La guerra de Amaya (extracto) - Anaya Infantil y Juvenil
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<strong>La</strong> <strong>guerra</strong> <strong>de</strong> <strong>Amaya</strong><br />
una al<strong>de</strong>a que se llama así. Yo tenía entendido que nuestra familia<br />
procedía <strong>de</strong> Álava, pero no se lo dije.<br />
—Mañana me toca daros clase a los <strong>de</strong> Primero. Si estudias,<br />
te querré mucho.<br />
<strong>La</strong>s matemáticas no eran mi fuerte, pero a partir <strong>de</strong> entonces<br />
me esmeré, <strong>de</strong>seosa <strong>de</strong> ganarme su afecto. Cuando me hacía<br />
salir a la pizarra, sentía como si la tierra se abriera bajo mis<br />
pies, y pese a haber estudiado me aturullaba tanto que lo confundía<br />
todo. Pueyo parecía enten<strong>de</strong>r lo que me ocurría, porque<br />
nunca se enfadaba conmigo ni me llamaba mema o alma<br />
<strong>de</strong> cántaro, como a otras.<br />
A veces, al acabar la clase, me pedía por señas que me quedara.<br />
—Tranquila. No me tengas miedo —me <strong>de</strong>cía—. Yo sé que<br />
eres una buena estudiante. Solo te falta confianza.<br />
Al final, como yo era tan sensible, me echaba a llorar. Tras<br />
un momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconcierto, tiraba cariñosamente <strong>de</strong> una <strong>de</strong><br />
mis trenzas y me <strong>de</strong>jaba ir.<br />
Siempre que podía, al volver <strong>de</strong>l instituto me <strong>de</strong>sviaba un<br />
poco para echar un vistazo a la Escalerona, una escalera monumental<br />
con una plataforma o mirador y un poste <strong>de</strong> hormigón,<br />
que se alzaba al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la playa. El poste tenía un termómetro<br />
gigante, con los números <strong>de</strong> bronce y los grados con<br />
luces <strong>de</strong> color rojo. Llevaba a<strong>de</strong>más tres relojes en la parte superior,<br />
visibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier parte <strong>de</strong>l arenal. El remate <strong>de</strong>l<br />
poste, <strong>de</strong> vidrio transparente, se iluminaba <strong>de</strong> noche, por lo<br />
que también servía como faro o al menos como referencia para<br />
los barcos.<br />
Adosada al remate se erguía un asta con una ban<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong><br />
distinto color según la peligrosidad <strong>de</strong>l mar y la fuerza <strong>de</strong>l<br />
viento. Únicamente se izaba la ban<strong>de</strong>ra roja cuando soplaba el<br />
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