Historia y pensamiento en torno al género - E-Archivo - Universidad ...
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Pres<strong>en</strong>tación 11<br />
Pero, soci<strong>al</strong>istas o s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te descreídos de las bondades<br />
de la contemporaneidad, lo cierto es que qui<strong>en</strong>es así p<strong>en</strong>saban<br />
dieron ya pistas acerca de que el trabajo masivo y la profesion<strong>al</strong>ización<br />
de las mujeres podía ser una desv<strong>en</strong>taja <strong>en</strong>orme y<br />
de que su incorporación pl<strong>en</strong>a a la así llamada plaza pública<br />
acarrearía trampas difícilm<strong>en</strong>te s<strong>al</strong>vables. Las jóv<strong>en</strong>es, amables<br />
por natur<strong>al</strong>eza, se mostraban ahora embrutecidas por la afr<strong>en</strong>ta<br />
del jorn<strong>al</strong>, mi<strong>en</strong>tras que las modernas lic<strong>en</strong>ciadas, sesudas y<br />
efici<strong>en</strong>tes, eran ninguneadas por unas madres austeras y c<strong>al</strong>culadoras<br />
que utilizaban aún la condición de perfectas diletantes<br />
de que hacían ost<strong>en</strong>tación las jov<strong>en</strong>citas para atraer a su redil<br />
a cab<strong>al</strong>leros interesantes con qui<strong>en</strong>es empar<strong>en</strong>tar a sus herederas.<br />
Ni ellas se especi<strong>al</strong>izaban <strong>en</strong> nada, ni utilizaban tampoco<br />
sus conocimi<strong>en</strong>tos para desarrollar sus capacidades con reconocimi<strong>en</strong>to<br />
público. Seguían si<strong>en</strong>do maestras y <strong>en</strong>fermeras o<br />
am<strong>en</strong>as esposas. Que las mujeres podían cavilar y conversar<br />
maravillosam<strong>en</strong>te era <strong>al</strong>go bi<strong>en</strong> sabido, tanto que el cab<strong>al</strong>lero<br />
que se codeaba con ellas se <strong>en</strong>orgullecía de poseer también él<br />
sus cu<strong>al</strong>idades: “(…)el secreto de pasar con volubilidad pasmosa<br />
de una idea a otra idea, escogi<strong>en</strong>do las más antitéticas; (como<br />
ellas, el cab<strong>al</strong>lero adoraba) la paradoja y (como ellas, s<strong>al</strong>taba)<br />
sin transición de lo serio a lo burlesco” 4 .<br />
Así que, incluso pasado el tiempo de las revoluciones liber<strong>al</strong>es<br />
y de las proletarias todo se reducía <strong>al</strong> negocio de siempre,<br />
aunque esta vez elevado a las cimas y usos agigantados del<br />
moderno Capit<strong>al</strong>. A eso se reducía todo, digo: a una transacción<br />
sin tapujos, <strong>en</strong> la que el amor <strong>al</strong> esposo y la dedicación a<br />
los hijos eran hermosas pant<strong>al</strong>las que protegían a las mujeres<br />
y tamizaban la visión descarnada de la re<strong>al</strong>idad. La educación<br />
moderna estaba haci<strong>en</strong>do verdaderos milagros <strong>en</strong>tre las<br />
mujeres, pero ni siquiera el reconocimi<strong>en</strong>to de esta situación<br />
las retiraba de la circulación mercantil. Ellas no producían<br />
v<strong>al</strong>or, eran v<strong>al</strong>or <strong>en</strong> sí mismas. Es obligado reconocer que la<br />
4 DUMAS, A. (hijo): La dama de las camelias, Madrid, Edimat, 2009,<br />
p. 35.