Antología de Cuentos 2011 - Enufmorelia.edu.mx
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ANTOLOGÍA DE CUENTOS<br />
La plática le provocaba a la joven más y más interés por el Padre<br />
Salvador y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ese día parecía que por fin le agradaba uno<br />
<strong>de</strong> esos sacerdotes que tanto odiaba.<br />
Felipe les pidió se encargaran <strong>de</strong> Salvador, mientras se adaptaba<br />
al pueblo, por lo que su madre <strong>de</strong> inmediato se ofreció a llevarle<br />
<strong>de</strong> comer y ayudarlo en todo lo que pudiera.<br />
La rutina era la misma: Ireri y su madre salían a llevarle la comida<br />
al padre, incluso a veces <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> misa asistía toda la familia a<br />
comer con él. Los días se convirtieron en semanas y las semanas<br />
en meses, la confianza entre la familia y el Padre Salvador había<br />
crecido, pero al mismo tiempo un sentimiento había surgido en<br />
Ireri, que cada vez podía ocultar menos.<br />
Durante las visitas a la iglesia y las reuniones con el cura, Ireri no<br />
podía hacer otra cosa que mirarlo, y pensar que lo que sentía era<br />
algo prohibido, malvado, terrible, pero si era todo esto, por qué<br />
motivo no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pensarlo y sentirlo, por qué motivo cada<br />
noche pensaba en él, por qué atesoraba y pedía que no terminara<br />
cada instante que pasaba a su lado, aunque sólo fuera eso: un<br />
breve instante.<br />
Un domingo, mientras escuchaba el sermón <strong>de</strong>l Padre Salvador,<br />
la joven llegó a una conclusión: podía seguir esperando cada<br />
día a que el amor que sentía por él <strong>de</strong>sapareciera o expresar<br />
sus sentimientos, aunque con ello significara ser excomulgada o<br />
incluso la llevara al fuego eterno.<br />
Esa tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comida, Ireri se quedó lavando los<br />
trastes <strong>de</strong> la forma más lenta que pudo hacerlo, esperando que no<br />
hubiera nadie en la casa, más que ellos dos. En ese instante, se dio<br />
cuenta que era el momento para <strong>de</strong>cir todo lo que sentía, ahora<br />
lo que le atormentaba era qué iba a pensar él cuando le <strong>de</strong>clarara<br />
su amor. Y si <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese minuto no quería volver a saber <strong>de</strong> ella,<br />
si la odiaría para siempre por pensar esas cosas, pero había algo<br />
que le inquietaba aún más, y si aceptaba, qué iba a pasar <strong>de</strong>spués.<br />
Cuando llegaron a la puerta y se acercaba para <strong>de</strong>spedirse <strong>de</strong> él, lo<br />
miró a los ojos y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella sintió un impulso que la acercó al