TALLER DE ESCRITURA Y CREACIÓN LITERARIA - Telefonica.net
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Revista POLIMNIA, nº 5 CREACIÓ N<br />
Los niños trabajaban de sol a sol por una miseria. Me pareció indignante, pero<br />
tuve que hacer de tripas corazón, ya que era muy importante sacar a relucir esto. Así que<br />
hice como si no me importara; incluso me tuve que reír cada vez que azotaban a un niño<br />
cuando se paraba. Yo lloraba y lloraba por dentro pero me tenía que aguantar. Todo mi<br />
dolor se vio recompensado cuando se descubrió todo, esos niños fueron liberados y<br />
esos hombres encarcelados. Pero yo sigo llorando ya que sé que sólo se ha descubierto<br />
una fábrica de mil que hay.<br />
Luisa Ariza Carmona,<br />
Enseñanza Secundaria Obligatoria, 4°-B<br />
Se sentía como un perro<br />
Se sentía como un perro en la perrera, esperando la muerte. Solo, abandonado.<br />
No tenía a nadie solo su agonía de saber que iba a morir. No sabía cuando pero era<br />
pronto. La esperaba cuando el primer rayo de sol se le reflejara en la cara. Cuando<br />
amaneció, ese rayo inundó todo su cuerpo y le iluminó el camino que tenía que seguir.<br />
Cerró los ojos.<br />
Marina Ruiz Montero,<br />
Enseñanza Secundaria Obligatoria, 4°-A<br />
Vidas diferentes<br />
Yo estaba en la playa cuando vi llegar aquella tarde una especie de barca,<br />
pequeña y muy bien aprovechada. Cuando se acercó más, me di cuenta que en realidad<br />
se trataba de una patera, una de esas embarcaciones que usan los inmigrantes para llegar<br />
a este país. Una vez hubieron desembarcado, me percaté de que entre todos ellos se<br />
encontraba un chico, como yo más o menos. Me vio, nos miramos y entonces alguien lo<br />
llamó por su nombre: Amed. Todos parecían extenuados. Aquella no fue la única vez<br />
que lo vi. Una tarde, paseando por el pueblo, vi a un grupo de muchachos que parecían<br />
encarados contra alguien. Me acerqué y vi que allí estaba él.<br />
-Hola chicos, ¿qué hacéis? Hola, Amed, ¿vienes conmigo a la playa?<br />
Todos se extrañaron, él más que nadie, así que le cogí suavemente del brazo y<br />
me lo llevé de allí. Estaba muy agradecido, pero también muy callado. Para romper el<br />
hielo empecé a hablar de mí y de mi familia, de mis hermanos... Pero cuando empezó a<br />
hablar sobre sí mismo todo cambiaba mucho: su padre había muerto, su hermano había<br />
desaparecido hacía un año y él tenía que buscar trabajo cuanto antes para mantenerse a<br />
sí mismo y a su madre, que había venido con él.<br />
Esa clase de vida me parecía tan complicada. Yo, acostumbrado a las<br />
comodidades de la civilización, la familia... Pero todo se complicaba aún más, si se tiene<br />
en cuenta el desprecio que les profesan algunas personas a los inmigrantes. Una muestra<br />
de ello la había presenciado yo mismo cuando aquellos chicos se enfrentaron con él sin<br />
razón alguna.<br />
Ángela Sánchez Osuna,<br />
Enseñanza Secundaria Obligatoria, 4°-B<br />
Niños trabajadores<br />
Sulama está agotada, tiene los dedos destrozados, los pies llenos de cayos, muy<br />
sucios. Ha estado todo el día picando piedras en las minas de la aldea. Se dispone ir a<br />
XII