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Futuro<br />
El futuro es el tiempo que esperamos. Cómo será el futuro de la humanidad. El futuro ya está<br />
marcado por nuestros actos actuales. El futuro que nos espera a corto plazo.<br />
MÁGNUM ASTRON<br />
EL FUTURO<br />
QUE NOS ESPERA<br />
NUEVA EDICION INTERNACIONAL 2010<br />
(Primer libro escrito por Mágnum <strong>Astron</strong> en el año 1977)<br />
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD<br />
Información: El presente libro ha sido escrito en el género literario de<br />
FICCIÓN CIENTÍFICA, modalidad que le permite al autor desplegar toda<br />
su mente creativa sin comprometerse con la ciencia.<br />
Asimismo, el Lector también podrá desplegar toda su imaginación y<br />
hacer con la lectura un viaje a otras dimensiones del pensamiento, al<br />
tiempo que se enriquece con informaciones valiosas de asuntos<br />
delicados, difíciles de expresar de otra forma.
NOTA EDITORIAL<br />
Quién pensará que hace más de un siglo, que detrás de<br />
los ojos soñadores de Julio Verne, su cerebro conectado<br />
mentalmente al flujo de la Eterna Verdad Cósmica, daría al<br />
mundo sus insólitos y proféticos designios, mirados en su<br />
época como alegres pero irreales fantasías de un futuro<br />
que los hombres creyeron erróneamente impredecible.<br />
Nos permitiremos ahora en nuestros días, reflexionando en<br />
aquella magistral enseñanza histórica, captar en el bello y<br />
colorido fluir del sorprendente y fascinador Futuro que<br />
nos Espera, un mensaje altamente visionario y de tajante<br />
realismo profético, impregnado en cada una de las<br />
amenas páginas de este prodigio de magia cosmocientífica,<br />
cautivante, salido de las manos creadoras y<br />
mente iluminada del impenetrable y, a su vez, dulce<br />
maestro Mágnum <strong>Astron</strong>.<br />
Querido hermano lector: no dejes que el mensaje<br />
revelador del Futuro que nos espera, que ahora está entre<br />
tus manos, listo a ser bebido como refrescante agua<br />
cristalina del supremo manantial, se te escape entre las<br />
páginas; nútrete de el y alimenta con sus vibraciones a<br />
todos tus hermanos planetarios.<br />
Nuestro mundo urge de un mensaje que purifique los<br />
corazones con el elixir del Amor, la comprensión y la<br />
esperanza.<br />
LOS EDITORES (1977)
PROLOGO DEL AUTOR<br />
DESDE LAS INSONDABLES ENTRAÑAS DEL COSMOS<br />
EMERGE DESAFIANTE EL FUTURO QUE NOS ESPERA<br />
Es posible que muchas de las personas, que en este momento empiezan a leer estas<br />
líneas, estén ya elegidas por desconocidas fuerzas cosmo-biológicas, para participar<br />
en acontecimientos sorprendentes y misteriosos como los que me propongo narrar.<br />
En algunos, su escepticismo no les permitirá escapar de esta nave llamada ―Tierra 1‖<br />
que, en su inexorable viaje por el espacio, se dirige a una meta determinada por los<br />
actos de sus ocho mil millones de pasajeros. La mayoría de los cuales se mueven sin<br />
saber hacia dónde van y no se preocupan por su inminente destino: Pocos son los que<br />
en este mundo ven claro.<br />
Mientras Tierra 1 se desplaza por el espacio a una increíble velocidad, sus tripulantes<br />
derrochan todas las provisiones que llevan a bordo. Recogen diariamente 7 millones<br />
más de pasajeros quienes, de inmediato, se suman al consumo de los elementos<br />
vitales disponibles, arrasando, sin medida, todo lo que encuentran en sus agotadas<br />
despensas.<br />
Arrojan a los ríos y al mismo aire que respiran, millones de toneladas de objetos no<br />
biodegradables, y gases tóxicos que degradan la vida.<br />
Todos desean un cambio pero nadie quiere cambiar. Y así llegan juntos, mas no<br />
unidos, a la hora cero de la esperada crisis.<br />
¿Será la solución al problema, un sistema filosófico que nos regrese a un método de<br />
vida simple y termo-económico?<br />
O ¿entrarán en simbiosis las Matemáticas y la Electrónica, dando origen a una<br />
supertécnica que nos cambie, de golpe, el curso que llevamos?<br />
O, quizás, ¿descenderá sobre nosotros una delegación de la Confederación<br />
Interestelar de Mundos Habitados que nos cambie para siempre el curso que<br />
llevamos?<br />
¡NO DEDICO ESTE LIBRO A LOS HOMBRES QUE DESEAN UN MUNDO MEJOR!<br />
—SINO A AQUELLOS QUIENES LUCHAN POR UN MUNDO MEJOR
Mágnum <strong>Astron</strong><br />
La tajante y despiadada dedicación del autor obedece a que esta generación —la que<br />
vivió y destruyó la ecología planetaria desde los años 1930 hasta el 2012—, fue la<br />
única generación en la historia responsable de la muerte de 6000 millones de<br />
personas, ejecución que se llevará a cabo en los próximos años y para la cual no hay<br />
clemencia ni retroceso posible.<br />
La gigantesca cuchilla de la guillotina humana ya fue soltada, y únicamente falta que<br />
llegue hasta nuestras cabezas. Y no es de culpar a los ―iluminatis‖, ellos son los<br />
verdugos; pero los verdaderos culpables son los que están viviendo y<br />
contaminando cómodamente, esperando a que las cosas pasen… y a que otros<br />
hagan algo.<br />
CAPITULO I<br />
EGOMUNDO MODERNO<br />
(El autor se refiere a la época en donde los países poderosos inicien la<br />
desesperada repartición de las últimas reservas del botín petrolero, gestión que<br />
no harán por medios diplomáticos, y que en ningún momento van a tener en<br />
cuenta a las ciudades que van a quedarse sin gasolina y materias primas<br />
¡MUCHOS AÑOS ANTES DE QUE EL PETRÓLEO SE AGOTE… o sea dentro de<br />
muy pocos años).<br />
En aquella época el mundo experimentaba los más bruscos contrastes:<br />
Los hombres, en general, se habían vuelto cada vez más egoístas y, en su loco afán<br />
de poseerlo todo, lo único que compartían era la inmunda contaminación que<br />
lentamente los asfixiaba.<br />
Sin embargo, en el campo de la técnica los logros crecían en proporción geométrica:<br />
La televisión tridimensional era ya una realidad. Las comunicaciones satelitales, el<br />
sistema de posicionamiento global, el Internet y los juegos electrónicos violentos para<br />
niños mantenían a todos hipnotizados a un paso del abismo.<br />
Enormes pantallas de semiconductores en alta definición servían para ver noticias<br />
violentas, atentados terroristas, secuestros y tomas guerrilleras las cuales disfrutaban<br />
los morbosos sedientos de sangre… a eso lo llamaban información.
La medicina moderna por fin admitió que no tenía absolutamente ningún remedio para<br />
las enfermedades auto-inmunes y degenerativas, y el cáncer y el sida se ensañaron en<br />
la raza humana.<br />
Los niños comenzaron a nacer con enfermedades crónicas. Los fabricantes de<br />
vacunas hicieron de las suyas violentando el cuerpo de la gente con peligrosa pus de<br />
animales enfermos y tóxicos metálicos que introducían a fuerza de ley, a los<br />
desventurados descendientes de Caín.<br />
Los cordones de miseria y tugurios comenzaron a envolver a las ciudades hasta<br />
ahogarlas. La inseguridad en las calles se tornó insoportable.<br />
Los vehículos formaban largas filas en embotellamientos en donde se perdía la mayor<br />
parte del precioso tiempo; también se contaminaba en grande, estando parados,<br />
quemando la gasolina inútilmente, aquella que pronto se agotaría para jamás volver.<br />
Desplazaos, inmigrantes de los países pobres cruzaban el mar para llegar a cualquier<br />
parte.<br />
Las armas con cargas nucleares habían proliferado de tal manera que, a cada terrícola,<br />
le correspondía un equivalente de cinco mil toneladas de dinamita para su segura<br />
destrucción.<br />
Lo que en la Edad de Piedra se solucionaba a garrotazos, aquí, en el egomundo, los<br />
grandes poderosos derrochaban ostentosas sumas de dinero y utilizaban un fabuloso<br />
despliegue de técnica, para hacer lo mismo que sus antecesores cavernícolas: ¡Matar!<br />
Los enfermos por mandar llegaban fácil al poder caminando sobre cadáveres. Una vez<br />
conquistado el trono, desataban una tempestad de frases vanas y esgrimían la sonrisa.<br />
Sabían que un pueblo torpe es la seguridad del tirano; pero no sabían que donde no<br />
hay caridad no puede haber justicia.<br />
El terrorismo a gran escala puso en jaque a los altos gobiernos. Ríos de sangre corrían<br />
por las ciudades en momentos menos pensados. La piratería en los mares comenzó a<br />
frenar el trasporte de alimentos, materias primas y mercancías.<br />
La crisis económica no fue frenada y el desempleo llegó a límites insospechados. El<br />
capital se concentró en relativamente pocos rufianes que se refugiaron en paraísos<br />
fiscales y desde allí comenzaron a controlar el mundo.<br />
La pobreza y el hambre en las ciudades comenzaron a hacer estragos: los automóviles<br />
se frenaban por la gran cantidad de personas que pedían ayuda; a falta de resultados<br />
comenzaron a hacerlo por la fuerza.
ULTIMOS TIEMPOS<br />
No se sabe de ningún momento en la historia en la cual, el hombre, haya sentido<br />
tanto miedo del propio hombre.<br />
Los políticos que pretendían conquistar el poder se rodeaban de centenas de<br />
guardaespaldas fuertemente armados y pregonaban, a cuatro vientos, Paz y<br />
Seguridad. Mientras mentían, sobre sus cabezas volaban aviones gigantes con<br />
pesadas cargas atómicas.<br />
En la selva del engaño no se veía la luz de la verdad: Los verdaderos valores humanos<br />
se habían extinguido: llamaban habilidad a la falta de vergüenza. Las religiones<br />
prosperaron vendiendo ayudas del cielo.<br />
En los países supe desarrollados abundaban seres, tan supremamente pobres, que lo<br />
único que tenían era dinero. Se mantenían tan ocupados, y en sus importantes<br />
negocios, que les quedaba poco tiempo para vivir: millonarios en dinero, pobres en<br />
sonrisas.<br />
Al envidioso lo enflaquecía la gordura del vecino. Los valores humanos se redujeron a<br />
poseer cuanto objeto pudiera producir el comercio.<br />
Médicos astutos, incapaces de curar enfermedades, se dedicaron a complacer la<br />
paranoia de la cirugía estética —máximo valor en la sociedad—, asegurándoles el<br />
cáncer a mediano plazo a los narcisistas descendientes de Apolo y Afrodita.<br />
Los que robaban por lo alto, iban a los banquetes. Los que robaban por lo bajo iban a<br />
la cárcel. Lo que era vicio en un pobre se llamaba capricho en un rico. Todos estos<br />
hechos señalaban, claramente, que aquella época no era normal. Se habían<br />
plasmado una serie de profecías y la humanidad se encontraba al borde de un abismo<br />
infernal.<br />
TODOS PRESENTÍAN QUE ALGO TERRIBLE SUCEDERIA MUY PRONTO PERO<br />
NADIE HACÍA NADA COHERENTE: En realidad, un acontecimiento ecuménico de<br />
características trascendentales se aprestaba al encuentro de esta pesada nave Tierra<br />
1, que venía con sobrecupo, sin combustible, sin control y con su tripulación<br />
enloquecida.<br />
SURGE SABIUM<br />
En todas las épocas de la historia, y más concretamente cuando la humanidad ha
atravesado por etapas en las que ha reinado la ignorancia, el vicio y la violencia,<br />
surgieron grandes hombres que, con su ejemplo, lograron romper las cadenas del mal.<br />
Tal fue el caso del científico Sabium, considerado por sus extraordinarias obras que El<br />
gran genio, sucesor de Einstein, cuya historia refiero a continuación:<br />
No se supo con certeza el país de origen, ni la fecha de nacimiento de este genio de la<br />
Edad Moderna. Tampoco se conoció ningún papel ni documento que le acreditase un<br />
número o una frontera. Al habérsele insistido alguna vez sobre este tema, manifestó<br />
enfáticamente: —Yo soy habitante del mundo.<br />
Era un indocumentado; por ello, y por sus escasos recursos económicos, estuvo a<br />
punto de quedarse en el anonimato rodeado de pobreza. Mas, el destino tenía<br />
reservado para el un sitio glorioso en la historia de la humanidad.<br />
Fue así como, descubierto su genio, una superpotencia lo acogió en su seno y le rodeo<br />
de todas las comodidades para la investigación, proporcionándole una casa-laboratorio<br />
situada en las afueras de la gran metrópolis.<br />
El gobierno había dispuesto un personal compuesto de una señora, que atendía<br />
aquella morada; y dos uniformados, que vigilaban el laboratorio donde el científico<br />
permanecía la mayor parte del tiempo.<br />
Sabium vivía allí con sus dos hijos: el mayorcito pronto alcanzaría doce años de vida, y<br />
ya era un verdadero experto en astronomía; su nombre era Dylan.<br />
Su hija menor, había cumplido seis años de edad y era la curiosidad personificada:<br />
todo lo preguntaba porque todo lo quería saber. Se llamaba Matilda.<br />
Sabium había asentado las teorías para hacer aflorar la anti-materia. Comprobó que<br />
todo lo visible tiene su contraparte en lo invisible.<br />
Con estas bases se estaba comenzando a experimentar con las primeras plantas o<br />
super baterías de antimateria. Allí podrían obtener gran cantidad de energía al hacer<br />
chocar las dos clases de masas antagónicas.<br />
Esta energía se transportaría en cables supra-conductores, en forma de corriente<br />
eléctrica, hasta los sitios de consumo*.<br />
*La antimateria no existe en este mundo. Hay que hacerla brotar, por vías artificiales,<br />
de la exótica dimensión en la cual habita.<br />
Cuando una partícula de antimateria choca con una partícula de materia, ambas<br />
desaparecen completamente dejando en el espacio que las circunda una poderosa
adiación. La antemateria y la antimateria son diferentes: la primera tiene Masa<br />
contraria a la nuestra y la segunda tiene carga opuesta.<br />
Las super-baterías tendrían la ventaja de no dejar ningún residuo radiactivo y el<br />
rendimiento energético de una central antimateria, sería superior al producido por cien<br />
centrales atómicas juntas. Estas últimas entrarían en desuso por peligrosas,<br />
contaminadoras y poco rendidoras.<br />
Sabium nunca colaboró en experimentos con fines bélicos: era un apóstol de la paz.<br />
En varias ocasiones declinó honores personales, e hizo caso omiso a galardones con<br />
los cuales, comúnmente, se señalaban a personas no dignas de ellos: Las estrellas no<br />
necesitan que les digan grandes... ellas lo saben.<br />
Sabium nunca cobró dinero por sus trabajos, así como la raíz escondida no pide<br />
premio alguno por llenar de frutos las ramas.<br />
Su contribución más destacada en el campo espacial consistió en proporcionar los<br />
fundamentos para el desarrollo definitivo del motor iónico y plasmático, el cual<br />
impulsaba los cosmo-remolcadores que lograban desplazarse a 500 mil kilómetros por<br />
hora.<br />
En estas condiciones los hombres podrían conquistar, con relativa comodidad, todo el<br />
Sistema Solar, y los viajes interplanetarios serían más frecuentes.<br />
LLEGAN LOS EXTRATERRESTRES<br />
A pesar de la tecnología alcanzada en los comienzos del siglo 21, los científicos, y el<br />
mismo Sabium, habían determinado que los viajes a las estrellas eran prácticamente<br />
imposibles. Aún a las velocidades obtenidas con los propulsores iónicos y plasmáticos,<br />
demorarán miles de años para alcanzar la estrella más cercana.<br />
La idea de un viaje a la velocidad de la luz desentrañaba serios problemas: ¿cómo se<br />
detendrían? ¿Cómo fijarían coordenadas? ¿Cómo detectarían un obstáculo y cómo lo<br />
esquivarán? Además, la ciencia había demostrado que si un cuerpo en su<br />
desplazamiento, se acerca a la velocidad de la luz, alteraría su masa original tendiente<br />
a llegar al infinito.<br />
En fin, todos los mejores proyectos resultaron inverosímiles y sólo encontraron<br />
aplicación práctica en la pluma de los escritores de ficción científica.<br />
Mientras esto ocurría aquí en la Tierra, una gran flota de naves extraterrestres<br />
aparecía cerca de nuestro Sol.
Habían llegado en una gigantesca nave madre desde un lejano sistema de estrellas<br />
situado hacia el centro de nuestra galaxia.<br />
Estas naves estaban tripuladas por seres que poseían un grado evolutivo superior al<br />
nuestro. Hacía un millón de años, ellos ya tenían nuestros actuales conocimientos y<br />
habían superado una horrible crisis, semejante a la que hoy se enfrenta la humanidad.<br />
Su increíble tecnología les permitía penetrar en el inter-espacio.<br />
Los extraterrestres no era la primera vez que venían; pero, en esta ocasión,<br />
entablarían un diálogo abierto con todos los habitantes de la Tierra.<br />
Antes sólo lo habían hecho en una forma indirecta, como lo explicaron ellos mismos<br />
más adelante. Esperaron por siglos el momento de entrar en acción pero eran los<br />
hombres los que no estaban preparados para ser aceptados en su confederación.<br />
En estos últimos tiempos estaban seleccionando a un hombre que, además de poseer<br />
cierta influencia sobre sus congéneres, reuniera varias condiciones materiales e<br />
intelectuales.<br />
La elección les fue fácil y decidieron hacer primer contacto.<br />
Una tarde Dylan y Matilda decidieron dar, un corto paseo por el campo. No lejos de su<br />
casa, llegaron a un establo abandonado donde frecuentemente solían ir a jugar.<br />
¡De pronto! Sintieron, en lo profundo de sus cerebros, una suave voz que les decía:<br />
—“No tengan miedo, somos amigos.”<br />
¿Tu me hablaste? preguntó Matilda.<br />
—No, ¡yo también escuché algo!<br />
Replicó Dylan.<br />
La voz continuaba taladrándoles:<br />
—“Queremos charlar con ustedes, no tengan miedo”,<br />
Somos amigos.<br />
La pequeña Matilda miró rápidamente hacia los lados y exclamó:<br />
—! Rayos! pero aquí no hay nadie. ¡Oh, mira! detrás del establo hay una luz que está<br />
sonando.<br />
— ¡Tonta! las luces no suenan. ¡Vamos a mirar!
Dylan tomó a Matilda de la mano y, corriendo, se dirigieron hacia el otro lado del muro<br />
que les impedía apreciar ese extraño y ―sonoro‖ resplandor.<br />
Al dar la vuelta se detuvieron bruscamente<br />
Sus ojos se abrieron al máximo y un escalofrió recorrió sus cuerpos. Nunca habían<br />
visto algo tan maravilloso:<br />
Una hermosa nave en forma ovalada, que despedía destellantes visos metálicos.<br />
Se encontraba frente a ellos.<br />
Matilda y Dylan y se enfrentaban ante lo desconocido. No se les ocurrió correr ni gritar.<br />
Sus cerebros estaban demasiado ocupados en el análisis de lo que sus ojos nunca<br />
antes habían visto. Al mismo tiempo experimentaron una ola de tranquilidad que los<br />
invadía.<br />
Muy cerca de ellos se encontraba un hombre alto y esbelto, de rostro amable y mirada<br />
penetrante; a su lado, una niña de radiante belleza los miraba sonriente: los dorados y<br />
rizados cabellos y sus fulgurantes ojos, la hacían parecer como venida de otro mundo.<br />
El silencio que reino en un momento lo interrumpió la melodiosa voz de la hermosa<br />
criatura cuando, dirigiéndose a los niños, los llamó por sus nombres propios<br />
diciéndoles:<br />
— ¡Dylan!, ¡Matilda! No tengan miedo. Ustedes no me conocen pero yo si a<br />
ustedes.<br />
—Mi nombre es Galaxia, y él es mi padre Titanio. Deseamos ser sus amigos.<br />
¿Ustedes también quieren, verdad?<br />
Matilda, sin pensarlo, respondió inmediatamente:<br />
— ¡Si!<br />
— ¡Espera!, susurró Dylan.<br />
Titanio sabía lo difícil que resultaba para los niños aceptar este encuentro inesperado y,<br />
sin dejar enfriar ese caluroso sí de Matilda, concluyó:<br />
Bien amiguitos; gracias por su aceptación:<br />
—Yo soy el Guía de esta nave y creo que ustedes desean conocerla por dentro…<br />
los invito.
Dylan, no habiendo salido aún de su asombro, exclamó:<br />
— ¡Pero… si esto es un ovni!<br />
Titanio aprovechó de inmediato la observación del jovencito para formularle una corta<br />
pregunta que lo hiciera entrar en diálogo.<br />
¿Has visto alguno?<br />
¡No! Pero he oído hablar mucho de ellos.<br />
— ¡Ah! entonces es hora de conocerlo agregó Titanio; y, señalando hacia la nave,<br />
les dijo:<br />
— ¡Vengan amigos!<br />
Dylan en un principio había sentido desconfianza pero su sed de conocimientos venció<br />
la duda y, tomando de la mano a Matilda, le dijo:<br />
— ¡Vamos!<br />
Galaxia subió adelante sugiriendo a los niños que, sin temor, la siguiesen. De último<br />
entró Titanio quien, dirigiéndose a los visitantes, les preguntó:<br />
— ¿Cómo les parece?<br />
¡Maravilloso! exclamó Dylan.<br />
— ¡Miren! —Prosiguió Galaxia— quiero regalarles algo.<br />
La radiante criatura tomo en sus manos una especie de cámara que enfoco hacia los<br />
niños, Con sólo mirar se escuchó una aguda oscilación y… ¡Sorpresa!: salieron, por la<br />
parte posterior de del brillante artefacto, dos estatuillas réplica exacta de ellos. Eran<br />
fotografías holográficas solidificadas.<br />
—Es un recuerdo que deben conservar.<br />
—Muc… Muchas gracias —titubeó Dylan al recibir ese fantástico e inesperado<br />
obsequio.<br />
— Señor Titanio, ¿nos puede dar una paseíllo? —propuso Matilda.<br />
—Si ustedes lo desean, lo haré con mucho gusto.
—Que sea corto, no tenemos permiso para ir muy lejos —sugiero Dylan.<br />
La nave cerró sus cortinas de energía, emitió un fuerte resplandor y comenzó a<br />
alejarse de la Tierra.<br />
—Observen las nubes por esta ventana— Dijo el Cosmonauta.<br />
Dylan, aterrado, exclamó: ¡Se vienen contra nosotros!<br />
—Tranquilo, ya quedaron abajo— respondió Titanio.<br />
Matilda, que en ese momento se había distraído, preguntó:<br />
— ¿Cuándo vamos a arrancar?<br />
—Ya lo hicimos y vamos a una velocidad de 180.000 kilómetros por hora.<br />
Estamos saliendo de la Tierra ¡Miren qué hermosa es!<br />
— ¡Recórcholis! Lo veo y no lo creo —Exclamó Dylan— y agregó: — ¿por qué no<br />
sentimos el arrancón?<br />
—Te explicaré: La inercia es el componente que obliga a los cuerpos que<br />
adquieren un movimiento relativo a continuar con el. Si este componente es<br />
contrarrestado con la anti-inercia, el cuerpo se aquieta sin necesidad de frenar.<br />
—Hace un momento, para cambiar de dirección, reducimos instantáneamente la<br />
velocidad de veinte mil K. P. H. a cero. Ustedes no se dieron cuenta. Si un avión<br />
lo hubiera hecho así, aunque fuere a una veinteava parte de esta velocidad,<br />
habría equivalido a una colisión fatal.<br />
— ¿Y las luces que produce el ovni son las farolas para ver de noche? preguntó<br />
Matilda.<br />
—No amiguita: son los efectos que en el aire producen los rapidísimos y<br />
giratorios campos antigravedad y anti-inercia.<br />
Titanio alzó un poco sus pobladas cejas y exclamó:<br />
— ¡Ya es hora de regresar a casa! Si nos demoramos más, vuestro padre<br />
empezará a preocuparse. ¡Prepárense! , los ubicaremos en el mismo sitio.<br />
—Déjenos en la carretera.
No podremos Dylan: por allí pasan las líneas de alta tensión y, con sólo<br />
acercarnos a ellas, ocurriría un tremendo apagón en toda la ciudad.<br />
— ¿Por qué?<br />
—Experiencias pasadas. Estamos llegando; prepárense para salir, háganlo<br />
rápido y regresen a casa. Nosotros los protegeremos. ¡Volveremos a vernos<br />
pronto!<br />
En esta forma los niños traspasaron una cortina de energía y salieron presurosos. De<br />
inmediato escucharon el extraño zumbido, al tiempo que una fuerte luz proyectaba sus<br />
sombras adelante en el camino.<br />
Habían recorrido 10 metros y, no pudiendo resistir el deseo de mirar, se detuvieron.<br />
Ya era tarde: lo que anhelaban ver se encontraba a más de mil kilómetros de distancia.<br />
Impresionados, llegaron en veloz carrera hasta la casa:<br />
— ¡Papá! ¡Papá! —exclamaron con voz entrecortada. ¡Montamos en un ovni!,<br />
¡Montamos en un ovni!<br />
— ¡No me interrumpan en este instante y menos con esas tonterías! les increpó<br />
Sabium y les explicó: estoy a punto de descubrir una poderosa y misteriosa<br />
fuerza.<br />
IMPORTANTE ACLARACIÓN Y ADVERTENCIA<br />
El hecho de relatar la historia en género ficcionario o, para algunos, fantasioso,<br />
obedece a que pocos tienen la capacidad de comprender la trascendencia de la gran<br />
epopeya humana de los últimos tiempos, en caso de relatarse con los elementos<br />
reales.<br />
Los 12 personajes centrales de esta obra existen en realidad auque sus nombres son<br />
apócrifos. Algunos se ya se encuentran entre nosotros esperando el momento para<br />
entrar en escena… pero casi nadie los conoce.<br />
En el momento de escribir la obra, Mágnum capturó en a lápiz y carboncillo los rostros<br />
de los protagonistas. Infortunadamente los originales desaparecieron y debimos<br />
escanearlos desde un viejo libro en regular estado; obviamente perdieron la vivacidad<br />
de la expresión artística original.<br />
Sin embargo, los situaremos al final de cada uno de los 12 capítulos de esta grandiosa<br />
obra, la cual relata, paso a paso, el apoteósico y punzante desenvolvimiento de la
aza humana, en transición a grados inferiores: — para la inmensa mayoría—; y el<br />
ascenso a grados superiores… para la eterna minoría.<br />
OVI: Objeto volante identificado.<br />
OVNI: Objeto volante no identificado.<br />
VED: Vehículo extraterrestre dirigido.<br />
BITGIROX: Nombre intergaláctico del ovni.<br />
OMNI TERRA: automóvil terrestre del futuro<br />
EL EXTRA GUÍA TITANIO<br />
CAPITULO 2<br />
DESCUBRIMIENTO DE SABIUM<br />
Sabium, en su afán de aislar y almacenar la antimateria, había descubierto algo<br />
sorprendente.<br />
El mundo científico quedaría desconcertado ante tan<br />
extraño fenómeno. Él mismo no advertía la magnitud de<br />
aquel descubrimiento: Se había formado, por primera<br />
vez en este mundo, un átomo sin núcleo.<br />
Los amantes a la electrónica y a la astronomía bien saben<br />
que los electrones se concentran alrededor de un núcleo.
También observamos cómo los planetas giran alrededor del Sol, que constituye el<br />
núcleo del sistema. Sin embargo, esto no ocurre siempre:<br />
En nuestra galaxia existen innumerables conjuntos de estrellas que giran alrededor de<br />
un centro gravitacional común. Este centro no lo constituye ningún sol o masa alguna;<br />
simplemente es originado por las fuerzas de atracción de dichas estrellas, formando un<br />
complejo gravitacional común.<br />
Estos casos son comunes en el universo. También es corriente manejar en el<br />
laboratorio núcleos atómicos desnudos, es decir, desprovistos de electrones.<br />
Lo que no se conocía era el caso de partículas que giraran, en forma estable, alrededor<br />
de un centro espacial ―vacío‖. Esto lo había logrado Sabium reuniendo seis mini<br />
ciclotrones (aceleradores de componentes atómicos) y proyectando varias partículas<br />
hacia un punto determinado y activándolas con fuertes cargas electrostáticas<br />
El científico se llevó la gran sorpresa cuando vio salir, del punto de convergencia de los<br />
mini ciclotrones, un humo o gas plateado que recorrió lentamente el laboratorio, y se<br />
detuvo bruscamente, formando una media esfera en derredor de un imán que se<br />
encontraba sobre la mesa.<br />
Cautelosamente se acercó y, enfocando hacia aquel fenómeno un contador Geiger<br />
(medidor de radioactividad), comprobó que no emitía ninguna radiación peligrosa.<br />
En seguida, con la manguera de un compresor, le dirigió un chorro de aire a fuerte<br />
presión, logrando disipar un poco dicha nube la cual regresó bruscamente al imán,<br />
recobrando su forma medio esférica.<br />
Sabium desbordaba de curiosidad y decidió tocar aquel elemento. Con dificultad<br />
introdujo su mano en él, y tuvo la sensación de haberse puesto un estrecho guante<br />
metálico.<br />
— ¡Qué extraño! Pensó: un metal en estado gaseoso! no posee ningún olor.<br />
Después de haber sometido esa cosa a toda clase de pruebas físicas, químicas y<br />
electrónicas que disponía en su completísimo laboratorio, exclamó para si:<br />
— ¡Dios mío!, esto no es materia ni antimateria, no es plasma ni forma de energía<br />
alguna; no presenta reacción, ni se interacciona con ningún elemento conocido.<br />
No conduce la corriente eléctrica ni se ioniza a ningún voltaje, no se evapora ni<br />
se congela, pero es atraído por la fuerza magnética. ¿Qué será? — ¿Para qué<br />
servirá?<br />
Al no encontrar respuesta alguna se dirigió a ese raro elemento y, en voz baja, le<br />
habló: *Sea lo que seas, te llamarás Magnetryón*.
(MAGNETRYÓN: elemento usado por supercivilizaciones extraterrestres como medio<br />
básico para conseguir antigravedad.<br />
Su forma representa el quinto estado de materia. Producido artificialmente, es común a<br />
la materia y a la antimateria. No presenta reacción con ambas clases de masas por<br />
estar compuesto de partículas y antipartículas neutralizadas. Se utiliza para la memoria<br />
de computadoras pensantes, en viajes intergalácticos, medicina, y tetra-electrónica,<br />
etc.<br />
El citado elemento, descubierto por Sabium y enseñado a manejar por los<br />
extraterrestres, causará una revolución técnica en la Tierra, mayor que la<br />
experimentada cuando aparecieron los plásticos y materiales sintéticos, en la época<br />
anterior.<br />
El magnetryón, en su forma compacta, es más resistente que el acero; siendo, a la vez,<br />
tan liviano comos el aire. Un gigantesco avión yumbo hecho de magnetryón pesa<br />
menos que una motocicleta.<br />
SE ACERCA EL MOMENTO<br />
Sabium estaba tan abstraído observando el fenómeno de aquel gas misterioso, que<br />
hizo caso a las acaloradas afirmaciones de sus hijos sobre el viaje en Ovi (Objeto<br />
Volante Identificado). Él era científico pragmático y siempre negó públicamente la<br />
existencia de dichos aparatos.<br />
―Existe vida inteligente fuera de nuestro planeta mas no es posible un contacto debido<br />
a las enormes distancias estelares‖. Era el dictamen de la ciencia. Lo anterior estaba<br />
aceptado por toda la autonombrada gente ―culta y seria‖. Eso de Ovnis eran fantasías<br />
de escritores influidos por alucinaciones comunes en la masa.<br />
No sabían los escépticos que se había acercado la fecha y ya estaba cumpliéndose el<br />
plazo en el cual, una supe civilización extraterrestre haría público contacto con los<br />
hombres, revelándoles profundos secretos de la vida y composición del Cosmos.<br />
No advertían los incrédulos, aquellos que se creían únicos en el Universo, lo poco que<br />
faltaba para tener que echar por Tierra todas aquellas absurdas creencias<br />
Menos aún se imaginaba Sabium —querido por toda la humanidad—, que había sido<br />
elegido para efectuar tan magno esclarecimiento del cual él siempre fue el primer<br />
escéptico.
Aquella, noche del viaje en Ovi, Dylan y Matilda decidieron no insistirle a su padre pues<br />
conocían lo rígido que él era en sus determinaciones.<br />
Cansados de esperarlo, ya que por lo regular cenaban juntos, fueron a sus cuartos y<br />
pronto los dominó el sueño.<br />
Al día siguiente el Sol madrugó como siempre con una sonrisa acariciante. Sabium los<br />
esperaba a la mesa.<br />
—Niños— les dijo. Hoy es un gran día para mí y para la humanidad. Voy a<br />
comunicarle al mundo mi máximo descubrimiento. Por ahora ustedes no lo<br />
comprenderán.<br />
Aprovecho sí la ocasión para darles un consejo: no se dejen influenciar por los cuentos<br />
fantásticos de la televisión porque llenan sus mentes de cosas que no existen, como<br />
los Ovnis, o eso con que ustedes me trataban de perturbar anoche.<br />
—Padre, si fue verdad: unos habitantes de otros mundos vinieron y…<br />
— ¡Silencio! —Interrumpió Sabium—. Hijos: de una vez por todas les explico: en<br />
nuestro sistema solar ya hemos comprobado que no existe la vida, y, de otros<br />
planetas estelares, si es que existen seres inteligentes, no podrían venir; porque<br />
es físicamente imposible salvar distancias inimaginables para ustedes.<br />
—Se gastarán miles de años viajando a velocidades fantásticas. Les repito: es<br />
totalmente imposible. Nunca vuelvan a asegurar nada que no puedan<br />
comprobarlo con hechos… y punto.<br />
Matilda permanecía callada mientras Dylan sacaba aquella estatuilla que le había<br />
regalado la niña extraterrestre. Dirigiéndose a su padre, con actitud vacilante, le dijo:<br />
—Mira, padre, lo que nos dieron.<br />
— ¡Ah! ¿Un muñeco de hierro brillante, es la prueba?, arrójalo de inmediato a la<br />
basura.<br />
Dylan de inmediato lanzó la estatuilla con dirección a la cesta de basura y, sorpresa: el<br />
muñeco de ―hierro‖ no adquirió velocidad y comenzó a desplazarse por el aire<br />
lentamente hasta que fue atraído por la cerradura imantada de una nevera que había<br />
cerca, quedándose ahí.<br />
Sabium, desconcertado, y sin pronunciar palabra alguna, se acerco al muñeco, lo tomó<br />
en sus manos, lo observó detenidamente y exclamó:
— ¡Vaya! ¡Pero si este muñeco tiene tu misma figura!<br />
— ¡Mira papá el mío! exclamó Matilda.<br />
Sabium, por un instante, miró sorprendido las estatuillas, replica exacta de sus hijos.<br />
Luego continuó con su acostumbrada exclamación:<br />
— ¡Dios mío¡: ni el más grande artista, ni la inyectora de plástico más perfecta<br />
pueden dar semejante terminado. Nunca he visto nada igual.<br />
Asombrado miró a sus hijos y, con pronunciado acento, preguntó:<br />
— ¿Quién les dio esto? ¿Cómo lo consiguieron?<br />
—Nos los dio Galaxia y dijo que era un regalo de amistad aseguró Matilda,<br />
Sabium, en tono irritado, insistió:<br />
—Dejen la charlatanería: Una galaxia es una conglomeración de estrellas; no<br />
regalan nada, y es más: estoy hablando en serio:<br />
— ¿Dónde consiguieron esto?<br />
Los niños se miraron y callaron. No sabían qué decir. Sabium comprendió que estaba<br />
irritado. Miró nuevamente las estatuillas, hizo una inspiración profunda, y<br />
pausadamente dijo:<br />
—Disculpen hijos; estoy cansado porque dormí poco anoche. Iré al laboratorio.<br />
Tengo curiosidad de hacer un chequeo físico al material de estos objetos,<br />
permiso.<br />
—Y Tú desayuno papá<br />
—Será más tarde, hijos.<br />
LA GRAN SORPRESA<br />
Por más esfuerzos que hacía Sabium, tratando de averiguar la naturaleza y<br />
composición de aquellas estatuillas, más desconcertado se quedaba.<br />
La única conclusión a que había llegado era que estaban compuestas por una finísima<br />
laminilla de un material extra liviano y duro: se paró encima de ellas, les dio golpes con
un martillo y no logró hacerles el menor rasguño. En cambio el martillo presentó<br />
abolladuras.<br />
No advertía Sabium que el material de las estatuillas era el mismo material que él<br />
estaba descubriendo pero ya no en forma gaseosa sino en estado sólido.<br />
Lo que más le llamaba la atención de las estatuillas eran los detalles al extremo<br />
perfectos. Quiso examinarlas en el microscopio y, ¡la sorpresa fue máxima al observar<br />
el tejido de la ropa que llevaban los niños y, es más: los poros y los vellos de la piel de<br />
sus hijos!<br />
Sabium, en ese instante quiso llamar a la Unión de Científicos independientes de la<br />
cual era el director, pero, ¿qué les explicaría? Con seguridad no le creerían o lo<br />
ridiculizarían.<br />
Mejor decidió controlarse y encontrar para sí una respuesta lógica.<br />
Durante el día entrevisto a los niños; les hizo las mismas preguntas y obtuvo las<br />
mismas respuestas.<br />
Ese día, tan feliz que había empezado, se tornó complicado hasta hacerse largo y<br />
tedioso. Por momentos olvidaba el poderoso descubrimiento del Magnetryón. Quería<br />
ver llegar pronto la noche para descansar y olvidar aquella horrible pesadilla tan real<br />
que estaba viviendo.<br />
Inocente estaba el gran hombre de que, estos hechos, eran simplemente el comienzo<br />
de la máxima epopeya humana de los últimos tiempos:<br />
Las profecías estaban a punto de rasgar sus velos dejando al descubierto las<br />
grandes verdades desconocidas, hasta ahora, por la mayoría de los hombres.<br />
Sin que nadie lo advirtiera:<br />
la mecha apocalíptica se encendería aquella misma Noche .<br />
EL EXTRAGUÍA TITANIO<br />
Mientras esto ocurría en la Tierra, en el espacio alguien tenía también otros problemas.<br />
Era Titanio. Su pequeña hija se había quedado prendada de los niños terrestres que<br />
reflejaban sinceridad y alegría.<br />
Su padre estaba sensiblemente preocupado por ello. Galaxia era su única hija, su gran<br />
amor.
Titanio, además de ser comandante de la nave, era, precisamente, el director General<br />
de una flotilla de doce mil BitGirox (nombre intergaláctico del Ovi) que tenían a su<br />
cargo una delicada misión que cumplir.<br />
Se encontraban en continua observación esperando la hora, crucial y definitiva, ya<br />
anunciada dos mil años atrás en los libros sagrados y por otras civilizaciones.<br />
Ellos conocían la época en que debían venir y, por tal motivo, se encontraban<br />
inspeccionando la Tierra desde el comienzo de esta generación. El momento exacto en<br />
que debían ocurrir, ciertas cosas, nadie lo sabía.<br />
Como por un acto providencial, Titanio,<br />
motivado por el deseo de su hija, decidió<br />
comunicarse con Sabium esa misma noche.<br />
¡TREMENDO SUSTO!<br />
Después de cenar, los hermanitos se<br />
dedicaron a ver en la televisión un anunciado<br />
programa de balompié. Sabium bajó al<br />
laboratorio como era su costumbre y<br />
nerviosamente se paseaba por el salón.<br />
De repente, los niños se levantaron de sus<br />
asientos y al un unísono gritaron:<br />
— ¡Papá! ¡Papá! Mire a Titanio… ¡Él está<br />
con Galaxia!<br />
Sabium subió presuroso. — ¿Qué pasa? ...<br />
¿en dónde?<br />
— ¡Aquí en la televisión!— señaló Dylan. — ¡Nos hablaron!— confirmó Matilda.<br />
— ¡Aja!, por fin descubrí ese tonto programa que los tiene trastornados— Fue la<br />
respuesta de Sabium; y, tomando en su mano el integrador tridimensional de video, se<br />
dispuso a cambiar de canal.<br />
—Mejor vean otro programa.<br />
Sabium cambiaba repetidamente todos los canales, apareciendo siempre la misma<br />
imagen. Impaciente, con visible malestar, exclamó:
—Para colmo de males, ya se bloqueó este aparato.<br />
No había terminado la frase cuando escuchó la voz del hombre que aparecía en la<br />
pantalla:<br />
—“Discúlpenos, apreciado señor Sabium, por haber interrumpido vuestra señal<br />
de televisión y tener que usar este método para presentarnos:<br />
—Soy el mensajero Titanio y esta es mi hija Galaxia. Al fondo puede observar el<br />
interior de nuestra nave donde, por causas que explicaremos, estuvieron sus<br />
hijos la tarde anterior.<br />
—Queremos hacerle una invitación formal para que nos visite. Sería un gran<br />
honor para nosotros contar con su presencia y, nuevamente, con la de sus<br />
queridos hijos.<br />
Aprovecho para felicitarlo por su maravilloso descubrimiento del magnetryón,<br />
sabemos que cambiará los sistemas de producción actuales en la Tierra,<br />
reemplazando las ya agotadas materias primas contaminantes de origen fósil.<br />
Sabium se quedó petrificado frente al televisor. Aún no retiraba su mano del selector de<br />
canales. Deseaba que sus ojos y oídos le engañaran.<br />
El corto silencio, que siguió a la última palabra de Titanio, lo interrumpió Matilda. Con<br />
gran algarabía comenzó a decir:<br />
— ¡Hurra! ¡Papá, di que sí, ellos vendrán por nosotros!, y continuó con su<br />
escándalo:<br />
— ¡Buena esa! ¿Vio papá que si era verdad?<br />
—Seguro padre— agregó Dylan —son buenos, dí que si.<br />
La mente del científico por primera vez en la vida se había quedado en blanco. No<br />
pensó nada. Quiso decir si pero su boca no le obedeció; y, como un autómata, bajó y<br />
subió la cabeza lentamente en actitud afirmativa.<br />
Sin dilatación de tiempo se oyó de nuevo la voz de Titanio:<br />
—Muchas gracias por su aceptación. Estaremos recogiéndolos mañana a las<br />
doce en punto de la noche. Para el efecto les recomendamos despejar el amplio<br />
solar, no dejando animales domésticos cerca.
—Por favor, señor Sabium, cuide que el personal de servicio no se encuentre a<br />
esa hora cerca del lugar.<br />
—No somos hostiles y venimos en misión de paz y ayuda.<br />
— ¡Hasta la hora convenida, amigos!<br />
De repente se escuchó un bullicio en la televisión. Era un tremendo gol del equipo<br />
local. La transmisión había vuelto a su estado normal.<br />
UNA LARGA ESPERA<br />
Quienes no habían regresado a la normalidad eran los habitantes de aquella morada.<br />
Sabium, con expresión de asombro, miro a sus hijos. Dylan, desorbitado de alegría, y<br />
con cierto aire de sarcasmo, exclamó:<br />
— ¿Te quedó alguna duda Papi?<br />
Esa noche no hubo sueño para el científico después de escuchar, ahora si con<br />
detenimiento, la historia del viaje que con lujo de detalles le narraron sus hijos.<br />
A la mañana siguiente la encargada despertó a los niños y, en voz baja, les preguntó:<br />
— ¿Saben ustedes qué le pasó a vuestro padre? Está dormido en el sofá, vestido<br />
con la misma ropa del día anterior.<br />
—Debe estar muy cansado por un descubrimiento que hizo ayer. Dejémosle<br />
dormir— propuso Dylan.<br />
Esa madrugada, para poder conciliar el sueño, Sabium había tomado algunas pastas,<br />
las que, sumadas a su cansancio, terminaron por dejarlo horizontal en aquel sitio.<br />
Sólo a las tres de la tarde dio señales de vida consciente cuando llamó a Dylan,<br />
insistiéndole:<br />
—Hijo, ¿lo de anoche fue verdad?<br />
—Claro papá, del todo cierto. Ya quitamos los patos y los conejos del patio para<br />
que pueda aterrizar el Ovni. Ahora diles a los celadores que se retiren.<br />
—Bien hijo, hazlos venir.<br />
Al momento se acercaron los uniformados:
— ¿Nos llamaba señor?<br />
— ¡Si!, el deber de ustedes es vigilar. No obstante quiero que vayan a sus casas<br />
en la ciudad y descansen por hoy.<br />
—Perdón señor: ¿Y, si algo ocurre?<br />
—Tranquilos, hace varios años vivimos aquí y nunca ha pasado nada. Hoy quiero<br />
que nadie me interrumpa, ¿entienden?, aquí no va a ocurrir nada malo. Terminó<br />
diciendo Sabium.<br />
—Sí señor, este sitio es tranquilo. Estamos seguros que, esta noche “no pasará<br />
nada extraño”. Será hasta mañana, señor.<br />
Cuando los celadores se retiraron, preguntó Matilda:<br />
—Y la señora, qué hacemos con ella, ¿la mandamos para la China?<br />
—No es necesario hija. Tú la conoces. Después de las nueve de la noche no la<br />
despierta “ni un terremoto”. ¿De acuerdo?<br />
—Si padre.<br />
Desde ese instante empezó el conteo regresivo. Los niños daban el último toque al<br />
amplio patio de juegos pata despejarlo completamente. La felicidad desbordaba en sus<br />
pechos.<br />
Sabium recurrió a una ducha de agua fría para suavizar sus tensados nervios. Salió al<br />
jardín para contemplar el atardecer que era su espectáculo favorito.<br />
Pronto el Sol cerró su función cubriendo el escenario celeste con su manto negro<br />
tachonado de estrellas. Era una hermosa y traslúcida noche que traía presagios de<br />
grandes acontecimientos.<br />
En el ancho cielo, la Luna con su cuarto de menguante se asomaba<br />
tímidamente… parecía asombrada: Tal vez presentía que algo terrible podría<br />
sobrevenir muy pronto.<br />
Eran las ocho horas de la noche cuando Sabium terminaba de cenar con sus hijos.<br />
Luego se dedicó a escudriñar el firmamento con el telescopio. En silencio se<br />
preguntaba:<br />
¿Por qué los astrónomos no habrán informado sobre los Ovnis? ¿De dónde vendrán,
si las enormes distancias interestelares son insalvables por máquina alguna?<br />
Once y media de la noche y la tensión aumentaba. Pero se hizo insoportable cuando<br />
apenas faltaban siete minutos para la hora de la cita.<br />
Sabium aún se atrevía a pensar si estaba haciendo el ridículo.<br />
— ¡Padre!— lo llamó Dylan.<br />
—Venga al patio a esperar el ovni que faltan sólo cinco minutos para llegar.<br />
Aquel gran hombre se dejó dócilmente llevar de la mano de su hijo, como si fuese un<br />
niño. Su recia personalidad, fruto de la gran confianza en el saber, se había ablandado<br />
ante lo misterioso y desconocido.<br />
Tres, dos, uno…LAS DOCE AL FIN.<br />
— No se ve nada— Dijo Sabium con voz entrecortada.<br />
— ¡Mira papá!, un lucero rojo. Gritó Matilda.<br />
— Ese es Marte que siempre se ve así. Balbuceó Sabium.<br />
— No es rojo, es naranja y ¡se hace grande! confirmó Dylan.<br />
Efectivamente, todos vieron cómo ese puntito se iba haciendo rápidamente más<br />
grande hasta alcanzar la forma de un enorme plato que se precipitaba sobre sus<br />
cabezas.<br />
Despedía una fuerte luz naranja con visos verdes. También emitía destellos azules. Su<br />
contorno no era bien nítido. Parecía girar sobre si mismo a una velocidad increíble.<br />
Se escuchaba un sonido compuesto por múltiples oscilaciones agudas que decrecían<br />
en frecuencia.<br />
En su vertiginoso descenso parecía que se fuera a estrellar contra el suelo. No<br />
obstante se detuvo instantáneamente a unos quince metros de altura y desde allí<br />
siguió bajando lentamente.<br />
¡EL espectáculo era impresionante!<br />
Sabium, con sus manos, que no podía tener más tensionadas, tomaba las de sus hijos.<br />
Internamente le dirigió una orden a sus rodillas para que se estuviesen quietas, pero<br />
estas no obedecieron.
En el pecho de Dylan latía el corazón de un elefante. La felicidad de Matilda la hacía<br />
saltar de alegría.<br />
De pronto, vieron como el OVI se detuvo completamente a unos dos metros del suelo<br />
y de su base salieron tres rayos que interaccionaron con la tierra.<br />
En ese instante la luz comenzó a hacerse más tenue, y el agudo sonido decreció en<br />
intensidad y en frecuencias hasta desaparecer. Los contornos alcanzaron su máxima<br />
nitidez, y los presentes pudieron apreciar TODO EL ESPLENDOR Y LA BELLEZA DE<br />
AQUELLA NAVE VENIDA DE OTRO MUNDO.<br />
Sin producir ningún sonido brotó una cortina o un campo energético a manera de<br />
escotilla.<br />
Matilda no resistió más y exclamó:<br />
— ¡Por ahí es por donde se sube!— y, soltándose de la mano de su padre,<br />
emprendió veloz carrera hacia la nave.<br />
— ¡Hola capitán, voy para dentro!<br />
— ¡Hola camarada, puedes seguir!— respondió el extraguía.<br />
Al Llegar hasta el vehículo extraterrestre, se encontró con Titanio y Galaxia que<br />
traspasaban la cortina fotónica.<br />
Luego, con premura, Titanio se dirigió a Sabium diciéndole:<br />
—En nombre de la Alianza Interestelar de Mundos Habitados, presentamos un<br />
saludo de amistad y agradecimiento por haber aceptado la invitación. Nuestra<br />
nave les espera.<br />
Matilda ya había subido; también Galaxia. Dylan comenzó a hacer lo mismo llevando<br />
de la mano a su aterrado padre. Por último entró Titanio.<br />
Se cerró la cortina plasmática. Empezaron de nuevo la luz y el sonido. Los rayos<br />
fotónicos que servían de soportes al BitGirox se desvanecieron. Su silueta se torno<br />
borrosa,<br />
y…<br />
CAPITULO 3
VIAJE A LA LUNA<br />
Súbitamente la nave se encumbró en dirección a occidente y, como estrella<br />
fugaz, se convirtió en un puntito luminoso perdiéndose en el inmenso fondo de<br />
la noche.<br />
No habían transcurrido 12 segundos y ya sus tripulantes podían apreciar la<br />
majestuosa curvatura terrestre.<br />
Sabium y Titanio intercambiaron algunas palabras. Un momento más y los astronautas<br />
estaban presenciando un exótico amanecer.<br />
— ¡Fantástico! exclamó Sabium. Dígame comandante, ¿estamos entrando en<br />
alguna órbita alrededor de la Tierra?<br />
—No exactamente: daremos una vuelta alrededor del planeta para que aprecien<br />
un hermoso espectáculo. Nuestro sistema de navegación no precisa de órbita<br />
alguna, porque en él no intervienen la gravedad y la inercia, Podríamos<br />
detenernos en cualquier punto y no caeríamos.<br />
—Esto es maravilloso pero incomprensible para nosotros— dijo Sabium y agregó:<br />
—Nuestra Física demuestra cómo la fuerza gravitacional penetra todos los<br />
cuerpos, no pudiendo ser aislada por elemento alguno.<br />
—Lo que usted dice es totalmente cierto— respondió Titanio y aclaró:<br />
—La gravedad no puede ser suprimida ni aislada; pero es posible contenerla por<br />
medio de una fuerza contraria.<br />
— ¿Qué fuerza puede oponerse a la gravedad que emana la materia?— Preguntó<br />
Sabium.<br />
—La anti-gravedad que emana la antemateria respondió Titanio.<br />
Sabium había estado muy cerca de descubrir la antigravedad; por tanto esta afirmación<br />
le cayó corno un torrente de agua helada que congeló la inercia que llevaba su<br />
interesante conversación.<br />
El frío que el sintió fue emocional, pues allí existía una temperatura ideal y se percibía<br />
un extraño y agradable olor desconocido por los hombres de la Tierra.<br />
Era el saludable olor a Limpio aire sin contaminar.
MIL COLORES<br />
Aquel suave desplazamiento que les ofrecía el ovi, sin ruidos, sin vibraciones y a una<br />
fantástica velocidad, le daba al viaje un toque de encantamiento.<br />
Matilda consideraba a Titanio como si fuese ―el Mago de Oz‖ y no dejaba de comentar<br />
en voz alta todo lo que veía:<br />
— ¡Miren quien viene… allá!—<br />
— Sí, hijita, es la Luna—<br />
— Mira papá, también puedo ver el Sol y no me encandila—<br />
— Acércate Matilda y te explico— habló Titanio:<br />
— Poseemos un campo de fuerza que rechaza las radiaciones innecesarias y<br />
aumenta la visón, fíjate bien y verás a simple vista las manchas solares.<br />
Oh, sí, le estoy viendo las pecas al Sol—<br />
Sabium sonrió levemente. No obstante la firmeza que reflejaba su rostro, consideraba<br />
el buen humor como un factor importante aun en momentos difíciles: “un día sin<br />
sonrisa es un día perdido”, decía.<br />
El Extraguía también celebró el apunte de Matilda… cuidaba que el científico estuviese<br />
de la mejor forma ya que DEBÍA HACERLE REVELACIONES NO MUY GRATAS, y<br />
necesitaría de todas sus fuerza para poder soportarlas.<br />
— Amigos terrestres—: anunció Titanio:<br />
— Pongan atención al más bello atardecer que jamás hayan visto. ¡El Sol se<br />
oculta de nuevo!<br />
Efectivamente, no podía haber espectáculo más hermoso en aquel vasto y curvado<br />
escenario: una gran sinfonía de colores, destellos azules y verdes en todas las gamas<br />
se observaba cuando los rayos del Sol atravesaban las altas capas atmosféricas.<br />
En un rutilante desvanecimiento de matices luminosos continuaron haciendo gala los<br />
tonos amarillo, naranja y, por último, un gran final rojo oscuro.<br />
Pronto la Luna declino pero no se observaron colores… nuestro satélite no tiene<br />
atmósfera.
— ¡Qué raro!— dijo Dylan: —amaneció, anocheció, y son apenas las doce y<br />
veinte minutos de la noche—.<br />
— ¡Caracoles!, ¿qué son esos puntitos fosforescentes que se ven allá?<br />
— Son las luces de las ciudades— respondió Galaxia, y continuó:<br />
—Aprovecho para invitarlos al salón de espera para que descansen y tomen algo.<br />
— ¡Hurra! Eso está muy bien— asintió Matilda.<br />
Titanio, sonriendo, la asió de la mano conduciéndola al siguiente compartimiento. Al<br />
lado de ellos los siguió Sabium.<br />
De último ―y algo retrazados‖ caminaron juntos Galaxia y Dylan. Éste, ante tan gentil<br />
encano, se atrevió a preguntarle.<br />
— Err… ¿Tu mami, Mm… es tan linda como Tú?<br />
— ¡Oh! gracias… Ss... Sí, ella es una reina de verdad; ya la vas a conocer.<br />
Galaxia quedó conturbada; le dirigió una dulce mirada y………. no pronunciaron más<br />
palabras.<br />
UN REFRIGERIO<br />
Después de abandonar la plataforma de observación se situaron en un cómodo salón<br />
triangular donde había varias semiesferas doradas.<br />
—Allí pueden sentarse les sugirió Titanio. Las esferas se acomodarán a sus<br />
cuerpos y a sus posiciones. Podemos brindarles el alimento que deseen… lo<br />
mismo que acostumbran en la Tierra, si así lo prefieren.<br />
Matilda de inmediato exclamó:<br />
— ¡Algo dulce y grande para mí!, gracias.<br />
Sabium, con una leve sonrisa trató de disculparla por su premura. Luego pidió un café.<br />
El gusto de Dylan exigía algo dulce, pero él, queriendo aparentar un poco, dijo<br />
seriamente:<br />
— Me vendría bien un te, por favor.
Los Invitados no podían estar en mejor forma. El Bit-Girox era maravilloso. Una amplia<br />
cúpula transparente les permitía observar, como nunca antes habían visto, enjambres<br />
de millones y millones de estrellas.<br />
Matilda hacia toda clase de movimientos ensayando la silla que se adaptaba<br />
perfectamente a la forma que ella quería. Su inquietud quedó paralizada cuando vio<br />
salir del piso unas torrecillas que contenían los alimentos que habían pedido.<br />
— Pueden tomarlos— invitó Galaxia.<br />
Dylan miró a Matilda con cierta envidiecita, al ver el tremendo edificio de cosas ricas<br />
que le había llegado. Hubiera querido pedir lo mismo pero sintió pena y decidió<br />
conformarse con el té.<br />
Galaxia lo miró y sonrió.<br />
Al instante apareció a su lado<br />
otra torrecilla con otro<br />
rascacielos de cosas<br />
exquisitas. Sobresaltado<br />
exclamó:<br />
— ¡Oh ¡Yo no lo pedí!<br />
—Pero profundamente lo<br />
deseaste— contestó Galaxia.<br />
Los terrestres se miraban<br />
asombrados, mientras la<br />
pequeña le dejaba entrever a<br />
su padre una picaresca<br />
sonrisilla.<br />
CELESTA<br />
Amigos, quiero presentarles<br />
a mi alma gemela y a los 9<br />
cosmonautas que nos<br />
acompañan.<br />
Acto seguido apareció una<br />
dama de irresistible belleza:
sus ojos centellantes como la luz de las estrellas. Sus movimientos eran música; sus<br />
facciones poesía; y, por su dulce y permanente sonrisa, la catalogaban como el ser<br />
más hermoso en mil mundos. Se llamaba Celesta.<br />
La consorte de Titanio venía acompañada por varios apuestos jóvenes que vestían<br />
brillantes uniformes. Hubo un cruce múltiple de manos.<br />
Lo que parecía una simple presentación, representaba el abrazo fraternal entre dos<br />
mundos. Era el contacto de nuestra civilización con el resto del Universo.<br />
La conversación adquirió un carácter jovial y amistoso.<br />
Sabium se expresaba con la sencillez que caracteriza a los grandes hombres.<br />
Su personalidad no tenía doble, y esto lo comprendían muy bien aquellos<br />
evolucionados seres. Para ellos, una onza de sencillez valía más que una tonelada de<br />
honores.<br />
Los extraterrestres habían desarrollado otros sentidos de apreciación hasta ahora<br />
latentes en los terrestres. Ellos podían penetrar la mente de los terrícolas y sabían lo<br />
que estaban pensando.<br />
Sólo empleaban las palabras para expresar sus ideas. Entre ellos el principal medio de<br />
comunicación era la telepatía. Uno de los oficiales, dirigiéndose a Sabium, le dijo:<br />
—Respetado señor: Los invito a un viaje a la Luna.<br />
Dylan y Matilda saltaron de alegría. Esto les sonó como un trueno, una aventura más,<br />
de fantasía.<br />
— La propuesta es demasiado tentadora —dijo Sabium— lástima no poder<br />
aceptarla. Demoraríamos días y nuestro regreso debe ser esta misma noche. Se<br />
preocuparán por nosotros en la Tierra; nuestra casa está sola. ¡Podría ocurrir<br />
algo esta noche!<br />
— Si es por tiempo, despreocúpese señor: el viaje demora 36 minutos,<br />
estaremos de regreso mucho antes del amanecer. Aseguró el cosmonauta.<br />
Sabium, asombrado, le inquirió:<br />
Ello implicaría viajar a casi un millón de kilómetros por hora.<br />
—Es normal —respondió él extraterrestre, y agregó—: En dos minutos<br />
alcanzaremos esa velocidad.<br />
—Y, ¿la aceleración?— insistió Sabium.
No la sentirán. Ya sabemos que usted tiene curiosidad de alunizar en el satélite.<br />
Permiso, nos retiramos brevemente.<br />
—Amiguitos —dijo Titanio—: Miren y noten cómo la Luna comienza a hacerse<br />
grande y la Tierra chica. Pronto presenciaremos un eclipse de “Tierra”, y<br />
descenderemos en un cráter lunar.<br />
Así fue: la nave, adquiriendo una increíble velocidad, tomó rumbo hacia la Luna.<br />
UNA GRAN VERDAD<br />
Mientras el Bit-Girox cubría la distancia entre los dos astros, el Extraguía dialogaba con<br />
el científico:<br />
—Debo comunicarle algo de capital importancia para usted y su mundo.<br />
¿Podría acompañarme al otro extremo de la nave? Celesta se quedará con los<br />
Niños.<br />
— ¡Con gusto!<br />
Los dos hombres se dirigieron al otro extremo de la nave. Al pasar por su centro,<br />
Sabium observó algo que le llamó la atención. Era, algo así, como una escultura de<br />
arte moderno.<br />
Estaba compuesta por unas aletas de un material transparente que albergaba en su<br />
centro una esfera de la cual brotaba un raro brillo. No tenía partes móviles ni parecido<br />
a máquina terrestre alguna. Alrededor del conjunto se observaba una cierta ionización<br />
o leve incandescencia debía ser un campo de fuerza. Sabium iba a preguntar algo<br />
cuando Titanio se adelantó:<br />
— Es nuestro sistema antigravedad. Su centro lo constituye un acumulador o<br />
contrarrestador de inercia.<br />
— Nuestros sistemas de control se encuentran situados en el plano superior de la nave<br />
y, en la parte inferior del piso que estamos recorriendo, se almacenan los distintos<br />
materiales energéticos que alimentan nuestros sistemas de desplazamiento y<br />
protección.<br />
Sabium, admirado, preguntó:<br />
— Sus sistemas defensivos deben ser muy Poderosos ¿soportan ustedes<br />
muchas guerras en el espacio?
— No. En el espacio interestelar o intergaláctico no existen las guerras.<br />
Cuando los seres logran la conquista del tiempo y el espacio es porque ya han logrado,<br />
primero, la conquista de si mismos.<br />
— Lo anterior es una ley en el cosmos y obedece a un orden de prelación: Ningún ser<br />
venido del espacio interestelar* es hostil.<br />
— Los seres belicosos se limitan a desarrollar su egoísmo desatando guerras en sus<br />
respectivos espacios interplanetarios, no pudiendo extender su fiereza a otras estrellas.<br />
— Su mente se les cierra y solo creen posible el desplazamiento a otros mundos<br />
utilizando las velocidades finitas de este espacio Tiempo.<br />
—Como pierden sus vidas en diabólicas entretenciones no logran desarrollarse lo<br />
suficiente para manejar y comprender el interespacio, que constituye una forma de<br />
vencer las enormes separaciones existentes entre las estrellas o galaxias.<br />
Titanio continuó explicando:<br />
ORGAN IZACIÓN COSMOBIOLOGICA<br />
— La organización del Universo es perfecta. Ha preparado los medios para confinar a<br />
los seres belicosos y hostiles a sus respectivos espacios planetarios. Se encuentran<br />
habitando mundos ubicados en las afueras o brazos externos de las galaxias donde las<br />
separaciones entre estrellas son insalvables por máquina alguna.<br />
— Hacia el centro de la Vía Láctea las civilizaciones van adquiriendo más desarrollo y<br />
cultura.<br />
—Allí la separación de las estrellas es reducida y las comunicaciones entre sus<br />
pobladores planetarios es frecuente.<br />
— En el centro galáctico la condensación estelar es fabulosa. (Menos de un año luz<br />
entre estrellas) En el centro de la galaxia existen planetas que son verdaderos<br />
paraísos. De ellos brotan potentísimas vibraciones espirituales. El núcleo galáctico es<br />
un verdadero cielo.<br />
— Sus habitantes son seres superiores a nosotros o sea el quinto y sexto grado, o<br />
mundo evolutivo. Recuerda que nosotros, los Alborianos, somos del cuarto grado, y<br />
ustedes, los terrestres, pertenecen al tercer mundo, en este orden cosmobiológico de<br />
siete planos, mundos o esferas existenciales (libro Vida en siete mundos).
— En las afueras de las galaxias habitan los seres del segundo mundo. Poseen formas<br />
corporales groseras y desagradables. Por último, en los confines de esta nuestra<br />
galaxia, habitan, en perdidos mundos de ignorancia y sufrimiento, los seres<br />
demoníacos. Es horrible hablar de ellos.<br />
— Hermano Sabium: nosotros ya hemos descubierto quiénes somos, de dónde<br />
venimos y hacia donde vamos. Los antiguos sabios de la Tierra también percibieron<br />
todo ello espiritualmente. Lo explicaron, mas no los entendieron. Lo escribieron, y el<br />
fanatismo se encargó de sumergir estos conocimientos en un mar de pompas,<br />
ceremonias, ritos, adoración de imágenes y culto a personalidades.<br />
— En la actualidad los grandes maestros de la humanidad se encuentran entre<br />
nosotros. Algunos han alcanzado el quinto y el sexto grado encaminándose, sin<br />
retroceso, a la perfección final.<br />
—En cambio, quienes para predicar se vistieron de sedas, se hicieron coronar como<br />
máximos representantes de la divinidad, utilizaron el oro, la plata y sagazmente<br />
manejaron el dinero en nombre de Dios, se encuentran haciendo lo mismo... pero en<br />
los planetas infernales.<br />
— Sus palabras hacen estremecer mi cuerpo y a la vez me refrescan espiritualmente—<br />
comentó Sabium. Luego preguntó:<br />
—Comandante: si los seres pertenecientes al quinto y sexto grado viven en el centro<br />
de la Galaxia, ¿dónde habitan los perfeccionadísimos seres del séptimo grado?<br />
— Él o ellos son incorpóreos. No necesitan de un mundo manifestado o físico; de<br />
hecho, son inmortales. Existen más allá de toda dimensión física. No viven en el tiempo<br />
ni en el espacio. La eternidad es su morada.<br />
— ¿Por qué dice El o Ellos?<br />
— Porque Allí, en ese desconocido medio, es donde se funden los egos en uno solo,<br />
formando el colosal Ser que habita la Inmensidad eterna.<br />
Pasando a otro tema, Sabium puntualizó:<br />
EL GRAN SUSPENSO<br />
— La guerra es horrible porque hombre supera en ella la fiereza del felino.<br />
Tranquilízate: El que sabe sufrir sufre poco. Respondió Titanio y continuó:
— Nada viene por casualidad, en todo existe un definido propósito. El Universo<br />
siempre se encamina hacia la perfección. La justicia sufre tormentas pero no naufraga.<br />
— Es cierto— contestó Sabium. Más algo me preocupa: los hombres que aman la<br />
guerra son sagaces.<br />
Titanio respondió: — La sagacidad tiene límites; en cambio la sabiduría es ilimitada. Lo<br />
falso, por más que se eleve, nunca alcanzará la verdad. El que ama el mal el mal le<br />
llega y nunca podrá triunfar.<br />
— Bien amigo— Continuó Titanio. Llegó la hora de comunicarte algunas cosas muy<br />
importantes:<br />
—Usted ha sido elegido para ayudar a sus hermanos terrestres a soportar una<br />
catástrofe de características ecuménicas que se avecina. Nos queda poco tiempo.<br />
—UNA SERIE DE HECHOS CAMBIARÁN BRUSCAMENTE LA FAZ Y TODOS LOS<br />
SISTEMAS QUE OPERAN EN LA TIERRA.<br />
¿De qué se trata? preguntó Sabium.<br />
CAPITULO 4<br />
GRANDES VERDADES<br />
En esta forma Titanio alertó a Sabium acerca de los últimos tiempos de esta<br />
humanidad:<br />
— Un gran cambio ocurrirá en la Tierra. Muchos de sus sabios lo han anunciado<br />
pero no les han hecho caso. Una serie de profecías o señales se han dado cita en<br />
esta época.<br />
— Por ello estamos aquí: seres superiores a nosotros —del quinto mundo evolutivo—<br />
nos ha enviado en misión de ayuda.<br />
— Exactamente, ¿de qué se trata? —Preguntó Sabium—.
—La época de ignorancia está muriendo y una luminosa era se abre paso; ambas son<br />
antagónicas. Esto generará un violento cambio —explicó Titanio y advirtió—:<br />
— Quienes con tanto afán, egoísmo y maldad consiguieron lo que tienen, para luego<br />
dedicarse al placer de los sentidos y contaminar el mundo, les será difícil desprenderse<br />
de sus posesiones, habrá mucha tribulación y momentos de angustia. La humanidad<br />
pronto recogerá el fruto de su irracional comportamiento.<br />
— Los hombres han hecho sufrir a humanos y a animales. Han tratado de apagar la<br />
violencia con más violencia creyendo poder limpiar el lodo con más lodo.<br />
—Han fabricado dioses, a su gusto, para que toleren las atrocidades. Han seguido<br />
religiones, de hombres, que se acomodan a gustos particulares y egoístas, haciendo lo<br />
que no se debe y no efectuando lo que se debe.<br />
Sabium, abrumado, agregó:<br />
— ¡Oh! sí, es verdad: los hombres se han vuelto petulantes, egoístas, amadores de los<br />
placeres y se han olvidado de su esencia espiritual. Todos aspiran a una vida dichosa<br />
pero pocos saben en qué consiste.<br />
— La soberbia y el egoísmo carcomen nuestro mundo. La sagacidad ha permitido<br />
fabricar toda clase de artimañas para explotar el sudor de los demás y con el producto<br />
complacer ambiciones viles.<br />
— Si suprimiéramos el derroche, las excentricidades humanas y lo que se gasta<br />
inoficiosamente, podríamos desterrar el hambre de la faz de la tierra. No obstante el<br />
miedo y el egoísmo no dejan— concluyó Sabium.*<br />
*En los países desarrollados, la gente sirve en sus mesas más de lo que pueden<br />
comer. Se ha efectuado un cálculo: con los alimentos que botan a la basura o que<br />
desperdician en una u otra forma, se podría alimentar al resto de personas que nada<br />
tienen.<br />
Datos confirmados recientemente nos informan que en el mundo se gasta en<br />
armamentos y fines bélicos suficientes para acabar con la pobreza en el mundo. Los<br />
franceses gastan tres veces más para el mejoramiento de la raza caballar que lo que<br />
gastan para el desarrollo de los pueblos atrasados.<br />
En los Estados Unidos la producción de alimentos para perros representa, por cabeza,<br />
la renta de un padre de familia en un país atrasado.
Se sabe que muchas damas adineradas se bañan en tinas llenas de leche, tratando de<br />
conservar su efímera belleza; mientras desesperados padres de familia venden su<br />
sangre para poder llevar a sus hijos un solo trago de ese alimento.<br />
Con lo que la gente –que mucho tiene— derrocha en lujos, extravagancias y vicios se<br />
puede alimentar a todos los seres de la tierra, sobraría para que todos tuviésemos una<br />
vida cómoda.<br />
El gran Ser no hizo un planeta que no pudiera alimentarnos: La Tierra es bella, fértil y<br />
produce alimentos en abundancia.<br />
Sin embargo, en el solo momento que usted tomó en leer estas últimas líneas, la<br />
Madre Tierra vio morir a miles de sus hijos vencidos por la desnutrición, las<br />
enfermedades y la falta de atención.<br />
—Tampoco alcanzo a explicarme continuó Sabium, cómo la más austera sociedad se<br />
reúne en un coliseo ―de herencia romana‖, se lanzan en una orgía de sangre, muerte,<br />
vino y clarines. Gozan con el dolor que siente un ser al propiciársele una muerte lenta<br />
y cruel, ejecutada por un hábil, experto y abominable verdugo.<br />
— Mientras la sangre brota y el acero se hunde en la carne, aparecen las risotadas y<br />
los aplausos. ¡Hasta dónde llega la crasa ignorancia y bajeza que llaman a esto arte!<br />
— Es más: involucran en esta sangrienta orgía a sus divinidades para que sean<br />
cómplices de tan execrable crimen. Pobres hombres, no saben que pronto llenarán un<br />
mar con sus lágrimas.<br />
— Se creen superiores por burlarse y hacer sufrir a un ser inferior. ¡Oh ironía! Aún en<br />
mi pequeñez los veo como monstruos gigantes y testarudos—. Sabium cambió el tono<br />
de su voz y exclamó:<br />
— ¡Esto es desesperante señor Titanio!<br />
Quiso agregar algo sobre contaminación, deterioro social y guerras, pero su boca se<br />
llenó de amargura y las palabras se ahogaron; la pena mordió sus entrañas y el<br />
invierno de los ojos le inundó el alma. Las penumbras inquietantes de un futuro caótico<br />
le agobiaban.<br />
—No te aflijas amigo —dijo Titanio—: Las preocupaciones del presente solo servirán<br />
para menguar la fuerza que necesitaremos en un futuro próximo.<br />
IDENTIDAD DE LOS EXTRATERRESTRES
—Dígame comandante, ¿de dónde vienen ustedes y qué más conocen de nuestra<br />
civilización?<br />
— Venimos del planeta Alborada, hemos alcanzado del cuarto mundo o grado<br />
evolutivo. Pertenecemos a la Confederación Interestelar Electra, conformada por cien<br />
millones de planetas habitados.<br />
— Vigilamos estrechamente el comportamiento de las civilizaciones del primero,<br />
segundo y tercer plano evolutivo; a este último pertenecen ustedes.<br />
— No intervenimos directamente sino en ocasiones extremas y por órdenes superiores.<br />
No somos conquistadores ni seres hostiles;<br />
no obstante, podemos frenar cualquier intento de involución: esto ya lo hecho varias<br />
veces acá en la Tierra.<br />
Sabium, impresionado, comprendió como, en pretéritas edades, los extraterrestres<br />
habían intervenido en una serie de castigos o ayudas a la humanidad: Hechos que<br />
hasta ahora no tenían clara explicación científica. Lo anterior le indujo a preguntar:<br />
— ¿Por qué la humanidad ha tenido que soportar tantos castigos?<br />
— Le explicaré brevemente: no existen castigos sino consecuencias: la evolución de<br />
los seres, cuando actúan en masa, debe mantener siempre un ritmo evolutivo<br />
ascendente. Pero, cuando una raza o pueblo degenera comienza la involución y sus<br />
almas se precipitan a los abismos infernales, teniendo que soportar las más bajas y<br />
espeluznantes formas de existencia.<br />
— Por tanto deben ser aniquilados como tratándose de una plaga maligna; logrando,<br />
de este modo, frenar ese retrógrado y degenerado impulso. Si no fuera por esos<br />
―castigos‖ ustedes habitarían un mundo de formas demoníacas, bien imaginadas por<br />
Dante Alighieri.<br />
— ¡Ah! —Exclamó Sabium— ¿entonces ese ―jalón de orejas‖ que recibió la<br />
humanidad en Sodoma y Gomorra fueron dos bombas atómicas lanzadas por ustedes?<br />
— No utilizamos armas nucleares —confirmó Titanio—. ―Ese jalón de Orejas‖ se llevó a<br />
cabo con un rayo plasmático que acabó con esa corrupta sociedad en una millonésima<br />
de segundo.<br />
— El Diluvio —continuó explicando— fue un proceso más lento que llevamos a cabo al<br />
descompensar temporalmente los ciclos climáticos en las diferentes capas de la<br />
atmósfera. En la época actual, si no es frenada la contaminación, podrá ocurrir algo<br />
semejante por ustedes mismos originado.
— Habrá veranos muy prolongados e inviernos muy crudos, difíciles de soportar:<br />
lloverá donde nunca ha llovido, caerá nieve donde nunca se esperaba. El agua dulce<br />
comenzará a escasear y se hará insoportable el racionamiento en las ciudades.<br />
— Se precipitará el deshielo de grades masas polares, que harán subir el nivel de los<br />
océanos, sumergiendo todas las ciudades costeras. Las presiones por el efecto<br />
causadas harán ceder las platinas que soportan los continentes, originado terremotos y<br />
cataclismos que cambiarán la faz de la Tierra.<br />
— Las fuertes nevadas y las exageradas olas de calor que han soportado en estas<br />
últimas décadas, fueron causadas por la contaminación.<br />
— Más no te aflijas ilustre huésped: el dolor afina más el temple de las almas y nunca<br />
viene en vano: después del diluvio, ―el Verbo Solar‖ —el magnifico Ser del sexto mundo<br />
que es la luz y la vida—, prometió que una destrucción total, por parte del cielo, no<br />
volverá a ocurrir.<br />
—Venimos en misión de ayuda y no de castigo. Estamos aquí, nuevamente, desde<br />
1960. Nos fue fácil determinar la época en que ocurrirán ―aquellas cosas‖ anunciadas<br />
en uno de sus libros sagrados. Los síntomas que la humanidad presenta ahora son<br />
claros.<br />
El libro de los profetas les advierte con claridad acerca de los últimos tiempos. En<br />
Mateo 24:3-45 dice:<br />
-―Estando sentado en el monte de los olivos se acercaron a El los discípulos diciendo:<br />
Dinos ¿Cuál será la señal de tu presencia y la conclusión del sistema de cosas?‖.<br />
El gran maestro Cósmico, en varios apartes, dijo:<br />
—―Se levantará nación contra nación y reino contra reino‖. Este no será el fin; sólo el<br />
principio de dolores y afiliación.<br />
―El Cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán‖.<br />
(Los interesados en comprobar estas profecías, deben leer en la Biblia Cristiana:<br />
Mateo 24 de 1 en adelante hasta 42 .Además:<br />
Timoteo 3:1-5<br />
Sabe esto, que en los últimos días presentarán tiempos críticos, difíciles de<br />
manejar .Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero,<br />
presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres desgraciados, desleales,<br />
sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno<br />
de si mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, testarudos hinchados de
orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma<br />
de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder; y de éstos apártate‖.<br />
2 Pedro 3:3,4<br />
-En los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios<br />
deseos y diciendo: ―¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en<br />
que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan<br />
exactamente como desde el principio de la creación‖<br />
Mateo 24: 42,44<br />
-Manténgase alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor. Por este<br />
motivo, ustedes demuestren también estar listos, porque a una hora que no piensan<br />
que es, viene el Hijo del hombre‖.<br />
1 Tesalonicenses 5: 3<br />
―Cuando sea que ellos estén diciendo: Paz y seguridad entonces destrucción repentina<br />
ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y<br />
no escaparán de ninguna manera‖.<br />
Mateo 24: 7<br />
―Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino‖.<br />
Mateo 24: 34<br />
-En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan<br />
todas estas cosas‖.<br />
Mateo 24:37-39<br />
―Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque así<br />
como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres<br />
casándose y las mujeres dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el<br />
arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos; así será la<br />
presencia del Hijo del hombre‖.<br />
Mateo 24: 24<br />
Estas buenas nuevas del reino se predicaron en toda la tierra habitada para testimonio<br />
a todas las naciones, y entonces vendrá el fin‖.<br />
Marcos 13: 32
Finalmente puntualizó Titanio: —En cuanto al momento exacto nadie lo conoce, Así<br />
como se arroja un felino sobre un cabrito que pasta tranquilamente, así fue anunciado<br />
aquel fatídico instante.<br />
Cuando estén pregonando una falsa paz y seguridad, las consecuencias sorprenderán<br />
a los hombres antes de haber culminado sus desenfrenadas ambiciones.<br />
Sabium, clamó interpelando:<br />
SUPLICIO DE SABIUM<br />
—Todo esto es cierto, por favor, Comandante, ayúdenos; regresemos a la Tierra y<br />
anunciemos a la gente que algo terrible va a ocurrir; todos deben cambiar, allí donde se<br />
encuentre un hombre hay ocasión de hacer el bien. —A esto respondió Titanio<br />
pausadamente:<br />
— En la postrera hora no hay nada que hacer. La gente ha tenido estos anuncios a<br />
raudales. Profetas y enviados, de diversas religiones, han predicado en todas las<br />
formas y no les han hecho caso.<br />
— Si usted fuera a advertirlos lo tildarían de loco, se burlarían, lo encarcelarían y hasta<br />
lo matarían. Ríjase por las experiencias.<br />
— Pero ¡Señor Titanio!, a ustedes les harían caso; además, tienen la facilidad de frenar<br />
cualquier rebelión con sus equipadas y poderosas naves.<br />
— No hermano Sabium: La razón no quiere la fuerza, ni la fuerza la razón. Cuando el<br />
corazón está embarrado por los vicios, los oídos se hacen sordos al consejo.<br />
— La evolución es natural y libre en el ser que se encuentra recorriendo la senda. No<br />
puede ser obligada o interferida a no ser, en casos extremos de involución y por<br />
órdenes superiores, como anteriormente le expliqué.<br />
—Profetas y enviados ejemplarizaron –no obligaron—. Recuerda: el maestro es quien<br />
guía los pasos, pero es el alumno quien tiene que darlos.<br />
— Ahora la humanidad se encuentra sola frente al destino que ella misma forjó: El que<br />
siembra errores recoge catástrofes.<br />
Más no te inquietes por nada, gran amigo: ni por aquello que es imposible cambiar, ni<br />
por aquello que necesariamente tiene que llegar.<br />
DIVAGACIONES DE SABIUM
Sabium se quedó sensiblemente preocupado mas no extrañado. Recordó frases que<br />
oyera de sus maestros:<br />
—Pobres hermanos míos: han perdido el tiempo preparando un pesado equipaje para<br />
un corto viaje. Han creado toda clase de necesidades innecesarias. No se dan cuenta<br />
que aquí necesitamos poco y por poco tiempo.<br />
—No vale la pena perder la salud buscando dinero, para luego perder el dinero<br />
buscando salud. Oh, ―romeros‖, no saben de la vida las verdaderas finanzas.<br />
—El camino de la mente ha estado sucio de ignorancia. Una de las glorias de esta<br />
civilización hubiera sido mejorar la suerte de hombres y animales… han hecho lo<br />
contrario.<br />
— He resistido a los soberbios… ahora les tengo compasión. Cuanto tiempo han<br />
perdido en banquetes, y como se ufanan en sus ostentosas fiestas cuando, al menor<br />
movimiento de la mano, acuden sus sirvientes a limpiar los esputos de sus borrachos.<br />
— Algunos duermen el sueño ajeno y caminan los pasos del otro. Y, en ese inútil<br />
ajetreo social, por alcanzar un puesto ―honroso‖, el uno interrumpe el descanso del<br />
otro, haciéndose desgraciados mutuamente.<br />
— No les ha quedado tiempo de vivir ni pensar en lo eterno. Ahora tendrán que<br />
soportar pacientemente lo que no quisieron evitar debidamente.<br />
— Oh potentados sin alma, si un achaque les amonesta se mueren de susto; y, cuando<br />
la muerte les ronda, se arrodillan a los pies de los médicos poniendo a disposición todo<br />
el dinero que fue el causante de su inevitable desgracia‖.<br />
— Oh amados hermanos: cuán inpreparados habéis llegado a esta mala hora. Yo sabía<br />
que esto no podía continuar así. Mas no debo irritarme… por más que me ofusque, las<br />
circunstancias permanecerán sordas ante mi cólera. La desesperación nada remedia.<br />
EL FABULOSO MUNDO DE LOS NIÑOS<br />
Mientras los dos hombres analizaban la crítica situación, en el salón opuesto se trataba<br />
temas no menos interesantes.<br />
—Mi padre —decía Galaxia— nos ha llevado a conocer mundos de fabulosa fantasía.<br />
El planeta más exótico del sistema solar es Saturno. Es muy bonito. Su inmenso anillo<br />
lo circunda completamente.<br />
—El más hermoso de todos, según duda alguna, es la Tierra. Lástima que la hayan<br />
tratado mal. El aire está muy sucio y tiene olor fastidioso.
Al oír esto, Matilda respondió:<br />
— ¡No en todas partes!, nosotros tenemos un jardín muy bonito y las flores huelen<br />
muy bien.<br />
GENTE BUENA Y MALA<br />
Dylan agregó: —también existe gente muy<br />
buena. Sólo algunos hombres que,<br />
apegados a sus posesiones y apoyados<br />
por su dinero, se hacen coronar como<br />
reyes. Cuando ven que no pueden cumplir<br />
lo que prometieron, siembran el odio entre<br />
los pueblos.<br />
En esta forma es como, estos malos<br />
políticos declaran la guerra; son los<br />
jóvenes los que tienen que pelear, y<br />
somos los niños los que pagamos las<br />
consecuencias.<br />
Esos gobernantes no son valientes:<br />
sentados cómodamente en sus protegidos<br />
refugios, llenos de comodidades, ven las<br />
matanzas en películas que ellos les<br />
obligan a filmar a los pobres soldaditos<br />
que se juegan la vida por nada.<br />
— Cuando estos tiranos se han saciado de muerte y destrucción, hacen fiestas y<br />
algarabías para firmar tratados de paz. Llenan sus gordotes pechos de todo tipo de<br />
medallas, y salen a sus balcones, obligando a los mutilados ejércitos a que les rindan<br />
honores militares.<br />
— Te aseguro, Galaxia, que los soldaditos que pelean y las madres y ancianos que<br />
sufren no son malos. Hay mucha gente en nuestro planeta que desean el bien y no<br />
están de acuerdo con estas cosas.<br />
— Nosotros no podemos hacer nada, nos consideran chiquilluelos irresponsables y nos<br />
ocultan la verdad. Sólo nos entretienen con toda clase de juguetes y juegos digitales:<br />
tanques que despiden luces mortales, pistolas, aviones bombarderos y acorazados<br />
buques de guerra, hechos a escala de los verdaderos.<br />
— Para eso sí emplean toda la técnica; mientras en los hospitales para niños pobres,<br />
los médicos tienen que trabajar con pinzas rotas.
— Desde pequeños nos enseñan a manejar la pólvora detonante, para que nos<br />
acostumbremos a los ruidos y horrores de la guerra, pero nuestro padre nos ha<br />
enseñando que el ruido no hace bien… y el bien no hace ruido.<br />
— Mira Galaxia: no me vas a creer. Yo tengo un amiguito que le falta un ojo y, a un<br />
compañerito de Matilda, le faltan tres dedos. Esto debido a la pólvora que le regalaron<br />
sus padres para que se quemaran; ellos, como mayores, sí sabían el peligro.<br />
EL PLANETA ALBORADA<br />
— Al contrario —explico Galaxia—, en nuestro mundo los ancianos son muy<br />
respetados por todos. Ellos renuncian a toda actividad y se dedican a la meditación y<br />
contemplación de La Naturaleza, disfrutando de la sabiduría obtenida en su larga vida.<br />
Gozan de todas las comodidades y son objeto del máximo cuidado y veneración.<br />
-¿Cómo es tu planeta? –preguntó Matilda.<br />
— ¡De fantasía! para ustedes sería como llegar al país de las hadas. En Alborada no<br />
hay ladrones ni nadie que haga mal a los niños. Podemos dar la vuelta completa<br />
alrededor del planeta, sin compañía de nuestros padres, porque todos nos quieren y<br />
nos cuidan. Nos transportamos en ―Vilox‖.<br />
— ¿Qué es eso? —Preguntó Dylan—.<br />
— Lo que equivale a los automóviles –respondió Galaxia—.<br />
—Ustedes deben ser muy ricos. ¿Cuántos Vilox de esos tienen? Preguntó Matilda.<br />
—Nosotros no somos ricos ni pobres: Allí no existe el dinero.<br />
—Todos tenemos lo que necesitamos y podemos usar el vilox cada vez que sea<br />
necesario —explicó Galaxia—. Y agregó: el dinero sólo es útil para la explotación del<br />
hombre por el hombre.<br />
— ¿Son muy difíciles de manejar los vilox? –Preguntó Dylan—.<br />
— Se manejan solos; nunca se chocan ni ocurren accidentes. No atropellan a nadie, no<br />
se varan ni echan humo, y se desplazan a una gran velocidad —explicó Galaxia—.<br />
— ¡Caramelos! —Exclamó Matilda— si estuviera allá montaría todo el día en vilox.<br />
— ¡Los invito a nuestro planeta Alborada!<br />
—Pero… ¿y tu padre qué diría? —pregunto David.
— Sé lo qué él esta pensando y él sabe lo que yo estoy diciendo. Creo que no está<br />
lejos el día en que montarán en vilox y podremos desplazarnos por todo nuestro<br />
planeta Alborada, sin compañía de una persona mayor —terminó diciendo Galaxia.<br />
LLEGADA A LA LUNA<br />
Sabium y Titanio se reunieron nuevamente con los niños.<br />
—Amigos —dijo el comandante—: Estamos llegando a la Luna. Sigamos a la<br />
plataforma de observación. Pronto estaremos detrás del satélite que, mostrándonos su<br />
cara oculta, nos eclipsará la Tierra.<br />
—Padre, ¿por qué la Luna nos muestra siempre la misma cara? —Preguntó David,<br />
Sabium le explicó:<br />
—Cada vez que la Luna da una vuelta alrededor de la Tierra, gira una vez sobre su<br />
propio eje; así muestra siempre la misma cara. Observen el mar de la tranquilidad, allí<br />
alunizaron nuestros astronautas por vez primera.<br />
—Nos encontramos a trescientos ochenta mil kilómetros de la Tierra —explicó el<br />
comandante— miren los circos o cráteres. Antes de alunizar en uno de ellos daremos<br />
una vuelta completa alrededor del satélite.<br />
Todos miraban aquellos astros de trillones de toneladas, suspendidos en el vacío,<br />
colgados del infinito. Rápidamente comenzaron a penetrar en la parte oscura de la
Luna. El Sol se ocultó bruscamente. No hubo el atardecer multicolor que habían<br />
apreciado cuando daban la vuelta alrededor de la Tierra.<br />
La Luna no tenía atmósfera. Esta última es la encargada de suavizar el brusco<br />
contraste que ocurre cuando la puerta del horizonte se cierra rápidamente ocultando el<br />
Sol.<br />
En ese entorno, el astro rey desapareció completamente. Sin embargo, una lumbre<br />
azulada se perfilaba en ese ocaso maravilloso.<br />
Era la Tierra que todavía los miraba, mostrándoles su gigantesco y luminoso cuarto de<br />
menguante; pero, como vagaba desprevenida, también se la tragó el horizonte lunar.<br />
Los viajeros se encontraban en la más tremenda oscuridad. En la Luna no se veía las<br />
motitas fosforescentes que habían divisado cuando recorrían la parte oscura de la<br />
Tierra. Allí no había ciudades.<br />
UN EXTRAÑO PRESENTIMIENTO<br />
Al mirar hacia el lado opuesto del satélite, se observaba miríadas de estrellas, con sus<br />
ingentes abismos de millones y millones de años luz de profundidad.<br />
En los inmensos desiertos galácticos se levantaban polvaredas de mundos que<br />
vagaban en un Cosmos Eterno e incomprensible para el humano entendimiento.<br />
Sabium, en silencio se preguntaba:<br />
— ¿Somos, los seres humanos, parte de lo más pequeño que existe en el<br />
Universo? o, por el contrario, ¿nuestra mente nos permitirá llegar hasta los más<br />
recónditos abismos del Infinito espacio, por ser nuestra existencia parte de un<br />
inmenso Ser, infinito y eterno?*<br />
Por otra parte, los niños estaban aterrados al sentir el imponente espectáculo<br />
extraterreno. El silente espacio los estremecía. La inmensidad absoluta de los abismos<br />
espaciales los sobrecogía.<br />
Hubo un momento de expectación.<br />
Fue interrumpido por el grito de Matilda que detectó algo anormal.<br />
— ¡Miren!, ¡una fuerte luz!<br />
—Son muchas luces —repuso Dylan— debe ser, allá, en la Luna. ¡Y están<br />
formando una gigantesca cruz!<br />
Titanio en ese instante estaba dirigiendo al parecer unas órdenes mentales a los<br />
controles del Bit-Girox.
La nave fue rodeada, en apariencia, por un gas traslúcido que apenas se percibía por<br />
sus leves reflejos. Era una poderosa coraza magnética que los protegía contra todo<br />
tipo de radiaciones o ataques peligrosos.<br />
Sabium, luego de haber observado el fenómeno, y sin dejar de ocultar su asombro, le<br />
preguntó a Titanio:<br />
— Comandante: por favor, infórmenos acerca de esas extrañas luces que<br />
rápidamente se dirigen hacia nosotros.<br />
*Dios no interviene directamente, en los actos humanos: El dolor no es un<br />
castigo de Dios sino una consecuencia directa del error. Pecado no existe. Existe<br />
la ignorancia que trae consigo el sufrimiento, y existe la sabiduría que trae<br />
felicidad.<br />
Manejamos la energía Divina y con ella nosotros mismos nos elevamos o nos<br />
castigamos.<br />
Dios no es un señor de barbas blancas que juzga, prefiere o castiga, según le<br />
venga a bien. Diminutas son las mentes que conciben un dios tan pequeño. (Si<br />
los toros concibieran un dios lo harían con cachos).<br />
Los actos humanos son controlados directamente por seres del cuarto mundo.<br />
Estos, a su vez, son regidos por seres del quinto y sexto mundo. (Planos,<br />
grados, esferas existenciales, o mundos evolutivos, es lo mismo).<br />
Las religiones cristianas llaman a los citados seres, superiores en evolución:<br />
ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones.<br />
Los orientales, en general, los llaman: semidioses o Devas. Los cosmobiólogos<br />
los llaman: nuestros hermanos mayores del cosmos. De otra parte son llamados,<br />
simplemente, extraterrestres.<br />
No obstante, todos los anteriores seres, citados en los diferentes estados, no<br />
son Dios. Aún van en su busca y, a la vez, ayudando intervienen en actos de los<br />
seres que están en grados anteriores a su evolución.<br />
Los hombres (del tercer plano) estamos obligados a ayudar a los animales.<br />
No debemos asesinarlos cruelmente para llenar nuestros estómagos con sus<br />
cadáveres. Ello constituye un barbarismo que irá desapareciendo a medida que<br />
se disipe la nube de la ignorancia.<br />
Debe recordarse que Dios no vino a salvar al mundo; envió a “Su”<br />
representante:
Cristo, su hijo —un ser del sexto grade evolutivo-.<br />
Nosotros también somos hijos del Gran Todo. Sólo que estamos atravesando la<br />
tercera esfera, aspiramos a la cuarta, y llegaremos a los grados superiores.<br />
Lo anterior demuestra que Dios no interviene directamente en los actos<br />
humanos. Sin embargo, como dijo el apóstol Pablo:<br />
En Dios vivimos, nos movemos y “somos”.<br />
CAPITULO 5<br />
LA GRAN SORPRESA<br />
La familia Sabium se encontraba en el lado oscuro de la Luna.<br />
Ebrios de Galaxias, eclipses, luces y velocidades, sintieron el vértigo de las<br />
profundidades espaciales.<br />
Desde los ingentes abismos del cosmos, un extraño soplo de grandiosidad<br />
penetraba sus cuerpos y les refrescaba el alma.<br />
En forma intempestiva Matilda había dado la voz de alarma. Un inexplicable<br />
enjambre de luces brotaba de la oscuridad lunar. Parecían legiones de terribles<br />
fantasmas de otros mundos que se acercaban.<br />
El comandante daba órdenes mentales al centro de control del Bit-Girox, al tiempo que<br />
Sabium solicitaba información al respecto. Los nervios se relajaron cuando Titanio,<br />
sonriendo, le respondió:<br />
— ¿No las conoces? ¿No te es familiar esa forma de cruz?<br />
Sabium, emocionado, exclamó:<br />
— ¡Las bases lunares ―Alfa‖ y ―Centauro‖!<br />
— Son nuestras: yo participé, desde la Tierra en su construcción. Jamás imaginé que<br />
pudiera verlas tan cerca. Estaba desprevenido. Esto para mí es como un sueño.
BASES ALFA Y CENTAURO<br />
Efectivamente, las más potentes naciones habían iniciado la<br />
construcción de sus propias y gigantescas bases lunares.<br />
Los ―dueños del Mundo‖, unidos por una gran farsa y<br />
egoísmo hacia sus congéneres, habían iniciado la<br />
construcción de las bases, con dineros de los pueblos pero<br />
para el servicio de unos pocos. Querían autoprotegerse en<br />
forma independiente —ellos solamente— en caso de una<br />
extrema contingencia global.<br />
Los científicos, algunos engañados y otros cómplices,<br />
lograron crear las dos gigantescas bases, Alfa y Centauro. Se<br />
dividían ambas por el centro formando una gigantesca y luminosa cruz.<br />
Sabium fue engañado cuando le presentaron el proyecto como un logro científico para<br />
beneficio de la humanidad. Él, desde la Tierra, había diseñado las superbaterías que<br />
suministraban la energía necesaria en las bases. Los poderosos faros de plasma<br />
alumbraban una extensa zona lunar, apreciándose a gran distancia.<br />
Titanio había dado la orden de cubrir la nave con un<br />
campo magnético que absorbía todas las ondas<br />
emitidas por los radares de las bases. En esta forma el<br />
Bit-Girox no podría ser detectado por los astronautas<br />
terrestres que se encontraban en la Luna.<br />
A petición de Sabium sobrevolaron las bases para<br />
apreciarlas en detalles.<br />
El científico no quería perder ningún detalle de las primeras construcciones hechas por<br />
el hombre en otro mundo. Con gran sorpresa pudo divisar la descomunal rueda<br />
trasportadora, que él, fundamentándose en la tecnología Kirova, había diseñado para<br />
que pudiera salvar obstáculos y rodar soberana por superficies llanas.<br />
Él conocía detalles en fotografías de su obra, pero nunca le dieron información<br />
detallada. Asombrado, comenzó a preguntarse:<br />
— ¿Qué van a decir mis compañeros, en la Tierra, y los colegas que se encuentran<br />
aquí en la Luna, cuando les cuente que estuve cerca? No me van a creer. No podré<br />
decirles nada.<br />
— Ya sé por qué algunos astrónomos no ven los ovnis: cuando se encuentran en el<br />
espacio no emiten luz. Además el radar y los radiotelescopios no los detectan porque<br />
poseen un escudo que cancela y absorbe las ondas electromagnéticas sin reflejarlas.
— Ya creo que la gente sí los ha visto. ¡Obvio! Cuando penetran en la atmósfera, el<br />
sistema de navegación gira a una velocidad cinético-lumínica que ioniza el aire y emite<br />
luz.<br />
— ¡Todo está correcto! ya entiendo. A pesar de todo, voy a tener que quedarme<br />
callado; ¡me creerán loco o iluso! Qué pena; así he llamado a los que insistían antes<br />
sobre los ovnis. Debí haber investigado antes.<br />
— Cuando el río suena piedras lleva y este río ya ha sonado lo suficiente durante<br />
mucho tiempo. No le habíamos prestado la debida atención. Al fin y al cabo nadie tenía<br />
pruebas contundentes. Muchas veces los científicos necesitamos ver, oler y tocar para<br />
creer. Nadie nos había traído un ovni hasta nuestro laboratorio para convencernos.<br />
Ahora tampoco me van a creer, a no ser que…<br />
PERFECTO ALUNIZAJE<br />
Un brusco amanecer hizo suspender el pensamiento del científico. El horizonte Lunar<br />
no tenía atmósfera que suavizara el repentino contraste de luz y sombra. Nada de color<br />
azulado, ni arreboles; la Luna estaba ―muerta‖. La vida como la conocemos allí debía<br />
reposar en condiciones artificiales.<br />
El Bit-Girox adquiría una fantástica velocidad al contornear la superficie selenita. El Sol<br />
se erguía rápidamente. Sin vibración, sin ruido, el aparato comenzó el descenso en la<br />
Luna. Los Sabium’s percibían aquel alunizaje como si estuviesen estáticos en un salón<br />
de cine con pantallas colosales que mostraban mundos enteros y reales.<br />
Sin producir ningún sonido, la nave se posó en la Luna.<br />
— Podemos salir —invitó Titanio—, un campo de fuerza nos protege individualmente.<br />
Aprecien un maravilloso y extraño panorama.<br />
Como en un país de maravillas, nuestros personajes se encontraban al borde de una<br />
inmensa roca. No tenían trajes espaciales. Una gran burbuja magnética saturada de<br />
oxígeno los cobijaba y protegía de las mortíferas condiciones de ese mundo artificial.<br />
En la Luna, el peso de sus cuerpos era muy inferior y se sentían ligeros.<br />
Matilda agarró a su padre a la altura de las piernas, lo levantó y dijo: — soy<br />
superman.<br />
Todo transcurría alegremente. Apreciaron el inmenso circo o cráter lunar. Al fondo de<br />
éste se divisan otros cráteres más pequeños. La Tierra se asomaba aparentando ser<br />
una gigantesca luna azul.
— El padre de los planetas arrojaba brillantes y amarillentos rayos sobre las bruscas<br />
protuberancias del satélite formando marcados contrastes de luz y sombra.<br />
REGRESO A LA MAJESTUOSA MADRE TIERRA<br />
Titanio los invitó a entrar en la nave para emprender el regreso a casa. Les había<br />
prometido no demorarlos y ya era las dos de la madrugada. En ese corto lapso habían<br />
vivido una completa odisea jamás soñada.<br />
Abandonaron la Luna. Sus miradas sensitivas se posaban en aquella superficie ―sin<br />
vida‖. A pesar de ser el astro de los poetas y enamorados, desde allí inspiraba frío y<br />
desolación. Las mortíferas radiaciones solares y los terribles proyectiles meteóricos la<br />
azotaban implacables. La valiosa atmósfera la había abandonado no pudiendo albergar<br />
naturalmente vida en la forma conocida.<br />
La hermosa Luna, con su nocturno plata, era cómplice de grandes romances. Más, no<br />
sólo conocía amores: desde su altura también presenciaba odios gigantes.<br />
— Qué lástima —comentó Celesta—, siento tristeza cuando veo un astro sin<br />
atmósfera. El sutil elemento gaseoso es fuente de vida. En cambio, miren la Tierra, ¡es<br />
el planeta más hermoso del sistema solar!<br />
— Sí, ¡sí! —Comentó Sabium, emocionado— ¡Esa es nuestra hermosa morada, ¡miren<br />
la atmósfera que bella la hace lucir!, allí están nuestros hermanos, los quiero a todos,<br />
lástima que estén tan equivocados. Cuando regrese diré lo que he visto y les predicaré<br />
que debemos cuidar esa joya porque es un milagro de la Vida toda.<br />
— Somos el resultado de miles de años de evolución y no echaremos a perder todo<br />
ese trabajo por egoísmo. Desventurado el que no tiene quién lo amoneste cuando lo<br />
necesita. Ahora aconsejaré a mis hermanos. ¡Es la hora!<br />
— A mí me invade un huracán de alegría. No existe hombre, por malo que parezca,<br />
que no tenga cualidades. Aún es tiempo de cambiar. Todos valen la pena.<br />
— En el cosmos existe un orden maravilloso y todo tiene un definido propósito: los<br />
seres se encaminan al bien y la perfección.<br />
— Tenemos a nuestra disposición el conocimiento divino. No más preocupaciones por<br />
las cosas pequeñas: es nuestra la inconmensurable grandeza del Universo.<br />
RELAJACIÓN<br />
Titanio comprendió que Sabium estaba excitado y los invitó al salón de descanso en<br />
donde se acomodaron de nuevo en las deslumbrantes sillas. Sabium preguntó:
— Comandante, estos sillones son de una sola pieza. Están hechos de un<br />
extraordinario material que nosotros no conocemos.<br />
— Tú ya lo conoces —afirmó Titanio—: están hechos de Magnetryón.<br />
Sabium sorprendido exclamó:<br />
— ¡Cómo puede ser!<br />
Sí —afirmó el comandante—, su uso es ilimitado. No te alteres amigo; ya tendremos<br />
tiempo de profundizar sobre tu maravilloso descubrimiento el cual no debes enséñalo a<br />
los hombres actuales porque lo utilizarían para la guerra.<br />
Por ahora les vendría a ustedes un buen descanso; han recibido muchas emociones<br />
seguidas y es prudente un poco de relajación.<br />
Todos aceptaron la sugerencia de Titanio y comenzaron a relajarse sobre los cómodos<br />
asientos. Se escuchó un murmullo melodioso que refrescaba la mente.<br />
Era el susurro de los astros en sus rítmicos movimientos. La armonía de las esferas<br />
celestes estaba siendo traducida a una música que aún no conocemos pero<br />
llegaremos a conocer (música óptica).<br />
La nave se deslizaba silenciosa con dirección a la Tierra. Dylan no veía la hora de<br />
llegar para contarles la gran odisea a sus amigos de la metrópoli.<br />
UNA TERRORIFICA VISIÓN<br />
Un aire de paz y tranquilidad se respiraba en aquel ambiente. Una sinfonía de sonidos<br />
cristalinos contrastaba con armónicas dermistrónicas que invitaban a la distensión<br />
hipnótica. Matilda se había dormido completamente y una tenue luz púrpura daba al<br />
ambiente un toque de evocación paradisíaca.<br />
¡De repente!, Sabium emitió un fuerte grito de terror. Sus ojos desorbitados se le<br />
querían salir. Extendió los brazos y estiró sus dedos en actitud de espanto.<br />
Matilda dio un salto, y al ver la expresión de su padre reventó en llanto. Titanio y<br />
Celesta corrieron a auxiliarlo.<br />
Sabium llevó las manos a su cara y se retorció. Sintió hervir la sangre y sus venas se<br />
hincharon; una sombra velaba su semblante.<br />
— ¡Papá¡, papá despierta: tienes una horrible pesadilla —gritó Dylan—.
Esta escena fue muy dura para los niños. En ninguna ocasión habían visto llorar a su<br />
padre, y en esta oportunidad lo hacía como si fuese un niño. Difícilmente comenzó a<br />
hablar:<br />
— Ac… acabo de ver algo espantoso: a millones de seres se les iba la vida.<br />
Los vi pidiendo ayuda. Vi cómo clamaban al cielo rogando el perdón, hombres,<br />
mujeres, madres y niños.<br />
Celesta tomó las manos de Sabium y, con su dulce voz, le dijo:<br />
— Tranquilícese, cálmese por favor… fue una horrible pesadilla.<br />
En ese instante comenzaron a sonar las alarmas del Bit Girox y se escuchó un<br />
llamado.<br />
Sin pérdida de tiempo Titanio subió al compartimiento de mando y allí comprendió lo<br />
que ocurría. Acto seguido, se dirigió a los 144 mil extraterrestres que conformaban su<br />
formidable flota:<br />
—Atención a todos los Bit Girox:<br />
alarmas al rojo, máxima velocidad.<br />
— Rodeen la Tierra de inmediato y<br />
tomen sus posiciones de auxilio.<br />
Ocurrió lo que esperábamos… y<br />
temíamos:<br />
— Se desató en la Tierra, con infernal<br />
furia, ¡la temible guerra atómica!<br />
ADVERTENCIA: No obstante este libro haber sido escrito en el género literario de<br />
ficción científica, dado las fuentes extraordinarias de donde se extrajeron sus datos, el<br />
autor advierte que todos los sucesos ocurrirán punto por punto y detalle por detalle.<br />
Infortunadamente nada se puede hacer para que esto no ocurra… ya se llegó al tiempo<br />
de no regreso.<br />
Por razones tan evidentes, los invitamos para que examinen con atención los<br />
próximos capítulos que informarán, detalle por detalle, los senderos por los<br />
cuales indefectiblemente tendremos que atravesar, y los momentos que<br />
tendremos que vivir en los próximos años.
CAPITULO 6<br />
EL GRAN CRUJIDO<br />
Los gobernantes del “egomundo” se empeñaban en mantener una falsa paz con<br />
el llamado equilibrio del terror. Se habían saturado de terroríficas armas y ya no<br />
podían controlarlas. Los países, “de menos”, poseían cohetes transcontinentales<br />
con cabezas múltiples de cargas atómicas.<br />
Estos eran simplemente los restos que dejaban las superpotencias. Cierto país<br />
súper avanzado se había “civilizado” más, al haber logrado ubicar en el espacio<br />
—sin que otros lo supieran— un satélite-bomba que, orbitando la Tierra, estaba<br />
listo para descender implacable con su incontenible energía destructora sobre<br />
cualquier lugar de la Tierra.<br />
En verdad, y hasta cierto punto, la estrategia funcionaba muy bien: todos se temían y<br />
ninguno declaraba la guerra. Sabían que era tan fácil como peligroso un<br />
enfrentamiento de ese tipo. Con tan tremendos adelantos técnicos no necesitaban<br />
ejércitos, tanques ni barcos.<br />
Todo era electrónico. Bastaba con apretar unos cuantos botones y… todo quedaría<br />
consumado. Gracias a Dios nadie tuvo la desgracia de haber manipulado esos<br />
botones. Hubo una ridícula falla técnica y…<br />
¡Se apretaron solos!<br />
EL QUE JUEGA CON CANDELA<br />
Fue así como, en la madrugada de un fatídico día, los habitantes de una gran metrópoli<br />
“no volvieron a ver la luz de nuestro Sol‖.<br />
―Otro Sol‖, de enfurecidos núcleos atómicos, los visitó primero y, tan cerca, que los<br />
calcinó a todos. Fue una potente bomba atómica mega destructora:<br />
Solo un tremendo crujido escucharon las almas que pasaron a otra dimensión de<br />
existencia.<br />
Dicha bomba había sido colocada en un satélite y controlada por una computadora que<br />
no la dejaba bajar sin previa orden del alto mando.<br />
—“Es imposible que falle y es garantía la paz:” —afirmaban sus amos. Sin<br />
embargo, como ladrón en la noche, tomó desprevenidos a los hombres.
No por error humano directo, sino por una absurda falta, aquella bomba se cansó en el<br />
espacio y se decidió bajar al punto exacto que le habían asignado, adelantándose a la<br />
orden del alto mando.<br />
Quiso, calentar un poco a los quince millones de habitantes de la gran metrópoli, con<br />
tan mala suerte que se sobró en calor y… ¡los mató a todos!<br />
Carne y huesos no resistieron los 25 millones de grados centígrados. ¡Fue una brusca<br />
caricia del infierno! Toda la ciudad vomitó fuego como un Volcán en cólera.<br />
¡QUE DESGRACIA! ALGO FALLO<br />
Un insignificante aerolito rozó la bomba que se encontraba en órbita y las<br />
computadoras en Tierra interpretaron la novedad como señal de agresión: Sin<br />
conciencia, sin sentimiento y sin vacilación, dirigieron esa arma terrorífica sobre la<br />
principal ciudad del mundo.<br />
Lo que fríamente habían programado, calurosamente dio sus frutos.<br />
El famoso teléfono de línea directa, existente entre varias potencias, estaba bueno;<br />
lástima que no hubo tiempo para llamar.<br />
Todo ocurrió en forma intempestiva. La Tierra gozaba, en esa época, de una relativa<br />
paz y seguridad comercial. La poderosa bomba se lanzó incontenible, a una fantástica<br />
velocidad y con una precisión increíble guiada por rayo láser, sin dar tiempo a la<br />
defensa. 15 millones de muertos en una fracción de segundo. Todo funcionó a la<br />
perfección: ―un gran orgullo de la técnica moderna‖.<br />
De las 10 mil guerras que se había contabilizado en la historia de la humanidad, ésta,<br />
la última, no ocurrió como las anteriores: Antiguamente el hombre se llenaba de un<br />
terco valor, superaba en fiereza a los animales salvajes y luego resultaban héroes,<br />
vencedores y vencidos.<br />
Aquí nadie ganó. ¡Todos perdieron! Aun los poderosos perecieron indefensos como<br />
débiles mariposas en un incendio forestal.<br />
ALARMANTE NOTICIA<br />
Escasos minutos después de haber ocurrido la lamentable tragedia, las ondas<br />
encargadas de la radiocomunicación mundial vibraron como nunca, En 10 escasos<br />
minutos los supervivientes en todo el mundo estaban en pie con un nudo en la<br />
garganta que difícilmente los dejaba hablar.<br />
Se preguntaban: ¿Qué fue? Pero… ¡Si no estamos en guerra! ¡Murieron 15 millones<br />
de personas! Nadie daba respuesta alguna.<br />
El asunto no terminó aquí. Apenas era el comienzo de dolores y aflicciones. El nudo<br />
que tenían en la garganta se cambió por una soga al cuello que les hizo brotar los ojos
y abrir al máximo la boca, cuando escucharon —¡urgente!,<br />
¡Urgente!, ¡fue destruida la segunda ciudad mundial: Se calcula en 25 millones<br />
los muertos: se desató, con toda su fuerza, la gran guerra atómica.<br />
LOS HECHOS<br />
La humanidad comenzaba a vivir los momentos apocalípticos en forma aún más<br />
espantosa que lo revelado al apóstol Pablo en la isla de Patmos y superó el terrorífico<br />
infierno de Dante Alighieri.<br />
En estos instantes los hombres ¡gustosos! se enfrentarían más bien a los dragones y<br />
bestias salvajes, que luchar contra la atronadora furia desatada por los núcleos<br />
atómicos enloquecidos fustigados por la rabia ciega de las máquinas humanas.<br />
En esta tecnológica época era todo autocontrolado, autodirigido y autoprogramado por<br />
los servomecanismos electrónicos, ―muy seguros por cierto‖… muy sensibles por<br />
desgracia.<br />
Los sistemas estaban encadenados y ese primer error originó una contestación<br />
inmediata por parte de la potencia atacada. Esto, como antes se dijo, ya estaba<br />
fríamente calculado con mucha anterioridad.<br />
Así, la segunda ciudad del mundo fue totalmente destruida, 15 minutos después de la<br />
primera explosión, en forma automática; es decir, sin la orden de algún jefe militar.<br />
Los principales dirigentes y políticos, de esta última, murieron en el preciso instante<br />
que comenzaban a preguntarse qué había pasado y qué debían hacer.<br />
GUERRA ATOMICA SIN DIRIGENTES<br />
Un grave acorde, de infinitas voces lastimeras, se elevaba al cielo en pos de<br />
clemencia.<br />
Los mandatarios de las dos grandes potencias no existían. Sus cuerpos se habían<br />
convertido en un plasma gaseoso más sutil que el aire. Asimismo, los seguros palacios<br />
de gobierno habían sido borrados completamente, no quedando de ellos ceniza sobre<br />
ceniza.<br />
Después de ocurrido la conflagración, en diferentes puntos de la Tierra se corrió la<br />
vegetación y brotaron como hormigueros complejas bases militares ocultas en el<br />
follaje:<br />
Gigantescos cohetes intercontinentales asomaron sus narices, infectadas por la<br />
horripilante gripe atómica dispuestos a sonarse en cualquier lugar de la Tierra.<br />
…así lo hicieron.
Ciertamente hubo guerra tecnológica entre las bases militares que se intercambiaban,<br />
mano a mano, los mejores y aerodinámicos modelos infernales. ―Gracias a la técnica<br />
moderna de esta supercivilización todo funcionó a las mil ―maravillas‖.<br />
Afortunadamente, por decirlo así, la detestable estrategia militar estaba orientada más<br />
a la destrucción de objetivos militares que de ciudades.<br />
UN RELATOTERRORIFICO Y ESCALOFRIANTE<br />
En bases de guerra y puntos estratégicos, se levantaban rabiosas trombas de<br />
elementos radiactivos de miles de millones de grados de temperatura.<br />
Retumbando incontenibles, se lanzaron sobre la cabellera asustada de las selvas<br />
devastando enormes áreas vivientes. Cedros milenarios se abatían sobre el monte.<br />
Espesos bosques, que habían costado a La Naturaleza miles de laboriosos años,<br />
fueron villanamente asesinados quedando zonas abruptas y sin vegetación.<br />
La tierra se abrió en grietas y pesadas rocas se desplomaron hacia un temible foso sin<br />
fondo. A muchos hombres se los tragó ese abismo. Menos mal que esto no les causó<br />
dolor ni espanto: ¡Ya estaban muertos!<br />
Sonidos de cataclismos y vibraciones estrepitosas estremecieron las rocas y<br />
ensordecieron a los conscientes. Los ríos, henchidos de ceniza humana, sorprendieron<br />
a la mar haciéndole erizar sus olas plañideras.<br />
Una colosal bola de fuego cayó al océano y sacudió violentamente su apacible<br />
inmensidad: Un rugiente maremoto se irradió en todos los sentidos., Nubes galopantes<br />
semejaban centauros de otros mundos. Por vez primera apacibles cumbres de nieves<br />
eternas sudaron frío.<br />
Fue tan espantosa la tragedia que los vivos envidiaban a los muertos. El mundo estaba<br />
sordo de rugidos infernales y de colosales estampidas atómicas, producto de las<br />
bombas que penetraban hasta el adolorido centro ígneo de la Madre Tierra.<br />
La Naturaleza había sido herida de muerte. Este fue el remate que los hombres le<br />
dieron, después de haberla maltratado por mucho tiempo. De este modo, la brutal<br />
tecnología, dirigida por soberbios locos, ganó su examen final.<br />
Por último se oyó un terrible crujido en el abismo…<br />
Fue el eructo inmundo y asfixiante del demonio que se retiraba hastiado de ver tanta<br />
carne quemada. Se cumplió la profecía bíblica que habla acerca de los últimos<br />
tiempos;<br />
“Habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el<br />
principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. Mateo 24: 21.<br />
“Los hombres desmayaron por el temor y la expectativa de las cosas que vienen<br />
sobre la tierra habitada”. Luc 21:26
-Angustia de naciones- “no conociendo la salida a causa del bramido del mar y<br />
de su agitación”. Lucas 21:25<br />
ACLARACIÓN IMPORTANTE: El autor advierte que el gran crujido puede<br />
sobrevenir por dos razones diferentes, o por ambas desatando una a la otra. La<br />
primera sería un conflicto nuclear como el que relatamos como accidente, mas<br />
no tiene necesariamente que ocurrir así… Se estima que va a ocurrir<br />
deliberadamente.<br />
La segunda causa que desatará indefectiblemente el gran crujido o bomba<br />
humana es, simplemente, un fuerte aumento inusitado en el precio del petróleo<br />
del cual se sabe —sin que exista la menor duda por parte de los expertos<br />
mundiales— que tiene que ocurrir.<br />
En contados años comienza la repartición de las últimas reservas petroleras por<br />
parte de los “dueños del mundo”. Querrán arrebatarle la hegemonía al dólar<br />
como cotización global del barril de crudo, y EEUU no puede permitir esa<br />
humillación con el consecuente descalabro económico de magnitud catastrófica.<br />
EEUU, aparte que es el país más endeudado de la Tierra y, como auto-policía del<br />
mundo, tiene mil problemas costosos e insolubles, no sabrá que hacer<br />
diplomáticamente al respecto: pero si sabe que cuenta con las mejores armas…<br />
Señores optimistas infundados: esto es una palpitante realidad, no un acto de<br />
pesimismo.<br />
La gasolina en las ciudades será escasa y la gente se matará por conseguirla.<br />
¿Cómo hacerle entender a mis hermanos que ahora podemos hacer algo pero<br />
dentro de contados años: nada que hacer?, ¿Cómo hacerles entender que<br />
debemos cavar un pozo antes de tener sed?<br />
ESTALLA LA GRAN BOMBA HUMANA: EL GRAN CRUJIDO<br />
Sabios y sociólogos, quienes profundamente han conocido el comportamiento humano,<br />
temen más a una desorbitada reacción de la masa, que a las mismas armas<br />
creadas por el hombre.<br />
La muchedumbre, conformada por muchos cuerpos pero con una sola cabeza sorda y<br />
bruta, sube reyes, fabrica héroes, baja tiranos, perdona o condena, y, en su última<br />
modalidad conocida, estalla. Sus detonantes son la confusión, el hambre, el miedo y la<br />
desesperación por sobrevivir. Su mecha es la ocasión.
Remontando el curso de la historia, todos recordamos aquel día en que la gente<br />
caminaba rutinariamente por la ciudad de New York —metrópoli orgullosa de su<br />
cultura, comercio y técnica—, cuando en la noche los electrones dejaron de circular<br />
por las líneas de alta tensión.<br />
Se produjo un dramático efecto: De la oscuridad brotaron atracos, robos, violaciones,<br />
asesinatos, incendios, saqueos, destrucciones y mucho más relatado en dos gruesos<br />
libros que fueron publicados. Todo fue originado por la explosión de la masa en un<br />
momento oportuno.<br />
Si esto ocurrió en una ciudad ―civilizada‖, y por un simple apagón, no se extrañen ni se<br />
llenen de espanto al leer la descripción de lo que pasó en el mundo inmediatamente<br />
después del primer desastre atómico.<br />
Debido a las agencias noticiosas —que no se les escapaba nada y exageraban todo—,<br />
los boletines extraoficiales cubrieron los cuatro puntos cardinales anunciando la<br />
aniquilación total de la capital principal:<br />
¡Atención! ¡Atención!<br />
—Todos los habitantes calcinados y existe amenaza para el resto de la población<br />
mundial... ¡aquí puede ocurrir lo mismo!<br />
Estas noticias duraron poco. Se fueron desvaneciendo, no porque gobierno alguno<br />
hubiese silenciado a los locutores. Simplemente ellos sintieron pánico y abandonaron<br />
sus micrófonos en busca de protección.<br />
ABANDONO DE LAS CIUDADES<br />
Fue tanto el terror que cundió por todas partes, que la gente, histérica, bramaba en las<br />
calles. La situación era inenarrable. Los gobernantes y políticos no dispusieron del<br />
ejército para controlar la situación. El instinto de conservación los mantenía ubicados,<br />
con sus familias, en los flamantes refugios subterráneos construidos únicamente para<br />
ellos con el dinero de todos.<br />
Además, ¿qué podría hacer un ejército contra una bomba atómica? Los soldaditos<br />
huían despavoridos de sus cuarteles dejando a un lado el pesado fusil de rayos láser<br />
que les impedía correr.<br />
Estas mismas circunstancias ocurrían en todas las congestionadas urbes del planeta.<br />
Y, de este modo, comenzó el triste éxodo hacia los campos. El primer pensamiento,<br />
que recorrió la mente de la masa, fue abandonar las ciudades<br />
Lo más rápido para ir al campo era el automóvil: el gran contaminador del siglo veinte y<br />
comienzos del veintiuno los sacaría del apuro. Todos querían arrancar al mismo
tiempo, con tan mala suerte que la congestión fue total: cada uno quería salvar primero<br />
su pellejo y el de los suyos.<br />
En un principio resonaron pitos y sirenas. El bullicio ensordecedor contribuyó a<br />
aumentar más la tensión y el desespero. En una hora hubo más choques y accidentes<br />
que en los últimos 10 años. Calles y carreteras adyacentes se convirtieron en largas<br />
culebras de chatarra que despedían humo… y sangre.<br />
Como consecuencia surgieron las peleas de vecino contra vecino y amigo contra<br />
amigo. Los saqueos fueron totales: los ambiciosos, en brutal desenfreno, arrasaron los<br />
bancos que habían quedado abiertos y abandonados. Sacaron el dinero y, como locos,<br />
se cubrían con él en un último intento de complacer sus anhelos frustrados.<br />
Las armas relucían y las balas se agotaban tratando de solucionar los millares de<br />
conflictos que se sucedían. A la voz de la guerra, las fábricas fueron desocupadas,<br />
dejando motores y calderas a la deriva. Más tarde explotaron causando tremendos<br />
incendios.<br />
¡El colapso fue total!<br />
Después de la congestión los vehículos quedaron inutilizados y amontonados en las<br />
vías. Los hombres en desbandada huían a pie formando espantosos ríos humanos de<br />
desesperación. Cada 10 pasos se encontraba un histérico, un herido o un muerto. Lo<br />
más triste del caso, era ver madres llamando a gritos a sus desaparecidos hijos…nadie<br />
respondía.<br />
Sus lamentos los ahogaba el bullicio tumultuoso de la masa que, en ese momento,<br />
hacía la más terrible detonación de la historia: ¡La bomba humana había explotado!<br />
RESULTADOS DEL EGOISMO<br />
El egoísmo dio sus diabólicos frutos: desorden, confusión y muerte. Los poderosos de<br />
las ciudades, los altos jefes de sólidos emporios financieros —dedicados a negociar el<br />
sudor ajeno—, explotadores y los explotados se confundían en la triste retirada hacia<br />
los campos para implorar la protección del humilde campesino, al cual siempre le<br />
habían negado todos los derechos, menos el de elegir el mandatario que los seguirían<br />
explotando más.<br />
Ahora sí se darían cuenta aquellos hombres que se vestían de petulancia y se<br />
adornaban con soberbia, lo débiles que eran. Quienes por tanto encumbrarse les daba<br />
vértigo mirar hacia el humilde, ahora se arrastraban para besar la tierra que pisaba el<br />
campesino.
La verdadera riqueza en esta ocasión la tenían los sencillos hombres de campo,<br />
amantes de la Naturaleza que producía frutos. En cambio, en las ciudades se<br />
maltrataba la tierra y se producía smog.<br />
Los rudos campesinos al verse atacados por la muchedumbre hambrienta y<br />
desesperada, utilizaron sus machetes para cortar cabezas con la misma destreza y<br />
fuerza con que cortaban las raíces.<br />
Uno de los efectos más curiosos de este peregrinar, fue ver cómo el dinero comenzó a<br />
perder su mágico efecto. Nadie vendía a ningún precio lo poco que tenía. Las gruesas<br />
chequeras y las flamantes tarjetas de crédito perdieron su encantamiento artificial.<br />
Rico era quien tuviese cobija, algo de comida, y una buena arma para defenderse. Lo<br />
anterior ocurrió en todas las congestionadas urbes del planeta. En esta forma<br />
transcurrió ese eterno y dramático día.<br />
Un silencio de muerte y desolación se dilataba sobre la agrietada esfera terráquea.<br />
El Sol se tornó rojo y comenzó a ocultarse.<br />
¡Se sonrojaba de la vergüenza que sentía al ver estas cosas!<br />
Los primeros 6 capítulos del presente libro, lejos de ser negativos, alertan de una<br />
realidad inminente, imposible de que no ocurra, porque obedece a una causa que<br />
ya se consumó y está produciendo un efecto imparable que ya se inició.*<br />
*Concretamente la superpoblación, el final del petróleo, la escasez de energía,<br />
agua y alimentos, la contaminación, las pandemias, el sida , el cáncer y el<br />
aumento incontrolado en las enfermedades degenerativas y auto inmunes, el<br />
terrorismo y la piratería, la tecnología como única visión y valor de la vida, el<br />
desespero en pos del dinero a toda costa…<br />
Sin embargo, los 6 capítulos restantes de este libro toman un giro inusitado, los<br />
ilumina una visión positivista tramada en una deliciosa historia extraterrena,<br />
narrada en el género literario de ficción científica. Adelante:
CAPITULO 7<br />
EL BIT-GIROX<br />
Los pálidos reflejos del ocaso se extinguían lentamente.<br />
El Sol besó el horizonte herido y, para no sentirse cómplice, se lanzó al abismo.<br />
El mar estaba embravecido. En su inmensidad violenta chocaban las olas en<br />
pugna. Una atmósfera aplastante y rojiza cubrió la eterna noche.<br />
Mientras estos tristes hechos ocurrían en la Tierra, el ovni y sus tripulantes se<br />
encontraban de regreso del viaje lunar.<br />
Sabium, en lo profundo de su ser, había sentido el clamor de sus congéneres. Se<br />
despertó en él, en forma extraordinaria, el sexto sentido que aún dormita en el interior<br />
de los hombres: ¡La clarividencia!<br />
Sabium fue llevado con urgencia a la sección de enfermería del Bit-Girox. Allí fue<br />
encapsulado en un campo de fuerza Magnetryónica y con vibraciones biorritmicas lo<br />
hicieron penetrar en un profundo sueño.<br />
Pronto necesitaría todas sus energías y cualidades. Por el momento no podía hacer<br />
nada. Celesta y Galaxia se encargaron de tranquilizar a los niños infundiéndoles valor<br />
para afrontar los hechos. Debían ayudar a su padre.<br />
Titanio asumió el mando y puso en marcha un efectivo plan de ayuda, ya previsto.<br />
Tenía órdenes de no intervenir en el desenvolvimiento natural o inherente en los actos<br />
humanos, pudiendo, sí, ayudar de una manera secundaria.<br />
Por tanto, dio la siguiente orden:<br />
—“Atención todos los BIT-Girox: sitúense en los puntos contaminados por las<br />
bombas y, utilizando haces aspertriónicos, absorban las nubes radioactivas que<br />
amenazan con exterminar por completo a la humanidad.<br />
Efectivamente, todo el veneno y los gases letales, depositados en el aire por las<br />
explosiones atómicas, fueron succionados sometiéndolos a un tratamiento
egenerador, para luego devolverlos a la atmósfera en forma de oxígeno y gases<br />
inertes.<br />
De no haber sido así, los vapores energéticos plagados de rayos gama habrían<br />
repercutido de un modo catastrófico sobre la masa genética de los vivientes.<br />
Recordemos que a cada terrícola le correspondían cinco mil toneladas de dinamita<br />
para su segura destrucción.<br />
Los extraterrestres salvaron de una muerte lenta y cruel a todas las criaturas existentes<br />
en la Tierra. De esta ayuda los hombres no se percatarían hasta pasados varios días.<br />
Sabium no fue despertado del tratamiento a que era sometido hasta el día siguiente.<br />
Titanio sabía que, en esos momentos la mejor ayuda que podía brindar a los hombres<br />
era mantener al gran sabio vivo y con todas sus energías físicas e intelectuales<br />
acumuladas.<br />
Durante el día los niños fueron sometidos a tratamientos similares. Ellos debían apoyar<br />
a su padre, alentándolo en las decisiones que debía tomar, para salvar a su mundo de<br />
la hecatombe final. En esta forma la familia Sabium se encontraba en un profundo<br />
sueño tranquilizante y reparador. Realmente era lo mejor.<br />
Regresar a la Tierra en esas circunstancias significaría un peligro inminente para sus<br />
vidas, serían presos de la confusión y el miedo que allí reinaban.<br />
Cualquier gobernante o caudillo que tratara de aplacar con su voz a las turbas que<br />
aullaban de pánico y terror, equivaldría a tratar de calmar el furor de una tempestad<br />
interponiéndole un pañuelo.<br />
Sabium, a la hora propicia, sería despertado y orientado para poder dirigir a sus<br />
hermanos.<br />
BREVE COMENTARIO<br />
La desintegración atómica constituye una reacción en cadena. Igualmente los sistemas<br />
electrónicos y servomecanismos, que gobernaban el material bélico destinado por los<br />
hombres para su autodestrucción, se activaron en cadena.<br />
Las bombas que destruyeron a Hiroshima y Nagasaki, en la segunda guerra mundial,<br />
eran armas de juguete comparadas con las bombas mega-asesinas de las primeras<br />
décadas del tercer milenio. Su poder de destrucción se había multiplicado por mil.<br />
11 bombas atómicas hicieron blanco. La mayoría en zonas militares y no en ciudades.<br />
Sus efectos terroríficos dieron origen a la confusión de indefensos seres. Enloquecidos<br />
e incontrolados que huyeron hacia los campos.
Las muertes producidas directamente por las bombas, por decirlo así, solo fueron 49<br />
millones de calcinados. En cambio, la bomba humana, creada por el pánico, originando<br />
el apiñamiento, la violencia, el desorden, accidentes, incendios y asesinatos, había<br />
quintuplicado esa cantidad de muertes, convirtiéndose, por este hecho, la bomba<br />
humana como la más terrorífica de las armas que hacen explosión.<br />
El saldo total de desaparecidos fue colosal: 250 millones de personas cerraron, con<br />
broche de sangre, la guerra número diez mil de esta triste era de ignorancia.<br />
No seria en vano: El dolor es un bálsamo benéfico que une a los hombres, y éstos, con<br />
ojos desorbitados, habían visto escenas sin nombre que congelaron la sangre al más<br />
valiente y destrozaron los nervios del más osado:<br />
Rasgados tímpanos habían escuchado el grito profundo de la Tierra que se lamentaba<br />
desde sus entrañas; habían percibido el desesperado aullido del viento que gemía<br />
entre las ramas; y lograron oír el bramido de la mar que lloraba agitando con<br />
desespero sus olas plañideras.<br />
Comprendieron que la Tierra era un ser vivo, y fue ahí cuando se escuchó el lamento<br />
de Dios entre las almas.<br />
¡Hubo una llovizna refrescante!, eran las lágrimas que vertía La Naturaleza herida.<br />
Desahogaba así su inmenso dolor.<br />
Esta era la ocasión que se esperaba. Estas eran ―aquellas cosas‖ que habían<br />
profetizado dos mil años atrás: como se lanza la pantera asesina sobre un cabrito que<br />
pasta desprevenido, así se sorprenderían los hombres en el momento en que<br />
estuviesen pregonando una falsa paz y seguridad.<br />
Este fue el fin de la edad sombría y, a la vez, el comienzo de una nueva era llena de<br />
luz, paz y amor donde los justos se encargaron de administrar la Tierra.<br />
Los que estudiaban libros de civilizaciones desaparecidas bien sabían que un cambio<br />
repentino tenía que ocurrir. Otras personas inteligentes, de mente despierta, sin recurrir<br />
a los libros proféticos intuían lo mismo y comentaban:<br />
—―Esto no puede continuar de esta manera, algo va a reventar algún día‖ Así pasó. Se<br />
cumplió la promesa anunciada después del diluvio: ―Ya no vendría del cielo un castigo‖.<br />
Al contrario,‖ de lo alto vinieron‖ a ayudarnos.<br />
A pesar de todo, en la época anterior al gran golpe, pocos aceptaron la ayuda. Durante<br />
varios años extrañas luces se observaban en el firmamento. Quienes confiaron,<br />
tuvieron contacto con ―ellos‖, fueron instruidos y separados a tiempo. (Ver libro<br />
―Revelaciones de un Extraterrestre‖).
En cambio, la turba fanática y perniciosa terriblemente diezmó su masa…<br />
Ellos mismos se castigaron.*<br />
*(EXPERTOS CONCEPTUAN QUE, SI EL COLAPSO SE PRESENTA EN FORMA<br />
GLOBAL —COMO SE TEME, YA QUE LA ECONOMÍA ESTA UNIDA Y TODOS LOS<br />
RECURSOS SON INTERDEPENDIENTES— NO PARARÁ LA HECATOMBE HASTA<br />
NO HABERSE ANIQUILADO MUTUAMENTE 6 MIL MILLONES DE PERSONAS.)<br />
Piense, la persona más optimista y recursiva, qué ocurrirá en una ciudad a la<br />
cual le sea suprimida la gasolina durante más de tres días… pues el petróleo<br />
pronto se irá sin falta para jamás volver. En tanto las ciudades continúan<br />
creciendo a un ritmo incontenible.<br />
ANÁLISIS DE LO OCURRIDO<br />
Los venenosos vapores del odio hicieron fatal efecto. La humanidad navegaba en el<br />
océano del conformismo y su barca, hecha de egotismo, naufragó.<br />
El mundo estaba sin gobernantes. Los presidentes de las dos grandes naciones habían<br />
quedado pulverizados junto con sus ciudades capitales.<br />
Los refugios, para ellos construidos con toda la seguridad posible, en caso de un<br />
anuncio de guerra nuclear, funcionaron perfectamente, no quedaron destruidos.<br />
Lástima que no hubieran estado ocupados por sus amos para haberles brindado la<br />
protección debida.<br />
En este caso ninguna nación declaró la guerra. Los humanos dormían cobijados por<br />
las armas y su tranquilidad consistía en el perfecto balance o equilibrio entre ellas.<br />
Habían confiado a computadoras, casi humanas, la dirección de aquellas bombas: ―El<br />
hombre construyó una máquina que luego lo traicionó‖.<br />
Los dirigentes y políticos de las otras naciones se confundían en desespero mezclados<br />
con la muchedumbre. Los más importantes se encontraban en los refugios sin saber<br />
qué hacer.<br />
La gente corría en desbandada hacia los campos en busca de protección. Fue idea de<br />
algunos y aprobada inmediatamente por el resto, dando cumplimiento al antiguo dicho:<br />
―¿A dónde va Vicente?, ¿a donde va toda la gente?<br />
El anterior es el principal defecto que no deja despegar a las personas del ―común y<br />
corriente‖. Los que aprueban el sentir de la masa no logran salir de la ignorancia.<br />
Quien sigue al vulgo es un vulgar y no se da cuenta que está siguiendo al gran maestro<br />
del error.
La turba es fanática y supersticiosa, siendo sus ideas perniciosas. Y, dentro de la turba,<br />
van todos los conformistas. La muchedumbre aprueba la maldad con tal que otras<br />
personas la aprueben. Y dentro de la muchedumbre, van todos los ―común y corriente‖.<br />
HIRIENTES SARCASMOS<br />
Las almas encarnadas invadían los campos y el Sol no quiso acompañarlos más. Se<br />
enfrentaron a una noche espesa llena de incertidumbre. En las ciudades continuaba el<br />
saqueo. Allí, infortunados que no temían encontrar la muerte, se divertían a manos<br />
llenas con lo que siempre habían soñado tener: dinero, joyas y lujos.<br />
Presos, vagabundos, asesinos y drogadictos eran dueños de elegantes mansiones<br />
abandonadas.<br />
En almacenes y supermercados abandonados encontraban en abundancia todo lo que<br />
la sociedad siempre les negó.<br />
En cambio los potentados se encontraban en el campo, sin provisiones, sufriendo<br />
terriblemente las amarguras de una absurda guerra. El miedo los tenía sin techo, sin<br />
protección, sin agua, sin ley y en medio de un desconcierto total.<br />
Nadie se atrevería a volver a la ciudad. Masas humanas estaban pendientes de la<br />
radio, en espera de alguna noticia oficial que les informase un plan a seguir.<br />
Algunas emisoras aún funcionaban. Habían quedado con una programación grabada<br />
para mucho tiempo y, en mala hora, herían de muerte el alma de aquellos que las<br />
escuchaban:<br />
—“En esta hermosa noche baile al son de nuestra música candelosa; ritmo y<br />
alegría en este sabroso fin de semana”.<br />
La sociedad de consumo, con sus grandes inversiones en propaganda radial<br />
programada, torturaba a los atribulados seres con el filo del sarcasmo: —―Aprecie la<br />
suavidad de nuestro colchón marca XX. Esta noche disfrute del banquete en su<br />
elegante hotel -ambiente refinado-“.<br />
Los ambiciosos se movían como dantescas sombras humanas, fustigados por los<br />
truenos que retumbaban continuamente en una atmósfera alterada. En estas<br />
condiciones los hombres permanecieron inermes, vencidos por esa espesa noche que<br />
los manchaba con su negrura y quería tragárselos.<br />
LA ESPERANZA NO SE PIERDE<br />
Los atormentados humanos seguían escuchando la radio a la espera de alguna voz de<br />
aliento. ¿Quién podría emitirla?
Nadie lo sabía. Ni los mismos dirigentes creadores de las bombas que, refugiados bajo<br />
tierra como gusanos miserables no sabían exactamente lo que había pasado.<br />
Temblaban como hojas secas y no escuchaban el aullido de la marea humana.<br />
Miembros de las principales agencias noticiosas se encontraban muertos o, quizás, en<br />
los campos, también a la caza de alguna<br />
noticia redentora para ellos mismos.<br />
UN REFRESCANTE ALIVIO<br />
Los primeros rayos matutinos rompían las<br />
tinieblas. Era las cuatro de la mañana.<br />
¿Vendría otro eterno día lleno de<br />
incertidumbre? ¡No! La humanidad no<br />
resistiría más.<br />
El despertar del alba traía un refrescante<br />
alivio! Inesperadamente, en todos los<br />
receptores se escuchó una voz de alerta.<br />
Una voz femenina, clara y decidida,<br />
había llamado la atención:<br />
—“Urgente: Atención habitantes del<br />
planeta Tierra”.<br />
—Todos los seres que escuchen este<br />
llamado por caridad informen a<br />
quienes tengan radios, teléfonos o<br />
televisores de pulsera, para que los<br />
pongan en funcionamiento.<br />
CELESTA<br />
Por favor, agrúpense alrededor de quienes posean cualquier tipo de<br />
radiorreceptor.<br />
—En doce minutos escucharán noticias que interesan a toda la humanidad. ¡Es<br />
urgente!<br />
Esta llamada de atención se escuchó en cuanto receptor hubiere, no importando la<br />
frecuencia del dial, o canal de televisión o teléfono móvil en el cual estuviera<br />
sintonizado. Fue un hecho curioso.<br />
Parecía que todas las emisoras del mundo hubieran estado en perfecto sincronismo<br />
para transmitir en cadena el mismo mensaje. Esto era totalmente imposible. Se<br />
necesitaría un enorme grupo de técnicos y varios días de preparación.
Además era imposible reunir, en estas circunstancias, a todos los operadores que<br />
controlaban las emisoras y cadenas. La mayoría de radiodifusoras estaban dañadas, o<br />
la corriente eléctrica no fluía. Sus dueños, como sabemos, las habían dejado a la<br />
deriva.<br />
¡El hecho era inexplicable! Sin embargo, aquella dulce voz de alerta se dejaba<br />
escuchar en todas las frecuencias… ¡Y en todos los idiomas!<br />
Esto sólo podría lograrse con un centenar de satélites transmisores, diseñados<br />
especialmente para este caso. Y no existían.<br />
LA GRAN SORPRESA<br />
No hubo tiempo para aclarar la incógnita de esta transmisión. La voz de alerta se<br />
expandió velozmente, y la gente se apiñaba alrededor de quien tuviera un receptor.<br />
En contados minutos se escucharía una noticia que podría significar vida o muerte. El<br />
optimismo y el pesimismo; el valor y la cobardía; el dolor y la esperanza, se dieron cita<br />
para sortear, en un segundo, el desenlace final de la humanidad.<br />
La voz continuaba anunciando:<br />
—Faltan tres minutos para que todo ser interesado en su vida y en su mundo<br />
esté al tanto de esta noticia.<br />
Ninguno se había hecho rogar. Todos estaban impacientes congregados para recibir la<br />
noticia más importante en su vida. Algo así como el anuncio de muerte o perdón para<br />
un condenado a la pena capital.<br />
Súbitamente se inundó el éter con una potente<br />
modulación de infinitas frecuencias que, atravesando<br />
desiertos, continentes y océanos, envolvió el globo<br />
terráqueo con una clara manifestación audible.<br />
De todos los radiorreceptores brotó una voz paternal,<br />
limpia y segura, que se escuchó hasta en los confines<br />
de la Tierra:<br />
— ¡Atención todos los habitantes del mundo!<br />
— ¡Queridos hermanos!<br />
— ¡Les habla Sabium!
CAPITULO VIII<br />
GOBIERNO MUNDIAL<br />
(RECUENTO)<br />
Bajo el manto de la noche se desataba una tempestad doliente.<br />
La Tierra se humedecía con las lágrimas que derramaban sus desventurados<br />
hijos, victimas de sus propios inventos.<br />
La Naturaleza, inocente, había sido salvajemente castigada por los ambiciosos.<br />
Envueltas en un espantoso remolino se esfumaron las dos principales ciudades del<br />
mundo, y de sus cimientes brotaron dos enormes y horripilantes hongos que reflejaban<br />
la cara satisfecha del demonio.<br />
Desde las tecnificadas bases militares se levantaron terribles vapores atómicos que<br />
infestaron los cielos con mortífera radiación.<br />
La gente en su mayoría había abandonado las ciudades y se encontraba en los<br />
campos y montañas esperando un desenlace fatal.<br />
Era las cuatro y media de esa interminable noche, 24 horas después de haber ocurrido<br />
la primera conflagración. La humanidad se encontraba al borde de un abismo infernal.<br />
Los gobernantes, con sus ejércitos disgregados, no podían actuar. Los optimistas<br />
esperaban que la voz de su gobierno les informase lo ocurrido dirigiéndolos luego a un<br />
regreso a la normalidad. Los pesimistas temían ser llevados a campos de<br />
concentración por parte de los desconocidos vencedores.<br />
Ahora un hombre, que desafiando fronteras se había ganado el cariño de todas las<br />
razas, en una forma misteriosa les había hablado. El bálsamo de su voz calmó los<br />
nervios y abrió nuevas esperanzas. ―El alma de Sabium era grande como el Sol. El eco<br />
de sus hazañas científicas lo habían escuchado todos los pueblos.<br />
Sus entrañables palabras retumbaban a largo y ancho de continentes. Lo más extraño<br />
del caso era que gente de distinta lengua entendía sus mensajes. Nadie sabia como lo<br />
había logrado. Esto no importaba; en angustiosos momentos<br />
se había dirigido a sus atribulados semejantes.
ASI HABLO SABIUM:<br />
—Habitantes del mundo. Queridos hermanos:<br />
—La enemistad de nación contra nación; el odio de reino contra reino; la envidia, la<br />
ambición desmedida y el egoísmo, dieron sus maléficos frutos.<br />
—Nos encontramos al final de una gran tragedia y, a la vez, en el umbral de una<br />
luminosa era de paz.<br />
—No hubo guerra como se creyó. No hubo vencedores. Sin embargo todos fuimos<br />
vencidos por las violentas máquinas que nosotros mismos creamos. Ahora debemos<br />
mostrar nuestra superioridad siendo magnánimos con nosotros mismos.<br />
—Sin ser provocado por ninguna nación, hubo el desencadenamiento atómico que<br />
anteriormente sí estaba diseñado y admitido por todos.<br />
—Debido a una sencilla falla en los sistemas, estalló la primera bomba, hubo confusión<br />
y, la verdad es que, 250 millones de hermanos nuestros que ayer eran, hoy no se<br />
encuentran físicamente con nosotros.<br />
—Más no se inquieten. Tengan en cuenta que, es tan segura la muerte para el que<br />
nace como segura es una nueva existencia para el que muere.<br />
—Nada puede dejar de existir. Simplemente las cosas se transforman y los seres<br />
evolucionan. Aún una hermosa sonrisa se trueca en otra cosa igualmente bella. Este<br />
mundo es, sencillamente un aula de la gran universidad del Cosmos donde se aprende<br />
a conocer el Infinito.<br />
—Los seres queridos, desaparecidos, ¡aún existen!, sólo cambiaron de puesto en esta<br />
larga carrera hacia la verdad. La prueba es que existe el hombre y con él el amor<br />
verdadero. Y sobre el verdadero amor cimentaremos una nueva y sola raza de<br />
superhombres.<br />
REGRESO A LAS CIUDADES<br />
Ante las palabras de Sabium ninguno se atrevió a hablar. Una vibración trascendental<br />
penetraba los corazones. Los humanos comprendieron, en escasos minutos, lo que no<br />
habían entendido en milenios.<br />
Un tercer ojo se desarrollaba en sus mentes. ¡Habían cambiado! Esta última<br />
experiencia, este último holocausto no sería en vano. Quien no ha sufrido en carne<br />
propia no entiende el sufrimiento de los demás.<br />
Ahora todos experimentaron el miedo, el hambre y la necesidad. Jamás volverían a<br />
permitir que, en el mundo, un solo niño muriera de hambre.
Sabium continuaba hablando, convenciendo a los hombres que lo debían seguir.<br />
Sus dimensiones morales e intelectuales actuaban con fuerza sobre las mentes<br />
acongojadas.<br />
— ¡Compañeros de existencia!, ya no más llanto ni sufrimientos. Hemos sido creados<br />
para vivir en comunidad necesitándonos unos a otros. Que el fuego del valor encienda<br />
los corazones fundiéndolos en héroes.<br />
—Construiremos una nueva Tierra y aparecerá un nuevo firmamento. Llegaremos a un<br />
final feliz.<br />
Por primera vez los hombres se movían bajo una sola voz y por una misma causa. El<br />
eco de la historia no resonaba un caso igual. Finalmente siguieron las instrucciones<br />
que los conducirían a sus hogares.<br />
De una voz grave y clara brotaban sabios consejos, modulados en etéricas ondas que<br />
traspasaban agrestes montañas, recorrían vastos océanos y eran percibidas por todo<br />
humano entendimiento, era la voz de Sabium:<br />
—Cuando el Sol alumbra es para todos: observen el astro Rey quien les regala un<br />
esplendoroso amanecer. No obstante tener que alumbrar vastos horizontes no se<br />
olvida de la más humilde hierba del camino.<br />
Sabium, sereno y lúcido, no descansaba de orientar:<br />
–Supriman lo superfluo y pongan énfasis en lo que es importante para la vida. No<br />
actúen en base al dinero, ni al interés de recompensas. Recuerden las enseñanzas<br />
genuinas que nos dejó Jesús de Nazareth. Basta ya de predicarlas y conseguir dinero<br />
con ellas: ahora es preciso cumplirlas.<br />
LLAMAMIENTO A LOS ALTOS JEFES<br />
Después de iniciada la ardua faena de enterrar muertos, curar heridos, buscar<br />
alimentos y medicamentos, Sabium hizo un severo llamamiento a los jefes de gobierno.<br />
El peligro no había pasado y se necesitaba un acuerdo inmediato entre las naciones.<br />
— ¡Señores gobernantes del mundo! —habló Sabium con voz severa.<br />
—Antes de llegar a una investigación detallada de lo ocurrido nos debemos preparar.<br />
Podría estallar nuevamente el caos. Se culparan unas naciones a otras y aparecería<br />
una supe guerra, de la cual ya no habría salvación.<br />
—Señores presidentes: es preciso una reunión cumbre. Como ustedes han sido<br />
elegidos por sus pueblos, entonces, las decisiones que se lleven a cabo, unidos,<br />
significarán la aprobación del mundo entero.
—Esta reunión no da más espera. La Naturaleza está herida y los pueblos no resisten<br />
más. Es urgente la gran junta que definirá el futuro de la vida en la Tierra.<br />
¡Todos los presidentes de las naciones deben asistir!<br />
La cita es mañana a las 11.11 de la noche. Para el efecto deben tomar sus aviones:<br />
en pleno vuelo se les informará las coordenadas a seguir, y recibirán instrucciones<br />
sobre dónde deben aterrizar.<br />
—El sitio exacto del encuentro es secreto; esto no impedirá a los televidentes del<br />
mundo entero apreciar, en todo detalle, esta ecuménica reunión.<br />
Ante tan impetuoso, llamamiento, la invitación fue acatada por los países, que<br />
dispusieron de sus aviones más veloces y cumplieron las instrucciones dadas por<br />
Sabium. No hubo formulismos ni indecisiones. Una extraña y convincente fuerza se<br />
apoderaba de ellos. Sabium, en sus últimas palabras, no hablaba:<br />
¡Rugía!<br />
Y, como mansas palomas, obedecieron a un hombre, antes sólo un científico, ahora un<br />
formidable e impelente guía.<br />
EL ENIGMA DE LA TRANSMISION<br />
La imagen de Sabium era la única que se veía en todos los televisores, y su voz se<br />
escuchaba en cualesquiera de los radio- receptores.<br />
Algunas emisoras, en vano habían tratado de reanudar sus programas. Una<br />
potentísima onda electromagnética opacaba la de sus antenas. Ningún aparato<br />
radiotransmisor, en el mundo, lograba funcionar.<br />
Los técnicos comentaban que, el fenómeno se debía a una trasmisora de 18 millones<br />
de vatios de potencia en antena, algo insólito para esta tecnología, de otra manera<br />
sería imposible.<br />
Sin embargo existía algo equivalente y estaba en poder del científico. Por este motivo,<br />
y por la confianza que se había ganado al llevarlos nuevamente a sus hogares, lo más<br />
prudente era hacerle caso al hombre que, sin nacionalidad conocida, se había ganado,<br />
desde tiempo atrás, el cariño de los pueblos.<br />
Era genio, inventor, pacifista y científico por excelencia. Ahora se esperaban cosas más<br />
grandes de él. Citó a los presidentes de los países para comunicarles algo que sería de<br />
mucha importancia para los pueblos.<br />
¿Qué sería? ¿Qué iba a revelar a los dirigentes de esa humanidad que hervía de<br />
ansiedad? El carrusel del cambio definitivo comenzó a moverse.
Hombres de 500 naciones, en veloces aviones, se dirigían hacia un lugar secreto para<br />
descender en un punto desconocido.<br />
Allí decidirían, ante la vista aterrada de nueve mil millones de almas, el rumbo que<br />
debía seguir esta pesada nave ―Tierra 1‖, que con vértigos de inconciencia, se perfilaba<br />
en el horizonte de la incertidumbre.<br />
La clave de todo esto la tenía un solo hombre que paulatinamente se convertía en un<br />
héroe enigmático y colosal.<br />
UNA CIUDAD DE OTRO MUNDO<br />
La hora de la cita lentamente se acercaba para los espectadores. Los aviones<br />
presidenciales, de todas las naciones, se encaminaban hacia las coordenadas<br />
oceánicas anunciadas por Sabium.<br />
Los primeros en acercarse al sitio esperaban una señal clave que les informase el<br />
punto exacto de aterrizaje. Los pilotos empezaron a sentir preocupación.<br />
Se encontraban en mar abierto, a miles de kilómetros de cualquier lugar habitado. Esto<br />
podría ser un engaño o una trampa fatal. Los radares de los aviones no detectaban<br />
islas donde pudiera aterrizar.<br />
Hubo expectación, silencio y duda. Además era de noche en esas coordenadas.<br />
¡Oh! ¡Qué alivio!<br />
La tensión fue breve y la información llegó a tiempo. Los pilotos captaron en sus<br />
audífonos una varonil voz desconocida:<br />
—Amables capitanes de vuelo: se encuentran en la zona señalada. Muy amables por<br />
haber venido; no sientan desconfianza.<br />
—Verán, sobre el océano, una pista firme y segura. Coloquen el avión con el ―mando<br />
automático‖. Nosotros nos encargaremos de hacer descender la nave, sin peligro<br />
alguno.<br />
Estupefactos, los ocupantes de las naves vieron cómo se iluminaba una enorme pista<br />
en medio del océano. No se trataba de un porta-aviones, en razón de que tenía un<br />
área mil veces más grande que el mayor conocido más bien se asemejaba a una<br />
ciudadela flotante.<br />
La iluminación no provenía de reflectores. Parecía como si el Sol estuviese alumbrando<br />
únicamente esa parte del océano.
El primer avión presidencial, describiendo una gran curva, inició ―solo‖ el descenso.<br />
Esto no era lógico. Parecía como si un fantasma invisible impulsara los mandos.<br />
Los capitanes de vuelo, y las personalidades que los acompañaban, apreciaban<br />
maravillados aquella base. A juzgar por su construcción, no se asemejaba a ninguna<br />
obra de este mundo. Parecía haber brotado de las profundidades marinas para aquel<br />
encuentro inesperado.<br />
Uno a uno los aviones restantes fueron llegando y, en idéntica forma, se posaron en la<br />
deslumbrante pista. Sus ocupantes abandonaron las naves.<br />
Guiados por avisos que aparecían en sus respectivos idiomas, se encaminaron hacia<br />
un cómodo salón, de formas espaciales, donde encontraron sus correspondientes<br />
aposentos.<br />
En forma intempestiva en la televisión del mundo apareció la imagen de dicho salón, y<br />
los habitantes de todas las naciones vieron reunidos, por vez primera, a todos los<br />
presidentes. Transcurrieron varios segundos. El nerviosismo aumentaba.<br />
De súbito, un aplauso cerrado rompió el silencio. La emoción sacudió los corazones.<br />
Los ojos brillaron hasta derramar lágrimas en abundancia.<br />
Había aparecido, en el sitio principal del salón, un hombre sencillo: su edad viril y<br />
grave. De rostro amable y mirada penetrante. Lo acompañaban sus dos hijos:<br />
Dylan y Matilda.<br />
De la influencia de sus palabras dependía la vida de millones de seres y la gloria<br />
milenaria de un futuro glorioso. Necesitaba la elocuencia de los dioses para enfrentarse<br />
a ese breve pero fulminante instante, clímax en la historia de la humanidad.<br />
EL MENSAJE DE SABIUM<br />
Una luz indescriptible iluminó la mente del científico. En cada palabra ponía su alma y<br />
en cada mirada su corazón. Los gobernantes temblaron al mirarlo, y por sus frentes se<br />
deslizaba un sudor frío. Así habló Sabium:<br />
—Señores presidentes, hermanas y hermanos de todas las naciones, razas y<br />
religiones:<br />
—Si somos habitantes de un mismo mundo, ¿por qué tantas fronteras de odio?<br />
—Si somos hijos de un mismo Dios ¿por qué tantas murallas de fanatismo?<br />
—He visto, desde el espacio, la Tierra sin fronteras; verdaderamente así es. Sin<br />
embargo en los mapas se representa suciamente rayada con líneas que indican<br />
fronteras de odio.
—Estas líneas dan origen a burdas formas sin sentido que ustedes han llamado mapas<br />
de países.<br />
—Por estas formas, que no tiene existencia real, mueren ancianos, madres y niños,<br />
que sí tienen vida, sienten dolor y deseo de vivir.<br />
—Al llegar a un sitio limítrofe, siempre hay hermanos armados y letreros que dicen:<br />
aquí termina el país de los hombres de esta nación y empieza el país de los hombres<br />
de otra nacionalidad.<br />
—No obstante, a lado y lado de esa línea, La Naturaleza hace brotar –sin distinción<br />
alguna—, árboles, plantas y hierbas de igual especie.<br />
—Cuando el Sol alumbra, el viento sopla y la lluvia cae, no se detienen los elementos<br />
en esas absurdas demarcaciones para entablar diferencia alguna.<br />
—La Naturaleza nos prueba que esas líneas sólo están grabadas en las mentes<br />
morbosas y egoístas de algunos hombres. Esto ha originado, en la historia que<br />
conocemos, miles de guerras, con millones y millones de muertos. ¡Qué infamia!<br />
—Si el animal ponzoñoso encuentra comida en su hábitat sombrío, ¿por qué los<br />
llamados a ser dioses no encuentran ni pan, ni techo, ni abrigo?<br />
—¡ por favor, respondan!, señores presidentes.<br />
Un silencio de remordimiento y angustia cubrió las almas.<br />
—Díganme, por favor, hombres y mujeres, ¿quieren seguir viviendo en un mundo así?<br />
Un aplauso de adhesión a Sabium ensordeció el recinto y fue seguido por los que,<br />
frente a las pantallas en todo el Orbe lo escuchaban con el corazón. Mujeres y<br />
hombres sentían ímpetus de abrazarlo.<br />
Jóvenes y ancianos lloraban; la mayoría gritaba: ¡No más guerras! ¡Queremos paz<br />
definitiva!<br />
Después de larga ovación, “el caudillo del mundo” finalizó:<br />
—Cuando las lecciones no se aprovechan, la historia se repite. Mi petición no admite<br />
promesas vanas, porque no hay una segunda oportunidad.<br />
Es unión definitiva lo que busco. Seamos como las aves del cielo que, aún teniendo su<br />
vista aguda, no conocen fronteras… nunca las han visto.<br />
LLEGAR AUN ACUERDO
Sabium, después del corto pero elocuente discurso, había logrado conseguir su<br />
cometido. Los gobernantes allí reunidos, comprendieron el juego sucio a que se habían<br />
dedicado en los últimos tiempos:<br />
Mientras firmaban un tratado de paz ante las cámaras y agencias noticiosas —para<br />
que todo el mundo los alabase—, en la encrucijada de una junta secreta tejían planes<br />
criminales para contradecirlo.<br />
En los tiempos del ―egomundo‖ la desmoralización era incontenible.<br />
La demagogia constituía la hipocresía del progreso. Los aduladores daban brillo a los<br />
zapatos de los poderosos con sus besos serviles y traicioneros.<br />
Era odioso gobernar a gente ruin, siendo, la mayoría de gobernantes, más ruines que<br />
los gobernados.<br />
A estos gusanos del poder los envolvían telarañas de flaqueza y terminaban en un<br />
desierto de resecas esperanzas.<br />
Los presidentes de ese entonces disfrutaban de honores por fuera y amarguras por<br />
dentro. Porque esas risas de poder y gloria no eran más que un barniz reluciente<br />
debajo del cual gemían grandes llagas vivas. ¿Para qué ser jefe de gobierno en un<br />
país asfixiado por fronteras malditas?<br />
Pensamientos similares recorrían la mente colectiva. Alguien, presente en el<br />
enigmático salón, reciamente exclamó:<br />
— ¡No queremos más tratados! Demoramos más en firmarlos que en contradecirlos.<br />
Otro agregó: — ¡Desarme total es la solución! ¿Quién lo garantiza? —Concluyó un<br />
tercero. Un importante estadista sugirió: ¡Gobierno mundial es la única solución!<br />
Esto sonó con buen timbre entre los asistentes y su opinión prevaleció.<br />
—Nunca se ha probado, ¿por qué no formarlo? ¿Por que adelantarnos a decir que no<br />
funciona, antes de haber ensayado? Eran lo comentarios que se escuchaban en el<br />
salón espacial.<br />
—Toda noble empresa parece imposible al principio. Esta es la hora y la oportunidad,<br />
opinaron muchos.<br />
Siempre existieron personas bajas, ignorantes y de escasa imaginación o con intereses<br />
creados, que afirmaban, antes de haber ensayado, que un gobierno mundial no sería<br />
inmune.<br />
En cambio, ahora, la idea se propagó rápidamente entre los asistentes como solución<br />
definitiva para formar un mundo ideal.
Los presidentes prefirieron, mejor, ser corregidos por un sabio, que seguir siendo<br />
adulados por los tontos. Esta era la oportunidad de elegir a un solo presidente mundial.<br />
Allí se encontraban los mandatarios de todas naciones. Habían sido elegidos por sus<br />
pueblos y, a su vez, tenían derecho a elegir a un solo hombre que, con plenos<br />
poderes, lo gobernase a todos. Esto era completamente legal, y posible. ¡Dicho y<br />
hecho!<br />
La condición propuesta fue así: ―Cualquier hombre, que por mayoría de votos<br />
presidenciales saliese elegido, sería presidente mundial. Testigo, en esta ocasión, todo<br />
el mundo.<br />
PRESIDENTE MUNDIAL<br />
Se organizó una votación de emergencia pero decisiva. Los votantes, a la vez,<br />
renunciaban a su mando en favor del elegido.<br />
La elección fue rápida. Los allí presentes firmaron sus votos. Estos datos fueron<br />
entregados a una computadora que, sin preferencias, daría el veredicto final.<br />
Sabium estaba feliz con la decisión a que habían llegado los gobernantes, de elegir,<br />
entre los hombres, un solo presidente que los gobernase a todos.<br />
Se dispuso a ceder el puesto principal que ocupaba, en favor de quien resultase<br />
elegido.<br />
Lástima que no estuviese preparado para recibir el más recio cañonazo emocional en<br />
su vida: la metálica y cibernética voz de la computadora anunció al orbe el fulminante<br />
veredicto:<br />
—“El… primer presidente… mundial… elegido… por… unanimidad y por<br />
merecimiento… es… ¡Sabium! : Su… voz… es… ley… y… sus deseos…<br />
órdenes”.<br />
Así era la autoridad que los estatutos concedían a quien debía enfrentarse a gobernar<br />
este enorme globo inflado de problemas.<br />
Con plenos poderes podría salvar, o enterrar, a esta agobiada humanidad que ahora se<br />
sacudía en oleadas de optimismo. La euforia del momento era ardiente, ya que todo<br />
acaeció en forma inesperada.<br />
Los hombres vociferaron al unísono, las manifestaciones de aprobación, y los aplausos<br />
no cesaban. Sabium no pudo levantarse de su asiento. Indecibles emociones se dieron<br />
cita en su pecho. Sintió dolor, ansiedad, angustia y alegría.
No obstante, su voluntad era como el acero: entre más fuego recibía, más se templaba.<br />
Pensó que no podía defraudar a sus congéneres; inspiró profundamente, se puso de<br />
pie y, dirigiéndose al mundo, con arrojo le habló:<br />
—Soy hijo natural de la madre Tierra. Por ella he luchado, y no moriré tranquilo hasta<br />
ver borradas todas las fronteras que el odio, la ignorancia y el fanatismo trazaron con la<br />
sangre de inocentes mártires que murieron sin saber por qué lucharon.<br />
—El poder que en mis manos pesa, es de todos. Yo sólo ando de paso, como el río,<br />
como el viento; los hombres pasan, las instituciones permanecen,.<br />
Estas palabras fueron nuevamente ahogadas por expresiones de júbilo y alegría.<br />
Sabium resultó poseedor de una formidable y natural elocuencia.<br />
Durante su letargo en el espacio había bebido con avidez en el manantial de la eterna<br />
sabiduría. Ahora, en la Tierra del desatino, siglos de tinieblas se desvanecieron con sus<br />
palabras.<br />
Como por acto de magia se organizaron, en ciudades y pueblos, improvisados desfiles<br />
con banderas blancas y pancartas que decían:<br />
Pertenecemos al país más poderoso del mundo, se acabaron las guerras, Sabium<br />
presidente mundial vitalicio. Su nombramiento fue acogido con beneplácito.<br />
Un febril dramatismo se vivía en el lugar de la reunión cumbre. Los ―expresidentes‖ de<br />
las naciones, por primera vez, se daban abrazos sinceros. Habían renunciado a sus<br />
fronteras no necesitando, de esta forma, quién les guardara la espalda.<br />
El sucio juego de la guerra ya no sería más. Sabium había ampliado el amor patrio<br />
hasta englobarlo.<br />
A todos los niños les quedaba fácil dibujar el mapa de su gran país Tierra: les bastaba<br />
con hacer un círculo.<br />
LA GRAN NOTICIA<br />
De repente, una señal sonora llamó la atención.<br />
Sabium debía revelar a los hombres algo muy importante. Su alma se estremecía<br />
violentamente mientras el cuerpo permanecía quieto. Algunos pensaron que<br />
comunicaría su primer mandato de gobierno. No fue así.<br />
Se trataba de la noticia más esperada en los últimos tiempos.
Pocos habían dado crédito a ciertos fenómenos ―no identificados‖, y los testigos no<br />
podían convencer a los escépticos que necesitaban, para creer, oler y tocar:<br />
Los ignorantes convierten en ridículas las cosas que no pueden comprender.<br />
Ahora la realidad los hizo estremecer y sus huesos crujieron.<br />
Por fin, el primer presidente del mundo tenía pruebas contundentes sobre la vida fuera<br />
de este mundo.<br />
—Amados compañeros de existencia:<br />
—No se perturben por lo que les voy a confirmar; es buena noticia:<br />
—No estamos solos en el Universo: se encuentran, con nosotros, los extraterrestres.<br />
Son nuestros amigos.<br />
—Ellos nos ayudaron en situaciones críticas y, a ellos debemos la facilidad de la<br />
comunicación en esta ocasión. Ellos limpiaron la atmósfera extrayendo los venenosos<br />
vapores radiactivos que dejaron las bombas. De no haber sido así, estuviésemos todos<br />
muriendo lentamente.<br />
Como prueba de lo anterior, les acabo de dar permiso oficial de aterrizar en nuestro<br />
planeta. Dentro de una hora, exactamente, verán descender, con deslumbrante brillo,<br />
12 mil “ovis*. En las 12 mil ciudades más pobladas del planeta.<br />
*(Objetos Volantes‖ identificados)<br />
—Aunque ellos tienen plenos poderes no son belicosos, son nuestros amigos.<br />
—Estén pendientes mirando el firmamento. Verán potentes luces que se precipitaran<br />
sobre las ciudades. No se asusten. Son naves venidas de un lejano mundo, para<br />
presentar un fraternal saludo.<br />
—Vienen en son de paz y amor. Nos unirán con lazos de amistad al resto del Universo.<br />
Mientras ello ocurre, tengo el honor de presentarle al director de esa poderosa flota.<br />
Acto seguido, ante la vista aterrada de los desconcertados invitados, se abrió una<br />
cortina metálica y aparecieron, al fondo, varias naves extrasolares, de hermosas<br />
formas, inimaginables por el hombre.<br />
De una de estas relucientes naves bajaba un hombre esbelto, de mirada penetrante.<br />
Lo acompañaba una mujer de rutilante belleza, y una angelical criatura de<br />
cabellos dorados.<br />
—Con ustedes —anunció Sabium, —el comandante de la misión extraterrestre que en<br />
contados minutos iniciará el descenso a la Tierra.
—Son 12 mil naves y en cada una de ellas, vienen 12 tripulantes. En total suman 144<br />
mil seres que nos ayudarán a hacer de la Tierra un verdadero paraíso.<br />
—Habitantes del gran País Tierra: —concluyó el mandatario ecuménico:<br />
Tengo el agrado de presentarles a nuestros hermanos del Cosmos, venidos del planeta<br />
Alborada.<br />
Son ellos:<br />
—El Guía Titanio,<br />
—Su compañera Celesta,<br />
—Y su hija Galaxia.<br />
CAPITULO 9<br />
LOS EXTRATERRESTRES<br />
Desde los misteriosos ámbitos del espacio, una vivificante energía llegaba a la<br />
Tierra.<br />
Se rasgó el velo del silencio, y las puertas de la justicia cósmica se abrieron al<br />
paso de nuestros hermanos mayores.<br />
Quienes antes habían preparado el terreno, ahora LOS bañaba un sobre humano<br />
gozo.<br />
Intoxicada de emociones estaba la mente colectiva y, por vez primera, vibraba al<br />
unísono. Todo parecía un sueño:<br />
Guerra, gobierno mundial, seres de otro mundo, imágenes misteriosas… parecía<br />
como si estuviesen entretenidos en el carnaval de lo inadmisible.<br />
¡No!, de este sueño no podían despertar. La nítida realidad amparaba los hechos.
Gobernantes, amigos o enemigos, se encontraban en un desconocido sitio que había<br />
emergido misteriosamente de las profundidades marinas.<br />
Un hombre hablaba por medio de sofisticados sistemas compu-plasmáticos, a la vez se<br />
escuchaba en todos los idiomas.<br />
¡Había sido elegido primer presidente mundial!<br />
La abigarrada multitud se volcó a las calles, ya no a celebrar carnavales de<br />
voluptuosidad, desorden, y vicios —con los cuales los gobiernos engañaban a los<br />
pueblos para que así olvidaran el hambre y la miseria—.<br />
Ahora los hombres tenían cabeza erguida y vista elevada al infinito, a la espera del<br />
contacto Cósmico. En contados minutos les serían revelados misterios del más allá,<br />
conocerían su verdadero origen y orientarían su futuro.<br />
Los escépticos, duros y obstinados, que siempre se creyeron únicos en el Universo, en<br />
vano trataban de despertar. Tendrían que echar por tierra las ideas conservadoras y, su<br />
ignorante seriedad, se derrumbaría ante lo incontenible.<br />
Efectivamente, a la hora señalada por Sabium, el cielo se iluminó con una legión de<br />
deslumbrantes objetos volantes, ―antes‖ no identificados.<br />
Miles de relucientes naves se acercaban a la superficie terrestre, haciendo gala de<br />
extraños movimientos, ante la vista aterrada de la multitud.<br />
Un escalofrío recorrió la columna vertebral del mundo. La curiosidad se materializó<br />
formando oleadas humanas en los sitios donde, lentamente, fueron descendiendo, con<br />
la aprobación de los hombres, miles de Bit-Girox provenientes del centro galáctico.<br />
Cada nave se observó como un astro refulgente entre la sombra.<br />
Una música celeste, de un timbre insospechado, conmovió la atmósfera: con<br />
melodiosos sonidos, de armónicas frecuencias, saludaban los extraterrestres a sus<br />
hermanos del tercer planeta.<br />
Lluvias de seres, con manojos de rosas fragantes, daban la bienvenida a los habitantes<br />
del centro de la Vía Láctea. Al fin la Tierra se vio coronada por una extraña raza de<br />
hombres de un grado diferente.<br />
COMUNICACION TELEPATICA<br />
Sabium había ordenado formar comisiones de personas prominentes que debían<br />
acercarse a las naves para presentar el saludo de bienvenida a sus ocupantes.<br />
Nuestros hermanos del cuarto mundo, al tener plenamente desarrollado el sentido<br />
telepático, entendían cualquier idioma que reflejara la mente de quien lo hablase.
En la telepatía no existen las palabras. Es la comunicación directa, vía mental, de<br />
pensamiento a pensamiento. El idioma telepático es universal. No contiene puntos,<br />
comas, ni engorrosa y torpe ortografía propia de idiomas imperfectos, es puro y<br />
preciso. En este idioma mental no existe sitio donde pueda esconderse el engaño ni la<br />
traición.<br />
El mensaje telepático es transmitido por corrugaciones espaciales fijas, no por ondas<br />
radioeléctricas vibrantes como, hasta ahora, algunos han tratado en vano de<br />
demostrar. El cerebro no posee sensores para ondas radio electrónicas de frecuencia<br />
alguna<br />
A falta de esto, la mente tiene la propiedad de presionar gravitacionalmente el espacio,<br />
entablando comunicación directa con otras mentes; sin límite de distancia, tiempo,<br />
velocidad, y sin los problemas de interferencia que encuentran las ondas hertzianas.<br />
Los efectos parasicológicos se producen en un medio no afectado por distancias o<br />
condiciones adversas. Esto ha sido comprobado en todos los casos. Lo que no se ha<br />
sabido explicar es el cómo y el por qué. Ello no quiere decir que no existan. Por el<br />
contrario, demuestra la incapacidad de los científicos materialistas de nuestro tiempo<br />
que no logran detectar en sus diminutos tubos de ensayo lo que antiguos sabios y<br />
maestros descubrieron con sus inconmensurables mentes.<br />
Los investigadores más adelantados han intuido que, estos fenómenos, se transmiten<br />
por los elementos que constituyen la cuarta dimensión, Sin embargo, es en esta misma<br />
dimensión en la que ocurre el fenómeno bajo la intervención de la mente.<br />
La mente habita la materia que ella misma ha generado. Por tanto, el porvenir del<br />
hombre no está en el espacio celeste sino en el espacio mental.<br />
UN HISTORICO REGALO<br />
Actos llenos de emociones seguían sucediéndose. Titanio pronunció un fraternal<br />
saludo… del más allá. Con electrizantes palabras despertó a los humanos a la<br />
realidad.<br />
Aquel enigmático sitio donde se encontraban era precisamente un obsequio que traían<br />
desde su planeta. La enorme base flotante no era de este mundo, pero ya pertenecía a<br />
él. Se trataba de una ecociudadela para 144 mil habitantes.<br />
Poseía todas las comodidades: seguridad, abundante energía, y métodos altamente<br />
refinados para la radiocomunicación global e interplanetaria. Era algo maravilloso que<br />
rebasaba la más osada imaginación.<br />
Esta sería la nueva residencia de Sabium. Recordemos que su anterior casa<br />
laboratorio había quedado destruida, al estar situada muy cerca de la gran metrópoli, y,
aquella fatídica noche, por un acto providencial, la familia Sabium’s había sido recogida<br />
horas antes de la catástrofe.<br />
Titanio ofreció situar la ciudadela en cualquier continente, donde el presidente del<br />
mundo considerase necesario. Sabium manifestó su deseo de quedarse allí. Con las<br />
siguientes palabras lo anunció:<br />
—El mismo océano que nos circunda besa las orillas de todos los continentes con el<br />
mismo amor; sus aguas representan la sangre de la Tierra y todas convergen a este<br />
punto que, desde hoy, será el corazón del mundo.<br />
DISCURSO DEL GUÍA ECUMÉNICO<br />
Las primeras lumbres matutinas traían aromas de renovación. La humanidad disfrutaba<br />
de un agradable insomnio.<br />
Sabium poseía conocimientos innatos que aflorarían en su primera alocución,<br />
esparciendo así la simiente del buen vivir. Fue llevando a los hombres con consejos<br />
sabios. En un principio fueron aceptados como normas de vida y más tarde como<br />
derechos inamovibles.<br />
Oh, cuán distinto su discurso al de los anteriores ―manda más‖ del egomundo. En ese<br />
entonces, la crasa ignorancia inspiraba el tono dogmático para ventilar promesas<br />
inocuas que formaban un huracán de mentiras.<br />
Las palabras de Sabium fueron extraídas del diccionario de los siglos, para sembrarlas<br />
eternamente en el corazón de los hombres.<br />
Así habló:<br />
—El mundo es joven como lo son sus hijos porque la juventud no es un momento en la<br />
vida sino un estado del alma. Nos creíamos inconformes porque ignorábamos lo que<br />
teníamos: una regia mansión, el gran planeta azul y verde…nuestra Madre Tierra.<br />
—Sufrimos la guerra atómica, es verdad. Pero los golpes de la adversidad son<br />
amargos más nunca estériles. La tristeza y la desgracia son, a veces, amigos<br />
disfrazados. La felicidad simplemente reúne personas, en cambio el dolor une<br />
corazones.<br />
—Ninguna guerra logró derrotar al hambre y toda victoria inoficiosa fue un crimen. Ya<br />
no serán más.<br />
—Hoy existe el deber; el deber engendra el derecho; el derecho la justicia, y donde hay<br />
justicia, no puede haber hambre.
—No desfallezcan, porque el fracaso comienza donde cesa el esfuerzo… parar es<br />
retroceder. Iniciaremos la construcción de un nuevo mundo desde este mismo<br />
momento porque por los caminos del después se llega a la casa del nunca.<br />
Sabium hizo una pausa —no hubo aplausos—. El hechizo de sus consejos conge1ó<br />
cuerpos e incendió almas. El noble guía prosiguió:<br />
—Por la codicia de una manzana no vale la pena perder un paraíso. La posesión sin<br />
límite fue la causa de todas las guerras al estar basada en una falacia. ¿Para qué<br />
placer sin felicidad? ¿Para qué ciencia sin sabiduría?<br />
—Más vale perder que lograr una ganancia vergonzosa. Más vale hombre sin dinero<br />
que dinero sin hombre. Porque la fortuna pocas veces se reúne con los buenos, ni<br />
hace buenos a aquellos con quienes se reúne.<br />
—El dinero del mundo está en manos de los que no tienen caridad, y el solo hecho de<br />
no hacer el bien es un gran mal.<br />
El hombre que sólo vive para si, es un monstruo de egoísmo. Tenemos que aprender a<br />
gastar en las necesidades de los demás con la misma naturalidad que lo hacemos en<br />
las nuestras. Ayudemos hoy a los necesitados; mañana no podremos por dos razones.<br />
1) Ellos ya habrán muerto, 2) Nosotros también.<br />
—Las personas que quieren más de lo que necesitan se convierten en avaros. Estas<br />
son quienes impiden que otros tengan lo esencial. El avaro no posee las riquezas<br />
porque tiene todas las preocupaciones del rico y los tormentos del pobre.<br />
—Con turbios negocios llenan sus voraces cajas y su ambición nunca queda<br />
satisfecha, su vivir será siempre sombrío y el reflejo del poderoso oro no iluminará la<br />
noche de su ocaso.<br />
—El que se acostumbra al lujo, la privación de lo superfluo le es tan dolorosa como la<br />
falta de lo necesario. Lo que no es necesario es caro aunque cueste poco.<br />
Ricos recuerden:<br />
—Quien muere en la opulencia renace en la miseria.<br />
—Pobres consideren que: pasar de la pobreza a la opulencia, sólo es un cambio de<br />
miseria. Todo extremo es vicioso y la razón huye de todo exceso. Por tanto, la<br />
perfección está en el correcto equilibrio de estos dos extremos.<br />
—El que comete un error y no lo corrige, está cometiendo otro. Las almas débiles se<br />
arrepienten de los errores; las fuertes los reparan. Los débiles esperan la ocasión; los<br />
fuertes la provocan.
—Quien malgasta el tiempo será malgastado por el tiempo, siendo pasto fresco del<br />
desliz. La tentación se alimenta de los ociosos. No dejemos escapar el caudal del<br />
tiempo a través de las grietas del ajetreo inútil: tenemos mucho que hacer por los<br />
indefensos.<br />
—Lo fácil parecerá difícil si se hace de mala gana. En cambio, la persona que<br />
emprende con amor una obra, la mitad tiene hecha. Lo que se hace con gusto, con<br />
satisfacción se contempla. La felicidad de la vida es el trabajo libremente aceptado<br />
como un derecho. Los que desprecian el trabajo se muestran ingratos con su mejor<br />
amigo, así, el que no aprende a trabajar, aprende a pedir.<br />
—No te asustes de la caída estrepitosa de los poderosos, ellos se hinchan de soberbia<br />
y, el que está hinchado, está enfermo, revienta…y cae. Resistan a los ricos sin alma —<br />
ladrones sin escrúpulos—, y concedan su don a los humildes —grandes por<br />
excelencia—.<br />
—Los villanos no sonríen; sólo esgrimen carcajadas. En cambio, quien le sonríe al alba<br />
ya ha ganado el día. Si quieren tener sueños agradables acuéstense con la conciencia<br />
tranquila.<br />
Sabium continuó emitiendo sus consejos en transmisión directa a los corazones<br />
receptores:<br />
—No digas ni hagas nada torpe o deshonesto ante la vista de los niños, puedes<br />
ensuciar sus almas diáfanas que, como espejos, reflejan La Naturaleza.<br />
Lo que un niño mal hizo —sin malicia—, lo hizo sin culpa. Reprenderlo con ira, es<br />
tomar venganza contra su debilidad.<br />
En el niño hay algo de hombre y en el hombre hay algo de niño. Siendo así, no rían<br />
nunca de las lágrimas de un niño, porque en todos los seres el dolor muerde con igual<br />
fiereza.<br />
Descendiendo hasta el fondo del dolor esculpan en sus pechos estas palabras dichas<br />
por ―el más grande entre los grandes‖:<br />
Todos quieren la vida,<br />
Todos se asustan de la muerte.<br />
Pensando que todos sienten como tú, no mates. . . no hagas matar.<br />
(Buda)<br />
—Una de las glorias de la civilización hubiera sido mejorar la suerte de los animales no<br />
humanos, maltratarlos es demostrar cobardía e ignorancia.
¿Acaso en el corazón de los animales no palpita el mismo deseo de vida que<br />
sentimos? Miren que ellos respiran el mismo aire que respiramos, y por sus venas<br />
corre sangre roja igual a la nuestra.<br />
―Hay suceso resultante con respecto a los hijos de la humanidad y un suceso<br />
resultante con respecto a los hijos de la bestia, y ellos tienen el mismo suceso<br />
resultante. Como muere el uno, así muere la otra; y todos ellos tienen un solo espíritu,<br />
de modo que no hay superioridad del hombre sobre la bestia, por que todo es vanidad.<br />
Todos están yendo a un solo lugar. Todos proceden del polvo, han llegado a ser, y<br />
todos están volviendo al polvo‖.<br />
— ¿Conciben, acaso un dios traicionero que quiera a unos y odie a otros? ¡No, ¡ese<br />
dios no existe!, solo está en mentes abortadas que habitan cerebros sanguinarios. ¡El<br />
hombre perfecto no puede ser un vulgar depredador! Para terminar Sabium dijo:<br />
—El oro se prueba con el fuego; la mujer con el oro; el hombre con la mujer, y una<br />
civilización con sus hechos.<br />
—Por ello procuremos corregir, primero en nosotros lo que queramos que corrijan los<br />
demás. No hagamos a nuestros hermanos lo que no deseamos que nos hagan a<br />
nosotros. Si pagamos las injurias con beneficios, seremos almas grandes entre las<br />
grandes.<br />
—No quiero extenderme más: palabras sobran donde las obras son necesarias:<br />
poco piensa el que mucho habla. Basta con lo anterior. Como no estamos seguros de<br />
vivir una hora, no perdamos ni un minuto.<br />
—Los muros de piedra no hacen una prisión ni los palacios un paraíso. La mente, por<br />
sí misma, convierte un infierno en cielo y un cielo en infierno.<br />
Por tanto, removamos los escombros que dejó el error, y hagamos de la Tierra un<br />
paraíso.<br />
EL MUNDO CAMBIO<br />
El tiempo comenzó a saltar alegremente de día en día. Época feliz y renovadora. Se<br />
respiraba un nuevo aliento de vida. Las tormentas de dolor, con sus amargas lágrimas,<br />
se tornaron en una apacible brisa de amor.<br />
Niños y adultos querían viajar en 0vi. Gustosos los extraterrestres dispusieron sus<br />
naves para que nadie se quedara sin esa grata experiencia.<br />
Las noches se llenaban de luminosas naves: humildes campesinos, a los cuales la<br />
anterior civilización les había negado un viaje en avión, ahora pudieron conocer la<br />
Tierra desde el espacio, y comenzaron a disfrutar de esa avanzada tecnología.
Los científicos de todas las vertientes de la ciencia estaban felices. Los ―alboréanos‖<br />
les ofrecían a diario suculentos banquetes de conocimientos.<br />
Los medios de difusión. Tomaron nuevo giro. En la televisión ya no más programas<br />
fastidiosos, donde mujeres hermosas, con falsas y compradas sonrisas, enseñaban a<br />
pavonar los pulmones con la mortal nicotina.<br />
En la época anterior, filosas propagandas, preparadas por los sagaces hijos de las<br />
tinieblas, enseñaban las ―delicias‖ del alcohol y el ―placer‖ del cigarrillo.<br />
En la televisión anterior, cándidos jóvenes aparecían alegres libando el etílico veneno,<br />
mas no dejaban entrever los destrozos que causaba en sus delicados organismos.<br />
En cambio en la Nueva Era, la televisión de pantalla holográfica 3d, se engalanaba con<br />
imágenes de majestuosas galaxias y planetas maravillosos.<br />
Los periódicos, que antes malgastaban kilómetros de papel en vanas politiquerías,<br />
noticias sensacionalistas y fotografías de su director, ahora enseñaban lo que era útil<br />
para la vida.<br />
En el pasado inmediato, pululaban revistas que enseñaban la violencia, presentándolos<br />
reportajes de rufianes y mafiosos, haciéndolos aparecer como héroes por sus violentas<br />
hazañas.<br />
Importantes publicaciones adornaban sus portadas con la tosca cara ensangrentada de<br />
un boxeador, que había ―triunfado‖ sobre su hermano, habiéndolo dejado moribundo en<br />
el suelo ante los aplausos de los equivocados seres que, llenos de alegría,<br />
patrocinaban tan execrable crimen. Pagaban por ver la muerte de un semejante a<br />
manos de un hermano.<br />
Lo anterior traía oro y gloria a un país. El mismo presidente felicitaba a estos<br />
monstruos de los golpes y aprobaba la brutalidad. Sabía que un pueblo idiota es la<br />
seguridad del tirano. En esta forma rebajaban la noble naturaleza humana. Y no<br />
hablemos del arte del toreo porque la sola palabra ensucia la noble naturaleza<br />
humana.<br />
Al contrario, en la Nueva Era, estos hombres despertaron y las revistas adornaban sus<br />
portadas con la imagen de grandes valores que servían de ejemplo para la nueva<br />
generación de superhombres.<br />
Los extraterrestres comenzaban a enseñar el secreto de la longevidad. Explicaban<br />
cómo el hombre, por su degradación de milenios, sólo llegaba enfermo y abatido a<br />
unos 60 u 80 años. No obstante la Naturaleza haberlo diseñado para vivir 900 o más<br />
años testimonios antediluvianos lo confirmaban.
Titanio no negaba sus 432 años de edad, pues se encontraba en plena juventud.<br />
Celesta contaba con 360 años y el fulgor de su belleza deslumbraba al intrépido que se<br />
atreviere a mirar sus ojos grandes y quemadores.<br />
En el planeta Alborada era normal llegar a los 900 años en completo dominio de las<br />
facultades físicas y mentales.<br />
Los terrestres se mostraban muy interesados en aprender el secreto de la longevidad,<br />
y se dedicaron a emplear el tiempo en busca de conocer los secretos de la salud y la<br />
longevidad, en vez de perder el tiempo en conseguir dinero, explotación y problemas.<br />
En la medicina, con la llamada operación cambio de piel, mujeres de 60 años volvían a<br />
la belleza esplendorosa de los 25 años. Su vida empezaba de nuevo.<br />
Los extraterrestres sólo se alimentaban de frutas, nueces y néctares especiales. El<br />
naturismo y vegetarianismo fueron sistemas de vida sana.<br />
La carne, pútrido alimento, causante de enfermedades físicas y mentales, madre de la<br />
vejez prematura, la ira y la violencia, fue reemplazada por frutas frescas semillas<br />
oleaginosas y vegetales sabiamente preparados.<br />
La mente humana comprendió que, comer carne, era comer cadáver putrefacto<br />
destinado sólo era para las hienas, buitres, perros, moscas y, en general, para seres de<br />
baja calaña que involucionaron hasta comer sangre y carroña.<br />
El vicio, la violencia, la terquedad, la maldad y el egoísmo, ya sólo eran débiles ecos de<br />
un infausto pasado.<br />
Por fin, los animales —nuestros hermanos menores—, fueron respetados, y los<br />
hombres aprendieron a vivir en simbiosis con ellos: el biocidio o asesinato de animales<br />
y selvas ya no fue más.<br />
La Nueva Era Dorada de la sabiduría comenzó a brillar. La ignorancia, en su agonía, se<br />
debatía en alaridos, de muerte. La selva del engaño empezó a arder: El velo sombrío<br />
que nublaba el tercer ojo de los hombres comenzaba a desaparecer.<br />
Rayos de ciencia se cernían sobre la Tierra, y la verdad incubaba una nueva raza de<br />
superhombres.<br />
APARECE MALIGNUS<br />
Todo iba muy bien; por doquier se respiraba paz. El viento del amor acariciaba a los<br />
seres y, en fraternal unión disfrutaban la vida en una perfecta sociedad. Los hombres<br />
comenzaron a construir ecociudadelas orientadas por los alboréanos, y las ciudades<br />
actuales fueron siendo reemplazadas paulatinamente hasta desaparecer. Únicamente<br />
quedaron monumentos, obras de arte y algunas edificaciones históricas patrimonio de<br />
la humanidad.
Pero, de un momento a otro el rumbo del mundo cambió literalmente. Tanta felicidad no<br />
podía existir en un planeta. No todo goce es bendición del cielo ni toda pena es<br />
maldición de Dios.<br />
La ―suerte‖, esa diosa de dos caras, había tejido una obra maléfica a la luz de un<br />
pensamiento criminal. Desarrolló un plan macabro para acabar con la sagrada paz que<br />
los hombres guardaban con gran celo.<br />
Un astrónomo había detectado un colosal bólido que se precipitaba a una pasmosa<br />
velocidad contra la Tierra. ¡La destruiría completamente! *<br />
*Actualmente, los que están al corriente de asuntos cosmobiológicos, saben de ese<br />
planeta. Su nombre es ―Hercóbulos‖ y está habitado por seres tenebrosos<br />
pertenecientes al primer mundo. De hecho son demonios.<br />
Su ambición no cabía en su mundo, y por eso buscan un planeta donde descender<br />
para ensanchar su imperio ignominioso. Esclavizarán a los hombres lanzándolos a<br />
oscuros abismos de inconciencia y dolor.<br />
La maldad existente en el actual egomundo, por ley de afinidad, está atrayendo a<br />
ese horripilante planeta y no sabemos qué va a pasar.<br />
Existe otro planetoide, de importancia, que amenaza encontrarse con la tierra. Su<br />
nombre es Helin descubierto en 1976, en el observatorio de Monte Palomar, por la<br />
astrónomo Eleanor Helin. Su órbita es similar a la terrestre, y terminará chocando con<br />
nuestro mundo.<br />
La voz de alarma se propagó rápidamente. El resto de observatorios astronómicos, y<br />
los mismos extraterrestres, comprobaron lo antes dicho.<br />
Realmente se trataba de un gigantesco planetoide de billones de toneladas de peso. Al<br />
determinar su velocidad se confirmó que haría tremenda colisión con la Tierra en días:<br />
Cataclismos y maremotos borrarían de la superficie habitada todo vestigio de vida.<br />
Los hombres, empequeñecidos, no tenían cómo enfrentarse a ese descomunal<br />
enemigo. Los extraterrestres no habían traído naves con explosivos especiales para<br />
hacer cambiar el curso de ese bólido infernal. Habían venido en misión de paz.<br />
Le dieron a terrible planetoide el nombre de Malignus.<br />
Se programó una reunión de emergencia. No obstante, las soluciones presentadas<br />
fueron consideradas inefectivas. Los remolcadores espaciales y las naves<br />
extraterrestres no servirían para nada —sería como tratar de espantar a un dinosaurio<br />
a golpes de pañuelo—.
Juntas de científicos y extraterrestres agotaron todas las posibilidades, sin contemplar<br />
una solución al problema. Sabium, como presidente del mundo, debía tener solución<br />
para enfrentarse a tan horrible asesino.<br />
La gente, consciente de los hechos, no le quedaba más remedio que rezar y olvidar<br />
este mundo. Milenios de sufrimientos había costado la felicidad que disfrutaban y,<br />
ahora, la furia satánica en poco tiempo los destruiría.<br />
Mientras los científicos, sin encontrar soluciones se acercaban al borde del desespero,<br />
un hombre, con seño pensativo, concentraba toda su inteligencia en un solo punto.<br />
Malignus era su enemigo y debía destruirlo.<br />
BRILLANTE IDEA<br />
Alguien había dicho que, con la sabiduría de Salomón y el poder del diablo, reunidos,<br />
lograrían destruirlo.<br />
Sabium poseía sabiduría suficiente pero le faltaba el poder del diabl…¡Eso es!<br />
La mente del científico se había iluminado con una brillante idea.<br />
Recordemos que, en el tiempo de la loca carrera armamentista, el poder de la maldad<br />
indujo a los hombres a producir miles de poderosas bombas atómicas mega<br />
destructoras, que aún permanecían escondidas en bases secretas.<br />
Habían sido calculadas para destruir la Tierra cinco veces. Si el hombre podía destruir<br />
la Tierra, también podría destruir un planeta que viniese al encuentro.<br />
Sabium pensó que, si lograba dispararlas todas contra Malignus, lo convertiría en polvo<br />
cósmico.<br />
Sin pérdida de tiempo ordenó el desmantelamiento de todas las bases y escondites<br />
atómicos. Ante la sorpresa de los habitantes, centenares de miles de cargas nucleares<br />
encontraron en las madrigueras infernales que, la maldad, había hecho construir a los<br />
humanos para su propia destrucción.<br />
Sabium, con sabiduría, utilizó el poder del ―diablo‖ contra Malignus y, por buen motivo,<br />
llegó la hora de un verdadero desarme. La humanidad dormía sobre un polvorín. Esta<br />
era la oportunidad de salir de él.<br />
El desarme de la Tierra fue total. Malignus sería severamente castigado.<br />
Titanio dispuso sus naves y fue colocando, en un punto del espacio, una a una las<br />
mortíferas armas, hasta formar con ellas una monstruosa falange destructora.<br />
Sus mecanismos detonantes fueron programados, y un Bit-Girox, por medio de un flujo<br />
magnético, las comenzó a empujar hacia el negro cuerpo espacial que venía con ideas<br />
pavorosas.<br />
La lucha era a muerte: o destruir o ser destruidos.
Las bombas se fueron para hacer impacto. Los hombres se quedaron haciendo.<br />
¡Fuerza!<br />
¡Qué lastima!<br />
Desgraciadamente, por una absurda falla, o quizás por el descuido de algún técnico,<br />
¡todos los sistemas fallaron!<br />
Llegada la hora, los humanos tuvieron que conformarse con su ―suerte‖, y no pudieron<br />
apreciar este apoteósico triunfo…En la televisión.<br />
En cambio, en el espacio todo funcionó debidamente, y al fin, unidos, ¡ganaron los<br />
hombres! ¡Dieron en el blanco!<br />
En una clara noche de verano, una brillante luz en el espacio anunciaba que Malignus<br />
había sido destruido. Sabium obró en defensa propia. Actuó con el mismo derecho con<br />
el cual una madre defiende a sus hijos.<br />
A su vez, liberó las almas que estaban encarceladas en cuerpos demoníacos,<br />
teniendo, de esta manera, la oportunidad de renacer en planetas más avanzados.<br />
EXPLICACION ASTRONOMICA<br />
El astro ¡Hercóbulos‖, después del colosal impacto atómico, se desmoronó. Las partes<br />
se contrajeron hacia su mismo centro, por efecto de la fuerza de gravedad. Los<br />
ingentes cataclismos borraron todo vestigio de vida.<br />
La ruta de ―Malignus‖ cambió ligeramente y su ígneo cadáver pasó a prudente<br />
distancia de la Tierra, con dirección al centro planetario.<br />
Su masa tenebrosa —untada de demonios—, fue capturada por la atracción solar y<br />
entró en una órbita submercuriana. Allí la masa aumentó el doble, al capturar trillones<br />
de rocas y el polvo carbonoso, que había dejado un antiguo astro desaparecido:<br />
EL PLANETA VULCANO<br />
Con este nombre siguió llamándose el nuevo planeta del sistema solar.<br />
A causa de la perturbación gravitacional del citado cuerpo y, debido a éste y a un<br />
fenómeno celeste posterior, la Tierra, gradualmente, aumentó su marcha alejándose un<br />
poco del Sol.<br />
Por lo anterior, nuestra madre Tierra ocupó el cuarto puesto en el orden planetario, a<br />
saber: 1) Vulcano; 2) Mercurio; 3) Venus; 4) La Tierra.
EN PAZ CON LA NATURALEZA<br />
Torrentes de júbilo cayeron a la Tierra, después del apoteósico triunfo que aumentó la<br />
confianza en los hombres. El mundo estaba completamente limpio de armamentos.<br />
Sabium había demostrado, una vez más, sus capacidades como genio y gobernante.<br />
Derrotó al gran monstruo del espacio y ahora todos seguían gratamente sus<br />
decisiones.<br />
No sólo era el presidente mundial; también lo consideraban como héroe, como maestro<br />
y como padre. No dictaba mandatos inflexibles. Sus sabios consejos eran acatados<br />
como derechos y estrictamente cumplidos.<br />
—Ninguna ley es buena si no está basada en los ejemplos que nos da a diario la<br />
Naturaleza —decía.<br />
La gente aprendió a no ambicionar más de lo que necesitaba, dando así la oportunidad<br />
de tener algo a los desposeídos. Suprimió el lujo y las excentricidades; por tanto, no<br />
hubo la necesidad de hacer trabajar hasta el agotamiento a muchos, para complacer<br />
ambiciones viles de pocos.<br />
La técnica sólo prestó manos para fabricar lo útil y dejó a un lado lo superfluo. La<br />
Madre Tierra, que antes había estado desilusionada con los hombres por lo mal que la<br />
habían tratado, ahora se encontraba muy agradecida con sus hijos.<br />
La habían librado de Malignus, ese monstruo que amenazaba destruirla. Ella sola,<br />
amarrada a su órbita, no hubiera podido defenderse. De esta manera la verdadera<br />
civilización canceló la deuda con la Tierra, y los hombres siguieron viviendo en perfecta<br />
simbiosis con la Naturaleza.<br />
VIAJE POR INTER-ESPACIO<br />
Transcurrían los años apaciblemente Los hombres se sentían felices de pertenecer a<br />
una verdadera civilización, y celosamente guardaban la paz que disfrutaban. Niños<br />
prodigios abundaban. Los poderes psíquicos comenzaron a manifestarse con mayor<br />
intensidad.<br />
Cierto día, Sabium comunicó una noticia que no fue muy bien recibida por sus amados<br />
hermanos. El con su familia debía viajar por la galaxia: visitarían el planeta Alborada.<br />
Los extraterrestres no podían estar más aquí, y se disponían a regresar. Ya habían<br />
cumplido su misión en la Tierra. Invitaron a la familia Sabium´s a conocer su planeta,<br />
distante a miles de años luz de nuestro mundo.
Este viaje se consideraba beneficioso, Sabium vendría con conocimientos valiosos<br />
para hacer una renovación definitiva y traer los conocimientos finales de la ―Ciudad de<br />
Ecumenópolis‖ que debían construir aquí.<br />
Llegó el día de la partida. Con lágrimas y sollozos, la gente melancólica, despedía a su<br />
amado maestro, padre y hermano, en el viaje más largo y osado jamás imaginado por<br />
mente alguna.<br />
Se trataba de un viaje a través del tiempo. Una junta de notables Druidesas y varones<br />
había quedado encargada del gobierno mundial.<br />
A la hora señalada, la enorme flota comandada por Titanio se alejaría de la Tierra a una<br />
pasmosa velocidad. Se llevaría el corazón del mundo.<br />
La gente pensaba en lo que le pudiera suceder; pero el contacto con el Universo exigía<br />
un riesgo. Llegó el angustioso momento. La Tierra siguió su acostumbrado camino<br />
orbital, mientras los 12 mil BitGirox salían presurosos en busca de la nave madre en<br />
que habían venido.<br />
Los esperaba más allá de la órbita de Plutón. En tres semanas terrestres recorrieron 8<br />
horas luz y, al final, penetraron al interior de la monumental nave que los conduciría a<br />
la Cisura del interespacio.<br />
Allí penetrarían en el túnel del espacio, que los situaría a miles de años luz de la Tierra,<br />
sin necesidad de viajar a ninguna velocidad.<br />
La gigantesca nave que albergaba los ovis tenía forma esférica. Era una completa<br />
ciudad con pistas, laboratorios y hermosos jardines con plantas exóticas de indecible<br />
Belleza.<br />
En esa ciudad espacial, de dimensiones colosales, los ―Sabium´s‖ fueron huéspedes<br />
de honor. El interespacio estaba situado en el punto medio entre nuestro Sol y su<br />
antisol correspondiente, compuesto de materia negativa o antimateria.<br />
Las fuerzas contrarias, de estos dos astros, se neutralizaban en dicho punto, haciendo<br />
distorsionar el espacio-tiempo, a un grado tal que, las cosas materiales que entraban<br />
en ese remolino intergaláctico, les ocurrían fenómenos muy extraños.<br />
LLEGADA AL INTERESPACIO<br />
Titanio prevenía a la familia terrestre explicándoles sobre cosas maravillosas que allí<br />
sucederían:<br />
—Nuestros censores indican que estamos próximos a penetrar en el interespacio<br />
—anunció y continuó: —Vamos a vivir una odisea jamás experimentada por hombres<br />
del tercer plano.
Aquí solo han podido llegar desde allí seres muy evolucionados que han venido a este<br />
punto, sólo por fuerza espiritual; sin recurrir a medios físicos, como ahora lo estamos<br />
haciendo.<br />
—Cuando nos mezclemos con el tiempo negativo, no sentirán miedo ni molestia<br />
alguna. Estas cosas son inherentes al cuerpo físico y, allí, nuestros cuerpos se<br />
desmaterializarán.<br />
—La presión gravitacional —continuó advirtiendo Titanio— permite la manifestación de<br />
la materia, pero en el punto hacia donde nos encaminamos, la fuerza gravitatoria está<br />
en completo reposo.<br />
—En ese estado de quietud espacial no es posible la existencia de átomo alguno. Sin<br />
vibración el mundo físico se desmaterializa quedando traducido al mundo mental.<br />
—Nos acercamos ya al sitio donde converge el tiempo positivo de nuestro Sol que<br />
fluye hacia el futuro, y el tiempo negativo del ante-sol que fluye hacia el pasado (por así<br />
explicarlo ya que no contamos con elementos idiomáticos para expresarlo de la<br />
manera que en realidad es)<br />
Se acercó la borrosa hora y el espacio se fue desvaneciendo. Una orden mental<br />
advirtió que se preparan para atravesar la barrera del tiempo.<br />
Todos los tripulantes se situaron en el salón principal y se sentaron cómodamente en<br />
unas sillas hechas de magnetryón. Los instrumentos de la nave fueron apagados y<br />
todas las funciones cibernéticas cesaron. La nave simplemente flotaba en aquel<br />
aparente vacío absoluto.<br />
—Prepárense: la cisura cósmica nos absorbe por completo. Estas eran las órdenes<br />
mentales que penetraban en lo profundo de sus cerebros: —No se agiten, descansen,<br />
inspiren profundamente, no piensen, relajen los músculos.<br />
Todos percibieron cómo se hacían cada vez más sutiles, hasta el punto de volverse<br />
transparentes. Solo iba quedando una ligera aura que delimitaba el contorno de sus<br />
cuerpos. Sintieron cómo flotaban en la ―nada‖.<br />
Sus cuerpos, los Bit-Girox y la enorme nave habían desaparecido por completo, soles,<br />
estrellas y planetas habían sido borrados del Universo. Para ellos, el mundo físico<br />
entró en inexistencia.<br />
Experimentaron una paz infinita y la dicha sin nombre que sienten las almas después<br />
de abandonar el cuerpo. Todo había regresado a su elemento primigenio y nada se<br />
manifestaba.
Ni siquiera el tiempo ni el espacio, ya que estos elementos pertenecen a la materia y,<br />
allí, la materia no vibraba. Nuestros personajes se identificaron con el silente y<br />
misterioso espacio etérico.<br />
En ese maravilloso estado que se escapa a nuestro intelecto, se hicieron presentes el<br />
pasado y el futuro, traduciéndose todo a una eternidad real incomprensible para las<br />
criaturas del ilusorio mundo dual.<br />
Sin embargo, ellos existían, no habían dejado de ser lo que antes eran. Solo cambiaron<br />
de estado. Egos y conciencias eran las mismas. La realidad era que...<br />
El presidente del mundo, sus hijos y los extraterrestres, se encontraban<br />
sumergidos en una inentendible e inenarrable dimensión espacial… la misma de<br />
donde todos provinimos —la misma hacia donde sin falta hemos de llegar.<br />
(Recordemos que este libro no es apto para las personas que han perdido el sublime<br />
privilegio de soñar: quienes supieron soñar nos llevaron a la Luna, quienes no han<br />
sabido soñar nos han llevado a la guerra.)<br />
CAPITULO 10<br />
LA NUEVA ERA<br />
Todos los ocupantes de la colosal nave llegaron al final de una ruta proyectada<br />
hacia lo inmaterial.<br />
Penetraron en la región del enigma, más allá del espacio y el tiempo.<br />
Se encontraban en la cisura interespacial y, como gota que cae al mar, se<br />
diluyeron en el infinito.<br />
No por esto habían muerto ni desaparecido de Cosmos porque: ―Todo lo que existe<br />
nunca dejará de ser. Lo que no existe nunca llegará a ser‖. (B. G) 2:<br />
16<br />
Simplemente, pasaron a un estado de existencia, desconocido para la mayoría, donde<br />
el cuerpo físico no estorba. Sus mónadas espirituales flotaban tranquilas en el mundo<br />
mental. Allí descubrieron los emporios de belleza y las maravillas invisibles que<br />
siempre anuncian los que, por vía de la sabiduría y la meditación, llegan al éxtasis.<br />
Escucharon voces angelicales, acordes seráficos, y las almas reconocieron su<br />
verdadera morada.
En ese maravilloso mundo —que todos podemos conocer—, no existen las distancias<br />
ni el tiempo. El mundo físico pierde todas sus ficciones que engañan y capturan<br />
nuestro pensamiento.<br />
Al llegar allí, las estrellas son borradas como el polvo al paso del huracán. No por esto<br />
la existencia deja de permanecer sujeta a las leyes eternas e incomprensibles para el<br />
humano entendimiento:<br />
En el Universo todo cambia; menos la ley que produce el cambio.<br />
Mientras nuestros sutiles hermanos vagaban por el cosmos, aquí, en la tercera<br />
dimensión, en el mundo de los terrícolas, el manantial del tiempo fluía acelerado. La<br />
civilización caminaba a pasos de gigante en cuanto adquirir consciencia.<br />
Todos comenzaron a hablar un solo idioma, armonioso y fácil, que agilizó la<br />
comunicación: surgió el esperanto.<br />
El buen entendimiento entre los pueblos y la ausencia de fronteras y armamentos<br />
bajaron la tensión de los hombres. Ahora sí gozaban de verdadera paz y seguridad.<br />
Realidades que, antes, sólo existían como palabras en el diccionario o en la mentirosa<br />
boca de los políticos.<br />
Con la ausencia absoluta del dinero desapareció también la ambición desmedida, el<br />
deseo de posesión sin límite, el derroche, las excentricidades humanas y la explotación<br />
del hombre por el hombre.<br />
Las prisiones se convirtieron en escuelas y los valores humanos recobraron su<br />
verdadero puesto: Los hombres ya valían por lo que eran, no por lo que poseían.<br />
Lo anterior trajo otros beneficios: no robos, no asesinatos y no llantos. La miseria cerró<br />
sus puertas y el hambre fue derrotada para siempre. Ya ningún niño en el mundo moría<br />
de desnutrición —verdadera gloria de una civilización—.<br />
Una fuerza preponderante hacia el bien se cernía con fuerza avasallante sobre las<br />
almas.<br />
La ecuménica campaña que realizaron para acabar con la contaminación atmosférica,<br />
y la limpieza de todos los desperdicios dejados por los habitantes del egomundo,<br />
transformaron el aire en un gas cristalino. Al respirarse con agrado brindaba salud.<br />
Los ríos volvieron a adquirir su verdadero color azulado y la fauna adquirió nuevas<br />
fuerzas. El mundo se convirtió en un planeta de maravillas. Las condiciones<br />
ambientales fueron paradisíacas.<br />
La técnica no se anuló: se humanizó, y el retorno del hombre a la Naturaleza hizo que<br />
la vida se manifestara con más pujanza.
CAMBIO ESPIRITUAL<br />
Faltaba una cosa muy importante: se había realizado un gran cambio en lo material y<br />
en el comportamiento humano en general. En estas circunstancias el sendero espiritual<br />
pedía una renovación —algo tendría que cambiar—.<br />
Esto no quiere decir que lo anteriormente predicado fuera falso. Por el contrario: los<br />
antiguos enviados y maestros anunciaron lo correcto. La verdad fue, es y será siempre<br />
una sola. Nunca cambia.<br />
La renovación consistía en que los hombres tomarían buena conciencia de las<br />
escrituras, que tan mal administradas habían estado por las religiones mercantilistas.<br />
En los últimos tiempos del egomundo existían más de 20.000 sectas o religiones<br />
distintas —brotaban como hongos—, pero, lo único que tenían en común eran los altos<br />
muros de egoísmo que levantaban entre sí.<br />
Trataban de resaltar utilizando la crítica y el hundimiento de las otras. No sabían que,<br />
quien rebaja a los demás para sobresalir, consciente es de su bajeza.<br />
Las religiones de muchos seguidores tenían cismas, divisiones y contradicciones entre<br />
sus ministros. Esto lo veían muy mal sus afiliados que caían en la tibieza espiritual.<br />
Muchos sabían predicar la verdad pero no la cumplían; no habiendo nada más<br />
perjudicial que un buen consejo acompañado de un mal ejemplo: La eterna<br />
contradicción del hombre era siempre la misma: ―distingo lo bueno, apoyo lo bueno,<br />
predico lo bueno, pero hago lo malo.‖<br />
Cumplían la palabra de la ley mas no su espíritu. En fin, en el egomundo todos<br />
deseaban un cambio pero nadie quería cambiar.<br />
No obstante los humanos habían sido guiados por seres super-evolucionados, este<br />
impulso no lo disfrutarían por mucho tiempo. La humanidad debería encumbrarse, por<br />
sus propios medios, hasta su feliz destino. Los hombres continuaban siendo libres,<br />
tanto para el bien como para el mal.<br />
Si no aprovechaban bien esos años, que tantos siglos de sufrimiento habían costado,<br />
podrían echar a perder todo y regresar a la barbarie. El libre albedrío —elemento<br />
básico con el cual el hombre puede fabricar su propio destino—, era difícil y peligroso<br />
de moldear, sin la ayuda de un artífice celeste que les enseñara su buen manejo.<br />
APARECE UN NUEVO ASTRO<br />
Muchas profecías se daban cita en este final de tiempos. La armonía de la paz<br />
contrastaba con la ansiedad por lo venidero. Todo transcurría normalmente, hasta que,<br />
cierto día, a eso de las 8 de la noche, el cielo repentinamente se luminó.
Los habitantes de la Tierra se sorprendieron al ver un descomunal cometa que<br />
apareció en el oriente. Una fuerte luz blanca, en su núcleo, se desvanecía en colores<br />
hacia sus siete relucientes colas que medían millones de kilómetros.<br />
Lo más extraño del caso fue cómo los astrónomos, con sus potentes telescopios, no lo<br />
habían detectado antes. Esto produjo gran asombro entre los científicos. Parecía que<br />
ese gigantesco cometa hubiese brotado de la nada, y esto era un absurdo. Sin<br />
embargo, en lo alto estaba. ¡Todos lo veían! *(Explicación astronómica al final)<br />
PAVOROSO PRESENTIMIENTO<br />
Sin pérdida de tiempo, todos los centros astronómicos apuntaron hacia él sus cañones<br />
radio-ópticos. Las computadoras se llenaron con datos e informaciones para calcular<br />
órbita y movimientos exactos.<br />
¡El desconcierto fue total!<br />
Un pavoroso presentimiento comenzó levantarse entre los hombres de ciencia quienes,<br />
reunidos en un centro astronómico comenzaron a evaluar los resultados.<br />
Empequeñecidos se miraron y callaron: Los datos salientes de los ordenadores fueron<br />
desalentadores. Surgieron tres hipótesis:<br />
1) O la programación y los datos suministrados fueron erróneos.<br />
2) O las computadoras fallaron.<br />
3) O, ese enorme monstruo celeste se precipitaba exactamente sobre el mundo.<br />
Después de revisar nuevamente los datos y comprobar que las computadoras<br />
trabajaban a la perfección, con ansiedad, los científicos volvieron a programar el<br />
ordenador, con el fin de dar el veredicto a los habitantes del mundo quienes, felices,<br />
observaban aquel fascinante espectáculo extraterreno.<br />
Al recoger de nuevo los datos de la computadora se miraron asombrados: las<br />
coordenadas y velocidad suministradas eran correctas. El ordenador había funcionado<br />
a la perfección; quedaba, entonces, la tercera hipótesis como verdadera. El dictamen<br />
de la computadora fue el siguiente:<br />
--El... Cometa... X... (Aún no tenía nombre) hará… Colisión…con... La<br />
…Tierra... a... las...3… en punto... de…la... madrugada.<br />
Fríamente, las máquinas habían vaticinado la verdad.<br />
Los científicos que comprobaron estos hechos callaron. Empequeñecidos ante la<br />
potencia atronadora de aquel luminoso enemigo, de millones de kilómetros de tamaño,
que se dirigía una pasmosa velocidad y con una fuerza aplastante contra nuestro<br />
hermoso planeta azul.<br />
SIN ESCAPATORIA<br />
Recordemos que Malignus, el anterior astro, sólo medía varios miles de kilómetros de<br />
diámetro, y había necesitado la potencia destructora de todas las bombas atómicas.<br />
Además había aparecido con tiempo suficiente para preparar la destrucción.<br />
Ahora, este nuevo cuerpo celeste era más grande que la Tierra, y estaba a escasas<br />
cinco horas de hacer colisión con ella. Los hombres habían agotado sus armas y no<br />
poseían ni una aguja para defenderse. No les daba tiempo para pensar y menos para<br />
obrar.<br />
Sabium y los extraterrestres se dirigían hacia el centro de la galaxia. Buscando el<br />
camino más corto habían penetrado en el interespacio. Vagando por el tiempo<br />
estaban desmaterializados. De salir de allí con vida, serían los únicos terrestres<br />
sobrevivientes; pero ¡No volverían a ver la Tierra!<br />
Únicamente los científicos, reunidos en el principal centro astronómico, se dieron<br />
cuenta del inminente impacto que haría el cometa. Pasadas unas cuantas horas, en<br />
nuestro sistema solar, habría un planeta ¡menos!<br />
Y nueve mil millones de muertos ¡más!<br />
A uno de los astrónomos se le ocurrió una brillante idea:<br />
¡Rezar!<br />
Era lo único que podían hacer.<br />
En tanto la gente, sin darse cuenta del peligro, se encontraba en las calles celebrando<br />
una sana fiesta costumbrista. Estaban a la expectativa de las noticias sobre aquel<br />
―gracioso‖ fenómeno celeste. Sólo aquellos astrónomos, que a puerta cerrada se<br />
encontraban reunidos, temblaban de espanto. No sabían el modo de comunicar la<br />
aterradora noticia.<br />
El director del grupo exclamó:<br />
— ¡Gran Dios! ¿Por qué tendremos que recibir otro horrible castigo? ¿Cómo diremos a<br />
nuestros hermanos que dentro de tres horas ocurrirá el fin del mundo? ¡Pobres! En su<br />
alegría no saben que vamos a ser blanco de ese inmenso proyectil:<br />
El mundo, inconsciente, en una popular fiesta, celebra sus bodas con la muerte —<br />
terminó diciendo el astrónomo.
DOS NOTICIAS IMPORTANTES<br />
Esa noche, llena de presagios, los terrígenos se disponían a celebrar, en completa paz<br />
y dicha la llegada de un nuevo año. Pronto serían las 12 de la noche. Faltaba una hora<br />
escasa para terminar el ciclo anual y esos últimos minutos se hacían E t e r n o s.<br />
Los corazones vibraban emocionados en fraternal unión. Hermosos juegos de luces<br />
electrostáticas téslicas no contaminantes se lanzaban por los aires, destellando como<br />
flores vivas en la atmósfera (ya no usaban pólvora.) En los hogares se daba gracias al<br />
Cosmos Infinito por haberles permitido llegar a esa fecha ―lejos de todo peligro‖.<br />
Olas de júbilo y alegría bañaban a todos los hombres, exceptuando a los científicos<br />
que temblaban horrorizados en el centro de control del mayor telescopio del mundo.<br />
Habían cerrado las puertas del salón principal. Decidieron, en esta ocasión, no dar<br />
explicaciones sobre el fenómeno a los periodistas de las agencias de información que,<br />
afanosos, esperaban datos técnicos sobre aquel fascinante astro.<br />
Niños, adultos y ancianos miraban atentamente a sus receptores tridimensionales de<br />
televisión. Estaban pendientes de dos noticias muy importantes:<br />
La primera, era conocer el nombre y datos sobre el cometa que, a cada instante,<br />
iluminaba más y más la tibia noche.<br />
La segunda, era conocer la madre y el lugar donde naciera el primer niño de la nueva<br />
era. Esta costumbre se había propagado en los últimos años. Existía un premio para<br />
los padres del primer bebé que naciera al comienzo de cada año.<br />
Reporteros, con sus cámaras transmisoras, habían invadido hospitales y centros de<br />
salud. Cualquier sitio en donde hubiese una madre, próxima a dar a luz, se encontraba<br />
un informador que se disputaría el honor de comunicar al mundo esa tremenda primicia<br />
informativa.<br />
Miles de madres esperaban entregar el preciado fruto de sus entrañas, a esa hora.<br />
¡Faltaba un minuto para las doce de la noche!<br />
El ―gracioso‖ cometa, que pocas horas antes se veía como una raya luminosa en el<br />
espacio, ahora abrigaba todo el horizonte, alumbrando la parte oscura de la Tierra, con<br />
destellantes ondas de luz y color.<br />
Todos los ciudadanos del mundo estaban pendientes del reloj. 12 en punto: Campanas,<br />
sirenas, gritos, abrazos, oraciones y llantos, saturaron la atmósfera en un<br />
ensordecedor rugido.
EL COMETA SIGUE AVANZANDO<br />
Después de ese breve pero incendiario estado de júbilo y alegría, los ánimos se fueron<br />
apagando y la gente quedó a la expectativa de las noticias que esperaban.<br />
Sobre el anuncio del primer niño, aún no se había registrado alumbramiento alguno en<br />
ningún punto terrestre. Este acontecimiento extraño causó gran alborozo.<br />
La tensión nerviosa comenzaba a aumentar entre los reporteros que esperaban<br />
ansiosos información, en las puertas del centro astronómico, sobre el majestuoso astro<br />
que se acercaba más y más hacia la Tierra.<br />
Los sabios que analizaban el problema, no habían perdido la calma y se disponían a<br />
efectuar nuevas investigaciones, formular nuevas hipótesis y revisar los datos.<br />
Lo más desconcertante era la aparición repentina del fenómeno. Según su tamaño,<br />
debía haberse visto con un año de anticipación. Lo anterior parecía un absurdo sueño.<br />
La cruda realidad era que el astro cubría a esa hora más de la mitad del firmamento.<br />
También lo confirmaron las computadoras y éstas no estaban programadas para soñar.<br />
Hay momentos en la vida en los cuales, cualquiera que sea la posición del cuerpo, el<br />
alma está de rodillas.<br />
Uno de los hombres de ciencia, que había estado todo el tiempo frente a las video<br />
pantallas, y en silencio había analizado los datos suministrados por el radiotelescopio,<br />
bruscamente se levantó de su asiento y, nervioso, exclamó:<br />
—Este no es exactamente un cometa. No tiene cabeza sólida definida: es una pacífica<br />
nube, o algo que se está convirtiendo en energía pura y tiende a desaparecer.<br />
—Su masa total sólo debe pesar unas decenas de de toneladas; sin embargo, como<br />
están dispersas en varios millones de kilómetros, representan un gas supremamente<br />
tenue. Sólo, parte de ese gas, envolverá al mundo, sin causarle daño alguno.<br />
—Contiene sí, unos pequeñísimos gránulos de metal que se precipitarán hacia la<br />
Tierra; pero, al contacto con la atmósfera, se desintegrarán antes de llegar a la<br />
superficie.<br />
El astrónomo tenía razón.<br />
El director de grupo, después de comprobar los hechos, abrió la puerta del recinto y las<br />
cámaras de televisión mundial lo enfocaron.<br />
Con lágrimas en los ojos, y sin poder ocultar la emoción, así se expresó:
—Habitantes de la poderosa nación Tierra: no es motivo de preocupación aquel<br />
fenómeno que contemplan en el firmamento.<br />
Se trata de una nube energética, de origen desconocido, que no presenta peligro<br />
alguno para la vida ni para el planeta. Así como un avión traspasa la nube, así la Tierra<br />
pasará a través de la cola del aparente cometa, compuesto de polvo cósmico, sin sufrir<br />
el menor efecto.<br />
—Es posible que a las tres de la madrugada se presente una lluvia meteórica que no<br />
ofrece, como lo he dicho, peligro para ningún ser viviente; en razón de que no<br />
alcanzará a llegar hasta nosotros.<br />
— ¡De eso estamos seguros!<br />
—Nuestros antípodas, como es natural, se encuentran en pleno día y no están<br />
apreciando este hermoso fenómeno. No se quedarán sin verlo.<br />
—A medida que les llegue la noche notarán que no se oscurece por completo debido a<br />
que la nube cósmica estará envolviendo nuestro planeta durante unas doce horas, sin<br />
perjudicarlo en lo más mínimo.<br />
—Queridos habitantes de Ecumenópolis: gocen del espectáculo celeste y den gracias<br />
a Dios. Deseo que este acontecimiento sea augurio de buenas nuevas para todos.<br />
Hemos bautizado el fenómeno con el nombre de Benignus.<br />
UN CASO INSOLITO<br />
La noticia fue recibida con beneplácito y, nuevamente, la emoción entró en ebullición.<br />
En las calles se agitaban remolinos de seres. Querían disfrutar del imponente<br />
espectáculo que venía, como un regalo ofrecido por el Cosmos, para el advenimiento<br />
glorioso del nuevo año que comenzaba.<br />
Excedentes de luz y color marcaban la pauta para el comienzo del año nuevo. Por<br />
esta parte, las personas quedaron contentas y satisfechas.<br />
En cambio, comenzó a causar extrañeza un insólito caso: En todo el mundo no nacía el<br />
primer niño.<br />
Habían pasado dos horas y los médicos sintieron temor de sus ―candidatas‖, que ya<br />
debían haber llegado a un feliz alumbramiento. Los niños no querían nacer.<br />
Algo se interponía entre la energía creadora y las madres. Una fuerza avasallante y<br />
extraña se apoderaba de ellas y les impedía dar a luz. Lo más raro del caso era que,<br />
este fenómeno, ocurría en todo el orbe; no podía ser una simple coincidencia.
En torno a la medicina circularon los más variados comentarios y se postularon las más<br />
sobresalientes hipótesis que pudieran aclarar el misterio.<br />
Al no encontrar causa aparente, lo más sensato era creer que, la influencia del cometa<br />
Benignus estaba alterando bruscamente, en alguna forma, las funciones fisiológicas en<br />
las madres. Así lo afirmaron muchos médicos.<br />
Las drogas de aceleramiento, suministradas en estos casos, no daban resultado. No se<br />
debía precipitar en forma quirúrgica el alumbramiento por temor a causar problemas en<br />
de la criatura. Lo más prudente era esperar.<br />
NACIMIENTO DE UN “GUÍA AVATAR”<br />
Faltaba cinco minutos para las tres de la madrugada. El ambiente de fiesta continuaba.<br />
En las emisoras de sonido octofónico -8 canales-, estrenaban conciertos preparados<br />
especialmente para la fecha.<br />
La gran coral del mundo, integrada por cinco mil voces femeninas y masculinas,<br />
acompañada por la súper-sinfónica de mil profesores de música, entonaba un<br />
imponente himno de alabanza dedicado a la gran fraternidad humana.<br />
Mientras esto ocurría, una joven mujer, de<br />
angélicas facciones, se presentó a un centro de<br />
salud.<br />
— ¡Creo que voy a dar a luz! —le dijo a la<br />
directora del establecimiento.<br />
—Puede seguir, la acompañaré a un salón donde<br />
varias madres ―esperan‖.<br />
— ¿Se ha enterado usted del problema?: ninguna<br />
señora, en el mundo, ha podido dar a luz —le<br />
afirmó la directora, y continuó explicándole:<br />
—El astro que rodea la Tierra es el causante del<br />
problema.<br />
— ¡Por favor!, mi caso es urgente —le suplicó,<br />
con su dulce pero entrecortada voz, la hermosa<br />
mujer de origen desconocido.<br />
Con urgencia fue llevada a un salón especial y<br />
varios médicos se ocuparon de su estado.<br />
Hasta el interior de la sala de maternidad<br />
penetraba el bullicio de los ríos vivientes que
ecorrían las calles de la ciudad. Alegres contemplaban el maravilloso espectáculo<br />
extraterreno.<br />
La luminosa nube, que había aparecido Cinco horas antes como una estela luminosa,<br />
en ese momento cubría toda le inmensa cúpula del firmamento.<br />
¡De pronto?<br />
Como en un cuento de remota fantasía, las estrellas del Universo entero se<br />
precipitaron sobre la Tierra, haciendo gala de su magnífico esplendor.<br />
Era exactamente las tres de la madrugada.<br />
Ante ese inigualable despliegue luminoso, todos, absolutamente todos, quedaron<br />
enmudecidos.<br />
Se escuchó en la atmósfera radiante un coro de trillones de voces angelicales,<br />
dirigidas por un genio celeste.<br />
Ingentes galaxias y diáfanas constelaciones súper vibraron en su eterno peregrinar<br />
para dar loor un enviado del Universo.<br />
Los átomos temblaron al presenciar la arrolladora magnificencia un ser del sexto<br />
mundo —Un Sol encarnado en ser humano—. Ante tan excelsa gloria…<br />
Se hizo silencio por un breve pero fulgurante instante, y solo fue interrumpido por la<br />
débil vocecita de un niño que, llorando, acababa de nacer.<br />
EXPLICACIÓNDEL FENOMENO ASTRONÓMICO<br />
(Nacimiento de un nuevo Sol)<br />
Una fría e indetectable masa de antimateria perforó el manto ―positivo-magnético‖ que<br />
envuelve el sistema solar. Traía una espantosa velocidad y una fuerza avasallante. Al<br />
pasar entre les órbitas de Marte y Júpiter, tropezó con una cadena de asteroides<br />
volatizándolos por completo.<br />
En esta forma se desató la energía más terrible del Universo.<br />
La unión de materia y antimateria generó 100 mil trillones de grados centígrados en<br />
cada milímetro cúbico.<br />
Una estela plasmática, de energía pura, se perfiló en el sitio del impacto, y fue<br />
observada por los hombres como una brillante raya luminosa, dando así la impresión<br />
de ser un cometa.
Los pequeños pedazos de rocas cercanas, que hicieron contacto con la antimateria, se<br />
convirtieron en una nube radiante, aunque a velocidad sublumínica, suficiente para<br />
llegar a la Tierra en pocas horas.<br />
El bólido de antimateria tenía el tamaño aproximado de nuestra Luna. El roce con los<br />
asteroides no menguó ni su tuerza ni su masa, continuando, indiferente, su recorrido<br />
con destino final Júpiter.<br />
Efectivamente, Júpiter, el padre de los planetas, 800 veces más grande que la Tierra,<br />
sería perforado hasta sus entrañas por una Luna de carga eléctrica contraria.<br />
Los átomos de ese espantoso intruso estaban compuestos por deuterones, en sus<br />
núcleos, y positrones en sus órbitas.<br />
De esta manera ocurrió la explosión más colosal e inenarrable de la historia planetaria.<br />
La masa de antimateria aniquiló por completo el equivalente de masa jupiteriana,<br />
convirtiéndose en energía pura, equivaliendo a cientos de miles de trillones de bombas<br />
atómicas, suficientes para convertir aquel astro en un poderoso Sol.<br />
En su interior se engendraron reacciones atómicas que continuarían despidiendo<br />
energía por millones de años.<br />
El fuego atómico se había encendido en el interior de Júpiter, y éste se esponjó más<br />
allí de la órbita de su más alejada Luna, tragándosela por completo, junto con las<br />
restantes. Todo quedó convertido en una gigantesca bola de plasma y, en nuestro<br />
firmamento, brilló un nuevo Sol.<br />
Se cumplieron las profecías dadas 6000 años atrás en el Baga Batan:<br />
―Aquí brillará un nuevo sol‖.<br />
Y en la Biblia:<br />
―Habrá un nuevo cielo y las tinieblas de la noche no serán más‖.<br />
―Avatar‖ Refórmador de Naturaleza Divina y Humana….<br />
Se cumplieron las palabras de los profetas que anunciaron:<br />
―Se vio en el cielo una gran señal‖ Revelaciones 12: 1.<br />
―Respecto a aquel día o la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo,<br />
sino el Padre. Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el<br />
día señalado‖: Marcos 13: 32, 33
íblica. No conocemos el día ni la hora. De lo que sí estamos seguros es que nos<br />
encontramos en los últimos tiempos (leer Mateo 24: 3 a 45) a esta generación —la que<br />
recibió este anuncio—, le tocará ver grandes señales en el cielo.<br />
CAPITULO 11<br />
REVELACIONES DE UN PATRIARCA<br />
Allí donde subyace el infinito misterio de la vida.<br />
De “allí“donde emanan fragantes las aguas cantarinas de la paz. Desde “allí”<br />
emergieron los majestuosos acontecimientos que situaron a la humanidad en un<br />
océano de emociones.<br />
A medida que la radiante nube iba desapareciendo, potentes rayos lumínicos se abrían<br />
paso alejando bruscamente las tinieblas:<br />
O, el Sol había madrugado dos horas antes…sería un absurdo.<br />
O en el espacio interplanetario brillaba otro Sol…era imposible.<br />
Sin embargo, ante la evidencia, la confirmación fue unánime. Allí estaba en el<br />
occidente un ―imposible Sol‖ que perfilaba el primer ocaso de su millonaria vida.<br />
El rumor de la historia resonaba un caso semejante, cuando, en el año 500 de la<br />
pasada era, los hombres observaron una fuerte luz en el cielo. En el citado caso fue la<br />
explosión de una supernova cuyo esplendor duró varios días.<br />
Mentes intoxicadas con fantasmas interplanetarios, épocas misteriosas y hechos<br />
incomprensibles, necesitaban un bálsamo etérico que los calmase.<br />
El primer niñito del año había nacido, no en forma normal: tres horas antes y tres horas<br />
después no se presentaron otros alumbramientos en el mundo. Por ello, y por el<br />
fenómeno estelar ocurrido precisamente a la hora de su nacimiento, cosas grandiosas<br />
se esperaban de ―El‖.<br />
Religiosos y cosmobiólogos se concentraban para revisar cuidadosamente las<br />
profecías y los movimientos astrales. Algo que se revestía de majestuosidad estaba<br />
sucediendo. Muchos asuntos estaban sin aclarar.<br />
Una lluvia de autoridades, periodistas y dirigentes religiosos cayó sobre el citado centro<br />
asistencial. Sus preguntas tronaron.
Debían hacer eco en un mundo sediento de respuestas. ¿Quién era el padre del niño?<br />
¿A qué familia pertenecía? ¿De dónde provenía?<br />
Las cámaras sólo lograron mostrar a una dulce mujer, de rostro inmaculado, blanco<br />
como el alba; su tez emanaba el frescor de la aurora y sus brillantes ojos reflejaban<br />
todo el esplendor de los atardeceres.<br />
Sostenía en sus brazos, un radiante niñito. Dijo llamarse Divina, y que su hijo se<br />
llamaría Angelino.<br />
EL NUEVO SOL<br />
Por otra parte, sabios y astrónomos, desconcertados, trataban de averiguar cómo<br />
había aparecido repentinamente la nueva y gigantesca luminaria, que ya se ocultaba<br />
dando paso al ―antiguo Sol‖.<br />
Para quienes al lado opuesto de la Tierra esperaban la noche, el espectáculo redobló<br />
su imponencia:<br />
Al occidente, una estela de candentes arreboles preparaba el acostumbrado atardecer.<br />
En el oriente, el despertar repentino del alba anunciaba la entrada triunfal del nuevo<br />
Sol, que pronto se entronizaría en el Ecuador para mirar, por vez primera, el nuevo<br />
mundo.<br />
Los científicos rápidamente desenvolvieron el misterio, anunciando que se trataba de<br />
Júpiter.<br />
Al comprobar la presencia de antimateria en el sistema solar, dedujeron el porqué se<br />
iniciado el fuego nuclear allí. La ardua investigación científica había encontrado la<br />
verdad.<br />
En un principio existió el temor de una repercusión fatal para la evolución de la vida en<br />
la Tierra.<br />
Si la hubo.<br />
¡Más fue benigna! Recordemos que nuestro planeta se había alejado un ―poco‖ del<br />
gran Sol central en el momento que el nuevo planeta Vulcano se había formado. De<br />
hecho ya no calentaba tan bruscamente en el día. Nuestro mundo había entrado a<br />
ocupar el cuarto puesto en la escala planetaria.<br />
A ser bañada en forma equitativa por el calor de dos soles situados a una distancia<br />
ideal, las condiciones meteorológicas cambiaron radicalmente:
En los desiertos comenzó a llover y sus tierras se hicieron cultivables. Los<br />
devastadores inviernos y las fuertes nevadas, que afectaban importantes zonas,<br />
desaparecieron. Esos territorios adquirieron un agradable ambiente tropical donde<br />
surgían flores multicolores y perfumadas.<br />
Los veranos, huracanes y tifones, anteriormente originados por la intermitente<br />
distribución del calor solar, no volvieron a dañar las siembras.<br />
Las plagas y microorganismos, que aprovechaban los bruscos contrastes de clima,<br />
debilitaron sus ciclos biológicos y desaparecieron.<br />
Fangosas ciénagas y pútridos pantanos se secaron, no sirviendo más de hábitat a las<br />
larvas y parásitos que castigaban al hombre.<br />
Los dos soles se turnaban para evaporar lentamente las aguas estancadas,<br />
vertiéndolas luego en terrenos antes áridos y quebrajosos.<br />
En esta forma,‖nuestras‖ dos luminarias celestes desterraron las tinieblas y avivaron,<br />
con sus refulgentes rayos, la llama eterna del verdadero amor.<br />
EXPLICAC IÓN<br />
Hacia el centro galáctico la condensación estelar aumenta. Allí, innumerables sistemas<br />
de dos, tres o más estrellas, giran alrededor en un centro gravitacional común. En ese<br />
centro, existen planetas vivientes a privilegiada y prudente distancia de dichas<br />
luminarias celestes.<br />
Al ser bañados equitativamente por varios soles, poseen temperaturas ideales,<br />
constantes, o saludables y, de hecho, superviables para la evolución de formas<br />
esplendorosas de vida.<br />
En los brazos externos de la Vía Láctea —donde habitamos—, la familia estelar está<br />
dispersa, encontrándose los soles incomunicados por las inconcebibles distancias de<br />
decenas o cientos de años luz.<br />
Los planetas, como en nuestro caso, sufren la mala distribución de temperatura, y los<br />
hombres son castigados por el inclemente tiempo, teniendo que compartir su medio<br />
con larvas, hongos y microorganismos malignos, originarios de pestilentes planetas<br />
tenebrosos donde habitan seres del segundo y primer grado evolutivo.<br />
Estos últimos mundos se encuentran en los extremos o confines de las galaxias.*<br />
(Libro ―Vida en 7 mundos‖).
CONDICIONES PARADISÍACAS<br />
Con el correr del tiempo muchas especies de aves migratorias evolucionaron hacia<br />
formas esplendorosas. La Tierra adquirió ambiente y condiciones paradisíacas y logró<br />
su equilibrio ambiental:<br />
Por doquier abundaban campos floridos y frondosos árboles frutales. El reloj de las<br />
estaciones se detuvo en la primavera –eternizándola—.<br />
La dieta vegetariana y el regreso al naturismo mantenía a los hombres libres de<br />
pasiones morbosas y sanguinarias, directamente derivadas del cruel alimento<br />
―cadavérico‖: ¡La carne!<br />
Los hombres comprendieron que los pasos de Dios se escuchan en el andar de todas<br />
las criaturas y Su voz brama en las bestias y canta en las aves.<br />
LA DIMENSIÓN INTERESPACIAL<br />
Por fin los humanos bebían las aguas cantarinas de la paz y estrenaban su nuevo<br />
planeta. Sin embargo les preocupaba la ausencia de su amado mandatario, por una<br />
parte; y por otra, trataban de resolver la misteriosa llegada de Angelino.<br />
En tanto, en el espacio exterior, tripulantes y máquinas habían desaparecido sin dejar<br />
huella. De ellos no se manifestaba ni un electrón. Habían regresado al elemento<br />
primigenio, origen de toda sustancia física.<br />
No obstante, la esencia de lo que eran permanecía intacta. Flotaban en la eternidad, y<br />
sentían la dicha indecible de las almas que no están encarceladas en un cuerpo.<br />
Querían permanecer en ese éxtasis, en ese samadi, en ese nirvana, pero una<br />
poderosa mente los arrastraba hacia una nueva materialización. En realidad, sus<br />
etéricas auras sintiéronse cada vez más densas; comenzaron de nuevo a aferrarse al<br />
peso de la gravitación universal y, con sus borrosos sentidos, comenzaron de nuevo a<br />
ver el mundo material.<br />
Sintieron la angustia y el pavor que se siente al nacer.<br />
La respiración comenzó a fluir y, por fin, notaron que un corazón palpitaba de nuevo en<br />
sus pechos. De nuevo las almas se encontraban encerradas en esta estrecha cárcel<br />
llamada cuerpo.<br />
El invierno de sus ojos delataba un sufrimiento, que no fue en vano.<br />
Los Sabium´s comprendieron que después de la muerte del cuerpo continúa la vida. En
esta ocasión, el cuerpo de ellos no murió; simplemente se había desmaterializado y<br />
organizado cuánticamente.<br />
Por esa causa sus almas pudieron vestir de nuevo los mismos físicos, conservando<br />
idéntica la personalidad, y pudiendo recordar la experiencia.<br />
LLEGADA AL PLANETA ALBORADA<br />
En la nave madre todo había vuelto a la normalidad. Sabium, Dylan y Matilda se<br />
levantaban para ver un nuevo y esplendoroso mundo. Se encontraban cerca al centro<br />
de la Vía Láctea, a 27 mil años luz de la Tierra. Vieron un espacio diferente:<br />
Miríadas de estrellas gigantes se apiñaban formando remolinos de inconmensurable<br />
belleza. 7 estrellas prominentes, girando en un mismo eje gravitatorio, actuaban como<br />
soles, dando vida a una de las más afortunadas esferas de la creación: El planeta<br />
Alborada.<br />
Los extraterrestres regresaban a casa. Allí preparaban un especial recibimiento para el<br />
presidente del cuarto planeta del Sistema solar quien arribaba con su familia.<br />
Conocerían la más fantástica civilización inimaginada por el más lúcido terrícola.<br />
Recibirían los conocimientos para construir en su planeta una nueva sociedad<br />
altamente evolucionada.<br />
Sabium fue recibido y considerado huésped de honor. En su permanencia en el<br />
portentoso mundo conoció sistemas ideales de vida. En Alborada sólo había una<br />
ciudad que envolvía al planeta.<br />
Así como los átomos se agrupan para formar moléculas, así se disponían, en simetría<br />
radial, las rutilantes construcciones que albergaban a los alboréanos. (La ciudad del<br />
futuro en el libro “Revelaciones de un Extraterrestre”).<br />
Sus 72 mil millones de seres vivían embriagados con el bálsamo del amor, y en<br />
completa paz y unidad con la Naturaleza que les prodigaba abundantes frutos.<br />
De exóticas flores que crecían silvestres preparaban el néctar de la eterna juventud. Se<br />
mantenían rebosantes de salud, belleza y alegría.<br />
Allí, naturalmente, no existía el dinero sino los derechos; y todos, al nacer, los traían en<br />
abundancia. En ese planeta no conocían ningún tipo de microorganismos infecciosos,<br />
ni plagas de insectos ni animales feroces.<br />
Por tantas ventajas, la vida humana se prolongaba allí hasta los 900 y 1000 años.<br />
En verdad el hombre se hizo para vivir. No para morir triste y abatido a los 50 ú 80<br />
años, cansado de soportar el peso de sus propios errores.
REVELACIONES DE UN PATRIARCA<br />
Un venerable patriarca alboriano conocía la verdadera historia del hombre terrestre. La<br />
reveló a Sabium en esta forma:<br />
—Adán —explicó—, no fue un hombre sino una raza:<br />
—La raza “Adánica” floreció por vez primera, en el sistema solar, en el privilegiado<br />
―planeta Amarillo‖.<br />
—Este se desplazaba majestuoso entre las órbitas de Marte y Júpiter. En ese<br />
entonces, Júpiter aún brillaba, puesto que era un Sol secundario. La luz y el calor del<br />
Sol central no quemaban puesto que la orbita era superior a la terrestre, y entre los dos<br />
soles distribuían la energía equitativamente y exacta.<br />
—En el planeta amarillo no existían las tinieblas; era un verdadero paraíso. El metal<br />
que predominaba era el oro, y de ahí su nombre y el color que reflejaba.<br />
—Los adánicos se encaminaban a pertenecer al cuarto grado evolutivo, hasta que, el<br />
microbio del poder —la más astuta creación del demonio—, perforó sus mentes,<br />
haciéndolos dividir en dos naciones.<br />
—Su avanzada tecnología la emplearon para el mal, fabricando terribles bombas de<br />
antimateria.<br />
—Cierto día, el envidioso gobernante ―Caín‖ resolvió utilizarlas contra sus hermanos<br />
que seguían a ―Abel‖, con tan mala suerte que, no sólo los destruyeron, sino que<br />
acabaron con el planeta:<br />
—Al ser debilitada su corteza con el impacto atómico, la presión interna lo hizo estallar<br />
en millones de pedazos.<br />
Sabium, que escuchaba atento, no pudo contener un estremecimiento.<br />
No te asustes hermano; son cosas pasadas —le dijo el patriarca.<br />
No todos murieron. Algunos habitantes, antes de la catástrofe, abandonaron el planeta<br />
y llegaron a la Tierra, como arrojados de ese paraíso.<br />
Allí, en ese mundo inhóspito, encontraron la raza negra, oriunda del planeta. Se<br />
mezclaron con ella, la esclavizaron y tuvieron que enfrentarse a una naturaleza<br />
desafiante para ellos.<br />
—De ahí en adelante la historia fue siempre triste hasta hace poco. Tú conoces buena<br />
parte hermano Sabium —terminó diciendo el venerable anciano.
—Es cierto –asintió el Guía terrestre y agregó:<br />
—En el espacio aún se agita la turbulencia que dejó el error: —Entre las órbitas de<br />
Marte y Júpiter deambulan rocas y asteroides, patética huella de un pasado violento<br />
que confirman este lamentable acontecimiento.<br />
—Ya sé —repuso. Sabium, —porqué los terrestres, a lo largo de toda su historia, han<br />
sentido sed de oro. ¡Obvio!... venían de un planeta dorado por excelencia.<br />
En cambio, en la Tierra, sólo consiguieron ese metal a costa de sangre y muerte, para<br />
luego lucirlo con arrogancia y miedo. Afortunadamente la historia terminó.<br />
MATRIMONIO A LA VISTA.<br />
Mientras los mayores conversaban sobre pretéritas edades, en el mundo de los niños,<br />
oh, no… no tan niños:<br />
Han pasado 11 años y Dylan tiene 23, Galaxia 19 y Matilda 17. Los perfuma la edad<br />
florida.<br />
Devolvamos unas páginas en la historia y transportémonos, por allí a la época del<br />
egomundo, cuando Dylan y Galaxia se conocieron.<br />
Recordemos la tremenda ansiedad de la niña por ver nuevamente a sus amiguitos. Tal<br />
actuación había acelerado a Titanio a recoger a los Sabium´s esa misma noche. Un<br />
acto providencial que los salvó de un encuentro con la muerte.<br />
Bien. Lo importante aquí, es saber que Galaxia sintió algo más que una simple<br />
ansiedad. Más adelante, en el viaje a la Luna, el primer piropo que Dylan lanzara<br />
filosamente a una mujer (¿Tu Mami es tan bonita como Tu?), brotaba de los más<br />
intrincados laberintos de su corazón.<br />
Cupido, sin respetar edades, había utilizado su arma certera para despertar en ellos un<br />
fuego intenso de ternura y cariño: ¡Fue un amor a primera vista!<br />
Nunca expresaron nada, pero sus miradas lo decían todo. Sabium y Titanio bien lo<br />
sabían. Celesta también lo consentía. En esta oportunidad se llegó la hora de arreglar<br />
ese problema.<br />
¡Y sí hubo un problema! Tal vez insalvable. Una barrera impenetrable se interponía<br />
entre sus cuerpos:<br />
Seres del cuarto estado evolutivo no podían tener contacto íntimo con seres del tercer<br />
mundo. Ello significaba degradación y castigo.
Bien lo expresaba la historia antigua cuando, habitantes del cosmos llegaron a la<br />
Tierra. Por su tecnología fueron considerados dioses. No importando su grado, tuvieron<br />
contacto con hembras terrestres; por ello degradaron y fueron severamente castigados.<br />
Ahora, en el caso de Galaxia y Dylan ocurriría lo mismo. Sólo quedaba algo por hacer:<br />
Un improbable intento de pedir dispensas a los sabios y patriarcas espirituales de la<br />
confederación alboriana.<br />
Así lo hicieron y la respuesta de los respetables fue dura: —Imposible la excepción: un<br />
ser del cuarto grado evolutivo no puede unirse a un ser del tercer grado.<br />
Estas palabras fueron catastróficas para los corazones de Galaxia y Dylan que<br />
sintieron volar en mil pedazos el sagrado templo del amor que desde niños habían<br />
levantado.<br />
Desde los 8 años Galaxia fundó su amorosa esperanza en Dylan, y él siempre la<br />
llevaba como parte integral de su ser. No dejaron de quererse un solo instante.<br />
A la ansiada hora, el destino, odioso e incomprensible, los separaría para siempre,<br />
quemándoles el incienso de su amor ante el altar del sacrificio.<br />
Humildes, cabizbajos, en ahogados sollozos se disponían a salir del santuario<br />
patriarcal hacia un mundo frío de soledad. En sus manos llevaban un manojo de<br />
ilusiones deshechas y marchitas.<br />
¡De súbito!<br />
El sabio que presidía los patriarcas, los llamó y les dijo, con su voz plena de autoridad:<br />
—Realmente no es posibles relaciones de ese tipo bajo ninguna excepción. Mas, los<br />
hombres de la Tierra, por su unidad, ya pertenecen a nuestra confederaron:<br />
¡Han conquistado ya el cuarto mundo evolutivo!<br />
—La Unión de estos seres es completamente válida, y goza de nuestra aprobación.<br />
Galaxia se refugió en los brazos de Dylan que con fuerza la apretaron. El cáliz de su<br />
boca se abrió en flor para recibir el primer beso de amor; ambos, en un éxtasis<br />
glorioso, confirmaron lo mucho que se amaban.<br />
Minutos antes los separaba el umbral de la pena y ahora estaban unidos para siempre.<br />
En su luna de miel, Galaxia cumplió la invitación que, cuando niña, le hiciera a su<br />
amado: ahora se desplazarían en ―vilox‖ por todo el planeta y... sin compañía de<br />
personas mayores.
La noticia se propagó en una sola presión mental que envolvió el planeta: ―La hija del<br />
primer Guía de Alborada se había unido para siempre con el primogénito del primer<br />
Guía terrestre‖. La unión había sido aprobada por el máximo patriarca.<br />
Los alboréanos no acostumbraban las fiestas, mas, en esta ocasión se contagiaron con<br />
la alegría de los terrestres.<br />
Millones de seres festejaron con júbilo la unión de dos mundos. Seguirían siendo como<br />
uno solo. Tenían mucho en común: ¡Los terrestres ya pertenecían a la cuarta esfera de<br />
la evolución consciente.<br />
REGRESO A LA TIERRA<br />
Después de un tiempo de permanencia en Alborada, plenos de nuevos conocimientos,<br />
llegó la hora del feliz regreso a la Tierra.<br />
En un espacio cercano al centro de la galaxia, una imponente flota de 12 mil Bit-Girox<br />
rendía honores de despedida al presidente del mundo, a su hijo Dylan con su esposa<br />
Galaxia, la princesa más hermosa que abandonaría su planeta de origen para vivir en<br />
la Tierra.<br />
Matilda se quedaba. Continuaría sus estudios en Alborada. Quería ser una cosmonauta<br />
para visitar lejanos y extraños mundos. Había hecho buenos amigos que querían<br />
enseñarle, ya que su inteligencia e imaginación rebasaban cualquier grado.<br />
De los 12 mil Bit-Girox que acompañaron a los viajeros hasta la nave madre, sólo<br />
penetraron en ella, la nave de Titanio y 3 mil más.<br />
La colosal nave inició su viaje hacia el interespacio para sumergirse en la exótica<br />
dimensión espacial que los haría aparecer, después de un tiempo sin tiempo, en un<br />
extremo de la galaxia.<br />
Todo ocurrió debidamente y los personajes se materializaron de nuevo cerca de<br />
nuestro sistema solar. La nave madre apareció ―cerca‖ de plutón, a escasos 7 mil<br />
millones de kilómetros del Sol. De inmediato, a una pasmosa velocidad, inició el<br />
recorrido.<br />
Penetraron en los dominios de Plutón, y pasaron rozando a Neptuno y a Urano.<br />
¡El exótico y gigantesco anillo de Saturno les velaba una extraña luz!<br />
Se llevaron la gran sorpresa al ver una nueva estrella —Júpiter el padre de los<br />
planetas—que brillaba en este espacio planetario. Hubieran creído haber visto un<br />
sistema diferente, si no fuera por nuestro hermoso planeta azul que ya brillaba en<br />
lontananza.
La nueva familia de sabium estaba feliz de estar tan cerca de casa; sólo faltaba unos<br />
mil millones de kilómetros para llegar.<br />
La nave madre se detuvo. De ella brotaron los 3 mil Bit-Girox que salvaron esta<br />
distancia en varias semanas terrestres.<br />
Una clara noche, la ciudad de Ecumenópolis se vio nuevamente engalanado el<br />
firmamento con 3 mil puntos luminosos que se hacían cada vez más grandes. En uno<br />
de ellos venía su Guía ecuménico trayendo valiosos conocimientos, y algo más: dos<br />
gratas noticias:<br />
El mundo también lo sorprendería con otras dos importantes noticias.<br />
Al cruce multicolor de esas cuatro emociones, el globo explotaría despidiendo<br />
fulminantes ráfagas de felicidad.<br />
¡Qué lástima!<br />
No ocurrió así…<br />
El inflexible “destino” con su tosca mano izquierda, pronto tocaría las<br />
desafinadas cuerdas del dolor humano, entonando una negra nota de angustia.<br />
CAPITULO 12<br />
EL MAESTRE<br />
Por los misteriosos ámbitos siderales, ráfagas de formidables naves se<br />
desplazaban formando una estela matutina.<br />
Habían traspasado el umbral del misterio dejando el terreno abierto a la<br />
conquista de la inteligencia.<br />
Finalmente, el globo terráqueo entró en ebullición al intercambiar las 4 noticias<br />
trascendentales. Con un apoteósico recibimiento que rebasaba la imaginación más<br />
lúcida, se anunció que Galaxia, la hermosa princesa del centro estelar, sería para<br />
siempre hija adoptiva de la Madre Tierra. Era la primera noticia que traía Sabium.<br />
La segunda, además de los planos y conocimientos que portaba, era que, ―los hombres<br />
ya no eran corrientes‖. Por la perfecta unión conquistaron el cuarto mundo,<br />
convirtiéndose, cosmo-biológicamente, en superhombres u hombres máximos.
La Tierra, por su parte, airosa les presentaría el nuevo Sol. Los hombres explicarían a<br />
sabium lo ocurrido planetariamente, invitándolos a disfrutar de la salud que por ello<br />
habían alcanzado. Esta era la tercera noticia; y, la cuarta.<br />
¡Un hecho alucinante que rozaba con la existencia!<br />
El nacimiento de Angelino. Un velo enigmático cubría su aparición. Guías religiosos,<br />
sicólogos y humanistas se disputaban su orientación. Cada uno quería influirle sus<br />
enseñanzas y lo cuidaban con esmero.<br />
Unos pensaron que Angelino llegaría a ser el segundo Guía del mundo; otros, de visión<br />
más aguda, opinaban que la misión del esplendoroso niño era diferente.<br />
Sabium daría la última palabra al respecto.<br />
Por breve espacio, dejemos el orbe flotando en un festival de luces y colores, y<br />
mientras el dolor en la antesala acecha, conozcamos la historia de un hombre<br />
misterioso.<br />
EL MAESTRE<br />
(Maestro de maestros)<br />
Era un renunciante: un yogui que vivía en medio de una abrupta cadena<br />
montañosa. Lo acompañaban los riscos de las más empinadas cumbres y los<br />
ríos de silencio que corrían por los profundos cañones.<br />
No había caminos para llegar allí. Sólo temibles precipicios y desfiladeros sin fondo<br />
donde crecían larvas enervantes.<br />
Desde temprana edad sintió no pertenecer a este mundo. No se conformaba con las<br />
cosas. Las veía vacías y, no pudiendo vivir en medio de esa sociedad incomprensible y<br />
fastidiosa, se retiró lejos del mundanal ruido a una soledad llena de verdad.<br />
Nacido de noble y adinerada familia, había renunciado a la comodidad por considerarla<br />
una cárcel de seda que lo sujetaba a este mundo salvaje.<br />
Dormía cobijado por las estrellas.<br />
Las inclemencias del tiempo no le asustaban: El cuerpo es nada cuando el alma es<br />
fuerte. El vendaval de los años no había menguado su octogenaria vida.<br />
60 años de meditación continúa le bastaron para conectar su intelecto a la más elevada<br />
fuente generadora de todo conocimiento:<br />
La mente de La Naturaleza o conciencia Cósmica… ¡Se había iluminado!
Despreció la naturaleza humana y encontró la divina.<br />
Desgranó uno a uno todos los misterios y tuvo la dicha de conocer el gran universo de<br />
los soles interiores. Se zambulló en el océano de la sabiduría y allí encontró<br />
sumergidos los tesoros de la inmortalidad.<br />
Ahora, una fuerza impelente lo obligaba a regresar al hervidero humano donde las<br />
almas, en busca de la vida placentera, caen en la mortal trampa del dolor.<br />
Su mente estaba inquieta: Una mujer y un niño insistentemente lo llamaban.<br />
LO INESPERADO<br />
La histórica fecha, cuando Sabium iniciaba su arribo a la Tierra, mientras en las calles<br />
el ambiente festivo adquiría más y más temperatura, llegó, hasta el convento donde<br />
habitaba Angelino, un venerable anciano.<br />
El octogenario se dirigió hasta el aposento donde se encontraba la madre Divina. Ella,<br />
al verlo, sobresaltada exclamó:<br />
—¡Oh!, Usted es el mismo hombre que he visto desde tiempo atrás en mis sueños. Lo<br />
vi aquel día en que, sin haber tenido contacto con hombre alguno, sentí que mis<br />
entrañas se llenaban. Usted me consoló y…no sé cómo evitó que fuera deshonrada.<br />
No hubo contestación.<br />
El Maestre, con su vista percibía de las cosas imágenes borrosas; pero, con su ojo<br />
interno, todo lo traspasaba. Había comprendido su misión.<br />
Divina, sorprendida, preguntó:<br />
—¿Qué quiere usted de mí?<br />
—No hay tiempo que perder —dijo el Maestre. —Debemos partir de inmediato.<br />
—¿A dónde ir? Y el sustento del niño, ¿cómo lo conseguiremos?<br />
—No lo sé —respondió el yogui, y agregó<br />
— ¿Crees, acaso, que un regente del Universo no pueda conseguir un poco de<br />
alimento para el mismo?<br />
Divina no pronunció más palabras. No recogió ninguna pertenencia, excepto el manto<br />
con que cubría al niño. Una lágrima vacilante temblaba en sus pestañas.
Partieron como flotando en la brisa, en medio de una atronadora gritería. Pasaron<br />
desapercibidos por la multitud que, en ese instante, se disponía a escuchar el discurso<br />
de llegada de Sabium.<br />
El radiante niño, la divina madre y el venerable anciano, se dirigieron hacia el ultramar<br />
lejano. Desaparecieron, como pompas de jabón al aire seco, sin dejar rastro.<br />
TREMENDO SUSTO<br />
Indescriptible el susto de los encargados de velar por la seguridad de Angelino al no<br />
encontrarlo. Habían salido a la calle para contagiarse de la efervescente alegría que<br />
allí reinaba.<br />
Era la primera vez que lo habían abandonado; además, en el nuevo mundo ya no<br />
había secuestros. Ellos simplemente estaban para mantener el orden en los miles de<br />
visitantes que a diario venían.<br />
La madre Divina no tenía por qué fugarse. En ese sitio se sentía muy feliz. El convento,<br />
que fuera santuario de bienaventuranzas, repentinamente se transformó en un tétrico y<br />
silencioso claustro de desolación. Las palabras de Divina y el suave llanto del niño no<br />
se volverían a escuchar.<br />
La Tierra, que antes parecía un luminoso globo de fuego, se apagó como débil llama a<br />
la ventisca inesperada.<br />
La búsqueda fue tan tenaz como infructuosa. Ciudad por ciudad, casa por casa, metro<br />
a metro fue buscado el niño, sin resultados alentadores.<br />
Las campanas resonaban plañideras mientras empalidecían los colores de la bandera<br />
del mundo que, a media asta, reflejaba su tristeza.<br />
HUIDA HACIA EL SILENCIO<br />
El Maestre se encaminó con la madre y el niño hacia la lejana y perdida montaña<br />
donde vivía. Debía pasar ciénagas, abismos sin luz y desfiladeros espantosos para<br />
llegar allí.<br />
El sitio era inaccesible para los mejores alpinistas; imposible que un anciano y una<br />
débil madre, que sostenía un niño, pudieran llegar a ese lugar.<br />
No disponían de elementos para salvar la enorme distancia ni los peligros que<br />
acechaban.<br />
Pocas horas de camino y, naturalmente, la madre no resistió más. El niño se hacía<br />
cada vez más pesado, y el anciano, jadeante, no podía brindarle ayuda.
Angelino despertó y elevó su mirada diamantina hacia el Cosmos.<br />
Ellos se detuvieron, pero… ¡El mundo no lo hizo!<br />
Sus cuerpos flotaron. Una nube purpúrea los envolvió, mientras el orbe siguió<br />
avanzando en su inexorable marcha.<br />
Sintieron bajo sus pies el paso silencioso de montañas violáceas, valles poblados y<br />
campos floridos. Desde lo alto contemplaron la eterna procesión de seres vivos y sus<br />
almas diáfanas experimentaron una inmensa sensación de paz.<br />
De súbito, el Maestre señaló diciendo:<br />
—Aquí es!<br />
Un ―milagro‖ se había consumado: sin cansancio, sin polvo del camino, llegaron al<br />
refugio del yogui.<br />
Allí un manantial de gran pureza se deslizaba por una escarpada roca. Árboles frutales,<br />
alimentados con amor y una pequeña huerta, formaban un pequeño paraíso, ahora<br />
convertido en inexpugnable fortaleza espiritual del mundo.<br />
Allí se prepararía la gran batalla final contra la ignorancia. Los hombres no volverían a<br />
beber la hiel del egoísmo. En el sitio elegido no había pobreza. Al contrario; era el más<br />
opulento emporio de sabiduría y felicidad.<br />
*Todos los seres, para su iniciación espiritual, requieren un maestro viviente. Aún las<br />
encarnaciones divinas, debido a su doble naturaleza (divina y humana) precisan de un<br />
maestro que les muestre el mundo.<br />
Lo anterior, en lo que toca a su aspecto humano; pues, en lo referente a su origen<br />
divino, los enviados son Uno con el gran Ser que vitaliza el Universo... y todo lo sabe.<br />
Cristo tuvo su maestro: permaneció con El, lejos del mundo, desde los 12 hasta los 3O<br />
años.<br />
La unidad grande que penetra todo, una vez más había vestido un cuerpo de niño, que<br />
debía crecer para recordar a los hombres su eterna verdad.<br />
Terminó el año y Angelino cumplió –―nuevamente‖ su primer año de vida. El cristal de<br />
sus ojos reflejaba querubines, tronos y genios celestes, que esperaban ansiosos sus<br />
primeras palabras.<br />
Corrieron los días, los meses y comenzó a sentirse el movimiento de los años.<br />
Acariciado por las brisas y las auras, Angelino recorría las primeras gradas de su<br />
―nueva vida‖.
Y, así, como la flor adora el Sol con el profundo silencio de su pureza, así la madre<br />
Divina cuidaba de su hijo.<br />
11 AÑOS DESPUES<br />
El manantial del tiempo fluía lentamente para los hombres. Largos años habían pasado<br />
después de la misteriosa desaparición de Angelino. Mas, en los corazones permanecía<br />
vivo, junto con la esperanza y el deseo de algún día volverlo a ver.<br />
Con soberbio empuje una verdadera civilización se abría paso sobre la antigua<br />
desorganización.<br />
Las ruedas, por centurias asesinas número uno de la humanidad, fueron reempleadas<br />
por ovniterras de diferentes diseños que hacían deslizar suavemente sobre vías<br />
elevadas para ellos. No por el mismo plano peatonal de los humanos.<br />
Brutalidad cometida en el egomundo cuando, cuerpos vivientes de 60 kilos promedio, y<br />
frágiles por naturaleza, compartían el mismo plano de desplazamientos con monstruos<br />
metálicos que, pesando toneladas, se movían velozmente sobre aplastantes ruedas.<br />
En sus locas carreras cobraban cada año millones de inocentes vidas de niños,<br />
madres y ancianos.<br />
Los sistemas Kirovianos reemplazaron los ruidosos, pesados y contaminadores<br />
aviones del pasado siglo. Ahora se viajaba en amplias y silenciosas salas en forma de<br />
cúpula, que se desplazaban majestuosas por el aire.<br />
Nadie tenía vehículo particular, pudiendo sí, todos, trasladarse gratuitamente al sitio<br />
deseado en aerodinámicos vilox.<br />
Los hombres estaban complacidos del gran país Tierra con su esplendorosa ciudad<br />
Ecumenópolis y, vigilantes, guardaban esa paz que vivían.<br />
Una sola lengua facilitó la comunicación y el entendimiento. Los libros se editaban en<br />
un solo idioma práctico que todos entendían: El Esperanto.<br />
Universidades y academias científicas, centros de experimentación, centros de arte en<br />
todas sus modalidades, desplazaron casinos de juego, fábricas de vicio y de objetos<br />
superfluos e inoficiosos.<br />
Plazas de toros, cuadriláteros de boxeo, y todo lo que significara ignorancia crasa y<br />
maldad, fueron destruidos. Sólo quedaron registrados en los libros como testimonio de<br />
la antigua y lastimera época de ignominia y brutalidad.<br />
APARECE ANGELINO
(Angelino es real… está más cerca de ti que tus mismos ojos, Tú eres Angelino)<br />
Así como un capullo espera el Sol, que lo convierte en rosa, así esperaban los<br />
hombres a Angelino, quien los convertiría en dioses.<br />
La ciencia había avanzado muchísimo pero faltaba una reforma espiritual. Sabían que<br />
la verdad era una sola y debía ser explicada de acuerdo a la época y a la conciencia,<br />
ya expandida, de los hombres.<br />
Sin dejar apagar la llama de la esperanza, añoraban la desaparición de Angelino.<br />
Confiaban que algún día Él se hiciera presente. Esa fecha no se hizo esperar más:<br />
Un histórico día el ―viejo Sol‖ menguaba hacia el ocaso su brillante fulgor. La nueva<br />
luminaria ría jupiteriana se había entronizada en el firmamento y serena recorría su<br />
orbital ruta.<br />
En la próspera ciudad donde Angelino despertó de nuevo a la luz de los astros, se<br />
celebraba un importante congreso científico. La televisión del mundo estaba presente.<br />
Sabios de las distintas vertientes de la ciencia discutían importantes temas sobre la<br />
vida y composición del Universo.<br />
Recién comenzada la reunión, el director del simposio fue informado sobre un jovencito<br />
que, con mucha urgencia, deseaba hablarle.<br />
—Dice llamarse Angelino. —Le comentó el encargado de la entrada. A esto respondió<br />
el ―importante director‖:<br />
—Dígale que es imposible atenderlo ahora. Es probable que mañana le dé una cit…<br />
—¿Angelino? ¡No puede ser! —exclamó asombrado el ilustre dirigente y por poco cae<br />
desfallecido.<br />
Un extraño presentimiento se apoderó del guía y, sin pedir excusas al auditorio, salió<br />
apresuradamente hacia la puerta. Al llegar a la entrada, inclinó la cabeza:<br />
No resistió el fulgor de los ojos que lo miraban. Lleno de estupor se atrevió a mirar de<br />
nuevo, pero sus palabras no fluyeron.<br />
Las de Angelino sí:<br />
—Sí, Dylan, yo soy Angelino, el que tú presientes.<br />
—Quiero ser llevado ante el auditorio que presides: le hablaré al mundo.<br />
Dylan, el importante director, sin salir de su asombro, sólo pudo decir con voz<br />
estrangulada:
—Sss siga.<br />
Al llegar al amplio salón, sin previo aviso, cedió al ―Radiante‖ su sitio principal.<br />
Al notar el hecho, los allí reunidos detuvieron el aliento; pues, un fluido etérico más<br />
importante que el aire penetraba sus cuerpos.<br />
Un presentimiento de hechos grandiosos se extendió a los televidentes del mundo*<br />
que, como Sabium, veían la transmisión.<br />
Mateo 25: 31,32<br />
“Cuando el hijo del hombre llegue en su gloria, y todas las naciones serán<br />
juntadas delante de él.<br />
Ante los destellantes visos de la celeste mirada, ―todos, absolutamente todos,<br />
quedaron enmudecidos‖.<br />
―Se hizo el silencio por un momento, y solo fue interrumpido, ya no por la débil vocecita<br />
de un niño que acaba de nacer‖, sino por la verdad hecha palabra en boca de un joven<br />
de 12 años, de porte celestial, que se enfrentaba ante los grandes sabios en el templo<br />
de la ciencia moderna.<br />
Su tez reflejaba la poesía de los espectáculos celestes, y sus ojos, límpidos y<br />
cristalinos, eran como ventanas que daban al cielo.<br />
Su portentosa aura etérica resplandecía en las tenebrosas mentes de los materialistas<br />
que nunca habían percibido luz espiritual.<br />
Angelino habló y, ahora, nadie dudó de su autenticidad como Hombre de celeste<br />
origen. Genios celestes desde lo invisible escuchaban reverentes sus palabras.<br />
Angelino vino a dar el formidable golpe final a las potencias de las tinieblas:<br />
Al susurro de su voz, espectros trashumantes y fantasmas lunares se precipitaron a<br />
sus guaridas abismales, emitiendo espantosos alaridos metálicos de desesperación.<br />
Con el cristal de su mirada intoxicó a los demonios, haciéndolos vomitar fuego. Las<br />
horribles larvas infernales sudaron fétidos vahos de odio, desesperación y muerte.<br />
ESTADIA DEL AVATAR<br />
Angelino no mal había llegado al simposio de la ciencia: La Madre Naturaleza le donó<br />
sus físicos secretos, y, del Cosmos Infinito, heredó el conocimiento natural llamado<br />
sabiduría.
Su permanencia fue corta: Solo tres días le bastaron para edificar el templo del<br />
verdadero amor entre las almas.<br />
Así lo había prometido. No vino a cambiar la verdad: —La verdad no cambia—. Vino a<br />
afirmarla.<br />
No visitó lugar alguno ni recibió alimento; sólo agua. Después de cada plática se<br />
retiraba a un pequeño compartimiento y entraba en profundo éxtasis hasta el otro día,<br />
a las tres de la tarde, cuando iniciaba la dulce sinfonía de amor para sus siempre<br />
amados.<br />
Una lluvia de fertilizante sabiduría se desató sobre las mentes sedientas de verdad, y<br />
en el aire se levantó un rumor de magnificencia.<br />
Así se presentó:<br />
PRIMER DÍA<br />
—Seres gloriosos que bajo el firmamento existen:<br />
—Yo soy el que siempre es. Soy el que antes vino como Rama, como Krisna, como<br />
Zoroastro, como Buda y como Cristo.<br />
—Yo soy el que habló por boca de los profetas. Vengo de edad en edad. Cada vez que<br />
en el mundo declina la virtud y domina la injusticia, me hago presente para la salvación<br />
del justo y la destrucción de la maldad.<br />
—Se ha librado ―la gran guerra‖ y las potencias de las tinieblas fueron encadenadas<br />
durante mil años. Al cabo de los cuales se desencadenará, con furia, para tentarlos de<br />
nuevo. Así esta escrito.<br />
—Solo tendrán el verdadero amor para defenderse:<br />
—Devuelvan el bien por el mal, así como el árbol sándalo perfuma el hacha de quien le<br />
ha herido. Soporten a los que injurian así como la Madre Tierra soporta a quienes la<br />
pisotean.<br />
—Como el océano está en la gota y la gota está en el océano; como el árbol está en la<br />
semilla y la semilla está en el árbol, de la misma manera Dios está en el mundo y el<br />
mundo está en Dios.<br />
Quien cava dentro de sí mismo y, pasando por los intrincados laberintos del ego llega<br />
hasta los recónditos santuarios de su alma, se encontrará asimismo, y sabrá que ―Yo‖<br />
soy ―El‖.
—Se librará del dolor, del renacimiento y de la muerte, porque supo beber en el<br />
manantial de la inmortalidad.<br />
—Todos los seres son parte inmortal del Cosmos. ―El reino de Dios está dentro de<br />
vosotros mismos‖.<br />
—Existe otro mundo, inaccesible a los que viven la esclavitud de los sentidos. El<br />
hombre corriente mira el mundo y ve la materia; el ser espiritual mira la materia y ve a<br />
Dios.<br />
—No sea que, por ganar la Tierra pierdas el cielo: renunciando a la naturaleza humana<br />
se obtiene la divina. No teman a la muerte que sólo es una parada en el largo camino.<br />
—―Yo‖ y ustedes siempre hemos existido y jamás dejaremos de ser en el futuro.<br />
—De igual forma que el hombre experimenta el cuerpo del niño, del joven y del viejo,<br />
en esta vida, también vestirá muchos cuerpos y sufrirá en otras formas.<br />
—En verdad les digo que, sin un hombre no nace de nuevo, no puede ver el reino de<br />
Dios. Oh almas: estáis para bajar y para subir el camino de los siete mundos y de los<br />
siete cielos. Dichosos son los que comprenden estas cosas.<br />
—Mas deben hacerlo, así como brillan refulgentes los siete colores del arco iris, y<br />
como resuenan armoniosas las siete notas de la escala musical‖.<br />
—Cada Sol es un pensamiento de Dios y cada planeta es un modo de ese<br />
pensamiento. Por tanto estoy confirmando estas cosas para quienes no creen en el<br />
alma, ni en Dios en cualquier forma que lo conciban… YO soy el Universo, el Infinito, el<br />
Sol y las estrellas… ustedes también lo son.<br />
—Para quienes la vida es un breve sueño, y por ello hacen sufrir, esclavizando a otros,<br />
para luego conquistar logros infames. A ellos les hago saber que:<br />
—Todos los seres vuelven a comenzar la idéntica aventura, siendo triturados<br />
despiadadamente por el dolor y la muerte. Los primeros serán los últimos y los últimos<br />
serán los primeros: quienes mueren en la opulencia renacen en la miseria. El rey será<br />
mendigo y el mendigo rey.<br />
—Después de la partida de la vida tanto el rey el peón vuelven a la misma caja.<br />
—Quienes, para vivir tienen que matar, tendrán que vivir, tantas veces como quitaron la<br />
vida, para que los puedan matar.<br />
—Innumerables períodos del mundo se deslizan en miríadas de años: tierras, cielos y<br />
lugares de tortura nacen y desaparecen, así como surgieron. Luego, son barridos por<br />
el viento eterno, sin dejar rastro‖.
SEGUNDO DIA<br />
Angelino desató una cascada refrescante de pensamientos sobre este astro sediento<br />
de consciencia. Sus palabras formaban un salmo de amor:<br />
—Los rayos del espíritu iluminan el camino de la inmortalidad. Busquen la sabiduría<br />
que es la ciencia de lo eterno; su comienzo es el silencio y su vía la silente meditación.<br />
El ruido del mundo sofoca la voz de la naturaleza.<br />
—Quien no aplica la sabiduría es porque no la tiene. El rico no es siempre sabio pero<br />
el sabio siempre es rico.<br />
—No sean cruel con los animales creyéndose, por sus inventos, superior a ellos:<br />
recuerden que el pájaro voló primero que el hombre.<br />
Mas no sean pesimistas. Ante un rosal no se duelan porque las rosas tienen espinas.<br />
Alégrense porque las espinas tienen rosas. Amen el día porque les muestra luz,<br />
quieran la noche porque les muestra estrellas.<br />
—Quien no es caritativo es injusto, y, el solo hecho de no hacer el bien, es ya un gran<br />
mal.<br />
—Cuando vean a alguien morir, piensen que pasarán por la misma experiencia; y, en<br />
esa postrera hora, se alegrará más aquel que hizo algo por el mundo que aquel que lo<br />
quiso para el.<br />
—Se reformará uno a sí mismo y, después, tratará de reformar a los demás. Porque<br />
causa mucho mal dar un buen consejo acompañado de un mal ejemplo.<br />
—Los letrados se ufanan de ser tenidos como tales. Ciertamente en el día del juicio no<br />
se tendrá en cuenta qué leyeron, sino qué hicieron; no qué bien hablaron, sino qué tan<br />
honestamente vivieron.<br />
—Se alegrarán más de haber compartido el bocado que haber comido regaladamente.<br />
Recuerden que, entre más gordo el cuerpo más flaca el alma; porque, a medida que<br />
las carnes aumentan, la sabiduría disminuye.<br />
—Se alegrarán más de haber guardado silencio que de haber conversado mucho.<br />
—Les aprovecharán más las obras buenas que las palabras floridas. Todas las cosas<br />
desaparecen: la personalidad y ego también con ellas.<br />
Breve y vana es la gloria que se recibe de los hombres. ¿De qué les valdrá ser<br />
potentados y aplaudidos por los hombres si tienen deudas con el Infinito? ¿Y qué es un<br />
aplauso sino un ruido que afortunadamente desaparece?
Sin embargo los esclavos del elogio se entretienen con eso. No obstante, mientras<br />
lleven un cuerpo mortal, sentirán tedio e inquietud en el corazón.<br />
—Los días de este mundo son pocos y pocas sus alegrías cuando se derivan de los<br />
placeres. En cambio se encuentran dolores y angustias allí donde el hombre se ve<br />
manchado con muchos pecados, enredado en muchas pasiones, angustiado de<br />
muchos temores, ocupado en muchos errores, quebrantado con muchos trabajos; las<br />
tentaciones le acosan, los placeres le afeminan, la pobreza le atormenta.<br />
—El mal siempre atrae; la conciencia siempre advierte. En medio de esto estáis<br />
vosotros, quienes deciden. Pueden evolucionar hacia las formas esplendorosas, o<br />
involucionar hasta terribles condiciones de vida. Escojan ahora.<br />
—Si no se hacen fuertes no dominarán los vicios: no existe fuerza en el universo que<br />
pueda ayudarles, que no esté dentro de ustedes mismos.<br />
TERCER DIA<br />
Con su voz clara, como el cristal de los arroyos, Angelino continuó:<br />
—Huyan de la tristeza… es el cáncer del alma, y frecuenten la sonrisa: es una fugaz<br />
encarnación divina. Que la fortuna no les eleve tanto que pueda faltarles el aire. Cada<br />
día que pasa es una vida entera en miniatura. ¡Aprovéchenla! —Piensen en los años<br />
pasados y les parecerán segundos.<br />
——No sabe hablar quien no sabe callar, porque la lengua, una vez calentada, se des-<br />
boca. Mientras el sabio calla el ignorante habla; en esta forma el hombre es dueño de<br />
las palabras que calla y esclavo de las que pronuncia.<br />
—La murmuración se parece al humo: desaparece pronto pero ennegrece todo lo que<br />
toca. Cuantos habladores se han perjudicado creyendo que sólo dañan al adversario.<br />
Por lo anterior, presta oídos a todos pero a nadie tu voz.<br />
—Quien busca la felicidad del alma obtiene la misma dicha de los dioses, mas quien<br />
sólo busca placer del cuerpo obtiene la misma sensación de los animales.<br />
Los placeres mundanos son como las matrices de los dolores que están por<br />
venir. De hecho, quien aspira al placer está próximo al dolor.<br />
—Mi padre ha puesto el dolor tan cerca del placer que a veces se llora de alegría. Y<br />
cuantas veces al reír se llora; por ello, ¡que tus vicios mueran antes que tu cuerpo!<br />
—Por tanto, atiende lo que inspiré a los sabios, porque la verdad no se alcanza a base<br />
de experimentos y las canas, solas, no traen sabiduría.
—Quien no aprende a trabajar aprende a pedir; en consecuencia es mejor gastarse<br />
trabajando que podrirse vegetando.<br />
—Vanidad es todo lo que no sirve para la eternidad. Por ello es mejor consumir<br />
vanidades en la vida que consumir la vida en vanidades. También es vanidad desear<br />
larga vida y no cuidar que sea buena.<br />
—Todo lo que al mundo agrada es breve sueño y cuantos más seas del mundo menos<br />
conocerás de la necesidad de aparte de él. Nada bueno puede esperarse de un<br />
corazón mundano. Quien tiene muchos vicios tiene muchos amos.<br />
—El cuerpo se conoce en el espejo y el alma en las obras; por eso, lo que sabes no lo<br />
pregonen las palabras sino tus obras. Eres la sal de la Tierra; pero, un huerto si no se<br />
cultiva sólo produce malezas.<br />
—Ama a tu hermano como te he amado y que el Sol no se ponga antes que tu enojo.<br />
Escriban las injurias en la arena y los beneficios los grabarán en el mármol.<br />
—Guarden con celo las anteriores enseñanzas, llevándolas individualmente<br />
encerradas en el corazón. Porque cuando una idea sublime cae en las manos de la<br />
multitud, la degrada y la aplebeya.<br />
—Entre la respiración y la mente existe una gran conexión; y entre la mente y Yo,<br />
media un paso. Por ello, no contaminen el aire que enturbia la mente y borra mi<br />
recuerdo.<br />
Estos fueron los últimos consejos que ―El joven‖, antiguo y futuro Maestro, ratificó a los<br />
conscientes.<br />
DESAPARECE ANGELINO<br />
No sólo los hombres escucharon a Angelino. En cada milímetro cúbico, del<br />
inconmensurable y majestuoso cielo, se agruparon quintillones de seres gloriosos, que<br />
entonaron un canto de alabanza a tan excelente majestad.<br />
El hijo de Divina vertió en todos su armonía y las pesadas penas levantaron vuelo. El<br />
portador de la gracia universal se dispuso a salir.<br />
No utilizó ceremonias ni protocolo ni guardaespaldas ni cruces ni los mantos de<br />
falsedad con que los negociadores religiosos del egomundo encubrían la mentira.<br />
La verdad viene limpia sin ataviadas vestiduras.<br />
Angelino salió del recinto, seguido por la multitud, y caminó en dicción al refugio de la<br />
lejana montaña. Caminantes de todas las edades lo siguieron hasta llegar a un ancho
lago que les detuvo el paso a todos, menos al sublime Maestro que, caminando sobre<br />
las aguas, llegó hasta el centro.<br />
Allí dio media vuelta, abrió los brazos, y dijo:<br />
—Oh seres radiantes e inmortales, paz y alegría para vosotros. Háganse Uno así como<br />
mi Padre y YO somos UNO.<br />
—Os dejo en unidad con el diáfano espíritu interior. El reino de los cielos está dentro de<br />
vosotros mismos. Allí permaneceré hasta la consumación de los siglos.<br />
—No importa que yo habite en vuestro olvido; siempre habitarán en mi recuerdo<br />
porque el Sol de mi amor no tiene ocaso.<br />
Luego siguió imperturbable, no siendo, para El, obstáculo los temibles abismos ni las<br />
espesas selvas que debía recorrer<br />
Los hombres, no queriendo perderlo de vista, dispusieron de sus mejores máquinas<br />
terrestres y extraterrestres que se movían con la velocidad del rayo.<br />
Lo vieron caminar por la brisa, hasta llegar a un monte misterioso. Las naves no<br />
pudieron descender allí: una ráfaga energética, de extrañas auras magnéticas, las<br />
detenía.<br />
Impacientes por aclarar el misterio, sus tripulantes dejaron las naves en una rivera, y<br />
continuaron caminando sobre los rígidos músculos graníticos de la sagrada montaña.<br />
El espíritu agreste de las cumbres indómitas lanzaba un desafío a los más osados: A<br />
medida que se acercaban, los zapatos comenzaron a quemarles. La tierra que pisaban<br />
era santa, estaba incólume. No podían profanarla con sus calzados.<br />
Más, un dulce murmullo de amor los acariciaba impulsándolos a seguir.<br />
Descalzos continuaron hasta conquistar la cima. Allí encontraron la tumba de una<br />
mujer que conocieron y, a un lado, la de un anciano desconocido.<br />
¡Angelino había desaparecido misteriosamente! No encontraron su cuerpo.<br />
Viajó, camino del alba, hacia la regia mansión de la luz eterna.<br />
Sólo hallaron las huellas frescas de sus pies, que llegaban hasta la tumba de la madre<br />
Divina. Allí se observaban otras señales: las de sus rodillas y su frente.<br />
Esta última huella se encontraba humedecida, al parecer, por las lágrimas del joven.*
*Los Dioses no lloran ni sufren: es cierto. Sin embargo Cristo lloró, sufrió… y<br />
era UNO con DIOS.<br />
Esta aparente contradicción sólo la entienden quienes conocen la naturaleza<br />
binaria de un avatar: “Dios y Hombre”.<br />
Por su condición divina es imperturbable al ataque del demonio. Por su aspecto<br />
humano es sensible al dolor, al cansancio y a las lágrimas.<br />
Por su origen celeste es omnipotente y no falla. Por su naturaleza humana es<br />
vulnerable a los elementos.<br />
El avatar celeste, por su unión con Dios, siempre es el mismo y habita la<br />
eternidad. Más, su vestido corpóreo, viene de tiempo en tiempo y recibe<br />
diferentes nombres según la época.<br />
Finalmente, de ese punto brotó una higuera. Por tiempo indefinido emitió destellantes<br />
ráfagas que se irradiaron en todos los sentidos.<br />
La corriente de la devoción tomó un rumbo fijo:<br />
Rayos de luz y amor se cernían sobre la Tierra. En ese glorioso tiempo, incubaba una<br />
poderosa y espiritualizada raza de hombres perfectos.<br />
INVADEN LA TIERRA<br />
La humanidad vivía un ambiente de paz inigualable. La energía espiritual la impulsaba<br />
hacia su verdadera meta. Las antiguas ciudades habían sido reemplazadas por las<br />
funcionales Ecociudadelas de diseño alboriano.<br />
El respeto hacia la vida, al fin, fue la primera norma del comportamiento. Todo Su niño<br />
al nacer traía el derecho a todos los cuidados, alimentación completa, medicinas,<br />
techo, hogar y, lo más necesario: permanente amor.<br />
Esto era más importante que las anteriores fiestas navideñas, polvorientas y ruidosas,<br />
banquetes con derroches y extravagancias sin límite. Donde el niño dios de las<br />
idólatras religiones del egomundo, traía regalos en exageración para los niños ricos y<br />
abundante hambre para los pobres. En el nuevo mundo se vivía una epifanía durante<br />
todo el año.<br />
La mujer, cuando iba a dar a luz, se le consideraba reina de la vida. Y adquiría<br />
atributos especiales. Tener un hijo era el más alto honor concedido a un ser. Las<br />
damas en cinta no sólo eran respetadas sino veneradas.<br />
Oh… qué pena. Lo bueno poco dura.
El pérfido y cruel destino no permitió tantos años de felicidad. Se ensañó en los<br />
hombres, quizás en respuesta a su oscuro pasado. Esta vez lanzó un furioso y<br />
fulminante ataque contra los humanos.<br />
¡Ya no fallaría!<br />
En pocos segundos acabaría con esa indecible paz. Fue así, como un día —muy<br />
recordado por cierto—. Los astrónomos dieron la voz de alerta y el asombro de los<br />
habitantes fue máximo.<br />
Una desconcertante flota de naves se acercaba hacia nuestro hermoso planeta azul y<br />
verde.<br />
Por sus formas y movimientos no eran del planeta Alborada. Enormes y blindadas,<br />
parecía ser de guerra.<br />
Su número aproximado rebasaba las quinientas mil, suficientes para someter al mundo<br />
en cuestión de minutos.<br />
Los radioemisores interplanetarios pidieron explicación pero…de los invasores no hubo<br />
respuesta alguna. Un suspenso fatal aguijoneaba las almas.<br />
Sabium, sensiblemente preocupado, pidió que lo comunicasen con el espacio. Acto<br />
seguido habló:<br />
—Soy el guía del mundo y exijo una clara explicación por esta invasión a nuestro<br />
espacio, sin previo aviso. Deben informar inmediatamente quiénes son, de dónde<br />
vienen y cómo se llama el director de esa flota.<br />
— ¡Contesten de inmediato! Terminó diciendo con severa voz.<br />
Los eternos segundos, que transcurrían sin respuesta, se dilataron en un suspenso<br />
aterrador.<br />
Un presentimiento de algo muy malo se tejió en el pensamiento de quienes observaban<br />
esa poderosa flota. Habían rasgado el manto atmosférico y pronto alcanzaría la<br />
superficie. Seríamos esclavos de seres diabólicos.<br />
¡La velocidad aumentó y las naves rodearon el mundo en posición de ataque!<br />
¡Ya no había escapatoria!<br />
El tiempo pareció detenerse en aquel lapso mortal.
Recordemos que las naves alborianas que aquí quedaban al mando de Dylan y<br />
Galaxia, sólo eran 12 mil pacíficas naves, contra 720.000 amenazantes, que<br />
alcanzaban a sombrear la tierra, y se disponían a cobrar cierta deuda…<br />
¡Qué horrible!<br />
¡Sí la cobraron!<br />
La respuesta no se hizo esperar más:<br />
El pasmo de Sabium fue infinito cuando escuchó una formidable voz proveniente de la<br />
flota ―atacante‖:<br />
La Guía de de esta invasión es…<br />
La Cosmonauta Matilda, hija de Sabium, hermana de Dylan y de todos los hombres y<br />
mujeres que pueblan el mundo.<br />
— ¡Tengo una deuda de amor con mi querida Tierra!<br />
Efectivamente.<br />
Recordemos, que en<br />
su adolescencia<br />
Matilda había<br />
comenzado su<br />
carrera de<br />
cosmonauta en el<br />
planeta Alborada.<br />
Rápidamente<br />
prosperó: En una<br />
arriesgada misión al<br />
planeta Trytón, a ella<br />
encomendada,<br />
demostró su valor en<br />
la defensa, de ese<br />
mundo, contra una<br />
lluvia meteórica… fue<br />
ascendida a guía de<br />
flota de rescates<br />
planetarios.<br />
Los gobernantes del planeta Trytón agradecidos, la invitaron a quedarse allí por un<br />
tiempo. Durante su estadía se sintió atraída por el varonil influjo de un joven que la<br />
galanteaba.
Ahora, Matilda, diva en el espacio, venía a celebrar su boda con kurik aquí en su<br />
Tierra natal. La acompañaba un fabuloso y esplendoroso cortejo.<br />
El temor de Sabium se convirtió en ansiedad. 18 años sin ver a su hija; ese día cumplía<br />
36 años. Se fundirían en un solo abrazo.<br />
DOS NUEVOS SABIUM´S<br />
El día estaba reluciente como una sonrisa y el viento pasaba silbando una<br />
canción ligera. El noble Guía ecuménico autorizó el descenso. En cada sección<br />
habitada aterrizó una nave trayendo novedosos presentes amistosos para todos los<br />
hombres. Juntos intercambiaron más conocimientos.<br />
Sabium, en su amplia Ecociudadela marina, recibió al primer Guía de Trytón. Ambos<br />
exaltaron la unión de sus hijos Matilda y Kurik.<br />
Dylan y Galaxia festejaron a los recién unidos por el amor.<br />
Sabium, emocionado, les dijo: —Nuestra familia ha crecido. Ya somos cinco, a saber,<br />
Dylan-Galaxia, Kurik, Matilda y Yo.<br />
Dylan, sonriendo, le interpeló:<br />
—Padre, bien diriges el mundo, pero no sabes contar hasta seis; debe ser porque ya<br />
eres abuelo.<br />
— ¡Galaxia va a tener un hijo! Se llamará SABIUM.<br />
La hija de Celesta miró a sabium con sus ojos grandes y destellantes. Sus cabellos<br />
querían irse con el viento. El gran hombre vio en ella un capullo entreabierto que<br />
suspiraba.<br />
Pero.<br />
No nos de tengamos a comentar las emociones vividas allí. En diferentes puntos del<br />
planeta otros matrimonios se efectuaron.<br />
Margarita María, una hermosa canta-autora, viajaría al espacio en compañía de su<br />
esposo, un cosmonauta del planeta Trytón.<br />
Aída, otra deslumbrante damita terrestre, viajaría al planeta Alborada para formar su<br />
hogar, acompañada de su esposo, un alboriano que cayó en sus redes.<br />
Numerosos casos como éstos sucedieron. En esta forma se unieron las razas<br />
buscando un perfeccionamiento cósmico definitivo.
En el atardecer de su vida, Sabium se retiró hacia una vida de meditación, mientras su<br />
hijo Dylan, con gran tino, dirigía el mundo.<br />
Matilda y Kurik regresaron al espacio. Formaron una nueva generación viajera<br />
dedicada a la ayuda de civilizaciones en peligro, como lo fuera nuestro mundo años<br />
atrás.<br />
La Tierra penetró en la Era Dorada, donde la ciencia y la religión eran una, donde el<br />
espíritu dominaba la materia, donde La Naturaleza quería a los hombres y los hombres<br />
a la Naturaleza, y todos, absolutamente todos, disfrutaban de paz, gloria y amor.<br />
Las relaciones con los extraterrestres fueron cada vez más estrechas. Aquí se<br />
construyeron naves hiperespaciales que viajaron por el cosmos, entablando nuevas<br />
relaciones.<br />
En estas galaxias súper habitadas, se comprobó lo antes dicho por Hermes<br />
Trismegisto “Como es arriba, es abajo”.<br />
La vida ruge en las miríadas de mundos diseminados en el Cosmos. El Universo hierve<br />
en vidas. Cristo lo explicó claramente a sus discípulos (Juan 14-2) cuando dijo:<br />
―En la casa de mi Padre existen muchas moradas”.<br />
EPI LOGO<br />
Después de conocer el feliz desenlace de esta grandiosa epopeya humana. Después<br />
de haber vivido felices momentos de tristeza, alegría, gloria, aventura y romance.<br />
Después de ver el feliz desenvolvimiento de la humanidad, tras haberse enfrentado a la<br />
crisis más violenta de su historia, regresemos, nerviosamente, a esta época real y<br />
lastimera: Mi pluma tiembla al escribir egomundo; sin embargo en él estamos ¡y<br />
apenas a punto de comenzar a vivir en forma real la historia que relatamos!<br />
Pocos miran a lo alto buscando el paraíso perdido que un día por descuido el egoísmo<br />
carcomió. Este mundo sin amor es como una noche sin estrellas.<br />
Esas luces desconcertantes que en el cielo se divisan, no son frutos de imaginaciones<br />
idealistas:<br />
Inteligencias superiores y almas avanzadas esperan el momento, decisivo y cercano<br />
para entrar en acción. Ellos saben que estamos en los últimos tiempos.<br />
Ellos mismos borraron de Sodoma y Gomorra la maldad que, en un intento de<br />
degradación masiva, amenazaba al mundo.
Ellos mismos enseñaron a Noé construir su inmensa barca. Ellos mismos, apareciendo<br />
como una estrella refulgente que ―caminaba‖, guiaron a los reyes magos hacia el punto<br />
donde debían llegar.<br />
Profetas conocieron sus naves y, con lujo de detalles, las describieron. Ellos mismos,<br />
los extraterrestres, merodean la Tierra esperando aquel momento tan anunciado.<br />
Los personajes de esta historia no son ficticios. La mayoría pronto estarán con<br />
nosotros. Los nombres son supuestos.<br />
En cuanto al momento exacto en que ocurrirán estas cosas, nadie lo sabe; Los<br />
expertos en movimientos humanos y las profecías lo vaticinan dentro de las primeras<br />
tres décadas del tercer milenio… sobrevendrá como ladrón en la noche: sin previo<br />
aviso. Lo que sabemos con seguridad es que los síntomas del Gran Crujido han<br />
comenzado.<br />
Cada vez que el Sol se asoma al borde del mundo, se engendra un nuevo amanecer<br />
que lanza un reto a nuestra existencia.<br />
Angelino, además de estar en el corazón de todo niño que nace, pronto vendrá<br />
identificado.<br />
¡Sabium se encuentra entre nosotros! Confío que nos guíe con impelente poderío al<br />
empuje de esta lucha gigantesca; hasta la unión mundial, promovida por los Hermanos<br />
del Mundo Unido quienes esperamos que termine en un final feliz, como ocurrió en<br />
esta clara visión profética que, sin saber por qué, se situó en mi mente.<br />
Mas, vi cómo:<br />
—Bajo el imperio de dos soles se desplazaba, majestuoso, nuestro exuberante planeta<br />
azul.<br />
Sólo tenía una raza de hombres: La raza humana.<br />
Sólo tenía una religión: Dios.<br />
Sólo tenía una ley: el verdadero Amor.<br />
FIN<br />
Mágnum <strong>Astron</strong>
Artículos tomados de las páginas:<br />
www.fractalmedicaldiscovery.com<br />
www.magnumastron.com<br />
www.magnumastron.org<br />
www.ecociudadelasastron.com<br />
Gracias por escribirnos a: quanticmedicaldiscovery@gmail.com