El Mensaje de El Dorado - Mision Rahma en Alemania
El Mensaje de El Dorado - Mision Rahma en Alemania
El Mensaje de El Dorado - Mision Rahma en Alemania
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Al terminar, para coronar la situación, los matorrales empezaron a moverse, mi<strong>en</strong>tras unos firmes<br />
pasos quebraban el sil<strong>en</strong>cio <strong>de</strong>l lugar. Entonces observamos personas con togas blancas abrirse paso<br />
<strong>en</strong>tre la jungla, como ro<strong>de</strong>ando al grupo y observándolo todo. Era impresionante.<br />
Pero uno <strong>de</strong> estos personajes no se movía, estaba <strong>de</strong> pie don<strong>de</strong> el muro se inicia, y a difer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> las<br />
clarísimas proyecciones que nos ro<strong>de</strong>aban, este ser estaba allí físicam<strong>en</strong>te.. Cuando algunos <strong>de</strong><br />
nosotros nos acercamos a él, <strong>de</strong>jándonos llevar sólo por la intuición, nos dimos cu<strong>en</strong>ta que se<br />
trataba <strong>de</strong>l mismísimo Alcir. Veíamos cómo el Maestro, que irradiaba amor y sabiduría, com<strong>en</strong>zó a<br />
alejarse a paso l<strong>en</strong>to, asc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do la escarpada que conduce a una trocha que lleva hasta la misma<br />
cima <strong>de</strong>l muro ⎯unos 30 metros <strong>de</strong> altura⎯ sacudi<strong>en</strong>do los matorrales para abrirse paso. En eso<br />
Camilo se acerca y com<strong>en</strong>ta que las pres<strong>en</strong>cias “estaban por todas partes”. Decidimos <strong>en</strong>tonces<br />
reunirnos los siete y no dispersarnos como suele suce<strong>de</strong>r <strong>en</strong> experi<strong>en</strong>cias como esta. Nimer también<br />
se acercó, visiblem<strong>en</strong>te emocionado por el ambi<strong>en</strong>te que se estaba <strong>de</strong>sarrollando <strong>en</strong> el lugar y luego<br />
<strong>de</strong> vivir una extraordinaria experi<strong>en</strong>cia con Cecea <strong>en</strong> el muro.<br />
Era gratificante comprobar que toda esta experi<strong>en</strong>cia ⎯a nuestro juicio la más importante <strong>de</strong>l<br />
viaje⎯ la vivía todo el grupo como una verda<strong>de</strong>ra unidad.<br />
Tan rápido como aparecieron aquellos hombres <strong>de</strong> blanco se marcharon, y nosotros profundam<strong>en</strong>te<br />
emocionados. Al salir <strong>de</strong>l muro, alzando la voz al hermoso cielo estrellado, don<strong>de</strong> s<strong>en</strong>tíamos a los<br />
Guías observando, pedimos una señal que nos confirme que el objetivo había sido cumplido ⎯esto<br />
ya lo s<strong>en</strong>tíamos con fuerza⎯ y <strong>de</strong> todo cuanto se nos dijo <strong>en</strong> el muro. Inmediatam<strong>en</strong>te una nave<br />
<strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió y apagó sus luces, como pequeños fogonazos, <strong>en</strong> una manifestación concreta y palpable.<br />
¡Yo no lo vi! ¡Que se muestr<strong>en</strong> otra vez! ⎯Decían algunos a coro⎯.<br />
Honestam<strong>en</strong>te no imaginamos que lo volverían hacer, pero ni bi<strong>en</strong> lo pedimos la nave se mostró<br />
nuevam<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong>tonces todos la vieron. Si bi<strong>en</strong> es cierto <strong>en</strong> estos años <strong>de</strong> Misión hemos apr<strong>en</strong>dido<br />
que un avistami<strong>en</strong>to sólo confirma que hubo contacto, y que no respalda necesariam<strong>en</strong>te el<br />
cont<strong>en</strong>ido <strong>de</strong> los m<strong>en</strong>sajes ⎯y esto hay que t<strong>en</strong>erlo siempre <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta⎯, aquí la situación era muy<br />
distinta, por cuanto interactuábamos directam<strong>en</strong>te con los Guías. Era maravilloso.<br />
Cont<strong>en</strong>tos y visiblem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tusiasmados regresamos al campam<strong>en</strong>to. Al día sigui<strong>en</strong>te<br />
regresaríamos al mundo que <strong>de</strong>jamos y <strong>en</strong> el cual aún t<strong>en</strong>íamos mucho por hacer, y <strong>de</strong> alguna<br />
forma todo esto nos lo hizo ver la Hermandad Blanca al probarnos el 11 <strong>de</strong> agosto y luego el día 14<br />
al cruzar el Mecanto.<br />
Y no volvíamos como vinimos, sino como <strong>de</strong>scribe aquel párrafo <strong>de</strong> “Guía <strong>de</strong>l Camino Interno”,<br />
que reza:<br />
“Cuando <strong>en</strong> la gran ca<strong>de</strong>na montañosa <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tres la ciudad escondida, <strong>de</strong>bes conocer la <strong>en</strong>trada.<br />
Pero esto lo sabrás <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to que tu vida sea transformada. Sus <strong>en</strong>ormes murallas están<br />
escritas <strong>en</strong> figuras; están escritas <strong>en</strong> colores, están s<strong>en</strong>tidas. En esa ciudad se guarda lo hecho y lo<br />
por hacer. Pero a tu ojo interno es opaco lo transpar<strong>en</strong>te”.<br />
“Sí, los muros te son imp<strong>en</strong>etrables”.<br />
“Toma la Fuerza <strong>de</strong> la ciudad escondida”.