ABRIR VOLUMEN I - Biblioteca de la Universidad Complutense ...

objetos suntuarios, plata y joyas) y rentas (censos, juros y
acciones), aunque hemos incluido los of icios
5 y la industria —
escasa, sólo un caso de los estudiados— dentro de los bienes
raíces. Igualmente, hemos incluido una partida porcentual con el
dinero en efectivo y las deudas tanto privadas como públicas6 —en
la medida en que eran dinero que se cobraría en efectivo— al
igual que el dinero que se debía de las rentas agrarias entre los
bienes muebles. Finalmente, en el concepto de varios hemos metido
las cantidades dadas a familiares y a los hijos bien en concepto
de dote o como cantidades entregadas a cuenta de las “legítimas”
antes de la partición de bienes, o de gastos invertidos en su
formación y estudios
A la tasación total de los bienes inventariados no le hemos
descontado las frecuentes bajes (pago del funeral, gastos por
enfermedad, misas y responsos por el alma, mandas testamentarias,
deudas y censos en contra de la hacienda y devolución o deducción
de dotes6) que sufrían las fortunas para dejar la cantidad
líquida partible entre los herederos (a veces muy exigua), bajas
y deudas que heredaban los hijos, y que estaban obligados a
liquidar y para lo que se asignaban partidas de bienes libres.
En ocasiones las bajas dejaban un saldo negativo’, y en buen
número de casos rebajaba la cantidad partible a casi la mitad (o
menos) del cuerpo de bienes inventariado, lo que demuestran el
nivel de endeudamiento de muchos regidores al final de su vida
~ Como tales eran concebidos en el Antiguo Régimen.
E Somos conscientes de la relatividad y complejidad a la hora de definir esta
partida, algunas deudas de particulares -los denominados créditos o efectoseran
en el fondo préstamos con interés encubiertos.
‘ Partidas que podian componerse de dinero en efectivo la mayoría de las veces
pero no siempre ya que, especialmente en la composición de las dotes de las
hijas, aparecen bienes muebles, rentas e incluso inmuebles.
• Claro que las dotes, en caso de haber fallecido la madre, se incluían entre
los bienes partibles para los hijos, y si ésta aún vivía se le reintegraba,
aunque a su muerte pasaría a los hijos.
‘ Es el caso de la partición de bienes de D. Pedro de Loaysa, cuyo cuerpo de
hacienda era de 145.341 reales 4 mrs y las bajas ascendían a 157.661 reales
y 22 mrs, claro que, sólo la dote de su mujer, ascendía a 117.211 rs 8 mrs.
A.H.P.M. Protocolo 15.749, fois 286 r-421 r.
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