- Page 1 and 2: José Selgas y Carrasco Nona 2003 -
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- Page 9 and 10: -¡Mal año! (exclamó el señor de
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- Page 17 and 18: El bautizo se hizo sin fiesta, porq
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- Page 21 and 22: ecibirnos. No hay manera de salvar
- Page 23 and 24: -¡Cómo! ¿No sé yo lo que me pes
- Page 25 and 26: -¡Hola, Melchor!; ¿y tu hija?-Per
- Page 27: -¡Lástima de ama!... (exclamaba M
- Page 31 and 32: -Júrelo V., tío Ginés (dijo Mart
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- Page 35 and 36: Entre tanto Nona había hecho su ha
- Page 37 and 38: que los años mismos corrigen. Ella
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- Page 49 and 50: El estrépito de las campanas, los
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- Page 53 and 54: Así cruzaron algunas calles, sin q
- Page 55 and 56: agasajo de un piscolabis. Una mesa,
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- Page 59 and 60: -¿Quién hay en la antesala? -El A
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- Page 63 and 64: -Mucho (añadió el elegido); pero
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- Page 67 and 68: -¡Cómo no! (exclamó él, oprimie
- Page 69 and 70: cargadas de frutos, porque las fami
- Page 71 and 72: Adán se aproximó a Eva, e inclin
- Page 73 and 74: -No (dijo Aurora); los Cañizares n
- Page 75 and 76: -Bueno (contestó); pero hoy has ll
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morral acudía presurosa al Ayuntam
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En esto llegó el grupo de los ojea
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Continuas noticias del suceso llega
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-Que el lobo ha hecho presa en ese
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juro que mi gratitud será eterna,
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-¡Fermín!... ¡Ah, sí; tú eres
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La prima no fue menos obediente, y
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sorpresa. Nona los miró alternativ
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-Serénese V., señor Cura (dijo D.
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-¿Quién es Minerva? -Minerva (con
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-Nada se sabe; pero estamos sobre l
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-La misma. -¿Y ha hablado? -Como u
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-No. -Pues entonces, ¿cómo lo sab
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Marta abrió los ojos y se sentó e
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-Vamos a ver: ¿cuál de las dos er
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-Marta... ¿Quién no sabe eso? -Pu
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Nona se dirigió a la escalera, y c
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-Ahora -contestó ella, apoyando el
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-Así sea hasta el día del juicio
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años que el hombre cayó en el pue
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Dicho y hecho; con el apresuramient
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-Acaba de ocurrir un hecho, indicio
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-Nada (le contestó). No he visto n
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-No me escarabajea nada (le contest
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-Aurora cada vez más metida en el
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-¡Martín!... -exclamó ella. -Cal
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pone entre nubes; dio un punto más
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-No le hagas caso a esta loca (dijo
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-Tienes (añadió la monja), que tu
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María de la Paz llamó a Marta par
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El Diputado, pues era él, bañado
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Prólogo A Selgas, como escritor, n
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dos minutos el postigo de la gran p
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Aquella tez siempre tostada por el
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pesas, pero siempre con gran gloria
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-¡Mundo! Ahí está el quid, Juana
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canta un gallo, y sabe sacar jugo d
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dos sienes y una gran trenza doblad
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Y todos los circunstantes rodearon
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-Es muy hermosa (decía una mujer d
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De tejas abajo estaba decidido que
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su ilustre ascendencia. En tal caso
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presentaba las mejillas y recibía
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Benito: que me rieguen el huerto.-A
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-Yo no le quité ojo, y no se me ol
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La tía Marta se limpió los ojos c
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-¿Cómo? -preguntó Prisca. -Yo mi
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hay nadie que al ver morir a una pe
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encendida, con que la viuda de Pach
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presumirse que su instinto de niña
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pinos. Han tenido la ocurrencia de
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No sé qué habría contestado el C
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-¡Vaya! (dijo con ingenua alegría
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El rincón de la tierra teatro de l
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Indudablemente se trataba de una pe
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moda en todos los pormenores de su
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apagar la sed que los devoraba, enc
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-Sigamos derecho (dijo uno de los c
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escudo de las dos familias; seis re
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No pudo dormir en toda la noche, po
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-Bien (dijo como quien se resigna);
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-No, señor (le contestó el Cura).
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-¡Oh! Sí (exclamó). También he
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les jugara alguna mala partida, y a
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El aspecto que presentaban los alre
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casimir de la India que cubría sus
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Mirolo Eva de alto a bajo, se encog
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El demonio de la casualidad los hab
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Sumergido en el abismo de su pensam
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-Eso quiere decir (añadió el sere
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A las órdenes del Sacristán march
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extremos de las líneas, y adelanta
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que iban ya muchos muertos y herido
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Las dos mujeres se santiguaron, mir
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Detrás del sangriento trofeo de ta
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-¿Juris... qué? ¡Vaya qué cosas
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-¡Válgame Dios, primo, qué cosas
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Al oír la voz de su prima, Fermín
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Ni el terremoto de Orán causó má
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la sangre al ver desunida la juntur
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de hierro que las sostienen, y de p
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-Nada: el Juez, el Sacristán y yo
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-A eso le estoy dando vueltas... Po
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Gila y Chucho llevaron su correspon
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-Entonces (dijo Fermín), no cabe d
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suyas, y tomará soleta con diez mi
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¡Nona, a media noche, en la reja,
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D. Martín se dio una gran palmada
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coloreado la luna de aquella semana
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-Hay que esperar los datos que hemo
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-Sí, señor (le contestó el Magis
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-Eso (dijo el Juez) es otro misteri
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Y como se dice en las novelas, cay
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-¿Sí?... Pues ten en cuenta que y
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-Tú (dijo ella, promediando el ton
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le cocía el pan, impaciente por ec
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superior, cuatro altares, cuatro ce
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-Calla, mujer (replicó María de l
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-¡Oh! Sí; mucha. -¿Por qué? Vam
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-Pues, mira, dile a tu santo que vu
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Estas palabras fueron acogidas por