REAL ACADEMIA DE BUENAS LETRAS DE BARCELONA

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merosa familia que cifraba en él su apoyo, y aguerrido en las
tristes realidades de la vida, cximióse de los locos devaneos
51 de los dolores luctuosos que agitan á tantas existencias
juveniles, y conservaba un no sé yue de candoroso. Aun-
que retraído de la sociedad, su nombre era muy popular y
querido de Barcelona, especialmente entre la juventud que
le reconocía como su jefe de escuela.))
Ved ahí ahora lo que de Piferrer como literato escribe el
- , P. Blanco Garcitt en la obra citada.. «Pi£errer enarboló la
bandera del espirit~ualisrilo cristiano, y abarcó en vasta y comprensiva
mirada el conjunto cle las Bellas Artes, al cual Ilevaha
la elevación la originalidad que su excelso compatriota
Balmes desplegó en el terreno de las ciencias sociales y
políticas. 41ma cnarnorada cle la helleza ideal, de la que tuvo
hambre y secl insaciables, y á cuyo culto coilsagró iervorosamente
los días de iina existencia que imitó á la de las flores
en lo brillante y eil lo fugaz; inteligcncia altísima aliada con
un corsxón donde latia una fibra para cada sentiniicnto generoso
y puro, Piferrer cslaba tallado para iniciar una gran res-
'tauración, cuyo bosyuejo se col~iiiihra en sus esc.ritos. Los
primeros voliirnenes-cl de Mallorca y partedel 2." de Cataluna-de
los Recuerclos y Belleans de Espnlici anuncian
al arqiieólogo ronlántico que vive en comunicación inmediata
con la Naturaleza y con la Historia, interpretando su lenguaje
con palal~ras que tienen inucho del ritmo poético, del colorido
pictórico y dc la nota musical: la Colección. c¿e clúsicos
espctñoles es un modeio apesar de sus modestisimas apariencias,
y los Estrsdios de critica liaccn cle Piferrer iin cligno
precursor cle Milá y Fontiinals, que ocupó el puesto $e su
llorado amigo en las col~~mnas del Dir:~i.io de Barcelona'..»
Con ocasión de hablar en el no~ahilisinio prblogo con que
ilustró laedición de las obras de Quadrado, de cómo nació
en la mente de Parcerisa la idea de los Reci.~erdos ZJ belle-