GUÍA DE BUENAS PRACTICAS

El Global Reporting Initiative (GRI), acuerdo internacional puesto en marcha
en 1997, en colaboración con el Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA), promueve, por su parte, la elaboración de Memorias de
Sostenibilidad aplicables globalmente y para su uso voluntario por parte de las
organizaciones.
Entre las iniciativas regionales se destaca el Libro Verde de la Comisión de
las Comunidades Europeas del 18 de julio de 2001, así como el European
MultiStakeholder Forum on Corporate Social Responsibility desde octubre de
2002.
La redacción del Décimo Principio, del Pacto Global, “Las empresas
deberán actuar en contra de la corrupción en todas sus formas, incluyendo la
extorsión y el soborno”, asume que parte del empresariado mundial,
participantes del Pacto Global, no solamente tienen que evitar el soborno, la
extorsión y otras formas de corrupción, sino también tienen que desarrollar
políticas y programas concretos para abordar el tema de la corrupción. Se
desafía así a que las empresas se unan a los gobiernos, a las agencias de la
ONU y a la sociedad civil para crear una economía global más transparente y
libre de corrupción.
La responsabilidad social empresarial es una decisión y una actitud que
trata de combinar la generación del negocio con la mejora de la calidad de la
vida.
La responsabilidad social empresarial no es únicamente una actitud que
deben asumir las grandes empresas o las empresas multinacionales. La ética
social es una responsabilidad de grandes y de pequeños. Es verdad que las
prácticas no responsables de las grandes empresas crean catástrofes humanas
y sociales, pero no es menos verdad la carencia de ética en los pequeños
empresarios y en los emprendedores autónomos que van generando una
morbilidad social que como la carcoma acaba por destruir el tejido social.
La empresa y el emprendedor pequeño o auto-empleado socialmente
responsable es aquel que encuentra un nuevo modelo de integración social
añadiendo la necesidad de contar también con un capital social y
medioambiental a su tradicional actividad de generar beneficios y capital
financiero.
La responsabilidad social del emprendedor debe basarse en que el
desarrollo de una actividad empresarial como negocio es inseparable de:
La seguridad y la salud de los empleados.
El desarrollo humano y profesional de los empleados.
La prestación de productos y servicios de calidad a sus clientes.
La protección del medioambiente.
El desarrollo de las comunidades sociales o vecinales en las que
la empresa o el emprendedor opera.
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