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Descansen en paz nuestras queridas hermanas
HNA. PERPETUA DE JESÚS HERNÁNDEZ APARICIO
Provincia Virgen de la Esperanza
“Sólo desde la entrega de la vida en el servicio, desde la muerte del grano de
trigo, se germina y transforma la humanidad en una mesa de pan abundante,
cocido en el fuego de la Resurrección”. Así recordamos hoy a nuestra hermana
Perpetua, así la han recordado muchas hermanas que han pasado por la Casa
de Acogida de Madrid, en estos últimos años, así la recuerdan muchas de las
hermanas que compartieron la vida con ella en Ávila, Montevideo, Buenos Aires,
Rocha, Asunción, Coronel Oviedo, Ciudad Rodrigo, Dueñas, Madrid-Casa
Provincial, Telde, Madrid-Casa de Acogida y Madrid-Jesús Maestro.
Nuestra hermana Perpetua entró en la Compañía a los 42 años. Su vocación
fue temprana, pero su deseo y compromiso de atender y cuidar a su padre, hasta
su muerte, le hizo posponer su decisión. Expresaba, por ello, con su vida y su palabra,
el mismo sentimiento de la Santa: Recuperad, Dios mío, el tiempo perdido
con darme gracia en el presente y porvenir, para que parezca delante de Vos con
vestiduras de bodas, pues si queréis podéis.
Estaba llena de contrastes, como todo lo humano, fruto de su historia personal
y de los dones recibidos: Capacidad de relación, atención a las necesidades
de los demás, disponibilidad para el servicio, detalle en sus labores y mucha
capacidad de resolución y de adaptación a lo que iba ofreciéndole su larga vida.
Vivió entregada y agradecida por su vocación en la Compañía. Fue una mujer
muy comunitaria. Su interés por las personas y el deseo de participación y comunicación,
le hacían ser conocida y querida por familias, alumnos, profesores
y personal de los colegios-
Era una mujer piadosa, le gustaba compartir en la oración, de modo sencillo,
y desde el corazón. Con mucha vitalidad y agradecimiento por los largos años
que Dios le concedió, daba especial significación al salmo 138, releído desde la
fidelidad de Dios con ella:
“Señor, hoy examinas mi corazón, lo conoces en toda su verdad.
Hoy sabes lo que yo siento, me conoces a fondo.
Sabes mi historia, hoy está ante ti mi vida entera: mis pensamientos, mis sentimientos,
las palabras de mi boca y mis acciones todas.
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