Preparémonos para la Guerra - PDF Archive
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Espíritu Santo obre.<br />
Hace varios años había yo pasado algún tiempo<br />
hablándole del evangelio a una pareja que l<strong>la</strong>maré Cindy y<br />
Don (no son sus verdaderos nombres). Vivían juntos pero sin<br />
estar casados, y Don tenía problemas con el alcohol. Cada vez<br />
que bebía agarraba una furia incontro<strong>la</strong>ble que a menudo<br />
terminaba en intento de suicidio. Nada de lo que decía<br />
parecía impresionarlo en cuando a que necesitaba una<br />
Salvador y liberación. Yo había ayunado y orado por ellos en<br />
más de una ocasión.<br />
Una noche Cindy me l<strong>la</strong>mó, terriblemente turbada. Me<br />
dijo que Don había estado bebiendo y estaba en medio de una<br />
furia suicida. El<strong>la</strong> quería traerlo a nuestra casa. Le dije que<br />
sí, que lo trajera.<br />
Aquel<strong>la</strong> era una de <strong>la</strong>s raras noches que tenía libre y<br />
E<strong>la</strong>ine y yo estábamos disfrutando un poco de música de<br />
a<strong>la</strong>banza y tejiendo un poco. Cindy y Don llegaron en pocos<br />
minutos y Don inmediatamente comenzó a gritarya caminar<br />
de arriba a abajo con mucha agitación. El Señor me dijo que<br />
me quedara quieta y le dejara resolver <strong>la</strong> situación. Así lo<br />
hice. Cindy se me acercó y me preguntó:<br />
• ¿No vas a orar por Don o a hacer algo?<br />
• No, ya le he preguntado al Señor lo que debo hacer, y me<br />
dijo que guardara silencio y le dejara manejar el caso. Así<br />
que ven y siéntate a escuchar música.<br />
Don estuvo caminando de un <strong>la</strong>do a otro por más de una<br />
hora. De repente, se sentó en una sil<strong>la</strong> y me pidió café.<br />
Inmediatamente me levanté y fui a <strong>la</strong> cocina a preparárselo.<br />
Entonces nos sentamos en silencio por otra hora. Finalmente,<br />
Don nos miró con cara de oveja mansa y nos dijo:<br />
• Sé que he estado en pecado y que de veras lo que necesito<br />
es al Señor. ¿Podrían orar conmigo y ayudarme a encontrar<br />
al Señor?<br />
El Espíritu Santo me mostró poderosamente con ese<br />
incidente <strong>la</strong> importancia de simplemente ser vasos<br />
obedientes y dóciles que andan en estrecha comunión con El.<br />
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Así él puede fluir a través nuestro y a nuestro alrededor.<br />
Cuando todo está dicho y hecho, solo el Espíritu Santo puede<br />
convencer de pecado y de <strong>la</strong> necesidad de un Salvador. Solo el<br />
Espíritu Santo sabe qué hay en nuestro corazón y qué es lo<br />
que se necesita en cada situación. Desde aquel<strong>la</strong> vez he<br />
tenido con cada vez más frecuencia el privilegio de sentarme<br />
y dejar que el Espíritu Santo se encargue de <strong>la</strong> persona o de<br />
<strong>la</strong> situación en que me hallo.<br />
Si estamos en íntima oración y comunicación con el<br />
Señor, podremos ser canales a través de los que El puede<br />
actuar sin que ni siquiera abramos <strong>la</strong> boca. ¿No es<br />
maravilloso?<br />
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