Consternación en el mundo taurino balear por la ... - Tolo Payeras

Consternación en el mundo taurino balear por la
tragedia de Juan José Padilla
El diestro jerezano inició su vida taurina en Mallorca donde vivió un
año en la plaza de Alcudia donde cuenta con numerosos amigos.
Tolo Payeras / Palma.
Padila ejecutando un par al violin
Para los taurinos y sobre todo los que hemos conocido o compartido algún momento de
nuestras vidas con Juan José Padilla, amaneció el sábado un día muy triste, vivimos una
Feria del Pilar muy triste e incluso la temporada taurina que acaba prácticamente con
esta feria y la de Jaén, también concluirá muy triste.

Un hombre el pasado viernes pagó muy caro su honradez profesional, según los partes
médicos, Padilla nunca más podrá volver a torear, media cara le quedará paralizada,
pierde la visión del ojo izquierdo incluso se duda si volverá a hablar correctamente. Un
toro asesino de Ana Romero se llevó todas las ilusiones de un torero pundonoroso al
cornearlo en la cara a salida del tercer par de banderillas, atravesando el pómulo de la
cara y saliéndole la punta del pitón por el óvulo del ojo izquierdo. El torero enseguida se
quejó de que no veía antes de caer desvanecido cuando lo trasladaban a la enfermería
donde dada la gravedad de la cogida decidieron intubarlo y trasladarlo a una clínica
próxima a la plaza de toros de Zaragoza. Gracias a Dios y al equipo médico del doctor
Valcarreres al menos se ha salvado la vida al hombre, aunque yo que conozco
personalmente a Juan José, no sé que será de él sin volver a poder torear, el toreo era su
vida y la única esperanza es que en Jerez le espera su mujer y sus dos hijos. Sus últimas
palabras cuando lo llevaron a la mesa de operaciones de la enfermería fueron: ¡no veo…
no veo…mis niños!
La vida profesional de Juan José Padilla no ha sido ningún camino de rosas, se las ha
tenido que apechugar con corridas duras para salir a flote y conseguir la categoría
profesional que disfrutaba a pesar de tener que matar en todas las ferias las alimañas que
otros toreros o muy pocos querían. En el 82, conoció en una ganadería jerezana al
empresario Pascual Rodríguez que por aquel entonces regentaba la plaza de toros de
Alcudia, el empresario le ofreció venir a Mallorca y que se cuidara que las fiestas
camperas que por aquel entonces se hacían en la plaza mallorquina y a las que acudían
un gran número de turistas todos los miércoles del verano. Padilla acepto y se vino a
Mallorca, durmiendo en la misma plaza de toros, su labor consistía cuidarse de repartir
publicidad de los festejos toda la semana por los hoteles de la zona del puerto, luego
ayudaba a Gabriel Nadal que hacía las funciones de director de lidia en las capeas y
fiestas camperas y de este modo él se entrenaba y al mismo instante Pascual Rodríguez
le buscaba festejos por los pueblos. En Alcudia mató y lidió su primer novillo actuando
en la parte seria de la compañía El Toronto con catorce años de edad, luego de nuevo
Rodríguez lo puso en el cartel de la novillada de San Jaime. A lo largo de aquel verano
Padilla, de carácter noble y campechano, se hizo numerosos amigos en la isla sobre todo
por la zona del Puerto de Alcudia donde frecuentaba las noches solitarias en las que
vivía en una pequeña habitación de la plaza de toros. La consternación de la cogida
entre la afición mallorquina ha sido impresionante, y todo el mundo coincide que tras
las patillas de antigua bandolero andaluz se esconde una gran persona.
El 13 de julio del 90, Padilla se presentaba con picadores en Madrid con aseados de los
Bayones y Juan Pedro Galán y Vicente Bejarano, curiosamente iba vestido como el
pasado viernes de rosa y oro, y a Madrid se trasladaron numerosos amigos mallorquines
para apoyar al torero y sobre todo al amigo. Lo mismo sucedió en la alternativa que
tomó en Algeciras con Pedro Castillo de padrino y El Niño de la Taurina para lidiar
toros de Benítez Cubero. Padilla nunca se olvidó de aquel verano en Mallorca, siempre
que lo encontraba por Sevilla, Madrid y sobre todo en Barcelona, siempre me hablaba
de Alcudia y de sus amigos. El pasado sábado Juan Vibre de Alcudia Taurina me lo
manifestaba, que aún es pronto y no saben qué, pero algún homenaje piensan hacerle
porque llegó a la fama matando corridas duras, si, pero entrando en todas las ferias y
respetado por todo el mundo taurino y en cambio nunca él se olvidó de sus amigos de
Alcudia. Prueba de ello es que estaba muy ilusionado en torear de nuevo en Alcudia y lo
hizo el 27 de mayo de 2008 toreando aquel desgraciado festival a beneficio de la
Asociación Española contra el Cáncer y en el que Francisco Gabriel Pericás sufrió una

embolia cerebral mientras toreaba, el cartel lo formaban además de Pericas, Víctor
Mendes, Padilla, Álvaro de la Calle, Jesús López y Verónica Rodríguez, hija de aquel
empresario de un día lo trajo a Mallorca. Aquel día en Alcudia manifestó que deseaba
que su última actuación en su vida profesional fuera en esta plaza donde muy joven
lidió su primer becerro. No podrá ser, un toro asesino de Ana Romero ha acabado con
su vida profesional, pero nos queda el hombre y el amigo.
Cuando estoy escribiendo este artículo aún tengo en mi recuerdo las lágrimas que he
visto hoy mismo de profesionales del mundo taurino balear, Gabriel Nadal el primero,
que vivió los primeros pasos taurinos de este honrado matador de toros, he visto muy
afectado a Miguel Gomis secretario del Coliseo Balear y amigo personal de Juan José
Padilla, al presidente de la Asociación del Fomento de la Fiesta en Baleares y que ya
nos anticipaba también que propondría traerlo en la próxima gala del Bou de Costitx
para que nos relate su verano mallorquín y si puede y está con ánimos su trayectoria
profesional como torero, todo el mundo anda muy afectado y es muy pronto aún para
hablar de futuro, pero lo que está claro es que Juan José Padilla ha pasado por el mundo
de los toros como un digno torero y que la afición lo respeta aún mucho más como una
gran persona. Su última actuación en Mallorca fue hace dos años en agosto, cortando
dos orejas en el Coliseo Balear tras una gran faena y con un tendido lleno de amigos.