Luchas campesinas en México - Revista Rebeldía
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De sobrevivi<strong>en</strong>tes y guardianes<br />
<strong>Luchas</strong> <strong>campesinas</strong> <strong>en</strong> <strong>México</strong><br />
24<br />
Cuando un indíg<strong>en</strong>a dice “tierra”, lo dice sin anteponerle nada pero dici<strong>en</strong>do<br />
también “patria”, “madre”, “casa”, “escuela”, “historia”, “sabiduría”.<br />
(Su b c o m a n d a n t e In S u r g e n t e ma r c o S,<br />
am a d o r He r n á n d e z, l a d I S p u ta p o r l a t I e r r a. 1999).<br />
Eva Serna, Alejandra Valero, Lucio Díaz<br />
El corazón de las luchas <strong>campesinas</strong>, tanto <strong>en</strong> <strong>México</strong> como <strong>en</strong> otras<br />
geografías de América Latina y del mundo, está hoy más que nunca <strong>en</strong><br />
la def<strong>en</strong>sa de la propiedad colectiva de los territorios. En la lucha por<br />
la tierra y <strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sa del territorio se está jugando una de las batallas<br />
definitorias ante las fuerzas que, desde el cal<strong>en</strong>dario y la geografía de<br />
arriba, aceleran la velocidad <strong>en</strong> que el capitalismo mundial cambia la faz<br />
del mundo avasallando territorios y culturas.<br />
En los últimos años, muchas movilizaciones <strong>campesinas</strong> han puesto<br />
<strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de su ag<strong>en</strong>da el cuestionami<strong>en</strong>to a las injustas reglas del<br />
comercio mundial y la d<strong>en</strong>uncia del desmantelami<strong>en</strong>to de los programas<br />
e instituciones destinados a la producción de los alim<strong>en</strong>tos con lo que,<br />
tal vez, han logrado pequeños parches económicos. Sin embargo, uno de<br />
los espacios más conflictivos para miles de pueblos campesinos <strong>en</strong> todo<br />
el mundo es la lucha por la tierra fr<strong>en</strong>te a la destrucción de las formas de<br />
vida <strong>campesinas</strong>.
La lucha por la tierra está <strong>en</strong> el corazón del levantami<strong>en</strong>to<br />
zapatista de 1910 y <strong>en</strong> el de los pueblos<br />
rebeldes de Chiapas de 1994; <strong>en</strong> la lucha de la<br />
Asamblea de los Pobres de Tailandia por la def<strong>en</strong>sa<br />
de sus bosques; <strong>en</strong> la resist<strong>en</strong>cia del Fr<strong>en</strong>te de<br />
Pueblos <strong>en</strong> Def<strong>en</strong>sa de la Tierra ante los proyectos<br />
del capital y fr<strong>en</strong>te a la represión <strong>en</strong> At<strong>en</strong>co; <strong>en</strong> las<br />
ocupaciones de tierra y <strong>en</strong> la construcción de alternativas<br />
del Movimi<strong>en</strong>to de los Sin Tierra de Brasil;<br />
<strong>en</strong> la indignación de los ejidatarios de la Comarca<br />
Lagunera o de las tribus mayo-yoreme y yaquis por<br />
la incontrolable r<strong>en</strong>ta de sus tierras y la privatización<br />
de los pozos de agua; <strong>en</strong> la experi<strong>en</strong>cia de los<br />
campesinos insumisos de la India y de Corea del Sur<br />
fr<strong>en</strong>te a las políticas de expulsión y aniquilami<strong>en</strong>to;<br />
<strong>en</strong> la determinación de los comuneros opositores a<br />
la presa hidroeléctrica La Parota, de las compañeras<br />
mazahuas o de los pueblos de Morelos por la def<strong>en</strong>sa<br />
del agua; <strong>en</strong> la histórica lucha de los pueblos<br />
indios <strong>en</strong> los Andes y la Amazonía por la reforma<br />
agraria y por su autonomía. En un texto reci<strong>en</strong>te,<br />
Eric Hobsbawm ayuda a poner <strong>en</strong> perspectiva el desafío<br />
campesino <strong>en</strong> el mundo:<br />
“La agricultura sigue si<strong>en</strong>do el principal depon<strong>en</strong>te<br />
de mano de obra. En Japón la población agrícola<br />
se redujo del 52,4 por ci<strong>en</strong>to después de la Segunda<br />
Guerra Mundial al 5 por ci<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te. Lo<br />
mismo <strong>en</strong> Corea del Sur y Taiwán. Aún <strong>en</strong> China la<br />
población agrícola ha disminuido del 85 por ci<strong>en</strong>to <strong>en</strong><br />
1950, al 50 por ci<strong>en</strong>to hoy <strong>en</strong> día. No hay necesidad<br />
de comprobar la sangría de campesinos <strong>en</strong> América<br />
Latina desde 1960, pues es evid<strong>en</strong>te.<br />
“Para decirlo pronto, salvo la India y algunas<br />
zonas del África subsahariana, no quedan países<br />
campesinos <strong>en</strong> el mundo. La dramática caída de la<br />
población rural se ha comp<strong>en</strong>sado con un alto crecimi<strong>en</strong>to<br />
de las zonas urbanas que, <strong>en</strong> el mundo <strong>en</strong><br />
desarrollo, han dado orig<strong>en</strong> a ciudades gigantes”<br />
(Hobsbawm 2009).<br />
Los más de 250 millones de migrantes <strong>en</strong> el mundo<br />
no sólo son, <strong>en</strong> su inm<strong>en</strong>sa mayoría, campesinos<br />
de orig<strong>en</strong>, además han sido expulsados de sus países.<br />
Esto expresa un doble fracaso de los Estados nacionales:<br />
por un lado, el fracaso o la aus<strong>en</strong>cia de políticas<br />
de reforma agraria y, por el otro, el fracaso <strong>en</strong> sus<br />
procesos de industrialización.<br />
Quini<strong>en</strong>tos años después, dosci<strong>en</strong>tos años<br />
después, ci<strong>en</strong> años después…<br />
Los pueblos campesinos de <strong>México</strong> son herederos de<br />
procesos antiguos de resist<strong>en</strong>cia fr<strong>en</strong>te a la guerra de<br />
conquista y despojo de sus territorios. En la segunda<br />
mitad del siglo XVIII y durante el siglo XIX, los pueblos<br />
indios de lo que hoy es <strong>México</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron un<br />
ciclo de políticas, leyes y campañas militares contra<br />
sus territorios, contra la propiedad comunal.<br />
Las reformas borbónicas de mediados del siglo<br />
XVIII y las cédulas reales de 1794, 1798 y 1800, determinantes<br />
<strong>en</strong> el estallido de las rebeliones indíg<strong>en</strong>as<br />
de la guerra de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, hasta las reformas liberales<br />
con la Ley Lerdo que, incorporada <strong>en</strong> 1857 a la<br />
Constitución, prohibía la propiedad indíg<strong>en</strong>a corporativa,<br />
acompañan un ciclo de acumulación capitalista<br />
que culmina con las grandes haci<strong>en</strong>das porfiristas,<br />
con las grandes inversiones extranjeras <strong>en</strong> minería,<br />
manufactura, ferrocarriles y petróleo, con el <strong>México</strong><br />
bárbaro de las haci<strong>en</strong>das, las fincas y las monterías.<br />
En esta larga guerra de conquista los pueblos<br />
indios han sido el principal <strong>en</strong>emigo del capital, las<br />
campañas militares que el gobierno mexicano <strong>en</strong>cabezó<br />
contra el pueblo Yaqui o el Comca´ac, el exterminio<br />
de muchos pueblos indíg<strong>en</strong>as como el Opata o<br />
los Pericúes o el asesinato de tribus <strong>en</strong>teras as<strong>en</strong>tadas<br />
<strong>en</strong>tre <strong>México</strong> y Estados Unidos, son algunos ejemplos<br />
no tan lejanos que develan lo que ha sido el desarrollo<br />
capitalista <strong>en</strong> <strong>México</strong>.<br />
El largo proceso de resist<strong>en</strong>cia indíg<strong>en</strong>a, des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó<br />
<strong>en</strong> 1910 la primera revolución campesina y popular<br />
del siglo XX, donde más de un millón de campesinos,<br />
<strong>en</strong> su mayoría indíg<strong>en</strong>as, dieron sus vidas<br />
luchando por la tierra. Esta revolución permitió, <strong>en</strong><br />
cierta medida, procesos de reforma agraria a favor<br />
de ejidos y comunidades indíg<strong>en</strong>as y <strong>campesinas</strong> basados<br />
<strong>en</strong> el Artículo 27 de la Constitución de 1917,<br />
y con ello a la propiedad colectiva “inali<strong>en</strong>able, imprescriptible<br />
e inembargable” <strong>en</strong> muchas regiones<br />
del país.<br />
El zapatismo como fuerza popular autoorganizada,<br />
con capacidad militar, calidad moral y políticam<strong>en</strong>te<br />
indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, terminó de nacer <strong>en</strong> noviembre<br />
de 1911 con el Plan de Ayala como bandera de lucha.<br />
Este esfuerzo dejó <strong>en</strong>señanzas importantes al <strong>México</strong><br />
25
de abajo, al <strong>México</strong> indíg<strong>en</strong>a, la experi<strong>en</strong>cia zapatista<br />
<strong>en</strong> Morelos (1911-1919), expropió tierras e industrias<br />
permiti<strong>en</strong>do la reconstitución de los territorios y la<br />
construcción de otra forma de hacer política. El zapatismo<br />
no reivindicaba la lucha por la tierra de manera<br />
aislada, su lucha era por el territorio y por la autonomía<br />
de los pueblos: los manifiestos zapatistas <strong>en</strong> nahuatl<br />
hablaban del Altepetl (tierras, montes y aguas) y<br />
el Plan de Ayala reivindicaba el respeto a la ley y a la<br />
justicia de los pueblos.<br />
Si bi<strong>en</strong> el Artículo 27 puede considerarse una conquista<br />
de las luchas <strong>campesinas</strong> que abrió el camino<br />
para la recuperación de tierras a lo largo del siglo XX,<br />
los pueblos indios nunca fueron reconocidos como sujetos<br />
de derecho público más allá del derecho agrario;<br />
ni sus territorios ni su autonomía fueron respetados. La<br />
nación mexicana trató a los pueblos indios como campesinos<br />
a qui<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> el mejor de los casos, había que<br />
integrar a procesos productivos capitalistas.<br />
Los embates contra los territorios y formas de<br />
gobierno indíg<strong>en</strong>as y <strong>campesinas</strong> nunca terminaron.<br />
Al contrario, se han ido ac<strong>en</strong>tuando, actualm<strong>en</strong>te vemos<br />
un ciclo de contrarreformas neoliberales, que com<strong>en</strong>zó<br />
de manera clara con la reforma al Artículo 27<br />
Constitucional de 1992. Este nuevo ciclo ha t<strong>en</strong>ido,<br />
<strong>en</strong> m<strong>en</strong>os de veinte años, efectos muy veloces y profundos<br />
<strong>en</strong> la destrucción de culturas y tejidos comunitarios<br />
y <strong>en</strong> la apropiación y transformación capitalista<br />
de los territorios.<br />
Si bi<strong>en</strong> su punto de partida ha sido el desmantelami<strong>en</strong>to<br />
de la propiedad ejidal y comunal, la firma<br />
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte<br />
(TLCAN), <strong>en</strong> 1994, profundizó la destrucción de la<br />
vida campesina más allá de esto. La traición a los<br />
Acuerdos de San Andrés y la aprobación de la contrarreforma<br />
indig<strong>en</strong>ista conocida como Ley Bartlett-<br />
Cevallos-Ortega (acordada por el PRI, el PAN y el<br />
PRD), <strong>en</strong> 2001, repres<strong>en</strong>ta un mom<strong>en</strong>to definitorio<br />
no sólo para las luchas indíg<strong>en</strong>as y <strong>campesinas</strong>. Con<br />
este nuevo ciclo de reformas, especialm<strong>en</strong>te a partir<br />
de 2001, comi<strong>en</strong>za una avalancha de leyes neoliberales<br />
<strong>en</strong> materia de bosques, aguas, semillas, minería,<br />
bi<strong>en</strong>es nacionales, conocimi<strong>en</strong>to tradicional y biodiversidad,<br />
todas ori<strong>en</strong>tadas al despojo capitalista de<br />
los territorios indíg<strong>en</strong>as y campesinos, todas avaladas<br />
por el conjunto de la clase política.<br />
26<br />
Las estrategias del conquistador<br />
De manera esquemática, <strong>en</strong>contramos tres procesos<br />
con los que operan las nuevas contrarreformas desde<br />
el gran capital, y que le permit<strong>en</strong> adquirir fuerza de<br />
trabajo, materias primas y reord<strong>en</strong>ar los territorios de<br />
acuerdo a sus intereses. El capital recurre para ello<br />
al uso de marcos legales que permitan el despojo y,<br />
como consecu<strong>en</strong>cia, la fragm<strong>en</strong>tación de comunidades<br />
y la destrucción de economías <strong>campesinas</strong>.<br />
Además hay que señalar que fr<strong>en</strong>te a la resist<strong>en</strong>cia<br />
de los pueblos, el Estado y la clase política llegan a<br />
operar fuera de los marcos legales, ya que el despojo<br />
opera, <strong>en</strong> la mayoría de los casos, usando la represión<br />
viol<strong>en</strong>ta, abierta y descarada.<br />
a) La modificación de marcos legales para hacer de<br />
la tierra una mercancía. Con la reforma del Artículo<br />
27, vino la derogación de la Ley Federal de Reforma<br />
Agraria y la aprobación de nuevas leyes <strong>en</strong> materia<br />
agraria, forestal y de aguas nacionales.<br />
La nueva Ley Agraria dio paso a la “certificación”<br />
—ahora lo llaman “regularización”— de ejidos<br />
y comunidades, para permitir difer<strong>en</strong>tes contratos de<br />
cesión de derechos (r<strong>en</strong>ta, compra, v<strong>en</strong>ta, concesión)<br />
o la aportación de tierras de uso común a sociedades<br />
civiles o mercantiles. La <strong>en</strong>trega de títulos individuales<br />
de las parcelas y la delimitación de la zona de uso<br />
común, permit<strong>en</strong> a núcleos agrarios fraccionar, arr<strong>en</strong>dar,<br />
v<strong>en</strong>der, comercializar o hipotecar <strong>en</strong> garantía. En<br />
realidad, se trata de una política más amplia para un<br />
nuevo proceso de conc<strong>en</strong>tración de tierra, dando paso<br />
también a difer<strong>en</strong>tes formas de apropiación capitalista<br />
del territorio. Por lo tanto, se trata también de<br />
cambiar toda la forma de organización productiva <strong>en</strong><br />
el campo mexicano.<br />
b) La destrucción de economías <strong>campesinas</strong>, comunitarias<br />
y populares, de la soberanía alim<strong>en</strong>taria y la<br />
apertura comercial para el desplazami<strong>en</strong>to masivo de<br />
poblaciones <strong>campesinas</strong>. Esto ha v<strong>en</strong>ido acompañado<br />
del arrinconami<strong>en</strong>to del comercio ambulante y la asfixia<br />
del pequeño y mediano comercio, todo para b<strong>en</strong>eficio<br />
del gran capital comercial extranjero y nacional.<br />
El nuevo marco legal se completó con la firma del<br />
TLCAN que, como lo ha señalado Sergio Rodríguez
Lascano, fue diseñado luego de la caída del muro de<br />
Berlín, por el equipo que rodeaba a George Bush y<br />
plasmado <strong>en</strong> el texto Enterprise for the Americas. Con<br />
este tratado se marcaba una t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia ya señalada por<br />
los compañeros zapatistas y que hoy se expresa con<br />
mayor fuerza: la crisis del Estado-Nación. Al ceder sus<br />
derechos y atributos es<strong>en</strong>ciales, el Estado-Nación se<br />
está abri<strong>en</strong>do para la destrucción de sus propias bases:<br />
la soberanía, el mercado nacional, las medidas arancelarias,<br />
los marcos jurídicos nacionales, etcétera.<br />
El TLCAN remató toda una serie de políticas para<br />
desmantelar los sistemas de producción y comercialización<br />
de los alim<strong>en</strong>tos y productos básicos. Se acabaron<br />
los subsidios y la organización estatal de la producción<br />
y comercialización campesina, la añoranza<br />
de esquemas como Conasupo o el Inmecafé es inútil,<br />
hace tiempo ya que Diconsa únicam<strong>en</strong>te introduce a<br />
las regiones productos para el consumo que, <strong>en</strong> su inm<strong>en</strong>sa<br />
mayoría, son importados y de mala calidad.<br />
El capital cambió la forma de organización productiva,<br />
los criterios mercantiles han favorecido la<br />
importación g<strong>en</strong>eralizada de productos, mi<strong>en</strong>tras la<br />
producción nacional considerada r<strong>en</strong>table quedó <strong>en</strong><br />
manos de los nuevos reyes del agro, ejemplos como<br />
MASECA, Bachoco, Granjas Caroll, o como el del<br />
rey del ajo, Javier Usabiaga, muestran los nuevos<br />
procesos de acumulación capitalista agroindustrial.<br />
Por otro lado, el éxito de estas empresas se basa <strong>en</strong> la<br />
precarización del trabajo. Considerando que los campesinos<br />
pobres son también jornaleros agrícolas temporales<br />
su sacrificio es doble: por un lado la caída <strong>en</strong><br />
el precio de sus cosechas; por el otro la disminución<br />
de sus salarios.<br />
Como consecu<strong>en</strong>cia del TLCAN, las importaciones<br />
de maíz prov<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de Estados Unidos se han<br />
multiplicado por quince. La avasalladora compet<strong>en</strong>cia<br />
estadounid<strong>en</strong>se se ha sumado a políticas dolosas<br />
del gobierno mexicano que, <strong>en</strong> el caso del maíz, incluso<br />
llegaron a liberalizar el mercado más allá de lo<br />
requerido por el propio acuerdo y han permitido el<br />
ingreso, y ahora la siembra, de maíz transgénico <strong>en</strong><br />
el país. El TLCAN significó el desmantelami<strong>en</strong>to de<br />
la producción agrícola nacional y de la agricultura<br />
campesina, ahora los campesinos mexicanos sobreviv<strong>en</strong><br />
con los millones de dólares que los migrantes<br />
han v<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>viando a sus familias; por lo g<strong>en</strong>eral<br />
27
estas remesas garantizan únicam<strong>en</strong>te la infrasubsist<strong>en</strong>cia de las familias,<br />
y lejos están de poder impulsar los procesos productivos.<br />
c) La fragm<strong>en</strong>tación y apropiación capitalista del territorio. La lógica de<br />
la cuarta revolución tecnológica, como lo ha señalado Sergio Rodríguez<br />
Lascano, es la subsunción del territorio al capital. Los territorios y saberes<br />
indíg<strong>en</strong>as y campesinos repres<strong>en</strong>tan intereses que son perseguidos<br />
por el capital que impone los nuevos marcos normativos y los programas<br />
gubernam<strong>en</strong>tales. Sin embargo, la gran mayoría de los bosques y selvas<br />
de <strong>México</strong> sigu<strong>en</strong> resguardados por los pueblos indíg<strong>en</strong>as y campesinos<br />
que manti<strong>en</strong><strong>en</strong> una propiedad y gobierno colectivos. La gran diversidad<br />
de luchas y formas de resist<strong>en</strong>cia que <strong>en</strong> los rincones de este país florec<strong>en</strong><br />
repres<strong>en</strong>tan uno de los más grandes obstáculos para la guerra de conquista<br />
del capital.<br />
Es por ello que allá arriba inv<strong>en</strong>tan nuevas trampas y mecanismos de<br />
despojo: buscan fragm<strong>en</strong>tar los indivisibles territorios indíg<strong>en</strong>as, secuestrar<br />
pedazos de éstos por medio de pat<strong>en</strong>tes, certificaciones o estructuras<br />
que g<strong>en</strong>eran dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia tecnológica (semillas, agroquímicos, etc.).<br />
Recurr<strong>en</strong> para esto a programas de gobierno tramposos, <strong>en</strong>mascarados,<br />
impon<strong>en</strong> Áreas Naturales Protegidas o criterios de “conservación” para<br />
los llamados recursos naturales y bi<strong>en</strong>es comunes, que buscan trasladar<br />
su control a los c<strong>en</strong>tros del poder financiero por medio, por ejemplo, de<br />
sistemas como la v<strong>en</strong>ta de bonos de carbono y de pago por servicios ambi<strong>en</strong>tales<br />
hidrológicos. Cuando se habla de la cuarta revolución industrial<br />
poco se pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos fundam<strong>en</strong>tales como el control de los mapas<br />
g<strong>en</strong>éticos de los seres vivos, la creación de organismos g<strong>en</strong>éticam<strong>en</strong>te<br />
transformados o la llegada de los agrocombustibles, estos últimos pres<strong>en</strong>tados<br />
como una alternativa a la crisis del petróleo.<br />
Por otro lado, este ciclo de contrarreformas se facilita con lo que los<br />
compañeros zapatistas han señalado como la “imposible geometría del<br />
poder”. Donde antes el Estado era el aval de la producción nacional de<br />
los campesinos, ahora se abre un gran mercado, pret<strong>en</strong>didam<strong>en</strong>te libre,<br />
para la acción del capital <strong>en</strong> sus difer<strong>en</strong>tes formas: desde el industrial, el<br />
financiero, el comercial, el bancario, el inmobiliario, etc. La clase política<br />
<strong>en</strong> su conjunto está volcada <strong>en</strong> tareas ger<strong>en</strong>ciales o administrando sus<br />
feudos regionales, todos trabajan al servicio del gran capital. Todos los<br />
partidos políticos han apoyado, y apoyan <strong>en</strong> lo fundam<strong>en</strong>tal, las contrarreformas<br />
neoliberales, sus marcos “legales”, los tratados comerciales,<br />
los presupuestos federales y estatales, sus reglas de operación.<br />
T<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias g<strong>en</strong>erales de la guerra de conquista<br />
Estos procesos se traduc<strong>en</strong> <strong>en</strong> t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias g<strong>en</strong>erales de privatización y<br />
conc<strong>en</strong>tración de tierras, de vaciami<strong>en</strong>to de territorios y su repoblación<br />
bajo nuevas lógicas, y <strong>en</strong> la destrucción de la naturaleza. El recorrido de<br />
La Otra Campaña durante el 2006 mostró territorios destruidos, a veces<br />
28<br />
<strong>en</strong> ruinas, a veces con las construcciones<br />
del conquistador, el gran<br />
capital, ya levantándose sobre lo<br />
que eran campos de cultivo, pueblos<br />
de pescadores, tierras comunales<br />
y ejidales, territorios indíg<strong>en</strong>as.<br />
El recorrido también advirtió<br />
la pérdida de id<strong>en</strong>tidad cultural<br />
<strong>en</strong> los barrios y <strong>en</strong> los pueblos: la<br />
destrucción de la comunidad.<br />
El Subcomandante Insurg<strong>en</strong>te<br />
Marcos hacía el recu<strong>en</strong>to que para<br />
diciembre de 2005, y de acuerdo<br />
al c<strong>en</strong>tro de estudios y publicaciones<br />
de la procuraduría agraria, el<br />
22 por ci<strong>en</strong>to del total de tierras<br />
ejidales y comunales se <strong>en</strong>contraba<br />
<strong>en</strong> proceso de cambio de dominio<br />
o cesión de derechos. A esa<br />
fecha, mediante el Procede y el<br />
Procecom, se habrían certificado<br />
609 ejidos y bi<strong>en</strong>es comunales.<br />
Este nuevo mercado de tierras<br />
ha com<strong>en</strong>zado a desarrollar nuevos<br />
latifundios, pero los inversionistas<br />
o las empresas no buscan ahora el<br />
total de las tierras, sino sólo aquellas<br />
que les garantic<strong>en</strong> una ganancia.<br />
En la mayoría de los casos,<br />
las empresas llegan, depredan y<br />
se van a otro lado. Los cambios<br />
<strong>en</strong> materia agraria posibilitaron a<br />
particulares invertir sin arriesgar<br />
nada y sin t<strong>en</strong>er que comprar la<br />
tierra, pudi<strong>en</strong>do t<strong>en</strong>er acceso a ella<br />
por otras modalidades. Además de<br />
la política oficial que les favorece,<br />
<strong>en</strong> ejidos y comunidades de todo<br />
el país, las empresas obti<strong>en</strong><strong>en</strong> derechos<br />
corrompi<strong>en</strong>do autoridades<br />
municipales y agrarias.<br />
Según datos del C<strong>en</strong>tro de Análisis<br />
Multidisciplinario (CAM),<br />
para febrero de 2009, de los 33.2<br />
millones de personas que se <strong>en</strong>contraban<br />
<strong>en</strong> el medio rural, solam<strong>en</strong>te
8.5 millones se <strong>en</strong>contraban ocupadas<br />
<strong>en</strong> actividades agropecuarias.<br />
Del total de la población<br />
rural, el 35 por ci<strong>en</strong>to no recibe<br />
ingreso, 24 por ci<strong>en</strong>to recibe hasta<br />
un salario mínimo, 27.9 por<br />
ci<strong>en</strong>to de uno hasta dos salarios<br />
mínimos, 7 por ci<strong>en</strong>to recibe de<br />
dos hasta cinco salarios mínimos,<br />
y sólo 6.1 por ci<strong>en</strong>to de los trabajadores<br />
agrícolas recib<strong>en</strong> un<br />
ingreso superior a cinco salarios<br />
mínimos.<br />
Con el increm<strong>en</strong>to de los<br />
productos de la canasta básica,<br />
durante los tres años de Felipe<br />
Calderón, las familias que viv<strong>en</strong><br />
del campo tuvieron una pérdida<br />
del 44 por ci<strong>en</strong>to <strong>en</strong> su poder<br />
adquisitivo y, por lo tanto, <strong>en</strong> su<br />
nivel de vida. De esta manera, el<br />
número de agricultores que no<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los ingresos necesarios<br />
para satisfacer sus necesidades<br />
mínimas, llegó a 28 millones 280<br />
mil 765 personas.<br />
Las políticas gubernam<strong>en</strong>tales,<br />
las crisis agrícolas, la baja <strong>en</strong><br />
los precios de los productos del<br />
campo y el alza <strong>en</strong> los precios de<br />
lo necesario para sembrar y cosechar,<br />
han provocado que, <strong>en</strong> los<br />
últimos seis años, la migración de<br />
las comunidades rurales rumbo<br />
a las ciudades, a los latifundios<br />
agroindustriales o al extranjero<br />
haya crecido <strong>en</strong> 41 por ci<strong>en</strong>to.<br />
Según el mismo CAM, <strong>en</strong>tre<br />
1995 y 2005, los hogares que se<br />
manti<strong>en</strong><strong>en</strong> de remesas pasaron<br />
de 600 mil a más de 4 millones.<br />
Un reporte del Banco Mundial <strong>en</strong><br />
materia de migración informa que<br />
actualm<strong>en</strong>te exist<strong>en</strong> 11.5 millones<br />
de migrantes mexicanos <strong>en</strong> el extranjero.<br />
En 2007, más de 600 mil<br />
campesinos abandonaron el campo mexicano para integrarse a difer<strong>en</strong>tes<br />
cad<strong>en</strong>as de sobreexplotación capitalista como mano de obra desplazada<br />
y precarizada, <strong>en</strong> invernaderos trasnacionales, franjas maquileras, corredores<br />
industriales, <strong>en</strong> la construcción, <strong>en</strong> los servicios o <strong>en</strong> el mercado<br />
informal.<br />
Si bi<strong>en</strong> la actual crisis ha fr<strong>en</strong>ado el proceso migratorio ante la falta<br />
de empleo <strong>en</strong> Estados Unidos y a pesar de la pérdida de 500 mil empleos<br />
<strong>en</strong> lo que va del año y del nulo crecimi<strong>en</strong>to de la economía, las remesas<br />
sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do el sostén de una parte significativa de las familias <strong>en</strong> el<br />
campo y <strong>en</strong> las ciudades. Cabe señalar que 5.9 millones de mexicanos<br />
que residían <strong>en</strong> los Estados Unidos <strong>en</strong> 2004 carecían de seguridad médica,<br />
que <strong>en</strong> el campo mexicano los casos de explotación laboral agrícola<br />
sin prestaciones va <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>to y que los ingresos de los migrantes que<br />
trabajan <strong>en</strong> el campo norteamericano se han visto disminuidos por la caída<br />
de la economía mundial. La precarización de los ingresos <strong>en</strong> forma de<br />
remesas no se queda ahí: los trabajadores agrícolas y de la construcción<br />
que laboran <strong>en</strong> el extranjero también sufr<strong>en</strong> robo a manos de empresas<br />
que se dedican al <strong>en</strong>vío de remesas.<br />
Al profundizarse la pobreza y la erosión <strong>en</strong> las comunidades y familias<br />
<strong>campesinas</strong>, también se ha increm<strong>en</strong>tado el número de tierras ejidales<br />
y comunales que han <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> cesión de derechos para su r<strong>en</strong>ta o al<br />
cambio de dominio. Qui<strong>en</strong>es más han aprovechado esta situación son<br />
las cad<strong>en</strong>as hoteleras, los núcleos agrarios que se ubican d<strong>en</strong>tro de los<br />
litorales costeros de todo el territorio nacional han sufrido los cambios<br />
más fuertes <strong>en</strong> la t<strong>en</strong><strong>en</strong>cia de la tierra. La mayoría de los ejidos y comunidades<br />
que fueron “certificados” ti<strong>en</strong><strong>en</strong> recursos turísticos, ecológicos,<br />
pesqueros y urbanos.<br />
De acuerdo a la Procuraduría Agraria, un gran número de los procesos<br />
de controversia y conflictos agrarios se conc<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> dichas comunidades,<br />
<strong>en</strong> la mayoría de los casos por el manejo o uso de recursos forestales,<br />
29
agua y tierras. Entre 1994 y 2005, el 22 por ci<strong>en</strong>to de<br />
los conflictos agrarios del país se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> contra<br />
de las sigui<strong>en</strong>tes figuras que usa el capitalismo:<br />
inmobiliarias, hoteles, c<strong>en</strong>tros recreativos, c<strong>en</strong>tros<br />
turísticos, desarrollos gubernam<strong>en</strong>tales (expropiaciones),<br />
desarrollos privados, industrias, explotación de<br />
recursos naturales y c<strong>en</strong>tros comerciales.<br />
Una característica inher<strong>en</strong>te al sistema capitalista<br />
es la destrucción del medio ambi<strong>en</strong>te, que junto con<br />
la explotación, el despojo, el desprecio y la represión<br />
son, a la vez, condiciones necesarias y resultado de<br />
su desarrollo. Es precisam<strong>en</strong>te la destrucción de la<br />
naturaleza la que ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> pie de lucha a dec<strong>en</strong>as y dec<strong>en</strong>as<br />
de comunidades, ejidos, organizaciones, colectivos<br />
e individuos def<strong>en</strong>sores de la Madre Tierra y de<br />
los derechos de los pueblos. A lo largo del recorrido<br />
de La Otra Campaña, muchos compañeros adher<strong>en</strong>tes<br />
a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona plantearon<br />
la importancia de la def<strong>en</strong>sa de la naturaleza<br />
como elem<strong>en</strong>to inseparable de la lucha anticapitalista.<br />
Nos <strong>en</strong>señaron un discurso perfectam<strong>en</strong>te articulado<br />
y muy radical, que señala exactam<strong>en</strong>te quién es el<br />
responsable de la destrucción y que, tal vez, es el que<br />
mejor describe el carácter de guerra de conquista de<br />
la etapa neoliberal del capitalismo.<br />
En todas las esquinas y rincones del <strong>México</strong> de<br />
abajo, del campo a la ciudad, se escucharon y se sigu<strong>en</strong><br />
escuchando historias de afectaciones ambi<strong>en</strong>tales.<br />
Se calcula que los daños por contaminación de la<br />
última década alcanzaron <strong>en</strong> nuestro país los 36 mil<br />
millones de dólares. La actual tasa de deforestación<br />
es de 631 mil hectáreas al año. En el caso de los manglares<br />
se calcula que se pierd<strong>en</strong> diariam<strong>en</strong>te 4.43 hectáreas<br />
de este ecosistema fundam<strong>en</strong>tal (Gre<strong>en</strong>peace<br />
<strong>México</strong>, 2009). Cada vez son m<strong>en</strong>os los manantiales<br />
de agua pura y más los mantos acuíferos contaminados,<br />
la crisis del agua ap<strong>en</strong>as comi<strong>en</strong>za y está lejos de<br />
ser dim<strong>en</strong>sionada por la estupidez de los de arriba. El<br />
gobierno da permisos y concesiones para proyectos<br />
industriales contaminantes, pisoteando la legislación,<br />
el ambi<strong>en</strong>te y la salud pública. El país se ha vuelto<br />
un basurero de desechos peligrosos y son las colonias<br />
populares y las comunidades más pobres el canal de<br />
desagüe de estas inmundicias, a tal grado que se pued<strong>en</strong><br />
<strong>en</strong>contrar pueblos <strong>en</strong>teros con epidemias y <strong>en</strong>fermedades<br />
(cáncer, malformaciones, <strong>en</strong>fermedades<br />
30<br />
gastrointestinales, etcétera). El capital convierte espacios<br />
de vida <strong>en</strong> territorios de muerte.<br />
La urbanización desord<strong>en</strong>ada y salvaje, los planes<br />
carreteros, los megaproyectos turísticos, las neohaci<strong>en</strong>das<br />
agroindustriales, la explotación minera a<br />
cielo abierto, y los nuevos proyectos de explotación<br />
petrolera avanzan a nuevas regiones, incluso d<strong>en</strong>tro<br />
de las supuestas Áreas Naturales Protegidas. La criminalización<br />
del trabajo campesino artesanal bajo la<br />
coartada de la protección ambi<strong>en</strong>tal y la represión<br />
contra def<strong>en</strong>sores de la naturaleza es el pan de cada<br />
día, mi<strong>en</strong>tras que las autoridades <strong>en</strong>cargadas de la<br />
“protección ambi<strong>en</strong>tal” son las que garantizan el saqueo<br />
y la destrucción.<br />
Los principales grupos que han recibido d<strong>en</strong>uncias<br />
p<strong>en</strong>ales por afectación a ejidos y comunidades<br />
son: clubes de golf, parques temáticos y c<strong>en</strong>tros turísticos.<br />
Las empresas hoteleras con mayores d<strong>en</strong>uncias<br />
son Hoteles Fiesta Americana, Sheraton, Hoteles<br />
Hilton, Holiday Inn, Hoteles Radisson Flamingos,<br />
Hyatt, Presid<strong>en</strong>te Intercontin<strong>en</strong>tal; estas empresas<br />
han recibido un gran número de quejas por destrucción<br />
de manglares y uso de áreas federales. También<br />
las empresas de construcción de vivi<strong>en</strong>da y las grandes<br />
empresas inmobiliarias buscan terr<strong>en</strong>os por todos<br />
lados. El ejemplo más claro es la expansión de Grupo<br />
GEO que ha multiplicado sus ingresos comprando terr<strong>en</strong>os<br />
a diez pesos el metro cuadrado y v<strong>en</strong>diéndolos<br />
<strong>en</strong> 300 o 400 pesos, siempre <strong>en</strong> contubernio con gobernadores,<br />
presid<strong>en</strong>tes municipales y demás personajes<br />
de la clase política.<br />
El papel de las organizaciones<br />
<strong>campesinas</strong> nacionales<br />
En <strong>México</strong>, el partido de Estado, que era id<strong>en</strong>tificado<br />
con el PRI, ha dado paso a lo que algunos han llamado<br />
el partido único del neoliberalismo, que abarca a<br />
toda la clase política, sin grandes difer<strong>en</strong>cias. Así, allá<br />
arriba, ser de izquierda, c<strong>en</strong>tro o derecha se elige y<br />
cotiza según el rating mediático y según el marketing<br />
de ofertas para la administración del neoliberalismo.<br />
Esta t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia ha permeado y desdibujado todos los<br />
espacios e instituciones de intermediación, legitimación<br />
e interlocución <strong>en</strong>tre dominantes y dominados,<br />
esta crisis de legitimidad se agudiza cada día más.
Las organizaciones <strong>campesinas</strong> nacionales forman<br />
parte de este <strong>en</strong>tramado político, <strong>en</strong> el que la<br />
ética ya no ti<strong>en</strong>e cabida. Se vuelve así, por ejemplo,<br />
derecho de dirig<strong>en</strong>tes y dirig<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>cabezar movimi<strong>en</strong>tos<br />
<strong>en</strong> torno a una causa justa para, a espaldas<br />
de la mayoría, sujetarlos a proyectos personales de<br />
búsqueda de poder y negociarlos para eso. Se vuelve<br />
normal que los dirig<strong>en</strong>tes sociales se conviertan<br />
<strong>en</strong> diputados, inútiles o cómplices, como parte de<br />
partidos y legislaturas que han aprobado y sigu<strong>en</strong><br />
aprobando proyectos a los que el movimi<strong>en</strong>to que<br />
dic<strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tar se opone y que, como parte de este<br />
juego, compit<strong>en</strong> <strong>en</strong> beligerancia verbal d<strong>en</strong>unciando<br />
al gobierno por no cumplir con las demandas de su<br />
movimi<strong>en</strong>to.<br />
Como lo han señalado los compañeros zapatistas,<br />
para los de arriba, la tarea de terminar lo que dejó<br />
p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te Carlos Salinas de Gortari, con su programa<br />
de “liberalismo social”, no pasa por una administración<br />
neoliberal con “mano izquierda” (como el exitoso<br />
reord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to del capitalismo <strong>en</strong> Brasil) sino por<br />
construir el nuevo modelo de Estado no-nacional (<strong>en</strong>g<strong>en</strong>dro<br />
de la guerra neoliberal) <strong>en</strong> América Latina. Se<br />
trata de un proyecto que buscaba y seguirá buscando<br />
mecanismos sólidos de intermediación y control sobre<br />
los movimi<strong>en</strong>tos sociales de forma que el Estado-<br />
Nación <strong>en</strong>tre <strong>en</strong> crisis sin que se le extrañe.<br />
Valdría la p<strong>en</strong>a <strong>en</strong>tonces revisar las estrategias<br />
priístas, algunas operadas desde la familia Salinas,<br />
para diseñar, institucionalizar y controlar a gran parte<br />
de las organizaciones <strong>campesinas</strong>, desde los años set<strong>en</strong>ta<br />
y durante los och<strong>en</strong>ta, hasta llegar a la formación<br />
del Congreso Agrario Perman<strong>en</strong>te (CAP)<br />
y al Programa Nacional de Solidaridad.<br />
Si bi<strong>en</strong> no es objeto de este texto, vemos<br />
la importancia de conocer esa parte<br />
de la historia, así como la combativa, aunque<br />
abandonada historia de algunas de<br />
ellas <strong>en</strong> la lucha por el reparto agrario <strong>en</strong><br />
bu<strong>en</strong>a parte del siglo XX.<br />
Las oficialistas y las del nuevo<br />
movimi<strong>en</strong>to campesino<br />
Entre las organizaciones <strong>campesinas</strong> nacionales<br />
<strong>en</strong>contramos, por un lado, a las<br />
agrupaciones corporativas más tradicionales, históricam<strong>en</strong>te<br />
vinculadas al PRI (ahora también vinculadas<br />
al PT o al PRD); por otro, a las que, <strong>en</strong> las últimas<br />
tres décadas, se han reivindicado como “autónomas”,<br />
“indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes”, “democráticas” o como el nuevo<br />
movimi<strong>en</strong>to campesino (también vinculadas al PRI,<br />
al PAN, al PRD, al PT o al que se deje). Casi todas<br />
se adscribieron <strong>en</strong> su mom<strong>en</strong>to al CAP, que fundara<br />
Salinas para institucionalizar organizaciones no controladas<br />
por el PRI pero que apoyaron la traición al<br />
Artículo 27 Constitucional y callaron fr<strong>en</strong>te a la firma<br />
del TLCAN.<br />
Efectivam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> mayo de 1989, por llamado<br />
de Salinas, se constituyó formalm<strong>en</strong>te el CAP con la<br />
CNC, la CCI, el CAM, la UGOCM y con algunos<br />
de los firmantes del Conv<strong>en</strong>io de Acción Unitaria<br />
de 1988, como la CIOAC, la UGOCP, la UNTA, la<br />
UNORCA, la CODUC, el M-400 Pueblos, la CCC, y<br />
la ALCANO. Para mant<strong>en</strong>er bajo control esta nueva<br />
estructura de cúpula, Salinas les <strong>en</strong>tregó muchos subsidios<br />
y cooptó a sus dirig<strong>en</strong>tes ofreciéndoles candidaturas<br />
a cargos de elección popular. Las dirig<strong>en</strong>cias<br />
<strong>campesinas</strong> se hicieron acreedoras al manejo discrecional<br />
de mucho dinero y com<strong>en</strong>zaron a aparecer <strong>en</strong><br />
las listas de candidatos a diputados plurinominales.<br />
Muchos de ellos fueron formados por el salinismo,<br />
todos asumieron la cultura priísta. Las organizaciones<br />
<strong>campesinas</strong> heredaron y reproduc<strong>en</strong> los vicios del<br />
viejo sistema de dominación.<br />
Esta cultura política se plasma <strong>en</strong> la supuesta unidad<br />
de las dirig<strong>en</strong>cias <strong>campesinas</strong> nacionales que, a<br />
finales de 2002, se agruparon bajo el lema<br />
31
“el campo no aguanta más” y construyeron una converg<strong>en</strong>cia<br />
con el conjunto de dirig<strong>en</strong>cias <strong>campesinas</strong><br />
oficialistas. Tuvieron que pasar ocho años de haberse<br />
firmado el TLCAN para que estas organizaciones com<strong>en</strong>zaran<br />
a oponerse a una parte de él; evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
,una gran movilización (la del 31 de <strong>en</strong>ero de 2003)<br />
no bastaría para revertir su capítulo agropecuario. La<br />
emerg<strong>en</strong>cia de este movimi<strong>en</strong>to campesino terminó<br />
con el famoso Acuerdo Nacional para el Campo, que<br />
únicam<strong>en</strong>te sirvió como instrum<strong>en</strong>to para dividir a<br />
las dirig<strong>en</strong>cias y para establecer cantidades de dinero<br />
asignadas a cada uno de los firmantes.<br />
32<br />
Sigui<strong>en</strong>do la lógica del todo para nosotros, nada<br />
para los demás (nada para el resto de los fruticultores,<br />
maiceros, cafetaleros, forestales, etc.) y dici<strong>en</strong>do<br />
repres<strong>en</strong>tar a los campesinos de <strong>México</strong>, <strong>en</strong> la mesa<br />
de negociación estaban personajes como Diódoro<br />
Carrasco, el <strong>en</strong>tonces priísta y ahora panista exgobernador<br />
de Oaxaca; Heladio Ramírez, líder histórico de<br />
la CNC priísta; José Narro, diputado por el PT; Alfonso<br />
Ramírez Cuéllar, líder barzonista y futuro diputado<br />
perredista; Víctor Suárez, líder de la ANEC, también<br />
futuro diputado perredista. ¿Y los campesinos?<br />
Cinco años después, a 15 años de la firma del<br />
TLCAN y <strong>en</strong> el año de la liberación total de su capítulo<br />
agropecuario, muchas de estas organizaciones volvieron<br />
a esc<strong>en</strong>ificar una movilización. Poco antes de que<br />
su líder Víctor Quintana se declarara perseguido político<br />
y fuese diputado por el PAN, el Fr<strong>en</strong>te Democrático<br />
Campesino de Chihuahua que <strong>en</strong> 2003 se manifestó <strong>en</strong><br />
uno de los pu<strong>en</strong>tes fronterizos de Ciudad Juárez, lo<br />
hizo otra vez <strong>en</strong> 2008 declarando que se trataba<br />
del “nuevo ya basta campesino”. Vale la p<strong>en</strong>a<br />
preguntarnos, ¿realm<strong>en</strong>te se están confrontando<br />
a las políticas neoliberales o se trata de<br />
estrategias para acceder a espacios de negociación<br />
con el poder? ¿Esos campesinos de<br />
Chihuahua irán realm<strong>en</strong>te a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse de<br />
manera directa fr<strong>en</strong>te a la siembra de maíz<br />
transgénico como lo han declarado?<br />
El Partido del Trabajo, creación de la<br />
familia Salinas, que, como lo ha señalado<br />
Sergio Rodríguez Lascano, ahora reagrupa<br />
a g<strong>en</strong>te como Adolfo Orive, qui<strong>en</strong> trabajó<br />
“bajo el mando de Raúl Salinas padre y, sin<br />
romper el cordón umbilical, bajo el ‘p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to’<br />
del presid<strong>en</strong>te Mao […] y que sirvió al<br />
PRI para desarticular el proceso de insurg<strong>en</strong>cia<br />
sindical <strong>en</strong> los años 70 y el de reorganización campesina<br />
de los años och<strong>en</strong>ta [...] Orive fue el teórico<br />
de la nueva cultura laboral, maestro de Francisco<br />
Hernández Juárez y de Alberto Anaya y, desde<br />
luego, de todos los que se reclaman<br />
del nuevo movimi<strong>en</strong>to campesino, es<br />
decir: Hugo Andrés Araujo, una bu<strong>en</strong>a<br />
parte de las Uniones de ejidos y de la<br />
UNORCA. Organizador de la masacre<br />
de El Bosque lugar que él conocía a la
perfección y donde t<strong>en</strong>ía una deuda p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te con el<br />
zapatismo, que le quitó lo fundam<strong>en</strong>tal de la influ<strong>en</strong>cia<br />
campesina que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> Chiapas”. Es desde el mismo<br />
PT que se ti<strong>en</strong>e secuestrada a la CNPA, organización<br />
que <strong>en</strong> los set<strong>en</strong>ta com<strong>en</strong>zó, desde la combativa lucha<br />
por la tierra, a transformar el esquema de las c<strong>en</strong>trales<br />
y ligas <strong>campesinas</strong> al de las redes de organizaciones<br />
regionales, y que fue tratada a punta de pistola por el<br />
gobierno de Luis Echeverría.<br />
Desde el mismo gobierno de Luis Echeverría,<br />
se promovieron otras figuras asociativas, como las<br />
uniones de ejidos o las asociaciones rurales de interés<br />
colectivo (ARIC), que durante los años och<strong>en</strong>ta<br />
tuvieron un papel importante <strong>en</strong> la “apropiación del<br />
proceso productivo” (la introducción de insumos y<br />
maquinaria agrícolas para el desarrollo de proyectos<br />
agropecuarios o la participación <strong>en</strong> la operación de<br />
sistemas de abasto rural como Conasupo). Este nuevo<br />
esquema de organizaciones <strong>campesinas</strong> gestoras ante<br />
el Estado fue cobijado, <strong>en</strong> gran medida, como estrategia<br />
gubernam<strong>en</strong>tal para contrarrestar la lucha por la<br />
tierra. Muchas de ellas empezaron a hablar del fin del<br />
reparto agrario. Actualm<strong>en</strong>te estas figuras asociativas<br />
ya no aportan gran cosa <strong>en</strong> sus regiones, son organismos<br />
cli<strong>en</strong>telares que viv<strong>en</strong> de jinetear recursos de<br />
programas de gobierno, filtrando la llegada directa de<br />
los mismos a las comunidades.<br />
Entre las organizaciones priístas tradicionales<br />
destaca la Confederación Nacional Campesina<br />
(CNC) concebida como brazo agrario del PRI. Hoy<br />
<strong>en</strong> día, más que una organización social se trata de<br />
grupos de poder que operan desde el campo, sus líderes<br />
reclaman cuotas d<strong>en</strong>tro de los partidos a cambio<br />
del “voto campesino”. En su recomposición, la CNC<br />
ha ido quedando bajo el control de los caciques estatales.<br />
Este tipo de organizaciones sigu<strong>en</strong> existi<strong>en</strong>do<br />
únicam<strong>en</strong>te como instrum<strong>en</strong>tos de control, pues los<br />
mecanismos institucionales de mediación <strong>en</strong>tre sus<br />
afiliados y el Estado se han ido diluy<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el mar<br />
neoliberal. Es bajo esta lógica que los gobiernos les<br />
sigu<strong>en</strong> asignando recursos: para mant<strong>en</strong>er cli<strong>en</strong>telas y<br />
para operar programas estratégicos. En el nuevo arreglo<br />
no-nacional, las organizaciones <strong>campesinas</strong> empiezan<br />
a adquirir nuevas funciones: la CNC monsantista,<br />
por ejemplo, está jugado un papel estratégico <strong>en</strong><br />
la imposición del maíz transgénico.<br />
Gestionando la destrucción<br />
del campo mexicano<br />
Los dirig<strong>en</strong>tes de las organizaciones <strong>campesinas</strong>, hoy<br />
confrontados <strong>en</strong>tre ellos, han mostrado que su pelea<br />
es por ver quién junta más cli<strong>en</strong>tela <strong>en</strong>tre los campesinos<br />
pobres. Su “gestión” es la búsqueda de las mejores<br />
migajas del presupuesto para el campo, y para<br />
ganarlas no dudan <strong>en</strong> introducir a las comunidades<br />
programas de gobierno que buscan la destrucción del<br />
ejido, de la economía y agricultura <strong>campesinas</strong> y de<br />
los tejidos comunitarios. Los recursos que las organizaciones<br />
recib<strong>en</strong> de esos programas son usados para<br />
crear, mant<strong>en</strong>er o ampliar cli<strong>en</strong>telas. A fin de cu<strong>en</strong>tas<br />
coyotean los subsidios al campo para mant<strong>en</strong>erse<br />
como dirig<strong>en</strong>cias regionales y nacionales y, desde ahí,<br />
negociar puestos, presupuestos y posiciones políticas<br />
y, con ello, sueldos, oficinas, camionetas, gasolina,<br />
despachos técnicos, asesores, secretarias, hoteles de<br />
paso, table dance, borracheras.<br />
Este esquema de gestión no modifica el rumbo<br />
ni la forma de los programas que desde arriba se impon<strong>en</strong>,<br />
sí permite, <strong>en</strong> cambio, pres<strong>en</strong>tar un discurso<br />
“incluy<strong>en</strong>te”, progresista, que dice dejar <strong>en</strong> manos<br />
de las organizaciones sociales la promoción del desarrollo.<br />
Es por eso que cuando muchas de estas organizaciones<br />
reivindican su “autonomía”, vale la p<strong>en</strong>a<br />
preguntarse ¿ante quién reclaman autonomía?, ¿ante<br />
la política de Estado, ante los partidos políticos o ante<br />
los propios campesinos?<br />
Entre estas dirig<strong>en</strong>cias <strong>campesinas</strong> abundan<br />
las contradicciones. Por nombrar tan sólo algunas,<br />
<strong>en</strong>contramos que las mismas organizaciones que<br />
<strong>en</strong> 1992 negociaron la reforma al Artículo 27 de la<br />
Constitución, con Carlos Salinas de Gortari <strong>en</strong> una<br />
reunión <strong>en</strong> Los Pinos, y que 10 años después se movilizaban<br />
bajo la consigna “el campo no aguanta más”,<br />
nunca tocaron el tema de la contrarreforma salinista.<br />
Es más, muchas de estas organizaciones han hablado<br />
desde hace años del “fin del reparto agrario”. Sin<br />
embargo cuando se pres<strong>en</strong>tan como parte del movimi<strong>en</strong>to<br />
internacional Vía Campesina dic<strong>en</strong> luchar <strong>en</strong><br />
torno a la campaña mundial por la reforma agraria<br />
(dic<strong>en</strong> ir de la mano de movimi<strong>en</strong>tos como el de los<br />
Sin Tierra, que <strong>en</strong> Brasil ha ocupado una superficie de<br />
tierras equival<strong>en</strong>te a la superficie de Italia).<br />
33
En el extremo de las contradicciones <strong>en</strong>contramos<br />
organizaciones como la ORCAO, que coordina<br />
la UNORCA estatal <strong>en</strong> Chiapas. La primera ha pasado<br />
de ser una organización que <strong>en</strong> 1994 recuperó tierras<br />
junto con los zapatistas a una organización vinculada<br />
al gobierno de Sabines, con grupos paramilitares <strong>en</strong>quistados<br />
y que es usada para agredir bases de apoyo<br />
zapatistas, colaborando con la Procuraduría Agraria<br />
y organizaciones como la OPDDIC <strong>en</strong> estrategias de<br />
contrainsurg<strong>en</strong>cia y despojo de tierras. La agresión<br />
de la ORCAO contra bases de apoyo zapatistas <strong>en</strong><br />
el predio de Bosque Bonito, mi<strong>en</strong>tras se celebraba el<br />
Festival Mundial de la Digna Rabia <strong>en</strong> San Cristóbal<br />
de Las Casas, evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te fue algo bi<strong>en</strong> programado<br />
por su dirig<strong>en</strong>cia.<br />
En la última década, la política oficial ha tratado<br />
de aniquilar al ejido, a tal grado que esa palabra ha<br />
sido borrada del discurso oficial. La parcelación del<br />
ejido ha dado paso al control individual de cada ejidatario<br />
y, <strong>en</strong> muchos casos, también del comunero.<br />
Ahora todos los subsidios y los “apoyos” se <strong>en</strong>tregan<br />
mediante listas que excluy<strong>en</strong> y condicionan, y que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />
por objetivo desgarrar los tejidos comunitarios.<br />
El discurso oficial distingue “productores” y<br />
“pobres”. Cuando los trabajadores del campo no son<br />
“competitivos” pasan a la categoría de “pobres”, cond<strong>en</strong>ados<br />
a las limosnas del Estado. Los “apoyos” también<br />
llegan de manera individualizada, imponi<strong>en</strong>do<br />
criterios culturales y alim<strong>en</strong>ticios aj<strong>en</strong>os a los pueblos.<br />
Los operadores regionales de estos programas ofrec<strong>en</strong><br />
“proyectos”, “apoyos” o “servicios” a ciertas personas<br />
<strong>en</strong> particular, a espaldas de las asambleas y las autoridades<br />
de los pueblos. Al adaptarse a las nuevas reglas<br />
del juego que impone el gobierno, las dirig<strong>en</strong>cias de las<br />
organizaciones <strong>campesinas</strong> van dejando atrás cualquier<br />
proyecto autónomo que pudiera dar cabida a todos los<br />
campesinos que dic<strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tar.<br />
Los perversos presupuestos para el campo son usados<br />
con fines estratégicos por el capital: la destrucción<br />
de los lazos comunitarios, la imposición de paquetes<br />
tecnológicos, la conversión de cultivos (bajo el <strong>en</strong>gaño<br />
de su supuesta r<strong>en</strong>tabilidad), la imposición de criterios<br />
de conservación, certificaciones y otros mecanismos<br />
que buscan sacar el control territorial de los pueblos<br />
y comunidades son ejemplos claros. Además, la mayor<br />
parte de presupuestos para Procampo, ProArbol<br />
34<br />
o esquemas de subsidios inyectados bajo el tramposo<br />
concepto de pago por servicios ambi<strong>en</strong>tales, son secuestrados<br />
por unos cuantos agroindustriales y capos<br />
del agrobussines, pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a la clase política. Las<br />
grandes cantidades de dinero inyectadas al campo y<br />
que serán manejadas desde los estados buscan inútilm<strong>en</strong>te<br />
administrar y controlar la crisis social desde los<br />
feudos estatales, regionales o municipales, <strong>en</strong> un año<br />
de gran importancia electoral para los de arriba.<br />
De la lucha por la tierra a la resist<strong>en</strong>cia,<br />
de la resist<strong>en</strong>cia a la construcción<br />
de alternativas<br />
Para los pueblos indios de <strong>México</strong>, de América y del<br />
Mundo, la tierra es la madre, la vida, la memoria y el reposo<br />
de nuestros anteriores, la casa de nuestra cultura y nuestro<br />
modo. La tierra es nuestra id<strong>en</strong>tidad. En ella, por ella y para<br />
ella somos. Sin ella morimos, aunque vivamos todavía.<br />
La tierra para nosotros no es sólo el suelo que pisamos,<br />
sembramos y sobre el cual crec<strong>en</strong> nuestros desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. La<br />
tierra es también el aire que, hecho vi<strong>en</strong>to, baja y sube por<br />
nuestras montañas; el agua que los manantiales, ríos, lagunas<br />
y lluvias vida se hac<strong>en</strong> <strong>en</strong> nuestras siembras; los árboles<br />
y bosques que fruto y sombra nac<strong>en</strong>; los pájaros que bailan<br />
<strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>to y <strong>en</strong> las ramas cantan; los animales que con<br />
nosotros crec<strong>en</strong>, viv<strong>en</strong> y alim<strong>en</strong>tan. La tierra es todo lo que<br />
vivimos y morimos.<br />
La tierra no nos pert<strong>en</strong>ece, pert<strong>en</strong>ecemos a ella. Hemos<br />
recibido el trabajo de ser sus guardianes, de cuidarla, de<br />
protegerla, así como ella nos ha cuidado y protegido <strong>en</strong> estos<br />
515 años de dolor y resist<strong>en</strong>cia.<br />
(Su b c o m a n d a n t e In S u r g e n t e ma r c o S,<br />
am a d o r He r n á n d e z, l a d I S p u ta p o r l a t I e r r a. 1999).<br />
En <strong>México</strong> muchos pueblos y organizaciones indias,<br />
desde los años set<strong>en</strong>ta, com<strong>en</strong>zaron a fortalecer y reconstruir<br />
formas de gobierno y de def<strong>en</strong>sa integral<br />
de sus territorios, a través de distintos procesos autogestivos,<br />
a contracorri<strong>en</strong>te de las políticas del Estado<br />
mexicano. El movimi<strong>en</strong>to zapatista, como proceso de<br />
los pueblos rebeldes de Chiapas y como pu<strong>en</strong>te para<br />
la palabra <strong>en</strong> <strong>México</strong> y <strong>en</strong> el mundo, pronto se <strong>en</strong>contró<br />
con esa parte rebelde del movimi<strong>en</strong>to indíg<strong>en</strong>a,<br />
de manera importante durante los diálogos de San<br />
Andrés Sacamch´<strong>en</strong> de los Pobres y posteriorm<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> la construcción del Congreso Nacional Indíg<strong>en</strong>a,
la casa de los pueblos indios de <strong>México</strong>. Ese pu<strong>en</strong>te<br />
de la palabra fue más allá y com<strong>en</strong>zó a tejer lazos con<br />
difer<strong>en</strong>tes movimi<strong>en</strong>tos anticapitalistas <strong>en</strong> el mundo,<br />
así como la solidaridad de la llamada sociedad civil.<br />
Con el levantami<strong>en</strong>to zapatista se inició <strong>en</strong> Chiapas<br />
una verdadera revolución agraria: grandes cantidades<br />
de tierras pasaron de manos de finqueros a manos de<br />
campesinos indíg<strong>en</strong>as. A contracorri<strong>en</strong>te de las reformas<br />
al Artículo 27 se des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>aron recuperaciones<br />
y ocupaciones masivas de tierras por parte de muchas<br />
organizaciones <strong>campesinas</strong>. Desde <strong>en</strong>tonces, el manejo<br />
gubernam<strong>en</strong>tal de la propiedad de las tierras se<br />
convirtió <strong>en</strong> pieza clave de la contrainsurg<strong>en</strong>cia. Junto<br />
con la ocupación militar de los territorios indíg<strong>en</strong>as,<br />
los ataques paramilitares, los decretos expropiatorios,<br />
la “regularización” de tierras, los desalojos viol<strong>en</strong>tos y<br />
los programas de gobierno han sido estrategias de una<br />
guerra contra las comunidades <strong>en</strong> resist<strong>en</strong>cia que no se<br />
ha det<strong>en</strong>ido desde febrero de 1995. Hoy, dieciséis años<br />
después de aquella decisión de 1994, l@s compañer@s<br />
zapatistas sigu<strong>en</strong> construy<strong>en</strong>do su autonomía.<br />
La recuperación de tierras y la propia experi<strong>en</strong>cia<br />
zapatista permitieron la construcción de territorios,<br />
gobiernos y procesos autonómicos, con avances significativos<br />
<strong>en</strong> gobierno, justicia, salud, educación,<br />
vivi<strong>en</strong>da, alim<strong>en</strong>tación, agroecología, participación<br />
de las mujeres, comercialización, comunicación,<br />
cultura e información. Y lo han logrado sin especialistas,<br />
sin aquellos que se dic<strong>en</strong> ser profesionales<br />
de la política, ni aquellos que se dic<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er la<br />
verdad de la autonomía. Las comunidades zapatistas<br />
tomaron el control de sus destinos y pasaron de ser<br />
peones a ser dueños de sus tierras, trabajarlas y vivir<br />
colectivam<strong>en</strong>te de ellas. Con ese esfuerzo han demostrado<br />
que sí hay otros caminos al capitalismo. El<br />
suyo… es uno de ellos.<br />
La comandancia zapatista ha explicado el camino<br />
de la autonomía de la sigui<strong>en</strong>te manera: “nosotros no<br />
t<strong>en</strong>emos manual, cada zona va buscando su forma de<br />
cómo crecer… nuestros errores es la que construye.<br />
Si cometemos errores construimos, si no cometemos<br />
errores quiere decir que no andamos bi<strong>en</strong>. Porque nosotros<br />
decimos que no hay excel<strong>en</strong>cia aquí, los dieces<br />
no exist<strong>en</strong>… lo hacemos <strong>en</strong> colectivo todos juntos,<br />
para gobernar y construir con la práctica”. Esa práctica<br />
mostró que la base para la construcción de la autonomía<br />
es la recuperación de la tierra y el territorio. El<br />
T<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Coronel Insurg<strong>en</strong>te Moisés lo ha expresado<br />
de la sigui<strong>en</strong>te manera: “La tierra donde están ahora<br />
los compañeros es propiedad de ellos y ellas, la recuperamos.<br />
Descubrimos que para ir destruy<strong>en</strong>do a los<br />
capitalistas, es hacernos dueños de donde trabajamos,<br />
porque así funciona el capitalismo… Ahora los compañeros<br />
y compañeras de los pueblos zapatistas, que ya<br />
son dueños del medio de producción donde trabajan,<br />
que es la tierra, ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> construido otras cosas para<br />
el propio pueblo, como son: escuelas autónomas zapatistas,<br />
clínicas zapatistas, bodegas de compras y v<strong>en</strong>tas<br />
de producción… Sin la recuperación de los medios de<br />
producción, no estaríamos como estamos ahora”.<br />
Uno de los apr<strong>en</strong>dizajes que nos deja el proceso<br />
zapatista es que es importante resistir, pero también<br />
es importante construir el mundo que queremos aquí<br />
y ahora. En su práctica, l@s compañer@s han puesto<br />
de cabeza al capital, han apr<strong>en</strong>dido que la capacidad<br />
de determinarse políticam<strong>en</strong>te también ti<strong>en</strong>e que ser<br />
expropiada, su mandar obedeci<strong>en</strong>do pone fin al político<br />
profesional, y la propiedad colectiva de sus territorios<br />
pone fin al capitalista-empresario-finquero.<br />
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Un arcoiris de todos los colores<br />
En los recorridos de la Comisión Sexta por el <strong>México</strong> de abajo, conocimos<br />
resist<strong>en</strong>cias de campesinos, de pescadores, de pueblos indios que<br />
son un ejemplo de dignidad y de lucha por la def<strong>en</strong>sa de la tierra y de los<br />
territorios. Conocimos muchos individuos, colectivos y organizaciones<br />
que acompañan esas resist<strong>en</strong>cias, que hac<strong>en</strong> investigación, d<strong>en</strong>uncia, difusión,<br />
lucha legal, y que caminan junto con ellas hacia la construcción<br />
de alternativas. También conocimos organizaciones de colonos y de g<strong>en</strong>te<br />
de las ciudades que luchan por def<strong>en</strong>der sus espacios de vida.<br />
Desde el lejano norte, cada vez más cercano, el del wixárika, el del<br />
yaqui, el del mayo-yoreme, el del comca´ac, el del pima, el del kumiai,<br />
el del kiliwa, el del cucapá, el del rarámuri, el de l@s trabajador@s de<br />
la maquila y de las organizaciones de migrantes <strong>en</strong> ambos lados de la<br />
frontera, el de los campesinos sin tierra o <strong>en</strong> proceso de ser despojados de<br />
ella, hasta los pueblos mayas del sur, los rebeldes de las siete regiones de<br />
Oaxaca, los pueblos indios de Guerrero que construy<strong>en</strong> formas propias<br />
de justicia, los pueblos nahuas de la costa michoacana y de la Huasteca<br />
que dan pasos importantes <strong>en</strong> la recuperación y def<strong>en</strong>sa de su pueblo y de<br />
sus territorios ancestrales, la palabra pudo volar alto y lejos llegó. El esfuerzo<br />
del CNI que camina <strong>en</strong> su región C<strong>en</strong>tro-Pacífico y <strong>en</strong> el Noroeste<br />
convocó, junto con la Comisión Sexta del EZLN, a los pueblos indios de<br />
América a la histórica reunión de Vícam.<br />
En todas las esquinas y rincones de este país conocimos muchas resist<strong>en</strong>cias<br />
que desde las milpas y las economías <strong>campesinas</strong> se levantan, y<br />
cómo se articulan <strong>en</strong> la def<strong>en</strong>sa del maíz desde las milpas, las comunidades,<br />
desde las regiones con otras organizaciones del campo y de la ciudad.<br />
Conocimos luchas civiles por la def<strong>en</strong>sa del medio ambi<strong>en</strong>te, experi<strong>en</strong>cias<br />
de mercados alternativos, grupos de ci<strong>en</strong>tíficos comprometidos con<br />
la sociedad, comunidades afectadas que se organizan por la def<strong>en</strong>sa de sus<br />
espacios de vida. Grupos ecologistas, comunidades pescadoras, pueblos<br />
indios defi<strong>en</strong>d<strong>en</strong> los litorales y su derecho histórico a trabajar <strong>en</strong> el mar y<br />
<strong>en</strong> las lagunas, desde la p<strong>en</strong>ínsula de Yucatán hasta la Baja California.<br />
Ese arcoiris de luchas ambi<strong>en</strong>tales, además de convocar a la def<strong>en</strong>sa<br />
de la Madre Tierra y de la vida, ha abierto v<strong>en</strong>tanas hacia la construcción<br />
de alternativas reales. La riqueza de experi<strong>en</strong>cias autónomas <strong>en</strong> el<br />
<strong>México</strong> de abajo muestra que es posible construir otra cosa.<br />
Los zapatistas han platicado cómo apr<strong>en</strong>dieron a confiar <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>te,<br />
<strong>en</strong> los pueblos. Por su experi<strong>en</strong>cia ahora sabemos que los pueblos no<br />
necesitan quiénes los dirijan, que pued<strong>en</strong> levantar sus propias estructuras<br />
para luchar y construir. Que pued<strong>en</strong> tomar <strong>en</strong> sus manos sus destinos, y<br />
que lo pued<strong>en</strong> hacer mejor que los gobiernos que se impon<strong>en</strong> desde otro<br />
lado. Es por eso que no nos debe preocupar la dirección del movimi<strong>en</strong>to.<br />
Lo que ahora nos debe preocupar es el rumbo y el destino, lo que nos<br />
defina, nuestros modos. Lo que nos debe preocupar es que el mundo que<br />
vaya a parir nuestra rabia no se parezca al que hoy padecemos. <br />
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