TALLER DE ESCRITURA Y CREACIÓN LITERARIA - Telefonica.net
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Revista POLIMNIA, nº 5 CREACIÓ N<br />
MENSAJE EN UNA BOTELLA<br />
Era un viento apacible, una brisa, el verdadero motivo de su movimiento. No<br />
recuerda de dónde ni cuándo surgió todo, pero el ambiente era leve, tranquilo y<br />
afable. Estaba rodeado de múltiples formas circulares de colores que le recordaban el<br />
arco iris, solo que la combinación de colores no la tenía clara: rosas, verdes, azules,<br />
negro, blanco, rojos, violetas. Unos y otros se atraían y repelían siguiendo unas<br />
normas que no llegaba a entender. Es verdad, ahora me doy cuenta, -se decía. El<br />
movimiento hacía que algunos adquiriesen forma circular perfecta, otros ligeramente<br />
deformados, algunos de vivos colores, otros realmente feos. Feos.<br />
Un momento, si miraba bien, todos tenían aspecto espacial, el arco era una<br />
ilusión, estaba rodeado de cuerpos de formación más o menos oblonga unos, casi<br />
esférica otros. Él mismo sentía que la brisa procedía de atrás, eso era evidente. ¡Cielo<br />
Santo!, surgían múltiples cuestiones: ¿Qué forma tendría? , y de colores ¿qué tal?,<br />
¿sería azul-negro, rojo-gris o perfectamente amarillo?, ¿cuántos colores tendría? Voy<br />
a fijarme en otra esfera para reflejarme, -pensó. Pero, ¿hasta qué punto me puedo<br />
fiar de la imagen que se me devuelve?, y eso sin contar, por supuesto, con la posible<br />
distorsión que pudiera producir la sustancia ligeramente jabonosa que les envolvía y<br />
que, por cierto, de vez en cuando aumentaba de velocidad, aunque los cambios de<br />
dirección, que los había, eran mínimos y suaves. Tras considerar las distintas<br />
posibilidades, se dijo: "De acuerdo, observemos y disfrutemos de este apacible<br />
movimiento".<br />
Transcurría el tiempo y experimentó que en ocasiones otras formas circulares<br />
se adherían a él, o él a ellas, en número indefinido pero no excesivo. Proseguían el<br />
desplazamiento conjuntamente y a lo lejos había más esferoides o conjuntos de ellos,<br />
todos con su correspondiente gama de colores, luz y tonalidades. El tamaño de las<br />
entidades, individuales o en grupo, era muy variado. Los había que eran muy<br />
voluminosos (algunos casi desorbitantes estaban muy, muy lejos). Otras veces, miles<br />
de semejantes en columna se erigían hacia el cielo, en otras, en cambio, el descenso<br />
era vertiginoso, o el movimiento de zigzag les desconcertaba. A veces, la dispersión<br />
entre ellos era total.<br />
Era suficiente, -se dijo, ya tenía bastante, ya podía intuir su colorido, sabía<br />
cómo eran sus colores. El contacto en los infinitos torbellinos en que había<br />
participado le había enseñado que estos pertenecían a las sábanas con talco, sutilezas,<br />
socios de otro mundo, ostentaciones, obsequios mutuos, ocasionales sustos,<br />
“zarabandas", soles, sapiencia incompleta... ¡ERA HORA <strong>DE</strong> EXPLOTAR!<br />
(De un escribidor que leyó algo de Física<br />
y le faltó leer un poco más de Metafísica)<br />
XX<br />
Francisco Marjalizo Anguís,<br />
Profesor del Dpto. de Electrónica