Pachacamac - Markham College

Joaquín Leguía, Director Ejecutivo de ANIA.
Joaquín Leguía y ANIA
Por: Carla Grados y Adriana Mendoza
Joaquín Leguía visitó el colegio
Markham para dar una inspiradora charla
que trató sobre el significado de ser una
persona completa; en la que definió la coherencia
y promovió una cultura de amor y
armonía con la naturaleza. Él es el Director
Ejecutivo de la Asociación para la Niñez y
su Ambiente (ANIA), una organización sin
fines de lucro que promueve la conciencia
medio ambiental en niños al motivarlos a
cuidar de su propia tierra, ya sea un metro
cuadro o una maceta. Conozca más acerca
de su programa “Tierra de Niños” en www.
mundodeania.org.
¿Cómo te motivaste a empezar ANIA?
Cuando era niño, yo tenía un jardín
grande, pero era muy lindo y había un
muro grande también. Detrás de éste, había
un terreno, como una selva: nadie lo cuida-
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ba. Y yo, a los 5 años, entré y dije: “‘Wow’,
este es mi sitio.” Desarrollé una afectividad
muy fuerte con ese espacio, el que me
permitió soñar, crecer y fantasear. Cuando
cumplí nueve años, mi mamá me llevó a la
Amazonía, a Yarinacocha, y mirando por la
ventanita del avión pronto vi en esa al-fombra
verde y en esos ríos de chocolate que
la cruzan a ¡Mi jardín! Con el tiempo, me di
cuenta que el espíritu de mi jardincito pasó
a vivir en mí.
Nos hablaste de muchos problemas
que había en el mundo, y también mencionaste
la frustración, ¿De qué manera
podemos manejar esa frustración o la impotencia
de, quizás, no poder hacer mucho?
Uno, yo soy una persona como cualquiera,
y a veces uno cree que no puede, porque
Los presentes, gracias al carisma de Joaquín,
rieron mucho y se mantuvieron interesados.
R O U N D S Q U A R E
nos han enseñado que la palabra “imposible”
es el final del camino, pero cuando te lo
propones bien adentro y comienzas a sentir
y a escuchar, dices: NO, imposible, es para
mí el comienzo del camino. Nos han enseñado
que no podemos, que dependemos de
una autoridad. Yo me di cuenta de que no
es así cuando, después de todo lo que me
han enseñado en el colegio, en Yale, ahora
en el “Economic Forum”, comienzo a creer
más en lo que no sé que en todo lo que
me han enseñado, porque lo primero está
llevando al mundo en este rumbo equivocado.
La cultura de amor es un modo de
vida donde es clarísimo que somos uno con
toda la vida en el planeta y lo que nosotros
hagamos al mundo, nos lo hacemos a nosotros
mismos.
Yo logré lo que me propuse porque he
superado el miedo. Éste nos lo han clavado
desde chiquitos por todos lados. Y a veces
uno escucha eso en su corazón ante lo que
quiere hacer y el primer pensamiento es:
“¡Uy, no!”. La clave es superar el temor, y
la única forma de hacerlo es con amor. Esa
es la coherencia. Para eso hay que tener mucho
valor, porque nadie te lo va a reconocer.
Ese va a ser el puente que nos ayude a
cambiar una cultura de temor a una cultura
de amor.
¿Y ANIA se trata justamente de eso,
de entregar terrenos a los niños para que
crezcan libres de tanta influencia de los
medios, iglesia…?
ANIA lo que está haciendo es contar
con un indicador que valore el aporte de
esa población de menores de dieciocho y
mayores de sesenta y cinco a la sociedad
con cualquier pedacito de tierra, ya sea una
maceta de manera individual o un metro de
tierra en donde críen la vida y la naturaleza.
Con eso van a ser reconocidos porque es-