La difusión y contención del crimen organizado en la subregión ...

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opuestos a las maras permitió contener su presencia
en ciudades como Tijuana y Tapachula. Así
mismo, la existencia de ciertos controles tácitos
por parte de la comunidad operaron también
como mecanismos de contención.
En Nicaragua, el trabajo de la policía comunitaria
con las pandillas locales en los barrios
de Managua permitió prevenir la adopción de
formas más violentas y organizadas de criminalidad
durante los primeros años de la década del
2000. Esto, al lado de medidas impulsadas desde
la sociedad civil en materia de prevención y de
mecanismos más informales de control social,
permitió prevenir la expansión de las maras en los
barrios de Nicaragua.
En ambos casos, sin embargo, se mencionó
el impacto que ha tenido el narcotráfico en la
reconfiguración de las pandillas en años recientes.
Es decir, no son las maras sino la presencia
del narcotráfico lo que ha propiciado la transformación
reciente de estas pandillas. Dos reflexiones
surgen de estos ejemplos. Por un lado, que
el efecto dinamizador del narcotráfico en las
extorsiones, secuestros, y otros delitos a nivel
local, también puede leerse en la movilización
de pandillas juveniles hacia dinámicas de sicariato
y crimen organizado. Por otro, en especial
para el caso de Nicaragua, que la falta de instituciones
fuertes en ciertas regiones del país
(Costa Caribe) puede tener efectos perversos en
aquellas zonas en las que el Estado había logrado
tener una presencia más efectiva (Managua y
otras zonas del Pacífico).
En relación a la posible contención del narcotráfico
se mencionó el caso de Los Zetas, contrastando
su difusión e incluso trasplantación en
Guatemala a través de los Kaibiles, debido a la
presencia de una formación y organización militar
similar compartida por estas dos organizaciones,
versus su contención (al menos bajo el mod-
elo de trasplantación) en relación a las maras que
operan en el triángulo norte de Centroamérica.
Se planteó que estas últimas no cumplen con los
criterios de disciplina, clandestinidad y lealtad
que requiere una organización como Los Zetas;
aunque de observarse una tercera transición en
estas pandillas hacia bandas criminales más clandestinas
que no deban su lealtad a la mara sino
a otras organizaciones de crimen organizado,
sería posible que esta trasplantación se presente.
Al respecto, se mencionó que de haberse
concretado ya una transición de las maras hacia
dicho modo de operación, el reciente pacto o
acuerdo de paz entre estas pandillas, facilitado
por el gobierno actual en El Salvador, tendría un
impacto bastante menor en contener la articulación
transnacional de estos grupos con otras
organizaciones criminales en la subregión.
Finalmente, también en relación a la contención
del narcotráfico, se mencionaron dos posibles
respuestas a la luz de las lecciones arrojadas
por las estrategias de combate adoptadas
por Colombia y México en la última década: la
puesta en marcha de una política de combate
diferenciada con base en criterios claros con el
fin de disuadir conductas violentas y con mayor
repercusión en la ciudadanía y la adopción de
mecanismos a nivel local que permitan preveer
la cooptación y penetración de las instituciones
locales por parte del crimen organizado. Esta
última respuesta no solamente es relevante para
contener la difusión del narcotráfico, también lo
es para contener otras formas de crimen organizado
que han sido mencionadas en este artículo,
como la trata de personas, el tráfico ilícito
de migrantes, el tráfico de armas, entre otras.
Además de estas respuestas y enfocándonos
en aquellos factores que sí pueden controlar los
Estados, proponemos las siguientes cinco recomendaciones
concretas de política pública:
La difusión y contención del crimen organizado en la subregión México-Centroamérica