OAXACA: MÁS ALLÁ DE LA INSURRECCIÓN ... - Insumisos
OAXACA: MÁS ALLÁ DE LA INSURRECCIÓN ... - Insumisos
OAXACA: MÁS ALLÁ DE LA INSURRECCIÓN ... - Insumisos
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
10<br />
SERGIO <strong>DE</strong> CASTRO SÁNCHEZ<br />
tación económica de Estados Unidos y contaminaron al mundo entero. Con<br />
ignorancia, irresponsabilidad y mala fe se pregonó un catecismo económico<br />
centrado en la especulación financiera y la concentración sin precedentes<br />
de la riqueza y basado en la desregulación, en el abandono de algunas de las<br />
principales funciones del estado. La crisis puso punto final a este falso debate<br />
sobre gobierno/libre mercado, que pretendía reivindicar el valor supremo<br />
de «la mano invisible» al tiempo que ampliaba el gasto público, el déficit<br />
fiscal y el endeudamiento. Hasta Alan Greenspan, que por casi dos décadas<br />
impulsó esa orientación desde la Reserva Federal de Estados Unidos, expresa<br />
ahora con angustia la falla catastrófica que ha encontrado en su ideología<br />
de libre mercado: «Por 40 años o más –señaló en una audiencia en el<br />
Congreso estadounidense- trabajé con evidencias considerables de que funcionaba<br />
excepcionalmente bien» (La Jornada, 24/10/08, p.33). El presidente<br />
Sarkozy declaró, por su parte, «la muerte de la dictadura del mercado» (Ídem).<br />
El «fundamentalismo de mercado» ha muerto y no parece ya posible resucitarlo.<br />
Se reconocerá de nuevo que los gobiernos crean los mercados y que<br />
éstos no pueden existir sin regulación.<br />
En los últimos años la etiqueta «neoliberalismo» se pegó descuidadamente<br />
sobre muy diversas posturas y orientaciones, pero sólo corresponde,<br />
en rigor, al paquete de políticas asociado con el llamado Consenso de Washington.<br />
No eran políticas nuevas ni propiamente liberales, pero se extendieron<br />
desde Estados Unidos y América Latina al mundo entero. El Consenso<br />
se rompió mucho antes de esta crisis. Tocó al Banco Mundial, uno de sus<br />
principales promotores, enterrarlo con honores en su más reciente informe.<br />
Los gobiernos de Colombia y México son quizás los únicos en el mundo que<br />
aún siguen vergonzosamente atados a él. No puede atribuirse a la crisis el<br />
agotamiento de esta orientación, que da ya sus últimas boqueadas, pero por<br />
ella cobrarán nueva fuerza algunos de sus componentes, como la prudencia<br />
fiscal y monetaria. Su previsible aplicación en Estados Unidos despierta ya<br />
sorpresa y preocupación. Cuando el Fondo Monetario Internacional y la Unión<br />
Europea le prescribieron consejos recetados por décadas a todos los países,<br />
algunos legisladores los consideraron un atentado a la soberanía estadounidense.<br />
En todo caso, la orientación misma ha llegado a su fin. Su desprestigio<br />
general hace virtualmente imposible la restauración.<br />
Sería absurdo, desde luego, anticipar vísperas. Siguen ahí la ideología<br />
y los intereses que impulsaron esas versiones simplificadas e hipócritas<br />
del capitalismo, expresión de la arrogancia posterior al fin de la guerra<br />
fría. Tienen aún la suficiente fuerza para imponer «soluciones» a la crisis<br />
financiera que sólo protegen esos intereses y la están agravando. Pero es