Fortunata y Jacinta

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cocina despedía múltiples y confundidos olores. Pero no le ven, no le ven que ni siquiera parece un hombre?... Hasta huele mal... Yo no quiero decir lo que me da cuando calculo que toda la vida voy a estar mirando delante de mí esa
nariz de rabadilla≫. ≪Parece que estás triste, moñuca≫ le dijo Rubín, que solía darle este cariñoso mote. Contestó ella que el arroz no había quedado tan bien como deseara. Cuando comían las chuletas, Maximiliano le dijo con cierta pedantería de dómine: ≪Una de las cosas que tengo que enseñarte es a comer con tenedor y cuchillo, no con tenedor sólo. Pero tiempo tengo de instruirte en esa y en otras cosas más≫. También le cargaba a ella tanta corrección. Deseaba hablar bien y ser persona fina y decente; pero
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Fortunata y Jacinta Benito Pérez G
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Contents 1 Parte primera 1 2 Más e
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grada más alta, envueltos en sus c
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gran progreso en los entretenimient
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ién era causa de zozobras y cavila
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las filosofías de Juanito, y hací
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además aquella semana más limosna
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tad de la vida rabiando por probarl
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tuvo del artículo para capas, el a
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solvencias que tanto quebrantan al
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Creció Bárbara en una atmósfera
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como saben abrirlos los que comerci
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el famoso escudo inglés, con la ja
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los señores que pasaban, y acosán
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y se hizo minuciosamente. Entonces
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quería a otro. En caso de querer a
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textos para marcharse diciendo: ≪
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como acuden las moscas a una de esa
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gas ideas sobre el asunto se conden
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domingos y en comunidad, y cuyo ves
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seriedad europea, que nos ha cogido
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y el afán que todos los madrileño
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cerebro enfermo de tanto pensar en
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el trabajo de preguntárselo, y lo
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los traten mejor. >Creerás que un
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siguiente.
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tivo. ≪
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mencia, que si no iban habladores a
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amigos tranquilo y resignado. En su
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envuelta en horrorosas nieblas toca
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aunque sintió algún alivio, sus f
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Era Plácido hermano de la Paz y Ca
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lleva consigo su novela; pero esta
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—>No lo ve usted? —replicó mos
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Y estaba tan agradecido a la visita
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paraciones? Zalamero, a los veintis
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con Villalonga... se reían mucho l
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≪Pues sí—dijo ella, después d
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amado lágrimas y acusádose mutuam
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enorgullecía de su elección. Hast
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un conato de brindis de Estupiñá,
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ables, ya que no puede destruirlos
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que te como. Tú quieres saber? Pue
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No tardamos Villalonga y yo en hace
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≪Tú sabías el nombre de la call
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ambos se detuvieron jadeantes, sofo
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≪Una sola cosa quiero saber, una
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una orgía continua. En la tienda n
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eso. Di si me quieres, sí o no...
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Entretenida Jacinta con los comenta
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ayer con sus compañeros posado en
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surcos y dibujan el suelo, que en a
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—Pero el nombre, nene, el nombre
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verse en la sin par Sevilla... Otra
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Hizo el ademán del box, y ya enton
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oca... les daba de comer... Era la
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pintoresco se iba pasando. La grose
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decir una palabra, mostrábase tan
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Jacinta tuvo la piedad de evitarle
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timientos diversos se barajaban en
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iban recorriendo, se durmieron all
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abren la cabeza. Vienen después la
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primer conde de Trujillo está casa
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Pepe Samaniego, hijo de un droguist
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Cómo se tocan los extremos del inm
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imitando roble, listones claveteado
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oír óperas, pero quería que Barb
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tanto pensar en esto, parecía en o
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A quién pediría socorro? ≪Deogr
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día no osara decir, decíalas en l
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añadiendo siempre en el caso negat
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las rosquillas inglesas que me hici
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toda conciencia, porque en estas co
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cuando quieras hacer penitencia no
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señoras. Adoptó el traje liso de
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y los desaires que recibí. Pero el
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—ii- ≪Un edificio ad hoc≫ dij
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—Las campanas—dijo el insigne c
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Cuidado, mucho cuidado con los timo
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≪Oye—le dijo en secreto Guiller
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marqués, que las puertas estaban h
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de profecía, como si en su vida hu
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podían notar sus padres por la sen
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ni al mismo Delfín. Pero una noche
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manos con que la ha hecho. Conviene
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sona. Estaba satisfecho, cual si se
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trozo descriptivo en que la orquest
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posibilidad de salir de casa le pon
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la Junta del Banco. Por cierto que
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—Come en silencio, meditando una
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y más lástima tuvo cuando le vio
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—Que le traigan dos—dijo el se
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su esposa, si es una santa?≫. —
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poniéndose más serio que un juez
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—Señora—le dijo Ido al tomar l
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Pues como decía, el pobre Pitusín
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evelado podía ser una papa, tambi
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—>Qué quieres? —Niña de mi vi
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ulas algo... A mí no me la das tú
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a Guillermina haciendo obra de medi
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para correr al lado de Guillermina
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das que algo, sí, algo tenían de
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llamar a otras vecinas, y la notici
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Las otras chiquillas cogieron a los
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Real o la casa de Fernán-Núñez?
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pezaban a sentirse avergonzados y n
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que la afeaba considerablemente. La
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su niña pequeña≫. —No los man
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de un bicho muy malo que se comía
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—Le conviene a usted el ejercicio
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por sus temores, y no tuvo más rem
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ierno, vamos a ver, por qué no me
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la de aquel sujeto era un memorial
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el propio D. Pascual a Palacio, y D
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señores, nos acantonamos o no nos
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su mala reputación la debía a sus
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cósmico. Platón descubrió al fin
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cómico de la legua; los ojos salt
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sonas que miraban por la ventana, e
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sin descansar un punto. Después de
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—Yo creí que eran de... —balbu
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de las cuales estaban las manos ver
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levantándose. Parecía responder c
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graciosísima, repitiendo la expres
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Jacinta empezaba a impacientarse po
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—Y mi ama doña Guillermina?—pr
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peinarse? Ya me ha roto tres espejo
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de tanto negocio como entre manos t
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—Señora... señora... no me saqu
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y de los cantones, y el hombre no s
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—Ya se ve... no puede olvidar que
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este timo no le ha salido≫. —Se
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-X-
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Aquel día, que era el 22, empeoró
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español neto, sin que nunca sacase
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diez reales: le tocan mil dosciento
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y entró diciendo a voces: ≪Cada
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un tazón de té con coñac. En el
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no quitaba sus ojos de los ojos de
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—Ves que seria me pongo?... Es qu
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—>Pero a quién he de ver? —Al.
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Por la mañana encargó Barbarita a
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elumbrante piedra. La poseedora de
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con ferocidad, a distancia como de
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para calmarle—
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—Gracias... Ya sabía yo que uste
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de la primera mujer de Ramón, y lo
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dose esta tan sorprendida como poco
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prisa, soltó la ropa para darse go
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siempre que se ponía peneque, most
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≪Hija, no he visto un salvaje igu
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la pamema de que he sacado este ni
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≪Pues nada, hija —añadió desp
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Barbarita no tenían nada de lisonj
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novelista que se alimenta con judí
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sábanas—, despídete de tu novel
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el portante. Puedes creérmelo: no
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nas maniáticas. Yo reconozco que e
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Jacinta no sabía disimular su turb
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no? —Así, así —replicó Jacin
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Jacinta y los chicos soltaron una c
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A Jacinta se le clavó esta frase e
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Jacinta se iba convenciendo, y cada
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siempre afable y atento, pero frío
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—Pasa, danzante... Chico, no sabe
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maciones. Púseme todo lo cerca pos
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antes en el despacho del director d
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—Yo puse toda mi atención en Cas
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Algunas palabras había cogido la D
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sí una grande, irreparable desgrac
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esta manera≫. Y siempre que iba d
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Chapter 3 FIN DE LA PRIMERA PARTE *
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apuntalada por las consideraciones
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pesca y se dedicó a viajante de co
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políticos españoles! Qué tenemos
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hablando en plata, no lo tenía por
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jóvenes, ni del arrobamiento que l
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significante y para poco. Exageraba
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molido y maltrecho. Tenía Maximili
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un estudiantillo de último año de
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escrupulosa. ≪Ya ves—dijo Felic
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panadero. >Lo sabes tú? Cuando aqu
Page 366 and 367: diferencia y que contestaba de un m
Page 368 and 369: quiere?—pensaba desanimándose y
Page 370 and 371: —Sí, bonita te pones... Lárgate
Page 372 and 373: —Y esta tarde, >sale usted?—pre
Page 374 and 375: trapisondista...≫. Maximiliano se
Page 376 and 377: ánimo no podía decidir nada. ≪P
Page 378 and 379: Comieron y se prepararon para salir
Page 380 and 381: Tratando de medir el cariño que se
Page 382 and 383: salva; eso no tenía duda, y por m
Page 384 and 385: que se podía imaginar. Pero la mis
Page 386 and 387: troso, lo refería con prolijidad y
Page 388 and 389: Vino después un viejo que le daba
Page 390 and 391: me dijo nada... Pero cuando me marc
Page 392 and 393: patraña. Pronto diré cómo se sal
Page 394 and 395: y entregábase a estas faenas con d
Page 396 and 397: no quería manifestarlo sino en saz
Page 398 and 399: amaba mucho y probablemente le har
Page 400 and 401: Maximiliano no oyó bien por estar
Page 402 and 403: Doña Lupe discutía con ella viole
Page 404 and 405: estaba Papitos de muy mal temple po
Page 406 and 407: señor, me caso porque me da la gan
Page 408 and 409: lo dicta mi conciencia, porque me l
Page 410 and 411: linda cara pálida, diole por emple
Page 412 and 413: que diga el mundo no nos importe. >
Page 414 and 415: inar las náuseas para que no se di
Page 418 and 419: aquel día fijar su atención en lo
Page 420 and 421: del honor picaresco, y el gran secr
Page 422 and 423: pero como su ama se levantaba antes
Page 424 and 425: pasos, cuando volvió airada amenaz
Page 426 and 427: —III— Doña Lupe la de los Pavo
Page 428 and 429: —Es menester que usted se entere
Page 430 and 431: extendidos para cubrirla. Por ser a
Page 432 and 433: como lleguen a perder el punto una
Page 434 and 435: dos casas en Madrid, y había empez
Page 436 and 437: ≪se me olvidará algo?.. Qué hay
Page 438 and 439: cólera y la confusión vino el aba
Page 440 and 441: si el dolor matara. Y no se vaya a
Page 442 and 443: , hasta que coma... Y parece que ti
Page 444 and 445: yo una pared si me la ponen entre e
Page 446 and 447: ≪Óigame usted... tía. Yo la qui
Page 448 and 449: infundía algún respeto. Aquella m
Page 450 and 451: ien con ella y gozar de su amistad,
Page 452 and 453: En la fecha en que nuestra narraci
Page 454 and 455: claros≫. -IV- Nicolás y Juan Pab
Page 456 and 457: —Está tan malo el servicio en Ma
Page 458 and 459: que de la herencia tuvo Juan Pablo
Page 460 and 461: mogénito, después de almorzar, se
Page 462 and 463: iano: ≪Habéis sido unos tontos.
Page 464 and 465: entos de la familia, Nicolás se ha
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él se apresuró a variar la conver
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le disgustó a ella que fuera tan e
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debate con su hermano Nicolás, y m
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como persona de mucha virtud y tale
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—No señor.—>No tiene usted fam
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decir que hacía lo menos diez o do
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ni se acordaba para nada en aquel m
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Aquel clérigo, arreglador de conci
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vación, y hablándoles del alma y
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para que no se nos vaya allá enter
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—Si quiere usted, traeré... No t
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cosa tan sencilla...! Lo particular
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Doña Lupe se quedó desconcertada.
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no comas más fresa que la que yo t
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en la mano el canuto y el pasaporte
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llevando la carga de sus libros, y
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la indulgencia. El verdadero señor
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tas perrerías. Mucho agradecía es
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pañero de Seminario, el cual habl
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No manifestó estos temores a su qu
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arte. Así es que no podemos alzar
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hora llegase pronto para abreviar l
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iba la neófita a contestar alguna
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su camarada por las puertas de la c
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yo el día de mañana...≫. Por la
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terrenos, matando la yerba, y a rat
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de las madres. -VI- Las Micaelas po
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de aguja y los dedos muy torpes. M
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≪sabes?, acabadita de marcharte t
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≪No aportaste más por allí. Yo
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—Bien enterada estás.—Lo sé p
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caína muy templada. Esta dijo al e
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doy...
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peor se te trate, más rabiosa te p
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medita en tus pecados, reza mucho y
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de ladrillos tapaba una línea de p
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otra no quería confesarlo; pero la
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su marido. Fortunata lanzó una exc
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Fortunata no quitó de ella sus ojo
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dónde y cómo le había venido el
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una manera indirecta, por ser donce
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te conviene≫. En el vivo interés
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que ella no puede, para ti es coser
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lo posible para salvarnos, que seam
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va a casar contigo? Sí, para ti es
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dos mujeres emprendieron su campañ
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moditos insinuantes—, ten entendi
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dría ser ilusión, pero los ojos d
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que qué hacía allí y en qué pen
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Belén se había puesto a charlar p
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que le pasaría pronto, como otros
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Aunque andaba muy aprisa, tardaba m
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Sor Natividad, que era mujer de muc
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Algunas tenían un apetito voraz; s
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—Pero esa maldita >cómo...? Si e
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movimiento, cogió del suelo piedra
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Pero Pintado tenía manos de hierro
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y sorda; no se enteraba de nada, y
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traría en ella las prendas de vest
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una predisposición a las buenas ac
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Al otro día fue Paquita Morejón,
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violados bajo la ceja recta y negra
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—Eso es un disparate.—Chica, es
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mismo fue verla Mauricia que echarl
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≪Nada, te casas... porque casarte
Page 597 and 598:
luz. Fortunata fue por la luz, y en
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padre Pintado y el remedio de la de
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la novia, y la felicitaron y aun le
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la mala noche, porque a las tres de
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había contado Mauricia. Llegaron,
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. >Sabe usted qué gente es esa del
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oído de Fortunata, cuyo pensamient
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de pasar por un tamiz finísimo:
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hombre. Vino doña Lupe muy tempran
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ifestaciones relacionadas exclusiva
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Jacinto Villalonga, íntimo del Min
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casar conmigo; pues no señor, sale
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cómo tiemblo? No sé lo que me pas
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un delirio...! Yo tenía contigo un
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qué se mete a buscarle el pelo al
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≪Nada, enteramente primitiva≫ p
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contestaba el otro evasivamente.
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doña Lupe, descolgándose en la ca
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Buscaba el farmacéutico algo en qu
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Si lo traía el periódico... Tu t
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espíritu. La aflicción de Maxi ex
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empezaba a decir algunas bromas sob
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una cruz de hierro que hay en el at
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undo. La única defensa del que est
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≪Vamos, vamos—le dijo uno—, v
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algunos pasos hacia la alcoba deten
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llevado, pues aunque dijera otra co
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suspirar, suspiraba; los ojos de el
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Esto lo decía en la sala, al ver e
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—Nada.—Le conoció
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lo llevaba al rostro como para seca
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Fortunata tenía la cabeza próxima
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su alma consistía en ver cómo exp
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otra. Sólo Rubín era punto fijo e
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se prestan todos los partidos desde
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no saben ustedes cuál es? Pues abr
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del sueldo, sino por razones de dig
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tierra, y cuando no tiene asunto de
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—Pero qué me dicen ustedes a mí
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—Nada, nada... la cosa no tiene m
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pelo—manifestó D. Basilio incomo
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Montes y al mismo Feijoo. Un día s
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de mundos habitados, Pedernero empe
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noche siguiente, pues habiéndose p
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pero lo del periespíritu no lo tra
Page 687 and 688:
Ramsés II bajaba la cabeza. D. Bas
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que a la sazón era su dueño. Volv
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comerciante le estorba el latín, n
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argumentos que no sean racionales.
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todos los cafés, desde el más gra
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fidedignas de la infidelidad de su
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de hecha, encontró mal que la hici
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no más, ya no más... Estoy volada
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Quedó, como he dicho, tan desarmad
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tuyo me sirven para leerte los pens
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se acercaba, y el pecador estaba al
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Yo quiero que me digas con lealtad
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≪Es verdad—le dijo—, y esto a
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siendo turbio. Me parece que en tod
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más fuerte e imperioso en su alma
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los últimos besos de la despedida.
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sume. Hasta cuando hablaba desment
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vea. eh? —Pero usted cree que por
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—sabes? —Claro.—>Y aquí no h
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ción, desconoce las gaterías que
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Era dorado, con figuras como de pas
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me costará una enfermedad. El golp
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una mano, que ella separó prontame
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Eran las nueve de la noche. Fortuna
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la llevó era una locura, como las
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Detúvose ella ante el que esto dij
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Durmiose pronto la infeliz señora
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dinero es un romanticismo impropio
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—>Qué?—Vivir... Vivir es nuest
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llorar a una. —
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—ii— Pues lo que es hoy sí que
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las pestañas cómo las tengo, llen
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≪Vamos, vamos—dijo el coronel s
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Fortunata, preciso es decirlo, no e
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nuevo domicilio, D. Evaristo le com
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antoje faltarme, me lo dices. Yo no
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le resultan Madrid. En un mes no pa
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coquetería no menos refinada que l
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meditaciones—. Caprichos del cora
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paga. Yo he sido en esto poco prác
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aunque no son hermanas. Ayer estuvi
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Así, así me gusta... No te dé ve
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Pasearon un buen ratito, sin que tu
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dulgencia empapada en escepticismo
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Sacó su mano de entre las sábanas
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≪>Pero no es esta la medicina?≫
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que es tener un hombre y una chapa
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ién por la herida diciendo: ≪No
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≪Mire usted, compañero—le dijo
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eclamo. No sabía aún a qué local
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Creerás que se le descompone la ca
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tan sin molestia los madrileños, c
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—Déjame que acabe...—No es eso
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Y abriéndose paso, salió con el c
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mentira que yo esté tan fresco des
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de usted me ha parecido una mujer d
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emoción. Tenía los ojos húmedos
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no se puede hacer lo mejor, se hace
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utar a la sociedad ese culto extern
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era esto de la proximidad del fin.
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nas, residentes la una en Astorga,
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—Mire usted que no me deja vivir.
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Los primeros días extrañaba la ca
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es un caballero decentísimo, no ti
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A estos badulaques se les desprecia
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la mejilla, pensando en lo mismo. N
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que está es guapísima. Por cada o
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día no tuvo mejor éxito, y aburri
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cortés cuando decía algo; al sét
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—>Pero oyes, mujer, has oído?—
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la católica al Gobernador, y el Go
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En la casa se hallaba muy bien. Hab
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Lo que importa es descubrir algo y
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más apañadita, de modo que result
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sillas de paja, pronunciaba las fra
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Guillermina, que entró, como siemp
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agradeciendo la flor, pero no queri
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culpa.
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la casa... Y que el ruido la molest
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La interrumpió un sacerdote ancian
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y le dijo que se fuera a su cuarto,
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el corro de Guillermina, la otra pa
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al de ella. Cuando el sacerdote se
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Jáuregui sus habilidades, la invit
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≪Vamos, que no... que sí... que
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tado en oro. ≪
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primero que bueno era lo bueno, per
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así, y te arranco la nariz, y te e
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—Me parece—le dijo—, que si e
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fue a buscarla. Cogiditos del brazo
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en cantón, haciendo lo que le daba
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—
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una observación humorística. Diri
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—Tuve uno, sí señora... va para
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el perdón mismo. La otra sintió,
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pero que debió haber dicho, o eran
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—>Sabes lo que dice la tía?... o
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Y a dónde iría? A una casa de hu
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cara los pensamientos que la canonj
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vez. Se tuteaban por resabio de la
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chulita se sentó junto a él, haci
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≪En cuanto muevo un brazo—decí
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vez y le dieron chocolate con mojic
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Doña Lupe la invitó, dos días de
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el hábito... y tan tranquila. Yo h
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ito que le he de pedir al Señor es
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Primero se convino en acudir a la s
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daño?... >Por qué el otro día, a
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por lo visto, tiene una frescura pa
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≪Yo, yo... ese día, iré a confe
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—>Yo?... >que le explique yo?...
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la rata eclesiástica vivía en la
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de Ruiz Ochoa y Compañía. El edif
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—Escribe, tontito. Si todo eso qu
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—Sabes? Se va a hacer mormón, y
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—Estás loca? —Yo no me voy. Me
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hablemos claro. La sinceridad es di
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—>Qué mosca?—dijo Fortunata co
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dite escénico de su amiga pusiéro
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—Pero aguárdese usted—dijo For
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≪Salva, Jesús mío, esta alma qu
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echan, la cojo... le levanto... per
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Pero no se levantaba. Empezó a sos
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der con sus acentos de pelea la san
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en ella un oscurísimo jeroglífico
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entierro subía por la rampa de San
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—Picardías yo?... (extrañando m
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no me quieres, te irás al Infierno
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Chapter 5 FIN DE LA PARTE TERCERA *
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cual si fueran brazos. La silla, su
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ayudaría≫. —No crea usted, tí
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al Prado. Rubín vacilaba; pero su
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Fortunata no se acostó en la cama,
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≪>Qué disparates estás hablando
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—
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≪Mira—dijo la viuda—, vete a
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alcón; pero no me negarán que ent
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metiéndose en lo que no le importa
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es combinar, combinar. Llámanse no
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y otras se quedaban rezagadas; pero
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si no se le ocurriera a Pepe Samani
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cuero, y en este una gran hebilla.
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Pasado otro rato, y cuando los braz
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dónde le ha dado?... Yo no he vist
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Bueno va; ya quiere saber de qué s
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Doña Lupe dejó la costura y se pr
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en el caso de que se te tendiera el
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del crítico en la calle; la román
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no le faltaba más que una fórmula
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cuando este se pudre, a mí no me a
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—>Te sientes bien? >Quieres tomar
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vírgulas, uso externo, por la mañ
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desde la calle de los Tres Peces a
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poderoso, que te da grandes cantida
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—Pégueme usted. No me importa—
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simpática. ≪Pero es preciso que
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paquete de forma larga y... qué ha
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soltarse. >Cómo? Mira≫. Fortunat
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De veras que desconfiaba, porque cu
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tomó el chocolate, admiradas de qu
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madre y a su abuela y a toda su fam
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tarse junto a los cristales del bal
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día hace el crac... >Y qué más p
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la del coche...
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-i— A las doce de un hermoso día
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ata eclesiástica... ’Adiós, adi
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—Algo de eso.—El empuje de la c
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—Primo—le dijo el otro mirándo
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hermana tenían delante a Moreno, q
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—Ya lo creo que es preciso... Poq
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ser si me le dan... le tomo, aunque
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huyó de tal modo el sueño de su c
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turas han sido el deseo corriendo d
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memorias...! Parece que estoy miran
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en cuanto sintió el jinete salió
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—>Pero estás de chanza o...? Man
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≪Vaya que si voy a la iglesia...
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ahí empecé yo≫. Menudo réspice
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y él subió.
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conoceré yo a mi gente≫. Tom se
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—A que sí?—Pues allí me tendr
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fe; pero toda no se pierde nunca. E
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—Pero, hombre, >qué más te da?
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Moreno oyéndola, y durante un rato
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la sintió pasar por la garganta y
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—Sí, sí... pero déjese de tont
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qué te crees? >Que no es ella como
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Comentario: ≪De veras que estuve
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sus avíos, se puso a cortar y a pr
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conversación—. Tú te precipitas
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≪>Que qué te doy? Lo que tú qui
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—Mete ruido, mete ruido. Ni siqui
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usted algo, siquiera que tenga paci
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etiraré? >Qué será de mí? Pero
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≪Querida mía—le dijo Maxi movi
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desde que hayas cumplido tu misión
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cruzando las manos. Fortunata, desa
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pudo apoderarse de un cuchillo, y f
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criatura es hombre rico y habrá pa
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un rincón de la cómoda. Eran para
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olas y morisquetas que hacían los
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yo le hice el amor. No hay quien se
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Había resuelto Fortunata, de acuer
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haciendo sonar con desusado estrép
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tan buen resultado contra la peri-e
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con ruedas de molino. Mira, chico,
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idea, fui >y qué hice? Pues saqué
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cal fresca, pide más obras. No pod
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Abur, abur... Fortunata no salía n
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que nos dijimos?... Esto en el caso
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todo el día en esta jaula!... Ser
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la familia de Rubín. Se puso muy c
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transfigurado moralmente, con un re
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intentaba tampoco, y siempre que ib
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Entró en el café del Siglo, donde
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el de un pavo, con una nuez muy gra
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podría averiguarlo siguiendo a ese
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Tres días después de esto, al ent
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escalones de piedra. Pero no; proce
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cabeza entre los brazos cruzados so
Page 1128 and 1129:
estos casos hay que poner el pleito
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hecho yo con ustedes. Los engañado
Page 1132 and 1133:
no acertando a determinar si aquell
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su numen paradójico se excitaba ha
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veces, y siempre de lejos; nunca le
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Aurora se defendía con ingenio y t
Page 1140 and 1141:
pero había pertenecido a la famili
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A esta altura estaban sus cavilacio
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≪será para darme la secretaría?
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puede vivir siempre soñando con tr
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Y la Caña les saca del apuro. Que
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—Dos horas hace que está tan dor
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≪Es una mala crianza, porque bien
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sí, para otro, en quien ahora reca
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vivo
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también. >A que sí?≫. El hablad
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porque la noche antes había habido
Page 1162 and 1163:
Maxi no parecía reparar en el niñ
Page 1164 and 1165:
Al oír esto, que Maxi expresó con
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—iv— ≪Tío, por Dios, tío, d
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—Sí, con otra mujer a quien tú
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su cabeza que se lo confirmaba, inu
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—Yo te lo compraré... Hoy mismo,
Page 1174 and 1175:
y dirigiéndose a la alcoba—. Que
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(con reprensión graciosa). Ahora l
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hasta la mañana. —vi— Balleste
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pene ahora ella.
Page 1182 and 1183:
mesa central. ≪Tenía que hablar
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usted, mujerzuela, ahora mismo va u
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—No, señora, no está. Dijo que
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de mamar... >Es usted médico?≫.
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—Si esto no es mirar pa tras... V
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había bajado en busca de una llave
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por tener el hijo de la casa, y est
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ver si trae algún arma. No me gust
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enfermedad, que más bien me parec
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presuroso y lleno de oficiosidad a
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que al maltratar a tu rival le has
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lección. Aguanta y vuelve por otra
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Maxi, lelo y mudo, la miraba, y al
Page 1208 and 1209:
Maxi le ha dicho a usted alguna ton
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—Diga usted, tía, >ha venido mi
Page 1212 and 1213:
a abrir, y vio ante sí la simpáti
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—Pues qué, >no te ha dicho esta
Page 1216 and 1217:
—Pues no tiene la poca vergüenza
Page 1218 and 1219:
tanta rabia a ésa...! Digo yo que
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caballero? —con qué caballero?
Page 1222 and 1223:
la de Jáuregui desconsoladísima,
Page 1224 and 1225:
a mí me parece que no me ha de cos
Page 1226 and 1227:
a mí≫. Se sentó en la cama, ent
Page 1228 and 1229:
ina medio vestida, se puso hecha un
Page 1230 and 1231:
viéndola relativamente sosegada, s
Page 1232 and 1233:
ahí, de vuelta de la iglesia, tom
Page 1234 and 1235:
usted...≫. No, D. Plácido, así
Page 1236 and 1237:
usted los ojos, y no se nos muera a
Page 1238 and 1239:
sobrina, que si no era ya cadáver,
Page 1240 and 1241:
atrás, moviéndola sobre la almoha
Page 1242 and 1243:
Toda la estancia se llenó de una n
Page 1244 and 1245:
ella lo habría consentido, porque
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y que todo lo que pasa, por el hech
Page 1248 and 1249:
amor, hallándose por fin este redu
Page 1250 and 1251:
para que la vulgaridad de la vida p
Page 1252 and 1253:
de un letargo. —El mismo, >y qué
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—Pues no necesitará calentarse l
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también lo fue. Los dos nos estafa
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Al entrar en su casa lo primero que
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Creating the works from public doma
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copy of or access to a Project Gute
Page 1264 and 1265:
graphs 1.E.8 or 1.E.9. 1.E.3. If an
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License. You must require such a us
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Fortunata y Jacinta

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