1 Ocasión - Ministerio Cristiano Cimiento Estable

Él no tenía sólo vivido delante del como el Cordero de Dios en
Su humildad divina; Él les expuso, que "El Hijo del Hombre no
vino para ser servido, pero para servir";
"Estoy entre vosotros como aquel que sirve." Él lavó los pies
de los discípulos y les dijo para seguir Su ejemplo. Y todo eso
fue de poco provecho.
En la Santa Cena aún hubo contienda cuanto la cual de ellos
sería el mayor.
Ellos intentaron muchas veces aprender Sus lecciones, y
firmemente se propusieron no ofenderlo nuevamente. Pero
todo fue aparentemente vano.
Eso debería enseñarnos la lección más necesaria de que
ninguna instrucción exterior, ninguna percepción de la belleza
de la humildad, por más profundiza que sea; ninguna decisión
personal o esfuerzo, por más sincero y serio que sea, puede
expulsar el mal del orgullo.
Tenemos nuestro orgullo que vino de otro, de Adán; y nuestra
humildad también viene de Otro.
Nuestro orgullo nos gobierna con su muy terrible poder,
porque esa es nuestra propia naturaleza.
La humildad tiene que ser nuestra de la misma manera; ella
tiene que ser nuestro propio ser, nuestra propia naturaleza.
Col 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y
amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia;
Php 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús,
La forma efectiva de matar al orgullo es a través del poder del
Espíritu
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