futuro en el libro “Revelaciones de un Extraterrestre”).<br />

Sus 72 mil millones de seres vivían embriagados con el bálsamo del amor, y en<br />

completa paz y unidad con la Naturaleza que les prodigaba abundantes frutos.<br />

De exóticas flores que crecían silvestres preparaban el néctar de la eterna juventud. Se<br />

mantenían rebosantes de salud, belleza y alegría.<br />

Allí, naturalmente, no existía el dinero sino los derechos; y todos, al nacer, los traían en<br />

abundancia. En ese planeta no conocían ningún tipo de microorganismos infecciosos,<br />

ni plagas de insectos ni animales feroces.<br />

Por tantas ventajas, la vida humana se prolongaba allí hasta los 900 y 1000 años.<br />

En verdad el hombre se hizo para vivir. No para morir triste y abatido a los 50 ú 80<br />

años, cansado de soportar el peso de sus propios errores.


REVELACIONES DE UN PATRIARCA<br />

Un venerable patriarca alboriano conocía la verdadera historia del hombre terrestre. La<br />

reveló a Sabium en esta forma:<br />

—Adán —explicó—, no fue un hombre sino una raza:<br />

—La raza “Adánica” floreció por vez primera, en el sistema solar, en el privilegiado<br />

―planeta Amarillo‖.<br />

—Este se desplazaba majestuoso entre las órbitas de Marte y Júpiter. En ese<br />

entonces, Júpiter aún brillaba, puesto que era un Sol secundario. La luz y el calor del<br />

Sol central no quemaban puesto que la orbita era superior a la terrestre, y entre los dos<br />

soles distribuían la energía equitativamente y exacta.<br />

—En el planeta amarillo no existían las tinieblas; era un verdadero paraíso. El metal<br />

que predominaba era el oro, y de ahí su nombre y el color que reflejaba.<br />

—Los adánicos se encaminaban a pertenecer al cuarto grado evolutivo, hasta que, el<br />

microbio del poder —la más astuta creación del demonio—, perforó sus mentes,<br />

haciéndolos dividir en dos naciones.<br />

—Su avanzada tecnología la emplearon para el mal, fabricando terribles bombas de<br />

antimateria.<br />

—Cierto día, el envidioso gobernante ―Caín‖ resolvió utilizarlas contra sus hermanos<br />

que seguían a ―Abel‖, con tan mala suerte que, no sólo los destruyeron, sino que<br />

acabaron con el planeta:<br />

—Al ser debilitada su corteza con el impacto atómico, la presión interna lo hizo estallar<br />

en millones de pedazos.<br />

Sabium, que escuchaba atento, no pudo contener un estremecimiento.<br />

No te asustes hermano; son cosas pasadas —le dijo el patriarca.<br />

No todos murieron. Algunos habitantes, antes de la catástrofe, abandonaron el planeta<br />

y llegaron a la Tierra, como arrojados de ese paraíso.<br />

Allí, en ese mundo inhóspito, encontraron la raza negra, oriunda del planeta. Se<br />

mezclaron con ella, la esclavizaron y tuvieron que enfrentarse a una naturaleza<br />

desafiante para ellos.<br />

—De ahí en adelante la historia fue siempre triste hasta hace poco. Tú conoces buena<br />

parte hermano Sabium —terminó diciendo el venerable anciano.


—Es cierto –asintió el Guía terrestre y agregó:<br />

—En el espacio aún se agita la turbulencia que dejó el error: —Entre las órbitas de<br />

Marte y Júpiter deambulan rocas y asteroides, patética huella de un pasado violento<br />

que confirman este lamentable acontecimiento.<br />

—Ya sé —repuso. Sabium, —porqué los terrestres, a lo largo de toda su historia, han<br />

sentido sed de oro. ¡Obvio!... venían de un planeta dorado por excelencia.<br />

En cambio, en la Tierra, sólo consiguieron ese metal a costa de sangre y muerte, para<br />

luego lucirlo con arrogancia y miedo. Afortunadamente la historia terminó.<br />

MATRIMONIO A LA VISTA.<br />

Mientras los mayores conversaban sobre pretéritas edades, en el mundo de los niños,<br />

oh, no… no tan niños:<br />

Han pasado 11 años y Dylan tiene 23, Galaxia 19 y Matilda 17. Los perfuma la edad<br />

florida.<br />

Devolvamos unas páginas en la historia y transportémonos, por allí a la época del<br />

egomundo, cuando Dylan y Galaxia se conocieron.<br />

Recordemos la tremenda ansiedad de la niña por ver nuevamente a sus amiguitos. Tal<br />

actuación había acelerado a Titanio a recoger a los Sabium´s esa misma noche. Un<br />

acto providencial que los salvó de un encuentro con la muerte.<br />

Bien. Lo importante aquí, es saber que Galaxia sintió algo más que una simple<br />

ansiedad. Más adelante, en el viaje a la Luna, el primer piropo que Dylan lanzara<br />

filosamente a una mujer (¿Tu Mami es tan bonita como Tu?), brotaba de los más<br />

intrincados laberintos de su corazón.<br />

Cupido, sin respetar edades, había utilizado su arma certera para despertar en ellos un<br />

fuego intenso de ternura y cariño: ¡Fue un amor a primera vista!<br />

Nunca expresaron nada, pero sus miradas lo decían todo. Sabium y Titanio bien lo<br />

sabían. Celesta también lo consentía. En esta oportunidad se llegó la hora de arreglar<br />

ese problema.<br />

¡Y sí hubo un problema! Tal vez insalvable. Una barrera impenetrable se interponía<br />

entre sus cuerpos:<br />

Seres del cuarto estado evolutivo no podían tener contacto íntimo con seres del tercer<br />

mundo. Ello significaba degradación y castigo.


Bien lo expresaba la historia antigua cuando, habitantes del cosmos llegaron a la<br />

Tierra. Por su tecnología fueron considerados dioses. No importando su grado, tuvieron<br />

contacto con hembras terrestres; por ello degradaron y fueron severamente castigados.<br />

Ahora, en el caso de Galaxia y Dylan ocurriría lo mismo. Sólo quedaba algo por hacer:<br />

Un improbable intento de pedir dispensas a los sabios y patriarcas espirituales de la<br />

confederación alboriana.<br />

Así lo hicieron y la respuesta de los respetables fue dura: —Imposible la excepción: un<br />

ser del cuarto grado evolutivo no puede unirse a un ser del tercer grado.<br />

Estas palabras fueron catastróficas para los corazones de Galaxia y Dylan que<br />

sintieron volar en mil pedazos el sagrado templo del amor que desde niños habían<br />

levantado.<br />

Desde los 8 años Galaxia fundó su amorosa esperanza en Dylan, y él siempre la<br />

llevaba como parte integral de su ser. No dejaron de quererse un solo instante.<br />

A la ansiada hora, el destino, odioso e incomprensible, los separaría para siempre,<br />

quemándoles el incienso de su amor ante el altar del sacrificio.<br />

Humildes, cabizbajos, en ahogados sollozos se disponían a salir del santuario<br />

patriarcal hacia un mundo frío de soledad. En sus manos llevaban un manojo de<br />

ilusiones deshechas y marchitas.<br />

¡De súbito!<br />

El sabio que presidía los patriarcas, los llamó y les dijo, con su voz plena de autoridad:<br />

—Realmente no es posibles relaciones de ese tipo bajo ninguna excepción. Mas, los<br />

hombres de la Tierra, por su unidad, ya pertenecen a nuestra confederaron:<br />

¡Han conquistado ya el cuarto mundo evolutivo!<br />

—La Unión de estos seres es completamente válida, y goza de nuestra aprobación.<br />

Galaxia se refugió en los brazos de Dylan que con fuerza la apretaron. El cáliz de su<br />

boca se abrió en flor para recibir el primer beso de amor; ambos, en un éxtasis<br />

glorioso, confirmaron lo mucho que se amaban.<br />

Minutos antes los separaba el umbral de la pena y ahora estaban unidos para siempre.<br />

En su luna de miel, Galaxia cumplió la invitación que, cuando niña, le hiciera a su<br />

amado: ahora se desplazarían en ―vilox‖ por todo el planeta y... sin compañía de<br />

personas mayores.


La noticia se propagó en una sola presión mental que envolvió el planeta: ―La hija del<br />

primer Guía de Alborada se había unido para siempre con el primogénito del primer<br />

Guía terrestre‖. La unión había sido aprobada por el máximo patriarca.<br />

Los alboréanos no acostumbraban las fiestas, mas, en esta ocasión se contagiaron con<br />

la alegría de los terrestres.<br />

Millones de seres festejaron con júbilo la unión de dos mundos. Seguirían siendo como<br />

uno solo. Tenían mucho en común: ¡Los terrestres ya pertenecían a la cuarta esfera de<br />

la evolución consciente.<br />

REGRESO A LA TIERRA<br />

Después de un tiempo de permanencia en Alborada, plenos de nuevos conocimientos,<br />

llegó la hora del feliz regreso a la Tierra.<br />

En un espacio cercano al centro de la galaxia, una imponente flota de 12 mil Bit-Girox<br />

rendía honores de despedida al presidente del mundo, a su hijo Dylan con su esposa<br />

Galaxia, la princesa más hermosa que abandonaría su planeta de origen para vivir en<br />

la Tierra.<br />

Matilda se quedaba. Continuaría sus estudios en Alborada. Quería ser una cosmonauta<br />

para visitar lejanos y extraños mundos. Había hecho buenos amigos que querían<br />

enseñarle, ya que su inteligencia e imaginación rebasaban cualquier grado.<br />

De los 12 mil Bit-Girox que acompañaron a los viajeros hasta la nave madre, sólo<br />

penetraron en ella, la nave de Titanio y 3 mil más.<br />

La colosal nave inició su viaje hacia el interespacio para sumergirse en la exótica<br />

dimensión espacial que los haría aparecer, después de un tiempo sin tiempo, en un<br />

extremo de la galaxia.<br />

Todo ocurrió debidamente y los personajes se materializaron de nuevo cerca de<br />

nuestro sistema solar. La nave madre apareció ―cerca‖ de plutón, a escasos 7 mil<br />

millones de kilómetros del Sol. De inmediato, a una pasmosa velocidad, inició el<br />

recorrido.<br />

Penetraron en los dominios de Plutón, y pasaron rozando a Neptuno y a Urano.<br />

¡El exótico y gigantesco anillo de Saturno les velaba una extraña luz!<br />

Se llevaron la gran sorpresa al ver una nueva estrella —Júpiter el padre de los<br />

planetas—que brillaba en este espacio planetario. Hubieran creído haber visto un<br />

sistema diferente, si no fuera por nuestro hermoso planeta azul que ya brillaba en<br />

lontananza.


La nueva familia de sabium estaba feliz de estar tan cerca de casa; sólo faltaba unos<br />

mil millones de kilómetros para llegar.<br />

La nave madre se detuvo. De ella brotaron los 3 mil Bit-Girox que salvaron esta<br />

distancia en varias semanas terrestres.<br />

Una clara noche, la ciudad de Ecumenópolis se vio nuevamente engalanado el<br />

firmamento con 3 mil puntos luminosos que se hacían cada vez más grandes. En uno<br />

de ellos venía su Guía ecuménico trayendo valiosos conocimientos, y algo más: dos<br />

gratas noticias:<br />

El mundo también lo sorprendería con otras dos importantes noticias.<br />

Al cruce multicolor de esas cuatro emociones, el globo explotaría despidiendo<br />

fulminantes ráfagas de felicidad.<br />

¡Qué lástima!<br />

No ocurrió así…<br />

El inflexible “destino” con su tosca mano izquierda, pronto tocaría las<br />

desafinadas cuerdas del dolor humano, entonando una negra nota de angustia.<br />

CAPITULO 12<br />

EL MAESTRE<br />

Por los misteriosos ámbitos siderales, ráfagas de formidables naves se<br />

desplazaban formando una estela matutina.<br />

Habían traspasado el umbral del misterio dejando el terreno abierto a la<br />

conquista de la inteligencia.<br />

Finalmente, el globo terráqueo entró en ebullición al intercambiar las 4 noticias<br />

trascendentales. Con un apoteósico recibimiento que rebasaba la imaginación más<br />

lúcida, se anunció que Galaxia, la hermosa princesa del centro estelar, sería para<br />

siempre hija adoptiva de la Madre Tierra. Era la primera noticia que traía Sabium.<br />

La segunda, además de los planos y conocimientos que portaba, era que, ―los hombres<br />

ya no eran corrientes‖. Por la perfecta unión conquistaron el cuarto mundo,<br />

convirtiéndose, cosmo-biológicamente, en superhombres u hombres máximos.


La Tierra, por su parte, airosa les presentaría el nuevo Sol. Los hombres explicarían a<br />

sabium lo ocurrido planetariamente, invitándolos a disfrutar de la salud que por ello<br />

habían alcanzado. Esta era la tercera noticia; y, la cuarta.<br />

¡Un hecho alucinante que rozaba con la existencia!<br />

El nacimiento de Angelino. Un velo enigmático cubría su aparición. Guías religiosos,<br />

sicólogos y humanistas se disputaban su orientación. Cada uno quería influirle sus<br />

enseñanzas y lo cuidaban con esmero.<br />

Unos pensaron que Angelino llegaría a ser el segundo Guía del mundo; otros, de visión<br />

más aguda, opinaban que la misión del esplendoroso niño era diferente.<br />

Sabium daría la última palabra al respecto.<br />

Por breve espacio, dejemos el orbe flotando en un festival de luces y colores, y<br />

mientras el dolor en la antesala acecha, conozcamos la historia de un hombre<br />

misterioso.<br />

EL MAESTRE<br />

(Maestro de maestros)<br />

Era un renunciante: un yogui que vivía en medio de una abrupta cadena<br />

montañosa. Lo acompañaban los riscos de las más empinadas cumbres y los<br />

ríos de silencio que corrían por los profundos cañones.<br />

No había caminos para llegar allí. Sólo temibles precipicios y desfiladeros sin fondo<br />

donde crecían larvas enervantes.<br />

Desde temprana edad sintió no pertenecer a este mundo. No se conformaba con las<br />

cosas. Las veía vacías y, no pudiendo vivir en medio de esa sociedad incomprensible y<br />

fastidiosa, se retiró lejos del mundanal ruido a una soledad llena de verdad.<br />

Nacido de noble y adinerada familia, había renunciado a la comodidad por considerarla<br />

una cárcel de seda que lo sujetaba a este mundo salvaje.<br />

Dormía cobijado por las estrellas.<br />

Las inclemencias del tiempo no le asustaban: El cuerpo es nada cuando el alma es<br />

fuerte. El vendaval de los años no había menguado su octogenaria vida.<br />

60 años de meditación continúa le bastaron para conectar su intelecto a la más elevada<br />

fuente generadora de todo conocimiento:<br />

La mente de La Naturaleza o conciencia Cósmica… ¡Se había iluminado!


Despreció la naturaleza humana y encontró la divina.<br />

Desgranó uno a uno todos los misterios y tuvo la dicha de conocer el gran universo de<br />

los soles interiores. Se zambulló en el océano de la sabiduría y allí encontró<br />

sumergidos los tesoros de la inmortalidad.<br />

Ahora, una fuerza impelente lo obligaba a regresar al hervidero humano donde las<br />

almas, en busca de la vida placentera, caen en la mortal trampa del dolor.<br />

Su mente estaba inquieta: Una mujer y un niño insistentemente lo llamaban.<br />

LO INESPERADO<br />

La histórica fecha, cuando Sabium iniciaba su arribo a la Tierra, mientras en las calles<br />

el ambiente festivo adquiría más y más temperatura, llegó, hasta el convento donde<br />

habitaba Angelino, un venerable anciano.<br />

El octogenario se dirigió hasta el aposento donde se encontraba la madre Divina. Ella,<br />

al verlo, sobresaltada exclamó:<br />

—¡Oh!, Usted es el mismo hombre que he visto desde tiempo atrás en mis sueños. Lo<br />

vi aquel día en que, sin haber tenido contacto con hombre alguno, sentí que mis<br />

entrañas se llenaban. Usted me consoló y…no sé cómo evitó que fuera deshonrada.<br />

No hubo contestación.<br />

El Maestre, con su vista percibía de las cosas imágenes borrosas; pero, con su ojo<br />

interno, todo lo traspasaba. Había comprendido su misión.<br />

Divina, sorprendida, preguntó:<br />

—¿Qué quiere usted de mí?<br />

—No hay tiempo que perder —dijo el Maestre. —Debemos partir de inmediato.<br />

—¿A dónde ir? Y el sustento del niño, ¿cómo lo conseguiremos?<br />

—No lo sé —respondió el yogui, y agregó<br />

— ¿Crees, acaso, que un regente del Universo no pueda conseguir un poco de<br />

alimento para el mismo?<br />

Divina no pronunció más palabras. No recogió ninguna pertenencia, excepto el manto<br />

con que cubría al niño. Una lágrima vacilante temblaba en sus pestañas.


Partieron como flotando en la brisa, en medio de una atronadora gritería. Pasaron<br />

desapercibidos por la multitud que, en ese instante, se disponía a escuchar el discurso<br />

de llegada de Sabium.<br />

El radiante niño, la divina madre y el venerable anciano, se dirigieron hacia el ultramar<br />

lejano. Desaparecieron, como pompas de jabón al aire seco, sin dejar rastro.<br />

TREMENDO SUSTO<br />

Indescriptible el susto de los encargados de velar por la seguridad de Angelino al no<br />

encontrarlo. Habían salido a la calle para contagiarse de la efervescente alegría que<br />

allí reinaba.<br />

Era la primera vez que lo habían abandonado; además, en el nuevo mundo ya no<br />

había secuestros. Ellos simplemente estaban para mantener el orden en los miles de<br />

visitantes que a diario venían.<br />

La madre Divina no tenía por qué fugarse. En ese sitio se sentía muy feliz. El convento,<br />

que fuera santuario de bienaventuranzas, repentinamente se transformó en un tétrico y<br />

silencioso claustro de desolación. Las palabras de Divina y el suave llanto del niño no<br />

se volverían a escuchar.<br />

La Tierra, que antes parecía un luminoso globo de fuego, se apagó como débil llama a<br />

la ventisca inesperada.<br />

La búsqueda fue tan tenaz como infructuosa. Ciudad por ciudad, casa por casa, metro<br />

a metro fue buscado el niño, sin resultados alentadores.<br />

Las campanas resonaban plañideras mientras empalidecían los colores de la bandera<br />

del mundo que, a media asta, reflejaba su tristeza.<br />

HUIDA HACIA EL SILENCIO<br />

El Maestre se encaminó con la madre y el niño hacia la lejana y perdida montaña<br />

donde vivía. Debía pasar ciénagas, abismos sin luz y desfiladeros espantosos para<br />

llegar allí.<br />

El sitio era inaccesible para los mejores alpinistas; imposible que un anciano y una<br />

débil madre, que sostenía un niño, pudieran llegar a ese lugar.<br />

No disponían de elementos para salvar la enorme distancia ni los peligros que<br />

acechaban.<br />

Pocas horas de camino y, naturalmente, la madre no resistió más. El niño se hacía<br />

cada vez más pesado, y el anciano, jadeante, no podía brindarle ayuda.


Angelino despertó y elevó su mirada diamantina hacia el Cosmos.<br />

Ellos se detuvieron, pero… ¡El mundo no lo hizo!<br />

Sus cuerpos flotaron. Una nube purpúrea los envolvió, mientras el orbe siguió<br />

avanzando en su inexorable marcha.<br />

Sintieron bajo sus pies el paso silencioso de montañas violáceas, valles poblados y<br />

campos floridos. Desde lo alto contemplaron la eterna procesión de seres vivos y sus<br />

almas diáfanas experimentaron una inmensa sensación de paz.<br />

De súbito, el Maestre señaló diciendo:<br />

—Aquí es!<br />

Un ―milagro‖ se había consumado: sin cansancio, sin polvo del camino, llegaron al<br />

refugio del yogui.<br />

Allí un manantial de gran pureza se deslizaba por una escarpada roca. Árboles frutales,<br />

alimentados con amor y una pequeña huerta, formaban un pequeño paraíso, ahora<br />

convertido en inexpugnable fortaleza espiritual del mundo.<br />

Allí se prepararía la gran batalla final contra la ignorancia. Los hombres no volverían a<br />

beber la hiel del egoísmo. En el sitio elegido no había pobreza. Al contrario; era el más<br />

opulento emporio de sabiduría y felicidad.<br />

*Todos los seres, para su iniciación espiritual, requieren un maestro viviente. Aún las<br />

encarnaciones divinas, debido a su doble naturaleza (divina y humana) precisan de un<br />

maestro que les muestre el mundo.<br />

Lo anterior, en lo que toca a su aspecto humano; pues, en lo referente a su origen<br />

divino, los enviados son Uno con el gran Ser que vitaliza el Universo... y todo lo sabe.<br />

Cristo tuvo su maestro: permaneció con El, lejos del mundo, desde los 12 hasta los 3O<br />

años.<br />

La unidad grande que penetra todo, una vez más había vestido un cuerpo de niño, que<br />

debía crecer para recordar a los hombres su eterna verdad.<br />

Terminó el año y Angelino cumplió –―nuevamente‖ su primer año de vida. El cristal de<br />

sus ojos reflejaba querubines, tronos y genios celestes, que esperaban ansiosos sus<br />

primeras palabras.<br />

Corrieron los días, los meses y comenzó a sentirse el movimiento de los años.<br />

Acariciado por las brisas y las auras, Angelino recorría las primeras gradas de su<br />

―nueva vida‖.


Y, así, como la flor adora el Sol con el profundo silencio de su pureza, así la madre<br />

Divina cuidaba de su hijo.<br />

11 AÑOS DESPUES<br />

El manantial del tiempo fluía lentamente para los hombres. Largos años habían pasado<br />

después de la misteriosa desaparición de Angelino. Mas, en los corazones permanecía<br />

vivo, junto con la esperanza y el deseo de algún día volverlo a ver.<br />

Con soberbio empuje una verdadera civilización se abría paso sobre la antigua<br />

desorganización.<br />

Las ruedas, por centurias asesinas número uno de la humanidad, fueron reempleadas<br />

por ovniterras de diferentes diseños que hacían deslizar suavemente sobre vías<br />

elevadas para ellos. No por el mismo plano peatonal de los humanos.<br />

Brutalidad cometida en el egomundo cuando, cuerpos vivientes de 60 kilos promedio, y<br />

frágiles por naturaleza, compartían el mismo plano de desplazamientos con monstruos<br />

metálicos que, pesando toneladas, se movían velozmente sobre aplastantes ruedas.<br />

En sus locas carreras cobraban cada año millones de inocentes vidas de niños,<br />

madres y ancianos.<br />

Los sistemas Kirovianos reemplazaron los ruidosos, pesados y contaminadores<br />

aviones del pasado siglo. Ahora se viajaba en amplias y silenciosas salas en forma de<br />

cúpula, que se desplazaban majestuosas por el aire.<br />

Nadie tenía vehículo particular, pudiendo sí, todos, trasladarse gratuitamente al sitio<br />

deseado en aerodinámicos vilox.<br />

Los hombres estaban complacidos del gran país Tierra con su esplendorosa ciudad<br />

Ecumenópolis y, vigilantes, guardaban esa paz que vivían.<br />

Una sola lengua facilitó la comunicación y el entendimiento. Los libros se editaban en<br />

un solo idioma práctico que todos entendían: El Esperanto.<br />

Universidades y academias científicas, centros de experimentación, centros de arte en<br />

todas sus modalidades, desplazaron casinos de juego, fábricas de vicio y de objetos<br />

superfluos e inoficiosos.<br />

Plazas de toros, cuadriláteros de boxeo, y todo lo que significara ignorancia crasa y<br />

maldad, fueron destruidos. Sólo quedaron registrados en los libros como testimonio de<br />

la antigua y lastimera época de ignominia y brutalidad.<br />

APARECE ANGELINO


(Angelino es real… está más cerca de ti que tus mismos ojos, Tú eres Angelino)<br />

Así como un capullo espera el Sol, que lo convierte en rosa, así esperaban los<br />

hombres a Angelino, quien los convertiría en dioses.<br />

La ciencia había avanzado muchísimo pero faltaba una reforma espiritual. Sabían que<br />

la verdad era una sola y debía ser explicada de acuerdo a la época y a la conciencia,<br />

ya expandida, de los hombres.<br />

Sin dejar apagar la llama de la esperanza, añoraban la desaparición de Angelino.<br />

Confiaban que algún día Él se hiciera presente. Esa fecha no se hizo esperar más:<br />

Un histórico día el ―viejo Sol‖ menguaba hacia el ocaso su brillante fulgor. La nueva<br />

luminaria ría jupiteriana se había entronizada en el firmamento y serena recorría su<br />

orbital ruta.<br />

En la próspera ciudad donde Angelino despertó de nuevo a la luz de los astros, se<br />

celebraba un importante congreso científico. La televisión del mundo estaba presente.<br />

Sabios de las distintas vertientes de la ciencia discutían importantes temas sobre la<br />

vida y composición del Universo.<br />

Recién comenzada la reunión, el director del simposio fue informado sobre un jovencito<br />

que, con mucha urgencia, deseaba hablarle.<br />

—Dice llamarse Angelino. —Le comentó el encargado de la entrada. A esto respondió<br />

el ―importante director‖:<br />

—Dígale que es imposible atenderlo ahora. Es probable que mañana le dé una cit…<br />

—¿Angelino? ¡No puede ser! —exclamó asombrado el ilustre dirigente y por poco cae<br />

desfallecido.<br />

Un extraño presentimiento se apoderó del guía y, sin pedir excusas al auditorio, salió<br />

apresuradamente hacia la puerta. Al llegar a la entrada, inclinó la cabeza:<br />

No resistió el fulgor de los ojos que lo miraban. Lleno de estupor se atrevió a mirar de<br />

nuevo, pero sus palabras no fluyeron.<br />

Las de Angelino sí:<br />

—Sí, Dylan, yo soy Angelino, el que tú presientes.<br />

—Quiero ser llevado ante el auditorio que presides: le hablaré al mundo.<br />

Dylan, el importante director, sin salir de su asombro, sólo pudo decir con voz<br />

estrangulada:


—Sss siga.<br />

Al llegar al amplio salón, sin previo aviso, cedió al ―Radiante‖ su sitio principal.<br />

Al notar el hecho, los allí reunidos detuvieron el aliento; pues, un fluido etérico más<br />

importante que el aire penetraba sus cuerpos.<br />

Un presentimiento de hechos grandiosos se extendió a los televidentes del mundo*<br />

que, como Sabium, veían la transmisión.<br />

Mateo 25: 31,32<br />

“Cuando el hijo del hombre llegue en su gloria, y todas las naciones serán<br />

juntadas delante de él.<br />

Ante los destellantes visos de la celeste mirada, ―todos, absolutamente todos,<br />

quedaron enmudecidos‖.<br />

―Se hizo el silencio por un momento, y solo fue interrumpido, ya no por la débil vocecita<br />

de un niño que acaba de nacer‖, sino por la verdad hecha palabra en boca de un joven<br />

de 12 años, de porte celestial, que se enfrentaba ante los grandes sabios en el templo<br />

de la ciencia moderna.<br />

Su tez reflejaba la poesía de los espectáculos celestes, y sus ojos, límpidos y<br />

cristalinos, eran como ventanas que daban al cielo.<br />

Su portentosa aura etérica resplandecía en las tenebrosas mentes de los materialistas<br />

que nunca habían percibido luz espiritual.<br />

Angelino habló y, ahora, nadie dudó de su autenticidad como Hombre de celeste<br />

origen. Genios celestes desde lo invisible escuchaban reverentes sus palabras.<br />

Angelino vino a dar el formidable golpe final a las potencias de las tinieblas:<br />

Al susurro de su voz, espectros trashumantes y fantasmas lunares se precipitaron a<br />

sus guaridas abismales, emitiendo espantosos alaridos metálicos de desesperación.<br />

Con el cristal de su mirada intoxicó a los demonios, haciéndolos vomitar fuego. Las<br />

horribles larvas infernales sudaron fétidos vahos de odio, desesperación y muerte.<br />

ESTADIA DEL AVATAR<br />

Angelino no mal había llegado al simposio de la ciencia: La Madre Naturaleza le donó<br />

sus físicos secretos, y, del Cosmos Infinito, heredó el conocimiento natural llamado<br />

sabiduría.


Su permanencia fue corta: Solo tres días le bastaron para edificar el templo del<br />

verdadero amor entre las almas.<br />

Así lo había prometido. No vino a cambiar la verdad: —La verdad no cambia—. Vino a<br />

afirmarla.<br />

No visitó lugar alguno ni recibió alimento; sólo agua. Después de cada plática se<br />

retiraba a un pequeño compartimiento y entraba en profundo éxtasis hasta el otro día,<br />

a las tres de la tarde, cuando iniciaba la dulce sinfonía de amor para sus siempre<br />

amados.<br />

Una lluvia de fertilizante sabiduría se desató sobre las mentes sedientas de verdad, y<br />

en el aire se levantó un rumor de magnificencia.<br />

Así se presentó:<br />

PRIMER DÍA<br />

—Seres gloriosos que bajo el firmamento existen:<br />

—Yo soy el que siempre es. Soy el que antes vino como Rama, como Krisna, como<br />

Zoroastro, como Buda y como Cristo.<br />

—Yo soy el que habló por boca de los profetas. Vengo de edad en edad. Cada vez que<br />

en el mundo declina la virtud y domina la injusticia, me hago presente para la salvación<br />

del justo y la destrucción de la maldad.<br />

—Se ha librado ―la gran guerra‖ y las potencias de las tinieblas fueron encadenadas<br />

durante mil años. Al cabo de los cuales se desencadenará, con furia, para tentarlos de<br />

nuevo. Así esta escrito.<br />

—Solo tendrán el verdadero amor para defenderse:<br />

—Devuelvan el bien por el mal, así como el árbol sándalo perfuma el hacha de quien le<br />

ha herido. Soporten a los que injurian así como la Madre Tierra soporta a quienes la<br />

pisotean.<br />

—Como el océano está en la gota y la gota está en el océano; como el árbol está en la<br />

semilla y la semilla está en el árbol, de la misma manera Dios está en el mundo y el<br />

mundo está en Dios.<br />

Quien cava dentro de sí mismo y, pasando por los intrincados laberintos del ego llega<br />

hasta los recónditos santuarios de su alma, se encontrará asimismo, y sabrá que ―Yo‖<br />

soy ―El‖.


—Se librará del dolor, del renacimiento y de la muerte, porque supo beber en el<br />

manantial de la inmortalidad.<br />

—Todos los seres son parte inmortal del Cosmos. ―El reino de Dios está dentro de<br />

vosotros mismos‖.<br />

—Existe otro mundo, inaccesible a los que viven la esclavitud de los sentidos. El<br />

hombre corriente mira el mundo y ve la materia; el ser espiritual mira la materia y ve a<br />

Dios.<br />

—No sea que, por ganar la Tierra pierdas el cielo: renunciando a la naturaleza humana<br />

se obtiene la divina. No teman a la muerte que sólo es una parada en el largo camino.<br />

—―Yo‖ y ustedes siempre hemos existido y jamás dejaremos de ser en el futuro.<br />

—De igual forma que el hombre experimenta el cuerpo del niño, del joven y del viejo,<br />

en esta vida, también vestirá muchos cuerpos y sufrirá en otras formas.<br />

—En verdad les digo que, sin un hombre no nace de nuevo, no puede ver el reino de<br />

Dios. Oh almas: estáis para bajar y para subir el camino de los siete mundos y de los<br />

siete cielos. Dichosos son los que comprenden estas cosas.<br />

—Mas deben hacerlo, así como brillan refulgentes los siete colores del arco iris, y<br />

como resuenan armoniosas las siete notas de la escala musical‖.<br />

—Cada Sol es un pensamiento de Dios y cada planeta es un modo de ese<br />

pensamiento. Por tanto estoy confirmando estas cosas para quienes no creen en el<br />

alma, ni en Dios en cualquier forma que lo conciban… YO soy el Universo, el Infinito, el<br />

Sol y las estrellas… ustedes también lo son.<br />

—Para quienes la vida es un breve sueño, y por ello hacen sufrir, esclavizando a otros,<br />

para luego conquistar logros infames. A ellos les hago saber que:<br />

—Todos los seres vuelven a comenzar la idéntica aventura, siendo triturados<br />

despiadadamente por el dolor y la muerte. Los primeros serán los últimos y los últimos<br />

serán los primeros: quienes mueren en la opulencia renacen en la miseria. El rey será<br />

mendigo y el mendigo rey.<br />

—Después de la partida de la vida tanto el rey el peón vuelven a la misma caja.<br />

—Quienes, para vivir tienen que matar, tendrán que vivir, tantas veces como quitaron la<br />

vida, para que los puedan matar.<br />

—Innumerables períodos del mundo se deslizan en miríadas de años: tierras, cielos y<br />

lugares de tortura nacen y desaparecen, así como surgieron. Luego, son barridos por<br />

el viento eterno, sin dejar rastro‖.


SEGUNDO DIA<br />

Angelino desató una cascada refrescante de pensamientos sobre este astro sediento<br />

de consciencia. Sus palabras formaban un salmo de amor:<br />

—Los rayos del espíritu iluminan el camino de la inmortalidad. Busquen la sabiduría<br />

que es la ciencia de lo eterno; su comienzo es el silencio y su vía la silente meditación.<br />

El ruido del mundo sofoca la voz de la naturaleza.<br />

—Quien no aplica la sabiduría es porque no la tiene. El rico no es siempre sabio pero<br />

el sabio siempre es rico.<br />

—No sean cruel con los animales creyéndose, por sus inventos, superior a ellos:<br />

recuerden que el pájaro voló primero que el hombre.<br />

Mas no sean pesimistas. Ante un rosal no se duelan porque las rosas tienen espinas.<br />

Alégrense porque las espinas tienen rosas. Amen el día porque les muestra luz,<br />

quieran la noche porque les muestra estrellas.<br />

—Quien no es caritativo es injusto, y, el solo hecho de no hacer el bien, es ya un gran<br />

mal.<br />

—Cuando vean a alguien morir, piensen que pasarán por la misma experiencia; y, en<br />

esa postrera hora, se alegrará más aquel que hizo algo por el mundo que aquel que lo<br />

quiso para el.<br />

—Se reformará uno a sí mismo y, después, tratará de reformar a los demás. Porque<br />

causa mucho mal dar un buen consejo acompañado de un mal ejemplo.<br />

—Los letrados se ufanan de ser tenidos como tales. Ciertamente en el día del juicio no<br />

se tendrá en cuenta qué leyeron, sino qué hicieron; no qué bien hablaron, sino qué tan<br />

honestamente vivieron.<br />

—Se alegrarán más de haber compartido el bocado que haber comido regaladamente.<br />

Recuerden que, entre más gordo el cuerpo más flaca el alma; porque, a medida que<br />

las carnes aumentan, la sabiduría disminuye.<br />

—Se alegrarán más de haber guardado silencio que de haber conversado mucho.<br />

—Les aprovecharán más las obras buenas que las palabras floridas. Todas las cosas<br />

desaparecen: la personalidad y ego también con ellas.<br />

Breve y vana es la gloria que se recibe de los hombres. ¿De qué les valdrá ser<br />

potentados y aplaudidos por los hombres si tienen deudas con el Infinito? ¿Y qué es un<br />

aplauso sino un ruido que afortunadamente desaparece?


Sin embargo los esclavos del elogio se entretienen con eso. No obstante, mientras<br />

lleven un cuerpo mortal, sentirán tedio e inquietud en el corazón.<br />

—Los días de este mundo son pocos y pocas sus alegrías cuando se derivan de los<br />

placeres. En cambio se encuentran dolores y angustias allí donde el hombre se ve<br />

manchado con muchos pecados, enredado en muchas pasiones, angustiado de<br />

muchos temores, ocupado en muchos errores, quebrantado con muchos trabajos; las<br />

tentaciones le acosan, los placeres le afeminan, la pobreza le atormenta.<br />

—El mal siempre atrae; la conciencia siempre advierte. En medio de esto estáis<br />

vosotros, quienes deciden. Pueden evolucionar hacia las formas esplendorosas, o<br />

involucionar hasta terribles condiciones de vida. Escojan ahora.<br />

—Si no se hacen fuertes no dominarán los vicios: no existe fuerza en el universo que<br />

pueda ayudarles, que no esté dentro de ustedes mismos.<br />

TERCER DIA<br />

Con su voz clara, como el cristal de los arroyos, Angelino continuó:<br />

—Huyan de la tristeza… es el cáncer del alma, y frecuenten la sonrisa: es una fugaz<br />

encarnación divina. Que la fortuna no les eleve tanto que pueda faltarles el aire. Cada<br />

día que pasa es una vida entera en miniatura. ¡Aprovéchenla! —Piensen en los años<br />

pasados y les parecerán segundos.<br />

——No sabe hablar quien no sabe callar, porque la lengua, una vez calentada, se des-<br />

boca. Mientras el sabio calla el ignorante habla; en esta forma el hombre es dueño de<br />

las palabras que calla y esclavo de las que pronuncia.<br />

—La murmuración se parece al humo: desaparece pronto pero ennegrece todo lo que<br />

toca. Cuantos habladores se han perjudicado creyendo que sólo dañan al adversario.<br />

Por lo anterior, presta oídos a todos pero a nadie tu voz.<br />

—Quien busca la felicidad del alma obtiene la misma dicha de los dioses, mas quien<br />

sólo busca placer del cuerpo obtiene la misma sensación de los animales.<br />

Los placeres mundanos son como las matrices de los dolores que están por<br />

venir. De hecho, quien aspira al placer está próximo al dolor.<br />

—Mi padre ha puesto el dolor tan cerca del placer que a veces se llora de alegría. Y<br />

cuantas veces al reír se llora; por ello, ¡que tus vicios mueran antes que tu cuerpo!<br />

—Por tanto, atiende lo que inspiré a los sabios, porque la verdad no se alcanza a base<br />

de experimentos y las canas, solas, no traen sabiduría.


—Quien no aprende a trabajar aprende a pedir; en consecuencia es mejor gastarse<br />

trabajando que podrirse vegetando.<br />

—Vanidad es todo lo que no sirve para la eternidad. Por ello es mejor consumir<br />

vanidades en la vida que consumir la vida en vanidades. También es vanidad desear<br />

larga vida y no cuidar que sea buena.<br />

—Todo lo que al mundo agrada es breve sueño y cuantos más seas del mundo menos<br />

conocerás de la necesidad de aparte de él. Nada bueno puede esperarse de un<br />

corazón mundano. Quien tiene muchos vicios tiene muchos amos.<br />

—El cuerpo se conoce en el espejo y el alma en las obras; por eso, lo que sabes no lo<br />

pregonen las palabras sino tus obras. Eres la sal de la Tierra; pero, un huerto si no se<br />

cultiva sólo produce malezas.<br />

—Ama a tu hermano como te he amado y que el Sol no se ponga antes que tu enojo.<br />

Escriban las injurias en la arena y los beneficios los grabarán en el mármol.<br />

—Guarden con celo las anteriores enseñanzas, llevándolas individualmente<br />

encerradas en el corazón. Porque cuando una idea sublime cae en las manos de la<br />

multitud, la degrada y la aplebeya.<br />

—Entre la respiración y la mente existe una gran conexión; y entre la mente y Yo,<br />

media un paso. Por ello, no contaminen el aire que enturbia la mente y borra mi<br />

recuerdo.<br />

Estos fueron los últimos consejos que ―El joven‖, antiguo y futuro Maestro, ratificó a los<br />

conscientes.<br />

DESAPARECE ANGELINO<br />

No sólo los hombres escucharon a Angelino. En cada milímetro cúbico, del<br />

inconmensurable y majestuoso cielo, se agruparon quintillones de seres gloriosos, que<br />

entonaron un canto de alabanza a tan excelente majestad.<br />

El hijo de Divina vertió en todos su armonía y las pesadas penas levantaron vuelo. El<br />

portador de la gracia universal se dispuso a salir.<br />

No utilizó ceremonias ni protocolo ni guardaespaldas ni cruces ni los mantos de<br />

falsedad con que los negociadores religiosos del egomundo encubrían la mentira.<br />

La verdad viene limpia sin ataviadas vestiduras.<br />

Angelino salió del recinto, seguido por la multitud, y caminó en dicción al refugio de la<br />

lejana montaña. Caminantes de todas las edades lo siguieron hasta llegar a un ancho


lago que les detuvo el paso a todos, menos al sublime Maestro que, caminando sobre<br />

las aguas, llegó hasta el centro.<br />

Allí dio media vuelta, abrió los brazos, y dijo:<br />

—Oh seres radiantes e inmortales, paz y alegría para vosotros. Háganse Uno así como<br />

mi Padre y YO somos UNO.<br />

—Os dejo en unidad con el diáfano espíritu interior. El reino de los cielos está dentro de<br />

vosotros mismos. Allí permaneceré hasta la consumación de los siglos.<br />

—No importa que yo habite en vuestro olvido; siempre habitarán en mi recuerdo<br />

porque el Sol de mi amor no tiene ocaso.<br />

Luego siguió imperturbable, no siendo, para El, obstáculo los temibles abismos ni las<br />

espesas selvas que debía recorrer<br />

Los hombres, no queriendo perderlo de vista, dispusieron de sus mejores máquinas<br />

terrestres y extraterrestres que se movían con la velocidad del rayo.<br />

Lo vieron caminar por la brisa, hasta llegar a un monte misterioso. Las naves no<br />

pudieron descender allí: una ráfaga energética, de extrañas auras magnéticas, las<br />

detenía.<br />

Impacientes por aclarar el misterio, sus tripulantes dejaron las naves en una rivera, y<br />

continuaron caminando sobre los rígidos músculos graníticos de la sagrada montaña.<br />

El espíritu agreste de las cumbres indómitas lanzaba un desafío a los más osados: A<br />

medida que se acercaban, los zapatos comenzaron a quemarles. La tierra que pisaban<br />

era santa, estaba incólume. No podían profanarla con sus calzados.<br />

Más, un dulce murmullo de amor los acariciaba impulsándolos a seguir.<br />

Descalzos continuaron hasta conquistar la cima. Allí encontraron la tumba de una<br />

mujer que conocieron y, a un lado, la de un anciano desconocido.<br />

¡Angelino había desaparecido misteriosamente! No encontraron su cuerpo.<br />

Viajó, camino del alba, hacia la regia mansión de la luz eterna.<br />

Sólo hallaron las huellas frescas de sus pies, que llegaban hasta la tumba de la madre<br />

Divina. Allí se observaban otras señales: las de sus rodillas y su frente.<br />

Esta última huella se encontraba humedecida, al parecer, por las lágrimas del joven.*


*Los Dioses no lloran ni sufren: es cierto. Sin embargo Cristo lloró, sufrió… y<br />

era UNO con DIOS.<br />

Esta aparente contradicción sólo la entienden quienes conocen la naturaleza<br />

binaria de un avatar: “Dios y Hombre”.<br />

Por su condición divina es imperturbable al ataque del demonio. Por su aspecto<br />

humano es sensible al dolor, al cansancio y a las lágrimas.<br />

Por su origen celeste es omnipotente y no falla. Por su naturaleza humana es<br />

vulnerable a los elementos.<br />

El avatar celeste, por su unión con Dios, siempre es el mismo y habita la<br />

eternidad. Más, su vestido corpóreo, viene de tiempo en tiempo y recibe<br />

diferentes nombres según la época.<br />

Finalmente, de ese punto brotó una higuera. Por tiempo indefinido emitió destellantes<br />

ráfagas que se irradiaron en todos los sentidos.<br />

La corriente de la devoción tomó un rumbo fijo:<br />

Rayos de luz y amor se cernían sobre la Tierra. En ese glorioso tiempo, incubaba una<br />

poderosa y espiritualizada raza de hombres perfectos.<br />

INVADEN LA TIERRA<br />

La humanidad vivía un ambiente de paz inigualable. La energía espiritual la impulsaba<br />

hacia su verdadera meta. Las antiguas ciudades habían sido reemplazadas por las<br />

funcionales Ecociudadelas de diseño alboriano.<br />

El respeto hacia la vida, al fin, fue la primera norma del comportamiento. Todo Su niño<br />

al nacer traía el derecho a todos los cuidados, alimentación completa, medicinas,<br />

techo, hogar y, lo más necesario: permanente amor.<br />

Esto era más importante que las anteriores fiestas navideñas, polvorientas y ruidosas,<br />

banquetes con derroches y extravagancias sin límite. Donde el niño dios de las<br />

idólatras religiones del egomundo, traía regalos en exageración para los niños ricos y<br />

abundante hambre para los pobres. En el nuevo mundo se vivía una epifanía durante<br />

todo el año.<br />

La mujer, cuando iba a dar a luz, se le consideraba reina de la vida. Y adquiría<br />

atributos especiales. Tener un hijo era el más alto honor concedido a un ser. Las<br />

damas en cinta no sólo eran respetadas sino veneradas.<br />

Oh… qué pena. Lo bueno poco dura.


El pérfido y cruel destino no permitió tantos años de felicidad. Se ensañó en los<br />

hombres, quizás en respuesta a su oscuro pasado. Esta vez lanzó un furioso y<br />

fulminante ataque contra los humanos.<br />

¡Ya no fallaría!<br />

En pocos segundos acabaría con esa indecible paz. Fue así, como un día —muy<br />

recordado por cierto—. Los astrónomos dieron la voz de alerta y el asombro de los<br />

habitantes fue máximo.<br />

Una desconcertante flota de naves se acercaba hacia nuestro hermoso planeta azul y<br />

verde.<br />

Por sus formas y movimientos no eran del planeta Alborada. Enormes y blindadas,<br />

parecía ser de guerra.<br />

Su número aproximado rebasaba las quinientas mil, suficientes para someter al mundo<br />

en cuestión de minutos.<br />

Los radioemisores interplanetarios pidieron explicación pero…de los invasores no hubo<br />

respuesta alguna. Un suspenso fatal aguijoneaba las almas.<br />

Sabium, sensiblemente preocupado, pidió que lo comunicasen con el espacio. Acto<br />

seguido habló:<br />

—Soy el guía del mundo y exijo una clara explicación por esta invasión a nuestro<br />

espacio, sin previo aviso. Deben informar inmediatamente quiénes son, de dónde<br />

vienen y cómo se llama el director de esa flota.<br />

— ¡Contesten de inmediato! Terminó diciendo con severa voz.<br />

Los eternos segundos, que transcurrían sin respuesta, se dilataron en un suspenso<br />

aterrador.<br />

Un presentimiento de algo muy malo se tejió en el pensamiento de quienes observaban<br />

esa poderosa flota. Habían rasgado el manto atmosférico y pronto alcanzaría la<br />

superficie. Seríamos esclavos de seres diabólicos.<br />

¡La velocidad aumentó y las naves rodearon el mundo en posición de ataque!<br />

¡Ya no había escapatoria!<br />

El tiempo pareció detenerse en aquel lapso mortal.


Recordemos que las naves alborianas que aquí quedaban al mando de Dylan y<br />

Galaxia, sólo eran 12 mil pacíficas naves, contra 720.000 amenazantes, que<br />

alcanzaban a sombrear la tierra, y se disponían a cobrar cierta deuda…<br />

¡Qué horrible!<br />

¡Sí la cobraron!<br />

La respuesta no se hizo esperar más:<br />

El pasmo de Sabium fue infinito cuando escuchó una formidable voz proveniente de la<br />

flota ―atacante‖:<br />

La Guía de de esta invasión es…<br />

La Cosmonauta Matilda, hija de Sabium, hermana de Dylan y de todos los hombres y<br />

mujeres que pueblan el mundo.<br />

— ¡Tengo una deuda de amor con mi querida Tierra!<br />

Efectivamente.<br />

Recordemos, que en<br />

su adolescencia<br />

Matilda había<br />

comenzado su<br />

carrera de<br />

cosmonauta en el<br />

planeta Alborada.<br />

Rápidamente<br />

prosperó: En una<br />

arriesgada misión al<br />

planeta Trytón, a ella<br />

encomendada,<br />

demostró su valor en<br />

la defensa, de ese<br />

mundo, contra una<br />

lluvia meteórica… fue<br />

ascendida a guía de<br />

flota de rescates<br />

planetarios.<br />

Los gobernantes del planeta Trytón agradecidos, la invitaron a quedarse allí por un<br />

tiempo. Durante su estadía se sintió atraída por el varonil influjo de un joven que la<br />

galanteaba.


Ahora, Matilda, diva en el espacio, venía a celebrar su boda con kurik aquí en su<br />

Tierra natal. La acompañaba un fabuloso y esplendoroso cortejo.<br />

El temor de Sabium se convirtió en ansiedad. 18 años sin ver a su hija; ese día cumplía<br />

36 años. Se fundirían en un solo abrazo.<br />

DOS NUEVOS SABIUM´S<br />

El día estaba reluciente como una sonrisa y el viento pasaba silbando una<br />

canción ligera. El noble Guía ecuménico autorizó el descenso. En cada sección<br />

habitada aterrizó una nave trayendo novedosos presentes amistosos para todos los<br />

hombres. Juntos intercambiaron más conocimientos.<br />

Sabium, en su amplia Ecociudadela marina, recibió al primer Guía de Trytón. Ambos<br />

exaltaron la unión de sus hijos Matilda y Kurik.<br />

Dylan y Galaxia festejaron a los recién unidos por el amor.<br />

Sabium, emocionado, les dijo: —Nuestra familia ha crecido. Ya somos cinco, a saber,<br />

Dylan-Galaxia, Kurik, Matilda y Yo.<br />

Dylan, sonriendo, le interpeló:<br />

—Padre, bien diriges el mundo, pero no sabes contar hasta seis; debe ser porque ya<br />

eres abuelo.<br />

— ¡Galaxia va a tener un hijo! Se llamará SABIUM.<br />

La hija de Celesta miró a sabium con sus ojos grandes y destellantes. Sus cabellos<br />

querían irse con el viento. El gran hombre vio en ella un capullo entreabierto que<br />

suspiraba.<br />

Pero.<br />

No nos de tengamos a comentar las emociones vividas allí. En diferentes puntos del<br />

planeta otros matrimonios se efectuaron.<br />

Margarita María, una hermosa canta-autora, viajaría al espacio en compañía de su<br />

esposo, un cosmonauta del planeta Trytón.<br />

Aída, otra deslumbrante damita terrestre, viajaría al planeta Alborada para formar su<br />

hogar, acompañada de su esposo, un alboriano que cayó en sus redes.<br />

Numerosos casos como éstos sucedieron. En esta forma se unieron las razas<br />

buscando un perfeccionamiento cósmico definitivo.


En el atardecer de su vida, Sabium se retiró hacia una vida de meditación, mientras su<br />

hijo Dylan, con gran tino, dirigía el mundo.<br />

Matilda y Kurik regresaron al espacio. Formaron una nueva generación viajera<br />

dedicada a la ayuda de civilizaciones en peligro, como lo fuera nuestro mundo años<br />

atrás.<br />

La Tierra penetró en la Era Dorada, donde la ciencia y la religión eran una, donde el<br />

espíritu dominaba la materia, donde La Naturaleza quería a los hombres y los hombres<br />

a la Naturaleza, y todos, absolutamente todos, disfrutaban de paz, gloria y amor.<br />

Las relaciones con los extraterrestres fueron cada vez más estrechas. Aquí se<br />

construyeron naves hiperespaciales que viajaron por el cosmos, entablando nuevas<br />

relaciones.<br />

En estas galaxias súper habitadas, se comprobó lo antes dicho por Hermes<br />

Trismegisto “Como es arriba, es abajo”.<br />

La vida ruge en las miríadas de mundos diseminados en el Cosmos. El Universo hierve<br />

en vidas. Cristo lo explicó claramente a sus discípulos (Juan 14-2) cuando dijo:<br />

―En la casa de mi Padre existen muchas moradas”.<br />

EPI LOGO<br />

Después de conocer el feliz desenlace de esta grandiosa epopeya humana. Después<br />

de haber vivido felices momentos de tristeza, alegría, gloria, aventura y romance.<br />

Después de ver el feliz desenvolvimiento de la humanidad, tras haberse enfrentado a la<br />

crisis más violenta de su historia, regresemos, nerviosamente, a esta época real y<br />

lastimera: Mi pluma tiembla al escribir egomundo; sin embargo en él estamos ¡y<br />

apenas a punto de comenzar a vivir en forma real la historia que relatamos!<br />

Pocos miran a lo alto buscando el paraíso perdido que un día por descuido el egoísmo<br />

carcomió. Este mundo sin amor es como una noche sin estrellas.<br />

Esas luces desconcertantes que en el cielo se divisan, no son frutos de imaginaciones<br />

idealistas:<br />

Inteligencias superiores y almas avanzadas esperan el momento, decisivo y cercano<br />

para entrar en acción. Ellos saben que estamos en los últimos tiempos.<br />

Ellos mismos borraron de Sodoma y Gomorra la maldad que, en un intento de<br />

degradación masiva, amenazaba al mundo.


Ellos mismos enseñaron a Noé construir su inmensa barca. Ellos mismos, apareciendo<br />

como una estrella refulgente que ―caminaba‖, guiaron a los reyes magos hacia el punto<br />

donde debían llegar.<br />

Profetas conocieron sus naves y, con lujo de detalles, las describieron. Ellos mismos,<br />

los extraterrestres, merodean la Tierra esperando aquel momento tan anunciado.<br />

Los personajes de esta historia no son ficticios. La mayoría pronto estarán con<br />

nosotros. Los nombres son supuestos.<br />

En cuanto al momento exacto en que ocurrirán estas cosas, nadie lo sabe; Los<br />

expertos en movimientos humanos y las profecías lo vaticinan dentro de las primeras<br />

tres décadas del tercer milenio… sobrevendrá como ladrón en la noche: sin previo<br />

aviso. Lo que sabemos con seguridad es que los síntomas del Gran Crujido han<br />

comenzado.<br />

Cada vez que el Sol se asoma al borde del mundo, se engendra un nuevo amanecer<br />

que lanza un reto a nuestra existencia.<br />

Angelino, además de estar en el corazón de todo niño que nace, pronto vendrá<br />

identificado.<br />

¡Sabium se encuentra entre nosotros! Confío que nos guíe con impelente poderío al<br />

empuje de esta lucha gigantesca; hasta la unión mundial, promovida por los Hermanos<br />

del Mundo Unido quienes esperamos que termine en un final feliz, como ocurrió en<br />

esta clara visión profética que, sin saber por qué, se situó en mi mente.<br />

Mas, vi cómo:<br />

—Bajo el imperio de dos soles se desplazaba, majestuoso, nuestro exuberante planeta<br />

azul.<br />

Sólo tenía una raza de hombres: La raza humana.<br />

Sólo tenía una religión: Dios.<br />

Sólo tenía una ley: el verdadero Amor.<br />

FIN<br />

Mágnum <strong>Astron</strong>


Artículos tomados de las páginas:<br />

www.fractalmedicaldiscovery.com<br />

www.magnumastron.com<br />

www.magnumastron.org<br />

www.ecociudadelasastron.com<br />

Gracias por escribirnos a: quanticmedicaldiscovery@gmail.com

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