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El perverso narcisista (1) - Acoso moral

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<strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> (1)<br />

<strong>El</strong> discurso paradójico (2)<br />

DERCIRLO TODO Y LO CONTRARIO DE TODO<br />

<strong>El</strong> uso difamatorio de la desvalorización, de la humillación, de la<br />

denigración como entretenimiento, de la polémica sistemática, de<br />

colocarse como mártir para salir indemne y victorioso<br />

(1) Traducción libre del francés por Marina Parés de un trabajo original de Hubert Houdoy publicado<br />

en callways.com http://callways.com/pervers-narcissique.shtml<br />

(2) <strong>El</strong> discurso paradójico es una forma perversa de comunicación. Los <strong>perverso</strong>s <strong>narcisista</strong>s y otras<br />

categorías de personalidades patológicas hacen un uso extenso de la misma. <strong>El</strong> discurso paradójico<br />

consiste en decir simultáneamente una cosa y su contraria, éste es el mecanismo de base.<br />

Preámbulo<br />

<strong>El</strong> discurso paradójico: «Una forma de mensaje paradójico consiste en sembrar la duda sobre los hechos<br />

más o menos anodinos de la vida cotidiana. <strong>El</strong> socio termina por ser sacudido y no sabe ya quien tiene<br />

culpa y quien tiene razón. Basta con decir por ejemplo que uno está de acuerdo con una propuesta del<br />

otro, mientras se muestra, a través de la mímica, que tan sólo es un acuerdo de fachada.».<br />

<strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> dirá por ejemplo que ha firmado en forma pero en desacuerdo con el fondo.<br />

Es interesante saber hasta que punto las personas consideradas equilibradas utilizan cotidianamente el<br />

discurso paradójico. Ejemplos: “Yo no quiero darte consejos, pero te los voy a dar aunque no estés de<br />

acuerdo”. “Si yo pudiera os ayudaría con placer, pero no puedo”. <strong>El</strong> discurso paradójico genera confusión<br />

a aquel que recibe simultáneamente los mensajes contradictorios. Al poner al otro en falso, el <strong>perverso</strong><br />

adquiere una victoria; impone una derrota al otro. Lo pone en situación de fracaso. Pero el discurso<br />

paradójico, y más generalmente las técnicas perversas, no son el atributo exclusivo de los <strong>perverso</strong>s<br />

auténticos, ya que puede ser utilizado por personas equilibradas. Lo que distingue por tanto a los<br />

<strong>perverso</strong>s del resto de personas es que no conocen otro registro de comunicación.<br />

La ley con todo está representada por seres humanos, más o menos<br />

conscientes, más o menos concienzudos y más o menos engañados. Los<br />

jueces también pueden ser engañados. ¿Saben por quién? pues por el<br />

manipulador. Cuando en un procedimiento se oponen una persona honesta y<br />

un <strong>perverso</strong>, si el juez siente que hay manipulación en el proceso, se da la<br />

paradoja que será de la persona honesta de quien va a dudar. Sólo si el<br />

proceso es de una cierta duración, podría ser que el juez comprendiera. Esta<br />

situación se da no porque el manipulador sea más astuto (que a veces lo es),<br />

sino porque, precisamente al no distinguir ninguna diferencia entre el bien y el<br />

mal, el <strong>perverso</strong> piensa siempre que tiene razón, en todo y convence. Y en<br />

cambio la víctima honesta llega a dudar de cómo ocurrieron las cosas y de su<br />

culpabilidad.<br />

Autor del artículo<br />

Hubert HOUDOY (Economista, profesor, investigador en simulación, informático, asesor y escritor.<br />

<strong>El</strong> autor ejerció varios oficvios en los sectores de la formación continua, del negocio internacinal del<br />

petroleo y la induistria electromecánica.<br />

Autores en los que se basa este artículo.


Paul-Claude RACAMIER - Movimiento <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong>: Manera organizada de defenderse de<br />

todo dolor y contradicción interna expulsandolos sobre otro y sobrevalorándose a costa de otros, y no<br />

solamente sin dolor sino también con disfrute. Es una manera particular de ponerse al refugio de de los<br />

conflictos internos haciéndose valer a costa del entorno. (Racamier, 1992). Fuente: Psychothérapie<br />

Vigilance - Asociación Ley 1901<br />

Marie-France HIRIGOYEN - (Psicoanalista, autora de "Le harcèlement <strong>moral</strong>. La violence<br />

perverse au quotidien". Collection Pocket. Édition Syrus)<br />

Sitio oficial :http://hirigoyen.free.fr/<br />

Marie-France Hirigoyen intenta hacer balance del desvio del acoso <strong>moral</strong>; el agresor que intenta hacerse<br />

pasar como víctima, las situaciones de "acosador acosado", las falsas alegaciones incluidas aquellas<br />

realizadas por personalidades paranoicas<br />

Martiale O'BRIEN (Diplomada superior en audiovisual de la facultad de Toulouse, realizadora de<br />

emisiones para la televisión local y redactora del ensayo: "le pervers narcissique")<br />

Las señales características del <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> aparecen a medida del proceso de demolición iniciado<br />

sobre su víctima. Estas señales son múltiples y variadas, y son el reflejo en espejo de una desvalorización<br />

de sí mismo que la comparación con la víctima hizo estallar y que compensa con un narcisismo<br />

encaminado a aliviarlo y protegerlo. La perversión alterna con la perversidad. Las características<br />

dominantes y recurrentes en el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> son: un espíritu vengativo, una tendencia a la<br />

mitomanía, a la paranoia, un poder de convicción pudiendo implicar numerosos daños colaterales, entre<br />

las que cabe destacar a las personas que se comprometen para él, un encarnizamiento importante. Además<br />

quiere dar la imagen de él de un mártir, perseguido por la persona a la que él ha determinado a eliminar<br />

definitivamente de las escenas sociales, privadas y profesionales. Es capaz de desplegar una energía<br />

desproporcionada que debe transgredir las tierras de su víctima, expoliar sus jardines secretos, sembrar las<br />

semillas de la discordia, de la sospecha en su ambiente, en definitiva practicar la política de la tierra<br />

quemada, para salir indemne y victorioso<br />

La perversión es una de las adaptaciones sobre el tronco común de los<br />

Estados límite. Se distingue, del estado "normal" o "neurotico" corriente, por la<br />

parte que toma el impulso de muerte. Cita: "Numeroso son los psicoanalistas<br />

que reivindican una parte de perversidad normal en cada individuo:" ¡"Somos<br />

todos <strong>perverso</strong>s polimorfos!" "Hacen referencia a la parte perversa que existe<br />

en todo y que le permite defenderse." Un <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> sólo se construye<br />

apaciguando sus impulsos destructivos. (Marie-France Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong><br />

Moral", página 125) "."<br />

<strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> (término del psicoanalista Paul- Claude Racamier) es la<br />

personalidad quien Otto Kernberg describe bajo el término de narcisismo<br />

patológico. Los <strong>perverso</strong>s <strong>narcisista</strong>s se consideran como psicoticos sin<br />

síntomas, que encuentran su equilibrio descargando sobre otro el dolor que no<br />

experimentan y las contradicciones internas que se niegan a percibir. Para<br />

Hirigoyen ellos "no hacen mal adrede", sino que hacen mal porque no saben<br />

hacer otra cosa para existir. <strong>El</strong>los mismos fueron heridos en su infancia e<br />

intentan mantenerse así en vida. Esta transferencia de dolor les permite<br />

valorizarse a costa de otros. ("el <strong>Acoso</strong> Moral", página 126). La perversión<br />

<strong>narcisista</strong> consiste en la instauración sobre una personalidad <strong>narcisista</strong> de un<br />

funcionamiento <strong>perverso</strong>. ("el <strong>Acoso</strong> Moral", página 127).<br />

<strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> practica la confusión de los límites entre sí y otro.<br />

Incorpora las cualidades del otro, se las asigna grandiosamente, para atenuar<br />

su debilidad. Estas cualidades convenientes, son las que niega a su verdadero<br />

dueño. La seducción es un aspecto crucial de esta estrategia. La seducción<br />

perversa se hace utilizando los instintos protectores del otro. Esta seducción es<br />

<strong>narcisista</strong>: se trata de buscar en el otro el único objeto de su fascinación, es


decir la imagen amable de uno mismo. A través de una seducción de dirección<br />

única, el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> pretende fascinar sin dejarse tomar. Para J.<br />

Baudrillard, la seducción conjura la realidad y manipula las apariencias. No es<br />

energía, está en el orden de las señales y de los rituales y de su uso maléfico.<br />

La seducción <strong>narcisista</strong> hace que la realidad se vuelva confusa, borra los<br />

límites de lo que es uno mismo de lo que es el “otro”. No se trata de una<br />

seducción amorosa, ya que ésta se instaura en el registro de la enajenación –<br />

en donde la idealización enamorada, para mantener la pasión, se niega a ver<br />

los defectos o los fallos del otro -, en cambio la seducción perversa está en el<br />

registro de la incorporación con el fin de destruir. La presencia de otro se vive<br />

como una amenaza, no como una complementariedad. (Marie-France<br />

Hirogoyen, el <strong>Acoso</strong> Moral, página 94).<br />

La comunicación perversa está al servicio de esta estrategia. En primer lugar<br />

se hace de falsas verdades. En consecuencia, en el conflicto abierto, el<br />

<strong>perverso</strong> recurre de forma manifiesta y sin vergüenza, a la mentira más gruesa.<br />

Sea lo que sea lo que se diga, los <strong>perverso</strong>s encuentran siempre un medio de<br />

tener razón. Mientras que la víctima, ya desestabilizada no encuentra, al<br />

contrario de su agresor, ningún placer en la polémica. <strong>El</strong> desorden inducido en<br />

la víctima tiene como consecuencia la confusión permanente entre la verdad y<br />

la mentira. La mentira en los <strong>perverso</strong>s <strong>narcisista</strong>s sólo se vuelve directa en la<br />

fase de destrucción, como podremos verlo en el capítulo siguiente. Es entonces<br />

una mentira menospreciando toda evidencia. Es ante todo y sobre todo una<br />

mentira convencida que convence otro. Sea cual sea la enormidad de la<br />

mentira, el <strong>perverso</strong> se cuelga y termina por convencer al otro. Verdad o<br />

mentira, eso importa poco para los <strong>perverso</strong>s: lo que es verdadero es lo que<br />

dicen en el momento. Estas falsificaciones de la verdad son a veces muy<br />

próximas a una construcción delirante. Todo mensaje que no se formula<br />

explícitamente, incluso si es transparente, no debe ser tenido en cuenta por el<br />

interlocutor. Puesto que no hay rastro objetivo, eso no existe. La mentira<br />

corresponde simplemente a una necesidad de ignorar lo que va contra su<br />

interés <strong>narcisista</strong>. Es por ello se ve los <strong>perverso</strong>s rodear su historia de un gran<br />

misterio que induce una creencia en el otro sin que nada se haya dicho: ocultar<br />

para mostrar sin decir. (Marie-France Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 94).<br />

Empleo de la paradoja: Al bloquear la comunicación por mensajes paradójicos,<br />

el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> coloca el tema en la imposibilidad de proporcionar<br />

respuestas convenientes, puesto que el interlocutor no comprende la situación.<br />

<strong>El</strong> receptor de la paradoja, se agota intentando encontrar soluciones, las cuáles<br />

son en cualquier caso inadecuadas y, cualquiera que sea su resistencia, no<br />

puede evitar la aparición de la angustia o la depresión. (Marie-France<br />

Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", "la comunicación perversa", página 111).<br />

<strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> se distingue del <strong>perverso</strong> sexual por el lugar de la<br />

negación. En el caso de los <strong>perverso</strong>s sexuales, hay una negación del sexo de<br />

la mujer. En cambio los <strong>perverso</strong>s <strong>narcisista</strong>s, niegan a la mujer toda entera<br />

como individuo. Encuentran placer en todas las bromas que vuelven a la mujer<br />

objeto de burla. Eso puede ser fomentado por la complacencia de los testigos:<br />

En un talk-show de la cadena americana NBC, una joven pareja debía discutir<br />

en público del siguiente problema: "no me soporta porque no soy una top<br />

model." <strong>El</strong> joven hombre explicaba que su amigita - la madre de su niño - no


era como la habría deseado: delgada, sexy, y que sus dientes y sus senos eran<br />

imperfectos, y por tanto no era deseable. Su modelo de referencia era Cindy<br />

Crawford. Se mostró tan despreciativo que su mujer se fundió en lágrimas. No<br />

tuvo entonces la menor emoción, ni un movimiento hacia ella. (Marie-France<br />

Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 106).<br />

Principio de realidad. <strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> no se interesa por la realidad, sino<br />

por el puro juego de las señales lingüísticas. Para él, la ley es la de su deseo,<br />

en el momento. <strong>El</strong> <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong>, lo dijimos, gusta de la controversia. Es<br />

capaz de apoyar una opinión un día y de defender las ideas opuestas el día<br />

siguiente, justamente para hacer renacer el debate o, deliberadamente, para<br />

chocar. (Marie-France Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 108).<br />

Como ejemplo de esa alteración del principio de realidad hay que decir que la<br />

lingüística moderna que expulsa el referente parece darle todos los derechos al<br />

manipulador. Eso le permite todas las negaciones, las negativas a ver (en los<br />

textos históricos o míticos) a las víctimas, reconocer las masacres, los<br />

genocidios y a los cabezas de turco.<br />

Esta desaparición contemporánea de lo real, es aprovechada por el <strong>perverso</strong> y<br />

favorece la "banalización del mal". Hay una introyección de la culpabilidad en la<br />

víctima: "todo es mi culpa", y, para el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong>, una proyección fuera<br />

de sí mismo rechazando la culpabilidad y poniéndola sobre el otro: "es su<br />

culpa". (Marie-France Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 112). <strong>El</strong> otro sólo<br />

tiene existencia en la medida en que se mantiene en la posición de doble que<br />

se le asigna. Se trata de destruir, negar toda diferencia. <strong>El</strong> agresor establece<br />

esta relación de influencia para su propio beneficio y en detrimento de los<br />

intereses del otro. La relación con el otro se coloca en el registro de la<br />

dependencia, dependencia que se asigna a la víctima, pero que quien la<br />

proyecta es el <strong>perverso</strong>. Cada vez que el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> expresa<br />

conscientemente necesidades de dependencia, se las arregla para que no se<br />

pueda satisfacerlo: o la demanda supera las capacidades del otro y el <strong>perverso</strong><br />

aprovecha, entonces, para señalar su impotencia, o la demanda se hace en un<br />

momento dónde se no se puede responder. <strong>El</strong> <strong>perverso</strong> solicita el rechazo ya<br />

que eso lo tranquiliza de ver que la vida es exactamente para él como siempre<br />

había sabido que era. (Marie-France Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 115).<br />

En la fase de influencia, la acción del <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> sobre su víctima es<br />

esencialmente inhibir su pensamiento. En la fase siguiente, él provoca en ella<br />

sentimientos, actos, reacciones, por un mecanismo de prescripción. Si el otro<br />

tiene suficientes defensas perversas para jugar el juego de la escalada, se<br />

establece una lucha perversa que sólo se terminará por la rendición del menos<br />

<strong>perverso</strong> de los dos. <strong>El</strong> <strong>perverso</strong> intenta impulsar a su víctima a actuar contra él<br />

para a continuación poder denunciarla como "mala". Lo que importa, es que la<br />

víctima parezca responsable de lo que luego le va a ocurrir. (Marie-France<br />

Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 122


La originalidad y la desdicha del narcisismo patológico vienen de que este<br />

narcisismo exacerbado se construye sobre un vacío. <strong>El</strong> <strong>perverso</strong> va a odiar y a<br />

destruir lo que le gusta y busca intensamente. <strong>El</strong> problema del <strong>perverso</strong><br />

<strong>narcisista</strong> consiste en remediar su vacío. Para no tener que enfrentar este<br />

vacío (lo que sería su curación), el Narciso se proyecta en su contrario. Se<br />

vuelve <strong>perverso</strong> en el primer sentido del término: ya que se desvía de su vacío<br />

(mientras que el no <strong>perverso</strong> se enfrenta este vacío). De ahí su amor y su odio<br />

hacia una personalidad maternal, la figura más explícita de la vida interna. <strong>El</strong><br />

Narciso tiene necesidad de la carne y la sustancia del otro para llenarse. Pero<br />

es incapaz de alimentarse con esta sustancia carnal, ya que no dispone de un<br />

principio o mínimo de sustancia que le permitiría acoger, apropiarse y hacer<br />

suyo la sustancia del otro. Esta sustancia se convierte en su peligroso<br />

enemigo, porque le revela el vacío a sí mismo. Los <strong>perverso</strong>s <strong>narcisista</strong>s<br />

experimentan un deseo muy intenso respecto a las personas que parecen<br />

poseer las cosas que ellos no tienen o que simplemente obtienen placer de su<br />

vida. La apropiación puede ser social, por ejemplo seducir a un socio para que<br />

la presente e introduzca en un medio social que se envidia: alta burguesía,<br />

medio intelectual o artístico... <strong>El</strong> beneficio de esta operación es poseer a un<br />

socio que le permita acceder al poder. Una vez conseguido eso, combaten a<br />

continuación el aprecio a sí mismo del socio y la confianza en sí del otro, para<br />

aumentar su propio valor. En definitiva, se apropian del narcisismo del otro.<br />

(Marie-Francia Hirogoyen, "el <strong>Acoso</strong> Moral", página 132<br />

Alerta acoso<br />

(Fuente: CFDT Landas)<br />

http://perso.orange.fr/cfdt.landes/outil2.html<br />

Algunas señales relativas a la personalidad y del perfil <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong>.<br />

1) VICTIMIZAR<br />

Hacer de otros su víctima para aumentar la imagen defectuosa que tiene de sí<br />

mismo: tanto si es masculino, como si es femenino, el proyecto de este sujeto<br />

son las apariencias engañosas. Este sujeto, por otra parte maestro en el arte<br />

de la seducción y del misterio, organiza, a través de un trabajo de zapa<br />

psicológico, la demolición mental del otro, ya que es incapaz de respeto de la<br />

dignidad humana.<br />

2) HUMILLAR<br />

Sus medios son los propios de la desvalorización, la humillación, la<br />

denigración, y también del discurso contradictorio y paradójico, de la polémica<br />

sistemática. <strong>El</strong> recurso a la alusión, a lo no dicho y al sobrentendido es<br />

frecuente.<br />

3) CULPABILIZAR<br />

Es difícil para el acosado de tomar conciencia que esta siendo manipulado, en<br />

la medida en que el "verdugo" se arregla para no ser nunca tomado en<br />

flagrante delito y así, hacer pasar otro como culpable. Acosar, es saber invertir<br />

las situaciones, acusar a otros de todas las culpas y de todos los males, es<br />

arreglarse para desempeñar siempre el mejor papel.<br />

DEFENDERSE<br />

Es necesario saber que todo debate frontal con el <strong>perverso</strong> será perdido por la<br />

víctima, en la medida en que el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong> hace fuego de todo


argumento y genera dolor. Por ello, toda crítica emitida debe ser muy precisa y<br />

limitarse a lo indispensable.<br />

Para protegerse hay que saber evitar alegar los propios éxitos, saber prodigar<br />

algunos cumplidos convenientes cuando sea necesario (lo que es una forma de<br />

manipulación pero "permitida" para protegerse, o incluso defenderse). También<br />

hay que controlar las propias emociones y seguir estando vigilantes, ya que el<br />

acosador sabe explotar las emociones y sabe simular perfectamente la<br />

generosidad hacia su objetivo. Hay que evitar reaccionar ante las<br />

provocaciones, seguir protegiéndose en el futuro y preparar las pruebas.<br />

Retrato del verdugo: (el <strong>perverso</strong> <strong>narcisista</strong>) puede a veces hasta ser<br />

encantador al primer momento. Luego su tono se hace monocorde, su discurso<br />

condescendiente, su aire superior. Siendo sus armas favoritas: aislar,<br />

descalificar, rechazar la comunicación, vejar. Es inútil razonar con él o ella. No<br />

prueba la culpabilidad de la víctima (ante la ley puede hacer lo mismo). Su<br />

talento: tapar aquello que hace mal y hacerse pasar él mismo como víctima de<br />

las pretendidas incompetencia o malevolencia de su víctima a modo de cabeza<br />

de turco. Cuando el objetivo decide retirarse a sus asaltos y someterse, puede<br />

demostrar amabilidad (para atraerla en sus redes), entonces se busca otra<br />

presa.<br />

Retrato de la "víctima". Dotada, concienzuda, afable, da el mejor de sí misma.<br />

Estas son cualidades que el <strong>perverso</strong> desea. La víctima es viva y extravertida,<br />

que expresa sus éxitos y su felicidad. Generosa, no puede resignarse a la<br />

perversidad y no es raro que busque excusas a su verdugo. Lo que, en verdad,<br />

aumenta su vulnerabilidad, es su sentido de la responsabilidad y su propensión<br />

a culpabilizarse. La víctima es una persona que admite demasiado fácilmente<br />

la crítica y se mata a dar satisfacción

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