DOS BOTELLAS NEGRAS H. P. LOVECRAFT - GutenScape.com
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Dos botellas H. P. Lovecraft<br />
tomó del brazo.<br />
-Yo te a<strong>com</strong>pañaré, chico -dijo-. Me parece que una vez escuché a mi abuelo contar<br />
algo sobre lo que le ocurrió al viejo reverendo Slott. Era un tipo raro, por lo que oí, pero<br />
Vanderhoof era aún peor.<br />
La tumba del reverendo Vanderhoof estaba abierta y vacía cuando llegamos. Por<br />
supuesto que pudo ser obra de ladrones de tumbas, en eso convinimos ambos, pero... La botella<br />
que había dejado sobre la mesa del campanario ya no estaba, aunque sí los restos de la<br />
otra, rota, en el suelo. Y, sobre el montón de ropas caídas y cenizas amarillas que una vez<br />
fueran Abel Foster, había ciertas pisadas inmensas.<br />
Tras echar un vistazo a algunos de los libros y papeles desparramados por la estancia<br />
del campanario, los trasladamos abajo y los quemamos, ya que eran cosas sucias e impías.<br />
Con una azada que encontramos en el sótano de la iglesia, rellenamos la tumba de Johannes<br />
Vanderhoof y, por último, arrojamos la cruz caída a las llamas.<br />
Las viejas dicen que ahora, cuando la luna es llena, se ve pasear por el cementerio a<br />
una figura gigantesca y desconcertada que sostiene una botella y se dirige hacia algún destino<br />
olvidado.<br />
LIBRODOT.COM Junio de 2006<br />
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