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Descarga - Tolo Payeras

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Morante; el último brujo del toreo<br />

El día que él decida, tanto le pueden pegar la bronca del siglo como<br />

luego ser capaz de levantar el vuelo en el mismo festejo y conseguir<br />

salir a hombros con todo el público extasiado por sus genialidades.<br />

<strong>Tolo</strong> <strong>Payeras</strong><br />

Morante saluda al usía al acabar el paseíllo<br />

PALMA.- Estamos ya en la recta final de la temporada, nos queda lo que resta de<br />

septiembre y todo el mes de octubre para acabar con las ferias de San Miguel en Sevilla,<br />

la de octubre en Madrid y bajar el telón con las de Zaragoza y Jaén.<br />

Este año se ha hablado mucho de las genialidades de José Tomás y el arte de Cayetano<br />

Rivera. Dos toreros que a mi entender si que es verdad que son dos genios, sobre todo el<br />

de Galapagar, pero también está demostrado que sus tauromaquias no están exentas de<br />

imperfecciones técnicas. Los dos, cuentan con una personalidad indescriptible, pero el<br />

toreo además de pisar terrenos inverosímiles caso de Tomás, o de trazar muletazos muy


pintureros como lo hace Cayetano, la perfección en el toreo radica en materializar la<br />

tauromaquia que siente cada diestro pero además evitando la cogida. Nunca ha gustado<br />

a los buenos aficionados, que por desgracia son la minoría, ver inmolarse un hombre<br />

bajo las astas de un toro. Hablando de perfección técnica tenemos a Enrique Ponce con<br />

más de veinte años de alternativa y las mínimas cogidas, o también podríamos citar a El<br />

Juli, que sigue la estela de Ponce y más antaño de Camino y podríamos seguir citando a<br />

Domingo Ortega y Marcial Lalanda. Todos ellos diestros de gran técnica, poder y no<br />

exentos de arte que además no fueron relativamente muy castigados por los toros<br />

gracias a la unión de perfecciones que avalaban sus tauromaquias.<br />

Pero estos toreros, triunfando casi todas las tardes no son tampoco la perfección del arte<br />

del toreo, es decir, este corte de torero que embruja a los públicos cuando abren el tarro<br />

de las esencias de su tauromaquia, en este sentido deberíamos citar a Joselito El Gallo,<br />

Cagancho, Gitanillo de Triana, Pepe Luís Vázquez, Antonio Gallardo, Pepín Martín<br />

Vázquez y mucho más cercanos a nuestros días a Rafael de Paula y Curro Romero. Este<br />

tipo de toreros suelen tener muy pocas tardes triunfales porque además de ir muy justos<br />

de valor porque su torero no permite muchos alardes de valentía por la verdad con la<br />

que plantan los engaños, además a este tipo de tauromaquia no sirven muchos toros y<br />

para colmo, cuando sale el tipo de toro que necesitan, también les tiene que encontrar a<br />

ellos con inspiración porque estos toreros se mueven por impulsos. Ahora cuando esto<br />

sucede, llegan estas faenas que son recordadas incluso décadas enteras y que cuando se<br />

realizan dan la vuelta a medio mundo, independientemente de la plaza que ha tenido el<br />

privilegio de haberlas visto realizar. A estos diestros se les llaman brujos del toreo<br />

porque son capaces de deslumbrar a todo el mundo con tan solo cinco o seis muletazos.<br />

En la actualidad también disfrutamos de un brujo del toreo, se llama Morante de la<br />

Puebla, sucesor indiscutible de todos los toreros anteriormente mencionados como<br />

artistas, como también lo es José Tomás de los revolucionarios otras épocas, se llamen<br />

Belmonte o Manolete.<br />

Morante de la Puebla es un excelente artista desde sus inicios y su toreo ha ido<br />

forjándose y evolucionando por encima incluso de su trayectoria profesional. Quiero<br />

decir que el toreo de Morante crecía aunque su cartel fuera inestable. A partir de 2003<br />

ya veíamos a un torero excepcional, con ramalazos de creatividad arrebatadores que<br />

coincidieron con una enfermedad misteriosa y que las gentes lejanas de su entorno<br />

desconocías. No fue tampoco una casualidad esta enfermedad mental cuando coincidió<br />

con otra vuelta de tuerca en su tauromaquia. Morante tuvo que huir de los ruedos en la<br />

primavera de 2004, después de una encerrona en Madrid, abatido y con una fuerte<br />

depresión que lo apartó momentáneamente de los ruedos. Aquel sufrimiento sólo<br />

comprensible para el que lo padece, nos devolvió meses más tarde a un ser diferente,<br />

digamos que se fue un colosal artista con latigazos geniales, pero que volvió un genio en<br />

toda la extensión de la palabra.<br />

Valga esta introducción algo extensa sobre el tema para hacer ver a los aficionados que<br />

hemos tenido una suerte privilegiada. Una fortuna quizá no valorada en su justa medida,<br />

porque el ser humano tiende a despreciar lo que tiene y a añorar melancólicamente lo<br />

que perdió, incluso en el mundo taurino es engrandecido por la propia imaginación.<br />

En cuanto al temple de la tauromaquia de Morante, digamos que el diestro sevillano<br />

tiene menos que algunos de los matadores reseñados anteriormente, pero nadie puede<br />

dudar que torea más despacio que nadie, por este motivo, por rizar el rizo de la lentitud,<br />

hay animales que le tropiezan a la muleta puntualmente y también le enganchan los<br />

engaños porque esta ralentización del muletazo se une a la redondez inconcebible en los<br />

naturales, y a una muleta cuya mitad de abajo va barriendo el suelo. Y claro; toros de


escasa raza le protestan al sentirse obligados a humillar en el pase, se frenan y también<br />

se defienden.<br />

En torno a la inspiración, las faenas de Morante son una delicia, pues no torea por<br />

sistema como la mayoría de matadores, sino que lo hace a impulsos, según lo que le<br />

pida el alma y según lo que le pida el toro, aunque contrariamente, si un toro le exige<br />

estar a la altura de las circunstancias y el no lo siente, da igual, no lo aprovecha y lo<br />

mata. Yo he vivido, como muchos aficionados, incluso con enfado cuando he visto a<br />

Morante despreciar un buen toro y luego ha enmendado la tarde sacándole faena a otro<br />

toro que no era tan claro como el primero de su lote. Que explicación tiene esta actitud;<br />

simplemente la inspiración y la brujería de un genio del toreo.<br />

Otro factor de inspiración y de personalidad de este torero, es que es capaz de iniciar la<br />

faena por naturales pegado a tablas y luego sacar el toro a los medios por trincherillas,<br />

cuando lo habitual es hacerlo al revés. Y puede seguir toreando un buen rato después de<br />

coger la espada de matar si así lo siente en aquel instante. Además como su toreo es<br />

variadísimo y como ha rescatado adornos de la tauromaquia antigua que sólo ha podido<br />

ver en fotos, pero que ha sido capaz de trasladar a nuestro tiempo magistralmente. Con<br />

Morante no hay lugar para el aburrimiento.<br />

La gente mira continuamente al ruedo porque algo genial puede pasar en cualquier<br />

momento, todo lo contrario de la mayoría de toreros con los que cualquier aficionado es<br />

capaz de predecir las faenas que llevarán a cabo antes de entrar a la plaza. Con Morante,<br />

incluso una suerte tan poco vistosa como es la de descabellar se transforma en<br />

espectáculo, simplemente presenciando las formas de ejecutarla.<br />

Con el capote, si que de verdad se transforma en un torero diferente a todos, aún tengo<br />

memorizadas las cinco verónicas y la media belmontina que encadenó al penúltimo toro<br />

que lidió el año pasado en la Monumental de Barcelona. La soltura de sus brazos, la<br />

postura erguida con los riñones metidos hacia adentro, la templanza de sus muñecas con<br />

las manos recogiendo el capote casi en la esclavina, armonizan su figura con un arte<br />

inigualable. Concretamente nunca había visto tan bien de capa con un toro de<br />

embestida tan corta como fue este astado en Barcelona, un toro al que luego con la<br />

muleta ni quiso ni verlo, pero ahí esta los destellos de un brujo del toreo, un mal toro y<br />

nos dejó una verónicas para el recuerdo, ganando terreno hacia delante, y tan<br />

poderosamente bello, una belleza tan solo recordada en mi memoria con otro gran<br />

artista del capote como fue Rafael de Paula.

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