09.05.2013 Views

Cap. 7 - Clérigos de San Viator

Cap. 7 - Clérigos de San Viator

Cap. 7 - Clérigos de San Viator

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CAPÍTULO 7 LA FRAGILIDAD DE LAS PERSONAS<br />

Y DE LOS ESTABLECIMIENTOS<br />

La actitud <strong>de</strong>l P. Querbes, <strong>de</strong>sconcertante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista actual,<br />

en cuanto administrador <strong>de</strong> una obra suya, pue<strong>de</strong> explicarse también por<br />

el contexto político y escolar en que se <strong>de</strong>sarrolla toda la historia <strong>de</strong> la<br />

fundación y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los 20 ó 30 primeros años <strong>de</strong> su existencia. La querella<br />

escolar, originada con la Restauración y <strong>de</strong>sarrollada posteriormente, ha<br />

impulsado a sacerdotes y superiores religiosos <strong>de</strong> congregaciones a la<br />

fundación <strong>de</strong> escuelas, sin duda para el bien intelectual y moral <strong>de</strong> los<br />

niños, pero también para ocupar el espacio o recuperarlo <strong>de</strong>l adversario:<br />

las escuelas <strong>de</strong> enseñanza mutua, fundadas con espíritu liberal, etc. Esto<br />

les ha llevado <strong>de</strong>masiado a menudo a hacer <strong>de</strong> su capa un sayo. Aunque<br />

ese contexto no explique todo ni justifique los fallos <strong>de</strong> la Sociedad, sí nos<br />

permite compren<strong>de</strong>r la acogida al primer maestro que se presenta, la<br />

formación acelerada, la apertura <strong>de</strong> escuelas a veces sin porvenir y la<br />

consecuencia <strong>de</strong> todo esto: la presencia en la sociedad <strong>de</strong> personas poco<br />

fiables, a menudo inmaduras, y a veces escandalosas.<br />

Una formación truncada<br />

En 1835 -_1836, el inspector Grandperret estimaba que si los catequistas<br />

<strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong> “no han aportado quizá todos los servicios que <strong>de</strong> ellos<br />

esperaba su estimado fundador, (…) hay que achacarlo a la precipitación<br />

con que se <strong>de</strong>sarrolla su educación pedagógica”. El P. Querbes no tuvo<br />

conocimiento <strong>de</strong> este informe, dirigido a la autoridad académica pero, a lo<br />

largo <strong>de</strong> su vida, ha tenido en sus manos muchas cartas que <strong>de</strong>nunciaban<br />

fallos contra algunos sujetos que él enviaba. Párrocos y alcal<strong>de</strong>s eran más<br />

propensos, ciertamente, a enviar sus cartas <strong>de</strong> queja cuando los religiosos<br />

no les daban satisfacción, que en caso contrario y es probable que haya<br />

en su Correspon<strong>de</strong>ncia pasiva, un <strong>de</strong>sequilibrio a favor <strong>de</strong> las quejas. La<br />

insistencia <strong>de</strong> fallos contra un mismo religioso, que pasa <strong>de</strong> escuela en<br />

escuela, confirma este aserto. En todo caso los Hermanos <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong><br />

no parece que en conjunto tuvieran una excelente capacitación. Veinte<br />

años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Grandperret, el abate Vincent, inspector general y<br />

antiguo rector <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Lyon clasifica los diversos institutos <strong>de</strong><br />

Hermanos <strong>de</strong> la enseñanza que conoce. Tras elogiar la labor <strong>de</strong> los<br />

“gran<strong>de</strong>s Hermanos”, es <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> los Hermanos <strong>de</strong> las Escuelas Cristianas<br />

a quienes coloca por encima <strong>de</strong>l grupo, aña<strong>de</strong>: “Esto supuesto, colocaría a<br />

los hermanos <strong>de</strong> Lamennais un poco por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los Hermanos <strong>de</strong> las<br />

Escuelas Cristianas, poco más o menos en el mismo nivel que los<br />

Hermanos <strong>de</strong> María, fundados en el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>l Loira y que los <strong>de</strong> la<br />

Cruz, en el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Ain, pero por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong><br />

(<strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>l Ródano), con los que tienen el rasgo particular <strong>de</strong><br />

semejanza, <strong>de</strong> ir <strong>de</strong> uno en uno a los pequeños municipios”.<br />

1


La incorporación <strong>de</strong> vocaciones<br />

El sistema <strong>de</strong> convenio, imaginado por el P. Querbes, al menos en la<br />

versión que estuvo en vigor hasta 1845-1846, disponía que el municipio<br />

que <strong>de</strong>seaba fundar una escuela y llamar a religiosos, abonaría una prima<br />

o enviaría a Vourles tantos postulantes como religiosos solicitaba. No<br />

faltaban candidatos. A lo largo <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo XIX, la<br />

población francesa experimentó un crecimiento <strong>de</strong>l 30%. En 1851 las<br />

al<strong>de</strong>as cuentan todavía con el 75 % <strong>de</strong> la población. Aunque la agricultura<br />

gane terreno a los bosques, a los ríos y a las landas, y que la<br />

mecanización agrícola esté solamente en sus comienzos, la mo<strong>de</strong>rnización<br />

<strong>de</strong> los transportes, y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la industria anuncian una evolución<br />

<strong>de</strong>l sistema económico. Se preveía un exce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> obra en el<br />

mundo rural.<br />

Para las familias tradicionalmente cristianas, la acogida <strong>de</strong> los hijos, en<br />

una congregación religiosa o en un seminario, suponía una ventaja, una<br />

promoción y una seguridad. Muchos postulantes recibidos por el sistema<br />

<strong>de</strong> convenio, provenían <strong>de</strong> regiones poco escolarizadas. La casa <strong>de</strong>l Poyet,<br />

que había tenido como objetivo elevar el nivel <strong>de</strong> conocimientos <strong>de</strong> estos<br />

jóvenes, ya no existía <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1839. Del pueblo, el muchacho y el<br />

joven adulto, pasaban a una casa, en la que postulantado y noviciado<br />

apenas si se distinguían y en las que se recibía una formación global<br />

escolar, religiosa y pedagógica. Esto hubiera exigido tiempo y formadores.<br />

De ambas cosas adolecía Vourles.<br />

Posteriormente, con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> escuelas dirigidas por religiosos, ha<br />

mejorado la selección <strong>de</strong> jóvenes, formados y enviados a la casa madre<br />

con un nivel mejor. Se dispone así, <strong>de</strong> escuelas “semillero” entre las que<br />

se distinguieron <strong>San</strong> Martín- la Sauveté (Loira), Amplepuis (Ródano), La<br />

Cavalerie, Salles Curan (Aveyron), Sumène (Gard), etc. Con este sistema<br />

se rebaja consi<strong>de</strong>rablemente la media <strong>de</strong> edad en la entrada al noviciado.<br />

Mientras que en los primeros años <strong>de</strong> la Sociedad, se situaba hacia los 24<br />

años, esa media había <strong>de</strong>scendido a menos <strong>de</strong> 20 en los años que<br />

precedieron a la muerte <strong>de</strong>l P. Querbes. Eso no impedía la entrada, <strong>de</strong><br />

algunos adultos como Lucien Bouvier, admitido, durante el último <strong>de</strong>cenio,<br />

para empezar el noviciado a los 32 años, o Juan Garon <strong>de</strong> casi 48 años, o<br />

como también Benoit Bojat, a los 37 años, Estos adultos se encontraban a<br />

veces con compañeros <strong>de</strong> noviciado muy jóvenes: Miguel Felix, admitido a<br />

los 15 años, José Marcorelles, a los 14 y medio, Felipe Bernat, a los 15.<br />

Todas estas admisiones estaban en contradicción con el artículo 25 <strong>de</strong> los<br />

estatutos, que precisaba: Muy raramente se recibirán postulantes<br />

menores <strong>de</strong> 18 años y mayores <strong>de</strong> treinta.<br />

“Los zoquetes no encajan en ninguna parte”<br />

Entre los casi 350 religiosos, novicios o postulantes que pasaron por<br />

Vourles en vida <strong>de</strong>l P. Querbes y que fueron enviados a los<br />

establecimientos, un buen número <strong>de</strong> entre ellos se <strong>de</strong>stacaron como<br />

2


educadores capacitados y apreciados, ya perteneciesen a las primeras<br />

generaciones <strong>de</strong> catequistas como Pedro Liauthaud, Juan Pedro Blein,<br />

Juan Pedro Parris, Juan Pedro Archirel, Juan Bautista Clavel, etc., o a la<br />

segunda, Pedro Chatain, José Gayrard, Carlos Planus, Pablo Marquès, etc.<br />

o bien al grupo <strong>de</strong> lo últimos admitidos por el P. Querbes, Abel Fabre,<br />

Alejandro Bouchet, Antonio Dalbègue, José Bélières, José Marcorelles, etc.<br />

Pero junto a ellos y muchos otros, pilares sólidos <strong>de</strong> obra <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong>,<br />

¡cuántas piedras quebradizas que erosionaban el conjunto!. El H. Plasse<br />

transmite al P. Querbes la opinión <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> La Cavalerie<br />

(Aveyron), cuando llega para reemplazar a dos jóvenes religiosos: “Con<br />

estos Hermanos, los niños no apren<strong>de</strong>n nada; son unos ignorantes,<br />

incapaces <strong>de</strong> enseñar a los <strong>de</strong>más lo que ellos mismos no conocen”. Cierto<br />

es, que el conjunto <strong>de</strong> religiosos incluye individuos con carencias graves:<br />

Jal, “un pobre novicio sin cultura, sin modales”. Maillot, a quien los niños<br />

apodan “el hermano imbécil”. Bonnot, un mozuelo alocado; el consabido<br />

Pierry, “una nulidad patente”; el “padre” Achard, “totalmente incapaz”;<br />

Cherblanc ”un niño grandote incapaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse”; Moranne,<br />

“ignorante”; Coste, “ otro zoquete”; Michel Liauthaud, “Ignorante”; “el<br />

pequeño Miguel”, que apenas podía aspirar “a monitor”; Auroux, un<br />

“chiflado”; Cornin, personaje grosero; Pedro Querbes, un bruto peligroso,<br />

etc.<br />

El H. Juan Gaudry, informa su regente, “titubea mucho al recitar los<br />

verbos, y con mayor razón el resto <strong>de</strong> la gramática, hace<br />

aproximadamente un <strong>de</strong>cena <strong>de</strong> faltas <strong>de</strong> ortografía en una pequeña<br />

página <strong>de</strong> dictado”. El H. Pedro Alex, según el señor cura, “no acierta a<br />

leer bien. Se encontraría en apuros si tuviera que leer algo ante una<br />

asamblea (…) Respecto a la gramática francesa, cálculo, etc.: total<br />

ignorancia”. El H. Besson escribe malamente. El H. Antonio Cavilhe<br />

informa al superior <strong>de</strong> que en la escuela <strong>de</strong> Saint Martin-d´Estréaux<br />

(Loira), <strong>de</strong> la que es titular, “hay varios alumnos, muy a<strong>de</strong>lantados, que<br />

<strong>de</strong>searían avanzar en materias en las que yo mismo ando un poco flojo,<br />

sobre todo en aritmética, ortografía (…) Conocen las proporciones, las<br />

fracciones; yo mismo no sé bien el resto <strong>de</strong> la aritmética; conocen<br />

también la Geografía y la Historia, materias que yo apenas conozco. A mi<br />

me vendría bien estar cerca <strong>de</strong> un Hermano, mejor preparado que yo, y<br />

que durante seis meses pudiera capacitarme para dirigir una clase<br />

superior”. El H. Juan María Lauvergnat, solo en Claveisolles (Ródano),<br />

confiesa sus fallos en Pedagogía aplicada: “Lo más difícil será enseñar a<br />

leer y sin embargo apenas si sé hacerlo. Me agradaría que usted pudiera<br />

explicarme un poco las lecciones <strong>de</strong>l cartón y <strong>de</strong>l abecedario, pues yo no<br />

acabo todavía <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r esos diferentes signos”. ¡Situación<br />

inquietante para los 57 niños <strong>de</strong> su clase! El H. Juan María Puillet <strong>de</strong> 17<br />

años está en Brangues (Isère), al frente <strong>de</strong> 71 alumnos, con un director<br />

ciertamente competente. Había sido <strong>de</strong>stinado allí, a pesar <strong>de</strong> la oposición<br />

<strong>de</strong> su tío, el rector <strong>de</strong> Fourvière que consi<strong>de</strong>raba que el sobrino no era<br />

capaz <strong>de</strong> enseñar.<br />

3


Fácilmente se compren<strong>de</strong> el <strong>de</strong>scontento provocado por la ineptitud <strong>de</strong><br />

estos maestros. El H. Labrosse, regente en La Machine (Nièvre), habla <strong>de</strong><br />

comentarios que hace el director <strong>de</strong> la empresa y fundador <strong>de</strong> la escuela:<br />

“Hemos sido muy mal atendidos y nos han querido tomar el pelo cuando<br />

han <strong>de</strong>cidido que Dubuy sería el maestro <strong>de</strong> La Machine, pero lo más<br />

penoso es que nos lo hayan <strong>de</strong>jado tranquilamente durante varios años,<br />

cuando en tiempos anteriores nos tenían acostumbrados a ver cada tres<br />

meses una nueva figura”. Ante el infantilismo <strong>de</strong> los Hermanos que habían<br />

sido enviados a Cucuron (Vaucluse), el P. Chauvet, fundador <strong>de</strong> la<br />

escuela, reclama: “¡Mán<strong>de</strong>nnos Hermanos con los que podamos contar!”.<br />

Son solamente dos reacciones entre tantas otras cartas, <strong>de</strong> alcal<strong>de</strong>s, <strong>de</strong><br />

párrocos y <strong>de</strong> fundadores <strong>de</strong> escuelas.<br />

No se ignoraban en Vourles estas críticas, que incluso consi<strong>de</strong>raban bien<br />

fundadas, lo que exasperaba a los interesados. El H. Clavel encargado <strong>de</strong><br />

la difícil provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dijon, reclama ayuda y acaba recibiéndola, pero<br />

con religiosos incompetentes. De inmediato protesta y aña<strong>de</strong>: “El Sr.<br />

Liauthaud me había dicho <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> usted: [“] no le mandaremos más<br />

que zoquetes [”]. Sin embargo <strong>de</strong>bería compren<strong>de</strong>r que los zoquetes no<br />

encajan en ninguna parte y lo que realmente se necesita es disponer <strong>de</strong><br />

buenos religiosos, si se quiere evitar que los establecimientos no terminen<br />

en ruinas”. Reclama hombres abnegados, celosos, competentes y con<br />

espíritu religioso. El párroco <strong>de</strong> Cézac (Giron<strong>de</strong>), <strong>de</strong>cepcionado por los dos<br />

clérigos <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong> que había recibido en su parroquia, y en particular<br />

por el H. Couturier, se lo comunica a su arzobispo, Monseñor Donet, que<br />

envía la carta <strong>de</strong>l párroco al P. Querbes: “Es <strong>de</strong>sagradable, Monseñor,<br />

pensar que el clérigo director (Couturier) sea la causa <strong>de</strong> este disgusto.<br />

Encontrará la prueba <strong>de</strong> lo que le digo en la carta que el Sr. Querbes<br />

envió a Su Gran<strong>de</strong>za, al tiempo que le enviaba sus dos clérigos. Estaba<br />

disgustado, le <strong>de</strong>cía, por no po<strong>de</strong>r enviarle religiosos <strong>de</strong> primera calidad.<br />

Mucho antes había escrito que si el Sr. Párroco <strong>de</strong> Barsac necesitaba un<br />

maestro con título, disponía <strong>de</strong> un “todo terreno”, antiguo seminarista.<br />

Existía, al menos en los primeros diez o quince primeros años <strong>de</strong> la<br />

congregación, e incluso más tar<strong>de</strong>, una carencia en la formación <strong>de</strong><br />

maestros. Esto se daba tanto en el modo <strong>de</strong> reclutamiento como en la<br />

calidad <strong>de</strong> las personas, en el tiempo asignado a la formación y en el<br />

equipo <strong>de</strong> formadores.<br />

Formadores y período <strong>de</strong> formación<br />

Des<strong>de</strong> la apertura <strong>de</strong>l noviciado canónico (1839), la formación estaba<br />

teóricamente calcada <strong>de</strong> los noviciados <strong>de</strong> Jesuitas. Prácticamente el plan<br />

<strong>de</strong> las jornadas <strong>de</strong>l noviciado <strong>de</strong> Vourles comprendía materias<br />

<strong>de</strong>sconocidas en Montrouge o en Avignon: ejercicios <strong>de</strong> memoria, lectura,<br />

ortografía, escritura.<br />

Maestro <strong>de</strong> novicios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1839, el H. Liauthaut, ha <strong>de</strong>mostrado,<br />

por los escritos que ha <strong>de</strong>jado y sus cartas <strong>de</strong> dirección, que estaba<br />

capacitado para dar una formación seria. Pero, por una parte ha ejercido<br />

4


<strong>de</strong> maestro <strong>de</strong> novicios <strong>de</strong> modo discontinuo, y por otra parece no haber<br />

sido suficientemente apoyado. En ciertas biografías <strong>de</strong> religiosos, escritas<br />

por condiscípulos, que le conocían bien y habían compartido su situación,<br />

aparecen testimonios que equivalen a críticas apenas veladas o lamentos<br />

por ocasiones perdidas. En la biografía <strong>de</strong>l H. Juan Pedro Desbat, el<br />

cronista anónimo escribe: “El P. Querbes le admitió al noviciado el 29 <strong>de</strong><br />

agosto <strong>de</strong> 1853. En época tan lejana, el noviciado no tenía una<br />

organización muy estable; el primer Hermano disponible había sido<br />

enviado allí a impartir lecciones; uno <strong>de</strong> nuestros Hermanos, muerto <strong>de</strong><br />

edad avanzada, hace varios años, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber rendido preciosos<br />

servicios a la comunidad <strong>de</strong>cía que durante los quince meses que había<br />

durado su noviciado, había visto pasar diez y siete profesores. (…) Juan<br />

Pedro llegaba a Vourles con una cultura <strong>de</strong> lo más somera. Los meses <strong>de</strong><br />

su noviciado se pasaron en gran parte trabajando en la huerta o en la<br />

viña; el gusto por el estudio se le <strong>de</strong>bilitó y cuando <strong>de</strong>jó Vourles para ir a<br />

dar clase, su bagaje literario y científico era muy pobre. Todos los <strong>de</strong>talles<br />

prece<strong>de</strong>ntes están tomados <strong>de</strong> los apuntes que <strong>de</strong>jó el mismo Sr. Desbat”.<br />

En la misma época Luis Arnal entraba también en el noviciado: “Casi<br />

todos sus condiscípulos eran más jóvenes que él, escribe otro cronista.<br />

Aunque teóricamente todos fuesen novicios <strong>de</strong> nombre, varios no eran<br />

más que júniores por la puerilidad <strong>de</strong> su forma <strong>de</strong> pensar, por sus<br />

sentimientos y por su edad. ( los había <strong>de</strong> 13 y 14 años). (…) En aquellos<br />

tiempos se aprovechaban todas las posibilida<strong>de</strong>s; no era extraño que se<br />

<strong>de</strong>dicasen novicios más avanzados a enseñar a sus compañeros. (…). Por<br />

suerte durante los años <strong>de</strong> su noviciado los estudios mejoraban<br />

relativamente, en Vourles, aunque a menudo se interrumpían por trabajos<br />

manuales”.<br />

Todavía más que las faltas a clase, el acortar la estancia en el noviciado,<br />

perjudicaba la calidad y la seriedad <strong>de</strong> la formación impartida. Al repasar<br />

la lectura <strong>de</strong> las biografías, se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>stacar estas observaciones: “En<br />

esta época (1857), el noviciado se confundía con los períodos <strong>de</strong> estudios,<br />

y el conjunto a menudo quedaba trastocado. Faltaba personal y se echaba<br />

mano <strong>de</strong> cualquiera”. Y esta otra: “Desgraciadamente el [Querbes] no<br />

pudo conce<strong>de</strong>r (a Teysson) tiempo para acabar su año <strong>de</strong> noviciado<br />

(1847). Las necesida<strong>de</strong>s eran acuciantes y a veces tan imprevistas que<br />

<strong>de</strong>masiado a menudo se iba a terminar el noviciado en un puesto <strong>de</strong><br />

trabajo”. Bien sea en la Correspon<strong>de</strong>ncia recibida, o en el diario <strong>de</strong>l H.<br />

Liauthaud, o sencillamente hojeando el registro <strong>de</strong> religiosos, los ejemplos<br />

<strong>de</strong> estos noviciados acortados abundan. Jacques Dufour, constata en carta<br />

a su superior: “Si me falta instrucción, la culpa no es solamente mía, no<br />

sabiendo nada al entrar en su casa, no es posible que con dos meses <strong>de</strong><br />

noviciado haya conseguido la instrucción necesaria. Tampoco era suya,<br />

pues no habiendo aportado nada al entrar en su casa usted ha tratado <strong>de</strong><br />

ocuparme lo antes posible; comprendo perfectamente su manera <strong>de</strong><br />

proce<strong>de</strong>r”. Luis Nicolas Panais, llegado en Junio <strong>de</strong> 1845, se encuentra en<br />

la escuela <strong>de</strong> Nant (Aveyron) en Octubre <strong>de</strong>l mismo año. El H. Liauthaud<br />

anota en su Diario, que Georges Blein, “enviado como coadjutor a<br />

5


Amplepuis, estuvo 3 meses y diez días en el noviciado, que Dominique<br />

Grangé pasó 40 días en el noviciado, y Nicolás Vial, 4 meses antes <strong>de</strong><br />

ser enviado a Fourvière. Entre otras situaciones anómalas, tomadas <strong>de</strong>l<br />

registro <strong>de</strong> religiosos, se constata que Jacques Bachoud entra en el<br />

noviciado el 2 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1843, y sale con votos el 21 <strong>de</strong> octubre<br />

siguiente. Juan María Dubuy pasa allí <strong>de</strong>l 9 <strong>de</strong> febrero al 22 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />

1843 y Antonio Cavilhe <strong>de</strong>l 16 <strong>de</strong> septiembre al 21 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1843.<br />

Los ejemplos señalados aquí, se refieren a novicios <strong>de</strong> una edad<br />

aceptable, que entraron en una época en la que había una fuerte<br />

<strong>de</strong>manda <strong>de</strong> escuelas.<br />

Según los estatutos <strong>de</strong> la Congregación, el noviciado duraba un año. Era<br />

la norma impuesta por el concilio <strong>de</strong> Trento. De hecho los estatutos no<br />

emplean el término “noviciado”. El artículo 11 dice: Hay tres rangos <strong>de</strong><br />

Hermanos en la Sociedad: el <strong>de</strong> los Catequistas (…) menores, admitidos al<br />

hacer votos temporales <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un período <strong>de</strong> postulantado (…). El<br />

artículo enumera a continuación las condiciones requeridas para ser<br />

admitidos en los otros dos rangos, el <strong>de</strong> los catequistas formados y el <strong>de</strong><br />

los catequistas mayores. El artículo 12 precisa: El postulantado tiene lugar<br />

para los Catequistas durante el tiempo <strong>de</strong> los estudios (…). Se realiza con<br />

los ejercicios <strong>de</strong> la vida regular a lo largo <strong>de</strong> un año (…). El tiempo <strong>de</strong><br />

postulantado para el grado <strong>de</strong> Mayores es también <strong>de</strong> un año. Los<br />

períodos se podrán abreviar o interrumpir por medio <strong>de</strong> dispensas<br />

otorgadas por el Director principal. El P. Querbes jurídicamente tenía la<br />

potestad <strong>de</strong> acortar el tiempo <strong>de</strong> iniciación a la vida religiosa. Pero el P.<br />

Brumauld, que conocía los peligros que tal práctica podría acarrear, le<br />

había puesto en guardia contra la tentación <strong>de</strong> aplicarla <strong>de</strong>masiado<br />

fácilmente: “Permítame que le insista <strong>de</strong> nuevo o mejor dicho que le<br />

anime a sentar bien sólidamente sus bases. Sí, ponga sumo empeño en<br />

no admitir más que buenos sujetos, formados según sus criterios e insisto<br />

cui<strong>de</strong> con esmero su formación”.<br />

Los hechos justificaron los temores <strong>de</strong>l jesuita. Los estudios inacabados y<br />

una iniciación incompleta a la vida religiosa eran la causa <strong>de</strong> que llegasen<br />

a los establecimientos novicios que a duras penas podían acabar su<br />

formación. ¿Cómo podían prepararse a las pruebas <strong>de</strong>l título <strong>de</strong> maestro<br />

cuando se tiene en frente a 30, 50, 70 niños, y con 50 a 60 horas a la<br />

semana <strong>de</strong> presencia <strong>de</strong>l profesor ante los alumnos? Cómo vivir la vida<br />

religiosa si no se conocen bien sus exigencias, o si el barniz espiritual con<br />

prisas adquirido se va al contacto con la realidad? A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>scontento que la incompetencia profesional o una conducta banal<br />

podían provocar, la situación <strong>de</strong> estas personas, ocasionaba efectos al<br />

menos llamativos en una comunidad religiosa. Junto a los tres rangos <strong>de</strong><br />

catequistas, se había formado <strong>de</strong> hecho una categoría <strong>de</strong> novicios<br />

“perpetuos”, cuya primera profesión no se había realizado hasta <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> años <strong>de</strong> una prolongada probación. Juan María Achard, que había<br />

empezado el 10 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1838, profesa el 21 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1844.<br />

Mientras tanto resi<strong>de</strong> sucesivvmente en Amplepuis (Ródano), en Ambierle<br />

(Loira), en Brangues (Isère) y en Donjon (Allier). Juan María Vallet, que<br />

6


entra el 12 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1844, hace su profesión el 21 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1849.<br />

Juan Bautista Bernardy, admitido el 9 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1852, espera al 24<br />

<strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1858 para emitir sus votos. El record parece<br />

correspon<strong>de</strong>r a Aymerie Chadru, que admitido en 1852, no será religioso<br />

hasta diez años más tar<strong>de</strong>.<br />

Más llamativo todavía: ¡algunos novicios eran nombrados directores <strong>de</strong><br />

colegio, incluso superiores <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> uno o dos religiosos!<br />

Algunos ejemplos. Miguel Liauthaud, que ingresó a los 55 años, en<br />

noviembre <strong>de</strong> 1842, no había profesado todavía. Ahora bien, en 1843, es<br />

el director <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong> Valsonne (Rodano) con un coadjutor: el H.<br />

Benoit Chambost, que ingresó antes que él y que es ya religioso. Al año<br />

siguiente será secundado por el H. Juan María Bailly, también religioso. A<br />

Jorge Roulet, que empieza su noviciado, en abril <strong>de</strong> 1845, a los 23 años,<br />

se le confía la escuela <strong>de</strong> Valfleury (Loira) en octubre <strong>de</strong>l mismo año.<br />

Tiene como compañero a Claudio Chambru, religioso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tres<br />

años, mientras que él no profesará hasta octubre <strong>de</strong> 1846. Esto no le<br />

impi<strong>de</strong> dar sus opiniones sobre su Hermano. Un “valiente joven” <strong>de</strong><br />

Sumène (Gard), Pedro Boissière, empieza el noviciado en enero <strong>de</strong> 1847;<br />

en octubre trabaja en Fontaines-Notre-Dame (Rodano); al año siguiente,<br />

en la Ricamarie (Loira). En 1850, todavía novicio, funda la escuela <strong>de</strong><br />

Crocq (Creuse), antes <strong>de</strong> tomar en 1851 la dirección <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong> Boret-Bar<br />

(Aveyron) don<strong>de</strong> tiene al Hº Juan Georges, religioso, como<br />

coadjutor durante dos años. En 1851, José Meary funda la escuela <strong>de</strong><br />

Roche-la-Molière (Loira) con el H. Furgnon como coadjutor. El 21 <strong>de</strong><br />

octubre <strong>de</strong> 1852, el director emite sus primeros votos, mientras que su<br />

coadjutor hace votos perpetuos. Es todavía novicio Juan Brouille, cuando<br />

abre la escuela <strong>de</strong> Anzy-le-Duc (Saône-et-Loire) en mayo <strong>de</strong> 1852.<br />

Estos novicios, que prolongaron su noviciado, pudieron profesar con votos<br />

privados o <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción. No todos lo hicieron, Miguel Liauthaud, por<br />

ejemplo. Si tenemos en cuenta lo que dice Enrique Rateau, uno <strong>de</strong> estos<br />

novicios, no parece haberse consi<strong>de</strong>rado estos compromisos como muy<br />

sólidos. “Me sorpren<strong>de</strong>, escribe al P. Querbes, que usted me dijera que los<br />

votos y promesas que hice eran válidos. Usted recordará ante todo, como<br />

así lo dijo durante las vacaciones últimas hablando <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus sujetos,<br />

que sólo había hecho promesas como yo, que según usted no eran<br />

válidos, y que podía irse don<strong>de</strong> quisiera, pues no tenía votos. El P. Jesuita<br />

que nos dio el retiro el año pasado me dijo también, cuando me preguntó<br />

si yo había hecho votos, que esas promesas no tienen ningún valor”.<br />

Las consecuencias<br />

Ciertamente hay que establecer una relación directa entre el modo <strong>de</strong><br />

reclutamiento vocacional practicado durante los primeros años <strong>de</strong> la<br />

congregación, el programa <strong>de</strong> formación y los baremos <strong>de</strong> perseverancia<br />

<strong>de</strong> los religiosos. Sobre los 291 religiosos que hicieron la profesión, 125<br />

(42´9%) perseveraron, 139 (47,7%) abandonaron terminado el período<br />

<strong>de</strong> sus votos temporales o <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> obtener la dispensa <strong>de</strong> sus<br />

7


compromisos, y 27 (9,2%) fueron <strong>de</strong>spedidos, lo que constituye un<br />

porcentaje importante.<br />

Infantilismo<br />

Las normas <strong>de</strong>l Directorio que se referían a las activida<strong>de</strong>s pedagógicas, al<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las jornadas, a los ejercicios <strong>de</strong> piedad y más en general a la<br />

vida <strong>de</strong> los catequistas podían justificarse por la incultura e inexperiencia<br />

en que se encontraban <strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> los hombres, jóvenes o<br />

menos jóvenes, que entraban en la sociedad. Ellas no podían suplir una<br />

formación superficial o acortada. Las múltiples prescripciones no<br />

facilitaban la tarea <strong>de</strong> los ansiosos y se corría el riesgo <strong>de</strong> fijarse<br />

<strong>de</strong>masiado en las disposiciones secundarias y no suficientemente en las<br />

fundamentales que <strong>de</strong>finían el espíritu <strong>de</strong> la sociedad y más tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> la<br />

congregación.<br />

La <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en que se encontraban los catequistas en su relación con<br />

el superior impedía a los caracteres frágiles o timoratos tomar <strong>de</strong>cisiones<br />

o iniciativas, incluso cuando solamente se requería un poco <strong>de</strong> sentido<br />

común. Escribían sobre temas banales y conociendo la forma en cómo el<br />

P. Querbes seguía la correspon<strong>de</strong>ncia, se veían obligados a repetir la<br />

consulta. Acudían a él para ajustar horarios, para saber si la media hora<br />

prevista para la meditación podía incluir la oración <strong>de</strong> la mañana, <strong>de</strong>jar<br />

una luz encendida durante la noche porque la casa se había enterado <strong>de</strong><br />

que mero<strong>de</strong>aba un ladrón, celebrar con un poco <strong>de</strong> solemnidad la fiesta <strong>de</strong><br />

<strong>San</strong> <strong>Viator</strong>, recitar el oficio acortado <strong>de</strong> la Virgen. Todo esto sólo es una<br />

muestra <strong>de</strong> preguntas que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> personas que no han alcanzado<br />

aún su madurez o autonomía.<br />

¿Se pue<strong>de</strong>n atribuir también a la misma carencia, las chiquilladas a<br />

menudo enconadas, que se daban entre catequistas, que finalmente<br />

acudían al juicio <strong>de</strong>l superior, los silencios mortales en los centros entre el<br />

regente y su coadjutor, o las broncas, a veces públicas, entre dos<br />

atolondrados? Situaciones curiosas, entre el que quema el carbón<br />

necesario para calentarse y el que quema <strong>de</strong>masiado, la puerta cerrada<br />

intencionadamente al adjunto, que salió sin llave, querellas por na<strong>de</strong>rías<br />

pero que inflan la levadura <strong>de</strong> la discordia. Del mismo tipo son las<br />

discusiones entre los hermanos <strong>de</strong> Moulins, Ruet y Rateau; los <strong>de</strong><br />

Sumène, Guénet y Bartholin; los sacristanes <strong>de</strong> <strong>San</strong> Francisco en Lyon,<br />

Goutaland y Bonnepart, así como las disputas con ocasión <strong>de</strong>l relevo en<br />

una escuela. Si esto trascien<strong>de</strong> al público dan una mala opinión <strong>de</strong> los<br />

religiosos y siembran el <strong>de</strong>scrédito <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la corporación. “Los<br />

Hermanos <strong>de</strong>l Sr. Querbes son unos alocados, hombres orgullosos <strong>de</strong><br />

llevar el hábito negro, y la mayoría no son religiosos más que para<br />

conseguir una buena alimentación”, concluye maliciosamente el párroco<br />

<strong>de</strong> la Louvesc, que sin embargo, trata <strong>de</strong> tenerlos con el mínimo gasto.<br />

La indignidad <strong>de</strong> algunos<br />

Mucho más graves fueron los comportamientos inmorales entre religiosos<br />

y niños, aunque sea muy difícil <strong>de</strong>terminar lo que en esos casos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />

8


<strong>de</strong> la fragilidad o perversidad <strong>de</strong>l individuo, <strong>de</strong> lo que es consecuencia <strong>de</strong><br />

falta <strong>de</strong> formación o <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> vigilancia en el grupo. Dos casos llegaron<br />

a los tribunales que con<strong>de</strong>naron a los autores con penas <strong>de</strong> prisión<br />

(Trichard y Atcher). La escuela <strong>de</strong> Ambierle (Loira) fue especialmente<br />

señalada por casos <strong>de</strong> inmoralidad (Perret, Trichard y Vallet), <strong>de</strong> manera<br />

que por <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l consejo municipal y por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong><br />

Bonald, los <strong>Clérigos</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong> <strong>de</strong>jaron la escuela, que pasó a manos<br />

<strong>de</strong> los hermanos Maristas. El hecho <strong>de</strong> que los tribunales tuvieran que<br />

intervenir en asuntos similares con religiosos <strong>de</strong> otras congregaciones no<br />

atenúa en nada la gravedad <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong> Trichard, Atcher y<br />

algunos otros.<br />

Las reacciones<br />

Todo esto provocaba reacciones, a veces muy vivas. Se han podido<br />

conocer algunas que llegaban <strong>de</strong> los religiosos que trabajaban en las<br />

escuelas. Religiosos que seriamente habían optado por vivir su vida<br />

religiosa con seriedad y que tomaron netamente partido.<br />

Cansado por el trabajo excesivo que supone la escuela <strong>de</strong> Fourchambault<br />

(Nièvre), preocupado también porque apenas si recibía algún estímulo <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> su superior, el H. Mermet presenta el balance <strong>de</strong> su entrega a la<br />

congregación. “Des<strong>de</strong> mi ingreso en la Congregación me he encontrado en<br />

ella con toda suerte <strong>de</strong> gente: buena, indiferente, mala, algunos sin<br />

vocación, otros con vocación dudosa. El número <strong>de</strong> religiosos me ha<br />

parecido siempre muy pequeño. De todos los que han trabajado conmigo<br />

en diversos establecimientos, en los que me he encontrado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año<br />

1841, solamente uno ha perseverado. Tres se han enrolado en el ejército<br />

tras haber causado escándalos; la mayoría se ha comportado muy mal. Si<br />

me fijo en los resultados, veo que constantemente nuevas casas levantan<br />

al lado <strong>de</strong> otras que se <strong>de</strong>rrumban y nosotros construimos sobre los<br />

escombros. (…)Estos hechos tan frecuentes, tan numerosos, creo que se<br />

<strong>de</strong>ben a una mala organización interior, cuyas causas principales me<br />

parece provienen <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> un buen noviciado, <strong>de</strong> la facilidad con la<br />

que se admite a los sujetos, sin haberlos probado suficientemente, <strong>de</strong>l<br />

empeño con que se conserva en nuestras casas a individuos que no tienen<br />

evi<strong>de</strong>ntemente disposición alguna y <strong>de</strong> los que nada bueno cabe esperar<br />

(…). Está claro que no he podido recibir <strong>de</strong> la Sociedad <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong> la<br />

asistencia, los apoyos espirituales que todo religioso tiene <strong>de</strong>recho a<br />

esperar <strong>de</strong> la comunidad a la que pertenece.” En consecuencia pi<strong>de</strong> ser<br />

liberado <strong>de</strong> sus votos. Pero no conseguirá lo que pi<strong>de</strong> y se irá a las Indias<br />

al año siguiente. El diagnóstico es severo, pero expresa justamente los<br />

principales fallos, en cuanto al personal, que afectan a la congregación.<br />

Con su temperamento difícil y agobiado él también, por la dirección <strong>de</strong><br />

una casa tan complicada, la provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dijon, el H. Clavel reacciona<br />

ante la mediocre calidad <strong>de</strong> uno u otro <strong>de</strong> sus Hermanos: “Siempre he<br />

tenido la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> hacerme religioso, pero religioso <strong>de</strong> verdad. Creo que me<br />

he equivocado haciéndome clérigo <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong>. El espíritu religioso no<br />

9


eina entre nosotros. Voy pasando revista a un grupo <strong>de</strong> individuos hasta<br />

las vacaciones <strong>de</strong> 1842 y me digo: El espíritu <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia es el que<br />

se da en mi Sociedad. Por lo tanto tendré que llamar a otra puerta. Me<br />

veré obligado a <strong>de</strong>spedirme <strong>de</strong> un padre tan bueno que me ha colmado <strong>de</strong><br />

atenciones y que me ha dado siempre prueba <strong>de</strong> un afecto sincero. Pero<br />

mi bien espiritual está por encima <strong>de</strong> todo”. Des<strong>de</strong> Ganges y <strong>de</strong> otras<br />

partes el Hermano enviará otras cartas con el mismo tema y él también<br />

pedirá la dispensa <strong>de</strong> sus votos, dispensa que no conseguirá.<br />

En Nevers el P. Faure continúa con su malestar, su carácter débil, sus<br />

veleida<strong>de</strong>s y achaca al P. Querbes la causa <strong>de</strong> sus males.: “Este <strong>de</strong>sánimo<br />

me hace pensar que no hago nada y que jamás haré nada bueno en la<br />

Congregación, convencido <strong>de</strong> que ésta no hará ningún bien bajo su<br />

dirección. Porque usted no tiene el mínimo sentido <strong>de</strong> organización; todos<br />

los que se relacionan con usted me lo dicen”. La carta continúa con<br />

observaciones sobre el espíritu <strong>de</strong> piedad y <strong>de</strong> renuncia que según él, el P.<br />

Querbes no tiene, ni siquiera aprecia. “Le veo ya con más <strong>de</strong> 50 años y<br />

sigue siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su puesto <strong>de</strong> superior, tratando todo esto como<br />

bagatelas”. Aunque trata <strong>de</strong> mantener una discreta medida atribuyendo<br />

sus críticas a su excesivo apego a su punto <strong>de</strong> vista, el censor evoca la<br />

manera <strong>de</strong> dirigir el superior la Congregación y su “precipitación en<br />

aceptar la fundación <strong>de</strong> establecimientos sin disponer apenas <strong>de</strong> sujetos”<br />

Carta severa seguida <strong>de</strong> una petición <strong>de</strong> salida <strong>de</strong> la Congregación, que<br />

no tendrá lugar sino dos años <strong>de</strong>spués, y que anuncia un informe mucho<br />

más severo.<br />

En 1856, el muy mo<strong>de</strong>rado H. Juan Pedro Blein escribe, a propósito <strong>de</strong> un<br />

asunto que se tratará más a<strong>de</strong>lante, sobre la dificultad <strong>de</strong> dirigir a los<br />

jóvenes religiosos: “¿Cuál será nuestro porvenir y cómo los regentes<br />

podrán, en <strong>de</strong>lante orientar a sus hermanos? Pronto ni siquiera habrá<br />

forma <strong>de</strong> hablarles; ya no saben obe<strong>de</strong>cer. Sus pequeños caprichos, su<br />

voluntad propia, eso es más o menos lo que entien<strong>de</strong>n. (…) Se diría con<br />

verdad a menudo que estos jóvenes no se consi<strong>de</strong>ran religiosos. ¿Cuál es<br />

la causa <strong>de</strong> esto? ¿Soy yo mismo que doy facilida<strong>de</strong>s? (…) Creo que es<br />

fácil compren<strong>de</strong>rlo: Don<strong>de</strong> no hay un poco <strong>de</strong> represión, la infracción<br />

acabará por triunfar. ¿Qué medios en efecto tienen estos jóvenes para<br />

perseverar todo un año? Un retiro y casi nada más. Ninguna visita,<br />

ninguna carta <strong>de</strong> reprensión, o <strong>de</strong> estímulo: muy poca relación con la casa<br />

principal”. Sin duda alguna no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> darse un poco <strong>de</strong> incomprensión<br />

generacional por parte <strong>de</strong>l H. Blein: tiene 44 años <strong>de</strong> los cuales 20 en la<br />

Congregación; la juventud <strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong>l Segundo Imperio no<br />

es la misma que la <strong>de</strong> los últimos años <strong>de</strong> la Restauración. Pero no <strong>de</strong>ja<br />

<strong>de</strong> poner el <strong>de</strong>do en un punto bien sensible, el fuerte lazo que une a los<br />

jóvenes profesos con la casa madre, es <strong>de</strong>cir con el P. Querbes.<br />

Más que otros Hermanos, el H. Liauthaud, por ocupar un puesto clave, era<br />

consciente <strong>de</strong> las lagunas que constataba en la formación que se impartía<br />

en Vourles. Si bien es cierto que él mismo no estaba exento <strong>de</strong> críticas,<br />

insistía en que la vida religiosa empieza con un período serio <strong>de</strong><br />

10


formación. Lo que veía, lo que tenía que aceptar en cuanto Maestro <strong>de</strong><br />

novicios, las confi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> sus Hermanos y <strong>de</strong> los religiosos jóvenes,<br />

todo esto le confirmaba en su opinión intransigente, opuesta a la <strong>de</strong>l<br />

superior. De ahí nacía y se acentuaba un distanciamiento en sus<br />

relaciones.<br />

Algunos obispos, como el <strong>de</strong> Nevers, Monseñor Naudo, o monseñor <strong>de</strong><br />

Marguerye <strong>de</strong> Saint Flour, tomaban con cierto humor algunos métodos <strong>de</strong>l<br />

P.Querbes y particularmente sus silencios. Otros dos, al menos,<br />

manifestaron sus críticas severas respecto a los <strong>Clérigos</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong>, o<br />

sobre la formación que recibían. Monseñor Dominique Dufêtre, promovido<br />

a obispo <strong>de</strong> Nevers, fue categórico en su apreciación sobre la valía <strong>de</strong> los<br />

religiosos, fundados por su antiguo condiscípulo <strong>de</strong> <strong>San</strong> Ireneo: “Me ha<br />

dicho, informa el P. Faure, que nuestra Congregación, y en particular la<br />

comunidad <strong>de</strong> Nevers, no acaba <strong>de</strong> centrarse en la práctica <strong>de</strong>l bien, que<br />

no goza <strong>de</strong> ninguna simpatía ni en el clero ni entre los laicos, que en las<br />

escuelas había <strong>de</strong>scontento, con razón o sin ella, <strong>de</strong>l proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> varios<br />

sujetos, y terminaba <strong>de</strong>jándome enten<strong>de</strong>r que habría que <strong>de</strong>jar el lugar a<br />

otros”.<br />

Que el clero nivernés tuviera prevención contra los Hermanos <strong>de</strong> <strong>San</strong><br />

<strong>Viator</strong> pue<strong>de</strong> achacarse en primer lugar al hecho haber sido llamados y<br />

protegidos por Monseñor Naudo. Ahora bien el obispo tenía serias<br />

dificulta<strong>de</strong>s con sus sacerdotes: se había opuesto con vigor a la promoción<br />

al episcopado <strong>de</strong> dos eclesiásticos <strong>de</strong> la diócesis cuyas candidaturas<br />

estaban apoyadas con vigor, por notables <strong>de</strong> la región y por una buena<br />

parte <strong>de</strong>l clero. Había <strong>de</strong>jado la diócesis por la <strong>de</strong> Avignon en un clima<br />

<strong>de</strong>testable. Sus partidarios se sentían <strong>de</strong>sprotegidos.<br />

En dos ocasiones al menos, el car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Bonald comunicó su<br />

<strong>de</strong>scontento al P. Querbes por no revisar el proceso <strong>de</strong> formación <strong>de</strong> los<br />

religiosos. En sus visitas pastorales, tenía que escuchar las<br />

murmuraciones <strong>de</strong> algunos párrocos y también recibir peticiones, pidiendo<br />

la dispensa <strong>de</strong> votos, mediante cartas <strong>de</strong> Hermanos enviadas<br />

directamente al arzobispado. Con ocasión <strong>de</strong> una <strong>de</strong> estas cartas escribe<br />

al P. Querbes: “Le recomiendo que no admita a la profesión más que a los<br />

que hayan sido suficientemente probados. Hoy día se necesitan mayores<br />

pruebas que antes. Hay que fundamentar bien estas vocaciones. Hay que<br />

ir a la base para comprobar si estos <strong>de</strong>seos son sólidos.” Y algunos meses<br />

más tar<strong>de</strong>: “Recibo a menudo solicitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dispensa <strong>de</strong> sus Hermanos.<br />

No parece que tengan mucho apego a su Congregación. Vea <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />

proce<strong>de</strong> esta inconsistencia”.<br />

Las explicaciones <strong>de</strong>l P. Querbes<br />

Como es ya habitual, el P. Querbes no da explicaciones directamente<br />

sobre las críticas que sufre en relación con la gestión <strong>de</strong> la congregación.<br />

Con el tiempo los religiosos que le conocían bien, han abordado el tema<br />

aportando algunas <strong>de</strong> sus opiniones y reacciones. No es el caso <strong>de</strong>l H.<br />

Clavel que se había mostrado a veces como censor puntilloso, pero que en<br />

11


este caso, permanece mudo, treinta años más tar<strong>de</strong> a la hora <strong>de</strong> escribir<br />

la biografía <strong>de</strong>l fundador. Por su parte en un testimonio que preten<strong>de</strong> ser<br />

edificante, el H. F. Francisco Favre insiste sobre la caridad <strong>de</strong>l superior.<br />

Mucho más interesantes son las aportaciones <strong>de</strong>l H. Blein y <strong>de</strong>l P. Gonnet.<br />

El primero presentó un documento que refleja la verdad, pero que nos ha<br />

llegado incompleto. En el párrafo final que aparece como una especie <strong>de</strong><br />

alegato laudatorio, escribe: “No <strong>de</strong>sesperaba <strong>de</strong> nadie; sabía muy bien<br />

que tal persona que podía ser hoy muy culpable, al día siguiente podía ser<br />

un santo; y que lo contrario también podía ocurrir. Pue<strong>de</strong> ser que su buen<br />

corazón le haya hecho <strong>de</strong>masiado confiado en los que no se lo merecían.<br />

¿Pero po<strong>de</strong>mos reprochárselo? Su intención era tan limpia y sobre todo<br />

tan <strong>de</strong>sinteresada y confiada que no podía sospechar que en sus<br />

transacciones y adquisiciones intentasen engañarle. Se ha dado algún<br />

caso en que se han aprovechado <strong>de</strong> tal disposición para explotarle. No le<br />

gustaba hablar <strong>de</strong> dinero; hubiera preferido que sus Hermanos no fueran<br />

una carga para los ayuntamientos, don<strong>de</strong> trabajaban; si hubiera sido rico<br />

habría fundado y mantenido sus establecimientos por su cuenta. Por tanto<br />

su comportamiento ¿es <strong>de</strong> tan gran imperfección? “. Todo el documento<br />

insiste en el <strong>de</strong>sinterés y abnegación <strong>de</strong>l P. Querbes, actitu<strong>de</strong>s que el H.<br />

Blein valora como una buena manera <strong>de</strong> vivir el evangelio.<br />

Abordando directamente el tema <strong>de</strong>l personal mediocre, el testimonio <strong>de</strong>l<br />

P. Gonnet coinci<strong>de</strong> con el <strong>de</strong>l H. Blein: “Yo preguntaba un día al P.<br />

Querbes por qué mantenía en su comunidad a sujetos que <strong>de</strong>bería haber<br />

<strong>de</strong>spachado, ya que su conducta <strong>de</strong>jaba mucho que <strong>de</strong>sear. El me<br />

respondió: “Si se les expulsa son almas perdidas, en cambio si continúan<br />

con nosotros quizá se conviertan. No <strong>de</strong>be romperse la caña partida, ni<br />

apagar la mecha que aún humea”. El ejemplo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los casos nos<br />

permitirá compren<strong>de</strong>r los motivos que el P. Gonnet atribuye al P. Querbes.<br />

No se sabe casi nada <strong>de</strong>l pasado <strong>de</strong>l H. Adrian, nombre habitual <strong>de</strong>l H.<br />

Atcher, ni en qué época llegó a Vourles. Durante el año 1846-1847, se le<br />

<strong>de</strong>stina a Cucuron (Vaucluse), don<strong>de</strong> se le nombra regente, aunque<br />

todavía no ha profesado. Cuenta con dos coadjutores, los HH Arnault y<br />

Lorenzo, el primero religioso. Es una persona competente para enseñar y<br />

para dirigir la escuela. Pero al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> su párroco, a quien no le gusta<br />

nada, es “un hombre vano, mentiroso, un taimado”.<br />

Durante el verano <strong>de</strong> 1847, según una carta <strong>de</strong>l H. Laurens, el H. Atcher<br />

habría acercado a éste a su cama para hacer con él actos inmorales. Los<br />

dos abandonan Cucuron. El H. Laurens es <strong>de</strong>stinado a Valsonne (Ródano)<br />

y el H. Atcher a Frolois (Cote d‟Or), don<strong>de</strong> es director <strong>de</strong> la escuela con la<br />

ayuda <strong>de</strong> H. José Gayard, que parece haber sido encargado <strong>de</strong> vigilar al<br />

director y <strong>de</strong>nunciar sus posibles inconveniencias. Los informes son<br />

<strong>de</strong>sfavorables y señalan la falta <strong>de</strong> espíritu religioso <strong>de</strong>l H. Atcher, sus<br />

puntos <strong>de</strong> vista, sus <strong>de</strong>savenencias con el párroco y con la hermana <strong>de</strong>l<br />

mismo y sus relaciones exteriores, algunas sospechosas.<br />

12


Falta información sobre lo acontecido a lo largo <strong>de</strong>l curso 1848-1849. Pero<br />

se sabe que en septiembre <strong>de</strong> 1849 el obispo <strong>de</strong> Dijon (Côte d´Or), pidió<br />

la retirada inmediata <strong>de</strong>l H. Adrián, “para poner fin a un período <strong>de</strong><br />

muchas miserias.” Se hizo <strong>de</strong> inmediato, aunque al principio el regente<br />

parecía no querer obe<strong>de</strong>cer, pero finalmente partió, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong>udas y fue<br />

a Couzon (Rodano).<br />

Se hizo una encuesta acerca <strong>de</strong> sus actuaciones. El H. Archirel, que le<br />

había sucedido en Frolois, envió al P. Querbes un informe, sobre el que<br />

éste pidió algunas precisiones. El 28 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1850, dos gendarmes se<br />

presentaron en Vourles para arrestar al H. Atcher. Sabiendo que se sentía<br />

perseguido huyó a Suiza con nombre falso. Allí encontró trabajo en un<br />

taller <strong>de</strong> relojería. Presumía <strong>de</strong> no faltarle protectores en París, pero temía<br />

ser juzgado; algunos jóvenes <strong>de</strong> Frolois lo habían sido: Atcher los<br />

consi<strong>de</strong>raba inocentes.<br />

La realidad <strong>de</strong> los hechos atribuidos al Hº Atcher no se conoce con<br />

precisión. El P. Querbes no los niega: Sobre todo eso que me escribe (…)<br />

estoy <strong>de</strong> acuerdo en que hay acusaciones graves contra el <strong>de</strong>sgraciado<br />

Adrián (…). Adrián con su atolondramiento y su falta <strong>de</strong> juicio se ha visto<br />

ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> partidarios y enemigos. Me temo que la pasión exagere sus<br />

tropiezos (…). Sea lo que sea he <strong>de</strong>spedido <strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong> la<br />

Congregación a este <strong>de</strong>sgraciado y le he aconsejado que se presente<br />

cuanto antes al Procurador <strong>de</strong> la República, antes <strong>de</strong> que se lance un<br />

mandato contra él. Ha <strong>de</strong>bido partir <strong>de</strong> Lyon a Châlons, el viernes<br />

pasado,[ 25 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1850] a las nueve <strong>de</strong> la noche. En abril, al<br />

mandar un talón <strong>de</strong> 250 F para ayudar al H. Archirel a liquidar las <strong>de</strong>udas<br />

contraídas por el anterior regente, el P. Querbes insiste: Pue<strong>de</strong> usted <strong>de</strong>cir<br />

a todo aquel que le hable (<strong>de</strong> Adrián) que ha sido expulsado <strong>de</strong> la<br />

Sociedad, aunque <strong>de</strong> hecho no había sido admitido pues era sólo<br />

empleado a título <strong>de</strong> prueba, que se le consi<strong>de</strong>re más como <strong>de</strong>sgraciado<br />

que como culpable, y que a pesar <strong>de</strong>l perjuicio que causa a la<br />

Congregación no creo haya que perseguirle. En cuanto a usted, querido<br />

hijo, actúe lo mejor posible hasta el día en que se le agoten sus recursos.<br />

Aproveche esta ocasión para abandonarse como nunca en la Provi<strong>de</strong>ncia.<br />

No se preocupe, en absoluto por nada.<br />

Es posible que las pasiones se hayan <strong>de</strong>satado en parte <strong>de</strong>l pueblo contra<br />

el H. Atcher y el hecho <strong>de</strong> que no se haya llevado bien con el párroco y<br />

con la hermana <strong>de</strong> éste, no ha facilitado en nada el arreglo <strong>de</strong> las cosas.<br />

Es probable también que el ambiente <strong>de</strong> los meses siguientes a la<br />

Revolución <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1848 haya <strong>de</strong>satado las lenguas anticlericales en<br />

ese rincón <strong>de</strong> Borgoña, muy poco religioso. Pero el hecho <strong>de</strong> que el H.<br />

Atcher sea buscado, que él sienta la necesidad <strong>de</strong> pasar la frontera, que<br />

algunos jóvenes sean juzgados y sobre todo que haya sido con<strong>de</strong>nado a<br />

cinco años <strong>de</strong> prisión, <strong>de</strong>nota claramente que su conducta era reprensible.<br />

Este episodio resume muy bien las dificulta<strong>de</strong>s que se aprecian en la<br />

gestión <strong>de</strong>l personal <strong>de</strong> la Congregación. También nos revela la lectura<br />

que el P. Querbes hace <strong>de</strong>l evento (atolondramiento…falta <strong>de</strong> juicio…la<br />

13


pasión exagera los errores… más <strong>de</strong>sgraciado que culpable), lectura que<br />

no se consi<strong>de</strong>raría hoy día como compasión loable.<br />

Los paliativos<br />

El P. Querbes tomó dos medidas para frenar las numerosas bajas y las<br />

dispensas que tan fácilmente concedía el car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Bonald. No se sabe a<br />

quienes afectaron, ni durante cuánto tiempo estuvieron en vigor.<br />

El voto <strong>de</strong> estabilidad<br />

El P. Faure escribe a un párroco en abril <strong>de</strong> 1854: “El Sr. Querbes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

hace dos años, ha dispuesto que se añada a la fórmula <strong>de</strong> los votos,<br />

señalada en el estatuto 7, capítulo II, el siguiente voto <strong>de</strong> estabilidad: [“]<br />

Y prometo a<strong>de</strong>más estabilidad en dicha Congregación, consciente <strong>de</strong> no<br />

po<strong>de</strong>r ser dispensado <strong>de</strong> este voto <strong>de</strong> estabilidad más que por el Soberano<br />

Pontífice o por el Reverendo Director principal <strong>de</strong> los <strong>Clérigos</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong><br />

<strong>Viator</strong> [“]. Ha dispuesto ese mismo complemento para los votos<br />

temporales.” No habiéndose conservado ninguna fórmula <strong>de</strong> profesión<br />

escrita y firmada <strong>de</strong> ningún religioso, resulta imposible verificar si los<br />

Hermanos, a partir <strong>de</strong> 1852 y posteriormente, hasta una fecha<br />

<strong>de</strong>sconocida, han integrado bien este complemento, a la fórmula prevista<br />

por los estatutos. Sin embargo, difícilmente se pue<strong>de</strong> poner en duda la<br />

información: el P. Faure, aunque a veces se pier<strong>de</strong> en menu<strong>de</strong>ncias, no<br />

tiene la costumbre <strong>de</strong> inventar. Se sabe a<strong>de</strong>más, que el P. Querbes tenía<br />

mucho interés en añadir esta obligación a los compromisos <strong>de</strong> los<br />

Hermanos. De este modo, quería reaccionar ante las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong><br />

dispensa que se hacían <strong>de</strong>masiado a menudo por una cabezonada y las<br />

que se dirigían directamente al arzobispado.<br />

El registro <strong>de</strong> salidas da a conocer, en la <strong>de</strong>cena <strong>de</strong> 1842-1851, los<br />

nombres <strong>de</strong> 60 religiosos que abandonaron la Congregación, sea al<br />

finalizar el período <strong>de</strong> sus votos temporales, sea antes <strong>de</strong> finalizar dicho<br />

período, con o sin dispensa. A<strong>de</strong>más, ciertas dispensas eran concedidas<br />

por el Arzobispo <strong>de</strong> Lyon. Por eso en octubre <strong>de</strong> 1844, el H. Juan María<br />

Gaillard se dirigió al Car<strong>de</strong>nal cuando ya el P. Querbes había tomado otras<br />

disposiciones sobre él. El H. Archirel, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong>l sacerdocio, recurrió<br />

también al car<strong>de</strong>nal para hacerse capuchino. En carta al arzobispo, el P.<br />

Querbes dio su parecer <strong>de</strong>sfavorable: Le he contestado a (Archirel) que<br />

según Derecho yo no puedo oponerme a que un religioso nuestro pase <strong>de</strong><br />

nuestra Congregación a una Or<strong>de</strong>n Solemne y austera, pero mi parecer<br />

(…) es que no tiene esa vocación (…). Yo no creo que quiera ser<br />

capuchino. Lo que pasa es que sus trámites son fruto no <strong>de</strong> la reflexión<br />

profunda ni <strong>de</strong> una atracción seria, sino <strong>de</strong> una rigi<strong>de</strong>z y <strong>de</strong> una<br />

cabezonería <strong>de</strong> carácter que es común a los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> su<br />

familia. El H. Saulin, agobiado <strong>de</strong> trabajo en Fourchambault (Nièvre), cayó<br />

en <strong>de</strong>presión y como no veía que llegase ninguna ayuda, acudió al<br />

arzobispo, que le dio la dispensa. El H. Linossier, también acudió al<br />

car<strong>de</strong>nal. También han podido darse otros casos, pero que no han <strong>de</strong>jado<br />

huella en la correspon<strong>de</strong>ncia conservada.<br />

14


El H. Linossier, sacristán en Fourvière, podía ser reemplazado sin ninguna<br />

dificultad. No era el caso <strong>de</strong> los HH Archirel, Clavel, Biron, Roulet,<br />

apreciados directores <strong>de</strong> escuela. Estas salidas alteraban los servicios. El<br />

P. Querbes se lo hizo enten<strong>de</strong>r al arzobispo: La Iglesia necesita hoy<br />

congregaciones religiosas <strong>de</strong>dicadas a la enseñanza, sobre todo en las<br />

al<strong>de</strong>as hacia las que se dirigen los esfuerzos <strong>de</strong> la impiedad. Se pi<strong>de</strong><br />

libertad <strong>de</strong> enseñanza, pero si en efecto se consiguiera no se sabría qué<br />

hacer, por falta <strong>de</strong> sujetos capaces <strong>de</strong> luchar contra los maestros<br />

formados en las escuelas oficiales. Por eso cuando se encuentran sujetos<br />

capaces, formados a duras penas y con gran<strong>de</strong>s gastos, es seguro que la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios en estos tiempos calamitosos en que vivimos, es que<br />

trabajen según la capacidad <strong>de</strong> sus talentos. (…) Des<strong>de</strong> hace dos o tres<br />

años, anualmente nos hacen pasar por esta prueba cruel. Uno se va a un<br />

seminario diciéndonos, sin que nos haya consultado, que ya tiene la<br />

dispensa; otro se va a su casa, según dice con permiso <strong>de</strong> su confesor y<br />

muere poco <strong>de</strong>spués, consumido <strong>de</strong> remordimientos y maldiciendo el día<br />

<strong>de</strong> su salida. Otro se va a la Trapa, <strong>de</strong>ja todo <strong>de</strong>sorganizado, con su salida<br />

y vuelve tres meses <strong>de</strong>spués; tal es el caso <strong>de</strong>l H. Archirel. Todos dicen<br />

seguir el consejo <strong>de</strong> su confesor. Si las cosas <strong>de</strong>ben seguir así será<br />

imposible que la Congregación pueda cumplir sus fines.<br />

Este alegato interesado, es comprensible, pero no irrefutable; si la<br />

formación y los <strong>de</strong>stinos <strong>de</strong> los Hermanos hubieran estado asegurados<br />

eficazmente en la Congregación, quizá los religiosos se hubieran<br />

preocupado menos <strong>de</strong> mirar a otra parte. Pero en el ardor <strong>de</strong> la acción y<br />

en la necesidad <strong>de</strong> personal, el P. Querbes piensa haber encontrado una<br />

solución, que expone al arzobispo en esa misma carta: Para evitar estos<br />

inconvenientes, necesita nuestra Congregación la piedra fundamental, la<br />

que no fue introducida para los hermanos <strong>de</strong> la Doctrina Cristiana hasta<br />

que lo solicitaron, una vez convencidos, tras varios años <strong>de</strong> experiencia.<br />

Hay que añadir a nuestros estatutos un voto <strong>de</strong> estabilidad, es <strong>de</strong>cir que<br />

los Hermanos no puedan ser dispensados más que con el consentimiento<br />

<strong>de</strong>l Superior competente y la autoridad <strong>de</strong>l Soberano Pontífice. Sin esto la<br />

Congregación vacillará siempre en sus bases. Nuestros mejores sujetos,<br />

siempre aislados, siempre relacionados con personas, con eclesiásticos<br />

que les dicen que tienen <strong>de</strong>masiados talentos para quedarse como están,<br />

se verán siempre tentados. Es preciso que puedan tener la esperanza <strong>de</strong><br />

llegar al sacerdocio en la Congregación He pensado en esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />

mucho tiempo. Lo he expuesto en Roma; me han contestado que no<br />

habría dificulta<strong>de</strong>s, si su Eminencia se dignara apoyar mi solicitud. No<br />

puedo ya echarme atrás. Después <strong>de</strong>l retiro que empezará hoy y <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> nuestros Hermanos, tras las fiestas <strong>de</strong> Todos los<br />

<strong>San</strong>tos que se celebrarán <strong>de</strong> inmediato, tendré el honor <strong>de</strong> solicitar <strong>de</strong> V.E<br />

el permiso para ir a Roma.<br />

Entre esta propuesta al car<strong>de</strong>nal, que data <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1846 y el mes<br />

<strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1852, no se encuentra nada que nos permita seguir la<br />

evolución <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong>l P. Querbes sobre este punto. No parece<br />

haber abandonado su proyecto y según el P. Faure, lo impuso<br />

15


autoritariamente en 1852, en contra <strong>de</strong>l parecer <strong>de</strong> los que le ro<strong>de</strong>aban:<br />

“Este complemento se ha añadido por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Sr. Querbes, Director<br />

principal <strong>de</strong>l Instituto, sin que haya contado con la opinión <strong>de</strong>l Discretorio,<br />

cuyo parecer se exige para asuntos importantes y más en este caso<br />

estando en contra <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> sus miembros, a los que se lo había<br />

comentado los días anteriores, en conversación ordinaria” El capítulo<br />

siguiente volverá sobre el tema.<br />

La dispensa reservada<br />

Según el P. Faure, el profeso, al emitir el voto <strong>de</strong> estabilidad, aceptaba no<br />

“querer obtener dispensa <strong>de</strong> esta promesa más que por el Soberano<br />

Pontífice o por el Director principal <strong>de</strong>l Instituto”, es <strong>de</strong>cir que se<br />

comprometía a no acudir al arzobispo <strong>de</strong> Lyon.<br />

Los estatutos aprobados en Roma otorgaban al Superior el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

dispensa <strong>de</strong> votos. Antes <strong>de</strong>l 27 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1838, cuando la<br />

Congregación era aún <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho diocesano, la petición <strong>de</strong> “retirarse<br />

voluntariamente” <strong>de</strong>bía ser solicitada al arzobispo y concedida por él. La<br />

revisión hecha a los estatutos con vistas a presentarlos en Roma no<br />

cambió esta disposición. Según parece, en Roma y a sugerencia <strong>de</strong> P.<br />

Rozaben “el Director principal <strong>de</strong> la Sociedad sustituyó al Arzobispo. Este<br />

cambio se sometió a la aprobación <strong>de</strong> Monseñor <strong>de</strong> Pins, el 6 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong><br />

1838, que aprobó plenamente la nueva redacción. El P. Querbes no trató<br />

pues <strong>de</strong> reservarse el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> dispensa <strong>de</strong> votos, pero obtuvo ese<br />

<strong>de</strong>recho y lo llevó a la práctica.<br />

Sin embargo, los Hermanos seguían pidiendo la dispensa <strong>de</strong> votos al<br />

car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Bonald y éste se la concedía. ¿Estaban mal informados? En<br />

sus instrucciones a los novicios, al menos en lo conservado por escrito, el<br />

H. Liauhtaud aborda rápidamente la cuestión, aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong><br />

vista <strong>de</strong> la exclusión o <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spido, pero no como respuesta a la solicitud<br />

personal <strong>de</strong>l religioso. La costumbre que el superior tenía <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar cartas<br />

sin respuesta, podía haber movido a los Hermanos a recurrir al arzobispo.<br />

Hacia 1844, el P. Querbes escribió al P. Rozaben: Uno <strong>de</strong> nuestros<br />

Hermanos ha salido <strong>de</strong> nuestra Sociedad sin esperar el permiso <strong>de</strong>l<br />

Director Principal. Después ha pedido la dispensa <strong>de</strong> sus tres votos<br />

temporales <strong>de</strong> pobreza, castidad y obediencia, y el Reverendísimo Obispo<br />

se la ha concedido, sin ponerlo en cocimiento <strong>de</strong>l Director Principal <strong>de</strong> la<br />

Sociedad. ¿Hay algo <strong>de</strong> irregular en esta forma <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego es contraria a la letra <strong>de</strong> nuestros estatutos? No se conoce la<br />

respuesta. En 1845, se hizo una nueva consulta sobre el mismo tema al<br />

P.<strong>de</strong> Villefort que respondió con gran precisión: “Cuanto a las dificulta<strong>de</strong>s<br />

que usted encuentra por parte <strong>de</strong> nuestros señores Obispos, este punto es<br />

mucho más <strong>de</strong>licado. Según los teólogos, ellos tienen el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

dispensa <strong>de</strong> votos temporales, a menos que en ciertos casos particulares,<br />

este <strong>de</strong>recho haya sido restringido por el Soberano Pontífice. Vuestros<br />

estatutos no son lo bastante explícitos en esta materia. El artículo VII que<br />

dice: “La práctica <strong>de</strong> estas promesas es la misma que la seguida en<br />

16


ór<strong>de</strong>nes y congregaciones aprobadas por la Iglesia” es <strong>de</strong>masiado<br />

ambigua: Pues esta práctica varía mucho entre ór<strong>de</strong>nes y congregaciones,<br />

a no ser que se trate <strong>de</strong> votos solemnes, o <strong>de</strong> la profesión religiosa,<br />

estrictamente entendida en el sentido que el <strong>de</strong>recho canónico da a esta<br />

palabra. Me parecería bien que usted solicitara una explicación, sobre este<br />

asunto, a la Congregación <strong>de</strong> Obispos y regulares. Podría usted exponer<br />

que el artículo citado <strong>de</strong>ja <strong>de</strong>masiada incertidumbre sobre la práctica <strong>de</strong><br />

los votos en su Congregación, sobre todo en lo referente a la dispensa <strong>de</strong><br />

esos votos; y suplicar en consecuencia a la Congregación que <strong>de</strong>clare que<br />

los miembros <strong>de</strong> la Asociación <strong>de</strong> los Catequistas <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong> no podrán<br />

dirigirse al Ordinario <strong>de</strong>l lugar, en el que ejercen su actividad, para<br />

obtener esta dispensa sin haber informado antes al Director principal y<br />

recibido su respuesta; o bien <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberla solicitado en primer<br />

lugar al Director principal.”<br />

El P. Villefort ofrecía una buena solución para resolver la dificultad, pero<br />

no iba en la línea <strong>de</strong>l superior. Se ha visto en qué términos el P. Querbes<br />

había comunicado su punto <strong>de</strong> vista al car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Bonald, en 1846, a<br />

propósito <strong>de</strong>l H. Archirel. Manifestó su sentir <strong>de</strong> forma aún más nítida<br />

todavía, cuatro años <strong>de</strong>spués, cuando el H. Saulin obtuvo la dispensa <strong>de</strong>l<br />

arzobispo. Escribió al Hermano: A pesar <strong>de</strong>l profundo respeto que profeso<br />

a la autoridad <strong>de</strong> mi Superior Diocesano, me veo obligado a <strong>de</strong>cirle en<br />

conciencia que consi<strong>de</strong>ro la dispensa que se le ha concedido como<br />

radicalmente nula. Ésta se apoya sólo en el parecer <strong>de</strong> algunos teólogos<br />

que sostienen que el Obispo tiene ese <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> dispensa <strong>de</strong> los votos<br />

simples, aunque se encuentren cláusulas contrarias en las normas o<br />

escritos Pontificios, a no ser que haya al mismo tiempo una prohibición<br />

expresa al respecto. Pero 1º. No es tal la jurispru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong><br />

Roma, y no es <strong>de</strong> esta forma como se entien<strong>de</strong> la cláusula en cuestión,<br />

puesto que ha sido necesario obtener la renuncia <strong>de</strong> Monseñor el<br />

Arzobispo <strong>de</strong> Lyon, cuando la Congregación <strong>de</strong> Obispos y regulares ha<br />

querido introducir esta cláusula en nuestros reglamentos. 2º Cuanto a<br />

esta opinión <strong>de</strong> los teólogos aunque fuese rigurosamente exacta, no sería<br />

aplicable en el caso en que usted se encuentra. Debiera haber acudido a<br />

su obispo, y no al car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> Lyon, para que le concedieran la dispensa<br />

<strong>de</strong> los votos .Dicho esto, yo <strong>de</strong>biera, para una mayor seguridad, dar mi<br />

asentimiento a esta dispensa y a ello estaría dispuesto, si usted hubiera<br />

preparado su salida con más serenidad y no llevado <strong>de</strong> impresiones vivas<br />

y apasionadas. Cálmese, cuí<strong>de</strong>se, pronto buscaré a alguien que le<br />

reemplace y entonces… a la paz <strong>de</strong> Dios…a quien ruego le ilumine y dé<br />

fortaleza. Por su parte el car<strong>de</strong>nal, creyó estar en su <strong>de</strong>recho y lo<br />

manifestó al superior: “Le envío, Señor párroco, una carta que he recibido<br />

<strong>de</strong>l Hermano que está en Fourchambault. Cuando estaba en Lyon, en<br />

verdad era yo su Ordinario. Repase sus estatutos respecto a la dispensa”<br />

¿A qué artículo se refiere el car<strong>de</strong>nal?, ¿al que autoriza al Director<br />

principal a dispensar <strong>de</strong> los votos (Art. 6)? ¿o más bien al que cita el P.<br />

Villefort: “La práctica <strong>de</strong> estas promesas es la misma que la seguida en las<br />

Ór<strong>de</strong>nes y Congregaciones aprobadas por la Iglesia” (Art. 7)? Si bien las<br />

17


cuestiones canónicas todavía no han sido fijadas como lo serán tras la<br />

aparición <strong>de</strong> Derecho Canónico (1917), se admitía que sólo el Papa podía<br />

dispensar <strong>de</strong> los votos solemnes y <strong>de</strong> un cierto número <strong>de</strong> votos<br />

particulares. Por su parte los obispos se beneficiarían, pero sólo en su<br />

diócesis, <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> dispensar <strong>de</strong> los votos, salvo en los casos<br />

reservados al papa. Este era el caso <strong>de</strong> los votos simples.<br />

En una nota, el P. Faure vuelve brevemente sobre el complemento <strong>de</strong> los<br />

votos <strong>de</strong> religión y constata: “En vez <strong>de</strong> enredar a los sujetos con<br />

coacciones, sería mucho mejor facilitarles medios <strong>de</strong> formación, cuidados<br />

espirituales en los establecimientos, <strong>de</strong>spido <strong>de</strong> la Congregación <strong>de</strong><br />

sujetos nada edificantes, cuidar un ambiente <strong>de</strong> afecto y bienestar<br />

material, que <strong>de</strong>ja mucho que <strong>de</strong>sear en <strong>de</strong>masiados establecimientos, en<br />

fin ocupándose <strong>de</strong> ellos, algo que no se hace”. Observaciones <strong>de</strong> muy<br />

buen sentido, aunque provengan <strong>de</strong> un apocado, que ha soñado mucho en<br />

su vida y que apenas ha formado a los que le habían sido confiados.<br />

Establecimientos poco consolidados<br />

El P. Querbes fundó 152 establecimientos, 93 antes <strong>de</strong> 1851; 59, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

1851 (extensión a toda Francia) hasta su muerte, en 1859. De los 152<br />

establecimientos, 17 al menos han llegado hasta 1900 (11,1%), los 135<br />

restantes han <strong>de</strong>saparecido antes <strong>de</strong> acabar el siglo, y a veces tras muy<br />

corta existencia; 54 establecimientos (35,5%) sólo han durado <strong>de</strong> uno a<br />

cinco años; otros 34 (22,3%) <strong>de</strong> seis a diez años. La duración <strong>de</strong> las obras<br />

nacidas antes <strong>de</strong> 1851 han sido más breves que la <strong>de</strong>l segundo período;<br />

11,3 años <strong>de</strong> media para las primeras frente a 13,9 años para las otras.<br />

Es cierto que con toda obra que nace ha <strong>de</strong> haber garantías, se han <strong>de</strong><br />

establecer sus normas y experimentarlas. La confrontación con la realidad<br />

lleva consigo sinsabores y fracasos. Por otra parte, en la época en la que<br />

los <strong>Clérigos</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong> comienzan a exten<strong>de</strong>rse, la situación política <strong>de</strong><br />

Francia y las diversas medidas legislativas en favor <strong>de</strong> la Enseñanza<br />

Primaria, crearon una competitividad, entre autorida<strong>de</strong>s académicas,<br />

municipales y parroquiales. Esto originó aperturas <strong>de</strong> escuelas mal<br />

preparadas, con plantillas <strong>de</strong> maestros <strong>de</strong> formación incompleta, y no<br />

solamente en el campo pedagógico. Por otra parte, el interés por<br />

respon<strong>de</strong>r a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las parroquias pobres equivalía a veces a<br />

respon<strong>de</strong>r con un religioso aislado en una al<strong>de</strong>a. Las consecuencias no<br />

eran siempre satisfactorias para el mismo: con un sacerdote, a veces<br />

difícil para la convivencia, pérdida <strong>de</strong> relaciones comunitarias, falta <strong>de</strong><br />

seguimiento por parte <strong>de</strong>l Superior y correo escaso que hacía más difícil<br />

esa relación.<br />

La lejanía<br />

Con el tiempo, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las escuelas ha agrandado el mapa <strong>de</strong> las<br />

implantaciones <strong>de</strong> la Sociedad, en principio hacia el Noroeste<br />

(Nivernesado), <strong>de</strong>spués hacia el Sur (Ardèche, Vaucluse, Gard, Hérault) y<br />

el norte (Saône-y-Loire, Côte d´Or, Doubs), y algunos puntos aislados en<br />

18


Giron<strong>de</strong> o en el Tarn, y años más tar<strong>de</strong>, en el Oeste (Creuse, Dordogne) y<br />

<strong>de</strong>spués en París. En el momento <strong>de</strong> la Aprobación Pontifica, 11 <strong>de</strong> los 16<br />

establecimientos, hasta entonces abiertos, se encontraban en la zona<br />

lionesa (o sea el 68,7%). Diez años más tar<strong>de</strong>, la periferia prevalece<br />

sobre el centro, pues los tres <strong>de</strong>partamentos <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Lyon no<br />

cuentan más que con 19 establecimientos, <strong>de</strong> los 41 abiertos (46,3%).<br />

Este <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>bería haber promovido un cambio en el modo <strong>de</strong><br />

dirección. Pero las estructuras administrativas no cambiaron a pesar <strong>de</strong><br />

que los estatutos sí que lo hubieran permitido. El artículo 29 preveía en<br />

efecto que varias escuelas podrían ser dirigidas por un Síndico. El artículo<br />

siguiente <strong>de</strong>sarrollaba el contenido <strong>de</strong> esta función: Los regentes y los<br />

síndicos (…) estarán encargados <strong>de</strong> visitar los establecimientos, <strong>de</strong><br />

mantener en ellos la disciplina y <strong>de</strong> dar cuenta al Director ordinario, en<br />

fechas señaladas, <strong>de</strong> todas las inci<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>l establecimiento y lo antes<br />

posible en casos urgentes. Si bien el tema disciplinario, prevalecía con<br />

mucho, sobre el aspecto <strong>de</strong> la animación, el síndico cuidaba <strong>de</strong> que los<br />

religiosos aislados o frágiles no estuvieran largo tiempo solos, no cayesen<br />

en el <strong>de</strong>saliento, o no perdiesen el sentido <strong>de</strong> sus compromisos religiosos.<br />

Solo el Nivernesado se dotó <strong>de</strong> un síndico. El director <strong>de</strong> Nevers (el P.<br />

Faure, el Hermano Liauthaud) y <strong>de</strong>spués, cuando se cerró la casa, el<br />

director <strong>de</strong> Pougues (Hº Prud´ homme) ocuparon este cargo. Visitaron los<br />

establecimientos, dieron su informe, hicieron propuestas sobre personas y<br />

sobre apertura o cierre <strong>de</strong> establecimientos. Aun siendo sus po<strong>de</strong>res<br />

limitados y que ninguno había tratado <strong>de</strong> ampliarlos, su rol fue reconocido<br />

no sólo por los hermanos sino también por el obispo <strong>de</strong> Nevers, los<br />

patronos <strong>de</strong> Fourchambault y <strong>de</strong> los párrocos que acudían a ellos. Se<br />

pue<strong>de</strong> añadir a su favor, que siendo un país rudo y con un clero a menudo<br />

difícil, la continuidad <strong>de</strong> las escuelas no se hubiera podido lograr por<br />

mucho tiempo sin ellos.<br />

Ninguna otra asociación <strong>de</strong> casas se constituyó. A veces dos escuelas<br />

próximas llegaban a apoyarse. Tal fuel caso <strong>de</strong> Sumène (Gard) y Ganges<br />

(Hérault), separadas por algunos kilómetros. En menor medida,<br />

Malaucène y Cucuron (Vaucluse) se ayoyaron también. Pero fueron<br />

excepciones.<br />

Aislados, muy poco visitados, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> una correspon<strong>de</strong>ncia<br />

aleatoria con Vourles, muchas escuelas resultaban muy inestables: Cézac<br />

en Giron<strong>de</strong>, Recologne y Orchamps-Vennes en Doubs, Frolois en Côte<br />

d„Or, Montfaucon en Gard, Salles Sur Cérou y Saint–Sulpìce en Tarn,<br />

Villetoureix y Vanxains, en Dordogne, Crocq en la Creuse… y muchas más<br />

todavía, algunas a poca distancia <strong>de</strong> Lyon. El aislamiento causaba a veces<br />

auténticos dramas: cuando el H. Pierry, solo en Montfauçon, sufre<br />

alucinaciones hasta per<strong>de</strong>r la cabeza no es un regente, ni síndico, ni un<br />

superior quien le recoge sino la gendarmería, que le lleva a la cárcel. El<br />

alejamiento <strong>de</strong>l H. Atcher, en Cucuron primero, en Orchamps–Vennes<br />

<strong>de</strong>spués, ocasionó los <strong>de</strong>sastres ya conocidos.<br />

19


Convenios poco respetados<br />

Des<strong>de</strong> 1841, el P. Querbes había hecho imprimir dos tipos <strong>de</strong> convenios<br />

para tratar con los fundadores <strong>de</strong> una escuela; uno para escuela con un<br />

solo religioso y el otro para escuela con varios <strong>Clérigos</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong>. Una<br />

nueva edición, puesta al día, se hizo en 1845 ó 1846.<br />

Por un religioso, el convenio preveía que se pasara a la casa madre una<br />

cuota, como prima <strong>de</strong> fundación, <strong>de</strong> 500 F. El Hermano recibiría<br />

alojamiento, alimentación, lavado <strong>de</strong> ropa y calefacción, en el presbiterio<br />

o en otro lugar elegido por el sacerdote. Debía recibir un salario anual <strong>de</strong><br />

300 F. Los gastos <strong>de</strong>l primer viaje y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>splazamiento anual a Vourles,<br />

le serían abonados. Para dos religiosos, la prima <strong>de</strong> fundación sería <strong>de</strong><br />

800 F. y para tres <strong>de</strong> 1.000, mientras que el salario anual seria<br />

respectivamente <strong>de</strong> 1.100 F. y <strong>de</strong>1.600. Un artículo <strong>de</strong>sarrollaba lo que se<br />

<strong>de</strong>bía poner a disposición <strong>de</strong> dos o tres religiosos en cuanto a mobiliario,<br />

ropa <strong>de</strong> cama y objetos usuales. Un segundo punto se refería a los locales<br />

<strong>de</strong> la escuela, una escuela bien orientada, bien aireada, bien iluminada y<br />

<strong>de</strong> una extensión a<strong>de</strong>cuada para el número <strong>de</strong> alumnos que se esperan, a<br />

razón <strong>de</strong> aproximadamente 80 centímetros <strong>de</strong> lado por cada alumno (0,64<br />

m/2). El artículo señalaba también la lista <strong>de</strong> muebles y objetos<br />

necesarios que harían falta: mesa pupitre <strong>de</strong>l profesor, armario, mesas,<br />

bancos, sillas, estufa, reloj, cuadros, mapas, etc..<br />

Solía ocurrir que antes <strong>de</strong> firmar, algunos curas o alcal<strong>de</strong>s expresaban<br />

<strong>de</strong>seos o reservas sobre un punto u otro <strong>de</strong>l convenio, lo más a menudo<br />

sobre la prima <strong>de</strong> fundación que <strong>de</strong>bía aportarse en sola una entrega,<br />

antes <strong>de</strong> la apertura <strong>de</strong> la escuela y también <strong>de</strong>l cobro <strong>de</strong> los gastos <strong>de</strong><br />

viaje. Las reservas se referían raramente a la tarifa anual cuyo montante<br />

era más bajo que el pedido por los Hermanos <strong>de</strong> la Escuelas Cristinas o<br />

por los Maristas.<br />

El trato no era como para echar las campanas al vuelo, pero los<br />

Hermanos podrían <strong>de</strong>senvolverse y las condiciones materiales, previstas<br />

en la convención, les permitirían mantener la escuela en condiciones<br />

correctas. Pero para muchos las cosas no fueron así, porque <strong>de</strong> hecho se<br />

funcionaba a menudo <strong>de</strong> otra manera.<br />

Des<strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la Sociedad, las urgencias <strong>de</strong><br />

respon<strong>de</strong>r a <strong>de</strong>mandas urgentes acortaban el tiempo <strong>de</strong> negociación y los<br />

Hermanos partían para Bor-et-Bar, Saint- Salvadou, <strong>San</strong>vensa (Aveyron),<br />

Donjon, Cosne-sur-l´oeil (Allier), Germigny, Thianges, Azy-le-Vif (Nièvre)<br />

y a otros lugares sin saber las condiciones reales que encontrarían en<br />

al<strong>de</strong>as alejadas. La Correspon<strong>de</strong>ncia recibida, refleja la mezquindad <strong>de</strong><br />

muchos fundadores <strong>de</strong> escuelas. Algunos pagaban mal o con retrasos<br />

<strong>de</strong>masiado largos para los Hermanos. Otros los alojaban en locales que en<br />

nada se parecían a los que mencionaban los convenios. En la<br />

correspon<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los Hermanos, las quejas contra los curas y los<br />

alcal<strong>de</strong>s, que imponen pésimas condiciones, es sin duda alguna el tema<br />

20


que llega en segunda posición, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las quejas contra el silencio <strong>de</strong>l<br />

P. Querbes.<br />

El H. Juan Pablo Pierry, enviado a Azy-le-Vif (Nièvre), <strong>de</strong>scribe con<br />

precisión notarial el ambiente don<strong>de</strong> le tocará vivir: “Esta especie <strong>de</strong> sala<br />

que me sirve <strong>de</strong> aula <strong>de</strong> clase, <strong>de</strong> dormitorio, <strong>de</strong> cocina, <strong>de</strong> granero, y <strong>de</strong><br />

bo<strong>de</strong>ga, tiene 5,50 metros <strong>de</strong> longitud y 5 metros <strong>de</strong> anchura. La altura<br />

sólo es <strong>de</strong> 2,30 metros, con dos pequeñas ventanas <strong>de</strong> 1,16 metros <strong>de</strong><br />

altura. No hay letrinas; me veo obligado a ir al campo, alejado 167<br />

metros <strong>de</strong> la escuela”. El H. Alfonso Couturier va a abrir la escuela <strong>de</strong><br />

Sevelinge (Loira). Al llegar no encuentra ni cama, ni sillas, ni ropa, ni<br />

vajilla y tiene que ir a una fonda, <strong>de</strong> pensión. El H. Jorge Roulet, en<br />

Orchamps-Vennes (Doubs) afirma: “Nuestro alojamiento es muy poco<br />

a<strong>de</strong>cuado: nuestras aulas <strong>de</strong> clase son <strong>de</strong>masiado pequeñas y están mal<br />

distribuidas; en toda nuestra barraca, permítaseme la expresión, no<br />

tenemos un escritorio, ni un armario para guardar el traje, la ropa y lo<br />

mismo pasa en la escuela. (…) Llevamos ya 8 años y no acaban <strong>de</strong><br />

completar todo el material convenido para el establecimiento. (…). En<br />

cuanto a las clases: las mesas mal hechas, todas <strong>de</strong>svencijadas y en ellas<br />

los niños muy mal acomodados” El H. Clamaron acompaña a los<br />

Hermanos que trabajan en la escuela <strong>de</strong> Létra (Ródano)): “Los señores<br />

Jacquemin y Jal tendrán que aguantar sin duda el primer año; el local es<br />

pequeñísimo; todo lo que tienen son dos salas; una en la planta baja y<br />

otra en el primer piso; esta última sala <strong>de</strong>be servirles para clase, cocina,<br />

refectorio, dormitorio, en una palabra no pue<strong>de</strong>n prescindir <strong>de</strong> ella;<br />

únicamente el Sr. Jal, que dará su clase en la planta baja. En Saint-<br />

Genest Lerpt (Ródano) el Hermano Enrique Morand tuvo que dormir<br />

durante dos años en “un granero, con las estrellas arriba y gran<strong>de</strong>s<br />

grietas abajo“. En Salles-Curan (Aveyron) el aula está en la planta<br />

primera, encima <strong>de</strong> una pocilga <strong>de</strong> la que le separa un piso <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra<br />

agrietado. En Donjon (Allier) los Hermanos viven en “una humil<strong>de</strong> cárcel”,<br />

en la que dan clase y no disponen ni <strong>de</strong> patio, ni jardín, ni letrinas, pero sí<br />

<strong>de</strong> vecinos encima, <strong>de</strong>bajo, <strong>de</strong>ntro, fuera, por todas partes”. Y así se<br />

podrían multiplicar los ejemplos.<br />

Bastantes Hermanos no conocían sus <strong>de</strong>rechos, ni las condiciones que<br />

habían sido establecidas para ellos. Otros, llegaban a la parroquia sin que<br />

ningun convenio se hubiera establecido entre las autorida<strong>de</strong>s y el P.<br />

Querbes. Es el caso <strong>de</strong>l H. Antonio Thion. En junio <strong>de</strong> 1847, el párroco <strong>de</strong><br />

Saint- André –<strong>de</strong>- Najac (Aveyron), que tuvo ocasión <strong>de</strong> conocer a los<br />

Hermanos <strong>de</strong> Bor-et-Bar, una parroquia vecina a la suya, escribió a<br />

Vourles para conseguir un Hermano y <strong>de</strong>seaba conocer el resultado <strong>de</strong> la<br />

petición a fin <strong>de</strong> organizarse convenientemente. No parece que recibiese<br />

respuesta alguna, ya que el H. Cibiel, regente <strong>de</strong> Bor-et-Bar recuerda la<br />

petición <strong>de</strong>l párroco, su dirección y aña<strong>de</strong>: “Si le atien<strong>de</strong> en su <strong>de</strong>manda,<br />

él le dirá, una vez recibida la respuesta, el salario que podrá dar al<br />

religioso durante este año“. En noviembre <strong>de</strong> 1849, algunos días <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> su llegada a Saint André <strong>de</strong> Najac, el H. Thion escribe: “Era para la<br />

parroquia <strong>de</strong> Saint André para la que el Sr. Cibiel le pedía un Clérigo. Allí<br />

21


estoy yo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 31 <strong>de</strong> octubre. Mi llegada sorprendió mucho al Señor<br />

Párroco, pues ya no tenía ninguna esperanza, al no recibir <strong>de</strong> usted<br />

ninguna respuesta. Pero esto ha extrañado mucho más a los habitantes,<br />

que no sabían nada <strong>de</strong> este asunto”. He ahí pues una escuela fundada sin<br />

que el fundador y el Superior <strong>de</strong>l religioso hayan intercambiado la menor<br />

información. El H. Cibiel fue a hacer los arreglos indispensables con el<br />

párroco, mientras que el H. Thion estaba al tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la parroquia<br />

vecina. El Hermano no parece que sufriera mucho por esta improvisación,<br />

ni por haber caído en un avispero local, en medio <strong>de</strong> intereses<br />

contradictorios <strong>de</strong> un párroco y un alcal<strong>de</strong> opuestos y <strong>de</strong> una población<br />

<strong>de</strong> “gente sencilla” y <strong>de</strong> “rojos”, que no compren<strong>de</strong>n el Occitano. Pero el<br />

H. Thion, con 24 años, tiene ya un carácter maduro. En cuanto al<br />

convenio, éste no se dio a conocer hasta el año siguiente y con algunas<br />

cláusulas más benévolas.<br />

Saint André <strong>de</strong> Najac no es un caso único. No hubo convenio en Salles<br />

Curan, Cornus, Nant y La Cavalerie, otras cuatro escuelas <strong>de</strong>l Aveyron.<br />

Ni tampoco en Thianges (Nièvre), a don<strong>de</strong> llegó el H. Denonfoux con la<br />

sorpresa <strong>de</strong> verse alojado en un camarote, en realidad <strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> la<br />

cocina <strong>de</strong> la casa cural, y se entera también que tiene que enseñar a<br />

chicos y chicas juntos, lo que está expresamente prohibido por el<br />

Directorio. Esta improvisación explica la corta duración <strong>de</strong> esta fundación.<br />

Y no fueron éstas, las únicas escuelas <strong>de</strong> fundación precaria.<br />

Como resultado <strong>de</strong> todo esto en muchos establecimientos las finanzas<br />

hacían agua y los Hermanos vivían <strong>de</strong> forma miserable, especialmente en<br />

cuanto a su vestido y equipamiento. Muchos regentes hubieran podido<br />

suscribir lo que Bachoud dice <strong>de</strong> la pequeña comunidad <strong>de</strong> La Louvesc<br />

(Ardèche): “Le confieso que me da vergüenza; parecemos más bien<br />

mendigos que Hermanos. (…) Vivimos muy mezquinamente”.<br />

El H. Bachoud era <strong>de</strong>masiado rústico como para preten<strong>de</strong>r hablar en<br />

nombre <strong>de</strong> todos sus Hermanos. Pero el H. Juan Pedro Parris, catequista<br />

mayor, preguntado por el padre Querbes, sobre algunas quejas, escribe:<br />

“Me he acordado que varias veces durante el año, charlando con el<br />

venerable y privilegiado Biron, hemos comentado que la miseria <strong>de</strong><br />

nuestros establecimientos se <strong>de</strong>bía a su <strong>de</strong>masiada facilidad <strong>de</strong> usted,<br />

para enviar sujetos, sin antes haber exigido un mobiliario suficiente y una<br />

pensión a<strong>de</strong>cuada, que nos permita ser dueños en nuestras casas. Señor<br />

Superior, lo que le digo es verdad, ya que los Señores párrocos se<br />

consi<strong>de</strong>ran libres para imponernos la persona <strong>de</strong> servicio que les place,<br />

entrometiéndose incluso en lo que comemos, viniendo cuando les place,<br />

alborotando, imponiendo ór<strong>de</strong>nes, avergonzándonos, en la iglesia y en las<br />

clases, es <strong>de</strong>cir tratándonos más o menos como a criados”.<br />

Cambios inoportunos<br />

Algunos establecimientos sufrieron a causa <strong>de</strong> cambios repetidos <strong>de</strong>l<br />

personal, regentes y adjuntos. El problema parece haber sido<br />

especialmente agudo al comienzo <strong>de</strong> los años 1840, cuando se<br />

22


multiplicaban los establecimientos. Apenas quedaba fundada una escuela<br />

o consolidada por un religioso apto, cuando <strong>de</strong> inmediato, el P. Querbes<br />

enviaba este religioso a fundar otra. En siete años el H. Juan Pedro<br />

Archirel pasa sucesivamente por Mars, Nîmes, Ganges y Fourchambault.<br />

En nueve años, el H. Juan Bautista Clavel dirige sucesivamente Saint-<br />

Etienne, Pougues, Saint-Didier-au-Mont-d‟Ôr, Dijon, Ganges, y Malaucène.<br />

Ambos son buenos maestros, y su <strong>de</strong>splazamiento no es por el<br />

<strong>de</strong>scontento que hubieran ocasionado sino todo lo contrario. Pero también<br />

podía suce<strong>de</strong>r que un religioso, poco hábil, emigrase <strong>de</strong> escuela en<br />

escuela hasta encontrar un puesto, en el que su presencia fuera menos<br />

nociva o hasta que <strong>de</strong>cidiera salirse <strong>de</strong> la Congregación. Es el caso <strong>de</strong><br />

Juan Pablo Pierry que <strong>de</strong> 1834 a 1848, pasa por nueve escuelas y cierra<br />

tres antes <strong>de</strong> ser expulsado.<br />

Algunos escasos establecimientos han conocido una gran estabilidad en su<br />

dirección, como Amplepuis (Ródano) don<strong>de</strong> el director y fundador, el H.<br />

Juan Pablo Blein fue inamovible <strong>de</strong> 1838 a 1885, año <strong>de</strong> su fallecimiento.<br />

Lo mismo ocurrió en la sacristía <strong>de</strong> Fourviére, con el H. Luis Fraigne, <strong>de</strong><br />

1838 a 1869. En estos dos casos se trata <strong>de</strong> dos fuertes personalida<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong> situaciones especiales (una escuela que va creciendo hasta necesitar<br />

diez religiosos y un centro <strong>de</strong> peregrinación) y <strong>de</strong> dos personas que saben<br />

colaborar: el Sr. Pomey en Amplepuis y el rector Puillet en Lyon. Pero no<br />

<strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser excepciones. Para la mayoría <strong>de</strong> los establecimientos la<br />

historia es distinta: en ocho años la sacristía <strong>de</strong> Saint Vincent (Lyon)<br />

conoce siete titulares, por la escuela <strong>de</strong> Saint-Didier-au-Mont-D‟Or<br />

(Ródano), pasan nueve directores en 22 años, por la <strong>de</strong> Cucuron<br />

(Vaucluse) ocho, <strong>de</strong> 1843 a 1858. De la misma manera la escuela <strong>de</strong><br />

Vourles ve <strong>de</strong>sfilar doce directores, <strong>de</strong> 1831 a 1858. Le ocurría a Querbes<br />

que colocaba cerca <strong>de</strong> él a Hermanos más ligeros <strong>de</strong> conducta, como dice<br />

a propósito <strong>de</strong> Convert: Se trata <strong>de</strong> uno que he colocado en la escuela <strong>de</strong><br />

Vourles para seguirle más <strong>de</strong> cerca.<br />

Estos cambios repetidos, que en muchos casos no eran anunciados ni<br />

negociados por los párrocos y alcal<strong>de</strong>s, provocaban un <strong>de</strong>scontento que a<br />

veces se manifestaba duramente. A la vuelta a las clases, párrocos y<br />

alcal<strong>de</strong>s veían llegar a un religioso <strong>de</strong>sconocido, para reemplazar a otro a<br />

quien habían ayudado a formarse, que incluso les <strong>de</strong>bía el título y<br />

nombramiento <strong>de</strong> Maestro comunal y <strong>de</strong>l cual a<strong>de</strong>más estaban contentos.<br />

Y por tanto vuelta a empezar. El abate Dupuis, coadjutor en Nuestra<br />

Señora <strong>de</strong> Fontaines (Ródano), resume las quejas contenidas en muchas<br />

cartas llegadas <strong>de</strong> diferentes puntos: “Des<strong>de</strong> hace dos años, nuestra<br />

escuela <strong>de</strong> Hermanos presenta un continuo <strong>de</strong>sfile <strong>de</strong> caras. Ya cansa.<br />

Está bien claro que estos cambios son mortales para la buena marcha <strong>de</strong><br />

las escuelas”. Con referencia a bastantes otras, las quejas son más<br />

mo<strong>de</strong>radas. El H. Juan Bautista Cha<strong>de</strong>l previene a su superior: “No hay<br />

nada que moleste y disguste tanto a las autorida<strong>de</strong>s como estos cambios”<br />

Al correr <strong>de</strong> los años los cambios <strong>de</strong> personal se hicieron menos<br />

frecuentes, en particular en 1848, pues el hecho <strong>de</strong> estar más pendiente<br />

23


<strong>de</strong> los acontecimientos políticos, se prestaba menos a previsiones. Pero en<br />

los últimos años, las fundaciones se multiplican, las entradas y salidas <strong>de</strong><br />

religiosos son más numerosas lo que obliga al P. Querbes a mover<br />

bastante el personal.<br />

Cuanto a la inestabilidad <strong>de</strong> ciertas escuelas, no todos los errores se<br />

pue<strong>de</strong>n achacar a los religiosos o a su superior. Los párrocos tienen su<br />

parte, tanto a veces su carácter esquivo, o su cuidado maniático <strong>de</strong><br />

controlarlo todo, <strong>de</strong>sestabilizan a los Hermanos que emplean. Para un H.<br />

José Plasse o un H. Clau<strong>de</strong> Robin, que plantan cara a su párroco, sobre<br />

todo en cuestiones económicas, cuántos otros hermanos <strong>de</strong>sarmados por<br />

párrocos un tanto inquietos, que juegan a regente o a inspector, que<br />

critican lo bien fundado <strong>de</strong>l Directorio o que, en pocos casos es cierto,<br />

abusan <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r espiritual frente a los religiosos. El párroco <strong>de</strong><br />

Germigny (Nièvre) escribe hipócritamente: “Permítame Señor superior<br />

que le haga conocer mi opinión sobre los Hermanos que usted envía a las<br />

al<strong>de</strong>as. Es preciso que se sometan bien a los párrocos y que no hagan<br />

nada importante sin consultarles (…) En una palabra <strong>de</strong>cirle, que el<br />

párroco <strong>de</strong>be tener vara alta en las escuelas y el Hermano <strong>de</strong>be<br />

someterse a la autoridad <strong>de</strong>l párroco, superior nato <strong>de</strong> los<br />

establecimientos religiosos, que se encuentran en su parroquia. Estos<br />

párrocos no se limitaban a emplear su autoridad legítima sino que<br />

abusaban <strong>de</strong> autoritarismo.<br />

Padres y Hermanos<br />

Las tres clases en que se dividían los catequistas <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong>, no<br />

constituían grupos perfectamente jerarquizados, aparte <strong>de</strong>l <strong>de</strong> los<br />

catequistas mayores que formaban en teoría el cuerpo dirigente <strong>de</strong> la<br />

Congregación. No era necesario ser religioso <strong>de</strong> votos perpetuos para ser<br />

regente, y cuanto al hábito, se tendía a la uniformidad. Mientras que los<br />

catequistas formados llevaban un vestido largo, que a juzgar por algunos<br />

<strong>de</strong>talles podía parecer una sotana, los catequistas <strong>de</strong> votos temporales<br />

llevaban una levita poco presentable, tanto que ciertos párrocos pedían<br />

que en la escuela los dos o tres Hermanos que en ella trabajaban,<br />

tuvieran el mismo atuendo.<br />

Aparte <strong>de</strong> las tres clases estatutarias, el hecho <strong>de</strong> que la Congregación<br />

comprenda sacerdotes y hermanos suscitó a la larga una división<br />

perjudicial, al buen espíritu <strong>de</strong> la comunidad. Los sacerdotes catequistas<br />

formaban una suerte <strong>de</strong> grupo aparte <strong>de</strong> los Hermanos. Era efecto <strong>de</strong> la<br />

formación recibida en el seminario, <strong>de</strong> la edad, <strong>de</strong> las funciones que<br />

habían <strong>de</strong>sarrollado en su diócesis o que ejercían en la Congregación. Al<br />

final <strong>de</strong> sus cartas mandaban saludos a los sacerdotes que residían en<br />

Vourles, nunca a los hermanos. Gozaban <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> estatuto<br />

particular que les liberaba <strong>de</strong> ciertas obligaciones impuestas a los <strong>de</strong>más.<br />

Carlos Faure y Juan <strong>San</strong>tiago Mermet gestionaban sus bienes personales.<br />

Los Hermanos no estaban autorizados a visitar a un pariente enfermo o en<br />

peligro <strong>de</strong> muerte; en cambio Hugo Favre había traído a su hermana<br />

religiosa para cuidarle a él y a su padre enfermo. Gozaban incluso <strong>de</strong> un<br />

24


égimen particular en el comedor. Todo esto producía malestar, tensiones<br />

y expresiones agridulces. Tampoco se libraba el superior.<br />

¡”Republicanos”!<br />

Al partir para Sirthana, el H. Chavanne había sido <strong>de</strong>vuelto a Vourles. El<br />

H. Mermet justificaba su retorno <strong>de</strong> esta manera: “Lleno <strong>de</strong> vanidad y <strong>de</strong><br />

amor propio, perezoso, fisgón, charlatán, cabecilla, rebel<strong>de</strong>, su habitación<br />

no ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser centro <strong>de</strong> reuniones (…). Es una persona<br />

extremadamente peligrosa en una comunidad, capaz <strong>de</strong> enredarlo todo.<br />

¿Qué nos pasará a 3.000 leguas <strong>de</strong> nuestro país, si tuviéramos que luchar<br />

<strong>de</strong>ntro y fuera como estamos “obligados a hacerlo en Francia?” ¿ Se<br />

estaría en Francia según eso, “obligado” a luchar contra personas “<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>ntro” <strong>de</strong> la comunidad?<br />

La primera mención explícita <strong>de</strong>l problema aparece en enero <strong>de</strong> 1845, en<br />

una carta <strong>de</strong>l P. Faure, que sobre ello informa al P. Querbes: “Hay entre<br />

los Hermanos una trama que querría separar los Hermanos <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>Viator</strong><br />

<strong>de</strong> los sacerdotes, porque, afirman, que las cosas no van bien. Los<br />

Maristas no han ido bien hasta que se separaron padres y hermanos.”<br />

Por la misma época, al llegar a la India, el H. Mermet aborda el tema con<br />

ocasión <strong>de</strong> una queja que presenta con el H. Verrière: “Está siempre<br />

dispuesto a murmurar y tomar partido con los <strong>de</strong>scontentos. ¡Ay!, ¿<strong>de</strong> qué<br />

le ha servido su noviciado y sus prácticas <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>stia? ¿Será que ha<br />

mamado este sentimiento <strong>de</strong> su propia excelencia que parece lanzarle por<br />

doquier?¿esas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> igualdad, y <strong>de</strong> republicanismo, que a menudo le<br />

hacen hablar <strong>de</strong> los sacerdotes e incluso <strong>de</strong>l obispo [Monseñor Borghi] en<br />

términos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio? ¿Dón<strong>de</strong> ha aprendido a suspirar por el momento<br />

en que no haya sacerdotes en la Sociedad, para que así la autoridad<br />

resida entera en manos <strong>de</strong> los Hermanos?” Al final <strong>de</strong> su larga carta el H.<br />

Mermet vuelve sobre el tema y parece presentar elementos <strong>de</strong> respuesta<br />

a las cuestiones que acaba <strong>de</strong> plantear: “Mis respetos a la Señorita<br />

Comte, a todos los sacerdotes <strong>de</strong> vuestra casa. En cuanto a los <strong>de</strong>más,<br />

ruego al buen Dios que les haga compren<strong>de</strong>r, que, con el espíritu <strong>de</strong><br />

contradicción <strong>de</strong>struyen en vez <strong>de</strong> edificar y que quizá un día tendrán que<br />

reprocharse la ruina <strong>de</strong> los que les habían sido confiados para hacerles<br />

religiosos y no republicanos”. No existían treinta y seis “otros”: Se refiere<br />

a la formación en el noviciado y a su encargado: el H. Liauthaud.<br />

Tras la pluma <strong>de</strong> cualquiera que pertenezca al medio sociocultural <strong>de</strong>l H.<br />

Mermet o <strong>de</strong>l P.Querbes, el adjetivo “republicano” se juzga como muy<br />

peyorativo. Se refiere sin duda al partido republicano, muy minoritario en<br />

la época, pero suficientemente activo como para lanzar golpes que apoyan<br />

las insurrecciones <strong>de</strong> París y Lyon, en 1832 y 1834, y que dan la mano al<br />

autor <strong>de</strong>l atentado contra el rey en 1835. Y aún más, el adjetivo recubre<br />

las reivindicaciones políticas <strong>de</strong> una reforma institucional y las tesis <strong>de</strong>l<br />

socialismo utópico, que anuncian la revolución social. Hay que darle una<br />

connotación que incluya <strong>de</strong>sprecio y reprobación. Tratar a alguien <strong>de</strong><br />

republicano, era estigmatizar su voluntad, supuestamente dirigida contra<br />

25


la autoridad y a favor <strong>de</strong> la igualdad. ¡Republicanos, los tejedores <strong>de</strong><br />

seda!, ¡Republicano, Lamennais!<br />

Al igual que el H. Mermet, el P. Morin había achacado, también la<br />

mediocre calidad <strong>de</strong> los Hermanos que le acompañaban a las Indias, a la<br />

formación recibida: “Discúlpenos las reflexiones poco caritativas que<br />

hacemos contra nuestros superiores, escribía al P. Querbes, y sobre todo<br />

contra el buen Padre Liauthaud. En honor a la verdad que se <strong>de</strong>je <strong>de</strong><br />

contar historias, se comporta como una niñera que acuna a sus bebés con<br />

mil historietas <strong>de</strong> abuelas. Entiendo perfectamente el sentido <strong>de</strong> una carta<br />

<strong>de</strong>l Sr. Faure, fechada en Nevers: [“] Diga al P. Liauthaud ¡que forme<br />

buenos religiosos! [”] Figúrese lo que somos cuando ¡cada uno <strong>de</strong><br />

nosotros se queja <strong>de</strong> sus votos! Esto <strong>de</strong>be tener una causa pues es<br />

imposible que estas quejas sean tan generales sin tener algún<br />

fundamento”. Aunque no está <strong>de</strong>l todo claro el texto, se percibe en el P.<br />

Morin un malestar frente a Hermanos que consi<strong>de</strong>ra mal formados. Como<br />

el P. Faure y el H.Mermet, en sus críticas, apuntaba a aptitu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>fectos<br />

bien claros en los religiosos jóvenes. Pero la supuesta “trama”, retomando<br />

la palabra <strong>de</strong>l P. Faure, podía tener su origen en el <strong>de</strong>sigual trato que se<br />

daba en el conjunto <strong>de</strong> religiosos hermanos y el grupo <strong>de</strong> sacerdotes.<br />

Entre ambos grupos la comunicación no siempre era serena.<br />

Ya se daba naturalmente una importante separación entre sacerdotes,<br />

formados en los seminarios menor y mayor y los Hermanos, entre los<br />

cuales algunos <strong>de</strong> éstos, se las veían y <strong>de</strong>seaban para obtener su titulo <strong>de</strong><br />

maestro. Algunos no lo conseguían. Los primeros formaban parte<br />

naturalmente <strong>de</strong> cuerpo dirigente <strong>de</strong> la sociedad y los otros, la “turba<br />

multa”. El malestar se hacía más sensible en un campo en el que jamás se<br />

<strong>de</strong>bería haber suscitado, en las mesas <strong>de</strong>l comedor. En un documento que<br />

el P. Querbes había preparado para el P. Faure y la casa <strong>de</strong> Nevers, se<br />

establece una diferencia entre los menús servidos en la mesa <strong>de</strong><br />

Directores y los servidos en la <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Los días ordinarios, la comida<br />

<strong>de</strong> los primeros compren<strong>de</strong> un plato y un postre más; en la cena un<br />

postre más. Lo mismo ocurría en Vourles: en el mismo refectorio, se<br />

servía a las personas según su rango en la congregación. Esta disposición,<br />

que parece no tener ningún fundamento, se llegó a simbolizar hasta en<br />

caricatura la diferencia <strong>de</strong> estatuto entre padres (“los directores”) y los<br />

hermanos. El <strong>de</strong>scontento creció y explotó durante la reunión <strong>de</strong><br />

vacaciones <strong>de</strong> 1846. Si se llegó a la protesta era porque el malestar<br />

existía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía varios años, “seis o siete”, afirmaba el H. Robin, es<br />

<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que la sociedad existía como congregación regular.<br />

El asunto <strong>de</strong> los postres<br />

En 1846, la reunión <strong>de</strong> vacaciones fue ocasión <strong>de</strong> una viva reacción <strong>de</strong>l H.<br />

Claudio Robin que supera ampliamente el problema alimentario pero que<br />

tiene en él su origen. La reacción pone en evi<strong>de</strong>ncia un malestar latente e<br />

incluso una injusticia. Claudio Robin no es un Hermano cualquiera.<br />

Antiguo obrero <strong>de</strong> la industria <strong>de</strong>l tejido, entra en 1834 a los 34 años y se<br />

26


consagra <strong>de</strong>finitivamente en la sociedad al año siguiente. En 1836 es<br />

admitido en el rango <strong>de</strong> catequistas mayores. Es estricto, inflexible<br />

incluso. Ha intentado una estancia en la Trapa. Sus subordinados <strong>de</strong>ben<br />

andar rectos. Es enviado a en<strong>de</strong>rezar compromisos (en Valfleury en La<br />

Louvesc, por ejemplo). Es pues este “veterano”, todo un bloque, que se<br />

va a oponer con vehemencia a una situación <strong>de</strong> hecho, que provocaba<br />

tantos murmullos, y su iniciativa chocará con el cuerpo dirigente <strong>de</strong> la<br />

Sociedad y en primer lugar con el superior.<br />

Privados <strong>de</strong> postre<br />

En Vourles, el superior, los directores (el P. Favre, el P. Faure si se<br />

encontraba allí) y los Mayores comían en la “primera mesa” mientras que<br />

los <strong>de</strong>más religiosos, tenían su puesto en otras mesas, y los novicios por<br />

su parte tenían su propia mesa. Pero el menú diario no era el mismo en<br />

todas ellas y en la “primera mesa” era diferente, aunque los padres no<br />

estuvieran. Eso provocaba un <strong>de</strong>scontento que el H. Robin llamaba con<br />

eufemismo “murmullos”. Por eso, cansado <strong>de</strong> escuchar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía seis o<br />

siete años esos murmullos dañinos para el espíritu <strong>de</strong> la casa, tomó una<br />

iniciativa para hacerlos <strong>de</strong>saparecer. Fue apoyado por los HH. Luis<br />

Prud´homme y Juan Bautista Clavel, también catequistas mayores.<br />

Justificó su gesto en una carta al P. Querbes, que naturalmente, pidió<br />

explicaciones complementarias a los HH. Prud´homme y Clavel. Estos, por<br />

su parte, dieron su versión <strong>de</strong>l problema. El primero confirma<br />

pru<strong>de</strong>ntemente las razones <strong>de</strong>l H. Robin; el segundo, no solamente las<br />

apoya sino que aña<strong>de</strong> ciertas observaciones que las agravan. A<strong>de</strong>más,<br />

como el P. Faure había hecho una reflexión torpe sobre el H. Robin, éste<br />

se tomó el <strong>de</strong>recho a dar una respuesta dura y el P. Querbes fue invitado<br />

a informarse. Con estos cuatro largos textos se pue<strong>de</strong> apreciar la subida<br />

<strong>de</strong> tono <strong>de</strong> estas personas maduras en la reunión <strong>de</strong> 1846.<br />

Durante una <strong>de</strong> las comidas, la cocinera sirvió una sopa incomestible:<br />

“una sopa sucia, que nadie pudo tomar” (Prud´homme); “una sopa<br />

asquerosa que nadie pudo comer. Hubo ese día una pérdida <strong>de</strong> pan <strong>de</strong><br />

más <strong>de</strong> 10 F.” (Clavel). Inmediatamente, el inquieto H. Robin,<br />

acompañado <strong>de</strong> los HH Prud´homme y Clavel, presentó sus quejas a la<br />

cocinera. “La señora comprendió en seguida nuestras quejas, precisa el H.<br />

Prud´homme, y nos aseguró que ella cuidaría <strong>de</strong> que los cocineros<br />

trabajaran con más limpieza”. Iniciativa nada habitual, incluso audaz,<br />

aunque comprensible. El P. Querbes no estaba presente en tal ocasión.<br />

Sin embargo, no todas las sopas se hallaban igual: “Estando en la cocina,<br />

completa el H. Clavel, vimos en el horno soperas con sopa muy bien<br />

a<strong>de</strong>rezada, preparadas para los señores y para las señoritas; para<br />

nosotros, los Hermanos, sopas que ni los perros <strong>de</strong> granja tomarían.”<br />

Estos platos reservados a los padres recuerdan a los tres hermanos otra<br />

singularidad <strong>de</strong>l comedor <strong>de</strong> Vourles: esta vieja, todos los días, y en cada<br />

comida, venía a ver <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la taquilla, si había padres a la mesa. En ese<br />

caso ella mandaba poner postre; y si no había, sacudía la cabeza como<br />

señal <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio y no lo ponía (Clavel). El hecho lo confirma el H<br />

27


Prud´homme que aña<strong>de</strong>: “El Sr. Robin reprochó a la mujer el <strong>de</strong>sprecio<br />

que su gesto suponía para los <strong>de</strong> la primera mesa, no sirviendo postre<br />

más que cuando el Sr. Favre estaba. Puedo asegurarles que este gesto es<br />

el que más ha contribuido a la protesta <strong>de</strong>l Sr. Robin. A<strong>de</strong>más era toda<br />

una humillación para los <strong>de</strong> esta mesa oír a la mujer que solo habría<br />

postre cuando estuvieran los señores”. También el H. Savonarole<br />

intervino: o tienen postre todas las mesas o ninguna. La solución fue que<br />

ninguna.<br />

El H. Robin sabía que atacaba <strong>de</strong> frente un tema muy sensible; los otros<br />

dos religiosos también y al mantenerlo toman precauciones oratorias: “No<br />

pienso justificar al Sr. Robin pues habría actuado mejor hablando con<br />

usted” (Prud‟homme) o bien atacando a la cocinera: “Me parece que esta<br />

vieja gobierna los asuntos <strong>de</strong> la cocina, <strong>de</strong> la enfermería y <strong>de</strong>l comedor<br />

con un <strong>de</strong>spotismo insultante y con una insolencia inconcebible.” (Clavel).<br />

Sin duda el P. Querbes se hizo cargo <strong>de</strong> los justos términos <strong>de</strong> la tensión y<br />

<strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong>l gesto <strong>de</strong>l H. Robin puesto que apoyó la <strong>de</strong>cisión. El<br />

hermano le mostró su agra<strong>de</strong>cimiento, pero sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrirle hasta<br />

dón<strong>de</strong> hubiera llegado en la protesta. “Le agra<strong>de</strong>zco <strong>de</strong> todo corazón,<br />

porque habiendo pedido dos <strong>de</strong> mis hermanos y yo que se suprima el<br />

postre en nuestra mesa, usted lo ha tomado con mo<strong>de</strong>ración, no se ha<br />

enfadado como nos lo temíamos, y le confesaré que estábamos <strong>de</strong>cididos,<br />

pero como es <strong>de</strong>bido, a oponernos a usted para reclamar la puesta en<br />

uso, aquí como en los <strong>de</strong>más establecimientos particulares, (<strong>de</strong>l) Artículo<br />

87 <strong>de</strong>l Directorio que trata <strong>de</strong>l postre. Ha hecho usted muy bien en<br />

aceptar esta supresión <strong>de</strong> postre en la primera mesa, pues si se hubiese<br />

hecho <strong>de</strong> otro modo, vea el contenido <strong>de</strong> mi carta, habría reclamación a la<br />

cocina al día siguiente; si no hubiera tenido efecto íbamos a hacer otra<br />

mucho más fuerte en relación a su puesto en la mesa; ¿cuál hubiera sido<br />

el resultado? Lo ignoro pero lo que sé es que hubiera llamado fuertemente<br />

la atención en la casa.” El gesto <strong>de</strong>safía muy directamente a la autoridad<br />

<strong>de</strong>l superior, aún cuando a continuación en la carta, el H. Robin carga la<br />

responsabilidad al P. Favre.<br />

La carta al P. Faure<br />

En la carta que dirige al P. Faure y cuya lectura recomienda al P. Querbes,<br />

el H. Robin vuelve insistentemente sobre las razones que han motivado su<br />

gesto. Ha vivido durante un año con los Lazaristas <strong>de</strong> Valfleury (Loira)<br />

don<strong>de</strong> ha sido profesor, y casi dos meses en un monasterio cisterciense.<br />

En una y otra resi<strong>de</strong>ncia, no ha visto más que una mesa común: padres y<br />

hermanos. El padre abad como el último <strong>de</strong> los hermanos legos recibía la<br />

misma comida. “Eso es lo que <strong>de</strong>be hacerse, insiste, y así se hace en toda<br />

comunidad bien organizada. Es lo que significa el nombre <strong>de</strong> comunidad:<br />

todos <strong>de</strong>ben ser iguales aparte <strong>de</strong>l superior, aunque la diferencia es sólo<br />

para gobernar y no para tener privilegios en la comida”. Ha consultado a<br />

un jesuita sobre el tema, “y éste se ha extrañado mucho <strong>de</strong> que las<br />

mesas tuviesen diferente trato. Por otra parte, me ha dicho que sin duda<br />

ese proce<strong>de</strong>r proviene <strong>de</strong> las costumbres en seminarios don<strong>de</strong> los<br />

28


profesores tienen ordinariamente algo especial diferente <strong>de</strong> los alumnos,<br />

pero que esto no <strong>de</strong>be darse en una comunidad; que habrá que presentar<br />

el hecho, en consejo, al Superior para que éste ponga remedio; que tal<br />

vez no provenga <strong>de</strong> él esa costumbre. Ahora bien si no viene <strong>de</strong> él, ¿<strong>de</strong><br />

quién pue<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r? Bien sabemos por otra parte, que el Sr. Favre<br />

tiene mucha autoridad, aunque no la tiene toda. Pero sepan bien, tal<br />

como son todos uste<strong>de</strong>s que quieren una mesa mejor servida que las <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>más, que tenemos la firme resolución <strong>de</strong> mantener la reforma que<br />

hemos trazado, y que si el próximo año en vacaciones no hay<br />

uniformidad <strong>de</strong> mesas, acudiremos a los Padres Jesuitas y si fuera<br />

necesario a Monseñor el Arzobispo”. De ahí proviene un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las<br />

consecuencias <strong>de</strong> este abuso que “pone el grito en el cielo”.<br />

Invitando al P. Querbes a que leyera la severa amonestación al P. Faure,<br />

el H. Robin se daba perfecta cuenta que le llegarían al superior chispas <strong>de</strong><br />

rebote. Uno se pregunta incluso si no era ese su objetivo. “Tal como son<br />

todos uste<strong>de</strong>s, escribe, “Sr. Faure y compañía”, había dicho más fuerte<br />

<strong>de</strong>nunciando la actitud <strong>de</strong>l sacerdote: “Usted que va a reclamar ( postre)<br />

a la cocina, a la vieja cocinera, que le promete llevárselo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> salir<br />

nosotros”. Actitud con<strong>de</strong>nable como la <strong>de</strong>l P. Favre que se toma el postre<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hermanos, cuando ellos <strong>de</strong>ben contentarse con una ración<br />

<strong>de</strong> vista. De ahí los “murmullos” que <strong>de</strong>scribe el H. Robin y que superan<br />

ampliamente el tema <strong>de</strong> la comida. “Estas son las quejas, estos son los<br />

murmullos (…) Puesto que aquí se quiere hacernos morir <strong>de</strong> hambre, no<br />

vendremos hasta los 4 ó 5 días anteriores al retiro y gastaremos en<br />

nuestras casas lo que abonaríamos aquí [“], dice uno. [“] Ya que se<br />

quiere, etc.,, no escatimaremos nada en nuestra resi<strong>de</strong>ncia, dice otro: no<br />

tenemos necesidad <strong>de</strong> ahorrar tanto durante el año, para venir a morir<br />

aquí <strong>de</strong> hambre [”]. Otro dice: [“] Si el Señor superior fuera un poco más<br />

ahorrador, si no se comprase todo lo que se le ocurre, <strong>de</strong> hecho algo<br />

nuevo, a menudo inútil, y tantos objetos innecesarios, podría ahorrar <strong>de</strong><br />

60 a 80 Fr. por año, lo que sería suficiente para poner un poco <strong>de</strong> postre<br />

en todas las mesas durante las vacaciones [“]. Otros finalmente: [“] ese<br />

gran Favre es el causante <strong>de</strong> todo esto: es él quien ha hecho suprimir el<br />

postre <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> los novicios y es también él quien or<strong>de</strong>na negárselo<br />

a los otros durante las vacaciones y no le da vergüenza tomarlo él mismo<br />

en presencia <strong>de</strong> sus Hermanos; preten<strong>de</strong> vaciar esta casa como lo ha<br />

hecho a la <strong>de</strong> Nevers [“] y más y más”.<br />

Al terminar su carta al P. Querbes, el H. Robin había tomado la precaución<br />

muy poco diplomática <strong>de</strong> disculpar al superior: “Estoy seguro Sr. Superior,<br />

que usted ignoraba todo esto; estoy también seguro <strong>de</strong> que si hubiera<br />

sabido todo el mal que esto hace hubiera usted tomado rápidamente las<br />

medidas para remediarlo”. Insiste en su recta intención y en su lealtad.<br />

Con su actitud sólo preten<strong>de</strong> el interés mismo <strong>de</strong>l Superior y <strong>de</strong> toda la<br />

casa. ¡ Sería interesante leer la respuesta <strong>de</strong>l P. Querbes! Pero no se ha<br />

conservado.<br />

¿”Aprovechados”?<br />

29


Al año siguiente tocó el turno al H. Juan Pedro Parris, otro catequista<br />

mayor, que vuelve a tocar el problema alimentario situándolo en un<br />

contexto más amplio. “Se quiere que nos llamemos Padre y Hermano, y<br />

no me parece mal que lo quiera usted así, ya que formamos una familia;<br />

pero me parece que en todas las familias los hijos no son excluidos <strong>de</strong> la<br />

mesa <strong>de</strong> sus padres, que se alimentan como ellos, que los mayores cuidan<br />

<strong>de</strong> los más jóvenes y entran poco a poco en los secretos <strong>de</strong> la familia. Sin<br />

embargo entre nosotros unos comen en una mesa con mantel y otros en<br />

mesas <strong>de</strong>snudas, apenas medio limpias, se preparan para unos platos<br />

especiales, mientras que otros, no tienen a veces más que alimentos<br />

sucios y echados a per<strong>de</strong>r. Hemos comido durante todas las vacaciones<br />

últimas [1847], excepto los cuatro o cinco días últimos, todas las mañanas<br />

sopa grasienta, presentada en fuentes mal lavadas, nuestro vino aguado,<br />

el <strong>de</strong> los otros natural (…). Señor Superior, no hablo por mí, ya sé que soy<br />

incapaz <strong>de</strong> hacer nada útil por la Sociedad, pero tengo compañeros tan<br />

antiguos como yo, que comparten la indiferencia y poca confianza que se<br />

tiene por nosotros. Soy quizá el único que se atreve a <strong>de</strong>cir estas cosas,<br />

pero no soy el único que también las haya observado”.<br />

Estos documentos aportan una serie <strong>de</strong> informaciones tanto más fiables<br />

cuanto que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los catequistas mayores más antiguos. Revelan la<br />

sensibilidad <strong>de</strong> hermanos heridos por ser tratados como miembros <strong>de</strong><br />

segunda clase en la Sociedad, mientras que los sacerdotes podían<br />

permitirse algunos caprichos. El H. Clavel se atreve a <strong>de</strong>cirlo claramente:<br />

“Usted, Padre, tiene mil veces razón cuando nos repren<strong>de</strong> y castiga. Pero<br />

<strong>de</strong> una parte escuchando todos las quejas, y <strong>de</strong> otra se nos dice [“] no se<br />

dirijan al Señor Superior porque no aten<strong>de</strong>rá a sus razones [“]. En fin, que<br />

muy a menudo otros se han acercado a la cocina e igualmente han dado<br />

ór<strong>de</strong>nes terminantes sin que por eso se les trate <strong>de</strong> aprovechados, etc.,<br />

etc. Sin duda nuestra protesta es reprensible e incluso caprichosa, lo<br />

reconozco y le pido perdón; pero admita, Reverendo Padre, que si la queja<br />

no hubiera venido <strong>de</strong> unos pobres Hermanos, no se hubiera usted<br />

disgustado lo más mínimo; y si <strong>de</strong> los Padres, tampoco hubieran incurrido<br />

en vuestra <strong>de</strong>sgracia”. Expresiones fuertes que nos recuerdan las<br />

empleadas en el conjunto <strong>de</strong> cartas para <strong>de</strong>signar a los sacerdotes: los<br />

“señores” (Prud‟homme), “los señores padres” (Clavel), y estigmatizar sus<br />

actitu<strong>de</strong>s, nada caballerosas, en su relación con los hermanos a quienes<br />

no parecían respetar.<br />

Este asunto <strong>de</strong>l postre va más allá <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que hubiera o no un poco<br />

<strong>de</strong> queso, una manzana o un racimo <strong>de</strong> uva, al final <strong>de</strong> las comidas. Va a<br />

ser ocasión para poner <strong>de</strong> relieve temas que ya han sido abordados o que<br />

lo van a ser, <strong>de</strong> personalida<strong>de</strong>s como las <strong>de</strong>l P. Faure, el H. Liauthaud,<br />

con, como telón <strong>de</strong> fondo, las relaciones <strong>de</strong>l superior con los religiosos y<br />

las relaciones entre los diversos integrantes <strong>de</strong> la sociedad.<br />

30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!