El Mensaje de El Dorado - Mision Rahma en Alemania
El Mensaje de El Dorado - Mision Rahma en Alemania
El Mensaje de El Dorado - Mision Rahma en Alemania
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
En un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que Ricardo se hallaba a solas, notó que se movían unos matorrales, como<br />
si algui<strong>en</strong> estuviese acercándose, y <strong>de</strong> pronto, <strong>de</strong> allí escuchó una voz llamarle por su nombre<br />
cósmico. Entonces supo <strong>de</strong> inmediato que era Alcir qui<strong>en</strong> v<strong>en</strong>ía a su <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, sin embargo, optó<br />
por abandonar rápidam<strong>en</strong>te el lugar para reunirse nuevam<strong>en</strong>te con el resto <strong>de</strong>l grupo que aún<br />
seguía <strong>en</strong> el muro.<br />
Ricardo había abandonado la posibilidad <strong>de</strong> un presunto <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro con Alcir ya que <strong>de</strong>seaba<br />
que fuese el grupo el que viviera el contacto, y no él como anteriorm<strong>en</strong>te había ocurrido. Esto llevó<br />
a que todos nosotros tuviéramos una profunda conversación sobre la actitud que se <strong>de</strong>bía t<strong>en</strong>er <strong>en</strong><br />
caso <strong>de</strong> una posible experi<strong>en</strong>cia, al marg<strong>en</strong> <strong>de</strong> quién fuera el que la viviese.<br />
Luego <strong>de</strong> todo esto volvimos al campam<strong>en</strong>to.<br />
EL ENCUENTRO FISICO Y EL MENSAJE DE ALCIR<br />
“A las 7:00 p.m. v<strong>en</strong>drás solo al muro. Allí te estaré esperando...” Fue el m<strong>en</strong>saje que<br />
Ricardo sintió con fuerza <strong>en</strong> su cabeza, como si fuese una inmediata respuesta <strong>de</strong> Alcir ante la<br />
reflexión <strong>de</strong>l grupo.<br />
Al cabo <strong>de</strong> unos minutos Carlos ⎯a voz <strong>en</strong> cuello <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su ti<strong>en</strong>da <strong>de</strong> campaña⎯ preguntó a<br />
Ricardo si había recibido algún m<strong>en</strong>saje <strong>de</strong> Alcir. <strong>El</strong> le contestó que sí, y <strong>en</strong>tonces nuestro amigo le<br />
sorpr<strong>en</strong>dió dici<strong>en</strong>do: “¿Y te ha citado para que vayas al muro a las 7:00 p.m.?” Era la confirmación<br />
<strong>de</strong>l m<strong>en</strong>saje y la invitación al posible <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro con el Maestro.<br />
Por si esto fuera poco, cuando los machigu<strong>en</strong>gas supieron que Ricardo iba al muro le dijeron<br />
si lo hacía para buscar a Alcir y preguntarle porqué no podíamos cruzar el cañón... Sabíamos que<br />
los nativos nos escucharon nombrar al Maestro intraterr<strong>en</strong>o, pero esto realm<strong>en</strong>te ya era <strong>de</strong>masiado.<br />
Sin ninguna duda <strong>de</strong> que algo gran<strong>de</strong> iba a ocurrir, cerca <strong>de</strong> las 7:00 p.m. nuestro amigo se<br />
dirigió al muro, <strong>de</strong>jando al grupo <strong>en</strong> una <strong>de</strong> las ti<strong>en</strong>das, don<strong>de</strong> nos habíamos reunido para meditar<br />
y apoyarlo. Hans y Camilo se ofrecieron acompañarlo hasta la <strong>en</strong>trada <strong>de</strong> la roca, y una vez que<br />
llegaron allí Ricardo se internó a paso ágil por la trocha que conduce a los petroglifos.<br />
Cuando ingresó a la trocha sintió con fuerza la pres<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> algui<strong>en</strong>. Enc<strong>en</strong>dió <strong>en</strong>tonces su<br />
pot<strong>en</strong>te linterna para guiarse por el corto s<strong>en</strong><strong>de</strong>ro que lo separaba <strong>de</strong> la gran roca, ya que por la<br />
noche, siempre según los machigu<strong>en</strong>gas, las víboras sal<strong>en</strong> <strong>de</strong> sus madrigueras.<br />
Al llegar al muro, se <strong>de</strong>tuvo cerca <strong>de</strong> él para alumbrarlo totalm<strong>en</strong>te. Al avanzar hacia la roca,<br />
escuchó una extraña vibración, como un sonido, muy parecido al que emit<strong>en</strong> las congeladoras<br />
antiguas. Salía <strong>de</strong>l mismo muro. Era como si la piedra <strong>de</strong> Pusharo fuese <strong>en</strong> verdad una máquina<br />
que hubiese sido <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida o puesta <strong>en</strong> marcha.